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28 días como humano. por Strach

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Notas del fanfic:

Lobo-Hombre

Autor:Boris Vian

Título de la edición original: Le loup-garou

Traducción del francés: J. B. Alique

Licencia editorial para Círculo de Lectores

por cortesía de Tusquets Editores

© Ursula Vian

© Christian Bourgois Editeur, 1970

 

Lobo-Hombre es un volumen que recoge trece cuentos escritos por Boris Vian en los años de la postguerra europea, entre 1945 y 1952. El cuento principal es Lobo-Hombre.

Posteriormente fue adaptado como una canción por la banda La Unión con el título: Lobo hombre en París.

Notas del capitulo:

Me basé tanto en el cuento como en el ritmo de la canción pues la disfruto mucho y como iba escuchándola se me ocurrió que podía hacer una versión propia del cuento de Boris Vian.


 


Es verdad que me basé en algunas cosas el cuento y también tengo alguna que otra cita de diferentes actores que, porsupuesto, dejaré las referencias al final del capítulo.


 


ESTO ES IMPORTANTE:


Antes que nada, quiero aclarar unas cuantas cosas: este es un fic basado en un cuento, no es una copia ni mucho menos, sólo es una versión,  tributo, como se le quiera ver, cambié los nombres, reescribí las situaciones y por supuesto alargué el cuento. Arriba en créditos dejé la información por si gustan ir a darle una leída al cuento original y comprobar que no es un plagio. Por eso no lo pondré el originales.


 


Importante: el lobo se convertirá por humano los primeros 28 días seguidos.


 


Otra cosa es que decidí cambiar el nombre de “Denise” que es el nombre original del lobo, así como otros nombres de cosas o calles donde suceden las situaciones.


 


Por último, les recomiendo escuchar la canción: Lobo hombre en parís – La Unión.


 


Bien, dicho esto, espero que sigan disfruten y comenten este fic. <3 :)

Primera Luna.

 

El Forêt La Faux Confort1 no estaba lejos de París, todo lo contrario, se podía llegar de la misma ciudad hasta sus afueras en un lapso de 40 minutos para los más aventurados que decidían ir en bicicleta, aunque las personas que iban al hermoso bosque casi siempre lo hacían en coche.

 

Tal vez es por esa razón que uno de los mayores entretenimientos de aquél lobo joven, era observar desde la comodidad de un arbusto escondido y lejano, la cantidad de carros de todos los colores que se acercaban a merodear por el lugar y también los humanos que podía observar, bajaban de estos para aventurarse aunque no muy lejos pues entrar en el bosque profundo pocas veces significaba salir con vida y los humanos lo sabían bien, es por ello que no se alejaban demasiado de “sus manadas” y sólo se quedaban en la orilla apenas recorriendo unos cuantos árboles sin llegar a la parte donde la niebla regía.

 

Pero este era “entretenimiento” que a veces dejaba cansado al joven lobo, así que sin excederse de tiempo observando a los humanos como para ponerse en peligro, se iba por ahí a intentar buscar algo de comer, cosa que le resultaba bastante difícil pues era algo “selecto” con lo que se metía a la boca, además su historia era graciosa, pues tenía recuerdos que desde muy joven fue rechazado porque el sabor de la carne no era de su agrado, él prefería flores, hongos y de vez en cuando, masticar una que otra hierba mala.

 

Además, estaba la leche que a veces sigilosamente robaba de los camiones que se quedaban varados en medio de la carretera. No es que le agradara su sabor, si no que la necesitaba para sobrevivir al invierno que se iba acercando cada vez más rápido.

 

 

 

Sí, despreciado por su propia raza, aunque de vez en cuando se encontraba con una que otra manada que lo evitaban o lo ignoraban pues no representaba un gran peligro y la verdad es que él vivía bien de ese modo, pasando desapercibido, estaba bien mientras lo dejaran tranquilo

Y ese era un día más en su vida, un día sin muchas complicaciones además de ir a buscar comida, agua y merodear por ahí espiando humanos, su pasatiempo favorito después de coleccionar cosas que a estos se les olvidaban.

 

------

 

Adentrada en lo profundo del bosque, una cueva pequeña era su guarida, nunca había tenido problemas dentro de ella y rara vez llegaban otros animales a molestar, aunque a veces en la inmensidad de aquella morada se sentía solo, sin embargo para evitar tener pensamientos tristes se ponía a jugar con cuanta cosa se había encontrado en el camino y que ahora adornaban su cueva.
Entre ellas tenía las partes viejas que se le habían caído a algún carro o ropa que habían olvidado los humanos que entre juego y juego, él terminaba por masticar de más.

 

 

A veces le daba risa recordar el origen de aquellos trapos de colores arrinconados con cuidado en su cueva, pues provenían de algunos de esos días donde sin poder dormir, salía a ver si había humanos cerca, así que iba hasta las orillas del bosque lo más lejos y sigiloso que podía ser y se quedaba en algún lugar donde su negro pelaje se perdiera con la oscuridad de la noche y veía que escondidos entre los arbustos, había humanos jóvenes (adolescentes) que intentaban “procrear”. Así que él tomaba la ropa que le parecía más lejos de ellos y cerca de él, entonces se abalanzaba por ella y al hacer el ruido propio como si cazara a una presa, sacaba de la concentración a lo humanos que salían despavoridos, huyendo del lobo. Mientras que este sólo quería la ropa y por qué no, de vez en cuando asustar a las personas pues le causaba risa y era de lo más divertido.

 

 

Y así pasaba día tras día…

 

 

-------

 

Cierta noche de agosto, día que hacía poco frío y de esos donde una vez más, el joven lobo no conciliaba el sueño, se aventuró entre la noche para ver si había alguna pareja que pudiera molestar como tantas veces lo había hecho antes.

 

Era una hermosa y apacible noche de luna llena y en efecto, ahí a unos metros frente a él, se encontraba una pareja que no reconoció como alguna otra que ya hubiese estado antes. Así que se colocó en posición para saltar por un vestido rosa que veía cerca de su alcance.

 

Mientras tanto, el hombre que poseía con fervor a la mujer, le echó una mirada a los arbustos donde logró distinguir dos puntos que brillaban con un rojo intenso y antes de que pudiera darse cuenta, el lobo saltó sobre ellos, cayendo justo al lado del vestido rosa de Linnette y tomándolo casi fugazmente desapareciendo entre los arbustos.

 

 

La mujer horrorizada se paró de inmediato y escapó, lo que causó una furia tremenda en aquél hombre, pues le había costado días de trabajo convencer aquella camarera de acompañarlo al bosque.

 

Y viendo su conquista arruinada, el hombre corrió detrás del joven lobo quien esa noche había tenido la mala suerte de interrumpir al “Gran Mago del Siam”. El mago alcanzó al lobo y con furia lo arrastró hasta él, el lobo intentó defenderse, pero no quería lastimar al mago, sin embargo, cuando se decidió a embestirlo, el hombre sin más le dio una fuertísima mordida justo arriba de su pata.

 

Se escuchó un tremendo aullido por todo el bosque.

 

 

-------

 

 

Esa madrugada, regresó a su cueva con su pata terriblemente lastimada, pero el dolor era tal que no podía moverse y decidió buscar alguna hierba que lo curase cuando saliera el sol.

 

Ya mucho después al pasar los días, su pata fue mejorando lenta y notoriamente, ya podía caminar sin tener que cojear, y también podía moverse con natural agilidad sin llegar a ser tan fuerte como antes.

 

Podía moverse sin muchos problemas, aunque sentía una sensación extraña que no supo entender, incluso creyó que su olor corporal había cambiado ligeramente y 28 días exactos pasados, supo la razón.

 

 

Después de un día de recolectar comida, ya cuando se estaba acercando Otoño a finales de octubre cuando comenzaban a aparecer los días que parecían lejanos, el lobo se empezó sentir extrañamente cansado y como había estado falto de sueño desde hacía una semana atrás, decidió dejar la recolecta para después e irse a su cueva a descansar.

 

Llegando ahí, comenzó a sentir escalofríos y calló rendido en medio del lugar, estaba asustado pues no sabía qué era lo que le pasaba a su cuerpo que en esos momentos sentía arder con mucha intensidad. Cerró los ojos y se concentró en lo lento que iban sus latidos, definitivamente iba a morir.

 

Se lamentó no haber comido unas cuantas flores más. Jugar un poco más. Beber un poco más. Y lentamente fue cerrando sus rojos ojos.

 

 

 

 

 

 

Segunda Luna

 

 

Se despertó justo en la maña al sentir como entraban tenues rayos de luz que apenas si le rozaban como una suave caricia.

Aun así, sentía un extraño frío que le era inusual pues se sentía ¿desnudo?...

 

Abrió poco a poco los ojos y llevó una “pata” para tallárselos, sin embargo, su sorpresa fue muda al ver que su pata ahora se asemejaba más a una “pata de humano”, mano, mejor dicho. Llevo sus dos manos a la cara y se la tocó con desesperación, no tenía pelaje. Sentía una sensación tan extraña que el miedo le estaba llegando una vez más.

 

Intentó pararse, pero sólo consiguió caer bruscamente contra el suelo, comenzó a gatear pues esa era la forma más parecida a moverse que él conocía. Tenía un pequeño espejo con aumento de un carro que hacía algunos meses chocó. Fue hasta él a gatas y lo tomó extrañamente entre sus manos, sentándose sobre sus pies en forma de reverencia.

 

La sorpresa que se llevó fue tal, que dejó caer el espejo y soltó un aullido. No mucho después guardó silencio y también se extrañó del ruido que había salido de su garganta, había sido más un grito. Esa no era su cara, ese no era su cuerpo y esa tampoco se trataba de su voz.

 

 

-Abm… unh… umm…¡Eh ammm!- salían eses ruidos extraños de su boca que no eran parecidos a los de los humanos pues era evidente que él no sabía hablar.

 

Bufó. -ammmch, ammmch- trataba de respirar despacio -ammmmch- dijo una vez más y tomó de nuevo el espejo. Se concentró mucho en lo que veía, tratando de no alterarse otra vez.

 

Tenía su piel pálida, los labios morados por el frío y observó por un buen rato que sus ojos no habían cambiado de color, eran rojos.

 

Lo que alcanzó a ver de su complexión corporal era lo pálida de su piel y que algunas partes estaban “como ramas” (delgadas). Sin embargo, tenía constitución y no era débil, aunque en ese momento pareciese muy enfermo y acabado, seguía siendo un joven lobo.

 

 

-------

 

 

Estaba temblando de frío, incluso sentía sus dientes chocar contra sí y es cuando se dio cuenta, ya no tenía pelaje en todo el cuerpo, había estado tan asustado hace algunos minutos atrás que se había olvidado por completo de su negro y hermoso pelaje.

 

Vio la capa de pelo tirada en el piso y sintió lágrimas escurrirle por la mejilla, los ojos se le hicieron por completo vidriosos. Adoraba su pelaje y ahora ya no lo tenía, en cambió ahora estaba desnudo, tenía frío y era… humano.

 

Se quedó otro rato más tiritando y llorando en posición fetal abrazando sus nuevas piernas, pues había encontrado esa postura muy cómoda y protectora. Además de tristeza, también lloraba por coraje pues incluso el llanto tenía un sonido irreconocible para él y no podía parar. Odiaba su voz, lo odiaba todo.

 

 

¿Qué haría ahora?

 

 

Bien, se había cansado de llorar cuando el frío fue más insoportable, se sentó tallándose los ojos sin hacerse daño, como lo hacía cuando tenía sus patas y observó la cueva para encontrar algo con que cubrirse, obviamente se arrastró hasta las ropas y en un fallido intento comenzó a colocarse uno que otro trapo mordisqueado.

 

Primero se colocó un camisón rosa, luego se puso una playera de manga larga negra y se sintió mucho mejor, pero la parte de abajo seguía desnuda, así que intento más de diez veces colocarse correctamente un pantalón de una pijama azul marino, después se colocó otra playera con hoyos por todas partes, estaba tan vieja que casi no se distinguía el color que antes posiblemente hubiese sido café. Como el pantalón se le caía y a modo de cinturón se amaró una corbata morada en su cintura y finalmente colocó un gorrito café cobre su negro y enredado cabello.

Lo había hecho tremendamente bien para alguien que nunca había usado ni ropa ni sus miembros humanos., pues había seguido como modelo la conducta humana que tantas veces había espiado. 

 

 

Ya ahora que no temblaba de frío y se había serenado, intentó pararse uno, dos, tres veces hasta que logró ponerse correctamente de pie y caminar, de nuevo, imitando lo que había visto. Cosa que no le costó tanto trabajo pues era listo y cada que daba un paso, sonreía y se felicitaba mentalmente.

 

 

Cualquier lobo en su situación se habría rendido, pero él no, porque no era “cualquier lobo”, era uno vegetariano que su manada había despreciado y abandonado a su suerte, era listo y logró sobrevivir hasta el punto de casi ser un adulto, así que no se dejaría vencer tan fácil.

 

Tenía un plan. Aprendería a caminar e iría a buscar a París al mago que le había mordido para convencerlo de convertirlo otra vez, haría lo que fuese posible y si era necesario no dudaría en utilizar la fuerza.

 

Algo en su “nuevo instinto” le decía que era peligroso salir al mundo de los humanos, pero a él no le quedaba ninguna opción, moriría si se quedaba solo en su cueva.

 

 

Entre los paseos que solía dar cuando era lobo, un día se encontró con una vieja y oxidada bicicleta que había visto montar a las personas. La habían desechado. Se le hizo la cosa más rara que había visto y decidió llevársela arrastrando hasta a su cueva y aunque le costó mucho trabajo, creyó que había valido la pena pues aparte de rara le resultaba hermosa.

 

 

Recordando esto, el ahora, lobo-hombre la sacó de su escondite y caminando al lado de ella con algo de trabajo la llevó hasta las orillas del bosque, notó que ahora el sol iluminaba todo el lugar y tragó saliva mirando hacia atrás observando su amado y solitario bosque pensando que no sabía en cuanto tiempo iba a volver o siquiera si iba a regresar. Pensó en su cueva, en sus trapos y en las partes de carro, deseando volver a jugar con estas, pero como un lobo.

 

Miró al frente decidido a irse e intento montar en bicicleta, claro que todas las veces cayó y se raspó su delicada piel, pero no dejó de intentarlo hasta que más o menos pudo maniobrar. Definitivamente era listo.

 

 

Y es así como se encaminó para buscar al mago a aquella zona inmensa, a la ciudad, a París.

 

 

 

 

 

 

Segunda Luna - Parte 2

 

Se encontraba perdido justo en medio de gran Place de la Concode totalmente maravillado, simplemente no podía cerrar la boca, la plaza era bellísima, bien cuidada, con las hermosas Fontaines de la Concorde de las que brotaba fresca agua.

 

El sol tenía una luz matutina y lejana, sin embargo la plaza estaba tan llena de gente que no se sentía fría, porque junto con el sol, la música que tocaba alguno que otro nómada, los niños jugando, el color de las frutas y verduras frescas y el olor a pan recién horneado, le hacían sentir calidez.

 

 

Porque había hecho un larguísimo camino para llegar y lo que tardaría 40 minutos se alargó hasta casi medio día. Aunque ahora que por fin había llegado, su estómago no tardó en dar señales de estar totalmente despierto, pues tenía muchísima hambre, había hecho esfuerzo y ocupado energía que no tenía así que ahora tendría que comer algo, pero ni siquiera tenía dinero, ni siquiera podía hablar bien.

 

Se acercaba a todos los puestos que veía, pero con la ropa que traía puesta la gente de inmediato dejaba de confiar en él y prestarle atención como un cliente pues su aspecto era como el de un vagabundo, además la ropa estaba sucia por todas esas veces que cayó cuando estaba montado en la bicicleta que, por cierto, unos hombres le quitaron cuando todavía no estaba ni cerca de la ciudad. Él se resistió, pero sus mordidas no funcionaron contra los puños de aquellos ladrones y terminó herido. Tres contra uno.

 

 

Al final terminó sentado toda la mañana y parte de la tarde en la fuente maldiciéndose por ser tan ingenuo y no tener un plan para esto que ahora le acontecía, tenía hambre, pronto haría frío, tenía sed y no tenía donde pasar la noche.
La única comida de su día había sido un pan entregado por una anciana que sintió pena por el joven y se acercó a regalarle un trozo. Este lo recibió con gusto y lo devoró olvidando los ingredientes, sólo tenía hambre.

 

 

 

Más tarde cuando la noche cayó y París cobró su hermosa vida nocturna, él se paró de la fuente y comenzó a caminar sin rumbo, se iba adentrando más y más en el desconocido lugar, caminando por lugares y calles peligrosas, caminó y caminó buscando un lugar dónde dormir, hasta que notó, ya entrada la noche, haber llegado a una zona bastante “comprometedora”, claro que en su inexperiencia no supo por qué había tantas mujeres hermosas y hombres alcoholizados en el lugar.

 

Estaba distraído cuando chocó con el cuerpo de un hombre bastante prominente, este volteó y le encaró por el golpe.

 

-¡Fíjate maldito idiota! – le gritó totalmente ebrio.

 

 

El lobo trató de disculparse, pero el hombre llamó a otros dos amigos y los tres lo arrinconaron en un callejón.

 

Esas caras se le hacían familiares hasta que recordó que se trataban de los mismos humanos que le habían robado su bicicleta.

 

 

No podía ser un día más cruel y sarcástico, despertó como humano, no sabía caminar, no sabe hablar, le robaron su única pertenencia material valiosa, se perdió, tenía hambre, quería dormir, la gente lo rechazó hasta más no poder, y lo golpearían de nuevo.

 

"Las miles de pruebas que tiene que pasar al humanizarse, en ese tránsito se descubre frágil y solo; le seduce todo, porque no conoce nada y como espera, cae en todas las trampas. Rodeado de mentirosos, aprende a mentir."3

 

 

-¡Bienvenido! ¡Bienvenido!- dijo el lobo-hombre, pues era lo único que sabía decir al aprenderlo ese día, porque se lo decían todo el tiempo cuando entraba a una tienda, claro que eso antes de ver que se trataba de una persona sin dinero. No sabía que significaba, pero estaba seguro de que era una palabra amable pues lo decían los comerciantes al intentar venderle algo a las personas que se aparecían por sus locales.

 

 

Los tres hombres hicieron una mueca de desconcierto y lo miraron otra vez.


-¿¡Te estás burlando de nosotros!? – gritó uno de ellos y cuando estaba a punto de darle un puñetazo fue detenido.

 

 

-¡Oigan imbéciles, esta no es su zona, lárguense de aquí! – les gritó aquél extraño sujeto.

 

 

-¡Piérdete Aaron, esta es nuestra presa!- le reclamó.

 

 

-No me importa, esta es MI zona y no habrá peleas -. En segundos el muchacho le hizo una llave al hombre y lo estrello de boca contra la pared. -LAR-GUEN-SE- les dijo una última vez.

 

 

El lobo los miró extrañado y se cohibió, ¿había llegado otro humano a pegarle, también?

 

 

Los dos hombres que quedaban se miraron entre sí y sin dudarlo, se fueron. El hombre que estaba contra la pared se soltó y escupió en las botas de aquél joven.

 

-Esta me la vas a pagar, Aaron – dijo antes de salir corriendo del callejón.

 

 

Aaron hizo una cara de asco mirando sus botas, notando que el escupitajo no había caído en ellas.

 

-Imbécil…- murmuró. Sacó una cajetilla de cigarros de su chaqueta, tomó uno se lo colocó en la boca y con un encendedor que sacó de la otra bolsa le prendió fuego, al darle una calada dio media vuelta sin notar siquiera al lobo.

 

-¡Bien…venido! – le dijo fuertemente el lobo-hombre, saliendo de su estado de miedo. Quería evitar que el otro muchacho se fuera.

 

-¿Qué dijiste? – el hombre se volteó para verlo a la cara.

 

El lobo-humano se dio cuenta que “Bienvenido” no era una palabra para esa situación e intentó decir otra, pero las palabras no le salían, no sabía cómo o qué decir.

 

-¿Eres tonto? – esperó la respuesta, sin embargo al ver que el otro no le contestaba, bufó harto y se dio media vuelta para irse.

 

 

El lobo se quedó observándolo perderse entre la gente, se sentía impotente pues presentía que aquél muchacho le había salvado, pero se sentía tan tonto que no podía comunicarse con él para darle las gracias o hacer algo para que se quedase y ahora lo había perdido.

 

 

 

-------

 

 

 

De alguna forma el pequeño lobo terminó siendo consolado por una prostituta que había confundido con lo más cercano a “una humana amable”. Desde hacía un día entero había visto vagar al muchacho de allá para acá, suplicando por algo de comer y ser corrido de tienda en tienda. Y por muy extraño que parezca, a ella se le había tentado el corazón con la extraña cara del muchacho, le parecía un rostro tan pálido que cualquiera hubiera pensado que estaba enfermo terminal, pero ella se dio cuenta que el muchachito era hermosos a pesar de su extraña palidez. Podría jurar que sus ojos eran rojos.

 

En fin, la prostituta tentada, lo llevó hasta un burdel donde la mujer que mandaba lo consideró suficientemente hermoso a como para meterlo al “negocio”, pero como era nuevo, no podría trabajar enseguida, al menos no dentro de un mes y por lo mientras, aquellas mujeres extrañamente lo cuidaron.

 

Cuando le preguntaron su nombre y después de darse cuenta que no podía hablar, trataron de explicarle lo que era un nombre y a base de que el lobo-hombre sólo contestaba con un “Oomminique”, decidieron llamarlo “Dominique”.

 

No estaban tan equivocadas, pues era verdad que Dominique no tenía un nombre humano, pero él entendía lo que significaba “nombre” y recordaba que ese sonido era parecido al que hacía cuando lo llamaba su madre a la manada, cuando estaba dentro de una.

 

Así fue como Dominique terminó en un cuarto de un quinto piso, viendo la Torre Eiffel y de vez en cuando apreciando la hermosa luna que se veía perfectamente por su inclinada ventana. Además, veía una que otra vez pasar por esa misma calle al muchacho que lo salvó en el callejón. No importa que no pudiese hablarle, con sólo mirarlo a él y a la luna le bastaba.

 

Todavía tenía planes de ir con el mago que inició su desgracia, pero antes tenía que aprender a ser un humano, así que esperaría unos días más.

 

Mientras tanto, Dominique recordaba e intentaba pronunciar el nombre de aquél sujeto.

-Aaaroon…- decía una y otra vez. 

 

 

 

 

.

Notas finales:

Oh, ESTO ES IMPORTANTE: el lobo será humano los primeros 28 días seguidos, luego sólo será humano una vez cada 28 días, pero ya verán eso.

 

 

Siempre me había preguntado porque en la canción decía “La luna llena sobre París, ha transformado en hombre a Denise”, ¿no se suponía que lo transformaría en lobo?

 

Ya un tiempo después comprendí que no es la simple historia que todos conocemos, del hombre que se transforma en lobo, sino al revés, Denise en realidad es un lobo al cual un día el destino le hace una mala jugada y termina siendo un lobo-hombre.  Después de leer el cuento, la canción toma otro sentido e incluso me llegó a sacar una que otra risa a las claras referencias que hacía.

 

Además el fic se me ocurrió un día que me acordé de la historia mientras escuchaba la canción y quise hacer mi propia versión del cuento, para nada copié y pegué. (por si las dudas) Lo reitero: arriba dejé la ficha e información para que vayan a leer el original.

 

En fin, este es el primer capítulo, espero que lo hayan disfrutado y comenten qué les pareció, si se les hizo curiosos, si ya sabían el significado o si han escuchado la canción. J

Si no lo han hecho, estaría increíble que lo hicieran. J

 

Dejaré algunas referencias:

[1] Bosque del falso Consuelo.

2 Juego de Bolos de 9 piezas.

3 Francisco Toledo, 2014, Exposición: Pinocho.

 

Hasta el próximo capítulo. <3


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