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Infierno por amorosa

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Recordar los momentos vividos junto a él le causaba dolor, tristeza y desolación, una carga demasiado pesada para su alma que acababa con su alegría, su felicidad, su viveza y sagacidad. La vida se había encargado de castigarlo por haberse enamorado de alguien diez años mayor, del cual no conocía nada, o casi nada sobre su pasado y del cual su familia no hacía más que hacerle la vida imposible, aprovechándose de su soledad por ser hijo único, proveniente de una madre soltera a la que no podía contar sobre sus problemas debido a su delicado estado de salud; por eso su único modo de desahogo era Milo, su mejor amigo y confidente, con quien más confianza tenía y al que le contaba los problemas de pareja por los que estaba atravesando. Este le daba consejos, lo escuchaba y consolaba cada vez que iba llorando por una fuerte discusión con su pareja, lo invitaba a comer y conversaban largo rato hasta que ya era hora de regresar al infierno en el que se había convertido su “hogar”.

-Qué bueno que ya llegaste-lo saludó como siempre, como si todo fuera color de rosa entre ellos, como si todo estuviera bien aunque en el fondo sabían que ya nada era como antes y que la confianza perdida por unos estúpidos comentarios de la maldita gente chismosa no era fácil de recuperar.

-Vamos a cenar

-No, yo paso. Estoy lleno.

-¿Ves cómo eres? No quieres ir a comer conmigo

-No es que no quiera ir, simplemente sabes que comer de noche me cae mal

-Hay sí, seguro que ya fuiste con tu disque “amigo” a comer

-No empieces otra vez con tus celos enfermizos y mi supuesta infidelidad que nunca fue cierta

-No puedes decirme que es mentira porque yo mismo te vi ese día en la estación del metro feliz tomado de la mano con ese imbécil

-Uno ve las cosas que quiere ver. Ese día Kanon me tomó de la mano para jalarme y alcanzar el carro porque nos iba a dejar.

-Sí como no. Déjame decirte que aquí el único que ha fallado eres tú.

-Si vamos a hablar de fallos pues tú también tienes uno, o acaso ya te olvidaste de los mensajitos y llamaditas que te das con el fulano ese que hasta podría ser tu hijo!!

-¡Eso no tiene nada que ver en esto!

-Claro que tiene que ver, porque tú me acusas de infiel y te haces la víctima con tu familia mientras me engañas y me ves la cara de idiota con ese mocoso

-¡Eso es mentira! ¡Él me llama! ¡Yo no le contesto, ni le hago caso!

-Eso es lo que tú dices, pero en tu celular tienes varias llamadas y mensajes de él

-¡¿Quién te ha dado derecho de revisar mi celular?!

-Nadie, pero mira lo que me has enseñado a hacer.

-Si vas a seguir con la misma cantaleta será mejor que te vayas. Después de todo solo eres un mantenido y arrimado que gana una miseria y que ni siquiera ahorra.

-Sí, tienes razón. Esta es tu casa… pero sabes…. Quédate con tu maldito dinero… no lo necesito porque yo sí tengo algo mucho más importante

-¿Así? ¿Se puede saber qué es?

-El cariño y comprensión de nuestros hijos…-dijo con el tono más hiriente que pudo, cerrando la puerta de un portazo, conteniendo el llanto, llevando consigo una pequeña mochila con sus cosas personales, unas cuantas mudas de ropa y el poco dinero con el que contaba en esos momentos.

 

***

-¿qué debo hacer ahora?-preguntaba una y otra vez a la nada. Sabía que no sería fácil decirle a sus hijos sobre su posible separación debido a que su hijo menor era muy apegado a su padre, como si tuviera “Papitis”, pero confiaba en que lo entenderían y elegirían lo mejor para todos.  La soledad de aquella tétrica habitación le calaba hasta los huesos. Sus ojos estaban rojos e hinchados, revelando claramente que había llorado hasta decir basta, hasta que no quedara en su organismo ni una sola gota que derramar.

Llamó a Milo, su mejor amigo y psicólogo personal para pedirle un consejo, pero mientras esperaba que el griego se dignara en responder el malito teléfono móvil, llamaron a la puerta con cierta urgencia. Gruñó molesto, cortó la llamada y abrió la puerta de mala gana, sorprendiéndose al encontrar ahí parado, vestido galantemente, con un oso de peluche y un enorme ramo de rosas rojas a Kanon.

-¿Qué haces aquí?

-Amorcito, por favor perdóname.

-¿Acaso crees que solo por estos tontos regalos te voy a perdonar?

-Por favor, démonos otra oportunidad

-NO. Eso dices siempre.

-Es verdad esta vez…

-No puedo creerte más. La confianza entre nosotros se acabó, está hecha añicos y por más que intentemos recuperarla, ninguno confía en el otro como dice.

-Por favor… yo…. Te quiero…-dijo atrapando esos dulces labios.

¡Vaya forma de convencer a la gente! No quería, debía dejar de una buena vez y por la paz aquella relación que ya no daba para más, de lo contrario ambos iban a salir muy lastimados, lo sabía muy bien, pero aun así no podía hacerlo y es que en su corazón aún estaban presentes el amor y los bellos sentimientos que ese hombre despertaba en él desde el fondo de su alma y corazón.  Dejándose llevar correspondió el beso, inocente al principio que poco a poco fue subiendo de tono llevándolos por los caminos de la lujuria y el deseo que acabó con los dos en la cama, gimiendo y amándose con abandono.

 

***

-Ha pasado tiempo. Te ves Bien Camus.

-¿Enserio?

-sí

-Bueno, tal vez se deba a que mi relación con Kanon ha mejorado mucho, ya no nos peleamos y tratamos de interesarnos en lo gustos del otro.

-Qué bueno Me alegro por ti.

-Gracias amigo.

 

***

 

-¿Cuándo podemos vernos?

-Por ahora no es posible.

-¿Tan ocupado te tiene?

-¡No es eso!

-¿Acaso ya no me quieres?

-Claro que te quiero… No, es más, sabes que te amo y al tonto de Camus lo aborrezco

-Si lo aborreces por qué no lo dejas de una vez?

-Es complicado por mis hijos

-No me vengas con el cuento de tus hijos que bien yo podría ser un buen padrastro para ellos

-….-

-Hola amor

-Hola-respondió el peli azul, encerrándose en el baño para poder hablar.

-Oye, no podemos hablar ahora. Después te devuelvo la llamada. Chau-cortó de una, borrando el registro de llamadas realizadas.

 

***

 

-Papi, si las cosas están tan mal pienso que deberías separarte definitivamente de mi papá. Por Asoka y por mí no te preocupes, nosotros entendemos y lo único que queremos es verte tranquilo y feliz.

-Gracias hija, mi amigo Milo me ha dicho lo mismo pero prefiero hacerme el tonto y no darme cuenta de cuando tu padre habla con su amante…-con lágrimas en los ojos- Sabes, lo peor es que es él quien lo llama, quien le escribe y así dice que todo me lo estoy inventando y que es inocente cual blanca paloma, por eso la semana pasada cuando se le perdió su celular yo me alegré porque así ese fulano ya no lo iba a llamar, pero no, supongo que el mismo le llamó para darle su nuevo número porque sigue en las mismas.

-Pá, ya te di mi opinión, ahora depende de ti. Recuerda que decidas lo que decidas tienes que hacerlo por tu propio bienestar.

Colgó y se quedó ahí meditando en silencio. La gente pasaba a su alrededor sin tomarle atención, simplemente observando a alguien común quedarse aparentemente como embobado por la belleza de la pequeña pileta y el pequeño paisaje natural que escondía en su interior. Según ellos quedarse largo rato observando los peces de diversos colores hacía que encontrarás la respuesta que estabas buscando, fuese cual fuese el problema o la situación.  Siendo así, no pudo tomar una decisión concisa, más tenía masomenos claro lo que haría a partir de ahora.

Se levantó de un salto, caminando en dirección a su casa con las compras en mano, esperando cocinar algo rico para la cena de esa noche, sin sospechar que algo terriblemente desagradable y doloroso lo esperaba en su hogar.

-Am….-las palabras se atrancaron en su garganta ante semejante escena que no hacía más que abofetearle la cara y estrujarle el corazón. Ahí, desnudos y follando placenteramente estaban Kanon y Misty, el maldito puto destruye hogares.  Sin pensarlo dos veces se dio la vuelta, cerrando la puerta de golpe, tirando los ingredientes de la cena que nunca llegaría a preparar, corriendo lejos, escapando de todo y de todos.

No fue consciente de cuánto tiempo estuvo corriendo, más cuando se detuvo estaba en un lugar que no conocía, mas no le importó y siguió caminando sin rumbo fijo, cual zombie en busca de cerebros, reflexionando y llorando, arrancando con eso cualquier tipo de dolor que pudiera sentir.  Sin quererlo, sus pasos lo condujeron a una pequeña casita blanca, parecida más a una cabaña rústica que a una casa en sí pero que se veía muy acogedora, y claro que debía de serlo si esta le pertenecía a Milo.

Estaba por tocar cuando la puerta se abrió de golpe, dejando ver a un Milo vestido para dormir, con una pijama de escorpioncitos en caricatura que lo hacían ver muy lindo y tierno, haciéndolo sonreír un momento, momento que el griego aprovechó para jalarlo al interior del acogedor lugar, encerrándolo en el baño para que se diera una ducha, dejándole algo de ropa que curiosamente le quedó a la medida, invitándole una taza de café caliente mientras le dejaba hablar y desahogarse, apoyándolo en silencio, solo reconfortándolo con su compañía silenciosa que era justamente lo que más necesitaba el bello francés en esos momentos, dejándolo descansar en su cama mientras él fue al incómodo sofá, no logrando descansar como siempre, amaneciendo con tremendas ojeras que enternecieron e hicieron sonreír a Camus.

Con la llegada del nuevo día, llegaba también un nuevo comienzo para el peli aguamarina, una nueva actitud y una nueva forma de ver y vivir la vida.  Completamente renovado se despidió del escorpión, no sin antes prepararle el desayuno como agradecimiento por todo, dedicándole una sonrisa un tanto forzada todavía pero que poco a poco regresaría a ser la misma, ocasionando que el bichito descubriera en ese instante que el bendito francés le gustaba como nadie le había gustado, maldiciéndose mentalmente por eso y maldiciendo al maldito hijo de p”$# que se atrevió a lastimarlo.

 

***

Cinco años después…

Todo en su vida era dicha y felicidad: Tenía una pareja que lo amaba y respetaba, sus hijos eran excelentes estudiantes y se llevaban bien con Milo, había puesto un pequeño negocio de alquiler y venta de libros, estaba terminando su carrera vía online y… esperaba su tercer hijo!!  Casi le dio un patatus cuando el doctor le dio la noticia!! Y ni hablar de Milo que casi se muere atragantado con la pizza que habían ordenado para cenar en familia viendo una peli de terror!!... En cuanto a Kanon, nadie volvió a verlo, ni siquiera sus hijos, lo único que supieron de él fue que estaba criando a su bebé de seis meses después de que Misty, su lagarto maldito se largara con otro por haberse quedado misio y casi en la calle…

-Milo

-¿Sí, mi amor?

-Te acuerdas cuando te dije que estoy embarazado

-¡Como olvidarlo! ¡Casi muero ese día!

-jajajaja… fue muy graciosa y un tanto exagerada tu reacción…. Nunca olvidaré ese día

-No me causa gracia. Enterarte que vas a ser padre no es una noticia que se pueda recibir distraído y con la guardia baja; aunque fui muy feliz cuando lo dijiste porque dentro de seis meses tendremos un pequeño ser fruto de nuestro amor-dijo rozando suavemente los labios del galo y acariciando el vientre aun plano.

-mmm…. Ahora que estamos solos podríamos aprovechar…

-No. No podemos hacer “eso” hasta que nazca nuestro bebé

-¿Porqué? Si yo confío en ti y sé que nunca nos lastimarías

-Sí, pero…-no terminó la frase pues su boca fue cerrada por los labios del aguador, quien lo incitaba con su lengua a algo más, haciendo que perdiera la poca fuerza de voluntad que tenía para negarse, dejándose guiar hasta la habitación, dejándose despojar de su camisa y del pantalón jean que usaba, permitiendo al galo tomar el total control de la situación, quedando debajo del perfecto y esbelto cuerpo de Camus.

-Hoy empiezo yo-susurró sensual, mordiéndose el labio inferior para comenzar a lamer y besar el cuello heleno, acariciando con sus manos el pecho, pellizcando los sensibles pezones, bajando su boca a ellos y degustándolos por turnos, arrancando suaves gemidos de la garganta del peli azul, descendiendo por ese torso bien formado y durito, rozando apenas con sus manos el miembro erecto sobre la tela el bóxer que se levantaba orgulloso cual estandarte de guerra, necesitado de atención, atención que sin duda estaba dispuesta a otorgar. Usando su boca y nada más que su boca deslizó la última prenda que cubría el cuerpo de Milo, dejándolo desnudo y sin perder el tiempo, lo tomó con su boca de una, golpeteando el glande, rascando delicadamente con sus dientes, moviendo su lengua hasta hacerle ver luces de tanto placer; y no se detuvo hasta estar seguro de que se vendría.

-Eso fue intenso-dijo agitadamente.

-Sí, pero ahora viene lo mejor-Diciendo eso permitió que las inquietas manos de su amado lo desvistieran hasta quedar completamente desnudo, acomodándose y separando un poco más sus piernas logró que la punta rozara su entrada, excitándose por semejante fricción insinuante; sin embargo, debían ir despacio, con sumo cuidado para no lastimar al bebé en su interior, por lo que lentamente, de a pocos introdujo ese erecto miembro en su cuerpo, quedándose quieto para tomar aire y relajarse por completo, comenzando así un vaivén apasionado, dulce y delicado que los llevó a la locura del éxtasis y la mágica explosión del orgasmo.

Para Milo fue todo un deleite la forma en que Camus lo cabalgó, y poder observarlo hacer esos gestos de placer fue mucho mejor pues recompensaba con creces la tortura de dejar el control absoluto a su hermoso “hielito”.

Estando así, abrazados, descansando después de haber hecho el amor hacía pensar a Camus que nunca más su vida ni su hogar serían un Infierno.

 

Fin


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