Desde que le había confesado mi amor a Dante las cosas se habían comportado tan extrañamente normal, al inicio pensé que simplemente se me lanzaría encima y no habría forma de alejarlo pero se había comportado demasiado calmado, claro que se le veía feliz y emocionado, y vaya que nos habíamos besado pero sentía que inclusive yo estaba quizás un poco más entusiasmado que el con todo esto y eso que yo era… pues yo.
Al terminar el verano cada uno volvió a sus respectivas escuelas, a pesar de pasar un año en Chicago supo adaptarse rápidamente a sus antiguos compañeros de Cathedral aunque recurrentemente me hablaba de sus excompañeros y decía cuanto los extrañaba, Dante al fin había encontrado su lugar y eso me asustaba un poco; yo por mi parte supongo que también podría decir que al fin había encajado con Gina y Susie, además de que la relación con mis padres, sobre todo con mi padre, había mejorado en una escala insuperable incluso llegue a pensar que quizás en ocasiones nos parecíamos a la familia Quintana, aunque claro nosotros más mexicanos.
Al llegar Octubre el Paso se empezaba a preparar para las celebraciones referentes a Halloween y Día de muertos, era una forma curiosa como estas fiestas se fusionaban, si bien muchas personas podían decir lo parecidas que eran e inclusive confundirlas los mexicanos que abundaban por aquí les gustaba marcar sus diferencias, cuando creces en este ecotono, quizás mi madre se alegre que siga utilizando esta palabra, donde varias culturas se mezclan aprendes a vivir lo mejor de cada fiesta; por una parte me gustaba la idea del terror y las películas de Halloween, cosa que Dante no disfrutaba tanto él decía que no era racional ni artístico pero era divertido asustarlo, y también disfrutaba recordar nuestros muertos como mi tía Ofelia, a la cual con las nuevas conversaciones con mis padres ahora admiraba más, y comer el pan de muerto; no entendía porque las personas peleaban por decidir cuál celebración seguir si podías obtener lo mejor de cada una.
Una tarde después de la escuela estaba en mi casa en la cocina haciendo mi tarea de cálculo, extrañamente las matemáticas era algo que realmente disfrutaba, cuando alguien toco el timbre, mi madre fue a abrir la puerta, y por la pequeña conversación que escuche supe que era Dante
-Buenas tardes señora Mendoza- escuche la voz de Dante
-Buenas tardes Dante, Ari no puede salir a jugar hoy- era una pequeña broma entre mi madre y Dante eso
-Que predicamento, espero no este castigado, como sea esta vez venía a visitarla a usted
-Se ha portado algo mal estos días sabes, creo que alguien lo está mal influenciando, pero pasa podemos charlar dentro
-Gracias señora Mendoza
Y lo vi llegar a la cocina, Dante tan radiante, tan feliz, seguía con toda esa luz dentro de él y como siempre, sin zapatos.
-Hola Ari, lo siento, no puedo hablar contigo, estas castigado- me sonrió y se sentó a mi lado y observo mi libreta
-Esta bien, hoy seré un mueble más- le sonreí y lo abrace por la cintura, un breve apretón y seguí en lo mío, él se ruborizo ligeramente y volteo a ver a mi madre
-Bien señora Mendoza, tengo una propuesta que hacerle- dijo firme y tan adulto como siempre
-Te escucho- respondió mi madre observándonos desde la entrada sonriendo
-Quiero que deje ir a Ari a Chicago conmigo, y mis padres claro- sin más lo soltó, yo me detuve y voltee a verlo sorprendido, eso no lo esperaba
-Dante- mi madre también parecía sorprendida
-Sí, lo sé, estoy consciente de lo que le estoy pidiendo, pero mis amigos de Chicago harán una pequeña celebración por Halloween y quieren que asista pero quiero ir con Ari, es el fin de semana, nos vamos en viernes y volvemos en Domingo, no sé si podre estar sin el tanto tiempo- seguía siendo el Dante sin censura, mi madre estaba consciente de lo nuestro pero aun así me apenaba hablar delante de ella de mi relación
-Creo que debo hablar con Jaime y te podría dar una respuesta después- dijo mi madre más calmada, después de todo ella era una maestra, siempre tenía una respuesta para todo
-Bien, pero realmente considérelo, si quiere llame a mis padres para confirmar los detalles - respondió Dante algo desafiante
-Madre, terminare esto en mi habitación- dije antes de que mi madre respondiera algo y tome a Dante junto a mis útiles y hui de la cocina.
Dentro de mi dormitorio Dante se sentó en mi cama y yo cerré la puerta
-Me explicas que paso haya afuera- dije un poco alterado
-Habrá una fiesta, Chicago, quiero ir contigo- Dante se veía tan adorable
-¿No era mejor consultarme antes?
-No, te negarías, aunque todo vaya mejor, no eres la persona más sociable del mundo y pues si tu madre dice que si tendrás que ir
-¿Y si aun así digo que no voy?
-Vamos Ari, mis amigos quieren conocerte, y es una fiesta de disfraces, será divertido
-¿Amigos?- no quise preguntar si ellos sabían que Dante y yo éramos novios, “novios” una extraña palabra- ¿disfraces? No, no, no y no
-Además… -dejo la palabra flotando en el aire
-¿Además?
-Mis amigos quieren conocerte, en realidad todo este tiempo me han presionado para llevarte
-No lo sé Dante
-Por favor Ari, te lo compensare, lo juro
-Esta bien
Y así fue como me aventure en esto, Dante se quedó un rato más observándome como terminaba mi tarea, siempre le gusto verme haciéndola, no entiendo porque, después se fue, se despidió de mi madre recordándole que esperaba su respuesta.
Durante la cena mis padres lo discutieron y accedieron, creo que era su forma de mostrarme su apoyo, esto a veces podía ser algo raro pero me gustaba.
Cuando le dije a Dante se emocionó demasiado y me empezó a hablar de disfraces, de un momento decidió que teníamos que ir con un disfraz de pareja, realmente no me entusiasmaba la idea, no tanto porque no quisiera hacer esto con Dante si no, no quería que lo lastimaran, yo era más duro que él, ambos lo sabíamos pero primero estaba el asunto de sus amigos ¿les habría contado de nosotros? Yo sabía que una chica sabía que el prefería besar chicos pero no sabía si seguía manteniendo contacto con ella y si era así no se si le habría contado lo nuestro, a mí no me preocupaba, después de todo no conocía a esas personas e inclusive si fuera así no me importaba pero Dante, él era una historia totalmente diferente era frágil y no quería que lo hirieran, si no lo saben y llegamos con disfraces de pareja y se burlan de él o lo insultan, podría golpear algunos pero eso no lo ayudaría, universo, yo vivo por él y solo quiero protegerlo.
Una mañana baje a desayunar, mi madre estaba tranquila leyendo el periódico
-¿No iras a trabajar?- dije al entrar a la cocina
-Buenos días- me respondió, entonando cada silaba- no, no iré, me reporte como enferma – me sorprendió, se me formulo una pregunta – sí, sé que no es responsable, pero a veces un adulto puede romper solo un poco las reglas
-¿Puedo romperlas yo? – Dije mientras comía un plato de cereal
-¿No quieres ir a la escuela?
-Quiero ir con Dante a buscar el disfraz
-¿Al fin te decidiste por algo?
-Aun no, Dante quiere que hagamos algo, ya sabes, de pareja yo no estoy tan seguro, no quiero que sea tan obvio- me ruborice al decirlo
-Seguro encontraran un punto medio
-Quizás podríamos llevar toallas- dije divertido
-¿Y qué serian?
-Mojados – dije soltando una gran carcajada
-No es gracioso – dijo mi madre muy seria
-No es gracioso – repetí yo reprimiendo mi risa – entonces ¿puedo romper las reglas hoy?
-Bueno, pero no le digas a tu padre, ni que yo falte
-Bien, iré por Dante, adiós – salí de la cocina y me subí en mi camioneta para buscar a Dante
Llegue a la puerta de Cathedral, aun no sonaba el timbre de entrada por lo que los alumnos estaban dispersos por la escuela, todos lucían sus uniformes, se veía demasiado pretensioso para mi gusto, entre buscando el salón de Dante guiándome en las historias que me contaba, llegue al que yo estaba casi seguro que era y me recargue en el marco de la puerta, vi en el interior y no estaba así que espere, cuando faltaban 3 minutos para que iniciaran las clases lo vi venir, se veía tan tierno con su uniforme y sus libros, hablaba animadamente con otro chico, su rostro se veía tan perfecto, resaltaba de entre la multitud a kilómetros, el simplemente irradiaba.
Cuando me vio se sorprendió, después sonrió y corrió hacia mi
-Ari, ¿Qué haces aquí?
-Vine por ti- le dije sonriendo, me sentí el chico malo de una película – vámonos
-Apenas inician las clases, no fuiste a la escuela, ¿todo está bien? – torno su cara a preocupada
-Demonios Dante, preguntas mucho- lo tome de la mano y salimos de la escuela
No le dije nada a pesar de sus insistentes preguntas, espere hasta que llegamos al centro de la ciudad
-Te puedes calmar- dije sonriendo ampliamente
-¿Qué hacemos?- me pregunto Dante intrigado
-¿Recuerdas lo que dijimos que somos chicos buenos? Pues es momento de romper las reglas, solo un poco, iremos a buscar disfraces, ya es este viernes lo de Chicago y pues tenemos que buscar algo
-Con respecto a eso – Dante volteo a ver por la ventana – ya tengo los disfraces
-¿En serio? ¿De qué iremos?
-Es una sorpresa, ese día lo sabrás
-No voy a usar un ridículo disfraz de príncipe, Dante- le dije, anteriormente me había propuesto algo así
-Claro que no, aunque sigo pensando que te verías adorable, escogí algo muy de acuerdo a nosotros, literalmente con lo que nacimos – volteo a verme y sonrió
-¿Algo con lo que nacimos? Será interesante de ver, ¿entonces qué haremos en este tiempo?
-Vamos al desierto- lo dijo así sin más, parecía que realmente anhelaba ir, así que cambie de dirección y nos dirigimos al lugar en el que nos habíamos besado por primera vez.
Nos quedamos dentro de la camioneta, afuera hacía un calor infernal, y con el aire de la camioneta se lograba un ambiente más agradable
-Amo estar aquí contigo- me dijo Dante, siempre tenía algo lindo que decirme
-A mí también me gusta mucho – le sonreí y tome su mano – ¿puedo preguntarte algo?
-Seguro
-¿Tus amigos de Chicago saben de …. pues … nosotros? – Le dije algo nervioso
-¿Si saben que somos novios? Si, Ari aunque suene extraño no toda la gente es intolerante, quien sabe, algún día quizás dos chicos podrán salir juntos de la mano a la calle, y nada más que eso importara – me dijo con cierta esperanza en los ojos
-No pasara Dante, te juro que quisiera creerlo pero se lo malas que pueden ser las personas, no les importa herir a los demás, pero no importa yo estoy aquí para hacerte sentir seguro – le sonreí y bese su mano
-Ari, cuando los demás me vean no quiero sentirme valiente, quiero sentirme libre – y me sonrió de nuevo
Ese chico que yo conocía tan bien también era un misterio, uno muy hermoso que solo quería resolver si el me lo permitía.
El viernes llego y empaque lo que pensé podía necesitar durante el fin de semana, temprano Sam nos llevó a Dante y a mí a Chicago, fue un viaje agradable me encantaba platicar con él, hacia emocionante las cosas y tenía tantas cosas que contar ese hombre, a veces lo analizaba detenidamente e imaginaba a Dante así cuando sea mayor, y sé que aun así podre seguir amándolo.
Nos quedamos en un pequeño departamento, no era la gran cosa pero era suficiente para que pudiéramos cocinar algo, solo esperaba que Dante supiera más del tema que yo, dormir, ducharnos, en fin las cosas básicas, nos instalamos y al terminar nos tiramos en la cama.
-¿Dormiremos juntos? – le pregunte
-Solo espero que no ronques Ari – me respondió divertido
-No pero a veces muerdo – le sonreí divertido
-No me tientes – me respondió y me beso
-Deberíamos prepararnos para la fiesta – le dije levantándome
-Tenemos que tomar una ducha – me sonrió - ¿Tu primero o yo? – no supe que decir, empezaba a ruborizarme ¿esa había sido una propuesta?
-Tú, yo, yo puedo esperar – le conteste nervioso, el solo sonrió y se dirigió al baño, igual que con la masturbación, Dante tenia ventaja en todo esto de ponerme incomodo
Cuando termino de bañarse, salió con una toalla en la cintura, aun podía ver pequeñas gotas de agua resbalarse por su cintura, rápidamente yo entre al baño y me duche con agua fría. Al salir me encontré con Dante sentado en la cama arreglando su cabello, traía una toga muy al estilo romano, sandalias doradas y una corona de flores en la cabeza
-¿Qué opinas? – Me dijo al verme, se levantó y dio una vuelta
-¿Qué es eso? – le dije confundido
-Nuestros disfraces, seremos filósofos – dijo con cara de éxito – ya saben Aristóteles y Dante, me pareció divertido
-No usare eso, es prácticamente un vestido – le dije decidido
-Vamos Ari, es Halloween, será divertido, ven yo te ayudo – me jalo y tomo mi toalla por el borde, al instante lo detuve
-Yo puedo con esto – le dije y por debajo me puse mis boxers, después retire la toalla
-Eres hermoso Ari – me dijo Dante tocando mi hombro y volteándome a ver, me ruborice, me sentía algo expuesto
-¿Cómo me pongo el vestido ese? – le dije tratando de cambiar de tema, Dante tomo la toga y la acomodo perfectamente alrededor de mi cuerpo, al final amarro un pequeño lazo a mi cintura y me puse una rama de olivo alrededor de mi cabeza, me voltee a ver al espejo y sonreí
-Te ves muy bien Ari – me dijo Dante observándome también a través del espejo
-Ven aquí – lo tome de la cintura y lo bese, lo bese como hace tiempo no lo hacía – vamos a la fiesta
Tomamos un taxi para llegar a la fiesta, era en una casa muy grande, se escuchaba la música fuerte y podía verse varias personas disfrazadas alrededor de ella, yo entre detrás de Dante. Rápidamente se encontró con una chica, supuse seria la dueña de la casa, me presento, no escuche muy bien su nombre pero ella se emocionó, sonrió, y me abrazo, fue muy raro.
Fuimos siguiendo por la casa y Dante conocía a muchas personas, todos iban y lo saludaban emocionados, después me presentaba y algunos sonreían aún más, yo estaba muy apenado, no estaba acostumbrado a tanta atención.
Al final terminamos en el jardín trasero, la música no era tan alta ahí y no había mucha gente
-Vaya que eres popular – le dije
-Un poco, es porque soy gay, muchos les encanta eso – yo lo mire extrañado – si lo sé, es extraño pero te dije, no todo el mundo es como piensas, y pues contigo aquí, les encanta vernos, ¿Qué tal la cerveza?
-No está mal, es raro venir a una fiesta contigo, ¿Qué haces con tu novio en una fiesta?
-Bailar quizás – me respondió
-¿Quieres bailar? – Le pregunte sonriendo
-Solo si tú quieres – me dijo, yo sabía que el anhelaba hacer estas cosas de pareja pero sabía que a mí me incomodaban un poco por eso no lo hacía, así que por un momento solo lo complací
-Solo que no soy bueno, tendrás que ayudarme
Lo tome de la mano y volvimos a entrar, muchos ya estaban ebrios, se movían de un lado a otro al ritmo de la música haciéndolo parecer tan fácil, llegamos a un punto donde todos a nuestro alrededor bailaban y Dante volteo a verme y los siguió, era extraño como él se mezclaba perfectamente con los demás, se movía, agitaba su cabeza, me vio, sabía que yo no era tan bueno en eso, tomo mis brazos y los paso alrededor de su cuello, puso los suyos en mi cintura y me ayudo a bailar, me sentí tonto al inicio pero después solo me deje llevar, era extraño como al fin podía en un lugar tan lejano, en unas circunstancias tan diferentes yo podía ser feliz y todo era porque estaba con la persona que yo amaba.