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9. El amor de Eunhyuk por dayanstyle

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Notas del fanfic:

para las amantes del eterno EunHae

Notas del capitulo:

sin mas preambulos...

a leer eunhae

Donghae corría alrededor de su departamento, tratando de tener todo listo. Saltando sobre un pie, luchaba por ponerse un zapato, con una rebanada de pan tostado sosteniéndola con la boca.

Tomó las llaves de la mesa junto a la puerta, la cerró y corrió fuera del edificio de departamentos, como de costumbre iba tarde. Parecía que siempre iba tarde por una u otra razón.

— Mierda. —Corrió de regreso escaleras arriba y le puso llave a la puerta. Donghae podría olvidar la cabeza, si no la tuviera pegada.

Eso era algo que su mamá siempre le decía. Se quedó ahí por un momento tratando de pensar qué más había olvidado. Decidiendo que nada, bajó de nuevo las escaleras corriendo.

Ellison va a matarme. —Donghae se apresuró hacia la tienda de tatuajes en donde trabajaba. Eli le había llamado para decirle que tenía a un gran grupo para tatuajes y que necesitaba de su ayuda. Bueno, con tanto para ayudar a su jefe, él había olvidado colocar el despertador.

Donghae corrió dentro de la tienda de tatuajes y se detuvo. Ahí había dos de los más grandes hombres que hubiera visto en su vida. Tragó saliva y dio un paso hacia atrás. El que estaba más cerca de la puerta lo asustaba a morir.

Todo el mundo en el cuarto se giró a verlo. Maldición, eso era embarazoso. Sus ojos vieron al segundo hombre que estaba al fondo de la tienda. Su cabello era ¿plateado?, realmente plateado. Donghae no estaba seguro si era por la luz pero los ojos del hombre se veían negros.

Cool.

— Hey, es Donghae, está bien —Eli les dijo. Donghae se apartó lejos del tipo de la puerta, algo acerca de él le gritaba peligro. Su mirada regresó hacia el hombre de cabello plateado. Donghae se sentía atraído hacia él.

— Hecho. —Eli se apartó del chico al que le acababa de realizar el tatuaje. La atención de Donghae fue una vez más hacia el hombre situado al fondo. ¿Por qué no podía dejar de verlo? Esta vez cuando lo miró, el hombre veía directamente hacia él. El señor tentación definitivamente era caliente, con su cuerpo como roca. Se veía como si viviera en el gimnasio. Se veía muy poderoso, su pecho era ancho y musculoso, pero era su cara la que atraía la atención de Donghae. Tenía una cara clásicamente hermosa, parecía tan suave mientras miraba a Donghae.

La mirada de Donghae se alejó del misterioso hombre, cuando vio a uno de los pequeños hombres pagar y entonces todos se dirigieron a la puerta de atrás. El extraño de cabello plateado miró sobre su hombro a Donghae una última vez antes de irse.

Maldición, él debió haberle pedido su número en lugar de quedarse ahí con su mirada llena de lujuria.

— ¿Y dónde estabas? —Eli estaba limpiando el área de trabajo, guardando todas las cosas. Donghae regresó a la tierra, miró a su jefe por un momento, la pregunta obviamente rompió su atención de la puerta.

— Olvidé colocar el despertador. Realmente lo siento. —Donghae se apresuró a ayudar a su jefe a terminar de limpiar. Miró hacia la puerta trasera deseando haber tenido el valor para aproximarse al hombre de cabello plateado. Oh, bien, de cualquier manera no tenía tiempo para una vida social o personal.

— No es importante. Te perdiste de una gran propina, eso es todo —Eli dijo mientras cerraba la registradora. Realmente Eli no necesitaba ayuda, pero él sabía que Donghae necesitaba el dinero. Eli estaba bien con eso.

— Maldición. Yo realmente necesitaba el dinero. —Donghae limpió y reorganizó el estante. Una vez que toda la basura estuvo en el bote, limpió la silla y el área de trabajo de Eli. Su jefe era un gran fanático de un ambiente libre de gérmenes cuando se trataba de su tienda de tatuajes. Después de que todas las toallas de papel estuvieron en la basura, él se unió con Eli en el mostrador.

— ¿Necesitas un préstamo? —Eli sacó los billetes y los colocó en una bolsa con cierre para llevarlos al banco. Miró a Donghae y esperó por su respuesta.

— No, tendré que devolverte el dinero. Además, quizás esto pueda ayudarme a recordar poner el despertador la siguiente vez. —Siguió a Eli fuera del edificio esperando que cerrara.

— Bueno, necesito ir a mi otro trabajo. Lo siento, Eli.

— No hay problema. Te veo mañana, hermano. —Eli chocó los nudillos con los de Donghae y se dirigió al banco.

Joder, había al menos siete personas haciéndose un tatuaje. Hubiera ganado una fortuna. Estúpida memoria. Donghae metió las manos en sus bolsillos delanteros y caminó hacia su siguiente trabajo. Parecía que todo lo que hacía en el día era trabajar. Él no debería estar tan atascado a los veintitrés años. Sus pensamientos regresaron hacia el hombre de la tienda mientras caminaba hacia su segundo trabajo. ¿Quién era ese ángel de cabello plateado? Se había sentido inmediatamente atraído hacia él, algo que nunca había sentido antes. Eso había sido como un lazo invisible que lo jalaba a cruzar el cuarto y entrar en los brazos del sexy hombre. ¿Cuál sería su nombre? Se maldijo a sí mismo por ni siquiera haber conseguido su nombre.

Donghae entró en el mini-mercado, dirigiéndose hacia el fondo para checar la entrada en el reloj.

— Necesito un cuarto de baño. —Una mujer entró a la tienda, mirando frenéticamente para todos lados.

— Lo siento, no tenemos cuartos de baño públicos. —Donghae podía ver que su noche iba a estar muy entretenida. La mercancía había llegado pero nadie se había molestado en acomodarla, sabiendo que Donghae podría hacerlo. Odiaba que la gente asumiera cosas.

— Bueno, si no tienes cuarto de baño, voy a usar tu piso de cuarto de baño —la señora gritó, sacudiendo su gordo puño.

— Señora, no puedo ayudarla. Hay un restaurante por esta misma calle. Sé que ahí tienen cuarto de baño. —Donghae bajó la cabeza cuando la señora le lanzó una bolsa de papas que había tomado del estante.

— Hablaré con tu gerente mañana. ¿Cuál es tu nombre? —Ella colocó sus gordos puños en sus caderas, mientras hacía un puchero con sus labios en señal de desaprobación.

Vinny. —Donghae se rió consigo mismo. Ese era el imbécil que había dejado toda la mercancía arrumada. Él se merecía esto.

— Bueno, Vinny, has sido un joven muy grosero. —Ella salió.

— Como sea. —Donghae se apoyó en el mostrador, rezando para que la noche pasara rápido.

 

 

 

Eunhyuk había sido reprendido por el Comandante Park. Él había aceptado, estúpidamente, llevar a las siete parejas a la tienda de tatuajes sin que los guerreros se enteraran.

Un gran error y uno que no volvería a cometer. ¿Cuándo iba a aprender a no escuchar a Luhan? Pensó en el joven hombre que vio en la tienda de tatuajes. El artista dijo que se llamaba Donghae. Hombre, él amaba ese nombre. Era único, justo como su recién encontrada pareja.

Eunhyuk necesitaba regresar ahí. Necesitaba ver a su pareja.

Odió haberlo dejado, pero las parejas necesitaban regresar a casa a salvo. Eunhyuk planeaba regresar mañana. Su pareja era hermoso. Ese cabello castaño claro con tintes rojizos enmarcando su totalmente cautivante cara. Los tatuajes visibles solo incrementaban la belleza que Donghae poseía. Pero Eunhyuk se había enfocado en los ojos que eran de un negro simplemente impactantes.

Él pudo ver que no había miedo en los ojos de su pareja, estaban llenos de curiosidad y un profundo anhelo que Eunhyuk también había sentido, pero había un tinte de miedo que había restado la belleza en ellos.

— Hey, Hyuk, ¿quieres jugar al billar? —Eunhyuk salió de entre sus pensamientos por la voz de Minsoo. El shifter tenía los palos de billar en la mano y una curiosa expresión en su cara.

— Seguro. —Él tenía turno para su deber de patrullar más tarde, pero necesitaba algo que mantuviera su mente fuera de Donghae por ahora. Eunhyuk tomó el palo de billar y empujó todo al fondo de su mente. No tenía sentido torturarse por el deseo de alguien a quien no sería capaz de ver hasta mañana en la noche.

— ¿Quieres una cerveza? —Minsoo le lanzó una. Eunhyuk la destapó y le dio un gran trago. Muy malo que los lobos Timber no pudieran emborracharse. Si ellos bebían, era por el sabor. Se apoyó en la pared mientras el lobo tomaba su turno.

Pensamientos de esos tatuajes que recorrían el brazo de su pareja llegaron a la mente de Eunhyuk. Él quería pasar su lengua por ellos desde la muñeca hasta el hombro, siguiendo el contorno del dragón. Maldición, tenía que alejar esos pensamientos.

Eunhyuk sonrió cuando la pareja Ren entró corriendo al cuarto. Se le había pedido a nombre de Taemin, que mantuviera los ojos en el chico. Ren corría en cuanto veía algo brillante. Era un trabajo y medio, y un fuerte dolor de cabeza el vigilarlo.

— ¿Haber tú ver a E.Den?

Eunhuyk se rió. El coreano quebrado de Ren estaba mejorando. — En la cocina. —Donde el guerrero se encontraba la mayoría del tiempo cuando no trabajaba.

Terminó su ronda de billar con el Centinela y subió a darse un baño antes de cambiar a su forma de lobo y recorrer la propiedad. Todo el tiempo había seis Centinelas recorriendo el bosque, asegurándose de que las parejas de los guerreros afortunados que habían encontrado la suya estuvieran a salvo. Había lobos rebeldes y una manada al Este de qué preocuparse. Como estaban las cosas últimamente, Jong In necesitaba considerar enlistar más guerreros. Seis no parecían ser suficientes.

La piel de Eunhyuk ardía en deseos de ir por su pareja, reclamarla, y traerla a casa. Sabía que tenía que esperar. Incluso si Chanyeol le permitiera ir a buscar a Donghae, si su comandante lo hiciera, él no sabía dónde buscar.

El lugar estaba cerrado a esta hora, y su pareja estaría segura en su casa y en su cama, un lugar en donde Eunhyuk quería estar, acurrucado con él. Haciéndole el amor, reclamándolo.

— Siempre hay un mañana —murmuró mientras se dirigía hacia arriba.

 

 

 

Donghae maldecía mientras revisaba la alarma de su reloj despertador. Necesitaba invertir en uno mejor; o en una mejor memoria que le recordara que debía poner la maldita cosa. Ese lo tenía desde que era niña y tenía un trabajo de medio tiempo. Era eso o dormir bien.

Hizo las mantas a un lado y se duchó para prepararse para el trabajo.

Parecía que todo lo que hacía era trabajar. No tenía vida social, no tenía verdaderos amigos, a excepción de Eli. Había tenido citas, pero ninguno de sus novios se quedaba cuando veían que Donghae luchaba con su economía, y se cansaban de que nunca tuviera tiempo para verlos.

— Tiene que haber algo mejor que esto —habló consigo mismo, Donghae se comió un plato de cereal y miró alrededor para asegurarse de que llevaba todo lo que necesitaba antes de ir a la puerta. Dejó el plato en el fregadero, se apresuró para salir del departamento, cerrando con llave.

¿Por qué el único día que no iba tarde, como casi todos los días, el camión se demoraba? Donghae quería gritar con toda la fuerza de sus pulmones ante la injusticia del mundo. Sabía que estaba exagerando un poco, pero ¿qué más podía hacer? Siempre se decía que era joven y que podía manejar esto, pero últimamente no estaba tan seguro. Días como hoy quería solo caminar y alejarse, ¿pero a dónde?

— Lo siento, Ellison. —Donghae dijo mientras entraba en su trabajo. Gracias a los dioses no había nadie en la tienda.

Él no necesitaba repetir la pérdida de dinero de ayer.

— No hay problema. Prepara las cosas, tengo una cita en media hora. —Eli salió de su oficina del fondo.

Donghae sacó el equipo que Eli podría necesitar. Los varios colores de tinta que normalmente utilizaba cuando hacía los tatuajes, agujas nuevas, la pistola y colocó todo en su estación de trabajo. Oyó el zumbido de la puerta anunciando que alguien entraba, el cliente debió de haber llegado antes.

Donghae se apresuró a tener lista el área de Eli, no quería perder su trabajo. Su jefe lo entendía y era calmado, y eso era difícil de conseguir. Terminó y fue a avisarle a Eli que el cliente había llegado antes.

— Ve por algo de comida mientras trabajo. —Eli le dio dinero antes de ir al frente.

— Claro. —Donghae se dirigió a la puerta de atrás y cruzó la calle hacia uno de esos lugares de comida soul. El establecimiento estaba lleno. Sabía que a Eli le gustaban los sándwich de carne. Parecía ser su comida cotidiana.

— Hey, loco tatuado. Te metiste en la fila.

Donghaee miró alrededor para ver a quién le hablaban los chicos. Él era el único tatuado ahí. Mierda, justo lo que no necesitaba. Donghae no podría escaparse de esta, pero él no quería que los chicos lo supieran. ¿Por qué parecía que los problemas lo buscaban?

— Lo siento. —Él se ubicó detrás del hombre que lo había acusado de meterse en la fila, aunque no estaba seguro de si lo había hecho, no estaba prestando atención.

— Puedes pagar por nuestra comida dado que eres tan considerado. —Las palabras del acusador eran amenazantes y sin humor.

Donghae se giró de lado, tratando de hacer su mejor esfuerzo para ignorarlo. Su corazón estaba latiendo en su pecho, y él podía sentirse temblar. Odiaba luchar porque nunca ganaba. Donghae pensó que una vez que fuera adulto dejaría todo eso atrás, pero aparentemente no era así.

— ¿Me escuchaste? —El imbécil empujó con su mano el hombro de Donghae, el empujón hizo que diera varios pasos hacia atrás. Donghae necesitaba salir de ahí. Iría al lugar en donde vendían hamburguesas del otro lado de la calle. El sandwich no valía la pena como para esto. Dándose la vuelta para irse, el chico lo empujó de nuevo provocándolo, Donghae pudo sentir sus lágrimas brotar y se maldijo por su debilidad.

— Dado que no vas a comprarnos la comida…

Donghae vio estrellas cuando el chico lo golpeó en su ojo, destellos de luces explotaban detrás de sus ojos. Joder, eso dolió. Con un dolor de cabeza casi instantáneo y con la cara pulsante, salió corriendo. Olvidándose de que Eli lo había enviado a comprar comida corrió a la puerta de atrás de la tienda y entró al cuarto de baño.

— ¿Estás bien? —Eli le gritó desde el otro lado.

— Si —Donghae le gritó mientras veía su ojo en el espejo, estaba de un rojo fuerte y empezaba a hincharse. El dolor de cabeza parecía empeorar mientras se miraba el ojo. Sabía que Eli lo vería, y su otro jefe del mini-mercado se iba a poner histérico. Quizás podría usar esos lentes oscuros que la gente usa cuando sus ojos están lastimados por ir al doctor. Eso podría cubrirlo.

Diez minutos después, Eli estaba de nuevo en la puerta del cuarto de baño. — Si no sales, voy a entrar —Eli amenazó desde el otro lado de la puerta mientras movía la perilla.

Tomando una profunda respiración, donghae entreabrió un poco la puerta y Eli la empujó abriéndola totalmente.

— ¿Quién carajos te hizo eso, Hae? —Eli rugió. Su jefe era un tipo rudo con tatuajes y todo. Él era alto y musculoso

— Nadie. —Trató de alejarlo, pero Eli lo tomó del brazo y lo jaló para tener mejor acceso al daño.

— Si, a mí también me gustaría saberlo.

Donghae inclinó la cabeza a un lado. El hombre del cabello plateado llegaba al fondo, viéndose como si quisiera asesinar a alguien, tenía la mandíbula tensa y los ojos entrecerrados. Si el boogeyman fuera real, ese tipo podría ser él.

Donghae retorció sus dedos juntos nerviosamente. — Mierda. Había unos tipos en el restaurante. Dijeron que me metí en la fila y trataron de que pagara por su comida. Me golpearon cuando traté de irme.

Donghae estaba humillado. El hombre que había acechado sus sueños durante la noche, estaba compartiendo su vergüenza. «Simplemente genial». No podía dejar de pensar en el hombre de cabello plateado y ojos negros, pero podría hacerlo sin que él viera a Donghae en su estado de cobarde.

— ¿Qué apariencia tenían? —Eli tomó su chaqueta de piel, poniéndosela sobre sus hombros.

— No, está bien. Tienes un cliente. —Donghae se giró hacia su dios soñado de cabello plateado— ¿Tú eres un cliente, no es cierto?

— No, vine a verte a ti. Al parecer no fue lo suficientemente pronto. Descripción, Donghae.

Donghae describió a los dos tipos que lo habían acosado y al que lo había golpeado. Eli y Silver; el nombre que Donghae le había dado; salieron de la tienda y recorrieron la calle.

Eso era incluso más embarazoso. Tener a dos fuertes hombres saliendo a defenderlo. Él era un hombre adulto, tenía veintitrés años. No necesitaba que nadie corriera a matar sus dragones.

Donghae se sentía como una desamparada chica en alguna torre mientras los caballeros salían a proteger su virtud, si es que aun la tuviera.

Donghae se paseaba de un lado a otro, mirando a través del gran ventanal, preguntándose qué estaría sucediendo. ¿Por qué no podía ser más como Eli? ¿O como Silver?

Era casi como si el destino hubiera marcado en su frente que era un cobarde al nacer. Siempre había un abusador molestándolo, hasta donde podía recordar, como si supieran que no tenía valor.

No había más que auto-desprecio, sabiendo que no podía defenderse. Si solo pudiera ganar una pelea, solo una, él podría sentirse mejor consigo mismo. Debió haber ido con ellos. No, él debió quedarse en casa hoy.

Donghae recordó a los abusadores de la preparatoria. Ellos siempre parecían tenerlo en la mira porque él era alto y desgarbado.

Su físico gritaba “perdedor”.

Siempre dejó que los chicos se aprovecharan de él y nunca trató de defenderse. La graduación no había llegado lo suficientemente rápido. Su mamá siempre decía que pusiera la otra mejilla, que usara su cerebro en lugar de sus puños. Bueno, él no era quien necesitaba que su mamá le dijera eso.

Donghae miró el reloj, ellos llevaban fuera treinta minutos. ¿Qué les estaba tomando tanto tiempo? Quizás los tipos se habían ido y Eli y Silver no dieron con ellos. Eso esperaba.

La cita de Eli había llegado y llevaba esperando sus buenos diez minutos. Donghae estaba tratando de calmar al chico lo más posible. Esperaba que no se fuera.

Eso significaría que Donghae hizo que Eli perdiera un negocio, Donghae deseaba ser más fuerte y ser capaz de defenderse a sí mismo, pero el destino pensó otra cosa.

 

continuara...

Notas finales:

eunhaee... awwww

donghae perdedor??

dejen rw


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