El cielo seguía siendo gris manifestando su deprimente color sobre ellos, una suave llovizna acompañada de un viento helado completaban el escenario pero eso no podía importarle menos, solo importaba que quería seguir ahí, que quería seguir con él. Como un acto reflejo miro alrededor encontrando lo que imaginaba, el área estaba vacia, ni una sola persona vagaba por el resto del lugar mientras que la gente, la poca gente que asistió al entierro se había largado al terminar la ceremonia pero lo prefería asi, toda esa gente estaba ahí solo por su padre o por Bucky, no por él, no por Steve. Sus ojos se pasearon una vez mas por el pedazo de mármol que tenia enfrente, evaluando la simpleza de la pieza que se comparaba con la humildad del rubio, aquel que siempre fue noble, honesto, valiente, tenaz, amable, humano, todas las cualidades que un hombre deseaba poseer y que Steve tuvo sin esfuerzo alguno, pero ni todos su valores como persona evitaron que nadie lo tomara en cuenta, todo mundo se dejaba llevar por su débil apariencia, delgado, de baja estatura, siempre con ropa demasiado grande para su cuerpo, en fin un simple muchacho de los barrios pobres de Brooklyn, eso hacia que se alejaran sin dedicarle una segunda mirada, que lo criticaran sin conocerlo, que lo encasillaran como un debilucho cobarde cuando Steve era todo lo contrario, pero el mundo no se cansaba de catalogarlo asi, todo mundo no pudo ver más que eso en Steve Grant Rogers, todos menos él.
Desde el primer momento nunca lo juzgo, acepto con simpatía su conversación, sintió calidez al conocerlo, se sintió cómodo con su presencia y deseo con fervor volverlo a ver. Afortunadamente Steve también se había sentido cómodo a su lado porque volvió junto a él, volvieron a encontrarse como dos viejos amigos, volvieron a hacerlo muchas veces mas y sin darse cuenta su amistad ya no era lo único que los unía, solo tuvieron que unir todas las pistas para descubrirlo: Ese sentimiento de seguridad que sentían al estar juntos, esa calidez que llenaba su pecho tan solo con verse a la distancia, esa comodidad que permanecía aun si no decían nada, esas terribles ganas por permanecer el mayor tiempo posible juntos, todo eso los hizo ver que se habían enamorado, que solo vivían por el otro; por eso fue un gran golpe el que la guerra llegara con un nombre que jamás olvidaría, HYDRA.
HYDRA era una organización bélica que apareció a principios de los 80´s y luchaba por tomar el control del mundo, en un principio actuó bajo las sombras y el anonimato sin embargo la constancia de sus apariciones aumento en 1990 cobrando la vida de cientos de personas. Toda esa destrucción llevo a varios a tomar acciones en contra de aquellos villanos y lo hicieron formando SHIELD, una organización privada y ajena al gobierno la cual tenía el propósito de luchar contra HYDRA evitando que cualquier catástrofe se suscitara, formaron ejércitos, infiltraron espías, crearon armas, enviaron hombres a la guerra y Steve se fue con ella. Aun recuerda la opresión en su pecho al encontrar aquella carta de despedida, aun recuerda las locuras que hizo por ir tras el, aun recuerda las lagrimas que derramo por semanas que fueron sustituidas por risas de alegría cuando Steve se comunico con el atráves de cartas, pero la alegría y la esperanza nunca pueden superar a la tristeza, nada puede superarla y eso lo comprobó cuando recibió la noticia, Steve había muerto en batalla; busco por días mas información, viajo a las bases en Alemania sin importar lo peligroso que fuera con el deseo de descubrir que todo era un error, que Steve no estaba muerto pero la dura realidad lo golpeo justo el dia en que la guerra termino y James Barnes con lagrimas en los ojos afirmaba su más grande temor, liberando con ello el dolor más grande que jamás había sentido y que ahora se transformaba también en su más triste recuerdo.
-es hora de irnos Tony.- murmuro la persona a su espalda mientras le apretaba un hombro tratando de transmitirle su apoyo, aunque lo único que logro fue casi romperle el acromion aunque no podía culparlo, después de todo apenas estaba aprendiendo a manejar ese brazo de metal.
-vamos.- accedió poniéndose de pie ignorando el dolor que atacaba a sus rodillas. Comenzaron a caminar en silencio ambos ocultos bajo una sombrilla negra que los protegía ahora de las gotas más grandes que caían del cielo; su avance fue lento y es que ambos sentían un gran pesar por salir de ahí, pero era imposible quedarse con los muertos pues ellos ya no estaban en este mundo.
-hasta siempre Steve.- murmuro dando una ultimo mirada a la lapida que ahora estaba a varios metros tras de ellos.