Viktor llegó exhausto al cuarto de hotel después de haber recorrido las calles en busca de Yuri, grande fue su sorpresa al verlo de espaldas frente al paisaje que se proyectaba a través de la ventana, a oscuras…
—Yuri, ¿Dónde esta-
—Volveré a Japón, Viktor-le interrumpió tajadamente.
—¿Eh…?-solo atinó a prender la luz iluminado toda la habitación.
—Mañana es el vuelo-Yuri se levantó de la cama y lo enfrentó con ojos enrojecidos e hinchados. Era claro que había llorado.
—No puedes tomar estas decisiones sin consultarme primero, Yuri-intentó mostrarse tranquilo.
—¿Recuerdas lo que dije antes? Que todo esto terminaría-le sonrió—Fue bueno mientras duró, pero el sueño ya ha acabado para mí, pero el tuyo, Viktor, todavía no.
—Yuri-levantó la mano para tocarlo, pero el menor retrocedió.
—¡Ya no voy a retenerte más, Viktor!-gritó angustiado—¡Eres demasiado brillante para mí, yo no soy digno de tu compañía, intenté fingir que todo estaría bien, pero… ya abrí los ojos. Ya estoy listo para dejarte ir.
—Tú nunca me obligaste a nada, decidí ser tu entrenador por propia voluntad. No tienes porqué sentirse culpable ni llevar ese peso en tus hombros.
—Es posible, pero a mi lado, tú has desperdiciado tu valioso tiempo con una basura como yo. Vuelve a Rusia y haz lo que tanto amas.
—¡Yuri!-lo tomó desprevenidamente de los brazos, acercándose todo lo posible a su rostro—¡No vuelvas a referirte de esa manera! ¡Tú no eres basura, tú eres una persona maravillosa que ha cambiado mi vida de mil formas! Y lo que más amo se encuentra en esta habitación, y estoy hablando con él en este momento…
—Viktor…-sollozó.
—Tú me has dado algo que nunca me dio mi carrera de patinaje, una vida tranquila y un amor tan intenso que siento por ti día a día. Yo nunca tuve tiempo o quizás no reparé en ello porque estaba concentrado en el patinaje, pero cuando nos conocimos, cuando te entrene, con cada momento que pasábamos juntos algo cambió en mi interior. No soy el mismo Viktor Nikiforov desde entonces, no tengo pensado apartarme de tu lado. Así que me disculpo ahora porque desde hoy, no pienso dejarte en paz-sonrió, tomó su mano y besó el anillo que simbolizaba suerte o quizás algo más serio.
—Pero yo, yo, Viktor… perdí el grand prix…
—Sssh, no llores, Yuri, este no es el final. Lo intentaremos la próxima, tengo mucha fe en que lograrás ser el campeón de la pista, solo nos queda esperar, pero nuestra boda no tiene que pasar por lo mismo.
—¿Ah…?-estupefacto.
—Yuri, casémonos como lo prometí. No ganaste, pero hay algo que si has ganado para mí. Algo muy importante, mi corazón. ¿No te lo he dicho nunca hasta ahora, cierto?-tomó su rostro lloroso y lo besó suavemente, Yuri no dejaba de sorprenderse, su corazón latía acelerado o era el de Viktor, no podía pensar con claridad. Solo cerró sus ojos y se dejó llevar por la exquisita calidez de la boca contraria, aquel hermoso acto culminó separándose, ambos sonrojados—Mi querido Yuri, te amo.
Más lágrimas surcaron por el rostro del menor, Viktor permanecería a su lado, y lo más increíble de todo, es que ambos eran correspondidos. Esto no se trataba de un sueño, de una relación fingida, eran sentimientos reales, amor verdadero.
—¡Yo también te amo!-se abalanzó a sus brazos—No voy a decepcionarte otra vez. ¡Voy a ganar, te lo prometo, daré lo mejor de mí para que estés orgulloso!
—Yuri, siempre lo he estado. Por favor-lo apretó gentilmente contra su cuerpo—No vuelvas a querer alejarte de mí de nuevo, afrontaremos esto juntos. ¿Entendido?
—Entendido-sonrió.