Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Gatito. por LaGataenelTejado

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Apoyó las manos en el tocador del dormitorio, mirándose al espejo y apretando los delgados labios hasta convertirlos en una fina linea que simbolizaba su derrota.

 

Yuri Katsuki había ganado la final de la competencia, proclamándose vencedor y llevándose consigo a Victor Nikiforov, que no dudó en demostrarle su amor delante de todo el público. Algo asqueroso a los ojos del pequeño rubio, que había visto como la victoria se le había escapado de entre los dedos. Y ahora estaba en su habitación de hotel, pasando solo la última noche antes de regresar a su rutina diaria.

 

Se sentía abatido y su autoestima había caído en picado por no haber sido capaz de cumplir aquello que le había dicho al viejo ruso en el puente. Estaba convencido de que aplastaría como a un insecto al maldito cerdo que ahora reía en el pasillo de aquella misma planta. Hasta pudo reconocer al instante la risa de Victor, que acompañaba casi como una melodía la del mas pequeño. Ni si quiera lo pensó dos veces. Recogiéndose el cabello y poniéndose su chaqueta, se acercó a la puerta y la abrió de un golpe, mirando a la pareja feliz hacerse arrumacos contra la pared del pasillo.

 

Yuri sonrojado como un tomate y Victor colando la rodilla entre sus piernas. Yurio se preguntó si realmente se iban a casar o todo había sido puro teatro rosa para mantener en vilo a sus fans.

 

-¡Eh!,¿no tienen vergüenza haciendo eso aquí mismo?. - se cruzó de brazos, con el hombro apoyado en la gruesa madera blanca de la puerta y los ojos entre cerrados, furiosos.

 

Mierda. Odiaba a ese tazón de cerdo con toda su alma.

 

-Oh, Yurio...¿como estás pasando la noche?. - el japonés bajó la mirada, sonriendo tontamente sin poder evitarlo cuando Victor le dio un sutil y cariñoso beso en la mejilla.

 

-De pura mierda. ¿Tú que crees, cerdo estúpido?.

 

-Yurio... - la voz seria de Victor le hizo temblar. Imaginaba que ahora que había terminado la competición, al ruso no le importaría defender con uñas y dientes a su pequeño pupilo.

 

-Tsk. Lárguense antes de que vomite aquí mismo. - tomó aire entre cortadamente, sintiéndose mareado.

 

¿Por que todo esto le afectaba de sobremanera?, ¿acaso estaba celoso por el amor de ambos hombres?, ¿o simplemente no asimilaba su reciente derrota?. En silencio, arqueó la ceja cuando Yuri a pesar de su insulto, se despidió de él con la mano antes de desaparecer dentro del dormitorio seguido por el mas alto.

 

-Imbécil... - su voz afligida se quebró antes de acabar aquella simple palabra.

 

Se dejó caer hasta el suelo, con las rodillas flexionadas y la cabeza hacia abajo. Parecía que solo quería hundirse en su propia miseria, y las risas y voces alegres que le llegaban hasta donde estaba no ayudaban en absoluto. Era un completo fracasado.

 

El mensaje que le había enviado Otabek, aún parpadeaba en su teléfono móvil. Quizás eso fuese lo único bueno de aquella competencia, el haber hecho una especie de amistad que esperaba que no se marchitase demasiado pronto.

 

-¿Gatito?.

 

Yurio abrió desmesuradamente los ojos, mordiéndose la mejilla interiormente cuando la voz de JJ le llegó casi como un susurro. Podía sentir desde donde estaba el deje burlón y alegre que lo acompañaba. Se puso nervioso cuando sintió los fuertes dedos del patinador masajeando su cabello.

 

-¿Que haces en el suelo?, levanta.

 

-Déjame, imbécil. - arisco, le apartó la mano bruscamente, mirándolo ahora desde abajo.

 

Su boca se secó como normalmente le ocurría ante la presencia del canadiense, solo que esta vez sintió su corazón latiendo de forma casi dolorosa. Mierda, ¿estaría demasiado sensible por lo de la derrota?.

 

-El “japonesito” ha ganado la competición, supéralo de una vez.

 

Yurio se puso muy lentamente en pie, no porque le costase trabajo si no porque dios santo...su maldito cuerpo no reaccionaba. El calor sofocante le llegó hasta las pupilas, haciéndole arder los ojos hasta el punto de frotarse con la mano y jadear débilmente. El agarre de JJ le hizo casi desfallecer. ¿Cuando había tenido las manos tan calientes?.

 

-En serio...¿que te pasa?. Empiezas a preocuparme.

 

Se mordió nervioso el labio, con una mueca de rabia y frustración que luchaba por salir en forma de reproches y lloriqueos. Gracias al cielo, su orgullo era mas fuerte que eso. Se apartó del canadiense, como si su contacto quemase. Observó sobre su hombro que no había rastro de presencia femenina en el lugar.

 

-¿Y la bruja de tu prometida?. - sonrió maliciosamente, quizás esperando pelearse con el patinador y sentir algo de adrenalina que le ayudase a olvidar lo derrotado que se sentía.

 

-No vendrá. ¿Te importa mucho...gatito?.

 

Yurio no lo vio venir. El cuerpo de JJ se posicionó contra el suyo propio, pegando inevitablemente su espalda contra la suave pared del pasillo. Era jodidamente caluroso,y su piel bronceada parecía brillar mas que de costumbre. Porque el rubio no había pasado por alto el atractivo mas que notable del hombre.

 

Los dos jugaban, los dos mantenían su propia lucha interna por ver quien terminaba rendido y avergonzado. Y Yurio no quería volver a perder nada más aquel día. Sus pálidas manos se deslizaron muy lentamente sobre los brazos fuertes de JJ, sintiendo que podría olvidarse hasta de respirar. Sonrió travieso y satisfecho cuando hizo recular al canadiense, que dudó de aquel comportamiento como si fuese la primera vez que veía a Yurio.

 

-Estoy prometido. - su voz quebrada, rebotó contra el rostro del mas pequeño.

 

-Y a mi que me importa. - desafiante, sus mejillas se ruborizaron y no se dio cuenta de que ambos caminaron muy lentamente hacia la entrada del dormitorio. Sin despegar la mirada el uno del otro.

 

El ruido de la puerta al cerrarse fue seco, creando una atmósfera de anticipación cargada de una tensión sexual que ambos, aunque no lo supiesen, llevaban arrastrando desde que se conocieron. Seguramente no se volverían a ver en mucho tiempo, y seguramente lo que ocurriese entre ellos quedaría mas que enterrado entre aquellas cuatro paredes. Ni si quiera JJ tuvo tiempo de pensar en lo inmoral que le resultaba estar en un lugar privado con un chiquillo de quince años, que lo encendía como una maldita llama en combustión. Tragó saliva, viendo como el ruso se deslizaba de forma felina hasta el borde de la cama.

 

La imagen que presenció segundos después, se quedaría grabada en sus retinas como algo fascinante. Yurio, nervioso y fingiendo tener un auto control que claramente no tenia, se fue quitando la chaqueta muy despacio, deslizando la cremallera con tanta lentitud que JJ tuvo ganas de arrancarle la prenda con los dientes.

 

-Yurio... - jadeó, acercándose poco a poco hasta el gatito que parecía haberse convertido en un tigre.

 

-Cierra la boca, JJ. - sonrojado, desvió la vista hacia el colchón cuando terminó de dejar al descubierto su inmaculado torso, ofreciendo una imagen que habría podido pasar por algo angelical si ambos no supiesen la intención final de todo aquello.

 

El canadiense obedeció, sin poder evitar mover las manos hasta su propia camiseta para ir deslizándola hacia arriba. El calor se le agolpaba en la entrepierna y los ojos fríos del rubio le atravesaban el alma de una manera que debería estar castigada. ¿Cuando había sido Yurio tan sensual?.

 

La curvatura de los hombros, el hueco en sus clavículas, el color blanquecino de su piel y el cabello que caía como una bonita cascada de oro sobre aquel delgado cuello, fueron varios de los elementos por los que JJ perdió la poca cordura ética que le quedaba. Se acercó al chiquillo, tomándolo del rostro con la mano y comenzando a besar sus labios delgados en un juego húmedo que los encendió hasta el punto de separarse únicamente para tomar aire.

 

-Eres un gatito muy malo, Yurio.

 

Agitado y tembloroso, el ruso ladeó la cabeza sonrojado y molesto por aquel estúpido mote que el canadiense habitualmente solía dedicarle. Sus brazos rodearon con nerviosismo la espalda ancha de JJ, y sus piernas se abrieron para acunar el cuerpo del mas alto, que se rozó lenta y tortuosamente contra su erección.

 

El moreno no se atrevía a dar otro paso, a pesar de que estaba muy excitado. Yurio era solo un maldito crio, y JJ estaba seguro de que jamás había intimado con alguien.

 

-Yurio, quiero follarte. - aquel susurro encendió las alarmas del pequeño, que jadeó como única respuesta posible ante aquella petición. - Pero necesito que estés seguro de esto. - le agarró la barbilla, obligándolo a que le mirase.

 

-Cállate de una vez y solo hazlo. - la pierna del rubio se restregó casi de forma mimosa contra las piernas fuertes del moreno, que soltó el aire que retenía en la garganta debido a la voz quebrada del muchacho.

 

La sonrisa maliciosa y traviesa del canadiense, hicieron que el corazón del otro latiese tan fuerte que tuvo miedo de que JJ pudiese haberlo escuchado. Si, Yurio era virgen, pero estaba cansado de mantener su orgullo siempre como un escudo, pensando en lo que era políticamente correcto para su carrera como patinador. Por una noche, necesitaba sentirse libre y victorioso, llevando al límite al hombre que había estado tirando de una cuerda invisible que le encendía desde que lo vio por primera vez.

 

La ropa desapareció rápido, los besos calientes y desesperados se sucedieron uno tras otro, besos que demostraban la inexperiencia del pequeño ruso pero que excitaban a JJ como nada lo había hecho nunca antes. Estaba eufórico, ardiente y deseoso de probar el cuerpo delgado del “gatito”, del vándalo ruso que tantos suspiros arrancaba de los corazones mas fríos. Su erección goteaba, y Yurio se restregaba por inercia debajo de su cuerpo creando un calor casi asfixiante.

 

JJ se deslizó por aquel delgado cuerpo, lamiendo y succionando con cuidado el pecho del rubio hasta hacerlo jadear y temblar de gusto bajo él. Sabia que aquello era nuevo, y que la sensibilidad de la primera vez era un lujo que estaba dispuesto a tomar como suyo. Las uñas de Yurio se clavaron en su espalda con algo de saña, haciéndole sonreír maliciosamente. El ruso mantuvo su actitud altiva y orgullosa, a pesar de derretirse como un maldito cubito de hielo bajo los roces del moreno.

 

-Relájate, tigre. - riendo, JJ le observó a la altura de su ombligo, haciendo un camino de húmeda saliva con el que hizo temblar de forma desesperada al mas pequeño.

 

Agarró con decisión su miembro, masajeando lentamente y rozando con el extremo de su lengua parte del tronco. Eso hizo gemir vergonzosamente a Yurio, que apretó las sábanas con la mano hasta que sus nudillos se pusieron de color blanco hueso.

 

-¿Te gusta, verdad?. - rió entre dientes, sabiendo que aquel comportamiento ponía de los nervios al ruso.

 

-Ca...cállate...

 

En poco mas de dos segundos, JJ ya tenia la polla de Yurio en la boca. Saboreándola con gusto y destreza, sin dejarse ni un maldito rincón sin explorar. Los gemidos del chico, cada vez mas sonoros, eran pura música para sus oídos. Lo cual cargaba la habitación con una excitación que casi iba a reventar las paredes. O al menos el canadiense lo sentía así.

 

Rápidamente y seguramente por lo avergonzado que se sentía, Yurio se puso uno de los cojines blancos en la cara cuando el orgasmo le golpeó de lleno en el bajo vientre, ahogando así un gemido muy alto y agitado que salió sin previo aviso de entre sus labios. JJ masajeó la erección hinchada del pequeño, sin dejar de bañarla con el flujo espeso que había manchado sus dedos.

 

-Eso fue rápido. - se puso de rodillas sobre el colchón, acariciando las piernas temblorosas de Yurio y apartándole el cojín de la cara.

 

Las mejillas sonrojadas y su respiración agitada le hicieron sonreír incluso con ternura. Le acarició el labio, impregnándolo de su propia esencia y mordiéndose la carne de la boca, demasiado impaciente por hundirse en él. Se inclinó para besarle de nuevo, esta vez con salvajismo y casi ahogándolo con la lengua, sin poder dejar de deleitarse al hacer un vaivén que hacia salir pequeños ruidos obscenos y húmedos debido a las lenguas que jugaban entre ellas. No olvidó besar, morder y lamer el cuello de Yurio, elevando sus manos hacia el cabecero de la cama y asegurándose de que se agarraba con fuerza.

 

Sonriendo, volvió a ponerse de rodillas a la altura de su culo, agarrando con firmeza los muslos delicados del ruso y abriéndole las piernas. Yurio tragó saliva duramente, sintiendo su garganta puro hueso afilado.

 

-¿Que vas a hacer ahora?. - intentó sonar desafiante, como si fuese él quien daba las órdenes en la cama. Cuando sabia perfectamente que el canadiense lo tenia mas que dominado.

-Algo que te gustará, gatito. - riendo travieso, elevó con las manos medio cuerpo del rubio hacia su boca, deslizando de forma obscena la lengua entre sus nalgas buscando su entrada.

 

-Ahhh...imbécil...eso es...vergonzoso...

 

JJ le ignoró, demasiado ocupado tanteando el terreno y acunando con sus labios aquella zona. Hundió la lengua, jadeando de placer al sentir la estrechez caliente del mas pequeño que ahora se removía en las sábanas y temblaba sin remedio. El canadiense se llevó la mano a su propia erección, masturbándose para paliar un poco el placer que sentía mientras terminaba de saborear la entrada del pequeño. No pasó por alto la mirada que le dedicó Yurio, una dubitativa y claramente dirigida a su polla excitada.

 

-¿La quieres?. - arqueó la ceja, sonriendo maliciosamente porque estaba seguro de que Yurio se avergonzaría, lo insultaría o incluso le golpearía.

 

Pero no fue así. Y su sorpresa fue mayor.

 

-La quiero. Ya.

 

Con una mirada que rozaba el pecado, Yurio se movió rápido, gateando por la cama hasta enlazar sus piernas alrededor de la cintura de JJ y alzando su culo para que el moreno le sujetase con fuerza. Sonrió satisfecho al ver la cara de incredulidad del mas alto, que ahora tragaba saliva expectante. El ruso paseó las yemas de los dedos por su espalda, arañándole el tatuaje que coronaba su parte baja y dejando salir un suspiro que se mezcló con un gemido de placer cuando ambas erecciones rozaron irremediablemente.

 

JJ, sin dejar de sentir la posesividad de los besos de Yurio en su propio cuello, se metió los dedos en la boca para humedecerlos, porque...¿quien le iba a decir que terminaría enredado en las sábanas del vándalo ruso?. Lo abrazó contra él, mordiéndole el hombro para dejarle un par de marcas de recuerdo de aquella noche, sonriendo satisfecho cuando la piel pálida se volvió roja, asegurándole a Yurio una bonita señal que le duraría días enteros.

 

-¿Te gusto?. - la voz de Yurio, amortiguada debido a que tenia los labios hundidos en la clavícula del canadiense, le sorprendió un poco.

 

-¿Como no ibas a gustarme?.

 

Yurio siseó, cerrando los ojos cuando el primer dedo se coló en su interior, expandiendo lentamente sus paredes y provocándole una pequeña lágrima de dolor que resbaló lentamente sobre su mejilla. JJ lamió aquella humedad, moviendo profundamente el dedo y sintiendo toda la sangre volver a llenar su erección con mas rapidez que antes. Joder, el pequeño ruso iba a matarlo.

 

Impaciente y demasiado caliente, dilató el cuerpo del muchacho con ayuda de dos dedos más, ofreciéndole el dorso de la mano para que le mordiese debido al dolor y la molestia que sus falanges le provocaban. No fue hasta pasados unos minutos cuando Yurio tembló y gimió desesperado, dándole a entender a JJ que había alcanzado su punto mas placentero. Se concentró en mover los dedos una y otra vez, en círculos y expandiéndolos con rapidez, descontrolándose un poco cuando veía las mejillas rojas del ruso y la saliva bañar parte de la comisura de sus labios.

 

Lo elevó, sujetándose la polla con la mano y rozándole los glúteos de forma suave y algo obscena. Yurio tragó saliva, agitado y dejándose caer con lentitud para que JJ se hundiese en su interior. Fue mejor de lo que esperaba, mejor de lo que jamás pensó que seria. Se mordió los labios, con las manos temblando y aferradas a los omoplatos del canadiense, que lo sujetaba con firmeza siseando un jadeo que malamente pudo contener cuando entró del todo en el interior del pequeño. Ambos se miraron, ruborizados y calientes, besándose superficialmente la boca sin dejar de observarse. Yurio apoyó la frente en el cuello del moreno, quieto, sintiendo su erección palpitar dentro de su cuerpo. Ni si quiera se detuvo a pensar en usar un preservativo, porque no le importaba sabiendo de antemano que la salud de JJ era impecable.

 

-Agárrame. - la voz ronca del ruso fue una explosión de placer para los oídos del moreno, que obedeciendo, comenzó a moverlo de arriba a abajo, cerrando los ojos con fuerza.

 

Mierda, estar dentro de Yurio era como el jodido paraíso. Y realmente, el día que lo conoció había deseado fervientemente follárselo duro contra la cama. Parecía que el vándalo había escuchado sus pensamientos cuando arqueó un poco su espalda hacia atrás, acariciándole el rostro y relamiéndose el labio. JJ se tumbó sobre él, elevando sus piernas y comenzando a embestirle con mucha fuerza, quizás demasiada para alguien que jamás había practicado el sexo. Pero Yurio no se quejó, en absoluto, jadeó sensualmente incitándole a continuar al clavarle los talones de los pies en la espalda. Debido al patinaje, ambos tenían bastante flexibilidad y eso era un bonito plus añadido a la hora de tener sexo.

 

La cama chirriaba, chocaba contra la pared, y el ambiente cargado del dormitorio se mezcló con el olor a sexo y sudor. El olor que anunciaba un orgasmo inminente demasiado placentero y violento como para ignorarlo. JJ sintió el semen caliente de Yurio salir por segunda vez aquella noche, manchándolos a ambos y apretando sin misericordia su polla enterrada en lo mas profundo del ruso. Algo que solamente aceleró el proceso del suyo propio, gimiendo desesperado y apretando con fuerza las manos del rubio, haciéndole seguramente un par de arañazos mientras sentía como su polla se vaciaba en el interior del mas pequeño. Se dejó caer, agotado y con la respiración agitada sobre el cuerpo del otro y cerró los ojos, sintiendo el sudor resbalar por brazos y espalda.

 

La mano de Yurio acariciándole con lentitud la espalda, le hizo suspirar y aferrarse a él con un romanticismo que jamás pensó que sentiría.

 

-¿Estás bien, gatito?...

 

-Deja de llamarme “gatito”.

 

El canadiense rió, separándose de su cuerpo y sentándose en el colchón dispuesto a largarse a su propio dormitorio. Fueron los dedos de Yurio los que impidieron que pudiese moverse de nuevo. Se miraron a los ojos en silencio y el ruso desvió la mirada, demasiado avergonzado.

 

-Quédate. Es nuestra última noche. - apretó los labios, orgulloso y jodidamente furioso consigo mismo por mendigar alguna especie de amor o cariño que le hacia mucha falta en su vida, mas de lo que le habría gustado.

 

Tras unos segundos, (unos que Yurio pensó que fueron los mas largos de su vida), JJ volvió a tumbarse a su lado, llevándose consigo el cuerpo del ruso para acomodarlo sobre él. Le acarició el cabello suavemente, respirando tranquilo y jurando sentir el corazón del pequeño latir bajo su maldita piel.

 

Yurio tenia razón, era la última noche hasta que algún día volviesen a encontrarse y JJ aún no asimilaba que estaba prometido y que no volvería a competir contra el ruso, haciéndole así sentir una especie de vacío que le quemaba hasta las entrañas. Su “gatito” le había dado la mejor noche de su vida y no se arrepentía de absolutamente nada.

Notas finales:

Me apetecia escribir algo sobre estos dos personajes, espero que lo hayan disfrutado :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).