Dean era un imbécil. Sarcástico. Arrogante, idiota, mujeriego, egoísta, descerebrado, sordo y terco. Irresponsable, kamikaze, sin educación ni recato, que tampoco conoce el significado de la palabra discreción… pero eso no hacía que Dean dejara de ser menos popular, atractivo, asediado o simplemente, menos Dean.
Dean era muchas cosas, pero también era un hombre apuesto, protector, valiente, decidido y arriesgado. Era un hombre como ningún otro. Un ser humano capaz de arrastrar a cualquiera con él y sus ideales. Y Castiel no fue la excepción.
Un ángel dedicado al señor fue capaz de dejarse llevar en su lucha y cuando miro a su espalda descubrió que gracias a Winchester ahora no era un ciervo leal, pues comenzaba a tener sentimientos completamente mundanos como la duda, deslealtad, ira y el amor...
Para Cass, cualquier emoción era completamente nueva, pues él, como un buen ángel, no podía permitir que nada interviniera con su deber divino. O al menos así fue hasta que le encomendaron rescatar a Dean Winchester del infierno y vigilarlo. Tal vez, si Castiel no lo hubiese conocido, el seguiría siendo un feroz guerrero leal del cielo, pero no fue así.
Al conocer las grietas en el sistema del cielo, el hombre de la gabardina comenzó a sentir duda, pues las cosas dejaban de justificarse con un simple “Son Ordenes” y comenzaban a tener consecuencias más allá de un “Recibirán la absolución”. Palabras como “Cumplen su destino” comenzaron a sentirse vacías y cuando quiso dar marcha atrás ya sentía fuertemente arraigada la deslealtad. Y por si fuera poco las cosas no pararon ahí, el descubrir la muerte de sus hermanos a causa de sus propios hermanos lo lleno de ira y dolor, se sentía un completo idiota al que habían utilizado para un juego de poder y asi, sin el quererlo se vio dando la espalda al cielo y convirtiéndose en un desertor rebelde.
¡¿Quién le había enseñado todas esas emociones a un ser divino como el?! Solo Dean Wichester. El hombre al que le entrego su lealtad y decidió seguir.
Con el paso de los días nuevas emociones llegaron para el ángel Castiel. La Sorpresa, Nostalgia, Motivación, felicidad, el miedo, la culpa…. Fueron algunas de ellas, pero la que más intriga le causo fue aquella que Sam llamo “Amor”
¿Amor? ¿Que era el amor?
Castiel lo descubrió cuando se vio queriendo proteger al chico de ojos verdes. Cuando no quiso separarse de su lado y se unió a su causa. Cuando decidió proteger a su hermano menor con el afán de no verlo sufrir. Cuando descubrió su corazón latir al verlo a los ojos… Cuando cada acción del cazador era fascinante para él, y para cuando sus sonrisas se convirtieron en la única luz que él quería seguir, supo por qué Ana había luchado tanto para poder sentirse de esa manera. El Amor sin lugar a dudas era como lo decían los humanos “Una fuente de combustible capaz de lograrlo todo”
Para Castiel, Deán se convirtió en la única persona que necesitaba en su mundo y si para tenerlo debía dar la espalda a su naturaleza y rebelarse, lo haría. Pues para el ángel Dean Winchester era su propio cielo.