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Avanzar por Na Na

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Notas del fanfic:

Esta es la otra cara de la moneda del cap anterior 

 

Notas del capitulo:

Tiene el mismo nombre del cap anterior sólo que en español. El motivo de eso es porque esta es la parte de HeeChul, su lado de la historia con respecto a seguir adelante.

Pero, no crean que todo termina aquí...

No señores!

Aun faltan entre dos o tres caps más

Por favor, sigan leyéndome y esperan por el final de esta historia :3

Que disfruten de la lectura

—Así que ya conociste al blanquito —SungMin asintió con una sonrisa, divertido por el sobrenombre.

— ¿Por qué nunca me lo mostraste?

—Quemé todas las fotos de él con HeeChul —siguió revisando los papeles.

Estaban en la oficina del menor. SungMin quería saber cómo le había ido con KyuHyun y también asegurarse que fuera al almuerzo con HeeChul.

— ¿Y las tuyas con Chul hyung? —se removió en su asiento.

—Él se llevó la mayoría —firmó una hoja, cerró la carpeta y la dejó a un lado.

— ¿Y las que no se llevó? ¿También las quemaste?

—Guardadas en una caja al fondo de mi armario. ¿Por qué tanto interés? —lo miró.

—Curiosidad —Min se encogió de hombros.

SiWon lo miró con los ojos entrecerrados, y al ver que no provocaba nada en SungMin le preguntó si le ocultaba algo.

—No te oculto nada, Wonnie —levantó las manos en señal de rendición—. Mejor, termina de contarme tu almuerzo con KyuHyun —sonrió entusiasmado.

—Pues —suspiró, dejó el esfero de lado y se apoyó en la silla—. Cuando le dije que no estaba incómodo me explicó que el almuerzo no era una cita. Que él sabía que yo no estaba listo para una nueva relación y que él no iba a forzar nada. Entonces pensé, « ¿en serio no estoy listo para una nueva relación?» —el alto llevó una mano a su mandíbula mientras movía su dedo índice. La sonrisa de SungMin tembló—. Y me di cuenta que era tiempo de avanzar, así que se lo dije —sonrió y siguió revisando los papeles frente a él.

— ¿Qué le dijiste? —SungMin trató de no sonar alarmado.

—Que estaba listo para darme una oportunidad con él. Entonces sugirió una cita para el día siguiente. Y la tuvimos —y la sonrisa brillante en sus labios hizo que la de SungMin se borrara—. ¿Qué pasa? ¿No estás feliz por mí? —miró a su hyung con una mirada traviesa.

— ¿Qué? No —Min volvió a sonreír—. Claro que estoy feliz por ti. Me alegro mucho por ti —SiWon siguió sonriendo.

«Es HeeChul hyung quien me preocupa».

 

********

 

HeeChul lanzó el vaso contra el piso. SungMin se encogió por el sonido y se acercó hasta el mayor.

—Hyung, debes calmarte —trató de acercarse a HeeChul, pero éste tomó un portarretrato y también lo lanzó—. ¡HeeChul!

— ¡Mocoso del demonio! —tomó un cojín y empezó a golpear el sofá con él—. ¿Cómo demonios consiguió esa cita? ¿Quién se cree que es para salir con SiWon?

—Hyung, basta —el rubio fue hasta él y puso sus manos en los brazos del pelinegro—. Hyung, es mejor que te calmes.

— ¿Cómo quieres que me calme, Min? ¡Ese niño se metió con SiWon! —se soltó y siguió golpeando el sofá.

SungMin suspiró y fue al comedor viendo como el mayor destrozaba el cojín. Estaba seguro que el pelinegro luego se arrepentiría de todo el desastre que estaba haciendo, pero él ya había hecho el intento por detenerlo y no había funcionado.

Varios minutos después HeeChul se lanzó al sofá viendo como las pelusas del cojín estaban a su lado.

— ¿Ya estás racional? —asintió en dirección al menor. SungMin fue hasta él y se sentó a su lado—. Desquitándote con el cojín no resuelves nada.

—Se liberan mis ganas de matarlo. Y eso es bastante —el rubio sonrió.

—Matándolo tampoco solucionas nada.

—No puedo creer que SiWon haya aceptado salir con él. ¿Es que acaso no ve? ¡Es un niño! —se desparramó en el mueble.

—Él sólo quiere olvidarte, hyung. Y KyuHyun representa eso para él. Una manera de sacarte de su cabeza —HeeChul suspiró.

—No sé qué hacer. Ya viste que en el almuerzo ni siquiera me miró. Y cuando me ofrecí a llevarlo, lo frío que fue. Me odio —se tapó la cara con un cojín y dio un grito.

—Hyung, yo no quiero ser malo y lo sabes, pero… ¿Y si ya lo dejas? —el rubio habló con cautela pero eso no impidió que HeeChul lo mirara como si tuviera tres ojos.

— ¿A qué te refieres, Min?

—A que ya te olvides de SiWon —el pelinegro se incorporó.

—No —se puso de pie y fue a la cocina.

—Pero, hyung, ya viste que SiWon está saliendo con KyuHyun. Él ya no quiere seguir con esta historia.

—No puedo simplemente dejarlo, Min.

—Eso debiste pensarlo antes de hacer lo que hiciste —se paró cerca de la barra mirando a HeeChul con la cara más seria que el mayor había visto en él.

—Min, ya me reclamaste por eso antes —sacó una jarra de agua de la nevera.

—Y no me hiciste caso y ya viste lo que pasó. Ya deberías dejarlo. Ya lo lastimaste. Ya olvídalo.

— ¿De lado de quién estás, mocoso?

—De ningún lado. Pero sólo mírate —lo señaló con una mano—. No puedes vivir tranquilo y tampoco dejas que SiWon lo haga. Hyung, ya es tiempo de que…

—No digas ni una palabra más, Lee SungMin —dejó el vaso que acababa de sacar con algo de fuerza en la mesada—. No te atrevas a sugerirme nada más.

—Hyung, por tu propia salud mental y la de SiWon —el mayor negó con la cabeza.

—Él lo es todo para mí.

— ¿Y si fue así por qué JaeJoong se metió entre ustedes? ¿No crees que le debes a SiWon algo de tranquilidad después de todo lo que pasó?

—Basta, SungMin. Ya fue suficiente.

—No, no lo es. Jamás te dije todo lo que pensé al respecto porque eres mi amigo y pensé que te haría un daño, pero veo que el daño lo hice al no decirte nada.

»Todos dudaban de ti, hyung —añadió segundos después, con voz calmada—. Menos SiWon. SiWon siempre fue fiel a la idea de que tan sólo lo amarías a él y no lo engañarías. Que dejarías de lado tu anterior vida. ¿Y qué hiciste? Al primer momento en que sentiste que las cosas no iban como tú querías fuiste a buscar consuelo en otros brazos.

—Basta, SungMin.

—Pero, claro —levantó los brazos mostrando las palmas—, nadie te descubriría porque el gran Kim HeeChul jamás había sido descubierto antes, ¿no?

—SungMin —las palabras habían sido pronunciadas con los dientes apretados.

—No contaste con que sí lo harían, ¿verdad? Pero aun así no te importó. No te importó lastimar a SiWon y seguir con tu aventura.

— ¡Fue suficiente! —golpeó el mesón con la mano.

— ¡Vas a escuchar todo lo que tengo que decir, Kim HeeChul! ¡Y no me importa si te desagrada! —las respiraciones de ambos eran superficiales y sus miradas eran furiosas—. No te importó que SiWon sufriera mientras tú los tenías a los dos. Sólo pensaste en ti —lo apuntó con un dedo—. Fuiste el mismo egoísta de siempre, hyung —escupió las palabras con algo de furia, y a HeeChul le dolió que fuese SungMin quien lo hiciera—. Y aun así SiWon seguía a tu lado, pendiente de todo y haciendo cada cosa para que dejaras a JaeJoong y regresaras a él.

» ¿Y eso te importó? No —alargó la vocal—, no te importó nada más que tu propio placer, tu propio deseo, al igual que ahora, haciendo sufrir a SiWon de nuevo, ¿verdad? —HeeChul tenía la cabeza gacha, su cabello cubriendo sus ojos—. Al menos ahora piensa en él y no en ti, HeeChul. Se lo debes por todo el tiempo en que lo destrozaste —SungMin tomó su abrigo del sofá, se puso los zapatos y salió azotando la puerta.

HeeChul vio las llaves de repuesto en la mesita.

 

********

 

SungMin no lo había llamado ni le había escrito en toda la semana y mucho menos le contestaba las llamadas. HeeChul bufó y se lanzó boca arriba en la cama. Ahora también había perdido a SungMin. Era lo que le faltaba.

—Estúpido KyuHyun —se aferró a una almohada.

Sabía que el castaño no tenía la culpa. La tenía él mismo.

Suspiró y se hizo un ovillo en la cama.

La idea de SungMin había estado rondando su cabeza desde el sábado que el chico se la dijo. Y sabía que el menor tenía razón. No podía seguir lastimando a SiWon.

Suspiró nuevamente y se puso boca arriba deshaciéndose de la almohada, la cual cayó al suelo. Una sensación de pesar estaba alojada en su pecho y había querido sacarla.

Ya que no tenía a SungMin para hablar, lo había hecho con ShinDong, y el menor había resultado realmente bueno escuchando. Sin embargo, él no le decía las cosas que quería escuchar, tal como lo habría hecho su rubio amigo.

—Creo que SungMin tiene razón, hyung —estaban en un restaurante de fideos.

Era martes, las siete de la noche y llovía. Aun así HeeChul invitó al chico a comer. Sabía que no se negaría a escucharlo, y mucho menos ante la idea de la comida.

— ¿En serio? —ShinDong asintió mientras llenaba su boca con fideos.

—No te importó antes todo lo que SiWon hizo, y fuiste egoísta en eso —ignoró la mueca en la cara de HeeChul—. Y, de cierto modo, también lo estás siendo ahora. Ahora que SiWon ya sale con alguien más, creo que debes dejarlo.

—Pero no puedo —dejó los palillos de lado—. Él lo es todo para mí.

—No creo que eso hayas pensado mientras estabas con el otro —el mayor lo fulminó con la mirada—. ¿No querías mi opinión? Ahí la tienes —HeeChul suspiró.

—Así que lo mejor es dejarlo —murmuró.

—Mira —levantó la mirada—, no había problema cuando intentabas conquistar a SiWon cuando él no estaba con nadie. Aunque en realidad no hiciste nada, hyung —el otro levantó una ceja—. Y ahora que él ya tiene a alguien, creo que sería correcto que lo dejes. Su historia ya terminó. No de la mejor manera, pero ya terminó —HeeChul agachó la mirada de nuevo.

—Entonces lo debo dejar —el menor asintió.

—Creo que es lo mejor para los dos —el mayor suspiró y siguió comiendo en silencio.

Y ShinDong también tenía razón. Él no había hecho nada por conquistar a SiWon en todo el tiempo en que estuvieron separados.

Él le había dado al menor tiempo para que sus heridas sanaran. Para que, después de todo, no lo odiara. Pero tampoco para que lo olvidara. No quería que él borrara su historia de la noche a la mañana. HeeChul aún quería a SiWon para él, como lo había sido antes. Pero ya no lo era.

HeeChul había pensado en él mismo, de nuevo.

Suspiró frustrado al darse cuenta de su egoísmo.

Sin embargo, no quería dejar a SiWon. Él en verdad amaba al pelinegro.

— ¿Y si fue así por qué JaeJoong se metió entre ustedes? —las palabras de SungMin resonaron en su mente.

Y la pregunta llegaba a una sola respuesta: su egoísmo.

Como SiWon no le daba lo que él quería lo fue a buscar en otros brazos sin importarle si eso lastimaría al menor después.

Se incorporó de la cama.

—De acuerdo, ya entendí. Soy un egoísta —dijo en voz alta, como esperando que alguien más que él lo escuchara. Pero no había nadie. Tan sólo él.

Y jamás se había sentido tan solo como en ese momento.

—Y también lo perdiste todo, HeeChul.

 

********

 

El día domingo amaneció nublado, lindo para caer en depresión.

HeeChul despertó tarde, con ganas de quedarse en cama todo el día pero su estómago rugió y lo obligó a levantarse e ir a la cocina por algo de comer. Se sentó en el comedor con cara de pocos amigos mientras comía cereal y yogurt.

Poco después de meditar las posibilidades de echarse en el sofá y ser parte de la decoración, su teléfono celular sonó y caminó a paso tortuga a su habitación. Estuvo por regresar a comer cuando la llamada se perdió, pero el aparato sonó de nuevo y se vio forzado a tomar la llamada.

Fue hasta el buró y suspiró cuando vio el emisor.

—Sora ah.

—HeeChul ssi, hola —la mujer se escuchaba alegre.

— ¿A qué debo tu llamada en esta triste mañana?

—Ya casi es medio día, Chul. Y no es una mañana triste.

—Afuera está nublado. Es una mañana triste —se sentó de nuevo en el comedor.

—HeeChul, ¿tienes planes para hoy?

— ¿Dormir todo el día cuenta cómo planes? —la mujer negó—. Entonces, no. Ninguno.

—Salgamos a comer —el mayor pensó en cómo negarse, pero ya había dicho que no tenía planes. Pensó un poco más, pero su cerebro no le daba ideas. Ninguna—. ¿Entonces?

—De acuerdo —suspiró—. ¿A dónde?

—Yo te paso recogiendo en una hora, ¿te parece? —HeeChul aceptó—. De acuerdo, hasta entonces.

 

********

 

—JungSoo me contó lo que pasó contigo y SungMin —el pelinegro alzó la mirada de su plato—. SungMin fue a quejarse con LeeTeuk poco después. Y él me lo contó.

—Un par de chismosos —murmuró mientras tomaba un poco de carne y la llevaba a su boca.

—Así que te dijo todo a la cara, ¿no? —el chico rodó los ojos.

— ¿También lo harás tú? Porque, si lo vas a hacer, y perdón si soy grosero, pero me iré —la miró.

—No lo haré. SungMin ya te dijo todo y siempre lo escuchas —removió un par de vegetales antes de llevarlos a su boca—. Sin embargo —HeeChul rodó los ojos de nuevo, apoyó su cabeza en su mano y la miró—, creo que es bueno que alguien más lo haga.

—Ya lo hizo ShinDong —la chica levantó una ceja—. Un compañero del trabajo. Fue un poco más mordaz que SungMin.

— ¿Por qué lo hiciste, Heenim? —El mayor le esquivó la mirada—. SiWon es un hombre maravilloso. No entiendo por qué lo hiciste.

—Sí, bueno, fui un idiota egoísta —levantó los labios en una sonrisa mientras llenaba su boca de comida.

No quería tener esa conversación con la mujer. Ya había sido suficiente con sus dos dongsaengs acabándolo. No quería que alguien más lo hiciera.

La chica suspiró y siguió comiendo. Pudo ver la reacción del mayor con respecto al tema y en realidad no quería perturbarlo más. HeeChul ya se veía lo bastante mal como para seguir metiendo el dedo en la llaga.

Pasaron en silencio el resto del almuerzo, hasta cuando la chica lo llevó de nuevo a su departamento.

— ¿No quieres subir? Es mejor que me acabes dentro del departamento. Puedo ofrecerte café —la mujer sonrió entre divertida y apenada.

—Me agrada la idea del café —el otro asintió y salió del auto, siendo seguido por la esposa de su amigo.

Ahora que lo pensaba, quizá JungSoo la había mandado para que le hiciera compañía. Quizá no. LeeTeuk también se había molestado mucho con él por lo de JaeJoong y se abstuvo de decirle cualquier cosa.

Aunque, ¿quién no se molestaría por lo que hizo?

Suspiró abriendo la puerta del departamento, dejando que la mujer pase primero. Se sacó los zapatos, el abrigo y fue a la cocina.

— ¿Lo quieres con azúcar? —la mujer negó. HeeChul asintió, puso las dos tazas en un charol y los llevó a la sala.

Sora tomó la de ella y le dio un sorbo. HeeChul hizo lo mismo, y esperó que ella hablara.

—Aunque muero de curiosidad de saber por qué lo hiciste, no lo preguntaré de nuevo —la mujer miró el contenido de la taza mientras le hablaba—. Tampoco voy a decirte que estuvo mal, porque sé que lo sabes. Lo único que puedo decirte ahora es… —suspiró y miró al chico frente a ella.

HeeChul tenía la mirada más triste que alguna vez Sora le había visto desde que lo conocía.

Siempre supo que HeeChul tenía una personalidad alegre, que no le importaba lo que los demás pensaran de él y que haría lo que él quisiera si eso lo hacía feliz a él. Pero también sabía que él no sería capaz de lastimar a las personas que quería. Era por eso último que se le hacía difícil entender por qué HeeChul había traicionado a SiWon.

SiWon era lo más príncipe azul que un hombre podía llegar a ser.

—Que lamento que botaras todo lo que tenías con SiWon por unas cuantas noches de calentura —el otro le quitó la mirada y suspiró quedito—. Y sé que estás arrepentido, y que te duele la situación, pero no puedes regresar las cosas a cómo eran antes. No después de todo el daño que le has hecho a SiWon. Y… Quizá y SungMin tiene razón.

»Es momento de que avances.

HeeChul sonrió. Era una manera más sutil de decirle que dejara a SiWon.

—Sora…

—Sé que será difícil —lo interrumpió—. Sé que fueron varios años los que estuvieron juntos, y sé que en verdad lo amaste, podía verlo en cómo lo mirabas —ella sonrió, HeeChul suspiró evitando llorar—, pero ahora mismo hay brecha muy grande entre ustedes que no creo que pueda solucionarse de la noche a la mañana.

—Pero sólo se trata de que SiWon me perdone y vuelva a amarme —la esperanza en su voz y en sus ojos hizo que Sora se sintiera apenada.

—Puede que SiWon te perdone, HeeChul. Pero, ¿quién le asegura que no lo volverás a lastimar? —HeeChul le desvió la mirada—. ¿Qué garantías tiene de que, al amarte de nuevo, no lo volverás a engañar? Ya confió en ti una vez, no creo que lo haga ahora que ha pasado por todo esto.

—Pero es SiWon…

—Y le destrozaste el corazón, HeeChul. No tienes idea de cuántas noches llegó a casa llorando, esperando que JungSoo le diera consuelo. ¿Sabías de eso? ¿Sabes cuántas veces llamó preguntando qué hacer para conquistarte? ¿Para qué regresaras a él? ¿Lo sabes? —HeeChul sorbió su nariz. Sabía que había lastimado al menor, pero desconocía la magnitud del daño.

Sora suspiró. Le dolía ser quien le destruyera la esperanza a HeeChul, pero debía hacerle saber lo que había causado.

—No estoy de lado de SiWon, y tampoco del tuyo —la chica dejó la taza en el charol y lo miró—. Sólo creo que es hora de que dejes todo atrás, tal como SiWon lo está intentando —se levantó—. No debes acompañarme a la puerta —se acomodó el bolso y se fue.

HeeChul escuchó la puerta cerrarse y dejó la taza al lado de la Sora, subió sus piernas y las pegó a su pecho apoyando la cabeza en ellas.

«Es momento de que avances».

 

Notas finales:

Si has llegado hasta aquí, muchas gracias

Y, me resta decir, que les tengo de regalo un SiCXhul cursilero por navidad :3

Así que espérenlo xD

Sus comentario sosn amorsh! <3


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