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Luchando por un beso por 1827kratSN

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Notas del fanfic:

Holi, Krat vuelve XD

Notas del capitulo:

Holi~

Bueno seguiré publicando estas ideas locas que me surgen de repente

Si cometo algún error les pido me lo hagan saber 

 

 

Corría apresurado y sin importarle seguir con la ropa que se usada en el entrenamiento. Se concentraba en seguir las calles que empezaba a desconocer, pero poco importaba porque… estaba escapando. No sabía por qué ni cómo, ni si quiera sabía en qué momento pasó, pero ahora solo sabía que debía correr para salvar su dignidad. Sus perseguidores eran muchos, para ser exactos ni siquiera quería saber cuántos eran pero estaban detrás de él.

 

 

-¿por qué me pasa esto? – se quejaba entre jadeos mientras en una esquina se daba un descanso. Con temor sacó su cabeza a la calle principal. Dos estudiantes de Karasuno estaban en la esquina siguiente – ¿no me dejarán en paz? –

-creo que lo vi… por allá

-demonios – bufó y de nuevo empezó a correr – maldita la hora en que… me inventé eso

 

 

Para saber lo que estaba ocurriendo se debía conocer los acontecimientos de esa mañana. Un inicio un poco sombrío, el cielo tenía nubes, algunas negruzcas pero por más extraño que sonara en medio del cielo, había una zona carente de estas. Solo una pequeña porción del cielo sin ninguna nube, sin un ave, sin nada más que le basto sol azulado y profundo. Era una visión extraña, hermosa pero extremadamente fuera de lo común. Era como…

 

 

-wooo… es como si un gigante  se hubiese comido las nubes

-no digas estupideces Hinata – un azabache miraba atentamente el cielo junto a ese pequeño pelinaranja vivaz – debió ser un dragón el que se las comió

-¡no! Debe ser un gigante

-mira la forma, es como si hubiesen dado un gran bocado… fue un dragón

-eres estúpido, Kageyama

-¡que dijiste! – su rostro se tornaba terrorífico, de mirada intensa, su flequillo de negros cabellos ocultaba la afilada mirada

-¡¿quieres pelear?! – con sus manos en frente en una pose de defensa empezaba todo

 

 

La pelea tradicional de la mañana se llevaba a cabo, siempre era esa clase de excusas con las que la feliz pareja empezaba con su demostración de cariño. El uno decía algo, el otro decía algo diferente, se insultaban, pasaban a las agresiones físicas. Generalmente Kageyama estrujaba la cabeza del más pequeño y al final se besaban sin descaro, pues su relación ya era conocida por todos. Así que eran un par de sin vergüenzas que empalagaban a los demás miembros del equipo de voleibol. Ese asuntito provocaba diferentes reacciones, a cierto rubio gigante le daba fastidio y Yamaguchi tenía que ayudarlo a llegar al gimnasio sin que dijera algo que  hiciera enojar a la pareja y ocasionaran más peleas, que por consiguiente causara el  enojo del papá del equipo. Daichi se molestaba mucho cuando se quedaban fuera del gimnasio discutiendo sobre cualquier cosa, mucho más cuando era culpa de los más jóvenes

 

 

-son estúpidos – bufaba Tsukishima… aunque algunos suponían que lo que en realidad le molestaba al rubio de anteojos, era ver a esos dos felices y hasta podía decirse que era un reflejo de celos

-vamos, déjenlos saludarse – se reía Sugawara empujando a los demás para que la práctica en esa mañana de fin de semana, empezara

-creo que no aguantaré si los veo coquetear cada mañana – hablaba Narita mientras con prisa se perdía en el almacén para sacar los balones

-son cariñosos – sonreía Asahi mientras se estiraba y empezaba a calentar – eso es bueno. Son felices, deberíamos…

-también quiero tener una pareja – se deprimían dos personas que con aura negruzca caminaban a ese lugar de entrenamiento – ¿qué tenemos de malo? – preguntaron Tanaka y Nishinoya viendo al resto. Nadie quiso responder y se escabulleron en las tareas de la mañana – ¿qué quieren decir con ese silencio? – no querían ofender a nadie

-estaremos solos un tiempo más – murmuró Tanaka cruzándose de brazos – nos haremos compañía Noya….

-¡Asahi-san! ¡¿Quieres salir conmigo?! – pero el mencionado ya estaba saltando por allí en busca de la atención de un alto As, que levemente sonrojado, reía nervioso sin saber cómo responder

-¿en serio? – decía Tanaka  al ver aquella escena – ¿me dejaras solo?

-alguien debería traer a la parejita a la realidad – Kinoshita miraba a ese par que ahora estaba riéndose sonrojados levemente, sentados en el suelo y… ¿diablos? ¿Cómo terminaron así?

-creo que… puedo hacerlo – comentó el último del grupo. Ennoshita sonreía levemente al ver a ese par que aun en su pelea matutina empezaban a jalarse las mejillas – será divertido

-buena suerte – le deseó Sugawara dejándole el trabajo al confiable pelinegro

 

 

Ennoshita Chikara tenía habilidades que pocos conocían y eso era… la narrativa. Precisamente tenía una tarea que acabó la tarde anterior, así que la adaptaría para esta ocasión. Una historia que inventó basada en una película que vio. Bastó con separar a Hinata de Kageyama y mencionarles que él sabía lo que pasaba con las nubes. Atrajo la atención de esos dos, quienes poniéndole atención, como dos cachorros lo siguieron dentro del gimnasio. Mientras compartían las tareas, Ennoshita empezó a relatar

 

 

Un espíritu del bosque solía aburrirse cada cierto tiempo, así que perturbaba la paz de los otros espíritus. Quería llamar la atención un espíritu en especial, el de los cielos porque estaba enamorado de aquel hermoso ser inalcanzable… vivían en dos zonas diferentes, contiguas pero lejanas a la vez

 

 

-¿enamorado? – Hinata lo interrumpió mientras tomaba un balón – así que… ¿lo molestaba porque no sabía qué más hacer?

-se parece a alguien que conozco – decía Narita mirando a Hinata

-tú eras un fastidio – respondió Kageyama y antes de que empezaran a pelear, Ennoshita les pegó a ambos en la cabeza con un periódico enrollado

-como decía – muchos se aguantaron las risas pero dejaron que Ennoshita se encargara de distraer al par de tórtolos, quienes sin darse cuenta seguían las instrucciones mudas de Ennoshita. El azabache se hacía entender a señas

 

 

Solía meterse en líos tratando de descubrir cómo atraer la atención del espíritu de los cielos. Hacía que las flores navegaran en las brisas, que las hojas se levantaran en ciertas épocas del año, también solía dejar que las mariposas volaran más alto de lo normal. Pero como todas sus travesuras no servían de nada, en un día especial se frustró. Se deprimió tanto que descuidó del bosque que protegía, las hojas secas caían hasta dejar las ramas desnudas, las flores se marchitaban aun sin abrirse, los animales decaían y al final… fue regañado. El espíritu del bosque al fin tuvo la atención del espíritu del cielo, pero no de la forma que quería

 

 

-me gustaba como mantenías la tierra debajo mis dominios – le criticó al espíritu terrestre

-prometo devolverlo a su forma original – sonrió y mirando al espíritu del cielo se le ocurrió algo – haré que nunca quieras dejar de ver la tierra que cuido

-el día que no pueda dejar ver este bosque… te daré una muestra desde los cielos para que sepas que te observo y admiro tus dominios

-¿lo prometes? – ilusionado el espíritu del bosque casi saltaba

-lo prometo

-entonces haré que ames mi trabajo… y que me ames a mí también

 

El espíritu del cielo solo miraba de vez en cuando, pero se dio cuenta de que poco a poco el bosque volvía a ser hermoso, demasiado brillante, verde, lleno de vida. Sin fijarse, cada mañana en donde el cielo se veía azulado, estaba espiando la tierra para ver si el espíritu del bosque se paseaba por allí. El espíritu del cielo se fue enamorando de aquella tierra hermosa… y al final por la dedicación y gentileza de su igual… se enamoró del espíritu del bosque. Cumplió su promesa, le daría una muestra de que estaba pendiente y que reconocía la labor terrestre. El espíritu del cielo movió sus manos, se deslizó entre las brisas, movió las nubes, les dio forma, las juntó y en medio del inmenso cielo dejó un hueco. Una zona donde el sol podía salir, brillar e iluminar las tierras protegidas por el espíritu del bosque

El espíritu del cielo no se quedó solo con aquello, porque se había enamorado y con eso, no podía estar lejos de su amado. Pero siendo protectores de algo diferente no podían verse a menudo, así que solo podía bajar a la tierra de vez en cuando. Cuando el espíritu de cielo quería bajar a la tierra, dejaba ese cielo lleno de nubes y solo una porción despejada, porque le gustaba que la luz iluminara la tierra que su amado protegía. Se juntaban ese día entero, disfrutaban de su tiempo juntos y como recompensa por ser días especiales, su magia era repartida. Aquella magia se deslizaba con la brisa, se esparcía por todo lugar y con ello los humanos se veían beneficiados.

En ese día único los humanos eran bendecidos con la mejor de las suertes, pero para ser beneficiario de esa magia sólo había una condición

 

 

-¿cuál era? – Nishinoya estaba entusiasmado, todos se habían reunido a escuchar aquella historia porque en algún punto con la voz de Ennoshita se volvió como un imán. Incluso el entrenador Ukai estaba escuchando

- siendo magia nacida del amor de dos espíritus – sonrió Ennoshita al ver a todos mirándole y decidió jugar con ellos – solo las almas que estuvieran enamoradas podían…

-¿cómo que enamorados? Yo quería tener esa suerte – se quejó Hinata – con eso seguro puedo saltar más alto

-deja que Ennoshita termine – criticó Sugawara pues estaba lleno de curiosidad – termina el relato – hablaba casi con súplica

-los humanos debían dar muestra de amor… con un beso…

-¿un beso? – fue la réplica general y Ennoshita tenía saltando una venita en su frente, odiaba ser interrumpido

-si un beso lleno de pureza se daba, la magia de los espíritus los envolvería. Como recompensa un día lleno de suerte tendrían. Y solo una persona que con gentileza cediera el beso, podía cumplir con esa condición – al final solo suspiró, terminó soltando lo primero que le vino a la mente

-un beso – decían todos en murmullos y de inmediato regresaron a ver afuera del gimnasio

– HOY ES EL DÍA – gritó Nishinoya al ver el cielo con esas características, entre tanta nube solo un vacío por donde la luz del sol iluminaba – hoy tendremos buena suerte si…

-es solo una historia, solo los niños se la creerían – bufó Tsukishima a pesar de que también escuchó todo

-quiero tener suerte – habló Hinata

-por favor no quiero ver que se besen – Kinoshita hizo una mueca al ver al par de novios en el grupo

-no lo haré – bufó Kageyama – perdemos tiempo, vamos a practicar Hinata

-¡pero quiero suerte! – se quejó el pelinaranja pero el armador no cedió

-¿quieres suerte? – Ennoshita se sintió mal al ver decepcionado a Hinata a causa de la historia que se inventó

-sí, pero Bakeyama no me ayudará – hizo un leve puchero y gruñó bajito al ver a Kageyama ya calentar con el balón

-no creo que funcione pero bueno – Ennoshita suspiró y miró a Hinata – te daré suerte – sonrió con sutileza y Hinata ladeó la cabeza

-¿cómo? – aunque para todos era obvio, el pequeño… no lo captó

-un día de suerte – Ennoshita se acercó al más pequeño hasta que sus rostros estaban cerca. Las miradas se posaron en ambos y el azabache tomó la quijada de Hinata

-Ennoshita-san… que… que va a… – pero se quedó callado al sentir el beso en su mejilla

-listo – sonrió el más alto acariciando los cabellos del pelinaranja – hoy tendrás suerte – vio el sonrojo del menor que desaparecía de a poco para abrir paso a una sonrisa amplia y un festejo en forma de “fuossshhh siento la suerte”

-no era un beso en… - Daichi miraba a Ennoshita y este solo levantó sus hombros

-nunca dije un beso en la boca – sonrió divertido y siguió con lo suyo

 

 

Nadie se creyó todas esas cosas, la pequeña diversión se acabó y la realidad llegaba, pero para Hinata era como un niño esperando un regalo. Aunque no dio saltos gigantes, no falló ningún saque o remate, eso ya era mucho. Y cuando lo obligaron a ir por la pelota, Hinata salió afuera  con una sonrisa. Normal, ¿no?

 

 

-WAAAAAAA – el grito de Hinata hizo que todos salieran a verlo – ¡encontré dinero! – decía mostrando un billete de alta denominación entre sus manos – tengo suerte

-¿dónde lo hallaste?

-voló hacia mí – dijo recordando como el billete vino volando y se estampó en su rostro – ¡compraré bollos de carne!

-no fue suerte, solo una casualidad

 

 

Pero después de dos horas en donde Hinata no cometió errores, se salvó de golpearse contra la banqueta cuando no pudo detenerse y su madre le llamó diciendo que ganó un concurso de no sé qué, donde el premio era unos zapatos deportivos, todos estaban dudando de su buen juicio. ¿En verdad ese beso funcionó? Y allí las cosas se pusieron raras, pues quisieron comprobar teorías así que para que nadie más se distrajera Ennoshita quiso terminar con todo. La única forma de hacerlo era demostrando que solo bromeaba con eso del día de buena suerte. El culpable del lío besó la mejilla de Yamaguchi y dejó que la vida aclarara las cosas. Pero oh casualidad, la buena suerte seguía para el nuevo afortunado. Una chica de primero le dio un bento y confesó ser seguidora del pecoso. Todos pidieron una comprobación más y así Ennoshita besó a Nishinoya en la mejilla y poco después Asahi aceptó tener una cita con el líbero… extrañas coincidencias

Lo siguiente que supo el azabache, dueño de los besos de la fortuna, fue que… todos querían suerte. Y cuando decía todos era porque TODOS querían lo mismo. Fue perseguido por algunos miembros del equipo, y aunque fuera raro hasta Yachi le pidió un beso porque quería ganar un premio en no sé qué sorteo… Ennoshita no supo cómo los otros clubs se enteraron. ¡Maldita fuera la hora en que se inventó todo aquello! Así que terminó huyendo de todos, hasta el punto de correr para salvar su integridad física. Todos estaban locos por sus besos, literalmente. Sonaba raro pero así era y apenas era dos de la tarde, ¿cómo iba a aguantar el resto del día? ¡Si hasta tuvo que huir de su propio instituto para estar a salvo!

 

 

El azabache ahora se escondía entre los callejones, se metía a tiendas un momento, evitaba la calle con gente, estaba en pánico pues lo seguían como para cazarlo. Maldecía su fascinación por imaginar historias cortas, se juraba no volver a hacer algo así jamás nuevamente. Ya estaba cansado y ni siquiera estaba cerca de su casa, aunque… la verdad no reconocía dónde diablos estaba. Genial, ¡ahora estaba perdido! Ennoshita se deprimió, colocándose de cuclillas y suspirando. Con sus dedos dibujó algo desconocido en una pared cercana y mascullaba maldiciones entre dientes. Odiaba su bocota, debió seguir como hasta ahora, calladito y más bonito

 

 

-¿quieres esconderte? –

-¡qué! – se asustó mucho al escuchar a alguien cerca, iba a correr de nuevo porque no quería besar a nadie más, eso era vergonzoso pero… - ¿Tanaka?

-dime… salvador – dijo con pose triunfal con una de sus manos en el bolsillo

-si quieres un beso me niego – dijo soltando el aire contenido por el susto

-todos están tomándose eso muy a pecho – bufó frunciendo su ceño – no me compares con ellos

-gracias al cielo… alguien cuerdo

-¡qué me miras! – y Tanaka se había ido a discutir con un extraño… claro, era muy cuerdo – ¿quieres algo más?... ¿eh?

-ya basta – Ennoshita tuvo que ir a jalarlo porque de nuevo estaba haciendo esa cara tenebrosa y el pobre chico desconocido estaba asustado – te gusta estar en pleitos

-¡qué miras! – Tanaka seguía en su pelea con señas obscenas al aire. Seguramente el desconocido hizo algo que insultó a Ryu sin darse cuenta

 

 

Bien, Tanaka podría ser agresivo, extrovertido, peleonero y muchas cosas pero era gentil y maduro en algunos casos. En este caso era la salvación de Ennoshita, pues el de cabeza rapada le ofreció su casa para esconderse hasta el final del día. La gente estaba loca, y los rumores se esparcían con rapidez. Ennoshita se quedó en esa casa disfrutando de un descanso merecido después de correr por horas… minutos o lo que fuera. Hasta se había quedado dormido en la cama de Tanaka. Cuando despertó vio sus cosas y su uniforme encima de la pequeña mesita en esa habitación. Algo desorientado, buscó rastro de su compañero de equipo, se asomó al pasillo, espió un poquito hasta que escuchó las voces de los dueños de casa, para ser exactos solo Saeko riéndose junto con Tanaka, quien después apareció con bocadillos

 

 

-me has salvado – dijo cuando ya terminaba los emparedados y el té – gracias

-tengo una duda – Tanaka estaba serio, más serio de lo normal

-dime

-¿en serio esa leyenda existe?

-claro que no – sonrió divertido al ver el ceño fruncido de Tanaka – me la inventé para una tarea y solo la usé para distraer a Hinata y Kageyama

-¿y por qué rayos funcionó?

-y yo que sé – dijo frustrado recostándose en el suelo de la habitación – solo quise… no se ni qué quise hacer

-pues sea lo que fuera… te salió caro – Tanaka se reía bajito al recordar el día tan extraño

-tu habitación está más limpia de lo que esperé – Ennoshita no pudo evitar decirlo en voz alta, en serio esperó que todo estuviera tirado en el suelo

-¿te ayudo y así me agradeces? – Tanaka solo escuchó la risa de Ennoshita y bufó

-me alegra que no seas como ellos – sonrió con sutileza y miró a Tanaka – gracias

-dime Ryu, el grande

-ni loco – se puso serio al escuchar aquel denominativo

-¿y que gané por salvarte?

-así que también quieres suerte – Ennoshita solo suspiró pesadamente, tenía que haberlo imaginado

-tengo curiosidad, eso es todo… pero no… yo me refería a que tal vez tú…

-está bien – Ennoshita se levantó y acercó a un Tanaka que seguía hablando. Iba a darle “suerte” porque quería recompensarlo. Ya le ayudó a esconderse después de todo – solo quédate quieto – dijo con seriedad mientras agarraba los hombros de aquel altanero

-¿qué cosa?… espera… yo no me refería a esto – se tensó al tenerlo tan cerca

-quieres suerte, te daré suerte – dijo acercándose al otro – Tanaka, solo quédate quieto

-oye, espera – de tanto medio forcejear,  Tanaka cayó al suelo y un mal movimiento hizo que Ennoshita cayera sobre él y… se golpearan la frente graciosamente. Terminaron riéndose y rodando por el suelo en una fingida pelea

-sabes, me olvidé de decir algo más – el azabache sonrió. Ya se había metido en líos mayores, meterse en uno más no le haría daño, así que cuando quedó debajo de Tanaka sonrió – ¿quieres saber?

-¿qué cosa? ¿Un tesoro? ¿Algo secreto? – veía al azabache debajo suyo, con los cabellos desordenados y con un leve rubor… era…

-el beso más efectivo es entre quienes se aman mutuamente. Así la suerte es duplicada

-estas de broma – Tanaka bufó y el otro solo reía bajito

-así finaliza mi tarea

-qué bueno que no dijiste eso o te hubiesen besado sin compasión

-no bromees Ryu, “el grande” – se mofó quedito

-pues hay que probar – sonrió con malicia y sin darle oportunidad a Chikara de protestar, unió sus labios

 

 

 

Ennoshita solo abrió enormemente sus ojos, quedándose pasmado al sentir como aquel rudo rematador lo besaba…. ¡lo besaba! ¡Maldita sea, lo besaba doblemente!... Iba a protestar pero se fijó en algo, sus mejillas estaban rojas y su corazón latía con fuerza, sentía la calidez de Ryunosuke sobre si y… no le desagradó. Un ósculo que acabó a los pocos segundos y el silencio reinó. Se miraron y Ennoshita vio algo que le causó gracia, el rubor en las mejillas de Tanaka se veía… adorable

 

 

-tendrás buena surte por partida doble

-eso es segundario – Tanaka solo hizo una mueca restándole importancia – quise saber qué pasaría si te besaba

-¿y qué pasó?

-me gustas – confesó de pronto dejando al otro sin palabras – no quiero que beses a cualquiera por allí, es horrible – dijo sentándose y esperando que el otro reaccionara

-¿eh?

-¿otro beso para aclarar? – Tanaka sonrió de medio lado

-te creo – dijo levantándose y acomodando su cabello – pero yo… bueno

-otro beso para aclarar – afirmó y jaló a Ennoshita para acercarlo

-Ryu, ¡espera! – se quejó cuando veía al otro acercarse. Sus mejillas se tiñeron de rojo intenso – ¿podrías pedirlo de forma normal?

-¿normal? ¿Tengo que decirlo bien?

-sino sería raro – sonrió disfrutando de la vergüenza de Tanaka, no siempre lo veías así

-¿qui-quieres salir conmigo?

-no escuché – reía al ver el leve rubor en Tanaka y lo detuvo cuando lo vio respirar profundo para empezar de nuevo – es broma

-tienes una extraña forma de divertirte a mi costa

-Acepto – sonreía y depositó un beso en los labios del rudo muchacho – ¿cuándo nos casaremos? – habló con seriedad y vio al otro ponerse de piedra. Podría divertirse todo el tiempo desde ahora

-es broma

-claro –

 

 

Esa relación sería… divertida… y los tortolitos de Karasuno tal vez podrían tener competencia 

 

 

Notas finales:

No he tenido suerte con los shorts que publico en Haikyuu, pero bueno, dicen que el terccero es el vencido. Veamos si este si es de su agrado

Recuerdo que le prometí a alguien esta pareja, no recuerdo a quién, pero si alguien lo aprecia estaré feliz de ello. Fue una idea sencilla pero aplicado con cariño

Nos veremos en algún futuro~

Besos~

Cualquier reclamo, sugerencia o alguna otra cosa puede encontrarme en facebook como Krat Fics 


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