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Clase de...¡¿Educación familiar?! por Ayumi Kuran

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Notas del fanfic:

¡Hola! Bueno en las notas solo quiero decir una cosa, bueno mejor dicho, dos que son:

1.- Este fic se me ocurrio cuando leí el fic "¡OMG! James es identico a ti" de Ana y Alex. A los que les de curiosidad les dejo el enlace acá, ademá de que así demuestro que no es plagio aunque tampoco se parecen mucho, en fin. El link es:

http://www.slasheaven.com/viewstory.php?sid=46088

2.- Quiero advertir de que aún lo estoy terminando de planear y escribir, además de que estoy en unos días abstantes estresantes por lo que no esperéis actualizaciones muy continuas. Es posible que a partir de enero las actualizaciones sí lo sean, en todo caso avisare en el próximo capitulo de ello para que lo sepáis y a todos los que lean, ¡les doy las gracias por ello!

Notas del capitulo:

¡Hola! Bueno lo más importante lo he dicho en las notas del fic por lo que solo me queda por decir que lo disfrutéis nwn

El día era uno agradable, viendo como las hojas de los árboles comenzaban de a poco a caer, mostrando la belleza del otoño, una nueva estación que sucedía al verano, mostrando junto a él a todos los alumnos de Hogwarts que tras un mes de estar en el gran castillo ya se quejaban de las largas horas de estudios, haciendo planes para estar con sus amigos e incluso de los chicos más traviesos ya planeaban una nueva broma para hacerles al resto de sus compañeros, no importando la casa, aunque siendo sinceros las principales iban dirigidas directamente hacía la casa de las serpientes, una a la que los merodeadores amaban molestar, fastidiándolos con gran diversión.


De hecho en ese mismo año se habían unido algunos miembros más al grupo de los merodeadores, pasando a ser un grupo más numeroso, sus bromas siendo mejores lo malo es que siempre conseguían pillarlos en una de sus travesuras, obteniendo un buen castigo a cambio pero… ¿qué gracia tiene hacer una travesura sin su correspondiente castigo? ¡Entonces no tendría gracia alguna! Por eso siempre que les captaban tras hacer una broma sus sonrisas no desaparecían, de hecho aumentaban de tamaño, se podría decir que eran un poco masoquistas pero ¿qué persona en este mundo no lo era?


En fin, dejando a los pequeños bromistas de esta gran escuela de magia, lo interesante se estaba llevando a cabo en una de las aulas que usaban los profesores de Hogwarts como sala de reuniones, discutiendo sobre un importante tema, la tensión estaba presente mientras hablaban todos a la vez, la furia estaba presente en todos y cada uno de ellos, haciendo a Dumbledore soltar un imperceptible suspiro, esta vez no estaba riéndose, no le resultaba gracioso el tema ni si quiera era capaz de verle un lado positivo, todo era lo contrario.


- ¡Esto es el colmo! Estoy cansado de estas malditas peleas constantes, ¡hay que pararlas de una vez!


Flitwick estaba desesperado, aún recordaba la última broma que habían hecho los revoltosos alumnos de Gryffindor, había sido una verdadera tortura tener que calmar a todos sus alumnos, daba igual que tipo de castigo obtuvieron esos cuatro, ¡no aprendían la lección! Lo peor era que las serpientes estaban tan cansadas de los leones que podían verlo mejor que nunca, podían ver como de a poco comenzaban a volverse más agresivos con ellos, no que se quedaran callados, pero lo que estaban viendo que estaba por suceder es que la guerra estaba por estallar entre ambas casas, iban a vengarse de los leones con bromas más pesadas que estos mismos, algo extraño en ellos no obstante ya estaban llegando a su límite, lo veían.


- Siempre están peleándose, en mi clase hay momentos en los que saltan, atacándose, da igual los castigos que imponga, siempre se repiten. Las pocas veces en las que esto no sucede es cuando planean algo peor.- La profesora Bathsheda Babbling, la profesora de Runas Antiguas no pudo más que suspirar, ocultando su rostro entre sus manos al recordar cuando Sirius Black, quien a causa de un pequeño error estaba ese curso dando esa misma asignatura había gastado una broma a Rabastan Lestrange, causando que este le matara con la mirada, iniciando una pelea entre ambos.


- Te entiendo Bab, no tienes ni idea de las veces que ha pasado eso mismo en mis clases.- Slughorn perdió la poca elegancia que tenía, dejando su rostro golpear contra la mesa en frustración, estaba teniendo ataques nerviosos en sus propias clases, todo ¡a causa de las malditas peleas entre ambas casas!- ¿Por qué no pueden llevarse bien al igual que el resto de casas? Ya va siendo hora de solucionar estas malditas rivalidades.


La jefa de la casa de Gryffindor, Minerva McGonagall, no podía estar más de acuerdo con él por mucho que lo deseará, los mismos profesores acompañaron los sentimientos de ambos, las malditas rivalidades que habían perdurado desde la época de los Fundadores no había hecho más que causar daños, peleas y destrozos (sobre todo con los merodeadores presentes), el rechazo siendo mucho mayor en momentos como este. Ya era hora de cambiar, de erradicarlo como nunca.


- Tienes que hacer algo Albus, no podemos permitir que esto continúe de esta forma. Debes pararlo todo YA.


Albus Dumbledore, director de la Escuela de Magia y Hechicería, Hogwarts, miraba a su profesora de transformaciones y subdirectora, una de sus blanquecinas cejas un poco alzadas en sorpresa e incluso en escepticismo pero pronto este gesto se esfumo de su rostro mientras metía una de sus manos en su bolsillo, sacando una bolsita del mismo, abriéndola para coger un caramelo de limón.


- Dime mi querida Minerva, ¿qué podría hacer yo? ¡Oh1 ¿Dónde están mis modales? ¿Os apetece?- Con una tranquila sonrisa les tendió los caramelos.


- ¡No es momento de caramelos Albus!- McGonagall perdió su paciencia, golpeando con sus palmas abiertas la mesa de caoba que se encontraba frente a ella, viendo con seriedad a su amigo y compañero.- El asunto es serio. No podemos permitir que las cosas continúen de esta forma. Ellos están siendo los principales causantes de que la rivalidad entre ambas casas sea mayor, son alumnos de sexto año y están enseñando a los alumnos de primer año que deben ir contra los Slytherin con todo lo que tengan.


- De la misma forma que los alumnos de Slytherin están enseñándoles que no deben ni acercarse a los leones, siendo estos la peor calaña y que deben de dejarles en claro que no son nada frente a ellos, que no les llegan ni a la suela de sus talones.- Completó Slughorn.


- ¿Ves? No podemos permitir que esto continúe y resulta que tú eres el director, debes de imponerte y hacer que esto acabe de una vez, no debemos continuar de esta forma.


Pronto el resto de los profesores se pusieron de acuerdo, comentando varias posibilidades de acabar con esto, cada una más absurda que la anterior. Mientras ellos decían tonterías a causa de la desesperación que todo esto estaba causando, el director de Hogwarts tuvo que admitir que todo había llegado demasiado lejos, había visto como sus alumnos habían causado problemas en una de sus peleas, había comprobado que en algunas ocasiones había acabado el lugar un poco destruido, sin duda a este paso la escuela iba a ser destruida e incluso peor, el resto de estudiantes iban a estar en peligro, no podía permitir eso.


- Decidido.- Dumbledore se levantó con calma del lugar, llamando la atención del resto de sus compañeros, quienes le miraban recelosos, ansiosos y expectantes por su respuesta.- Voy a buscar una solución para acabar con esto pero no vale la pena estar todos aquí, discutiendo sobre el asunto cuando tenemos mejores cosas que hacer.


- Pues esto es una buena manera de desahogarse.- Murmuro la profesora de herbología, Pomona Sprout, siendo respaldada por el resto de sus compañeros, solo una bonachona sonrisa de parte del director fue lo que obtuvo.


- Te entiendo Pomona, no obstante las clases de la tarde están por comenzar, no podéis hacer esperar a vuestros alumnos y yo mismo tengo que pensar en la perfecta solución para este espinoso asunto.


Dando con esto por concluida la discusión, acompaño de manera amable a sus profesores hasta la salida quienes no pudieron rebatirle nada a lo antes dicho por el más anciano de todos, las clases estaban por comenzar en unos escasos diez minutos, no podían retrasarse o darían hincapié a que sus alumnos la liaran o peor ¡que empezaran una guerra!


- Esperamos que para esta misma noche tengas la solución, Albus.


La profesora de transformaciones hablo de forma seria, dándose la vuelta mientras iba con elegancia hacía su aula, siendo su ejemplo seguido a los escasos segundos por el resto, cada uno marchándose a donde tendrían sus clases, dejando a un cansado Dumbledore suspirando, saliendo del aula que una vez más estaría en desuso hasta que necesitaran reunirse una vez más, un simple hechizo de su barita sellando al lugar mientras se dirigía a su despacho, parándose en frente de la gárgola que lo custodiaba.


- Ranas de limón.


La figura de piedra observo al anciano, un ruido saliendo de la misma antes de moverse, dejando que las escaleras se vieran. Sus pasos se dirigieran con calma a los mismos, pensando que quizás iba siendo hora de hacer algunas remodelaciones en el castillo, como colocar menos escaleras en el lugar o conectar en el mismo uno de esos aparatos muggles que también les iban para subir y bajar, ¿cómo se llamaban? ¿Astentores? ¿Tandalores? ¡Ah, ya recordaba! Ascensores…sí, sería buena idea poner algo así, después de todo ya tenía sus buenas noventa años, ya no era tan joven como para estar recorriendo tantas escaleras, ¡que buenos tiempos cuando tenía ochenta años1 Le resultaba tan sencillo moverse por esas escaleras.


Oyó como piaban, dirigiendo su mirada a Fawkes, acercándose a él para acariciar su pelaje, dándole de comer uno de sus dulces mientras sin darse cuenta su mente volaba lejos del lugar, olvidando que tenía que buscar una solución para las peleas entre los alumnos de las casas de los leones y las serpientes principalmente, el resto de casas no tenían ese tipo de problemas.


 


James Potter se encontraba en su habitación, una sonrisa maliciosa estaba instalada en sus labios mientras veía a sus amigos y compañeros, los merodeadores estaban reunidos al completo, incluidos los nuevos integrantes de este grupo que había crecido de manera considerable.


- ¿Qué nueva idea tienes en mente, Cornamenta?- La sonrisa del castaño se amplió al oír a uno de sus mejores amigos.


Sirius Black, aquel que consideraba prácticamente como un hermano estaba sentado en la cama que se encontraba al lado de la suya, el uniforme que llevaba presente estaba desordenado, una mirada anhelante de travesuras brillaba en sus pupilas, instándole a que dijera lo que tenía en mente, deseoso de divertirse un buen rato.


Por otro lado se encontraba su amada Lily Evans quien vio de mala manera al peli azul al escucharlo, una mirada de completa advertencia en sus verdes ojos, como tratando de transmitirle un claro mensaje: no iba a permitir que hiciera lo que sea que estaba pensando. Su rojizo cabello caía como cascada por sus hombros hasta la mitad de la espalda, este estaba levemente rizado por las puntas, dándole un toque angelical que había capturado por completo el corazón del líder de los merodeadores quien apenas tardo en unos segundos a acercarse a ella, con gesto galán.


- Mi querida gatita, guarda tus preciosas uñas, no va a pasar nada malo…para nosotros. Además eres una merodeadora, ¡deja salir tu espíritu aventurero!- Al decir esto cogió una de las manos de la chica, con la intención de besarle la mano de forma elegante pero no le dio tiempo cuando esta ya había apartado su mano, arqueando una ceja mientras cruzaba sus brazos sobre su busto, haciendo que la mirada del castaño se dirigiera a él.


- Para empezar no me llames gatita, para continuar deja de mirarme, ¡los pechos!- al decir esto le dio una fuerte colleja al otro, haciendo que soltara un siseo de dolor, oyendo las risas ahogadas de sus amigos.- y para finalizar, os conozco desde primer año, sé perfectamente que sea lo que sea que estéis planeando no va a ser algo bueno, nunca lo ha sido, dudo que lo cambiéis justo ahora por gusto.


Ante ello nadie le pudo rebatir nada, después de todo llevaba razón: siempre le habían gastado bromas a los Slytherin y no estaban dispuestos a parar ahora, iban a dejarle las cosas bien claras desde el comienzo a esas malditas serpientes, mostrándoles cuánto los odiaban. No obstante, ninguno estaba dispuesto a sufrir la ira de la pelirroja, quien a pesar de estar peleada con Severus Snape, muchos creerían que después de que la llamara “Sangre sucia” iba a odiarlo por siempre, su amistad se acababa y james tendría el camino libre pero eso no fue así, el pelinegro se había disculpado y ella había aceptado, volviendo a retomar su amistad por lo que ahora más que nunca era más difícil meterse con ellos, teniendo a la pelirroja de guardiana. Siendo sinceros… sabían lo peligrosa que era cuando se enojaba por lo que mejor llevaban la fiesta en paz, ya encontrarían la manera de solucionarlo todo a su favor.


- Pobre Cornamenta, ¡ha vuelto a ser rechazado! ¿Cuántas van ya?


James vio mal a Sirius, quien lo veía con una sonrisa maliciosa mientras los demás estallaban en carcajadas.


- No sé Canuto, yo diría que unas ¿cien veces?- Remus se había unido a la puya, viendo como el chico de ojos castaños hacía un gesto indignado.


- ¡No han sido tantas!...creo.- Lo último lo había dicho en un susurro pero eso no evito que le escucharan.


- ¿Lo has oído Frank? ¡Uno de los galanes de Hogwarts ha sido rechazado cien veces por la misma chica!- Arthur Weasley se dejo caer de forma dramática a la cama, viendo a su pelinegro amigo con una sonrisa divertida, haciendo que la tímida del otro desapareciera para dar a una igual que la del pelirrojo.


- Llevas razón, ¡quién lo supiera! Al final no va a ser tan bueno ligando como dicen.- Frank puso una expresión decepcionada, viendo al otro saltar.


- ¡Por supuesto que lo soy! Yo sé que mi gatita se me está resistiendo.- Admitió james con un poco de decepción, viendo los demás a Lily asentir como diciendo que eso era lo único que ocurriría.- Pero yo sé que algún día será mía, nos casaremos y tendremos hermosos hijos.


Ante esto la pelirroja se estremeció pero no de placer como imaginaba James, más bien de terror ante esa idea. En un rápido movimiento la pelirroja se levanto, acercándose a la ventana, abriéndola para estirar sus brazos.


- ¡No! Antes me tiro que a que pase eso.


Las carcajadas se hicieron más fuertes, esa era la forma que tenía la oji verde de decir que nunca pasaría, oyendo los reclamos de su amigo pero no le hizo caso, simplemente pasaba de él. Muchas veces obtenían una actitud tan infantil que les hacía reír a carcajadas, sintiendo sus estómagos doler de la risa como en esos momentos, sería genial verlos actuar así delante de los demás…bueno, a James sí lo veían pero a Lily no.


- Bueno, ya seguiremos este tema.- James solo quiso desviar la atención, no le estaba sentando muy bien que todos se rieran de él y su gatita le rechazara una vez más. Suspiro antes de poner una sonrisa traviesa.- Mejor sigamos con nuestros planes.


Frotándose las manos ansioso vio como los demás le prestaban atención, mostrándoles a todos su idea siendo apoyados por prácticamente todos mientras que Lily y Remus tenía sus reticencias al igual que el callado Peter Pettigrew, a quien le parecía la idea demasiado, diciéndolo junto a los otros dos Gryffindors pero al final, la labia de los Black tenía tal poder que solo logró que los otros tres se resignaran, iban al final iban a emplear dicha idea, sin discusión alguno.


- Pues empecemos a prepararlo todo.


Con esto dicho empezaron a recoger los planos, cada uno saliendo a hacer su respectiva parte, iba a ser una cena muy divertida, de eso no tenían duda alguna…


 


La noche había caído demasiado deprisa en el castillo, al menos de esa forma pensaban algunos que no estaban conformes con sus acciones realizadas en el día, todavía podrían haber hecho mucho más. No obstante había otros que estaban aliviados de que al fin se acabará ese horrible día, una pesadilla en toda regla para muchos, quienes agotados se dejaban caer sobre sus asientos, comiendo a prisa  para poder marcharse lo antes posible, mientras que otros, más específicamente los bromistas de los leones, veían a su casa rival con malicia, era solo cuestión de minutos que su plan se pusiera en marcha.


Peter vio unos segundos a la casa enemiga antes de bajar la mirada, él era el que más miedo poseía de todos, bueno, quizás tanto como Frank Longottom quien se encontraba a su lado, removiéndose un poco nervioso, después de todo esta era la primera vez que participa en las bromas de los merodeadores al igual que Lily y Arthur, de alguna forma esto les causaba una sensación cosquilleante de emoción, ansiosos por llevarla a cabo.


- ¿Esto es siempre así?


Peter miro extrañado al pelinegro, quien se sacaba un muslo de pollo, viendo a veces a la casa en las que los colores predominantes eran el verde y plata, siendo interrogado por la mirada de su compañero.


- Me refiero a esta sensación, a la de saber que estas cometiendo una travesura.- Lo había dicho en un susurro, sin que nadie más que Peter le escuchara, su mirada baja.- Es…raro.


- Lo sé…yo me sentía igual la primera vez que lo hice.- El rubio le dio un buen bocado a sus patatas fritas, sonriéndole a su compañero.- Tranquilo, todo estará bien. Quizás lo más duro sea el castigo de los profesores.


La risa fue incontrolable en ese momento, le había hecho bien ese comentario, definitivamente se estaban por meter en muchos problemas.


- Ahí están.


James le codeo a Remus el costado, haciendo que de a poco las miradas de los bromistas se fijaran en el grupo de serpientes que acababan de llegar, un gruñido saliendo del líder de los leones antes de que pasara a una sonrisa llena de malicia.


Los chicos veían de forma disimulada, al menos algunos, como el grupo de Slytherin se sentaba a comer, al momento de dar el primer bocado a sus alimentos sus cabellos se tiñeron de diversos colores demasiado excéntricos, como buenamente era el caso de Lucius Malfoy que había pasado de tener un hermoso cabello amarillo platinado a un rosa fuerte, sus dientes habían crecido a tal forma que parecían a los de los conejos y para rematar…había sido bañado en vomito de trol al igual que el resto de sus compañeros, viendo al resto de sus compañeros alejarse de los las víctimas, cubriendo de forma disimulada sus fosas nasales mientras el comedor entero quedaba en silencio, aunque eso no fue por mucho tiempo pues los causantes de dicha broma no aguantaban las carcajadas que salían de sus labios, lagrimillas de la risa les acompañaba.


- ¡Te voy a matar Potter!


- ¡Inténtalo si puedes Riddle!


James al momento se levantó, enfrentando a Thomas Marvolo Riddle, prefecto perfecto de Slytherin, un chico de diecisiete años de cabello azabache con unos increíbles ojos verdes que habían cautivado a la gran mayoría de los alumnos de Hogwarts pero en este momento se encontraban rojas de la furia que se sentía de la misma forma de que su cabello en estos momentos estaba de un amarillo pollo, causando que muchos aguantaran las risas para no ser asesinados por él, claro que James era demasiado suicida, pues no había de otra forma de que hubiera hecho tremenda broma contra el líder de las serpientes, y él sí se reía, provocándolo aún más.


Pronto se le unieron el resto de las víctimas a Tom, no consentían que nadie les hiciera pasar tremenda humillación por lo que en escasos segundos los hermanos Lestrange, Ethan Nott, Lucius Malfoy, Severus Snape, Regulus Black y Bartemius Crouch Jr., estaban más que preparados, con las varitas en alto preparados para maldecir a los merodeadores, mismos que no tardaron en imitar sus acciones, el peligro era latente en el lugar.


Ante la escena frente a ellos los profesores se levantaron al momento, alterados por lo que sus ojos estaban captando, esto no era bueno, nada bueno.


- Dumbledore este es el mejor momento para que nos des tu solución.- Tragando saliva Slughorn bajo para calmar a sus alumnos y posteriormente quitarles todo aquello que los hacían ver tan ridículos.


- Estoy de acuerdo con él, por primera vez. Debe dar la solución YA.- A prisa Minerva bajo del estrado, dirigiéndose de manera amenazante hasta sus revoltosos alumnos, mismos que le iban a acabar sacando canas.


Por su parte Albus solo pudo suspirar internamente, mismo lugar donde llevaba sus manos hasta sus cabellos y tiraba de los mismos desesperado, se le había olvidado por completo que debía de buscar una solución para todos estos problemas, más concentrado en sus caramelos de limón y en el aparato muggle que mostraba imágenes, viendo su telenovela preferida: el amor de la rosa, donde sea dicho de paso a quería ver su Paola descubría que Federico en realidad era su hermano misma razón por la que no podían casarse aunque siendo sinceros llevaban demasiado incesto por el momento.


- ¡Director haga algo!


Conteniendo un nuevo suspiro el director se levanto y con calma fue hasta delante de la mesa de profesores, colocándose en el estrado para hablar con voz clara y potente, parando todas laas acciones a su alrededor.


- ¡Silencio!- Ante ese grito, serio de parte del relajado viejito todos pararon sus acciones, los involucrados directamente en el tema viéndolo con más atención que los demás.- Ya es suficiente. Sois casi unos adultos, no podéis continuar peleándoos de esta manera, esto se ha acabado. A partir de este momento, todos los alumnos de sexto año van a pasar por una nueva clase que hará que paréis de una vez con todas vuestras peleas.


Nadie dijo nada, era extraño ver al bonachón director tan serio aunque muchos estaban en desacuerdo, otros estaban aliviados por no tener que pasar por ello, de hecho era un alivio muy agradable. Por otra parte Albus solo seguía regañando a sus alumnos, buscando una idea, la clase que harían que las peleas se detuvieran aunque no era tan fácil como parecía, lo peor es que ya se le estaba acabando el discurso y debía decir que clase seria.


“Merlín, dame una idea para esto”


Más alejados del salón, más específicamente en el despacho del director de Hogwarts donde anteriormente los Cuatro Fundadores se reunían para dirigir el colegio, se encontraban los espíritus de los mismos en él, viendo a través de una especie de bola que habían hecho que se aplanara y creciera hasta alcanzar la forma adecuada para que los cuatro observaran bien.


- ¿Veis lo que pasa por pelearos? ¡Ahora todos los alumnos de ambas casas se han declarado la guerra!


Rowena Ravenclaw los miraba con los dientes apretados, fulminando a los dos únicos hombres del lugar quienes se veían un poco culpables, negándose a mirara a la peli azul e incluso alejaron sus propios ojos de su compañero.


- Tranquila Ro, todo está bien, ¿sí?


La dulce Helga Hufflepuf acaricio con sus dedos los brazos de su compañera, sonriéndole mientras trataba de calmarla, recibiendo a cambio solo un bufido, sus labios aún se encontraban fruncidos y su ceño igual pero al menos ya no los fulminaba con la mirada.


- Será mejor que busquemos una forma de solucionarlo.


- ¡Claro que hay que solucionarlo Godric!- La mirada fulminante de su compañera el hizo tragar en seco.- A este paso se van a acabar matando los unos a los otros.


- Ro, respira y expira.- Le recordó su amiga, haciendo que le siguiera sus propios consejos para calmarse.


- Todo es culpa del idiota, si no fuera por él nada de esto hubiera pasado.


Godric vio insultado a Salazar quien se encontraba apoyado contra la pared del lugar con una expresión tranquila en su rostro, el hombre de cabello rojizo frunció su ceño, acercándose a su compañero de forma amenazante.


- ¿Mi culpa? ¡Todo esto es por tu causa! ¡Si no fueras tan…!


- ¿Tan qué?


El hombre de cabello azabache arrastro las palabras, mostrándose tan alto como era, superando al otro por unos diez centímetros para frustración del otro, pero eso a él no le importaba.


- ¡Imbécil!


- ¿No se te ha ocurrido nada mejor?- Una sonrisa maliciosa se poso en los labios contrarios, viéndolo como si no tuviera idea de nada, divertido.- Se nota que tu inteligencia no dio para más.


- ¡Serás…!


Godric se llevo la mano a donde estaba su espada, estando por sacarla solo para darle una paliza a su compañero quien al momento se puso a la defensiva, listo para luchar pero no les dio tiempo de hacerlo cuando un buen coscorrón se les hizo presente, Salazar conteniendo una mueca de dolor mientras Godric lo dejaba salir, viendo a Rowena quienes les veía más que enfadado...ahora sí que habían metido la pata.


- ¡Es por esto que ahora hay estos problemas! ¡Madurad de una vez! Lleváis más de cuatrocientos años discutiendo sin parar, es hora de que paréis de una vez.


Ninguno se atrevió a contradecirla, empezando a temer por sus vidas. Rowena podía ser muy tranquila, claro, eso era hasta que se enojaba de verdad, entonces los objetivos de su furia debían de huir lo antes posibles o había una gran posibilidad de morir jóvenes o al menos recibir unas buenas maldiciones por su parte.


- Si pudieran ser tranquilos, calmarse un poco y permitirse conocerse sin tratar de matarse…es como los padres, ellos pueden pelear pero delante de sus hijos se controlan e incluso llegan a varios acuerdos solo por no afectarles, siendo más civilizados, después de todo tienen una gran responsabilidad.- Comentó Helga mientras veía por la pantalla, los Merodeadores y los “Mortífagos” como los llamaban ya que estaban convencidos de que estaban del lado del Lord Oscuro, se mataban con la mirada, si pudieran hacer magia sin varita de seguro más de uno estaría muerto ya.


Por otra parte sus compañeros la veían sorprendidos, cuando una gran sonrisa se poso en los labios de Rowena, acercándose a uno de los estantes, haciendo abrir con su magia una estantería oculta, una que solo ella misma podía abrir a parte de sus descendientes directos. Con calma cogió uno de los pergaminos ahí presentes, acercándose a la mesa para dejarlo ver.


- Esa es una muy buena idea, Helga.


- ¿En serio?- Todos estaban sorprendidos, mucho más la rubia. Una sonrisa se posó en sus labios para después transformarla en una mueca confusa.- ¿Qué he dicho?


- Helga…- Eso parecía un gemido lastimero de parte de los tres restantes aunque era mucho más oído por el de Rowena quien se dispuso a explicarlo todo.- Lo que has dicho sobre los padres es cierto, no se puede pelear simplemente con el contrario cuando tu hijo está presente, debes de llegar a un acuerdo con la parte contrario por el bien del menor, una gran responsabilidad sobre sus hombros. Aunque a veces parece que eso causa una guerra, destruyendo lo bueno que  había en el transcurso.


Rowena había dicho lo último como una indirecta, misma que Salazar captó al momento pero que ignoró, después de todo no quería recordar esos momentos, había sido algo que había pasado hace mucho, además él había sido muy feliz con su esposa.


- Sí, pero ¿y qué?- Helga sin entender a donde quería llegar la otra.


- Si hacemos que sus hijos de un futuro lleguen podrían tratar de dejar de lado sus peleas, llevarse bien aunque sea un poco, recuperar lo perdido generaciones anteriores.- explicó la peli azul con una sonrisa satisfecha.


- Es posible pero eso no quiere decir que sus padres sean de las casas enemigas, es decir, un Slytherin y un Gryffindor.- Helga no veía esto, por el odio que se tenían los otros era imposible que algo así pasará.


- Por supuesto, después de todo, ¿quién querría tener algo con una serpiente rastrera?- Godric sabía que no debía decirlo pero la furia y el rencor era demasiado como para quedarse callado, por su parte Salazar apretó sus puños, sus ojos oscurecidos por la ira, volviéndose por unos instantes rojos antes de recuperar el control sobre sus sentimientos.


- ¿Y quién querría estar con un león idiota, que no saben hacer nada bien a parte de dar problemas’- El comentario había sido mortal, causando la furia en su compañero pero no rebatió, menos al oír el gruñido de Rowena, de alguna forma ahora estaban empates en insultos.


- Sé perfectamente que no van a quedar las parejas de las mismas casas.- Suspiro ro al ver que ya habían parado al menos por unos minutos la pelea.- Pero sí podría ser que al tener a sus hijos presentes se calmen, haciéndose más responsables y aprendiendo que pelear nos les lleva a ninguna parte, solo deben llevarse bien y ya.


- Um…eso podría funcionar.- Sonrió la Hufflepuf mientras asentía.- Pero ¿cómo haremos eso?


- Por eso he cogido esto.- Les mostró un pergamino.- Es un hechizo sencillo que podría hacer aparecer a esos chicos, los podemos mantener en esta época hasta el final del curso para después llevarlos de vuelta.


- ¡Me parece bien!


Godric estaba emocionado por esto y la idea no era mala por lo que solo vieron el hechizo, analizándolo antes de volver a ocultarlo y sellar el lugar de donde fue sacado, poniéndose en un rombo, empezando a realizar el hechizo, una luz plateada, amarilla, azulada y rojiza se empezó a ver por el lugar, cada una era el color de una de las casas, estás mezclándose entre sí para esparcirse dicho despliegue de magia por todo el castillo, tras unos minutos este paró pero Helga siendo tan dulce como era decidió avisar de todo esto, después de todo sino los padres iban a estar preocupados.


En el comedor por otro lado todos habían quedados cegados por unos segundos antes de que esto desapareciera, haciendo que más de uno tosiera mientras veían a varios cuerpecitos tumbados en el suelo, al lado de la mesa de los profesores dejándoles a todos sorprendidos y sin respiración, ¡¿de dónde habían salido esos mocosos?! Antes de que nadie pudiera decir ni hacer nada una carta se empezó a proyectar ante ellos, haciendo que su atención pasará de los mocosos que estaban ahí tumbados al holograma.


Hola a todos aquellos estudiantes y profesores que se encuentren en nuestra amada Hogwarts.


Seguramente os preguntaréis quienes somos, pues bien, somos los espíritus de los fundadores de esta escuela de magia y hechicería: Rowena Ravenclaw, Salazar Slytherin, Helga Hufflepuf y Godric Gryffindor. Esos pequeños que veis ante vosotros son los hijos de algunos de los presentes, quienes deberán tomar las responsabilidades sobre ellos, cuidándolos como sus hijos que son. Justamente cuando las vacaciones de verano comiencen, el último día de clases se haga presente y vuestro año escolar allá finalizado ellos desaparecerán.


Esperamos que toméis en serio nuestras palabras, es hora de que Slytherin y Gryffindor vuelvan a recuperar las buenas relaciones que tenían en antaño….¡Salazar, Godric dejad de pelearos ahora mismo o voy a maldeciros de tal forma que vais a quedaron sin vuestro espectral trasero!


- ¡Pero Ro…ha sido el estúpido este!


- ¿Estúpido? ¿En serio no tenías nada mejor? Esta más que claro que los Gryffindors no tenéis cerebro.


- ¡pero si serás…!


- ¡Que dejéis las peleas! Se supone que estamos tratando de restablecer la amistad entre ambas casas.


- Ro tranquila, te va a dar algo si sigues de este modo.


- No puedo Helga, yo a estos dos imbéciles lso acabo matando.


- ya estamos muertos.- Hablaron los dos a la vez.


- ¡Pues os vuelvo a matar!


- ¡Ro cálmate!


En ese momento la carta empezó a desparecer, los signos indudables e infalsificables de que eran ellos estaban presentes, además ya no podían seguir tratando de hacer civilizado. Rowena debía volver a matar a ese par que se estaban peleando y Helga debía de impedirlo.


Todos los ahí presentes, estudiantes y profesores, sentían un sudor frío recorrer sus cuerpos. No podían creer por mucho que trataran de hacerlo, que realmente estuvieran ahí los espíritus de los fundadores, no, eso no era lo peor. Lo peor era que querían que hicieran las paces mientras que ellos mismos estaban de guerra y…los chicos que en esos momentos estaban tendidos en el suelo les perturbaban. ¿Realmente eran sus hijos? ¡Por Merlín, solo esperaban que no hablaran en serio!


Albus Dumbledore por su parte estaba parpadeando ante la carta que hacía unos escasos segundos se encontraba presente, pasando su mirada por los chicos que estaban durmiendo en calma, seguramente inconscientes por el viaje que hacía poco habían hecho y por lo que se veía eran todavía apenas unos bebes, al menos la mayoría, y deberían de esperar a que despertaran para saber quiénes eran sus padres. Con la idea de lo que haría en mente, una sonrisa maliciosa se posó en sus labios, aclarando su garganta mientras empezaba a ordenar el discurso en su cabeza.


- Mis queridos alumnos, como habéis visto los propios fundadores de Hogwarts han decidido que es momento de dejar las rivalidades de lado y yo, como director de Hogwarts voy a ayudarles a que sus planes sean llevados a cabo.- Hizo una pausa dramática, haciendo que las cejas de los presentes se arquearan.- A partir de este mismo instante se autoproclama la clase de Educación Familiar, donde todos los padres de estos pequeños, sin importar la casa a la que pertenezcan o curso donde estén, deberán de cuidar y educar a los chicos como sus hijos que son. Por lo mismo, al ser tan pequeños la mayoría de ellos se les concederá a cada pareja una habitación especial que se considerara como su propia casa, claro que al ser todo esto tan repentino no podremos darle inmediatamente la habitación que se convertirá en su casa por lo que por esta noche podrán escoger en cuál casa dormirán, cabe destacar que no pueden separarse de ellos lo que causa que las clases también sean modificadas. Como puede ser que sean de cursos distintos los alumnos, los que estén en curso mayor deberán de ajustarse a los TIMOS o a los EXTASIS de su pareja, en caso de que ambos deban pasar por estas pruebas, y solo si son distintas, se les permitirán cuando llegue el momento de tener esas pruebas con alguien de su completa confianza para que cuide de los chicos, o en caso de completa emergencia si no es así es algo que se encuentra PROHIBIDO. Obviamente tendréis que sacar fotos, mostrar videos y todo tipo de pruebas que indiquen que efectivamente se han cuidado de los chicos como corresponden.


- P-Pero profesor…si son de cursos distintos, ¿cómo lo harán?- Uno de los alumnos de Hufflepuf se había atrevido a hablar, asustado por todo esto.


- El mayor deberá volver a los cursos inferiores, donde su pareja estudiara mientras él mismo se prepara sus pruebas, ambos cuidando de su hijo pues estos iran a las clases con sus respectivos padres.


Al terminar de hablar los alumnos estaban tan pálidos como un fantasma e incluso peor estaban los profesores que lo miraban como si estuviera loco, boqueando todos y cada uno de ellos. Por su parte las posibles víctimas de esto rezaban para que no les tocara a ellos, eso se veía como una verdadera tortura.


- Albus, no considero que esto sea una buena idea.- Minerva había roto el tenso silencio, en ese momento todos los alumnos apoyaron a su estricta profesora.


- Claro que es buena idea Minerva. Solo piensa en lo siguiente: los aquí presentes que tengan hijos deberán de convivir, si no son de las casas enemigas, Slytherin/Gryffindor al menos esta la posibilidad de que aprendan a ser más responsables, cuidando de otra vida. No podrán pelear, solo ceder, las peleas deberán acabar al igual que las bromas de estos ya que deberán de asegurarse de darle a los pequeños un buen ejemplo.


Ante eso más de uno hizo una mueca, esa idea no les gustaba nada. Esperaban que quitaran esa estupidez.


- Si lo dices así es una buena idea.- A más de uno se les cayo las quijadas al oír a la estricta profesora que era apoyada por sus compañeros, haciendo que los alumnos sintieran ganas de llorar y rezaran porque no les tocara.


 


Por otra parte, varios años en el futuro se escuchó un fuerte grito, viendo los padres como sus propios hijos desaparecían ante su mirada, contactándose los unos a los otros para ver que en efectivo todos habían desaparecido.


- ¡No puede ser! ¡Mi hijo, donde esta mi hijo!


Una de las “madres” veía a su esposo asustado, prácticamente ahorcándolo mientras la preocupación se hacía latente, incluso una carta de Hogwarts les había llegado a una pareja, comunicándoles que uno de sus hijos había desaparecido y según la carta que le habían dejado los fundadores estaban en su época de estudiantes, misma carta que posteriormente apareció ante ellos.


- ¡No! Me niego a esto tengo que recuperar a mi cachorro.


- mi bebé… tenemos que buscar la forma de traerlos de vuelta.


Todo tipo de ideas se hacían presentes e ignorando a dicha carta buscaban la forma de traer a sus pequeños de vuelta, no podían estar con ellos, eran su vida. Los mismos iban a madurar en algún momento, estar menos con ellos era doloroso además se habían hecho dependientes de sus pequeños. Por otro lado los padres se encontraban analizando las palabras, no les parecía tan mala idea, después de todo iban a estar con sus versiones pasadas, protegidos y ellos podrían aprovechar el tiempo con sus parejas…algo que les hicieron saber, acabando solo siendo maldecidos.

Notas finales:

Bueno, espero que os haya gustado. ¿Os gusto? jajaja bueno, supongo que si es así me lo diréis, también tengo que decir que si a alguien no le gusto o vio errores que por favor me lo diga, siempre viene para mejorar...siempre y cuando lo diga sin insultar.


Bueno, supongo que debería decir cuándo actualizare... no puedo decirlo a ciencia exacta pero creo que para el 19 de diciembre con mucha suerte, voy a tener un par de semanas realmente estresantes...me disculpo por ello.


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