Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

«Nuestra última voluntad» por Syo Kurusu Love Love kokoro

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Espero y sea de su agrado. Esta historia también está en wattpad.

Pareja:

MidoTaka.

Notas del capitulo:

Gracias por leer, espero y les guste.

Trate de hacerlo referente al día de muertos, espero les agrade.


~One-shot~

¿Porqué me ignoras? No te entiendo. Hasta hace poco estábamos bien, ¿no? ¿Qué hice para merecer esto? ¿Acaso no te das cuenta de que me lastimas? Ya no puedo con tu indiferencia.
—¿Por qué...?
—...
—¡Maldición! ¡Al menos mirame!
—... Ya no sé que hacer.
—Por favor, sólo hablemos. Yo tampoco soporto estar así contigo.
—... Entiendo lo que me dicen todos, pero... No es tan fácil.
—¿Lo que te dicen? ¿De qué hablas?
—Perdón. En verdad lo lamento. Desearía poder superarlo, pero no puedo...
—¿Superar que?
—¡Aghhh! ¡Ya basta! ¡Me haces sentir como un idiota! ¡Me siento tan culpable! ¡No sabes cuanto te-!
Tus palabras fueron cortadas bruscamente por un llanto desgarrador y te dejaste caer en el suelo. En verdad, no entiendo que te pasa. Quisiera que por lo menos respondieras lo que te pregunto. Me duele verte así.
Entre tu fuerte llanto, gritaste con evidente impotencia, sorprendiéndome.
—¡Maldición! ¡¿Por qué?!
Tu llanto se volvió más sonoro. Enserio me preocupas... Decidí agacharme y abrazarte, pero parecía no importarte y comenzaste a suprimir tus gritos y tu llanto. Tu cuerpo temblaba, aunque no sé si fuera por tu impotencia o porque intentabas guardar tu coraje.
—Quisiera que me dejaras escucharte.
Tras decir eso, te levantaste de golpe, haciendo que yo cayera y sin siquiera mirarme, te fuiste a nuestra habitación sin decir nada. Intenté alcanzarte para poder hablar, pero me cerraste la puerta en la cara y pusiste el seguro. Era evidente tu enojo.
—¡Al menos dejame entrar! ¡También es mi cuarto!
Tu respuesta fue un cruel silencio que invadió mis tímpanos. Opté por no decir más y me quedé sentado frente a la puerta de el cuarto, esperando que te compadecieras de mí, pero no fue así.
No sé en que momento caí dormido, pero tus gritos en la noche hicieron que me despertara exaltado.
—¡¿Qué pasa?! ¡Abre la puerta!
Nuevamente comenzaste a llorar y seguías ignorándome.
—¡Abre me!
—¡Ya basta! ¡Esto es-!
Un golpe sonó en la habitación, creo que rompiste el espejo. Abriste la puerta de golpe y me sobresalté. Te quedaste parado en el marco, viendo a la cocina.
—¿Qué tienes? Me preocupas.
Estuve a punto de tocarte, pero chasqueaste la lengua y te fuiste rápidamente.
Ya me dolía la espalda, así que me metí a la cama, aprovechando tu ausencia. Cuando entraste al cuarto, te me quedaste viendo y unas lágrimas cayeron de tus ojos, pero sólo te limpiaste y te acostaste en tu lado sin decirme nada. Bueno, supongo que algo es algo.
Finalmente amaneció y tú ya no estabas a mi lado, así que fui a buscarte. Estabas preparando el desayuno.
—Lo siento. Hoy me tocaba hacerlo y me quedé dormido.
Cuando te vi el rostro, parecías abatido y molesto, así que retrocedí un poco para no agobiarte.
—Prometo que no volverá a pasar.
—...
Ignoraste mis comentarios y te sentaste a comer. Joder, sé que estás molesto, pero al menos también dame del desayuno.
—¡Idiota!
Me fui del comedor, pero tú hiciste como si ni siquiera te importara. ¿Cuándo te volviste tan frío conmigo?
Pasó un rato y escuché que entraste al cuarto que siempre ha estado vacio. ¿Qué harás? Fui a ver, pero ya habías cerrado la puerta y sólo se veía una tenue luz de vela. Me fui resignado al sofá, hasta que te vi salir de aquel lugar que cerraste para que posiblemente yo no entrara. Te pusiste tu abrigo y caminaste hasta la puerta. Ya te ibas, así que fui a despedirme. Al menos yo no quiero estar molesto, si me escondías eso, sería por algo y pues ya después desayunaré.
—¿Ya te vas...?
Te pusiste tus zapatos, tomaste tus cosas y volteaste a verme, dejaste salir un leve suspiro de cansancio e hiciste una leve reverencia.
—... M-Me voy. Vuelvo en la noche.
Ahí estás de nuevo. Tus ojos llorosos y tu voz a punto de quebrarse. Si al menos me dijeras que te pasa, podría ayudarte, pero sé que no lo harás.
—Que te vaya bien.
Me acerqué para darte un beso, pero te quitaste y saliste sin más, haciéndome caer. No entiendo, ¿acaso es mi presencia lo que te pone de mal humor?
Tienes que creerme, ya no sé que hacer. Me duele que me trates así. Finalmente llegaste a casa, así que fui a recibirte.
—Ya llegué.
Tu voz tan apagada...
—Bienvenido.
Intenté hablar, pero sólo salió un susurro. Noté un ramo de rosas en tus manos. Tal vez te lo había dado algún paciente, no sé. Pasaste de largo y fuiste de nuevo a ese lugar solitario, donde nuevamente sólo pude vislumbrar la luz de una vela. Me acerqué un poco al escucharte hablar y logré distinguir algunas cosas que decías.
—Por favor, debes ayudarme a seguir.
—*¿Con quién hablas?*
—Te extraño demasiado.
—*¡¿Quién es?!*
—Quisiera verte pronto.
—*¿Qué significa esto?*
Mi garganta tenía un nudo y mi estómago dolía. ¿Con quién hablas?
—No sabes cuánto... Te amo.
Eso me hizo sentir fatal y me dejé caer de rodillas. Escuché un golpe tras de mí, pero no le di importancia y comencé a llorar, ahogando mi llanto al cubrir mi boca. Tú saliste de aquel lugar y ni siquiera te dignaste en verme, mientras estaba tirado en el suelo, llorando.
—¿Qué pasó? Esto estaba bien acomodado.
Recogisté la jarra rota, el marco de nuestra foto estrellado y fuiste a abrir la puerta.
Eran Kuroko y los demás, pero yo no quería que vieran mi rostro lloroso, así que me fui a encerrar. Hablaron un rato y escuché un poco.
—Luego volveremos a verlo. Cuídate mucho y procura no hacerlo enojar, tal vez por eso haz estado viendo sombras en la casa.
—Sí. Tendré cuidado.
Han pasado dos semanas y sigues sin hablarme, realmente me irrita. No comprendo que te pasa, aún ahora haz despertado todas las noches, llorando a gritos y me preocupas. He intentado no perder la paciencia, pero ya fue suficiente.
—... Sabes que te amo, pero ya he tenido suficiente.
—Ya no soporto esto...
—¿De qué hablas? El que no lo soporta, soy yo. Me tratas como basura y-
—Tal vez... Debería terminar con todo esto y ya.
—¿Q-Qué haz dicho?
—Lo siento mucho...
Comenzaste a llorar y yo me quedé petrificado, seguía sin creer tu declaración. ¿Terminar con todo esto?... No sé porqué, pero empecé a llorar, mientras me reía.
—¿T-Terminar?
Mi voz sonaba “burlona", pero la verdad es que me rompía poco a poco.
—...
—¡Contestame!
—Lo siento mucho.
—Eres un idiota...
Me fui corriendo a nuestro cuarto y escuché que te ibas a ir, así que me salí antes y esperé a que salieras para poderte seguir. Caminaste un rato y te detuviste en una florería. Llevabas un ramo de gardenias blancas.
—Espero se alegre...
Nuevamente esa mirada perdida, como si estuvieras perdido, solo y destrozado. ¿Qué te pasa?
Caminaste hasta llegar a un cementerio. Dios, ¿acaso alguien falleció? ¿Qué ocurrió? ¿Por qué no me lo dijiste? Un nudo se formó en mi garganta y algunas lágrimas invadieron mis ojos. Algo andaba mal, me sentía pésimo. Había algo en este lugar, que me decía que debería volver, pero mi maldita curiosidad fue mayor y te seguí hasta aquella lapida. Yo seguí escondido tras un árbol, mientras veía tus acciones, sin hacer ruido, pero estabas en un ángulo que no me permitía ver la inscripción de la lapida.
—Te extraño demasiado. Me ha sido difícil seguir sin ti.
—*¿Quién será?*
Tu voz se quebraba cada vez más, y una presión incrementaba en mi pecho, haciéndome difícil el poder respirar.
—Te traje tus flores favoritas, ¿recuerdas? L-Las orquídeas blancas.
Te inclinaste un poco más y depositaste las flores en el florero junto a la lápida, mientras te dejaste caer de rodillas y comenzaste a susurrar. No pude más y lloré realmente fuerte, no puedo creer que no me notaras. Estuviste así un rato y después te reincorporaste.
—Gracias por todo lo que vivimos juntos... E-Eres la única persona que he amado en toda mi vida.
—*¿Q-Qué?*
—Pronto nos veremos, así que... Esta es la última vez que te visitaré en este lugar.
¿Qué demonios dices?... ¿Acaso piensas sui-suicidarte? Me dejé caer de rodillas y te vi partir. Pasó un rato y me acerqué a aquella lápida, pero mi pecho recibió una presión mayor y mi espíritu se rompió, haciéndome llorar como nunca.
—¿Q-Qué significa esto? No es posible. Debe ser una broma. Esto tiene que estar mal. Debo estar soñando, ¿por eso es que estás así?
Mi shock era demasiado y cuando finalmente reaccioné, corrí a casa. Ahí estabas de nuevo con la mirada perdida, sentado en el sofá. Lo lamento mucho... Soy un imbécil.
Anocheció y fuiste a dormir. Nuevamente me ignorabas, pero ya no iba a insistir. Me coloqué a tu lado y caí dormido. Me desperté a las cinco de la mañana y ahí estabas tú, dormido. Parecías tener una pesadilla, así que acaricié tu cabeza con delicadeza y parecías estar más tranquilo, así que intenté “hablar" contigo.
—¿Sabes? Últimamente me siento más débil. Tal vez sea porque me la paso llorando. No lo sé.
—...
—Eres tan vulnerable después de todo, ¿eh? ¿Quién lo diría?
—...
Aquella noche no lloraste y eso me hizo muy feliz, al parecer mi calor te calmaba. Eso me gusta. Comenzaste a despertar y yo estaba viendo fijamente tu rostro, mientras acariciaba tu rostro.
—No hagas ninguna tontería. Recuerda que te amo.
Te retorciste un poco y abriste tus ojos, te veías realmente adormilado.
—¿E-Eres t-tú?
Tus ojos se rizaron y al cerrarlos cayó una lágrima, comenzaste a limpiar tus ojos rápidamente y volteaste a verme de nuevo.
—N-No comprendo.
Te aferraste a las sábanas y comenzaste a llorar.
—Así que una tontería, ¿eh?
—¿M-Me hizo caso?
—No haré tonterías. Lo prometo. Te amo demasiado.
Ha pasado una semana y casi no sales de casa.
—No sé si me escuches, pero... Creo que ya me iré de casa. Perdón por dejarte solo.
Comenzaste a toser y escupiste sangre, así que me asuste.
—Así que ya casi llego a mi límite, ¿eh?
Entraste a aquel cuarto y cerraste, de nuevo sólo pude ver la luz de una vela. Comenzaste a orar y poco después saliste, pero antes de cerrar susurraste algo con aparente felicidad.
—Hasta... Pronto.
Haz ido a dormir, así que fui a tu lado y me quedé viendote, pasó un rato y comenzaste a escupir sangre como loco, por lo ciál corrí por algo de agua y trapos, pero no encontré nada y al volver estabas todo pálido, recostado, tosiendo con mayor lentitud. Tenías nuestra foto ente tus manos y una leve sonrisa en tu rostro, cuando me acerqué a tocarte, tu pulso desapareció, pero sentí que me abrazaste por la espalda.
—Al fin te veo de nuevo.
Tu voz llorosa, tu calor, tu ser tocándome. Comencé a llorar y me giré para abrazarte, finalmente te podía sentir de nuevo.
—Te extrañé.
—Y yo a ti, nanodayo.
Nos besamos y después de eso...
---------------------------------------------- ----------------------------------------------

~FLASH BACK~

—¿Sabes? Si muriera antes de ti... Me gustaría poder estar a tu lado hasta tu muerte.
—Takao. Eso suena muy tétrico, nanodayo.
—¿Ehh? A mí me gustaría verte antes de morir o que seas quien me llevé.
—A mí también, pero lo dices de un modo tan-
Te interrumpí con un beso y me aparté ruborizado.
—E-Es una promesa.
Soltaste una pequeña risa burlona y me abrazaste.
—Contigo no se puede.
—¿Ahh?
Me acercaste más y susurraste a mi oído.
—Es una promesa.
—T-Te amo.
—Y yo a ti, nanodayo.
Me diste un beso y después te fuiste al trabajo, ¿quién diría que aquella tarde sufriría un accidente de coche que me haría morir en el acto, no?

~FIN DEL FLASH BACK~

A veces creo que fue irónico que aquella promesa que hicimos se cumplió, aunque me hace muy feliz...
¿Qué noté aquella vez en la lápida que me hizo no volverte a insistir? Fácil... Aquella lápida tenía mi nombre...
“Takao Kazunari.
(21 de Noviembre de 19XX- 1 de Noviembre del 20XX)
27 años."
Aún ahora, sigo sin entender que ocurrió o porqué estuve a tu lado todo ese tiempo, pero me hizo feliz el poder haberte visto el día que dejaste la Tierra y haberme ido contigo.
—¡Takao! ¡Ven, nanodayo!
Sonreí y fui a tu lado, mientras te abrazaba.
—Te amo.
—Nanodayo.
Me diste un beso y me tomaste de la mano, haciéndome caminar.
Aún me parece un sueño el que estemos en el cielo, pero así son las cosas, ¿no lo crees?
A veces creo que aquello fue... «nuestra última voluntad».

Notas finales:

Gracias por haber leído, espero les haya gustado y me dejen saber que opinan.

Hasta otra.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).