Era de noche de luna llena, que recordaba con dulzura como sus cuerpos se acababan de encontrar se reconocían, se exploraban y se memorizaban, la excitación del momento hicieron que olvidaran lo que había en el exterior afuera de esas puertas, donde amarse como lo hacían estaba mal, para la sociedad y que moralmente se caratulaba inmoral…La infidelidad…
Otra vez se despertaba resaltado y sudado, teniendo ese tipo de sueño húmedo, su excitación en su punto culmine, dolía, no solo su hombría sino, el pensar en el que hubiera pasado, tratando de borrar esos pensamiento de su mente se levantó y fue por una ducha, en la habitación inundaba un agradable aroma a desayuno y agradable me refiero a nada agradable; seguramente Hinata volvió a quemar las tostadas y el café este espeso como petróleo, Dios deseaba tanto el ramen instantáneo como desayuno de nuevo.
Ser Hokage es lo más cansador que me ha pasado ‘ttebayo, quiero volver a las misiones, a la acción, a él, pero sé que no se puede, si solo…Bien a desayunar, espero que Shikamaru me llame antes por alguna “urgencia” no está en mis planes morir de intoxicación.
-Bueno días Naruto- Me decía mi “amable” esposa.
-Buenos días Hinata, ¿Y los chicos?- le pregunte mientras la observaba preparando la mesa.
-Boruto en la academia, la pequeña durmiendo, iré a despertarla para que desayune- Dios Shikamaru apúrate.
Y como arte de magia tocan la puerta, me levanto lo más natural posible, que no se note mi desesperación y abro la puerta y hay esta él mi perdición personificada.
-Kakashi- sensei- digo sorprendido
-Vamos Naruto, hace mucho que deje de ser tu sensei- Me dice con su ojito arqueado, lo que se interpreta como una sonrisa bajo su máscara.
-Emm si... y... ¿Qué hace usted aquí? ¿Sucedió algo importante?- pregunte lo primero que se me vino a la cabeza, si señores, soy más que torpe.
-Si Shikamaru dio parte de enfermo y pidió por mí, y llego una carta de urgencia para usted Hokage-sama- La típica escusa de Shikamaru usa para sacarme de casa. Siento mis mejillas arder por apelativo que uso, demonios contrólate Naruto no eres una colegiala.
-No me llames así Hatake, solo Naruto- Le contesto ofendido y haciendo énfasis en su apellido, sé que le molesta.
-Vale pero no me llames por mi apellido, Naruto- Lo dice tan sensual, cálmate Naruto, cálmate, respira, recuerda solo respira y ya.
-¿Kakashi-san?- Hinata aparece detrás de mí sorprendida por la visita.
-Sí, está cubriendo a Shikamaru que enfermo, bueno, debo irme, me llaman con urgencia, nos vemos Hinata- Le saludo con un rápido beso en los labios, que ella ni siquiera corresponde, y me retiro lo más rápido que puedo.
Todo el transcurro hasta la oficina fue en un completo silencio, algo incómodo, bueno por mi parte, una vez que llegamos nos pusimos a trabajar, ¡Dios este hombre es peor que Shika! No me deja descansar y el solo hay leyendo su estúpido libro, flojo como siempre. Se levanta y va por mas papeles, no puedo evitar que mis ojos se desvíen a su trasero, recorrer su espalda y sus brazos bajo ese uniforme, sé que es hombre y que estoy casado y con familia pero mis ojos solo viajan, tan encimado estaba en mis pensamiento que no me doy cuenta que se da vuelta lentamente y mis ojos no se posan ya en su trasero sino en su…ya saben. Y el carraspea me sobresalto y lo miro a los ojos. Bien Naruto, saca tu gran lado de actuación ahora o muere.
-¿Disculpa me decías?- Le pregunto con mi mejor cara de desconcierto y confunción, el solo me mira. Di algo.
-Hay cosas que no cambian- Dice con una risa atorada en su garganta, produciendo una melodía y vibración exquisita – Estos son los nuevos documentos que llegaron, pertenecen a la misión que has enviado al escuadrón encabezado por Kiba, ya sabes que tienes que hacer.
-Si así es- Le respondo lo más serio que puedo, ya que me cofunde su actitud, su presencia.
Así transcurre el tiempo hasta que cae la noche, y le imploro a Kakashi- sensei que me deje ir. Y solamente me mira fijamente, es incómodo y me callo, pero mi gran bocota tuvo que hacer acto de presencia.
-¿Tengo algo Kakashi-sensei?- Su mirada se oscureció.
-Te he dicho que no me llames “sensei” Naruto- su voz suena ronca, Dios autocontrol – ¿Sabes Naruto?, Te ves apetecible con la ropa de Hokage, me gustaría arrancártela y hacerte gritar mi nombre- Quede pasmado, solo quieto con los ojos abiertos y saboreando sus labios, dulce y amargo, una combinación única.