-Todavía estas a tiempo de arrepentirte. -LuHan le dijo a la pelinegra.
-Dije que siempre estaría contigo. -Lo abrazó por el cuello. -Y no tengo intención de romper mi promesa.
-¿Aún me quieres?- El castaño la abrazó por la cintura. - ¿A pesar de todo lo que he hecho?
-Tienes tus razones y no pretendo juzgarte. -Lo miró a los ojos. -Para eso estoy yo -Sonrió.
-¿Para qué? -LuHan le devolvió el gesto.
-Para hacerte ver que en el fondo sigues siendo mi pequeño y tierno Lu. -Le jaló las mejillas. - Estas en todo tu derecho de experimentar por tu cuenta pero no dejaré que dañes a nadie más. - Le apretó más fuerte las mejillas. - Y mucho menos que te dañes a tí mismo.
-¡Ah! -LuHan se quejó apartandose de ella y frotando su cara. - Hace tanto que no hacías eso.
-¿Lo ves? -se rió la pelinegra. - Aún soy la que lleva las riendas de nuestra familia.
LuHan la tomó de la cara y le dió un beso rápido en los labios.
-Entonces... -Volvió a besarla. - Vayamonos. El vuelo sale en dos horas.
HyunAh se rió -JaeJoong y mi mamá van a acompanarnos al aeropuerto.
- No me gustan las despedidas. - Suspiró- Sólo espero que éste negocio se concrete pronto. -Dijo serio el castaño. -Seúl no es de mis lugares favoritos para vivir.
Tomó de la mano a la pelinegra y caminaron hacia las escaleras para ir al jardín donde se encontraba la pequeña JiMin y los padres de ambos.
-Todavía estas a tiempo de arrepentirte. -HyunAh apretó la mano de LuHan.
-Ésta vez es diferente, ya no tengo dieciocho años...
-Ni estás solo.- HyunAh concluyó la frase por él. -Vas acompañado de dos hermosas mujeres.
-Mis dos tesoros. -Afirmó. - Cualquiera desearia estar en mi lugar. - El castaño dijo con orgullo.
-Vanidoso. -HyunAh río -Pero tienes razón. ¡Seúl, allá vamos! -Dijo con entusiasmo.
Su regreso a Seúl sería todo menos satisfactorio. El castaño aún tenía un asunto pendiente pero saber que HyunAh iría con él y también su pequeña hija, le daba fuerza para afrontar cualquier cosa que surgiera. Incluso si tuviera la desventura de toparse con 'su pasado''.
***
-Nuestro nuevo socio confirmó la cita para dentro de una semana. Al parecer decidió mudarse a Seúl y trabajar desde aquí. -ChanYeol informó a SeHun.
-Este negocio nos abrirá las puertas al extanjero. Y tenemos el tiempo justo para afinar detalles. -BaekHyun concluyó.
-Lo sé. -SeHun dijo con seriedad. -Nuestros padres trataron por años de cerrar el trato y ahora estamos a casi nada de hacerlo. -Tomó un sorbo de su bubble tea.
-TaeYeon tiene lista la fiesta de recepción. Ayer me dijo que ella y Suzy tienen todo preparado. -BaekHyun comentó entusiasmado.
-Es una suerte que ellas estén trabajando juntas. -ChanYeol rió. -Lo que los hijos hacen.
-Sabe lo que le conviene. -SeHun tomó un sorbo más de su bebida. -Eso es lo que nos ha mantenido unidos éstos últimos años.
-Sin duda la llegada del pequeño Yoon Suk trajo felicidad a todos. -ChanYeol halagó. -Tú dejaste el alcohol y ahora tomas esa cosa rara.
-Bubble tea. -Rió el rubio -Es sano y sabe bien.
-Demasiado dulce para mi gusto. -Baek afirmó. -A SuHo y TaeYeon también les gusta -Hizo una mueca de desagrado. -Esa cosa nos invade.
Los tres soltaron risas. Tal como ChanYeol habia dicho, la llegada del hijo de SeHun habia marcado el inicio de una racha de prosperidad. El negocio que cerrarían con el empresario Kim JaeJoong les daría el acceso al mercado chino. Les parecía increible que un coreano hubiera conseguido levantar una empresa de cosméticos que ahora gozaba de prestigio y reconocimiento en gran parte de Asia y Europa y por lo que sabían, gracias a Baek, era que tenían en la mira a América. Los tres socios, esperaban al señor Kim y a su representante y con él la llave al éxito, fruto de años de trabajo.
***
-¡Es enorme! -JiMin gritó desde su nueva habitación. -¡Wow!
-¿Te gusta? -LuHan preguntó a su pequeña hija.
-Sí. -JiMin corrió hacia el castaño que se encontraba recargado en la puerta. -Está pintada de mi color favorito.
-Me alegra saberlo. -Entraron para admirar todo lo que había en la habitación de la pequeña.
-Mami ¿Aquí tampoco puedo llamarte así, verdad? -JiMin se puso seria.
-Tampoco aquí. - LuHan se agachó para quedar a la altura de su hija. -Las personas no entenderían y no quiero que te lastimen. Sólo tú mamá y tus abuelos saben la verdad y es nuestro secreto.
JiMin miró seria a LuHan y después de unos segundos sonrió.
-No me importaría que lo supieran. Yo te amaré y defenderé siempre. -LuHan la abrazó y sintió sus ojos humedecerse.
-Y yo a tí. -Se apartó de ella para mirarla a los ojos -Pero me basta con que tú lo sepas.
-Está bien. -JiMin limpió las lágrimas que habían comenzado a bajar por las mejillas del castaño. - No quiero verte llorar nunca más. -Jaló las mejillas de su madre.
-¡Ah! -LuHan rió -¿Y esto?
-Mamá HyunAh dijo que si te veía llorar debías hacerlo por una buena razón y ahora ya la tienes.
-HyunAh te está maleducando. -LuHan infló las mejillas logrando que JiMin riera.
-He aprendido bien -JiMin se alejó de LuHan e intentó lucir inocente. -Iré a ver a mamá HyunAh. -JiMin salió de la habitación.
Para los diez años de su pequeña JiMin, era bastante lista y madura. Sin duda, HyunAh tenía mucho que ver en ello. A pesar de no tener vínculo sanguíneo con la pequeña, se notaba en su hija la personalidad fuerte y decidida característica de su mejor amiga y compañera de vida. LuHan se sentía agradecido con la pelinegra y de cierta forma había llegado a amarla a su manera. Se sentía satisfecho con su vida y a pesar de que era feliz, el recuerdo de aquel hombre le impedía serlo del todo. LuHan no podía perdonarlo y se negaba a odiarlo porque eso significaría que alguna vez lo amo y eso era demasiado para un ser repugnante como SeHun. Eso era en lo que se habia convertido el rubio para LuHan al enterarse de que la esposa de éste le había dado un hijo poco después de haber dado a luz a JiMin.
'JiMin es sólo mía. No mereces una hija como ella. Jamás sabrás de su existencia, no te necesitamos... No vas a lastimarla cómo lo hiciste conmigo'.