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Robin Tales por Geo

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Notas del fanfic:

Espero disfruten de estas historias que ire colocando! Si una idea esta colocada aqui, es porque salio directito de mi corazon.

Agradecere con el corazon cualquier comentario que puedan regalarle a su servidora...

Notas del capitulo:

Esto es lo que pasa cuando me ponen a leer Facts sobre Jason Todd por la noche, me dan buena música de background, tengo una computadora a la mano, y no tengo que ir al trabajo al día siguiente. 

Dear “Dad”






Jason no podía creer que aquello había funcionado. Después de haber pasado todo el día con Bruce, unas cuantas suplicas –si, recurrió a ellas- y Batman y Robin se tomarían un descanso por aquella noche y no irían a patrullar. Siendo honestos, también le debía bastante a Alfie. En cuanto escuchó la petición que le había hecho a Bruce, Alfred no hizo otra cosa sino alentarle, logrando que por fin cediera a quedarse.

Ahora los tres se encontraban viendo una película. Se la pasaban sorprendentemente bien, él mismo haciendo alguno que otro comentario o pregunta, o riendo junto con Bruce después de cada observación que hacia Alfred –ser el mayordomo de Batman y haber tomado clases de actuación le volvían un perfecto crítico, al parecer-.

Pero lo que el pequeño Robin disfrutaba cada segundo de esa noche, era la cercanía de Bruce, pues teniendo sentado por un lado, le rodeaba los hombros con un brazo, en un abrazo de aquellos que solo él recibía por parte del billonario.

Era verdad que el Caballero de la Noche y el Chico Maravilla tenían una dinámica única, pero con esa cercanía, ni Robin podía percibir aquellos detalles de Batman: la calidez del cuerpo de Bruce; el aroma delicioso a colonia, que no hacía más que erizarle la piel; la suave pero armoniosa risa, aquella que era verdadera y espontanea –no la falsa que utilizaba en su papel de playboy-; y por último, con esa cercanía gracias al abrazo que les unía, Todd era capaz de percibir los latidos calmados del mayor, su corazón latía tranquilamente con la paz que sentía en ese momento, paz y tranquilidad misma que le transmitía a su joven protegido.



Ha llegado la hora, pensó para sí. Pues aun cuando Jason Todd era sólo un adolescente, él sabía perfectamente lo que sentía, y lo que quería. Él estaba enamorado de Bruce Wayne, y por más que él le llamara “hijo”, o que Alfred insistiera en referirle como “su padre”, Jason jamás lo vería de aquella forma. Él estaba loca, total e irremediablemente enamorado de Bruce, y esta noche por fin se lo diría.

La película terminaba; Alfred ya había hecho su primera sugerencia de irse a la cama, pero recibió al instante objeciones por su parte y, para sorpresa de ambos, Bruce accedió: “Una más, no puede hacer mucho daño, Alfred. Solo esta vez escoge algo más breve, Jay.” le había dicho.

No fue hasta que Alfred se retiró en busca de más bocadillos, dejándolos a solas, que el pequeño Robin cayó en cuenta que no había marcha para atrás. Por cada segundo que pasaba su corazón latía más y más rápido, siendo presa del pánico.

Pero él era Robin, el chico Maravilla, y no iba a acobardarse nunca.


Bruce interrumpió unos segundos el abrazo al levantar ambos brazos para estirarse, y una vez los bajo de nuevo, rodeando con uno de ellos el costado del niño, Jason inmediatamente se acercó y colocó ambas manos en el pecho del mayor, quien le miro un poco extrañado.

- Bruce…-pronunció su nombre con todo el valor que consiguió reunir, y al instante la voz le abandonó. ¿Habrá sonado eso como un grito? Se lamentó.

- ¿Jay? ¿Qué sucede? –Bruce le miraba aun extrañado, pero atento.

- Yo… -mierda, mierda, piensa.

El mayor abrazó más firmemente a Robin y le dedicó una ligera sonrisa.

- Jay, ¿Qué ocurre? Puedes decirme lo que sea.

- Bruce, yo… -tragó saliva, y sin quitar la vista de aquellos ojos azules tan intensos, continuó- Sé que no me has adoptado, a pesar que ya tengo todo este tiempo viviendo contigo y con Alfie; a pesar de todo lo que hemos pasado, que me dejaste ser Robin…

- Sobre es-.

- No, escucha. Yo entiendo. Y… lo que quiero decir…

De no ser por el repentino rubor en sus mejillas y el ligero temblor en sus manos, probablemente habría sido mal interpretado.

- Tú me gustas, Bruce… No, ¡te amo!

Podía sentir su corazón latir tan rápida y fuertemente, que no le extrañaría que éste saliera volando de su pecho; sus mejillas ardían por el intenso rubor en ellas, y el temblor se había extendido a todo su cuerpo. Pero a pesar de todo aquello, el brazo de Bruce no había flaqueado ni un poco, manteniéndose alrededor del niño.

- Jason… -un corto suspiro se escapó de la boca del mayor- Entiendo que… estas en una situación un poco complicada. No puedo decir que comprendo cómo te sientes, pero claramente te estas confundiendo - gentilmente le dio unas palmaditas en la cabeza, con su mano libre- Jason, tu eres mi hi-…

- ¡No! –de un manotazo apartó la mano de su mentor y volvió a colocarla en su pecho- No, Bruce, yo te amo, ¡estoy diciendo la verdad!

Y con un vuelco al corazón, como último recurso, Jason eliminó la distancia entre su tutor y él, uniendo fugazmente sus labios.


Entonces todo se tranquilizó. El aura de la habitación se relajó un tanto; el cuerpo del mismo niño había dejado de temblar con tanta brusquedad… y la respiración de Bruce, serena, tranquila, su pecho dando un vaivén lento.


Apenado y sin separarse lo suficiente, el pequeño Robin separó sus bocas y hundió su rostro en el gran pecho del mayor, acurrucándose en él.

- Sólo… sólo… -fue lo único que atinó a decir, aferrándose fuertemente de él.


Jason agradeció que Bruce no pronunciara palabra alguna después de aquello, y agradeció aún mas cuando éste le abrazó por la cintura, atrayéndolo.


De acuerdo, aquella noche no había ido cien por ciento como él lo hubiera querido, pero tampoco iba a quejarse. Despues de todo, había logrado tener el primer beso con el amor de su vida, y no es tampoco como que fuera a aparar ahí.

Si, quizá por ahora Bruce –Batman- lo viera como un niño confundido, pero él era el Chico Maravilla, Robin, y no iba a rendirse tan fácilmente.

Notas finales:

Quería escribir algo lindo, algo de lo que llegas a sentir cuando estas entre los 13-14 años, cuando conoces a tu primer amor y no hay nada que lo iguale, sientes que es el indicado y perfecto para ti…

Muchas gracias por leer, espero les haya gustado!


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