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El Dragón verde y el Monje dorado por Erzsebeth

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Notas del capitulo:

Well, segundo día y apenas lo logré.
No estudie ni madres y mañana presento examen, pero valió la pena xD.
Esto inicio completamente diferente, iba a ser sobre "Confesión" de parte de Genji en Hanamura y más cosas gays... Pero nah. Decidí esto mejor.
¡Disfruten!

Hacía varios meses que había llegado al monasterio Nepalí, y aun no estaba seguro de porque no se había marchado. Se había hospedado en el pueblo a las orillas del monasterio, y la gente ahí era bastante amable con él. Lo trataban con respeto y ninguno había hecho comentario alguno sobre su apariencia. Era como si fuera una persona nuevamente, una sensación demasiado añorada desde que obtuviera este cuerpo metálico.

Pero eso no justificaba porque día a día subía nuevamente a la cima de la montaña a escuchar las palabras inútiles (por lo menos para él) de los monjes Shambali.

Bueno de ese monje en particular.

Aquel monje había sido quien lo encontrará en la nieve casi congelado cuándo llegará accidentalmente a aquel lugar, le había brindado curación y le había llevado a la aldea cercana al descubrir que no era un omnic como pensó a primera vista. No entendía porque había hecho todo eso por un completo extraño.

“Puedo sentir un gran dolor en tu interior. Me gustaría que aceptaras ser mi estudiante.”

Obviamente lo había rechazado. ¿Qué clase de lecciones podría obtener de aquel pedazo de metal?

Más sin embargo ahí estaba. Volvía cada día a observarlo desde la distancia. Notando como en los días nublados los 9 puntos en su frente se iluminaban con más fuerza. En los días soleados, su cuerpo metálico reflejaba la luz de aquel astro, dándole un aura casi espiritual…

Aquella ocasión tuvo oportunidad de experimentar lo segundo. Al monje le correspondía darles clases a los miembros más jóvenes de la comunidad. Predicando enseñanzas de paz y amor propio. Lecciones sobre perdón. Palabrería sin sentido ni practicidad en la vida real.  Usualmente se quedaría callado y dejaría que siguiera la lección, pero la verdad es que ese tema era demasiado para él…

— ¿Perdón? Eso es para los cobardes. –se acercó desde su punto en la parte trasera de la sala. —Alguien que es débil y sucumbe a sus propios errores no merece perdón.

— ¿Oh? Creo que es todo lo contrario. Se necesita de mucho valor para poder perdonar a alguien. Puede ser un proceso largo y doloroso… requiere mucha fuerza de espíritu. –Zenyatta respondió a su interrupción, con paciencia y tacto.

El cyborg lanzó una risotada — ¿Y eso de que sirve? Para qué sirve la fuerza de espíritu, si no son capaz de defenderse. Ustedes omnics no serían capaz de sobrevivir un día en el mundo real. Sus enseñanzas pacifistas no les servirán de nada ahí afuera. –lo enfrento desafiante y con burla, pensando que no sería capaz de enfrentarlo físicamente.

—El que perdones a alguien no quiere decir que no te puedas defender de sus acciones. Y aún no me conoces lo suficiente como para afirmar que soy un pacifista.

A este punto los niños de la clase se habían quedado observando la discusión con curiosidad, compartiendo algunos susurros de lo irrespetuoso que era el extraño con los monjes, o de como su maestro había respondido tan “agresivamente”. Claro, esto no pasó desapercibido para Zenyatta

—Muy bien chicos, la clase de hoy terminara temprano. Tengo asuntos que discutir con nuestro invitado y les agradecería que nos dejaran hablar a solas. –Solo bastaron esas palabras y en unos minutos el salón quedo vació, con las últimas despedidas de parte de los jóvenes y la respuesta de Zen.

Genji por su parte, no había esperado esa reacción y se había quedado inmóvil en su sitio, sin saber si debía disculparse o solo ignorar lo ocurrido y marcharse.

—Me alegra que decidieras quedarte a escucharme, Genji. –el omnic se acercó flotando hacía el. —Tú última observación me ha dado una idea. Viendo que crees que no soy capaz de defenderme, me gustaría que tuviéramos un enfrentamiento –los ojos del ninja se abrieron de par en par, por suerte ocultos tras su máscara. —Tenemos un área de entrenamiento a las afueras del templo, que sería perfecta para ello.

—… ¿Estás hablando en serio? –seguía incrédulo ante él. —No voy a arriesgarme a dañarte y que el pueblo entero me odie.

—Ah, eso no pasara. –una pequeña risa salió del más pequeño —Pero si tanto te preocupa, y hablaría en tu lugar. Después de todo, yo fui el que te reto a esto. Si quieres podemos hacer las cosas más interesantes… ¿Con una apuesta? –incluso sin ver su rostro, la manera en que dirigió su cabeza hacía el denoto que captó su atención. —Si yo gano, aceptaras ser mi estudiante.

Una sonrisa burlona se dibujó bajo el visor. Si tuviera alguna debilidad en su juventud eran las apuestas (Eso y los cuerpos bien formados) —Pero si yo gano… dejaras de enseñarles esas tonterías a los niños. ¿Te parece? –sabía que el contrario sería un estúpido en aceptar, después de todo él era un Shimada, entrenado desde niño para ser un asesino. Miembro de la sanguinaria Blackwatch por años…

—Perfecto. Déjame guiar el camino.

Estaban frente a frente en el amplio salón de entrenamiento. Zenyatta le había permitido (hasta podría decirse que lo había provocado) usar cualquier arma que quisiera. Llevo su confiable katana y las shurikens en su brazo. El monje tenía sus orbes flotando a su alrededor, su arma de elección.

Genji decidió hacer el primer movimiento, abalanzándose sobre el contrario con su katana, en un esfuerzo de distraerlo. Zenyatta esquivo el golpe cosa con la que el cyborg contaba, y dando un rápido salto en la pared, preparo sus shurikens dispuesto a lanzarlas al contrario… Descubriendo que no estaba en el lugar donde lo había visto dirigirse para esquivar su ataque. Cayó con gracia, buscando a su contrincante con la vista, cuando sintió como si alguna clase de fuerza estuviera succionando su energía. Levanto la cabeza, descubriendo uno de los orbes del omnic flotando sobre él, una energía oscura fluyendo hasta su persona. Ese minuto de distracción, fue suficiente para que un certero golpe a su espalda lo derribara hasta el suelo. Sintió el orbe alejarse, mientras su dueño lo observaba parado frente a él. La luz natural iluminaba mejor esta ala del edificio que la anterior. Si el omnic tenía un aura espiritual ahí, aquí parecía una especie de Dios… Que le había pateado el trasero.

¿Por qué eso le parecía tan ardiente?

—Creo que he ganado. Nos veremos mañana, mi pequeño gorrión.

Su corazón latió con más fuerza ante el apodo.

Mierda. Tenía un Crush en ese omnic. Estaba perdido.

Notas finales:

Genji se me hace el tipo de los que se enamoran de alguien capaz de patearles el trasero xD.
Y no se hacer escenas de acción... pero bueno, esto se me ocurrio. 
¡Gracias por leer!


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