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Bastardo por mikan beloved

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Notas del capitulo:

Los personajes son de mi creación, no es una historia real, por lo que cualquier parecido es solo coincidencia 

Dentro de las paredes de aquel castillo, bajando cerca de los calabozos, otro golpe choco contra la mejilla de Radomir1, esta vez rompiendo el puente de su nariz, pero sin dejarse intimidar, se levantó del frió piso y alzo las manos para devolver el golpe a aquel rubio quién le miraba de forma despectiva. La diferencia de portes y de edad eran notorias, su cabello oscuro y su piel acanelada demarcaba aún más el claro color de sus ojos, un tono celeste verdoso, por parte de su padre; a diferencia del mayor, quién tenía una piel pálida y ojos azules, todos rasgos de su joven madre. Alzando su pequeña mano intento propinar un golpe contra el mayor, quién la esquivo antes de golpearlo de nuevo, ahora en sus costillas las cuales ardieron ante el dolor, pero no lo detuvo y alcanzo a golpear de vuelta al mayor en su estómago, haciendo que se alejara un poco. Aunque la mirada de odio en su contra prometía una venganza por su osadía.

Al soltar su estómago, volvió a empuñar sus manos y se dirigió contra el menor, le era imperdonable el haberlo tocado.

—¡¡Drago2!! —una voz llego desde la puerta y luego unos pasos rápidos bajaron por la escalera de piedra interponiéndose entre el mayor y su víctima, quién nuevamente era Radomir — ¡basta! ¿Por qué ostentas contra su integridad?

—Y tú por qué osas defenderlo Rikard3 —gruño el mayor, sin bajar sus puños pero sin amenazar al peli-castaño frente a él — ¡no es más que un maldito bastardo!

—Y eso que, no somos quienes para lastimarlo —defendió Rikard luego ahogando un suspiro, sabía que eso no ayudaría en nada — padre te ha llamado, dijo que era urgente

—Esto no termina aquí bastardo -amenazo antes de chasquear la lengua e irse — ni Dios podrá salvarte de esto

— ¿Estas bien Radko? —volteando a ver al menor, Rikard pudo apreciar una gran cantidad de moretones que el menor tenía en su rostro, ambos se diferenciaban por cuatro años y aún no entendía como aquel pequeño de tan solo siete años podía soportar sin llorar los golpes de Dragomir, quién era el mayor de todos — ven vamos a lavar tu rostro

—Gracias Hudde —tan solo susurro bajando la cabeza, le apenaba que lo vieran en ese estado, y más aún cuando ni siquiera había podido devolver la misma cantidad de golpes —

Luego de aclarar su rostro y limpiar parte de sus heridas, sin soltar su mano caminaron hasta una pequeña capilla, donde se alzaba una figura, la cual parecía observar cada uno de sus movimientos. Al no haber nadie, Rikard lo llevo hasta los pies de la figura y ambos, ahí se arrodillaron.

Una sonrisa honesta cruzo sus labios cuando tomo las manos del menor y se las junto frente a su boca, para luego susurrar "Repite después de mí" y juntando sus propias manos y cerrando los ojos comenzó a agradecer por todos, comenzó a pedir por todos y por él. Radomir tan solo repetía las palabras, hasta que el mayor pareció conforme y finalizo con un Amen

Esa fue la primera vez que rezo, que conoció a su creador y a quién más admiraba Rikard. Desde ese día aprendió que todo lo malo era un castigo y todo lo bueno era recompensa. Y Radomir estaba seguro que aquel tiempo con Ricard, era su recompensa por defenderse de Dragomir.

****

—Drago —Rikard ahogo un suspiro al apreciar el odio de su hermano al combatir contra, quién él llamaba Bastardo quién mostraba una orgullosa sonrisa al poder no tan solo esquivar, sino devolver los ataques del bracamante4 con tan solo una espada vieja y sin filo —

El choque del frió metal golpeando llenaba el silencio en el jardín de entrenamiento, todos observaban lo que pasaba, los gemelos Milivoj5 y Miloslav6 pasaban entre sus hermanos y compañeros recogiendo el dinero y joyas de la apuesta, mientras su maestro de combate cruzaba sus brazos sobre su pecho observando a los dos guerreros.

Dragomir gritaba con cada ataque, la frustración se reflejaba en cada uno de sus movimientos y el odio en su corazón crecía a grandes pasos y eso le preocupaba, a pesar de todo, era su hermano y no quería verlo caer en aquel pecaminoso sentimiento.

Un golpe más fuerte, con un ágil movimiento de espada y Dragomir se vio acorralado contra una muralla y la fría espada de Radomir en su garganta. Algunos guerreros gritaron de alegría, mientras otros gruñían de frustración, solo los combatientes se quedaron cruzando miradas un momento antes de alejarse con las respiraciones agitadas, para luego ser felicitados por separado por Ratko7, su maestro.

— ¿Qué haces aquí? —gruño Dragomir al quedar frente a su hermano, su rostro estaba rojo y su cabello sudado, había cambiado mucho ese niño egocéntrico que era antaño, solo que cambió para mal- no deberías estar rezando o con algún librito tuyo

—Lo estaba, hasta que me avisaron que padre quiere verte en su habitación —comunico haciendo caso omiso a la burla del mayor, lo acaba de ver perder, no necesitaba insultar su inteligencia también —

Quiere vernos a los tres

—De acuerdo —murmuro tirando la espada al piso y alejándose solo, pateando cada cosa que veía cerca —

—Rikard -llamo la profunda voz de Radomir, a pesar de tener tan solo diecisiete años ya era todo un hombre, su cuerpo se había tonificado, su rostro se había marcado y su voz se había agravado, de tal forma que con tan solo hablar hacía muchas piernas temblar y no solo a la damiselas — me alegra verte por estos lados, hace tiempo que no te veía fuera de tu habitación

—Me alegra a mí igual, poder ver como haz crecido y mejorado Radko —

Su mirada se encontró contra del mayor, quién ahora era notoriamente más alto — lamentablemente mis deberes me tienen ocupado y no puedo verlos muy seguido

—Eres muy importante —aseguro Radomir y Ricard sintió sus mejillas calentarse, en menor carraspeo y paso su mano por su cabello con notoria vergüenza — bueno, yo... eso supongo ya que Ricard es un muy buen hombre

—Pues me halagas —respondió riendo entre dientes, le alegraba ver que a pesar de los cambios, aún quedaba algo de aquel pequeño — bien, lo siento pero debo irme, felicitaciones por tu buen trabajo —toco el hombro de Radomir con una dulce sonrisa antes de voltearse —

—Yo... —una de sus grandes mano se apoyó sobre el hombro de Ricard antes que pudiera alejarse más, para luego acercarse más a su oído de forma confidencial — quería pedirte si me acompañas a rezar esta noche —

Solo asintió, no podía hablar, sentía que si llegaba a hacerlo su voz temblaría, tal y como su cuerpo lo hacía. Y tampoco podía negarse, simplemente no quería. Un suave gracias fue susurrado antes de ser liberado, ante lo cual camino tan lento y normal como pudiera fingir.

Estaba mal, lo que sentía y donde lo sentía estaba muy mal, lo sabía pero no sabía qué hacer y tampoco salía en los libros. Rezaba para que Dios pudiera guiarlo en aquella situación y mientras lo hacía iba en dirección a la habitación de su padre.

Al atardecer, con pasos pesados Rikard caminaba en dirección a la capilla, hacia unos años su padre había caído enfermo, pero ahora agonizaba, amenazaba con provocar una guerra con el reino vecino, un pueblo que estaba tan lejos y ajenos a ellos que pudieran ya no existir, pero este estaba seguro que fueron ellos quienes lo tenían postrado. Más ante esto que su primogénito, Dragomir, le hubiera prometido mover a las tropas para cumplir su deseo no mostraba nada bueno. y que se mostrara decidido a hacerlo menos.

Solo esperaba que Dios iluminara a su hermano para que no cometiera alguna locura.

Caminando por los fríos pasillos, pudo observar como los guerreros caminaban fuera de los muros del castillos, lo más probable es que fueran a beber y por mujeres hasta el amanecer, era normal, o ellos lo encontraban normal, para él aún quedaba trabajo y había ofrecido su vida al servició de la Iglesia, dejando de lado sus placeres carnales por una vida de oración. O eso quería creer.

La capilla se encontraba con las velas encendidas y solo había una persona "Radomir" pensó el mayor, mientras sus músculos se tensaban y caminaba en dirección del menor, quién con la cabeza gacha y las manos juntas, como él una vez le enseño, rezaba.

—Me sorprende que en realidad quieras estar aquí y no con los demás —hablo cuando se percató que ya había acabado su oración, el menor tan solo volteo a mirarlo y sonrió — n-no quiero decir que sea malo, solo, es raro...

—Me gusta pasar tiempo contigo Hudde —sus hombros se alzaron mientras bajaba la mirada a sus manos, la cuales tenía una que otra herida — con tus estudios y mi entrenamiento hace tiempo que no podía hablar así contigo

—Sobre todo ahora que Dragomir ya no puede abusar de ti —comento sentándose al lado del más alto, aceptaba que cada vez que coincidían era por culpa de su hermano — te has vuelto un hombre muy grande y fuerte

—Si no fuera castigado, juro que me dejaría vencer por él para pasar nuevamente las tardes contigo —susurro el mayor aun mirando sus manos, antes de apretarlas en puños —soy un bastardo Rikard

—No digas eso tú... —intento tomar la mano de Radomir, pero este no se lo permitió y una punzada cruzo en su pecho —

— ¡Lo soy! Mi padre, tu padre, él... prometió a mi madre que la amaba solo a ella, que la haría feliz y que nadie le haría nada —una fría y dolorosa sonrisa cruzo sus labios — Supieras, cuantas veces he visto a los chicos hacerlo cuando van a beber, como mienten sin escrúpulos para conseguir lo que quieren y hoy... hoy me di cuenta que quizás no soy tan distinto a ellos

—Tu... —ahogando un suspiro Rikard sintió una leve punzada en su pecho. Miro la imagen a la cual todos los días y todas sus noches rezaba, su rutina era estricta incluso si se encontraba solo, sobre sus hombros estaban los pecados de su familia y debía pedir por ellos, ese era su deber — si haz cometido un error encomiéndate al señor, él te guiara por el camino correcto

—No es lo que piensas... —susurro aún sin mirarlo — Dragomir ordeno mover las tropas, iremos a batallar pero, antes de irme, deseaba... —trago con dureza antes de levantarse y comenzar a pasearse — está mal, lo sé, no hay nadie más puro que no seas tú pero... Hudde yo te deseo, deseo tu piel junto a la mía, deseo sentir como bajo mis manos sientes deseo y como tus ojos solo me miran a mí —su mirada se clavó sobre la del mayor quién no pudo esquivar la mirada, por más que su vida dependiera de ello — deseo prometer todo aquello que le prometen a las doncellas pero cumplirlo, hacerte feliz y saber que soy yo quién lo hace —su mirada se había oscurecido y sus músculos se tensaban —Quiero yacer en el mismo lecho y que al salir el sol sea el calor de tu cuerpo el que me despierte, caminar por el castillo y saber que a pesar de los deseos ladinos y pecaminosos, cada tarde pueda llegar a tus brazos a redimir mis faltas y pedir perdón —luego sus hombros bajaron derrotados y volvió a mirar sus manos — pero... no será así, ahora, ni siquiera sé si vuelva y temo, temo no poder volver a verte

—Tu... —su voz estaba extraña, un nudo se había formado en su garganta y sus ojos ardían — eso... no es correcto —tan solo pudo decir, aunque no sabía bien si se lo decía a él o a sí mismo —

—Lo sé —fue la respuesta que recibió antes de ver al gran cuerpo de aquel hombre sentarse a su lado y luego mirar con dolor la imagen a la que rezaban — por eso vine, le pedí que me ayudara, que iluminara mi camino, siempre, al amanecer después que tú te vas lo hago, pero siempre la noche hace que desee tu cuerpo a mi lado —luego miro a Rikard quién se tensó ante la mirada, sus ojos expresaban más que sus labios, eran sentimientos tan profundos que sentía que en cualquier momento se ahogaría — te dije que era un bastardo

—No, tu solo... —movió sus labios en busca de ordenar sus ideas, pero no podía, todo lo ocurrido ese día lo tenía mareado —

—Déjalo —el menor cogió su mano la cual la alzo hasta sus labios y la beso con suavidad — esta, puede que sea mi última noche y quería que supieras todo antes de marchar —acariciando con suavidad su mano le dedico una dulce e inocente sonrisa, casi podía ver a aquel pequeño chico que con valentía soportaba los abusos de sus hermanos — te amo y jamás te haría daño —con su mano libre tomo el rostro de Rickard y le beso la mejilla con dulzura — quisiera que pidieras por mí en la batalla, de esa forma yo volveré y podré hacerte feliz

Aquella noche no pudo gesticular nada más, por lo que tan solo asintió, dejando que el menor besara nuevamente su mano antes de irse en silencio. Al amanecer aún en aquel pequeño lugar no encontraba respuesta alguna, sentía su mente revuelta y su corazón pesado, sin contar el nudo que se extendía desde su garganta hasta su estomago, aun podía sentir la calidez de los labios de Radomir en su mano y su masculino aroma. Levantándose pidió disculpas por olvidarse de sus deberes y se dirigió a su habitación, aquel día, como le había dicho, Dragomir movió las tropas a una guerra imaginaría y tal como Radomir le pidió rezo.

****

—Dragomir —murmuro mirando a aquel hombre, que alguna vez fue fuerte, ahora postrado en el lecho esperando su muerte, en aquella batalla no solo perdió a gran parte de sus hombres, perdió tierras y parte de su salud, suavemente deposito la bandeja con comida sobre sus piernas — ven, come un poco...

—Rikard —llamo como ausente, su vista se fijó en sus manos y luego volvió a mirarlo — ¿Has visto a Radomir? Ese maldito bastardo me debe un golpe y se debe estar escondiendo

—No lo he visto —miro por la ventana antes de ahogar un suspiro —puede que esté trabajando

—Sabes, pelea muy bien —murmuro antes de reír entre dientes — solo no te atrevas a decirlo, no quiero que se crea mejor que yo.

—Tranquilo no le diré —viendo que su hermano ya comía se alejó de allí, caminando por los fríos pasillos hasta su habitación, donde, con los ojos llenos de lágrimas rezo.

Luego de aquella batalla, su hermano perdió la cordura junto con algunas partes de su cuerpo, por lo que el al ser el sucesor, sería el nuevo amo y señor del lugar, pero a pesar de ellos no dejo de trabajar en nombre de Dios, ya que Radomir, aún no volvía y el rezaría por su alma hasta que volviera.

Incluso si eso significaba esperar hasta la próxima vida y dormir con el calor de un cuerpo que ya no existía, ese era su castigo.

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1Radomir (Radko) Derivados de los elementos eslavos rad "cuidado" y mer"grande, famoso". El segundo elemento también se ha asociado con mir significa "paz" "o "mundo".
2Dragomir (Drago) Deriva el significado del dorgu del elemento eslava "precioso".
3Rikard (Hudde) Eslavo
4Espada de la edad media, de un solo filo y curva en la punta
5Milivoj: Deriva de elementos eslavos mil "Clemente" e ivo "soldado"
6Miloslav: Derivados de la Eslava elementos mil "Amable, querida" y eslavos "gloria"
7Ratko:Deriva el elemento Eslava rata significado "guerra, batalla".

 

Notas finales:

Gracias por su tiempo :)
Saludos~


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