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Be the light on my way por Jessica_Dennis_

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Notas del fanfic:

Ya sé que tal vez me odien o tal vez no; eso espero. Pero bueno, decidí resubir el fanfic ya que pues como saben no tuve un seguimiento adecuado pero fue por que una parte de mi me dijo que no fue taan aceptado como lo esperé, así que me tome un tiempo para ordenar mis ideas y pensar en que había pasado, releer cada uno de los capítulos y pues arreglarlos lo mejor posible.

¡Espero que les guste!

Notas del capitulo:

Bueno, aquí esta el prólogo y el capítulo 1 con sus mejoras como les comento, voy a subir hasta el capítulo 13 hoy.

Ya trataré de poner un horario fijo para subir capítulo aprovechando que estoy de vacaciones de la universidad y entro hasta el 16 de enero, ya pasando esa fecha no podré subir actualización tan seguido como a mi me gustaría.

 

¡Disfruten del fic!

Prólogo.

 "Recuerda que la felicidad esta en las cosas más pequeñas cariño, nunca dejes que tu felicidad depende de nada, ni nadie."



Esas habían sido las últimas palabras de mi madre antes de que el cáncer se la llevará de mi lado, sostuve su delicada mano hasta que su corazón dejo de latir. Algunas veces agradezco a Dios que se la haya llevado, hizo que ella dejara de sufrir; pero había otras veces que le pedía a gritos que me la regresara a mi lado.

 



El día que mamá falleció, el borracho de mi padre no se había aparecido por ningún lado, solo fui yo y su cuerpo en aquella funeraria que no se sentía más que fría y llena de dolor. Observaba la foto en el altar, se veía preciosa en esa foto, su sonrisa que me llenaba de alegría y tranquilidad, sus mejillas rosadas y su hermoso cabello negro. Pero esa enfermedad tuvo que quitarle todo eso.


La culpa suele llenarme algunas veces ya que nunca me di cuenta de su sufrimiento, nunca me di cuenta de su condición hasta que ya era demasiado tarde. Nunca hubo tratamiento en su cuerpo debido a la falta de dinero, y mi corazón y mi alma se culpaban a cada paso del tiempo.

Mamá dijo que nunca dependiera de nada ni de nadie. Pero ella era la mayor felicidad que llenaba mi vida, ahora que ella no está, ¿qué me queda?

 


¿Un padre con problemas con el alcohol del cual no se sabía nada después de semanas?



¿Unas ollas viejas con las cuales ella hacía la comida más deliciosa en el mundo?

 


¿Unos cuantos libros de cuentos donde las historias hablan sobre vivir felices para toda la vida? ¿Dónde estaba mi historia entonces? ¿Acaso se perdió y estoy en una historia equivocada?



Mi corazón dolía, pensaba que moriría de un caso severo de "corazón roto", ¿acaso es mi alma la que está llorando? Lágrimas son lo único que han estado cayendo desde que ella se fue, una casa fría se quedó en su lugar, las cosas que antes me llenaban de felicidad ahora no son nada sin que su risa llene la casa, sin su voz, aquella que me tranquilizaba cuando cantaba, ni sus cálidas manos.



El dolor es algo que nunca seré capaz de entender o poder explicar, es demasiado grande que parece que se comiera todo de mí.

Pocas palabras se quedaron cuando decidí olvidarme del alrededor y solo centrarme en mí, y mi dolor. Como ahora, ¿alguna vez llegara ese día en el que todo esto que ahora veo negro, se volverá a llenar de colores?





Sigo rezando para que ese día llegue, por favor Dios, sigue escuchándome, aún tengo mucho que dar.

 

 

 

Capítulo 1.

 

— ¡Jaejoong! ¡Asqueroso mocoso! — cerré más fuerte los ojos suspirando cuando escuche los gritos de mi padre desde la sala — ¡Y mi comida hijo de perra! ¡Te he dicho miles de veces que cuando llegué a casa quiero la puta comida en la mesa! — escuche sus pasos subir por la escaleras, comencé a temblar.

 

 

 

Me levante de la cama cuando escuche el tintineo insistente en el picaporte, rezaba porque él no pudiera entrar. Pero como siempre, mis ruegos fueron ignorados, aventados a la basura — Vaya vaya — me cubrí con la cobija cuando su mirada se paseó sin ningún descaro por todo mi cuerpo — ¿Por qué te escondes debajo de la cobija Joongie? ¿Que acaso no quieres jugar con papá? — sabía que eso era mi fin.

 

 

 

 

 

Todo me dolía, me sentía pegajoso, sucio y humillado. Sentía que algo resbalaba por entre mis piernas, pretendía ignorarlo, me daba asco el tan solo pensarlo. Fruncí el ceño de dolor cuando me dio una palmada en una nalga, — Ve y hazme algo de comer marica, iré a tomar un baño, y cuando salga quiero la comida en la mesa.

 

Me puse mi suéter que estaba en el suelo después de que él lo arrancara de mi cuerpo dejándolo estirado y algo roto; tome mi mejilla, ardía y me dolía a horrores, el puñetazo había sido muy duro, dejaría una marca. Estaba seguro de eso.

 

Me mordí el labio inferior, no sabía que diría en el trabajo. Otra vez tendría que mentir.

 

— ¿Ya está mi comida? — Tragué saliva asintiendo cuando vi entrar al regordete de mi padre a la cocina, deje el plato sobre la mesa — Perfecto — se acercó y yo trate de alejarme, quería hacerme chiquito, diminuto. Se sentó enfrente del plato y comenzó a comer de manera grotesca; me provoco asco.

 

— Tengo que ir a trabajar — dije bajito algo nervioso, no quería que se enojara. Hice puño las mangas del suéter esperando su respuesta.

 

— De acuerdo, lárgate — pasé por su lado tratando de no acercarme tanto, pero no sirvió de nada, apenas pase una nalgada aterrizo sobre mi nalga derecha dándome ganas de llorar. Su tacto no era más que asqueroso.

 

Salí corriendo hacía mi habitación para cambiarme. Tome un abrigo y baje con las llaves de la casa, corrí fuera de mi propia casa cuando el chasquido de una cerveza siendo abierta llego a mis oídos.

 

 

 

 

 

Las luces neón llegaban a ser cegadoras en el pasado, eran agobiantes. Recuerdo que cuando empecé a trabajar en el club como mesero, a mitad de mi turno mis ojos comenzaban a ponerse llorosos debido a las luces, después de 3 años de trabajar, esas luces las comencé a ver como un refugio de todo lo demás — ¿En qué tanto piensas Joongie? — Negué sonriéndole a Yoochun - el barman y mi mejor amigo - no quería que se preocupara. — Jaejoong, ve como traes la cara — sonreí de medio lado tomando mi bandeja después de que él dejo las bebidas en ella.

 

 

 

 

 

Muchas veces como mesero solían hacerte propuestas bastante grotescas y vulgares ¿pero que se esperaba de este club? Un club ilegal.

 

Un lugar donde cualquier tipo se te acercaba diciéndote "¿cuánto cuesta tener sexo contigo?"

 

 

Un lugar donde había: Drogas, alcohol, sexo, strippers, mafiosos, chulos y prostitutas.

 

 

 

 

 

 

Trate de cubrirme el rosto cuando mi jefe Hong Su, o mejor conocido como Tony Hong se acercaba, no quería dar explicaciones sobre el golpe para ser sincero. — Jaejoong ¿qué te paso en la cara? — maldigo mi estúpida suerte.

 

— Nada malo, solo fue un accidente con un cuadro de fotografía en casa — dije alzando los hombros.

 

— Demonios Jae, debes de tener más cuidado, casi siempre llegas con un golpe nuevo... — Tony simplemente suspiro negando con la cabeza a lo cual yo simplemente alcé los hombro de nuevo. Odio mentirle.

 

 

 

 

 

Estaba en los baños quitándome el uniforme de mesero para ponerme mi ropa y poder llegar a casa, pero en eso se abrió la puerta dejándome ver la figura de Junsu - otro mesero y también mejor amigo - sus ojos fueron directo a mi mejilla — ¡Demonios Jaejoong! — Estaba enojado, lo sabía, se me acerco para revisar mi golpe — ¿Cuándo planeas ponerle un alto a ese hijo de puta?

 

Levante la vista cuando la puerta se volvió a abrir viendo entrar a Yoochun — Es verdad Joongie, un día te va a matar.

 

— Chicos por favor, basta — dije arreglando mi cabello cubriendo el golpe — Saben que tengo que cuidar de él.

 

— ¡Por Dios Jaejoong! ¿Cuidar de él? — Junsu me volteo a ver enojado — No hace otra cosa más que beber y querer meterse en tus pantalones, ¿y aun así dices que tienes que cuidarlo? — agache la cabeza, él tenía razón — Piénsalo Joongie. Él no se merece que te desgastes preocupándote por él.

 

 

 

 ... Él tenía toda la razón....

 

 

 

— Lo pensaré chicos, no se preocupen ¿de acuerdo? — tome mi abrigo saliendo del baño para irme a casa.

 

 

 

 

 

 

 

Metí las manos en las bolsas de mi abrigo para sacar las llaves. Quería llegar a tirarme en mi cama, quería dormir. Cuando abrí la puerta, lo que me recibió fuer todo menos agradable.

 

 

 

— ¡Jae Suk! ¡Tu hijo llego! — me aleje un poco del tipo moreno de dientes amarillos cuando lo vi en la entrada, y al parecer esperándome. — Vaya que tenías razón, es precioso.

 

Comencé a temblar por sus palabras, estaba dispuesto a cerrar la puerta enfrente de sus narices y comenzar a correr pero antes de que pudiera hacer eso el tipo me tenía entre sus brazos, atrapado.

 


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