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7. La Promesa de Ren por dayanstyle

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Notas del fanfic:

porque las quieroooooo 

con un nuevo comienzo de otro de los fics esperados, la septima entrega de la Manada Kim

Baekren

Notas del capitulo:

Al Fin Ren lo reclamara su pareja o Baekho esta demasiado ocupado para ir por su amado y dejar de correr detras de su amigo...

a leerrr

Ren y Baekhyun corrían a través de los pasillos, Jonghyun corría tras ellos.

Ellos rodearon la esquina y volaron hacia la recámara de Ren, cerrando la puerta con llave.

— Eso fue divertido. —Baekhyun cayó al suelo riéndose.

Ren se reía graciosamente junto a él. — ¿Viste su cara?

— Invaluable. No podemos evitar que no encontrara divertido tener mayonesa en su pastel en lugar de crema —se carcajeó más fuerte.

— Esa fue buena travesura —Rena agregó— Hey, ¿Quién tomó libro?

— ¿Qué libro? —Baekhyun se levantó del piso.

Ren trató de recordar dónde había dejado su libro. No estaba en la cama donde él recordaba que lo había dejado. — Mi libro, lo dejé en la cama.

— Yo te ayudo a buscarlo.

Buscaron por todo el cuarto y no lo encontraron por ningún lado. Quizás lo llevó al estudio.

— Lo dejé aquí —Ren señaló la mesita de noche.

— ¿Se lo prestaste a alguien? —Baekhyun preguntó mientras buscaba debajo de la cama.

Ren se levantó del suelo y levantó los brazos. — ¿Quién puede leer?

— Buen punto.

Solo porque no recordaba haber sacado el libro no significaba que no lo hubiera hecho. Ren a menudo hacía cosas sin pensar, solo penaba en eso después --algunas veces demasiado tarde cuando su trasero ya estaba en problemas.

Abrió el cajón de la cómoda y sacaba la ropa, alguna cayó al suelo mientras buscaba el precioso libro que Kibum le había dado. Se rascó la cabeza. Ren se giró y vio el lio en el suelo, esperando haber pasado algo.

— No levantaré esto —Baekhyun señaló el lio.

No había nada, solo jeans y ropa interior.

Se puso en cuatro patas mientras buscaba bajo la mesa de noche. ¡Nada del maldito libro! Ren se frustró, ya no había dónde buscar.

— Mi estúpida suerte, no encuentro libro —le dijo a Baekhyun bufando.

Sus pensamientos vagaron a Japón y a su vida ahí mientras buscaba en su armario, lanzando todo fuera de los anaqueles.

Su primo Taemin lo había rescatado más veces de las que podía contar. Él siempre confiaba en lo que la gente le decía y los seguía ciegamente. Nueve de diez veces terminaba arrepintiéndose. Ren no podía evitarlo. La gente debería de ser honesta como él. Quizás porque él estaba tan desesperado por tener amigos saltaba al primer signo antes de que realmente pensara en eso. La gente en Japón nunca realmente quería ser su amigo. Ellos querían aprovecharse del ingenuo Ren, del confiado Ren, del Ren que se veía como chica.

Ren sabía eso, aun así él seguía confiando en la gente, esperando que uno de esos bravucones quisiera ser su amigo. Él deseaba que alguno de ellos se sintiera mal por lo que le hacían y vieran a Ren como algo más que un blanco fácil.

Nadie lo había hecho. Ellos lo trataban como a un tipo que ellos podían empujar, del que podrían reírse y burlarse. Algunos incluso lo habían tirado al suelo. Eso enojaba a Ren. Solo porque ellos decían que él era diferente no tenían derecho a tratarlo de esa manera.

— Podemos buscar abajo —Baekhyun sugirió.

— Esperamos Jonghyun irse. —Ren entreabrió la puerta y se asomó. El pasillo estaba vacío así que Baekhyun y él dejaron el cuarto.

Ren se sostenía del barandal mientras bajaba las escaleras, pensando en sus nuevos amigos. Él podía confiar en ellos. Ellos hacían que sintiera que pertenecía. Su amigo favorito era Baekhyun, claro. Ellos pensaban igual, simple. Baekhyun era un humano emparejado con un lobo guerrero llamado Chanyeol. Ahora, Chanyeol era un hombre atemorizante. Parecía que podría quebrar tus huesos solo con la mirada, y eso es por lo que a Ren le agradaba.

— ¿Has visto mi libro? —le preguntó a Heechul quien se dirigía al estudio.

— Lo siento, amigo.

Ren y Baekhyun llegaron al estudio con Heechul. Empezó a pensar en Taemin.

Ren recordó cómo él y su primo, Taemin, habían sido tomados en las calles de Japón y metidos en una caja. Taemin decía que era una caja de carga. Ellos cruzaron el océano y fueron traídos a Corea donde un grande y feo coreano trató de venderlos.

Taemin escapó con Ren, y terminaron aquí. Él tuvo nostalgia de su casa por un tiempo. Todo era diferente y extraño a como era donde él creció. Aun batallaba para comunicarse con la gente que vivía en esa gran casa.

— Toda la gente, alto —Ren los señaló. Min Seok, Heechul, Kibum, y Luhan se congelaron, nadie movía ni un dedo.

Ren rodó los ojos, los pequeños hombres aquí siempre bromeaban.

— Necesito encontrar libro.

— ¿Deberías buscar en la biblioteca? —Luhan se reía.

— No, alguien lo tomó de mí. —Ren entrecerró los ojos ante el alborotador del grupo.

— Bien. —Luhan levantó las manos y todos empezaron a buscar por el estudio.

— Hey, encontré unos chicles. —Min Seok levantó el paquete.

— Yo encontré una moneda y…eww. —Heechul dejó caer lo que fuera que hubiera encontrado y eso golpeó el suelo.

Ren arrugó la nariz. Eso era peludo y negro. Asco.

Cuando la búsqueda terminó sin resultados --aparte de monedas y dulces-- Ren cerró las manos en un puño con frustración.

Los otros hombres se fueron, pero Ren siguió buscando, perdido de nuevo en sus pensamientos.

Una de las parejas, Kibum, había sugerido que Taemin les enseñara a todos japonés. Eso ayudó mucho, pero él aún tenía en ocasiones problemas para entenderlos.

Ren estaba tan absorto en sus pensamientos que ni siquiera notó que su amigo E.Den estaba jugando billar con otro lobo de nombre Chan Hee. Ren pensaba que la mayoría de ellos tenían nombres divertidos. Él sabía que todos los grandes hombres eran lobos, los pequeños sus parejas. Realmente no entendía qué era una pareja.

Taemin trató una y otra vez de explicarle. Sabía que significaba que la gente que era pareja eran novios. Nadie más podría tenerlos. Ren también sabía que eso significaba que ellos se besaban y se tocaban mucho el uno al otro. Eso era todo lo que sabía acerca del tema de las parejas.

— Hey, amigo, ¿qué sucede?

Ren le sonrió a E.Den.

— Perdí mi libro. —Ren buscó entre los sofás y detrás del bar de nuevo. El estudio era un lugar agradable. Había dos grandes sofás, una gran pantalla de televisión, una mesa de billar, un bar lleno, un tablero de dardos, una mesa de póker y el video juego de Luhan.

— ¿Puedes ayudarme?

— En lo que quieras, Ren.

E.Den le ayudó a buscar, pero terminaron con las manos vacías, igual que la primera vez. ¿Dónde lo habría dejado? Se exprimió el cerebro, tratando de recordar el último lugar en el que lo había tenido. La pareja, Kibum, le había comprado mangas escritos en japonés. Él podría estar devastado si no lo encontraba.

Pateó el sofá con ira.

— Mejor cuida eso. Te puede regresar la patada —E.Den se rió.

Ren le lanzó un dulce a E.Den y se dejó caer en el sofá, con los brazos cruzados sobre el pecho.

Él no tenía un coreano fluido como Taemin lo tenía, así que el libro le daba más consuelo que cualquier otra cosa. También era una buena historia.

— ¿Quieres ir a la ciudad?— E.Den preguntó mientras veía bajo el sofá, levantándolo mientras Ren seguía aun sentado ahí.

Ren se sostuvo, pensando en lo fuerte que E.Den debería de ser para hacer eso. E.Den medía dos metros. E.Den estaba construido de puro músculo. — Tú mejor no caer —Ren le advirtió.

E.Den se rió y bajó el sofá. — Ahora, ¿qué puedo hacer por ti?

Sus ojos café siempre parpadeaban cuando le sonreía a Ren.

Su cabello café estaba realmente corto y a Ren le gustaba eso. Era diferente de su largo cabello rubio. Los niños en Japón solían reírse de él y decirle que se veía como una chica. Ren no creía que se viera como una chica, pero si todo el mundo lo decía así debería de ser.

— Está bien, E.Den, iré contigo, pero encuentro libro primero.- Ren fue a la cocina. Recordó que había ido ahí anoche para buscar un refrigerio. Quizás lo dejó en la mesa. Ren vio la mesa vacía. Trató en el refrigerador, debió asegurarse de no dejarlo ahí cuando fue a tomar un jugo. No libro. Pero había dejado mucho jugo. Ren tomó la botella y le dio un trago, colocando la tapa de nuevo para después. Se sentó a la mesa y empezó a preguntarse si incluso tenía un libro.

No puede solo desaparecer, ¿podría?

— Hey, Ren.

Ren miró sobre su hombro y vio a Baekho. Ese lobo siempre era amable con él. No hablaba mucho con Ren, pero siempre lo estaba viendo. Cada vez que Ren lo encontraba viéndolo fijamente él se alejaba rápidamente.

El lobo era de cierta manera extraño.

— Hola, Baekho, ¿has visto mi libro? —Ren revisó la despensa, podría haberlo dejado ahí cuando tomó unas galletas anoche.

— No libro. Lo siento.

Cuando Baekho le hablaba, siempre trataba de hacerlo sencillamente. A Ren le agradaba eso. Eso hacía que pudiera hablar con él más fácilmente. Siempre sentía una fuerza moviéndose en su estómago cada vez que estaba alrededor de Baekho, como una fuerza invisible que lo jalaba de su ombligo tratando de hacer que se acercara al lobo. No importaba cuántas veces lo intentara, Baekho siempre se alejaba corriendo antes de que él se acercara lo suficiente.

Él sabía que Baekho era novio del lobo con el cabello rojo llamado Ricky.

Ren estaba de pie junto al mostrador, viendo al guerrero. Nunca había visto un cabello de ese color antes. Eso era cool y sus ojos café le recordaban a Ren el chocolate. Pensó que Baekho era un muy hermoso lobo.

— ¿Cómo te sientes? ¿Tu pierna? —Baekho se apoyó en el marco de la puerta, viendo a Ren. Él hacía eso mucho. Ren frotó sus manos en las piernas del pantalón. Cada vez que el lobo estaba cerca, le sudaban mucho. Ren no entendía las revueltas emociones que siempre hacían un lio en su estómago cuando veía a Baekho.

— Pierna buena. Eso no duele. —Ren lentamente se movió hacia Baekho, queriendo cruzar el puente, pero cada vez que él daba un paso al frente, el lobo daba uno hacia atrás. Confundido, salió de la cocina y subió las escaleras hacia su cuarto.

— Yo pierdo mi mente aquí. —Ren sacudió la cabeza en confusa frustración

Dado que no entendía los sentimientos que tenía por Baekho, los hizo a un lado y se acostó en la cama. Quizás podría ir con E.Den, e ir a la ciudad con él. E.Den siempre se aseguraba de que se divirtiera. Él no tenía revueltos sentimientos por el lobo E.Den, solo la cálida sensación de la amistad.

— ¿Te sientes bien? —Taemin preguntó mientras entraba en el cuarto de Ren.

— Estupendo. —Ren levantó su pulgar.

— Mentiroso. —Taemin se sentó al lado de él en la cama— Ahora dime qué te molesta.

— Células cerebrales.

— Estaaaá Bien. Mientras nadie te esté molestando. —Taemin le dio una elocuente mirada.

Ren no quería entrar en otro debate con Taemin acerca de los lobos de la casa. Estaba cansado de que su primo lo interrogara acerca de los guerreros que se acercaban demasiado a él.

— Vives del otro lado del pasillo. Te busco si te necesito. —Ren se rodó y le dio la espalda a Taemin, diciéndole a su primo que había terminado de hablar.

Taemin palmeó su pierna y se puso de pie, suspirando profundamente mientras salía.

Decidió que podría ir con E.Den, se cambió con algo más caliente y fue a buscar al gran lobo. Lo encontró en la oficina de su Alfa Jong In hablando con el más alto lobo que hubiera visto. Jong In le recordaba a Ren un gentil gigante. Era casi tan alto como la puerta de la oficina pero siempre le hablaba suavemente a Ren y contestaba todas su preguntas lo mejor que podía. Le agradaba Jong In. Saludó al Alfa tímidamente inclinando la cabeza como siempre lo hacía y Jong In le sonrió e inclinó la cabeza como siempre lo hacía.

 

 

 

— ¿Yo ir contigo, E.Den? —Ren preguntó cuándo E.Den dejó de hablar y vio en su dirección.

— Tú ir, Ren. —E.Den le sonrió y se disculpó.

— Vamos, Ren. Podemos irnos. —E.Den lo guió hacia afuera a su camioneta de media tonelada., E.Den necesitaba una súper fuerte camioneta. Él ayudó al chico del tamaño de un refreso a entrar y le abrochó el cinturón de seguridad, revisando el área por cualquier señal de intrusos. No necesitaba que se repitiera lo que le había sucedido al Centinela Jonghyun.

E.Den había luchado por Ren cuando su Alfa le había dicho que ellos estaban siendo atacados. Ren significaba el mundo para los Centinelas. Él era joven, ingenuo, hermoso desde un punto de vista andrógino. Todos ellos se tomaron como una obligación el vigilarlo y mantenerlo fuera de problemas, porque Ren era muy curioso y amigable. Demasiado malditamente confiado en opinión de E.Den.

— Puedes poner música —E.Den señaló el radio.

Ren brilló y comenzó a mover los botones.

— No hay manera, Ren. —E.Den gruñó cuando Ren la dejó en la estación de música country.

— Me gusta.

— No hay manera, cambia eso.

— ¿Entonces por qué me dices que yo pusiera? —Hizo puchero.

— Pon lo que quieras menos eso. —No había manera de que él fuera a escuchar música country.

— Bien. —Ren comenzó a hacer un lio con los botones de nuevo, dejándola en una estación de rock.

— Ahora tú habla —se rió— Dame algo de dap.

— ¿Qué es dap?

— Cierra tu puño y chocas con el mío.

Ren lo hizo y E.Den chocó sus nudillos.

— Cool —se rió graciosamente.

— Mucho.

El estómago de Ren gruñó lo suficientemente alto como para que se oyera por encima de la música.

— ¿Hambriento?— E.Den preguntó mientras entraban al estacionamiento del primer restaurante que vio. E.Den tenía que recoger algunas cosas de la oficina de correos y el restaurante era la siguiente puerta a la derecha. En una pequeña ciudad todo estaba cerca una vez que llegabas a la plaza de la ciudad.

La villa Kim era el perfecto lugar para vivir en opinión de E.Den.

— Un poco. ¿Puedo tomar una malteada? —Ren brillaba hacia él.

— Cualquier cosa que mi pequeño amigo quiera. —E.Den abrió las puertas y Ren bajó de un salto y caminó hacia el restaurante.

— Espera, Ren. Sabes que tienes que esperarme. —Los Centinelas se habían divertido pensando en conseguir una de esas correas que se usan con los niños para Ren. El chico vagabundeaba por todos lados y podía desaparecer en cinco segundos, cada vez que algo brillante captaba su atención. E.Den amaba que Ren se asombrara, pero le causaba un dolor de cabeza cuando ellos tenían que buscarlo.

— Lo siento, E.Den. —Ren tomó la mano de E.Den mientras entraban en el restaurante. No es que Ren fuera demasiado joven --él tenía dieciocho años. Es solo que no conocía las costumbres de Corea y no veía los peligros de vagabundear solo. De nuevo, él era demasiado malditamente confiado y en un santiamén podría irse con un extraño que buscaba un inexistente cachorro. Los Centinelas no corrían riesgos con Ren.

Ellos tomaron una mesa junto a la ventana y E.Den trató de explicarle el menú. Taemin había estado trabajando con Ren sobre la comida, los nombres y las variadas maneras de comerlas. Ren se decidió por las tiras de pollo y papas fritas con malteada.

— ¿Encontraste tu libro? —E.Den preguntó mientras él jugaba con un paquete de azúcar que tomó del pequeño contenedor de la mesa. Sabía lo mucho que esos libros de comic que parecían ser divertidos significaban para Ren. Después de todo, él se encontraba en un país extraño sin nada familiar a excepción de Taemin. E.Den quería matar al hombre que los secuestró. Aunque agradecía tener a Ren aquí, era horrible lo que esos traficantes habían planeado.

Ren suspiró y negó con la cabeza. — Yo lo dejé en la cama. Ahora se fue. Poof. No más. —Ren tronó los dedos en el aire demostrando que había desapareció en el aire. E.Den creía que el pequeño chico era divertido.

— Lo encontrarás. Trata de recordar el último lugar en donde lo viste —E.Den sugirió— Quizás alguien quería leerlo y no te encontró para preguntarte. —Eso podía explicar por qué no estaba donde Ren lo había dejado, pero eso no explicaba quién, porque estaba escrito en japonés.

— Traté, pero no lo encontré. ¿Quizás alguien lo usa?

— Quizás. Preguntaré cuando regresemos a casa. —E.Den le dio su orden a la mesera cuando ella llegó. E.Den odiaba la manera en que la gente se quedaba con la boca abierta cuando él ordenaba su comida. Ordenó tres platos de pollo frito y puré de papas. Era un hombre grande y requería muchas calorías. Ren al igual que ella, también estaba con la boca abierta. A él le agradaba el pequeño hombre, pero en ocasiones como esta le hacía sentirse incómodo.

— Lo siento, Ren, pero tengo que ir al cuarto de baño, y dado que no puedo dejarte aquí solo, tendrás que acompañarme. —E.Den se deslizó de la banca, se rió cuando Ren parpadeó hacia él. En algunas ocasiones usar cortas y quebradas palabras era difícil, y esta era una de esas veces. Extendió la mano y Ren la tomó. Mostrárselo podría ser más fácil.

Cuando Ren vio que ellos se dirigían al cuarto de baño él jaló la mano de E.Den. — Yo me cuido solo. Soy hombre adulto.

— No ahora, Ren.

Ren jaló su mano liberándola y cruzó sus brazos sobre su pecho. Sus labios en un puchero y giró los ojos. E.Den notó que también palmeaba el suelo con su pie. — Malcriado.

— Habla con mi mano. —Ren levantó su mano.

— Bien. No sostendré tu mano, pero te quedarás parado justo a la derecha por dentro de la puerta.

— Bien. —Ren levantó sus manos y siguió a E.Den.

E.Den se encargó de su asunto muy rápidamente, se lavó las manos y se las secó.

— Ves que no es tan difícil.

Ren giró los ojos de nuevo y siguió a E.Den a la salida.

Para cuando llegaron a la mesa su comida ya los estaba esperando.

— ¿E.Den? —Ren dejó de masticar su tira de pollo. E.Den levantó la vista cuando la mesera trajo el tercer plato. Ellos habían hecho lugar moviendo el contenedor de azúcar y los condimentos a un lado para que todos los platos cupieran.

— ¿Si, Ren? —E.Den se limpió la boca con la servilleta y veía a su pequeño amigo.

Podía ver a Ren luchar para encontrar las palabras. Apestaba que no tuviera la fluidez de su primo, Taemin. Finalmente Ren se llevó la mano a su estómago. — Baekho, él hace mariposas aquí.- Ren bajó la cabeza como si se avergonzara.

E.Den se quedó con la boca abierta, abriendo más los ojos. — ¿Te sientes divertido con él?

— Sí. Mi estómago jala hacia él. ¿Por qué? —Ren imploraba con sus ojos en E.Den.

— ¿Estás triste cuando Baekho se va? —E.Den hablaba con palabras simples, asegurándose que había entendido completamente lo que Ren estaba tratando de decirle. Si interpretó correctamente, era la respuesta a la pregunta que a la mayoría de los Centinelas les intrigaba. Ellos sabían que Ren era la pareja de uno de los guerreros. Solo que no sabían de quién, y ni Ren ni la parte culpable ofrecían esa información.

— Si, mi corazón siempre triste. —Ren llevó la mano a su corazón, sus pequeños dedos aferrándose a la camisa. E.Den podía ver el dolor en los ojos del hombre.

— Creo que es tu pareja, Ren. —A E.Den no le gustaba eso ni un poco. Baekho estaba demasiado ocupado corriendo tras Ricky. La peor parte es que Ricky tenía una pareja esperándolo: Chang Jo, el Alfa de la manada del Este. Era una maravilla que ellos no estuvieran en guerra porque Ricky se rehusaba a irse con él.

— ¿Mi novio? —Ren lo veía confundido.

— Sí.

— Pero el cabello rojo novio. —Ren se veía incluso más confundido. ¿Cómo podía E.Den explicar esa enredada relación? Él ni siquiera creía que teniendo a su primo Taemin interpretando podría ayudarlo a salir de ese lio.

E.Den solo medio entendía a Baekho y a Ricky. Normalmente, él se quedaba fuera de eso, pero Ren tenía derecho de propiedad en eso. Y E.Den no podía quedarse viendo a su amigo sufrir.

E.Den se empezó a enojar. Si Baekho realmente era la pareja de Ren, entonces esto era una jodida situación y Ren merecía que Baekho dejara de actuar como un imbécil. Ren merecía que lo amaran y cuidaran. E.Den casi deseaba que Ren fuera su pareja. No habría nada que E.Den no hiciera por el pequeño humano.

Por alguna razón el destino decidió que debería ser Baekho y E.Den pensaba que el destino debió haber estado totalmente borracho cuando decidió emparejar a este par.

— No sé qué decir, Ren. —E.Den cerró sus manos en un puño. Baekho tenía que malditamente explicarle lo que hacía— Termina tu comida, amigo.

Sus mandíbulas estaban tensas mientras trataban de comer. Ren estaba primorosamente sentado mientras comía. Baekho era un maldito tonto. E.Den veía la mesa mientras terminaba de comer, dejó los restos de la comida en el contenedor de la salida mientras guiaba a Ren a la camioneta y se dirigió a la casa olvidándose de la oficina de correos.

E.Den llevó a Ren al interior de la casa y se dirigió directamente a la habitación de Baekho. Golpeó la puerta, hirviendo porque Baekho no se había mostrado y reclamado lo que era suyo en lugar de actuar como un lobo retardado.

— ¿Qué? —Baekho ladró abriendo la puerta.

E.Den lo empujó y entró al cuarto. Se giró hacia Baekho.

— Sé que estás consciente de quién es Ren para ti. ¿Por qué jodidos él sigue sin ser reclamado?— E.Den quería ahorcar al lobo.

— Ese no es tu asunto. —Baekho pareció en shock por un momento, entonces rápidamente se recuperó. E.Den se preguntaba si el shock era porque él lo sabía o porque Ren era su pareja. No, Baekho tenía que saberlo.

— Es mi asunto cuando Ren está sufriendo. Él siente la atracción y no puede entenderlo. Está triste cuando tú no estás alrededor, Baekho. Deja tu mierda o yo tomaré a Ren por ti —E.Den amenazó.

— Inténtalo —Baekho bufó mientras golpeaba el pecho de E.Den.

— ¿Por qué debería de importarme? Estás demasiado ocupado con tu cabeza entre tu culo como para preocuparte de tu pareja. Alguien necesita hacerlo. —E.Den lanzó a Baekho a la cama y fue a buscar a Ren. Él tenía que asegurarse de que el pequeño no sufriera. Ahora que él sabía por lo que Ren estaba atravesando, no podía permitirlo más tiempo.

Encontró a Ren sentado junto a Eunhyuk el lobo al que Minho, la pareja de Taemin, le pidió que lo apoyara. En otras palabras él era la niñera de Ren.

Eunhyuk estaba viendo un libro mientras Ren se reía y el pecho de E.Den se oprimió ante la angustia impuesta a Ren. Baekho era un maldito imbécil.

— ¡Encontré libro! —Ren emocionado se reía graciosamente.

E.Den jaló a Ren y lo sentó en su regazo, sentándose al lado de Eunhyuk.

— ¿Ren? ¿Puedes decirle a Eunhyuk acerca de tu estómago? — E.Den presionó su dedo ligeramente en el abdomen de Ren.

Ren se enderezó viendo a E.Den y luego a Eunhyuk, su expresión era vacilante. E.Den pensó que Ren estaba asustado.

— ¿Qué está mal con su estómago? —Las cejas de Eunhyuk se juntaron.

Ren asintió hacia E.Den.

— Nada, excepto que está lleno de mariposas cuando cierto lobo se acerca a él.

Las cejas del Eunhyuk se elevaron. — ¿Quién? —El guerrero gruñó amenazadoramente. E.Den sabía cómo se sentía.

— Baekho. —E.Den frotó la espalda de Ren.

— ¿Entonces por qué está en tu regazo? Está prohibido tocar a otra pareja tan íntimamente, especialmente cuando esa pareja no ha sido reclamada —Eunhyuk lo veía fijamente desaprobándolo.

— Aparentemente Baekho no lo quiere, así que la ley no se aplica. —E.Den se encogió de hombros.

— ¿Esto es una jodida broma? ¿Quién en su sano juicio no iba a querer a Ren? —Eunhyuk veía al pequeño hombre. Él es el más impactante hombre que he visto. Baekho debe ser un estúpido. Un ciego. Acaso perdió la cabeza. Algo como eso podría explicar la conducta de Baekho.

— Creo que quizás nosotros deberíamos darle a Ren atención extra, y solo quizás, un cierto lobo podría ver la luz y sacar su cabeza de su culo. —E.Den le dio un guiño a Eunhyuk.

— Eres diabólico. Pero tienes razón. —Eunhyuk tenía un brillo en su mirada.

E.Den asintió intencionadamente. Dejaría que Baekho creyera que su pareja estaba siendo reclamada por otro. Vamos a ver si el Code-man iba a renunciar ante eso.

 

 continuara...

 

Notas finales:

nos leemossss

dejen rw.. y doble actu HOY


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