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A través de tus ojos por Aphrodita

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A través de tus ojos

 

 

Aphrodita

 

 

Dedicado muy especialmente a Artemisa_Blackmoon.

La canción, con el mismo titulo del fic, le pertenece a la Portuaria, tiene solo tres estrofas por eso prácticamente esa inexistente :D

 

One Shot:

 

La noche era agradable, la brisa despeinaba el cabello largo y lacio del joven, a su lado, otro joven rubio observaba a la pareja de enamorados más allá, escondidos en el follaje del jardín. Un suspiro escapó de la boca de Shiryu, que Hyoga a su manera supo interpretarlo.

  • Se ven bien juntos ¿No?... –Comentó el Cisne al aire.
  • Se quieren... –Contestó con desgano el Dragón, con su barbilla pegada a sus rodillas.

Con 16 años, para ellos estar solos y ver como dos de sus amigos la pasaban tan bien juntos, no era trágico ¡Era apocalíptico! El fin del mundo, y no por considerar inaceptable ese tipo de unión, ¿Quiénes eran ellos para juzgarlos? Ikki no lo había hecho cuando se entero en que andaba su otouto con el ponny ¿Por qué lo harían ellos, entonces?.

El ruso sonrió interiormente, aquella imagen de su amigo derrotado le causo gracia, pero era algo que los dos no se atrevían a hablar.

  • ¿Dónde esta Ikki?... –Investigó el pelilargo curioso.
  • No lo sé, ya sabes como es, debe andar por ahí...
  • Ya es tarde...
  • Bueno, pero sabe cuidarse solo...

Fastidioso Shiryu se acomodó la melena, y sin poder evitarlo unas palabras comprometedoras escaparon de sus labios.

  • Si sigo así moriré solo, viejo, arrugado y solo...

El rubio rompió a reír con ganas, vaya que pensaban en lo mismo.

  • A mí me preocupa ser el único virgen en el grupo, lo demás me resulta secundario... –Confesó Hyoga aun jocoso –Mínimamente pretendo eso, lo demás llegara con el tiempo.

Ante semejante confesión, el Dragón volteó lentamente su mirada, con sus ojos abiertos como plato.

  • Hyoga, que yo sea virgen, no es algo que espante al mundo, pero tu... –Le dedicó una mirada extraña.
  • ¿No me crees?
  • Solo me lo dices para no hacerme sentir mal, porque tu sabes que yo no ligo nada, a diferencia de ti que todas las chicas se te pegan como un imán...
  • Si, pero ya me ves, no tengo suerte... –Al ver que su amigo aun no le creía acotó –Cuando llego a ese punto todas se arrepientes, Shiryu... Que haya tenido aventuras no quiere decir que el pajarito encontró su nido...

El Dragón rompió a reír frente a esas palabras, a pesar de ser reservado con su vida, en ese ultimo tiempo le había contado al Cisne cosas de las que ni Seiya estaba enterado, y de las que quizás hubiese sido mejor callar.

  • Patético... –Espetó el pelilargo refiriéndose a la situación de ambos.
  • Seh...
  • Pero igual, no me importa tanto hacerlo... Aunque reconozco que quiero, pero también necesito a alguien a mi lado, me siento muy solo... –A los 16 años hablando como si la vida hubiese pasado sin más.
  • Oye, no lo tomes a mal lo que te voy a proponer... –Ya estaba, con esas palabras pronunciadas por su amigo, estaba mas que seguro.
  • ¿Qué?
  • ¿Qué opinas de?... Bueno ¿Alguna vez escuchaste hablar de "la pareja seguro"?
  • ¿Pareja seguro?... –Repitió Shiryu frunciendo su frente.
  • Sí...
  • ¿Qué es?...
  • Bueno... Una pareja seguro, tiene que ser alguien en quien tu confíes... Haces un pacto, en el caso de llegar a una determinada edad y estar solo, en donde los dos buscaran que eso se termine...
  • No entiendo... ¿Me estas proponiendo hacer un pacto? ¿Eso dices?... –Al ver que el otro asintió, el Dragón continuó, de fondo la risa del Pegasus y Shun llegó a crisparle los nervios y el no era una persona envidiosa. -¿De que nosotros dos?...
  • En el caso de que lleguemos a una edad y estemos solo --Aclaró el rubio –Que tú sigas estando sin pareja y yo también...
  • ¿Qué sigamos siendo vírgenes?
  • Ajá... –La situación, a pesar de estar llevándola él, lo puso nervioso, apoyó las palmas de su mano en la acera y estiró su cuerpo.
  • ¿A que edad?
  • No sé... ¿Te parece bien a los 20?... –Preguntó el ruso haciéndose el desinteresado.
  • No será una broma, Hyoga... –Reprochó el pelilargo comenzando a ofenderse.
  • ¡No!... –Negó el otro –¿Cómo puedes creer eso? Te estoy hablando en serio, es más... Dame tu pulsera de hilo...
  • ¿Eh?... No... –Negó Shiryu abrazando su propio brazo –Me la regalo Seiya para el día del amigo...
  • No seas así... Yo te daré a cambio la que me dio Shun... Te prometo que te la devolveré, la cuidaré...

Con algo de duda, el Dragón estiró su mano y dejó que su amigo le quitase la pulsera artesanal roja y blanca, la guardó en su pantalón e hizo lo mismo con la suya, azul y blanca.

  • Con esto sellamos el pacto, tu me la mostraras cuando cumplamos 20 años... Y si te olvidas yo te la mostrare, con esto sabremos a lo que nos referimos ¿Verdad?...
  • Creo que comprendo... –Dijo el pelilargo algo confundido --¿Y si quiero que me la devuelvas? Porque es un regalo...
  • Te la daré, pero después de nuestros cumpleaños... Si para ese entonces tenemos pareja, una chica ocupa nuestra vida o estamos bien, ya perdimos la virginidad, nos la devolvemos...

¡Dioses! Por Dionisio, que perdiesen la virginidad antes, no se imaginaban teniendo sexo entre ellos como ultima alternativa.

Esa conversación quedo atrás, y el tiempo paso, rápidamente, consiguiendo que los amigos olvidasen su pacto y la cinta en el fondo de algún cajón.

Yo puedo ver el mundo y comprender el paso de los días
Y entendernos sin palabras,
abrazando nuestro cómplice silencio.
Tu risa vuelve el tiempo más liviano y vulnerable
y pierden peso.
Las cosas del mundo son mejores
A través de tu mirada
Donde corre el agua
Donde sopla el viento

 

Hyoga por ese entonces decidió partir a Siberia, dispuesto a seguir con su entrenamiento, aunque en realidad su desapego emocional lo llevó a buscar rumbos distintos, en busca de algo que lo motivase realmente.

Ikki como siempre, ajeno a todo y a la vez involucrado, no cuestionó su repentina partida, Seiya pidió regalos cuando volviese, mientras que Shun le preguntó si realmente pensaba volver. Shiryu se mantuvo apartado de él durante ese tiempo, aunque supo disimularlo muy bien, le entristecía la partida de su amigo, quizás porque interiormente intuyó que esa partida, si bien no era por siempre, seria por muchos años.

Sin reproches, sin la desaprobación por parte de sus amigos, y con la completa indiferencia del Dragón, el Cisne dejó la Mansión, él supo que en realidad no pensaba volver, salvo que su estancia allí en Siberia lo hiciese sentir aun más solo y vacío de lo que se sentía en la Mansión, rodeado de gente que se quería y amaba, marcado por la indiferencia de alguien que le robaba suspiros y noches enteras de sueño... No, ese no era el Dragón.

Los años pasaron y con el tiempo los cuatro amigos se acostumbraron a la ausencia del ruso, el pelilargo si bien extrañaba su amistad, como se extrañaría cualquier amistad, se encontraba varias noches pensando profundamente en él, en si su amigo estaba bien, si necesitaba algo, si había conocido una chica, si estaba trabajando... Que era de su vida.

Los años pasaron y atrás quedaron todos los posibles sentimientos, que volvieron a surgir cuando Hyoga decidió volver... Pues si, en la fría Siberia solo consiguió volverlo mas frío y solitario.

Pasaron cinco años, hasta que decidió retornar al lugar que por mucho tiempo consideró su hogar. Y que sorpresa cuando esa tarde ingresó por la puerta trasera de la cocina que se encontraba sin llave.

Ikki se quedó estático, como si hubiese visto a un fantasma, a su lado Seiya, muy cerca, solo pudo sonreír y exclamar un "¡Volviste!"... El Cisne sonrió e investigó con la mirada a sus dos amigos, que en si no habían cambiado mucho, sino que tan solo habían crecido.

  • ¡Pato del demonio! ¿¡Que te hiciste en la cabeza!?... –Investigó el Phoenix risueño.

Era cierto, su cabellera por ese entonces, era ligeramente mas larga, llegando por debajo de sus hombros.

  • ¿Qué?... –Intentó decir Shun cuando el grito del Pegasus lo alertó, pero se quedó con sus palabras en su boca cuando vio a Hyoga de pie en la cocina.
  • ¡Tu Shun! ¿¡Que te hiciste en la cabeza!?... –Fue lo primero que preguntó el Cisne.
  • ¡Hyoga!... –Se alegro el ex peliverde --¡ESTAS AQUÍ!...
  • No, soy un espejismo... –Bromeó el recién llegado.
  • Deja tus cosas... –Intervino el menor de los Kido tomando el bolso de su amigo para dejarlo sobre la silla.
  • Me teñí, de negro, me queda mejor ¿Viste?... A June le agrada mi nuevo color... –Todos hablaban al mismo tiempo, alegres por la repentina aparición.

Cuando lograron tranquilizarse la conversación pertinente dio comienzo, el ruso se sentó a la mesa y Seiya se encargó de darle un refrigerio sencillo, mientras Ikki le preguntaba sobre su vida en Siberia, Shun subió los peldaños de la escalera de dos en dos, estampó la puerta de Shiryu contra la pared, dándole un semi paro cardiaco, y exclamó hablando todo rápido y seguido:

  • ¡HyogaestaaquillegohoybajacuantoantesteestamosesperandoapurateHyogaestaaqui!¡¿Puedescreerlo!?

Y sin mas el pequeño conejo se fue como llegó, como tiro... El Dragón comenzaba a despertarse y a pesar de que no entendió una sola palabra de lo que Andrómeda dijo, solo escuchó un nombre: Hyoga.

Estiró sus sabanas para que cayeran al suelo y con pereza se puso de pie, caminó en ropa interior hasta la escalera y se quedó atento, hasta que reconoció un timbre distinto de voz, ahí cayó en la cuenta: ¡Hyoga había regresado! Su corazón latió aceleradamente, amenazándolo con escaparse de lugar, fue al baño y se encerró allí, ¿Qué estaba pasando?.

Mientras tanto Shun bajó de nuevo a la cocina, alegre como el solo sabía estar, y se unió a la conversación. Hyoga respondió todas y cada una de las preguntas en la medida que pudo responderlas, observando la extraña situación, pues el Pegasus por momento se apegaba mucho al peliazul ¿Qué onda? ¿Se había perdido de algo en ese tiempo? Vaya que si... Un pálido Dragón bajó las escaleras y saludo al recién llegado susurrando un:

  • Hyoga... –Cargado de extraños sentimientos, el estómago del pelilargo experimento un cosquilleo inusual.
  • Shiryu... –Correspondió el rubio observando bajo el marco de la puerta a su cambiado amigo, con su pelo algo recortado a la altura de sus hombros un poco mas abajo y más largo que el de él, y muy seductoramente unos anteojos de marco negro y fino que el dueño de dichos anteojos acomodó mejor, bajando al paso su vista al suelo. --Que cambiado estas... –Fue lo único que pudo decir.
  • Tu también... –Dijo Shiryu con voz parca y mirada seria, caminó hasta la heladera y buscó un poco de jugo.

El silencio dominó el lugar, un silencio un tanto incomodo, que se colaba por cada azulejo de la cocina... Es que el Dragón no supo que más decir, y eso a Hyoga lo desconcertó, pues acaso ¿No le alegraba su vuelta? Aparentemente no, en realidad al pelilargo le costaba asimilar las cosas ya que para el Cisne fue fácil tomar la decisión de irse al carajo sin pensar que lastimaba a alguien.

  • Bien, ¿Qué comemos hoy? Para festejar la llegada de este alfeñique... –Era Ikki, quien astuto, decidió quebrar ese momento tenso.

La conversación sobre que comer dio comienzo, aun así el pelilargo se mantuvo ajeno, ensimismado con su desayuno, de ves en cuando Hyoga lo observaba de reojo intentando adivinar que había pasado con él en ese ultimo tiempo, ya que si bien habían sido cinco largos años de ausencia, no recordaba al Dragón tan frío... ¿Quien sabe?, quizás las personas pueden cambiar mucho en unos cuantos años... En el fondo le apeno toparse con esa muralla helada, él era el Santo de los hielos, no el pacifico pelilargo.

Shun ansioso quiso mostrarle a su amigo sus pinturas, en esos años habían revelado su verdadero don, Hyoga aprovechó para preguntarle, en la soledad de su cuarto, sobre Shiryu, pero Shun solo pudo decirle:

  • No sé Hyoga... No es así Shiryu, hoy está raro, pero supongo que estará shockeado como lo estamos todo, mañana se le pasara...

El Cisne se asombró al ver el talento de su pequeño amigo peliverde... Perdón, pelinegro... Sus pinturas eran muy expresivas y cargadas de sentimientos humanos como el odio, el amor, el enojo, la tristeza... En uno de sus cuadros un joven de cabello largo y lacio, con unos ojos tristes, tenia la mirada baja y su mejilla apoyada en el revés de su mano, supo que ese modelo era el Dragón, era perfectamente reconocible, y ¡Oh! Dioses, ¿Nadie había notado esa particular tristeza que muy bien se veía reflejada en la pintura? Sus ojos, negros y profundos, tan opacos, tan apagados.

  • Hyoga, Shun ya te mostró su colección de pinturas... –Interrumpió Seiya los pensamientos de su amigo –Deja que yo te muestre mi colección de mugre debajo de la cama... –Bromeó rompiendo a reír el mismo con su chiste malo.
  • Te creo Seiya... –Rió Hyoga –No has cambiado con los años...
  • Naaa... Sigo tan inmaduro, ya ves... –Hasta el mismo lo reconoció.

Juntos bajaron la escalera, dejando a Andrómeda con sus pinturas; y en el descanso de la escalera, el Cisne frenó sus pasos, para tomar al Pegasus por el hombro y susurrarle un perspicaz:

  • ¿Qué paso aquí?...

El morocho solo rió con picardía.

  • ¿Te refieres a.... ?... –Seiya había interpretado su pregunta.
  • A Ikki, a Shun... A Shiryu...
  • Bueno, ya has visto... Shun esta con June y yo... Soy muy feliz con Ikki... –Sus mejillas se tornaron carmesíes –¡Ahora no me dirás que eres homfobico!. –Reprochó a lo ultimo.
  • ¡No Seiya!.. –Se horrorizó el ruso –Solo es que ¡Me sorprende!... –Exclamó con tono obvio –Me fui y las cosas eran de una manera, vuelvo y no entiendo nada...

Ambos rieron, divertidos con la situación, cuando Ikki los llamó para que bajasen a tomar unas cervezas y comer una pequeña entrada, Shun avisó que no bajaría pues cuando la inspiración le llegaba de golpe lo mejor era ponerse a pintar y a veces esa inspiración llegaba en el momento mas inoportuno. Hyoga bajó, y Seiya se excusó diciendo que iría en busca de Shiryu, pues aparentemente no había escuchado el llamado, ya que no había bajado.

Y fue cuando el Cisne se vio a solas con el Phoenix, se sentó en el sillón frente a la tabla de fiambres y con un molesto silencio, el peliazul le extendió un vaso con cerveza que el ruso tomó de un solo trago quizás por los nervios de verse a solas con ese hombre.

  • ¿Cómo estas?...
  • Bien... –Respondió el rubio asintiendo reiteradas veces, escondió su mirada y allí quedó la conversación.

¿Dónde demonios estaban todos? ¿Por qué justo el primer día tenia que quedarse así a solas con Ikki? ¿Con la razón de su dolorosa partida de la Mansión?. Por suerte Shun bajó diciendo que postergaba su pintura, ya que Hyoga estaba entre ellos y él tenía la prioridad. Seiya llegó al rato, solo...

  • ¿Y Shiryu?... -- Se extrañó el Phoenix.
  • Dice que tiene mucho por estudiar y que no se siente bien del estomago como para tomar cerveza y comer embutidos... No insistí, pero si quieren insisto... –Comentó el Pegasus vencido, no quiso decir que en verdad intentó convencerlo sin éxito.
  • Déjalo Seiya... –Habló Hyoga –Si tiene mucho para estudiar mejor no lo molestemos... Y mucho menos le exijamos comer comida chatarra si anda mal del estomago...

La entrada finalizó y luego llegó la cena, aun con la ausencia de Shiryu... Una tristeza comenzaba a apoderarse de Hyoga, una angustia desconocida por él hasta ese momento ¿Qué le ocurría a Shiryu? ¿Estaba enojado con él? ¿Qué le había hecho?... Quiso creer en las palabras de Shun, y esperanzado se fue a dormir, quizás al otro día el Dragón volviese a ser el mismo adolescente que conoció en su niñez pero sin embargo no fue así, ni siquiera en los días siguientes, es mas... Con el tiempo el distanciamiento era cada vez más notorio, el Cisne llegó a pensar seriamente en la idea de irse a alquilar algo, pues no toleraba molestar de algún modo con su presencia al pelilargo, pero Seiya decidió ser sincero con él, cuando una tarde escuchó sus planes.

  • No te vayas Hyoga... Por mas que te vayas Shiryu no cambiará...
  • ¿Qué quieres decirme?..

 

De pie en la entrada de la Mansión mientras Ikki lavaba el coche, el sol les pegaba fuerte en su rostro, Shun encerrado en su cuarto se encontraba pintando y Shiryu como siempre en el suyo, apartado de todos en especial del Cisne.

  • Nada en particular... –Esquivó el Pegasus.
  • Dime Seiya, en estos años, Shiryu... –Le daba vergüenza preguntar eso --¿Ha conocido a alguien?...
  • No que yo sepa, y lo dudo...
  • ¿No esta enamorado de alguna chica?...
  • ¡Mucho menos!... –Exclamó el menor –Hyoga... –Espetó acercándose a su oído para susurrarle, no sin antes mirar a sus costados –Shiryu es gay...
  • ¿¡De verdad!?
  • Desde el pelo hasta la punta de los pies... –Acotó Seiya asintiendo con su cabeza reiteradas veces. –Me lo confesó a mí, pero no lo sabe nadie mas, así que no abras tu bocota de pato...
  • Ya me hablas como Ikki... Te hace mal la junta a ti... –Bromeó el Cisne divertido recibiendo un puñetazo débil por parte del otro en su hombro.

Pasaron los días con la ignorancia de Shiryu hacia Hyoga, quien a este ultimo, lo hablado con Seiya, le revoloteaba la cabeza... Algo había pasado pero ¡¿Qué?!... Se propuso averiguarlo, a costa de todo, y con el correr del tiempo descubrió los movimientos del Dragón, supo que por las noches se levantaba y bajaba las escaleras, en busca de que era el misterio, pero así lo enfrentaría y lo obligaría a hablar.

Esperó un tiempo prudencial, y en la obscuridad de su cuarto, cuando escuchó la puerta del pelilargo abrirse despacio, el Cisne se puso de pie y se coloco su jean, con el torso desnudo y descalzo bajó las escaleras evitando hacer ruido... Fue hacia la cocina pero en esta no había nadie, siguió recorriendo la Mansión pero Shiryu no se hallaba en ningún lado, lo único que le quedaba era el jardín... Salió por la puerta trasera y efectivamente, sentado en la acera, observando las estrellas con su pijama puesto, el Dragón volteó para ver quien lo interrumpía.

  • Hyoga... –Espetó el pelilargo nervioso intentando ponerse en pie.
  • No escapes... –Dijo el ruso firme sentándose a su lado y jalándolo del brazo para obligarlo a sentarlo de nuevo.

Shiryu cayó de bruces al suelo, y así se quedó, en completo silencio, sintiéndose extraño al lado del rubio, quien en un mutismo similar decidió hablar.

  • Te quedan bien los anteojos...
  • Gracias...

Silencio, abrumador y denso.

  • ¿Qué sucede Shiryu?
  • ¿Eh?...
  • Sabes a lo que me refiero... ¿No quieres que este aquí en la Mansión?... ¿Hubiese preferido que no regresase de Siberia?
  • Hyoga, no digas eso... –Se apenó el Dragón bajando su vista al suelo, con su barbilla descansando sobre sus rodillas.

Sentado en el mismo lugar donde cinco años atrás habían hecho el pacto, los amigos se quedaron cobijados en la obscuridad de la noche.

  • ¿Entonces? ¿Por qué estas enojado conmigo?
  • No es enojo... –Contradijo el pelilargo –Solo que... Hyoga... –Se incorporó estirando su espalda –Tu te fuiste, y no te importo nada...
  • ¿A que te refieres?
  • A que yo no quería que te fueras... –Expresó Shiryu con tristeza.
  • Lo siento...

Un nuevo silencio ase apodero de ellos, los ruidos nocturnos inundaron el entorno, las luciérnagas iban de un lado al otro alumbrando apenas la obscuridad, los mosquitos molestos daban vueltas con sus zumbidos, mientras que los ruidosos grillos cantaban cada vez más alto.

  • Shiryu... –Pronunció el rubio --¿Has conocido a alguien en este tiempo?...
  • No...

Nuevamente ese amigo, el silencio, se hizo presente con más fuerza.

  • ¿No vas a preguntarme?... –Se impacientó Hyoga elevando sus cejas.
  • ¿Qué cosa?... –Por primera vez el Dragón depositó su mirada en su amigo.
  • Si conocí a alguien, Shiryu...
  • ¿Y para que quiero saberlo?... –Se extrañó el pelilargo arrancándole una sonrisa al otro.

Sin decir nada, el Cisne metió su mano en el bolsillo delantero de su pantalón, buscó un buen rato y con su puño, que acercó hasta la altura de los ojos de Shiryu, extendió su mano dejando entrever una pulsera artesanal de rayas rojas y blancas intercaladas, algo sucia, un poco ennegrecida. El Dragón abrió sus ojos como plato y recién cayó en la cuenta.

  • Ten, prometí devolvértela... –El ruso le entregó la cinta que dejó caer sobre la palma abierta de la mano del pelilargo y se puso de pie para irse.
  • Hyoga, espera... –Shiryu también se puso de pie –Tu... ¿Ya has?...
  • No soy virgen, Shiryu... –Dijo apenado pero sinceramente.
  • Que bueno, porque yo tampoco... –El Dragón jugaba nervioso con la tira de su piyama –Y me hubiese apenado ser el único...
  • Pero tu, me habías dicho que no conociste a nadie... –Hyoga entrecerró sus ojos.
  • Y es cierto, solo la perdí, y quizás no de la mejor forma... Y quizás técnicamente no...

Aquello desconcertó al Cisne ¿Qué quiso decirle con eso?, No le dio tiempo a preguntar pues el pelilargo continuó hablando:

  • No se lo cuentes a nadie, yo no se lo conté nunca a nadie...
  • Entiendo, pero igual... Me desconciertas Shiryu...
  • Digamos que soy virgen pero no... Y punto, no preguntes...

Shiryu no se atrevió a contar que una noche Ikki le arrebató su virginidad, pero una virginidad inusual, así que técnicamente seguía siendo virgen ¡De haberlo contado! Pues a Hyoga le había pasado exactamente lo mismo una semana antes de decidirse marchar a Siberia, y con la misma persona.

Ikki no tiene el papel de "malo" en esta historia, no ¡Dioses! Por favor, solo fue... Una calentura adolescente, pero jamas buscó lastimar a sus amigos... De echo jamas supo o intuyó que los había dañado... Es que el Phoenix era irresistible y muy inconsciente en esa época, pero ya había sentado cabeza.

  • Hasta mañana Dragón no Shiryu... –Saludó Hyoga casi en un susurro, el aludido asintió bajando su vista, la luz de la luna reflejando en parte su rostro, lo hizo verse aun más apagado y bello que de costumbre.

El Dragón subió a su cuarto una vez que Hyoga se encerró en el baño, aferrando en su mano derecha su cinta, la que por cinco años el Cisne había cuidado ¡Lo había hecho!

Eso lo hizo sentirse querido e importante.

El ruso permaneció turbado unos cuantos minutos en el baño, sentado en el borde de la bañera, analizando lo hablado con el pelilargo, si es que los sentimientos pueden analizarse... Y recordando sus últimos días en la Mansión.

Decidió salir del baño y acostarse a dormir, caminó hasta su cuarto y cuando estaba apunto de quitarse el pantalón vio algo sobre la cama que le aceleró el corazón:

  • Shiryu... –Susurro tomando entre sus dedos la cinta azul y blanca que cinco años atrás le había dado al Dragón..

Puedo ver a través de tus ojos,
ya nada se detiene, las cosas son distintas.
Y atravesando un muro de viejas armaduras
Las formulas no tienen mas sentido.
Tus ojos me despiertan si me quedé dormido
Yo sueño tu futuro y lo vivo cada día
Y en cada cosa que hago
Vos siempre estas conmigo
Donde corre el agua
Donde sopla el viento

 

Sentado al borde de su cama, Shiryu aun permanecía con la cinta aferrada a su pecho.

¿Por qué esa tristeza? ¿Por qué esas lágrimas descendiendo sus mejillas?

Se puso de pie con la idea de bajar en busca de leche para ver si así conseguía dormir, pero cuando abrió la puerta se topó con un rubio que lo miraba inexpresivo al principio.

  • Hyoga... –Espetó el Dragón con la voz temblorosa y rápidamente se secó sus lagrimas con la manga de su piyama.

Pero el Cisne no le dio tiempo a nada, tomó su rostro entre sus manos y besó sus labios con real deseo y amor. El pelilargo sintió derretirse como mantequilla entre esos brazos poderosos que le brindaban no solo contención sino además amor. Sus piernas flaquearon, justo cuando Hyoga lo tomó por la cintura para evitar su caída, las pulseras cayeron al suelo, quedando en segundo plano... Y las caricias se hicieron presentes...

Cómo llegaron a la cama fue un total y completo misterio, pero el ruso sobre el cuerpo tembloroso de Shiryu se encargó de cubrir su cuello y sus mejillas de besos, sintiendo sus lagrimas saladas y amargas de tristeza y soledad.

El Dragón se dejó hacer, lentamente fue despojado de sus ropas... Ni siquiera les importó haber dejado la puerta abierta, tan ensimismados que estaban con el otro. El corazón del pelilargo daba pequeños brincos de felicidad y con la voz tomada espetó un serio:

  • Que no se te ocurra volver a irte...
  • Ahora no... Ya tengo un motivo para quedarme...

 

Y esa noche el pacto se cumplió, y con creces... Acompañado del amor y la ternura que solo ellos dos podían tenerse... Hyoga le hizo el amor a Shiryu con pasión y rebeldía, mientras que el Dragón fue más delicado y dulce... Pero no por eso fue menos excitante... Así se descubrieron, amigos, amantes, cómplices... Todo gracias a un mismo hombre que los había separado y que de alguna forma los había unido en el presente... Todo gracias a un pacto...

Puedo ver a través de tus ojos
Donde corre el agua
Donde duerme el tiempo
Donde sopla el viento
°°° FIN °°°

 

Gracias por leer. n_n. Antes de irme, dos cosas, una, necesito que me ayuden pues tengo ganas de escribir sobre muchas parejas pero no me decido, ¿sobre cual escribo?, ¿o les gustaría leer? , a mí me da igual, tengo ideas para todas:

Aphrodite x Shun

Douko x Shiryu

Aioria / Aioros x Ikki

Saga y Kanon x Hyoga

Shura x Shiryu

Saga x Seiya

Muu x Shiryu

Aldebaran x Seiya

Por otro lado, están todos invitados a mi foro, al que tenemos con Niriel_angelus, iri20, ghylainne y Sasori-M... Podrán participar del RPG, aunque ya volaron todos los dorados hay Santos para rato :D Ya que el foro no es solo Yaoi, sino además Yuri y Hentai, por eso hasta hay mujeres en el RPG. --> http://miarroba.com/foros/ver.php?id=1082958Y si tienen fanfics y fanarts son muy bienvenidos, desde ya, saben que yo le tengo mucha consideración a los fanfickers ;-).

Los esperamos ;-) No me fallen.

 

Rosas! Nos leemos con la continuación de Por tu amor.

 

Miércoles, 11 de Octubre de 2006

kurumadasama@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 


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