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El tigre y el conejo por Eliann

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Era una agitada en la cueva del tigre ¿por qué razón? Al parecer su querido conejito y pareja se encontraba enfermo no sabía cómo ayudarlo, no sabía que tenía exactamente estaba en un estado de pánico total.

 

Se movía constantemente por la cueva y el bosque buscando, rebuscando y averiguando que era lo que le pasaba asustando a más de un mamífero a su paso al pasar la tarde todo parecía más calmado.

 

-¿te sientes mejor? –Pregunto el tigre observando a su amado conejo que le sonreía débilmente –

 

-Sí, mejor –Contestó acariciando la mejilla del tigre –ya estoy bien no tienes que estar preocupado.

 

-¿Cómo no preocuparme por ti? –Se quejó –te amo.

 

-Lo sé, lo sé –cerro los ojos para suspirar –Debe ser solo un resfriado.

 

-¿tú crees? –El conejo asintió suavemente –. . .está bien.

 

El conejo se quedó dormido pero el tigre seguía completamente inquieto hablando con diversidad de animales supo de una coneja que sabía de muchas cosas y ¿qué mejor que saber de un conejo que otro conejo? Se empeñó en buscar a la coneja, la consiguió antes del amanecer.

 

-¡¿quién toca tan incesantemente a las cuatro de la madrugada?! –exclamo la coneja enojada para abrir y encontrarse con los ojos del depredador llevándose el susto de su vida –

 

-No cierre –Expreso tomando la puerta alertando más a la coneja –lo lamento pero necesito su ayuda… es que... usted conoce mucho sobre las enfermedades y hierbas sanadoras y mi pareja necesita su ayuda… por favor.

 

-. . . está bien –la mirada del tigre se veía muy seria y preocupada para ser una simple mentira – ¿Dónde?

 

-En mi cueva venga por favor –Esto alerto a la coneja pero ya se veía arrastrada por el tigre que corría a gran velocidad por el boscaje, parecía tan acostumbrado a él que no le importo correr largos kilómetros, la coneja se quedó impresionada al entrar a la cueva y ver a un conejo allí sudando frío, se notaba un poco pálido –

 

-Kaito –pronuncio el tigre acercándose el conejo solo se removió entre sueños –

 

Era una extraña pareja demasiado extraña a ser sinceros pero la coneja no objeto nada y solo se puso a revisar a su paciente, quedando sorprendida por lo que había descubierto miraba con cierto anonado al tigre y luego al conejo tendido en la cama de pieles.

 

-¿qué pasa? ¿Qué tiene? –Pregunto alarmado el tigre por la expresión de asombro de la coneja –

 

-él no está enfermo… está embarazado –murmuro –

 

-¡¿Qué?! –Aquello lo había tomado por sorpresa tendría ¿cachorro? ¡¿Cachorro de su pareja?! ¡Pero si ambos eran machos! ¿Cómo podía ser posible? además él era un tigre Kaito un conejo, eso lo expondría a un gran riesgo sus cachorros podrían ser muy grandes para su pareja, estaba aterrado –

 

En vez de sentir una gran felicidad por ello sintió un enorme pánico, por el riesgo que aquel embarazo podría representar para su pareja y por lo improbable que podría ser esto hasta en un punto que todo lo del día de ayer con lo de esa mañana se mezcló y termino desmayándose.

 

-Gakupo, ¡Gakupo! –Alguien le llamaba sus ojos se abrieron para ver los brillantes ojos azules del conejo quien le sonrió –me alegra que despertaras no te veías muy bien.

 

-¿eh? ¿Qué paso? –pregunto –

 

-Estabas dormido –Respondió – ¿acaso estabas teniendo una pesadilla? –por la forma en como estaba su pareja decidió despertarlo ya que su sueño no parecía tan apacible como otras veces –

 

-uh, si –contestó, pero por si las dudas le toco el vientre al conejo, nada era suave y plano no sentía nada, se acercó oliéndolo, no, no olía a estar embarazado todo estaba bien –

 

-¿Qué te pasa Gakupo? –le pregunto el conejo mirando al tigre que tenía una extraña expresión de tranquilidad –

 

-Nada, estoy bien –Sonrió para besar a su pareja quien no entendía que pasaba pero solo se dejó llevar –

 

No era que el tigre no deseara tener cachorros y menos con su pareja si no que le aterraba el hecho de lo que podría parar en consecuencia, ambos eran especies distintas y aunque se habían dado hijos de especies distintas eran entre herbívoros o depredadores como el ligre.

 

Pero un cachorro entre una presa y un depredador era mucho más distinto, por mucho y eso aterraba en demasía al tigre por lo que pudiera pasarle a su pareja durante el embarazo ¿qué pasaría si los cachorros le devoran desde dentro? ¿O son muy grandes? ¿O le dañan? ¿Y si nacen con alguna enfermedad? No podía darse la posibilidad de algo así ¿cierto? ambos eran machos, al sentir como el conejo acariciabas sus hombros el tigre se calmó un poco, la sonrisa y la mirada de su pareja dispersaron todas sus dudas.

 

Todo estaba bien.

 

Y no tenía por qué temer.

 


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