Llegó el 23 de diciembre y el primero en despertar fue el mayor de los ocho hermanos, Koushuu. Desenredó la trenza con la cual amarraba su largo cabello plateado y después de una ducha caminó despacio por las habitaciones contiguas en las que todos sus hermanos dormían, revisó su reloj corroborando que eran las 6 de la mañana y llegó hasta el cuarto principal de sus padres.
Sus ojos castaños divisaron la enorme habitación que contaba con una hermosa sala con sillones estratégicamente colocados alrededor de una gran chimenea y cientos de libros en estanterías que llegaban desde el suelo hasta el techo; una sonrisa surcó sus labios. Si bien recordaba, desde que tenía memoria sus padres siempre habían sido aficionados por comprar libros, había una estantería entera de ellos hechos solo por su padre, mientras que otra estaba repleta de libros de historia, su vista pasó por varios que estaban incluso escritos en otros idiomas tales como inglés, español, algunos incluso en árabe y otros tantos en francés. Frunció levemente sus finas cejas y cruzó sus brazos viendo todos los estantes que simulaban una perfecta biblioteca si no fuera por la cama matrimonial y el jacuzzi que se encontraban del otro lado de la gigantesca habitación.
—Bien, por donde… empiezo— Sabía justo lo que quería, y eso era no encontrar libros… y para su gusto, después de media hora inspeccionando el lugar, había satisfecho su duda. Usami Hiroki, aunque el apellido hubiera cambiado, el apodo seguía indeleble a su figura y todos conocían de sobra el orden perfecto del demonio Kamijou en la Universidad de Tokyo y en la de Mitsuhashi. Y Koushuu, como uno de los aspirantes a profesor de literatura de la universidad que su padre manejaba, le era fácil saber cómo Hiroki ordenaba los libros en la rectoría de la universidad, demás estaba decir que en su casa era igual. Una rápida mirada y corroboró que no había ningún libro infantil.
—Se conocieron desde los diez… esos libros deben seguir allá— Volvió tranquilamente a su habitación y agarró a Suzuki-san para llevárselo consigo, costumbre que tenía arraigada desde que era pequeño con ese oso que no había querido compartir nunca con ninguno de sus hermanos. Tomó las llaves de su auto y llamó a su abuela para saber si se encontraba en casa; para su suerte Anna y Kanou Kamijou estaban dispuestos a ayudarle a hacer el regalo perfecto para Hiroki: Una recopilación de todas las historias que de pequeños sus padres habían leído juntos; si ambos eran amantes de los libros, una compilación de recuerdos de esa índole seguramente le rememoraría a su madre perfectos recuerdos de su infancia y por tanto una victoria asegurada.
Se subió a su deportivo rojo y se dirigió primero a la casa de sus abuelos, donde vivió su madre de pequeño, ya después iría a la mansión Usami por más información; posiblemente tardaría todo el día pero estaba seguro que valdría la pena.
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—Koushuu se fue— comentó Tetsuya bostezando mientras se dirigía en ropa interior a ver qué había en la refrigeradora. Se suponía que mientras sus padres no estaban, él, su mellizo Ootori y Koushuu se harían cargo de sus otros tres hermanos.
—Veamos, Koushuu se encarga de Yashiro, Ootori se encarga del mellizo listo y yo del mellizo endemoniado… así que solo tengo que darle de comer a uno— Sacó la leche fría y el cereal sirviéndolo en dos platos y, mientras el cereal de uno de los gemelos comenzaba a aguadarse él se apresuró a comer para cambiarse a su ropa deportiva e ir a dar una vuelta a su singular colonia adinerada y de paso darle una visita a la refinada figura de Miyagi Kaoru-chan y presumir de la camiseta sin mangas que cargaba para lucir sus ya bien formados músculos. Una sonrisa determinada se instaló en su rostro pero cuando dio un paso fuera de la cocina sus ojos violetas toparon de inmediato con los achocolatados de su hermano mellizo que lo miraba con una cara de reproche con uno de los gemelos en brazos, Hirohiko.
-¿Y puedo saber a dónde vas?- Preguntó volteando a ver levemente hacia atrás para cerciorarse que el otro gemelo estuviera tras él.
-Etto... a pasear-
-Ajá, si pasear le dices a colarte a la casa de la familia Miyagi...-
-Cómo sabes...-
-Uno eres predecible; dos, para que lo sepas Shinobu-san ya le puso alarma a las ventanas de su casa para que no stalkees a su hijo y tercero, ni creas que te vas, vamos a llevar a los gemelos al centro comercial para ver lo del regalo.- Tetsuya frunció el ceño en clara expresión de disgusto, más por el punto segundo que por cualquier otra cosa que hubiera dicho su hermano, por lo que resopló y pasó su mano por sus hebras castañas para luego voltearse y caminar hacia el cuarto de gimnasio.
-Ya tengo mi regalo, así que no iré- Ootori resopló igualmente ante aquella respuesta falsa, tomó la mano de Akihiro y sentó a los gemelos en la mesa, viendo cómo automáticamente Hirohiko caía adormilado en el hombro de Akihiro.
-Aki, despierta a Hiro que pareciera no haber dormido toda la noche- susurró y Aki asintió tan indiferente que Otoori solo atinó a levantar una ceja.
-¿Qué le hiciste?-
-Emm nada-
-¿Repito la pregunta?- Ootori sonrió para sus adentros, a veces sentía que aunque se parecía ese físicamente más a su padre, era igualito a su madre cuando se trataba de regañar a sus hermanos; y ante aquella pregunta Aki pareció dubitativo pero se resignó a contestar una vez vio aquella mirada chocolate inquisidora
-Emm, escondí la lámpara de noche que usa para dormir- desvió la vista de su hermano mayor para levantarse y dejar que Hiro cayera de bruces sobre la silla en la que estaba sentado.
—¿Y se puede saber por qué?- un inmediato sonrojo se instaló en las mejillas del menor y Otoori decidió mejor ignorar esa pregunta para pasar a revolver los cabellos peliplata. -Bien, quita ese intento de desayuno que hizo Tetsuya y sirve cereal de nuevo, iré a hablar con él.— Una vez Hirohiko escuchó los pasos de su hermano mayor irse levantó levemente la cabeza para corroborar que su hermano mayor no se encontraba en el comedor.
—¿Ya se fue?— preguntó quedito mientras se intentaba despabilar a lo que su hermano ignoró completamente. —¿Aki?— sus ojos castaños se dirigieron hacia los idénticos contrarios que solo atinaron a desviar la mirada.
—Ummm—
—¡¡Ahhhhm!!—otro bostezo más y Akihiro sonrió por inercia, al menos se había vengado levemente de su gemelo.
—¿Cuánto dormiste?— susurró mientras halaba un banquito y se subía para sacar las porcelanas de las estanterías.
—Encontré mi lámpara de dormir en la arena para gato en el primer nivel como a las doce— respondió volteando a ver a su gemelo quien tenía una sonrisa de venganza tan parecida a la que hacía su madre cuando los regañaba por lo que inmediatamente volteó a ver hacia otro lado.
—Ahh y yo que pensaba que no lo lograrías… ¿aprendiste la lección?— Akihiro sirvió los platos para sus cinco hermanos y colocó la mesa mientras Hirohiko asentía levemente la cabeza y se volvía a poner en posición de reposo sobre la mesa.
—Sí… no ir tan lejos con el S&M— sonrió mientras volvía a bostezar
—La próxima no me dejes marcas— comentó quedito Aki mientras con una rápida mirada corroboraba que nadie los miraba y le daba un pequeño beso a su hermano que en seguida Hiro lo profundizó.
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-Lo gracioso es que a Kaoru no le importan tus perfectos músculos- Ootori sonrió al ver al moreno cargando pesas en el gimnasio de la gran mansión Usami la que contaba con un inmenso ventanal de pies a cabeza con vista a su jardín. Sus pasos se dirigieron a su mellizo acostado levantando las pesas y sin ponerle la mayor delicadeza al caso se sentó en sus abdominales mientras sacaba el teléfono.
-Pesas, baka- susurró el moreno mientras volvía a hacer fuerzas para levantar las pesas, con el doble esfuerzo de aguantar a Ootori sobre su cintura.
-Kou me mandó un mensaje, dice que no estará todo el día, visitará a los abuelos y pide que cuidemos a los gemelos.-
- Cuídalos tú… ya… compraste el regalo… para… mamá después… de todo- Ootori se levantó de los abdominales de Tetsuya al ver que hacía sobreesfuerzo al hablar, aguantar su peso y el de las pesas.
-Aún no lo tengo terminado y necesito ir a solventar un inconveniente hoy-
-Llévatelos, antenoche no me dejaron dormir- dejó las pesas en su lugar y se incorporó para tomar agua mientras Ootori lo miraba con una sonrisa divertida, -no planeo cuidar a esos mocosos que follan como conejos en apareamiento mientras yo llevo más de mes y medio intentando que convencer a Kaoru de salir conmigo- tomó un trago de agua mientras miraba a Ootori intentar contener su risa.
-Bien bien, te propongo algo-
-¿Dejarme en paz?-
-Ni lo sueñes, te consigo la cita que quieres con Kaoru a cambio de que lleves a Yashiro y a los gemelos a comprar-
-¡¿Eh?! No jodas, cómo lo vas a…- una fina mano blanca topó con los labios de Tetsuya quien de inmediato fijo la vista en su mellizo.
-Haré lo imposible, te lo prometo- Tetsuya agarró aquella mano y la besó suavemente para luego guiñarle un ojo, agradecerle y salir prácticamente corriendo a bañarse, y mientras Ootori lo veía alejarse suspiraba aliviado, volteó a ver a su teléfono y marcó el número de cierto ojigris refinado que vivía cerca de allí.
-¿Kaoru?-
-Ootori- respondió serenamente el contrario mientras ayudaba a su madre con el almuerzo hecho a base de repollo que tanto le fascinaba comer; muy probablemente por ser de los alimentos que más había consumido en su infancia.
-Hacerte el difícil hizo que mi hermano solo te tenga a ti en la cabeza.-
-¿En serio? En ese caso, gracias por el consejo-
-Al contrario gracias a ti por ayudarme con tu padre para que se encargue de la rectoría de Tokio por un mes. Miyagi You es muy amable. Si quieres puedes llamar hoy a Tetsuya para que te invite el 24 a nuestra fiesta de Navidad, aunque obviamente ya están invitados él se muere por decírtelo.
-Bien, lo haré…buena suerte con ganar el concurso que hacen, un viaje a Venecia con todo pagado suena perfecto-
-¡Gracias! ¡hablamos luego ¿ne?-
-Hai- Ootori colgó y se dirigió al cuarto que los gemelos compartían para buscar dos suéteres iguales que ponerse, rezando internamente para que su hermano tuviera el debido cuidado con sus tres hermanos menores, porque tenía un pequeño presentimiento de que no era buena idea dejarlos con él y menos cuando andaba tan distraído pensando en Kaoru, bajó las gradas y lo primero que escuchó fue el grito de los gemelos.
—¡Dején de besarse y vámonos!—Tetsuya apareció nuevamente en la cocina con Yashiro semidespierto en su hombro y una gran sonrisa que hizo a los gemelos gritar y alejarse de inmediato mientras Ootori atrás se preguntaba si había sido buena idea hacerle aquella promesa a su moreno mellizo, pero el regalo que tenía preparado para sus padres no le permitiría tener a los gemelos con él por lo que dejar a Tetsuya a cargo era un excelente trato. Amarró su cabello platinado en una cola, se arremangó las mangas de su blanca camisa, se colocó un delantal para no manchar el chaleco que usaba que lo hacía parecerse más a Akihiko y finalmente se dispuso a preparar el desayuno para así iniciar uno de los dos días que eran permitidos para buscar el regalo perfecto.