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13. El infierno de Byung por dayanstyle

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Notas del fanfic:

Chunjoe neneessss

chunji es el Seme y Ljoe super uke...

esta historia es tooooda una sopresa nenessss asi que se van a infartar cuando las lean... todavia falta mucho por descubrir.... 

a leer

Notas del capitulo:

sin dar muchas vueltas,... a leer

— Eso es. Chupa mi pene. —Chan Hee rodó la cabeza hacia atrás. Esto era vida. Libertad para follar a quien quiera, cuando quisiera y sin pareja que lo atara. Agarró un puñado de cabello de quien estaba arrodillado frente a él mientras empujaba más profundo su pene en la garganta del extraño.

Comenzó a bombear hacia la caliente caverna de la boca. Chan Hee se subió el cierre y abrió la puerta del cubículo en el cuarto de baño. El twink era caliente y oh tan deseoso. ¿Quién era Chan Hee para negarse?

Bailó de regreso al centro de la multitud, amaba la manera en que los cuerpos se movían, como si los bailarines estuvieran teniendo sexo ahí en la pista. La música vibraba a través de él, haciendo que estuviera ahí en la pista. La música vibraba a través de él, haciendo que estuviera duro de nuevo. Había un sinfín de voluntariosos cuerpos y todo lo que deseaban era complacer a alguien como él. Todo lo que Chan Hee tenía que hacer era señalar a algún hombre, señalar el cuarto de baño, y eran suyos.

La parte donde ellos esperaban seguir durante más tiempo que una follada apenas era registrada en el cerebro de Chan Hee.

Solo un hombre podría tener su cuerpo y su alma, su pareja. Y dado que aún no se aparecía, Chan Hee estaba disfrutando la vida.

— ¿Quieres follarme?

Chan Hee sonrió cuando el twink presionó su pene contra su cadera. Lanzó sus manos al aire, permitiéndole al delgado hombre frotarse en él como un perro.

No le importaba quién lo viera. La privacidad era reservada para su pareja. Chan Hee tenía un buen cuerpo y a él no le importaba mostrarlo.

El club se sentía vivo, golpeando con un seductor ritmo tan intenso que él sólo podía contestar el llamado.

Cuando el twink se deslizó detrás de él, le gruñó y le dijo: — Yo estoy arriba no tú.

— Lo siento. —El chico movía su cuerpo alrededor, moviendo las caderas al ritmo de Chan Hee, pasando sus manos por el pecho de Chan Hee. Sus penes se sincronizaron con el ritmo del club. La fuerza de su lujuria aumentó.

El Alfa Jong In le había advertido que algún día sus hormonas vendrían a morderle el trasero. Chan Hee se carcajeaba. Eso aún no sucedía. Trataría con eso cuando eso llegara.

— ¿Cuarto de baño? —Preguntó el twink mientras se empujaba hacia Chan Hee. El hombre estaba todo sobre él, sus manos por todos lados como el de un pulpo.

— Ve allí —Chan Hee demandó. El pequeño putito estaba demasiado feliz corriendo en esa dirección. Chan Hee bailó un poco más, moviendo sus caderas de un lado a otro, dejando que la música sedujera su cuerpo y lo reclamara para la noche.

Lentamente caminó entre la multitud y abrió la puerta del baño. El twink estaba frente al lavabo con los pantalones en los tobillos e inclinado, oh tan encantador. Chan Hee no desperdició el tiempo. Sin besos, ni promesas o complicaciones. Todo esto era sexo anónimo. Sucio, sexo anónimo.

Chan Hee bajó sus jeans a las rodillas, no le importó quién pudiera entrar. Es más. Eran bienvenidos a la diversión. El chico ya estaba lubricado y estirado. Probablemente había acabado de ser follado por alguien más.

No importaba, Chan Hee era un lobo Timber, incapaz de atrapar enfermedades humanas. Chan Hee tomó su pene, le dio un ligero apretón por la emoción de eso, entonces guió su eje al interior del cuerpo del pequeño hombre. Le molestó que el chico ni siquiera preguntara sobre los condones. Aunque Chan Hee no podía trasmitir ni contagiarse de enfermedades, el hombre debería ser más cuidadoso con su jodida vida. Chan Hee nunca entendería por qué alguien era tan poco cuidadoso con la única vida que ellos tenían.

— Oh, joder, eres enorme. —El twink se subió más en el mostrador, levantando el culo al aire para que Chan Hee entrara más profundo. Chan Hee tomó sus caderas, empujando su pene dentro del chico. Sus ojos estaban cerrados mientras su mentón tocaba su pecho, dejándose ir.

Chan Hee había aprendido a ignorar la sensación de vacío que venía después de tener sexo anónimo. Él sólo se perdía en el acto. Quizá era por eso que tomaba a más de un amante por noche. Necesitaba alejar la sensación de soledad que amenazaba hundirlo en la desesperación.

— Más duro —gritó el twink apoyando las manos en el espejo y empujando su culo hacia el pene de Chan Hee.

La puerta se abrió y Chan Hee estaba demasiado perdido para importarle quién entraba. Si él quería unírseles, el twink podría chupar su pene. Se congeló en el momento, cada músculo fijo en su lugar. El sudor bajó por sus sienes mientras lentamente giraba la cabeza hacia la puerta.

Un hombre joven estaba ahí, de alrededor de un metro setenta y con un cuerpo delgado. Era hermoso, simple y jodidamente hermoso. Chan Hee lentamente cerró los ojos mientras trataba de bloquear la vista de las lágrimas que salían de los ojos del otro hombre.

«Esto no podía estar sucediendo».

El hombre lloraba mientras se daba la vuelta, tomaba la perilla de la puerta y salía del cuarto de baño. Chan Hee se salió, subió sus jeans y abrió la puerta, el twink gritaba detrás de Chan Hee que corría tras el hermoso hombre.

Chan Hee caminó entre la gente revisando a todos los que tenían el cabello rubio, pero el hombre parecía haber desaparecido. Chocando contra alguna gente, Chan Hee salió del club. Buscó en el estacionamiento pero su pareja no estaba a la vista.

¿Cómo pudo haberla jodido tan malditamente mal?

 

 

 

Byung tomó la autopista, apenas si era capaz de ver con las lágrimas bajando por sus mejillas. La imagen de su pareja follando a ese hombre quemaba sus ojos. No había manera de que él pudiera haberse quedado porque no había explicación posible para disculpar lo que había visto.

Había soñado con encontrar a su pareja desde que era un niño pequeño, y sabía que su pareja podía ser un hombre. Byung había planeado una y otra vez la perfecta vida que podría vivir cuando lo encontrara. Ellos vivirían en una linda casa estilo rancho, como su padre había hecho. Quizás ellos podrían adoptar a un niño pequeño y vivir la vida que un shifter soñaba con su pareja a su lado. Esta noche había sido un golpe en su cara.

No habría casa estilo rancho. No habría niños. Y no podría tener una vida feliz. Un sollozo salió del pecho de Byung cuando se dio cuenta que su sueño había salido volando por la ventana del carro.

Byung dirigió el carro hasta la calzada y no le importó terminar subido en el césped. Dejando el motor en marcha corrió hacia la puerta del frente la cual abrió de golpe mientras corría llorando hacia su recámara.

Al parecer su mala suerte aparecía de nuevo amenazadoramente. Incluso desde que Byung era pequeño, recordaba que las cosas malas le sucedían. Su padre decía que era solo coincidencia, pero Byung nunca creyó eso.

¿Por qué habría nacido con una nube negra sobre su cabeza?

— ¿Byung?— su padre le habló, pero Byung lo ignoró. Su corazón estaba quebrado, y él no quería hablar de eso.

— ¿Qué te sucede hijo? —Su padre se entrometió en su vida privada como siempre lo hacía cuando algo molestaba a Byung.

— N–nada —gritó mientras se acomodaba en una bola, mirando hacia la pared. La imagen de su pareja follando a ese pequeño bastardo aun quemaba su cerebro. Byung quería lavar su mente con un estropajo. La cama se hundió cuando su padre se sentó y suavemente tocó su brazo, frotándolo mientras el corazón de Byung se quebraba en mil pequeños pedazos.

— Háblame, Byung. —La voz de su padre era suave, rogando.

Byung se rodó y se acomodó en los protectores brazos de su padre. Esto dolía malditamente tanto. — Conocí a mi pareja esta noche.

— Pero eso es algo bueno, ¿verdad? —Su padre se oía confundido.

— No cuando lo encuentras teniendo sexo con otro hombre.- Byung sintió que otra parte de su corazón se quebraba. Esto era demasiado. Quería meterse bajo los cobertores y nunca salir de nuevo.

— ¿Él qué? —Su padre preguntó con un peligroso tono y sus mandíbulas tensas— ¿Quién es él, Byung?

— No sé. No me quedé para tener una conversación mientras él empujaba su pene… —Byung comenzó a llorar de nuevo, los sollozos rasgaban su pecho. Su padre lo sostuvo más cerca, acariciando su cabello.

— Está bien, hijo. Lo entiendo. —Su padre lo mecía mientras su mano subía y bajaba por la espalda de Byung— Nosotros arreglaremos esto.

Byung negó con la cabeza. — No quiero una pareja. Prefiero estar solo el resto de mi vida.

— Pero, hijo, son mil años. Piensa en lo que estás diciendo.

— No, no puedo quitarme esa imagen de mi cabeza. Nunca seré capaz de perdonarlo.

Su padre lo sostenía fuerte. — ¿Por qué no vas a visitar a tu primo, Donghae? Aléjate un tiempo y quizás sea posible de que salga de tu cabeza.

— Está bien. No quiero estar aquí ahora, no en el cuarto en donde he pasado horas soñando con la pareja perfecta. —Byung se secó los ojos, se limpió los mocos y se enderezó.

Su padre lo miraba amorosamente. — Sabes que te amo, Byung. Solo quiero verte feliz.

Byung asintió. — Lo sé. También te amo.

— Ve a conocer a tu primo, pasa tiempo con él en la manada Kim. Dale mis saludos, ¿está bien?— Su padre retiró su cabello de la frente, dándole un beso ahí, entonces dejó a Byung con sus pensamientos.

Empacó unas cosas, lanzó su bolsa con artículos de baño arriba de todo y lo llevó a su carro. Le tomaría algunas horas llegar al territorio de Kim, pero eso le daría tiempo para aclarar su cabeza.

Había estado muy emocionado cuando su padre le habló acerca de su primo, pero había estado muy ocupado con el trabajo como para salir. Ahora que el invierno había llegado y la temporada de trabajo había llegado a su fin, su padre lo animaba a tomarse un tiempo libre y disfrutar el ser un lobo joven.

Entrando en su carro después de besar y despedirse de su padre, Byung Hun se preparó para el largo viaje.

Era media noche cuando llegó a la Villa Kim. Demasiado tarde o demasiado temprano, dependiendo de cómo se viera, para llegar a la residencia de alguien. Byung utilizó el tiempo para recorrer el pueblo.

Era encantadoramente conservador, se sentía hogareño. Tenía una cafetería, un taller, una oficina de correos, un pequeño restaurante, y una librería al final de la ciudad. Byung Hun vio un parque con un gazebo y decidió esperar ahí. Estacionó el carro y caminó hacia la circular estructura. Había una banca y Byung se sentó.

Él veía la ciudad. No parecía un mal lugar para vivir. Había una gran área boscosa que rodeaba la ciudad, haciendo que se sintiera aislada.

Byung había pasado por algunas granjas de camino, e incluso por un centro recreativo que estaba justo en los límites del pueblo.

— ¿Estás bien?

Byung levantó la vista y vio a un hombre con el cabello multicolor justo en el escalón inferior del gazebo. Se apartó, era cauteloso con los extraños.

— Solo te vi sentado aquí viéndote perdido amigo. Soy Baekho.- El hombre se apoyó en el barandal y extendió la mano hacia Byung— Voy a abrir el restaurante para los desayunos. Puedes venir y comer algo.

Byung estaba hambriento después del largo viaje. Poniéndose de pie, Byung siguió al propietario al pequeño restaurante, donde un joven esperaba en la puerta.

— Él es Ren —Baekho presentó al jovencito.

— Hola, Ren. Soy Lee Byung Hun. —Él estrechó la mano del pequeño hombre.

— ¿Tienes algún parentesco con Donghae? —Baekho le preguntó mientras sacaba las llaves del bolsillo.

Byung levantó la vista para ver al alto hombre. — Él es mi primo. Vine a visitarlo pero llegué demasiado temprano.

— Vamos, entra, el desayuno va por la casa. Le llamaré y le avisaré que estas aquí. —Baekho le quitó la llave a la puerta y dejó que Ren entrara primero.

— ¿Lo conoces? —Byung lo siguió al interior, tomando asiento frente al mostrador con Ren.

— Sí, soy uno de los Centinelas que vive con el Alfa Jong In.- Baekho encendió la cafetera.

— Mi padre, Sung Gi, me envió a visitarlo. ¿Él es agradable? —Byung preguntó, pero su mente realmente no estaba en la conversación. Estaba tratando de olvidar cómo pasaría los siguientes nueve o diez siglos solo. Byung hizo los deprimentes pensamientos a un lado.

— ¿Donghae? Es el chico más agradable que puedas conocer. Él trabaja en el restaurante, atiende las mesas. —Baekho le sirvió una taza de café a Byung, dejándola frente a él. Tomó la cuchara, le agregó un poco de azúcar a su café y lo agitó. Byung luchaba contra la urgencia de llorar. Él estaba aquí para alejarse de eso, no para ser un gran y llorón bebé frente a la manada de su primo.

— Entonces, ¿lo conoceré hoy en la mañana? —Byung se sintió relajado cuando el líquido de su bebida bajó por su garganta. Era un buen café. Agregó un poco de crema, endulzando el sabor.

— Sí, debe estar aquí dentro de una hora. Es cuando empiezan las prisas de los desayunos. Su pareja lo traerá antes para que ustedes dos se conozcan.

Las lágrimas comenzaron a formarse de nuevo cuando Baekho mencionó a la pareja de Donghae. Eso le recordó el hecho de que él nunca tendría pareja.

Su estómago se oprimió con el vacío que sintió en su interior. Las imágenes de la noche anterior estaban frente a él, como si su pareja estuviera justo aquí follando a ese pequeño puto. Se frotó los ojos con las palmas de sus manos, rogándole a su mente que dejara de mostrárselo.

— Hey, ¿dije algo malo?

Sin importar por qué, las lágrimas no dejaban de caer. Byung se secó los ojos con una servilleta que Ren le dio. — Lo siento, no. Conocí a mi pareja anoche. Descubrí que es un tramposo bastardo. —Byung miró hacia Ren— Lo siento por mi lenguaje.

— Eso es rudo. Siento oír eso. ¿Exigirás una retribución?

— No, ni siquiera sé cómo se llama. Solo me alejé como un cobarde asustado. —Byung se rió un poco mientras trataba de secarse los ojos.

— No como un cobarde asustado, como alguien con el corazón lastimado. Desearía saber quién es. Lo desgarraría por ti. —Baekho llenó otra taza de café y se la dio, sonriéndole tristemente a Byung.

— Gracias. Probablemente nunca lo vea de nuevo en mi vida. Probablemente tenga a alguien en la cama ahora. —Byung suspiró, cansado del tema. Tomó un trago de café, tratando de sacar las imágenes de su cabeza. Eso no podía seguir obsesionándolo.

— Bien, siempre serás bienvenido aquí —dijo Baekho firmemente.

— Gracias, Baekho. —La amabilidad no ayudaba mucho cuando el dolor era tan intenso. Byung realmente no quería estar aquí. Ahora no quería estar en ningún lado. ¿A dónde podría ir para escapar al dolor en su interior?

— No hay problema. Voy a llamar a casa. —Baekho lo dejó y fue a hacer la llamada. Una pequeña mano tocó su brazo. Se giró y le sonrió a Ren.

— ¿A quién tenemos aquí? —Un alto y rubio hombre cruzó las puertas dobles y cromadas que iban a la cocina. El hombre era atractivo, tenía suave cabello rubio y lindos ojos. Sus ojos sonreían cuando él lo hizo.

— Soy Byung Hun. —Extendió la mano.

— Rasa. —El hombre estrechó la mano— ¿Estás relacionado con Donghae?

— Primos —Byung admitió. ¿Él era un lobo?

— Entonces te haré algo de desayunar, Byung. —Rasa regresó hacia las puertas.

— Él es amable. —Ren comentó mientras Byung jugaba con el servilletero.

Veinte minutos después, Byung tenía un plato lleno de comida frente a él. No tenía mucho apetito pero comería un poco para no ofender a la gente que había sido tan hospitalaria con él. Ren seguía acompañándolo hasta que su primo y su pareja llegaron.

Él y Donghae se quedaron de pie un momento, revisándose el uno al otro. El hijo de su tío Tae Sung tenía muchos tatuajes, aunque el chico era hermoso, y los rasgos de la familia eran fuertes en Donghae. Byung en cambio tenía los rasgos de su madre. Eso sería genial, excepto que él odiaba como sus ojos parecían dominar su cara.

— Se siente extraño conocer a otro miembro de la familia del lado de mi padre —Donghae admitió.

Bueno, al menos su primo era honesto. — Pienso lo mismo. —Ellos se quedaron así un momento luchando por encontrar algo qué decir. ¿Qué le dices a un primo que nunca has visto antes?

— ¿Te vas a quedar un tiempo? —Hae preguntó mientras registraba la entrada en el reloj.

— Si, si está bien para ti. —Byung se sentó y comió su desayuno. Aun se sentía un poco extraño aunque la tensión parecía desaparecer entre ellos.

— Eso es cool. Al menos no tendremos que esconder el secreto contigo como lo hacemos cuando nos visita el hijo de Eli.- Hae rellenó la taza de café de Byung. Él iba a estar acelerado por horas si seguían haciendo eso.

— ¿Eli?

— Una de las parejas o ¿él es un guerrero? No estoy seguro, pero él es humano. —Donghae se encogió de hombros y bajó la jarra del café.

— Está bien. —La declaración confundió a Byung Hun pero decidió que lo iba a dejar pasar. Ya tenía suficiente en su mente ahora.

Hyuk puede llevarte a casa, para que te instales. Cuando termine mi turno, nos veremos ahí. —Donghae se colocaba el medio delantal alrededor de su cintura mientras hablaba.

— Te veré ahí. —Byung se despidió de todos y siguió a Eunhyuk fuera del restaurante— Traje mi carro, así que te seguiré.

— Está bien, te veré en la casa. —Eunhyuk subió a su camioneta.

Su primo no lo había hecho nada mal al encontrar a su pareja. El hombre era impactante con su cabello plateado, y era alto como un guerrero debería de ser.

Su pareja también era alto por lo que Byung alcanzó a ver antes de salir corriendo. Su pareja estaba construido como un guerrero, con lindos músculos cincelados, pelirrojo y ojos grises. Podía decir que su pareja mediría uno noventa. Byung sintió las lágrimas formarse de nuevo. Demasiados malos recuerdos que incluían el ver que follaba al twink que tenía inclinado delante de él.

El carro se movió un poco, la humedad en su ojos nublaba su vista haciendo que momentáneamente se borrara el camino, necesitaba controlarse. Eunhyuk disminuyó la velocidad y lo miró por el retrovisor. Todo lo que necesitaba era un accidente de tráfico.

Byung sacó el brazo por la ventanilla indicándole a la pareja de su primo que él estaba bien. Realmente no lo estaba pero estaba lo suficientemente bien para seguir manejando.

Ellos llegaron frente a una gran casa, parecida a la casa en que vivía su Alfa. Bueno, las casas se veían totalmente diferentes, pero eran igualmente enormes. Estacionando el carro, Byung salió y sacó su maleta de la cajuela.

— Déjame ayudarte con eso. —Eunhyuk tomó las cosas de Byung.

— Gracias. —Siguió al guerrero a las escaleras del porche y la puerta del frente.

Bueno, este era el lugar que llamaría su hogar por un tiempo. No quería regresar a sus malos recuerdos, a su cuarto en el que una vez tuvo esperanzas y sueños de una larga y feliz vida que compartiría junto a su pareja.

Byung suspiró. Él bien podría empezar a olvidar a su pareja. Empezar una nueva vida. Quizás el Alfa podría dejarlo quedarse aquí.

Uno podía solo esperarlo.

Siguió a Eunhyuk por las escaleras, le agradeció al lobo y tomó sus cosas para instalarse. Había unos asientos en la ventana, yendo hacia ahí, Byung miró hacia el enorme patio. Vio un pequeño jardín y unos columpios. Se preguntaba si habría algunos niños aquí. Eso sería lindo. Byung amaba a los niños. Quizás debería salir a correr y aclarar su cabeza.

Decidió mejor tomar una siesta, Byung cerró los ojos y las imágenes de su pareja lo acecharon de nuevo, grandes ojos grises lo veían, burlándose de él. Golpeando el cojín debajo de él, cerró los ojos de nuevo.

 

continuara...

Notas finales:

uyyy la manera de conocerse no fue la mejor que digamos.... ese Chanhee es un perro heheh

nos leemos dejen rw nenesss


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