Según las expectativas de su clan debía ser el más fuerte y feroz, poderoso como todos querían.
La realidad era otra, Kouki Furihata se sentía maldito, ser especial a los ojos de los demás sólo le traía tristeza y soledad.
Se asustaba con facilidad hasta de si mismo temblaba e incluso se desmayaba si sentía demasiado asustado, al menos con gente de su clan. Estaban decepcionados de mi, lo sabía, lo veía y la verdad y no le importaba.
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Contemplaba un hermoso y bastó lugar lleno de vegetación, un lago y las montañas de fondo, su paraíso. Amaba su hogar a pesar de lo que sufría en el, no se veía viviendo en otro lado.
Su hogar un lugar como su clan repleto de magia, escondido; a pesar de estar ahí no estaba, al menos a la vista de los humanos normales, estos si se acercaban debido a la magia no podían evitar volver por donde habían llegado y olvidar unas cuantas horas de ese día, lamentablemente habían unos cuantos inmunes y como los odiaba.
El sol saldrá pronto, estoy tan emocionado, Takao llega a mi lado sin aliento, avienta sin cuidado su bicicleta junto ala mía sin cuidado en el pasto.
--¿No me poste llamándole? Cuando te emocionas no puedo pedalear tan rápido como tu—
-- Lo siento, no quería perderme esto – finalmente los rayos del sol se abren paso entre las montañas que bordean el lago. Takao suspira a mi lado y piensa lo mismo que yo “libertad”.
--Kouki – me dice —no debemos hacer esto— pero a su voz le falta convicción, se había metido en problemas por una travesura anterior, quería ser cuidadoso… ni el se la creía.
--Tú quieres estar aquí tanto como yo, vamos Kazunari se supone que el cobarde aquí soy yo— suspiro cansado –anda, mira ese sol—
No dejo que siga hablando y me quito mi camisa, la escondo detrás de unos arbustos junto con mis zapatos, Takao sigue mis pasos nos paramos a la orilla del agua, tiemblo entre el miedo y la emoción y se que Takao esta igual que yo.
--A Imayoshi no va a gustarle esto— me dice
Frunzo el ceño como si me importará lo que el pueda pensar, no era mi novio, aun cuando me atrapó en mi vuelo de maniobras evasivas ayer e intento tomar mi mano.
--No me arruines esto por favor, no quiero pensar el ahora mismo—esta pequeña rebelión era para conseguir alejarme de el.
Imayoshi Shoichi, siempre rondándome, esperando ahí, observando, esperando. Ryo podía tenerle, pasaba su tiempo esperando a que le quisiera, que el clan le eligiera en mi lugar, yo también deseaba lo mismo. Odiaba no poder tomar mis decisiones, no iba a pensar en eso ahora.
--Vamos Kazunari —me relajo sintiendo la naturaleza a mi alrededor y como la magia de nuestro clan recorre por mis venas, el tirón familiar empieza en mi pecho, mi exterior humano desaparece y es sustituido por mi yo Dragón.
Mi piel canela se hace un tono ligeramente más oscuro, las escamas con la luz del sol brillando fundamentadas, mis ojos se rasgan, mi sentido del oído, de la vista, del tacto, el olfato, todo es mejorado. No somos depredadores asesinos pero así hemos sido falsamente acusados y por ende temidos, una cruel mentira dicha por algún antepasado que quería nuestro poder.
No tardó demasiado, es una de mis conversiones más rápidas, sin nadie alrededor excepto Takao es mucho más fácil. Ningún Imayoshi con aspecto amenazante, ninguna mamá con miedo en sus ojos, ningún otro viendo, juzgando, estudiándome. Más que un poderoso dragón, me siento una mascota del clan un cachorro de Chihuahua como dice Hanamiya.
Siempre me estudian.
Mis alas crecen más largas que el tamaño de mi espalda, se despliegan suavemente como si ellas también buscarán alivio.
Casi como un ronroneo escucho; me giro y veo a Takao junto a mi, negro azulado iridiscente. Bajo la luz noto los matices de nuestras pieles algo que nunca menganito fijado antes, ahora lo veo, en la madrugada cuando el clan nos lo prohibía, cuanto extrañaba esto por las noches. Mi piel parece delicada pero es resistente y aunque no lo parezca es suave al tacto eso debido a mi otra condición y ruedo los ojos al recordarlo. Demasiado tiempo sin sentir el sol sobre mi dragón.
Takao luce tan feliz como yo lo estoy, aun si estamos rompiendo cada regla al escapar a escondidas. Abro Mis alas y me elevó, Takao esta ahí riéndose a mi lado, una vez estamos lo suficientemente alto caemos en picado hacia el lago.
Sonrió – exhibicionista — le llamo, mientras el bucea en el lago y permanece ahí por varios minutos. Takao es un dragón de agua, sus branquias aparecen detrás de sus orejas permitiéndole sobrevivir sumergido por siempre si así lo escoge en el agua.
Es un de los muchos talentos útiles que nuestros antepasados asumieron para poder sobrevivir. Yo no puedo. Yo hago otras cosa aun si lo odio, ni siquiera puedo controlarlo. Finalmente sale a la superficie.
—Ahora tu, vamos es estupendo—me dice. Yo niego. Mi talento no es estupendo; me repito, me ha maldecido daría cualquier cosa para cambiarlo, para poder ser un dragón agua como Takao, eléctrico como Kise, o un camaleón como Kuroko ¡¡esos traidores!!
Prefirieron quedarse con Kagami y Aomine que son ónix por cierto, a venir con nosotros, bueno lo entiendo, ya están comprometidos y están felices y la lista sigue, tanta variedad y aquí estoy yo… Respiro fuego, soy el único respira fuego en siglos, eso me ha hecho más popular de lo que quiero ser, ya no soy Kouki Furihata, soy el lindo niño respira fuego; desde que desperté a los 12, el clan a decidido mi vida, son incluso peores quemó madre.
Con mis sentidos agudizados escucho un zumbido, me detengo revoloteando en el aire.
–¿Qué es? ¿Un avión?— Takao ladra la cabeza intentando escuchar mejor.
–Hay que bajar es lo mejor—le digo. El ruido aumenta.
–Kouki—me dice muestras bajamos, el sonido se acerca cada vez mas, nos persigue.
–¿Deberíamos volver a las bicicletas?— no quiero que esto acabe ¿Quién sabe cuando podamos escapar de nuevo? Estoy pensándolo mucho.
–¡¡kouki!! Reacciona ¡¡mira!!—me señala el cielo mi corazón se estremece y me empiezo a asustar. Es un helicóptero ronda por la montaña.
–Vamos, apúrate—pero no soy lo suficientemente rápido.
Cazadores
Lágrimas escurre por mi rostro debido al viento mientras vuelo lo más rápido que he volado alguna vez Takao se empieza a desesperar al igual que yo, pero él esta un poco más asustado.
–Kazunari continua por favor—le pido en un sollozo, no quiero perderle, con que cara veré a Midorima si algo le sucede. Los dragones de agua no están hechos para la velocidad en el aire.
—¡¡Lo estoy intentando!! ¡¡No me dejes!! Kouki ¡¡No me dejes!!— Detrás de nosotros el helicóptero sigue viniendo.
El miedo nos empieza a hacer mella, es un escuadrón y en definitiva nos están cazando.
Estoy temblando –¡¡ No vamos a morir hoy!! ¡¡Allí!!— Un dragón nunca vuela cerca del suelo, pero no tenemos otra opción.
Takao me sigue –Deberíamos de dejar de manifestarnos—Takao me dice jadeando.
–Estamos demasiado asustados—no podemos volver a un estado humano tan llenos de miedo, es un mecanismo de supervivencia.
—Puedo ponerme en control de mi mismo—insiste, niego con la cabeza.
–Aun si es cierto es demasiado peligroso, tenemos que esperar, si ven a dos chicos aquí después de ver a dos dragones podrían sospechar—veo a todos lados, analizó pese al miedo, tranquilizante pienso. El secreto de nuestra habilidad de tomar forma humana, no puedo exponerla.
–Si no estamos en casa en la siguiente hora, estamos perdidos—
—Tenemos que escondernos—Otro sonido llega a mis oídos, Takao se tensa a mi lado, llegamos nuestras alas peleando contra las ramas de los árboles que nos regañan. Conteniendo la respiración esperamos, entonces la tierra cobra vida son vehículos, camiones grandes, motocross.
—No, por Dios, ellos no— miro los vehículos, hombres armados hasta los dientes, cazadores experimentados que saben lo que hacen, saben lo que cazan.
Él conductor de un camión sobresale por una ventana.
—Revisen los arboles—grita, su voz es intensa, aterradora. Una motocicleta esta directamente debajo de nosotros.
–No puedo quedarme aquí—Takao se ahoga en sollozos junto a mi —tengo que irme, tenemos que escapar—
— Kazunari— le gruño desesperado también –Eso es lo que quieren, están tratarnos de hacernos salir, no entremos en pánico—a quien quiero engañar, mis lagrimas delatan mi temor.
–Yo No Puedo— No vamos a durar si seguimos así.
–Es-esta bi-bien, este es el plan, se-separémonos—
—¡¡No!!—Takao llora
—Yo… yo abandonare el es-escondite pri-primero— le digo atropelladamente
—cua-cuando vayan de-detrás de mi huye al agua sumérgete y quédate ahí todo el tiempo que sea necesario— sus ojos en lagrimas, las líneas verticales de sus pupilas se contraen.
—¿Qué vas a hacer?— Fuerzo una sonrisa
—Volar por supuesto—