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Mine-chan por Reiga

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Notas del fanfic:

 

Tenía ganas de escribir algo y esto salió cuando comencé a recordar a mi bebe, Esos pedacitos de cielo que se roban gran parte de nuestro corazón!

Espero les guste!! 

 


 


~~*~~


 


 —¡Aomine saldré con kuroko! —Gritó desde la puerta el pelirrojo. Eran como las siete de la tarde y hacia un frio del demonio. Por lo mismo iba con guantes, bufanda y gorrito que le hacía verse adorable.


—¿Para donde crees que vas?


—Espe… espera —dijo un poco desencajado donde fue tirado de la bufanda hacia adentro.


Aomine lo miraba con ceño fruncido y kagami ya sabía a qué se debía. La paciencia de Aomine era poca y harto ya habia aguantado. Le daba créditos por eso.


—¿Qué es esta ves? — preguntó el moreno con los brazos cruzados sobre tu torso descubierto. Y un ceño fruncido que le llegaba hasta el suelo.


—Se acerca el cumpleaños de Akashi y kuroko quiere que le ayude a escoger su regalo, es conveniente también para nosotros y así sabemos que podemos regalarle ¿no crees?


Aomine estudiaba de pies a cabeza a su mentiroso novio, no le creía nada al muy sinvergüenza ya llevaba una semana saliendo a la misma hora luego del trabajo,  primero fue himuro que quería sorprender a mura con una cena de ensueño. Luego fue Takao que tenía que ayudar al peli verde a buscar por cielo mar y tierra un nuevo amuleto antes de que entrara en  depresión. El siguiente fue para ver a Kise al hospital ya que yukio le habia dado un pase directo por pasarse de listo en la vía pública. Luego ya para su absoluta extrañeza la escusa fue que acompañaría a Imayoshi a comprar uno nuevos lentes. Esa sí que no se la habia comprado así que llamo a su ex capitán que para más rematar  le habia confesado que era cierto.


Quizás solo estaba siendo paranoico así que lo ignoro, claro que solo le duro hasta el siguiente día. Al parecer se le habían acabado las escusas y solo dijo que tenía mucho trabajo y se quedaría trabajando horas extras. Está bien, trabajo era trabajo así que lo dejo de mala gana pero lo hiso. Ya tendrían el fin de semana para regalonearse  a gusto.


Pero ahora venía con que también debía salir. Quizá lo que ahora más le molestaba era que ni siquiera le preguntaba si lo acompañaba o no.


—Supongo — dijo molesto soltando de donde lo tenía sujeto.


—Anda no te enojes, cuando llegue te compensare el dejarte tanto solo — le dijo en tono sugerente besando sus labios con sensualidad para luego terminar dándole un casto beso en la punta de su nariz.


Aquel acto en otras circunstancias, lo habría dejado fuera de combate y besando el suelo que pisada su preciado novio pero ahora, eso solo lo habia molestado más. No creía desconfiar de él, pero si se le hacía muy extraño. Kagami algo le ocultaba.


Ahora se encontraba haciendo algo que jamás creyó que haría y por lo cual se odiaba a cada paso que daba.


Su pelirrojo caminaba tranquilamente  hasta llegar a una plaza conocida. Se sentó y espero la llegada que Aomine esperaba y de verdad fuera kuroko. Grande fue su sorpresa al ver efectivamente a su amigo peli celeste. Quien venía con Nigou. “No recordaba que el cachorro estuviera tan grande” pensó.


Pero en definitiva lo que más le llamo la atención fue el recibimiento de kagami para con el perro, por poco y mas no se cae de la impresión, su amado novio le sonrió al canino y tendió su mano acariciando su cabeza para luego detenerse en sus orejas. Nigou movió su cola de un lado a otro y se paró con todo su porte. Noto el estremecimiento en kagami pero aun así se mantuvo ahí recibiendo el abraso tosco del perro y las lamidas en su cara.


¿Qué rayos estaba pasando ahí? Se preguntó el moreno detrás de un árbol. No entendía nada, aquella imagen sinceramente jamás espero verla. Pero al parecer no era nada de qué preocuparse así que lo dejo y extrañado se alejó. No quería tener una discusión innecesaria con taiga si llegaba a pillarlo espiándolo.


En las bancas kagami estaba nervioso, Nigou habia crecido considerablemente, pero si algo le ayudaba era la actitud y cara mansita que aun tenia.


—Kagami-kun lo está haciendo bien.


—Gracias kuroko


—Creo que ya estás listo


—También lo creo, muchas gracias kuroko — le dijo mirando a su amigo y luego al can —a ti también


—Kagami-kun vamos luego antes de que nos quedemos sin el regalo. — dijo el al peli celeste tomándolo del brazo y emprendiendo camino.


Llegada la tarde Aomine habia comenzado a preparar la cena, kagami ya lo habia llamado para avisarle que se retrasaría pero  que más le valía esperarlo con una deliciosa cena. A Aomine no le habia hecho gracia pero kagami no le habia dado tiempo de protestar. Así que aun así y de mala gana lo estaba haciendo.


 Mientras esperaba una última cocción, escucho la puerta cerrarse.


—No crees que es tarde — dijo Aomine  al sentir como le abrasaba por la espalda, estaba molesto pero no evito sonreír al sentir un beso en su espalda.


—Lo lamento, ¿estás enojado?  — preguntó dando otro beso mientras sus manos ahora recorrían el torso del moreno.


Aomine apago la cocina y se dio vuelta envolviendo en sus brazos a su novio, y junto cuando iba a besarlo como si la vida se le fuera. Kagami se alejó.


—Ven te tengo una sorpresa


—Que…  —no podía ser cierto, kagami, su kagami ¿le habia rechazado un beso?


Kagami al ver su desconcierto llego hasta él y lo beso tiernamente.


—Cierra los ojos — como lo odiaba, kagami era el único que podía  manipular su humor a su antojo, suspiro hondamente y cerró los ojos.


—No me gusta esto Taiga — kagami tomo su mano y lo guio hasta el comedor.


—No lo abras eh


—No — rio el moreno por lo infantil que se escuchaba. Sentía como su pelirrojo lo sentaba en el sofá y se alejaba, escuchaba los ruidos desde lejos, tuvo el impulso de abrirlos pero se contuvo cuando lo sintió cerca nuevamente  y dejaba lo que creía era una caja en sus manos. — ¿ahora sí?


—Si


Aomine abrió los ojos y vio una caja con un bello moño de color azul, miro a su amado y este solo sonreía a la expectativa.


—¿Y se puede saber porque un regalo? —rio


—Solo ábrelo  Ahomine — el moreno Volvió a reír, kagami podía ser tan tierno como cascarrabias al segundo.


Lo abrió con sumo cuidado, y no. Definitivamente no podía creerlo. Dentro de ella se encontraba un pequeño cachorro, que plácidamente dormía, desconocía si partencia a alguna raza, pero era una cosita felpuda blanca, no podía notarlo bien pero sus orejas y patas eras de un color café suave.


—Sé que no es muy agresivo pero para empezar creo que está bien, se ve pequeño ahora  pero su mamá era grande — decía sonrojado. —crecerá.


Sabía que a Aomine le gustaban los perros con más carácter, pero de tan solo ver uno de los cachorros en la tienda se imagino cuanto crecerían y le dieron ganas de vomitar. Luego kuroko le mencionó que uno de sus amigos tenia cachorritos y que estos podrían agradarles. No perdía nada con ir a verlos.


Aomine miraba a su novio luego  al dormilón, se notaba mansito y ciertamente adorable, pero era un perro por todos los cielos, a kagami un simple chiguagua podía mandarlo al hospital.


Recordó lo que hace unos meses habían hablado. “Seria lindo tener a alguien que los esperara, algo en quien volcar todo su cariño, algo que los necesitara”. Ambos pensaban lo mismo y la idea de los hijos era imposible y el adoptarlo estaba muy lejos aún. Le habia mencionado lo de una mascota, pero solo habia sido una broma, y tampoco habia pensado en un perro en específico menos sabiendo que kagami les tenia terror  “Rayos” pensó. No imagino que esa conversación le hubiera hecho efecto a su novio y lo haya hecho realmente pensar en algo así.


—kagami, esto no es necesario —se levantó dejando con cuidado la caja aun lado. Dios le enternecía de pies a cabeza pero, estaba seguro de que no era necesario.


—Si lo es… no pienso privarte de otra cosa — susurro pasando por el lado de Aomine, el moreno sonrió por ese susurro que escucho claramente —Además he superado el miedo.


El moreno siguió con la mirada a kagami y realmente las puertas del cielo acababan de abrirse con la imagen de kagami abrasando al cachorro que ahora despertaba bostezando tiernamente.


—¿Te gustó?


—Si —dijo simplemente, ahora estaba tan feliz por kagami que poco podía concentrarse en el canino. No aguanto más y se lanzó encima de su pelirrojo, besándolo con pasión.


—Es…pe…ra — trato de quitárselo de encima mientras caía recostado en el sofá. Aomine no le daba tregua, quería comérselo a besos. —Lo estas… —dio vuelta su cara pero Aomine volvió a besarlo.


—Te amo ¿lo sabias? — kagami sonrió olvidando lo que estaba por decir.


—Lo sé también te amo, pero ahora salte que lo estas aplastando


Aomine se impulsó un poco y sonrió al ver al canino haciéndose el muertito.


—Que simpático — dijo tomando a la bola, realmente era lindo este se removió en sus brazos de gusto mientras movía su cola y le ladraba al moreno, vio cómo su novio lo acariciaba. — no puedo creer que hayas superado tu miedo


—He estado practicando, fue un poco difícil pero kuroko y Nigou me ayudaron bastante.


 Aomine ato cabos recordando lo visto hoy en la tarde, su hermosa pareja de verdad que habia puesto de su parte por él. Logro superar en algo su miedo y solo por él. Sentía que no cabía más felicidad  en su pecho.


—¿Cómo le pondremos? — preguntaba mientras veía como el pequeño mordía su mano, no dolía pero si notaba como dejaba marcada su piel.


—Estaba pensando…


Aomine fijo su vista en su pareja al no seguir escuchándolo, sonrió tiernamente al ver sus mejillas rosadas


—Que podría llamarse Mi…Minegami — ok eso le habia costado y conste que no era para nada tímido solo le avergonzaba ciertas cosas no propias de él.


Aomine lo comprendió y eso solo era un motivo más para amarlo, lo más seguro es que su novio se haya quebrado el cerebro taranto de juntar ambos nombres  para quedar algo decente como nombre para el can.


—Me gusta Minegami, suena lindo — le dijo al momento que recibía de esas sonrisas que lo ponían tonto.


En una semana la pareja habia comprendido el inmenso cariño que podía albergar una creatura indefensa como lo era un perro, al cuarto día también habían comprendido que no podían seguir viviendo en un departamento, ya que ambos trabajaban no podían sacarlo cuando al cachorro tenía que hacer sus necesidades. Por lo que optaron por vender su departamento y comprar una casita con patio acogedor para Minegami.


Conocieron lo que era llegar y ver la felicidad de Minegami cuando cualquiera de ellos dos atravesaba el portón. La felicidad de verlo mover su cola de un lado hacia otro demostrándole lo feliz que se encontraba, la tristeza en sus propios pechos cuando tenían que regañarlo por algo.


La incomodidad de no poder hacerlo cuando el pequeño estaba presente, ver esos ojitos confundidos mirándolo mientras Aomine embestía duramente a kagami y este cegado de placer habia sido un trauma más para ellos mismos que para el propio can que poco habia entendido. El solo estaba feliz de verlos jugar.


Luego de eso habían aprendido a cerrar la puerta. No querían traumar a su pequeño bebe con sus salvajes muestras de cariño.


Habían encontrado que el hablarle les hacía feliz, en poco tiempo aquel animalito se habia hecho parte de sus vidas. Aomine se habia encontrado disfrutando el sacarlo a pasear por las tardes. A veces junto a kagami, la mayoría de las veces kagami le decía que mejor otro día, que él se encargaría de esperarlos con una rica cena. Mala excusa para no tener que encontrarse con más perros en la plaza. Oh si, ya habia tenido una mala experiencia.


Mala para kagami, pues para Aomine no habia podido ser la más linda escena que su pareja le hubiera podido regalar cuando un san Bernardo se acercó salvajemente a su cachorro. Kagami se habia puesto morado del miedo y lo habia sentido  hasta temblar como gelatina pero aun así, tuvo el valor de correr por su bebe para tomarlo en brazos y espantar al grandote.


De nueva cuenta el moreno volvía con la felicidad impregnada a su casa, listo para recibir esos pequeños ladridos, esa dulce mirada y seguido de ese tierno beso que cada día esperaba con más ansias.


Pero al segundo se dio cuenta de que algo no andaba bien, apenas pudo divisar que las luces se encontraban apagadas, saco su celular para llamar a su pareja, primera llamada, no contesto ingreso a su casa y solo comprobó de que no habia nadie, volvió a llamarlo y nada. Ahora si estaba asustado aquello era una anomalía del tamaño de un continente. Iba a salir a buscarlo a la plaza más cercana cuando en la entrada vio con alivio a su pelirrojo cargando a un dormido Mine-chan.


—¿Que paso? — preguntó al ver los apagados ojos kagami. Lo conocía demasiado bien para saber que habia llorado y estaba a punto de hacerlo. Llego a su lado y kagami lloro despacio y con amargura. — ¿les paso algo? —negó.


—Cuando llegue estaba así — dijo mientras Aomine lo guiaba para entrar a la casa — Sabes lo inquieto que es pero cuando llegue ni se movió de su casita, lo llamaba y nada.  


—¿Andabas en el veterinario? — le pregunto al notar la pequeña bolsita que kagami traía en la mano mientras acariciaba la cabecita del canino.


—Sí, me dijeron que era un virus muy común en los cachorros que no tenían sus primeras vacunas, pero con consecuencias graves si no se trataba a tiempo, es culpa mía, kuroko me lo dijo pe… pero lo olvide.


Aomine no sabía que hacer o que decirle, estaba preocupado por el estado del pequeño, pero estaba más choqueado por ver a kagami en ese estado.


—Tengo que darle estas gotitas, cada diez minutos durante una hora, luego serán cada síes horas, lo más seguro es que no coma ya que no tendrá las fuerzas ni para masticar así que hay que darle suero… perdóname Daiki.


—Ey Taiga no es culpa tuya, los dos somos nuevos en esto, fue  error de ambos, ninguno de los quería causarle daño a mine-chan ¿lo sabes?


—Si pero… no quiero que se m…. — no pudo seguir hablando ya que sintió un peso en su garganta y pecho que se lo impidió.


A Aomine, le dolía verlo así, con reticencia le quito el perro mientras lo mandaba a ducharse mientras él se ocupaba de seguir el tratamiento.


Miro al pequeño y la pena le invadió ciertamente era triste ver a tan revoltoso cachorrito apenas moverse y mirar como si estuviera ausente.


—Por favor recupérate — le susurro dándoles las gotitas —no me gusta ver a kagami así, a ti tampoco ¿verdad? — sonrió al ver que mine-chan levantaba despacio su cabeza para luego recostarla de nuevo en el regazo de Aomine.


Habían pasado tres días, tres angustiosos días en los que ellos no habían notado mejora, ambos se habia ganado el regaño de su vida de parte de kuroko sin mencionar el sermón que kagami solito se habia tenido que tragar aquel día por parte del veterinario.


Hoy nuevamente llegaba a su casa, encontrándola vacía pero esta vez sabiendo la razón así tranquilamente se cambió de ropa y se dirigió a la cocina para comenzar a preparar la cena.


—Aomine — le escucho llamarle, dejo el cuchillo a un lado y se acercó al comedor notando de inmediato ese semblante deslumbrante en su novio que hace días habia dejado de ver.


—¿Cómo les fue?


—Bien, el señor harasawa dijo que se estaba mejorando, que no teníamos que preocuparnos por si seguía vomitando  era normal, ya habia pasado la etapa más difícil le dio alimento y ¡comió! — dijo con alegría —abrazando al cachorro con fuerza contenida, el semblante del canino  seguía apagado pero sin duda se notaba mejor que hace unos días.


—Me alegra escuchar eso, se acercó dándole un beso en los labios mientras acariciaba la cabeza del perro que enseguida lamio su mano.


Kagami lo dejo delicadamente en el sofá y le dio un beso en su frente para luego ir donde Aomine y abrazarlo con coquetería.


—¿y bien… con que me espera mi novio hoy? —Aomine automáticamente paso sus manos por su cintura y le sonrió de igual manera.


—No alcance a terminar nada, pero mi amiguito hace tres días que te espera, no ha recibido la atención que desea.


—¿Así? — Dijo acercándose lo suficiente para rozarse sensualmente —¿y que desea?


Aomine sentía el respingo en su miembro de manera magistral, como le encantaba y le encendía cuando kagami se ponía en plan coqueto, sensual e inocentón.


—Ya sabes, el abrigo que solo tus manos, tu boca y esto — dijo llevando ambas manos a ese redondo y bien formado trasero, moviéndolo con brusquedad para luego con una dedo tantear el terreno glorioso sobre la tela — pueden ofrecerme


—¿Solo eso? — dijo jugueteando con sus manos en los cabellos azulinos.


—Si hablamos de mi amigo sí, pero si hablamos de mi sabes que quiero y deseo todo de ti — dijo besando con ternura inicial para luego pasar a un beso más intenso y lujurioso, separándose sonrió — aunque ya sé que lo tengo.


—Lo engreído no se te quita ni un tus golpes de romanticismo ¿verdad?


—Lo intento — dijo, lo que fue una clara mentira, le encantaba ver ese rostro de frustración, cuando metía la pata con algún comentario — pero así me amas — dijo con convicción


—Algo


—¿Cómo que algo?


—Si, un poquito — dijo riéndose por dentro al ver el rostro molesto de Aomine —te va ganando mi Mine-chan


—Dilo otras ves y vete despidiendo del perro — dijo con vos de ultratumba. Kagami le miro perplejo más al comprobar que ni Aomine se dio cuenta de su reacción.


La carcajada de kagami fue colosal. Pero de detuvo al ver ese sonrojo que su novio pocas veces dejaba relucir. Dios como lo amaba.


—Baka — le susurro sobre sus labios. Antes de besarlo


Escucharon al can llorar, y lo más seguro es que fuera porque quería bajar del sofá.


—Termina de preparar la cena— le pidió con una sonrisa — iré a ver a mine-chan, luego lo hare dormir para que no moleste cuando su padres quieran demostrarse lo mucho que se aman.


Aomine asintió aun perdido. Quería al perro de eso no habia duda, pero reconocía que habia sentido un pinchado de celos al darse cuenta que compartía un amor que era solo él.


Se acercó silenciosamente al comedor notando como kagami lo tenía en su regazo mientras le mirada con una ternura casi maternal, fue ahí cuando sonrió y se dio cuenta de que no era lo mismo.


“Maldito kagami, te hare llorar” pensó mientras le miraba por hacerlo pensar en algo estúpido.


Kagami por otro lado sintió la mala vibra, y sonrió un tanto nervioso.


—Mine-chan creo que hice enojar a tu papá, deséame suerte.


El cachorro abrió sus ojos paulatinamente, bostezó levantándose del regazo para luego situarse en el sillón y volver a dormirse.


—¡Así me apoyas traidor! — El perro levanto la vista y volvió a cerrar sus ojos él lo sabía, su oka-chan no tenía salvación.


Kagami suspiro y sonrió, dándole un último mimo para luego ir donde su novio. Que lo recibió con una sonrisa deslumbrante. Le dejo una comida muy bien preparada y le atendió como un rey.


“Oh Oh” se dijo mentalmente, en cada acto del moreno estaba escrita la palabra PELIGRO.


“Bueno ya que” pensó rindiéndose


El día siguiente era festivo así que tendría tiempo de descansar, miro nuevamente a su pareja que solo sonreía de manera linda, pero él sabía que no podía ser mal falsa y macabra, se lo estaba comiendo con la mirada.


Y solo le quedo sonreír, la expectación y excitación por lo que vendría era más grande que su miedo a lo moribundo que podrías sentirse mañana.


—Será una larga noche —murmuro llevándose una cucharada a la boca


—Apuesta por ello amor.


 


 


Fin  

Notas finales:

 

Chan ¿Qué tal? >.< Espero les gustara lindas. Y hayan pasado un lindo momento leyendo!

Nos vemos pronto!!

Las quiere!!

Reiga


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