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Tragedia defectuosa por Sweet Yukii

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Notas del fanfic:

Hello~ 

Hace un tiempo rete a Cali a que escribiese un Hansik romántico y ella me reto a escribir un Keo dramático/trágico  (Porque es algo que a ambas nos cuesta escribir) y bueno, aquí esta ~ 

No estoy conforme del todo de como ha quedado, pero espero les guste.

Dedicado a Cali

Notas del capitulo:

No sabía que advertencias colocar, no creo que tenga horror, pero la he puesto por si acaso xd 

A lo lejos sintió una serie de golpes que parecían ser martillazos y de apoco fue consciente de que se encontraba apoyado en una superficie dura y fría. Asustado abrió los ojos topándose solo con oscuridad, había una tela cubriendo sus ojos ¿Qué estaba pasando? Su corazón comenzó a latir con fuerza al ser consciente de que no solo tenía los ojos vendados, si no de que también se encontraba atado de pies y manos, la angustia y la desesperación se adueñaron de él por completo. Gritó, gritó como nunca había gritado en su vida, con fuerza y desesperación, pero parecía que nadie podía oírlo. Se había cansado de gritar, su garganta ardía, pero nadie había aparecido y él tenía miedo, un miedo tan intenso como el que nunca en su vida había experimentado y del cual hubiese deseado no sentir nunca.

No entendía nada, lo último que recordaba era el haber comprado un café en el lugar de siempre e ir rumbo al trabajo, no había visto a nadie sospechoso, ni había aceptado nada extraño, no entendía en que momento habían logrado capturarlo, aunque el hecho de cómo había llegado allí no le importaba, lo único que quería en esos momentos era que lo liberaran, deseaba que fuese una pesadilla y que alguien lo despertara, pero mediante iban pasando los minutos todo aquello se sentía más real que nunca. Tras muchos intentos por intentar romper las amarras de sus brazos y piernas se había convencido de que sería inútil, lo único que había conseguido era un fuerte ardor. Apoyo la cabeza contra el suelo, se sentía devastado, las lágrimas caían  desesperadas por sus mejilla, sentía que la angustia y la desesperación no se irían nunca ¿Qué había hecho mal en su vida como para merecer aquello?, fuese lo que fuese que hubiera hecho lo estaba pagando con creces.

 Pensó en sus padres, ¿Lo extrañarían? ¿Lo estarían buscando?, más bien ¿Sabrían que había desaparecido?, se imaginaba lo desesperados que estarían al no encontrarlo, suponía que incluso su hermano estaría preocupado, pesé a que no se dirigían la palabra desde hace casi dos meses, se arrepentía tanto de aquello, en esos momentos hubiese hecho cualquier cosa con tal de poder abrazarlo aunque fuese por solo unos cuantos segundos.  

Había vuelto a gritar, lo había hecho lo más fuerte que había podido y esta vez sintió pasos, unos pasos fuertes que parecían resonar en el silencio de la habitación y su corazón había dado un brinco al escuchar el chirrido metálico que produjo la puerta al abrirse. Estaba aterrado, su corazón latía tan rápido y dolorosamente que creyó se le saldría por la garganta mientras que su cuerpo temblaba como si tratase de una hoja.

-¿Quién está ahí? – Preguntó con un hilo de voz - ¿Quién está ahí? – Volvió a preguntar sin obtener respuesta alguna - ¡AYUDA! ¡QUÉ ALGUIÉN ME AYUDE! – Gritó desesperado siendo callado por un fuerte golpe en el rostro.

-Deja de gritar, nadie puede oírte – Espeto cabreado.                                                                                        

-¿Qué hago aquí? ¿Por qué me tienen aquí? No tengo dinero como para que puedan cobrar una recompensa – Decía angustiado.

-No estás aquí para una recompensa –Dijo con voz rasposa el hombre – Tienen otros planes para ti –

-¿Planes? ¿Qué planes? – El miedo parecía apoderarse de cada fibra de su piel y un escalofrió lo recorrió por completo al imaginar el tipo de cosas que podrían hacer con él.

-No lo sé, yo sólo sigo órdenes – Musitó a la vez que lo levantaba de golpe y lo apoyaba contra la pared de forma brusca – Bebe – Dijo brusco apegando lo que creía sería una botella, a sus labios – Bebe – Volvió a decir comenzando a cabrearse, derramando el líquido sobre sus labios, pero él no lo bebió - ¡Te he dicho que lo bebas! – Gritó volviéndolo a golpear en el rostro, sin darle otra alternativa más que hacer lo que quería. Bebió un largo trago y en cosa de unos cuantos segundos cayó desmayado.

Al abrir los ojos nuevamente se dio cuenta de que estaba en una habitación pequeña y completamente blanca, no había absolutamente nada en esta, se sintió como en esos hospitales psiquiátricos que mostraban en las películas, salvo que gracias a Dios no estaba con una camisa de fuerza, ni tampoco se encontraba amarrado. Golpeo la puerta con fuerza y gritó lo más fuerte que pudo, pero parecía ser que el propio eco de su voz lo comenzaría a volver loco, lo único que podía sentir además de sus propios gritos, eran los gritos desesperados de un chico, por el tono de su voz parecía ser alguien joven y no dejaba de pedir que se detuvieran, se escucharon algunos golpes y un llanto desesperado, se escuchó un fuerte estruendo y luego todo fue silencio. Se le revolvió el estómago al escucharlo y sintió nauseas ¿Qué le habrían hecho a ese chico? ¿Se lo harían a él también? No quería ni imaginarlo y el no saber qué harían con él no le ayudaba a estar más tranquilo. Se acurrucó en una esquina de la habitación y estaba a punto de dormirse cuando la puerta se abrió dejando ver a un hombre de unos 40 años, alto y robusto.

-Debes de tener hambre – Dijo lanzándole una bolsa de papel a lo que él se levantó e intentó acercarse, pero el hombre fue más rápido y saco una pistola apuntando directamente a su cabeza  - Si fuese tú, no haría eso muchacho  –

-Jaehwan, me llamo Jaehwan –

-Más te vale no hacer ninguna estupidez Jaehwan, si no quieres llene de plomo tu cabeza – Dijo con una sonrisa siniestra.

-¿Qué harán conmigo? – Preguntó aterrado.

-Aún no lo saben, procura no hacer ninguna estupidez hasta entonces – Dijo para luego salir de la habitación.

Abrió la bolsa viendo que en su interior había un paquete de galletas y una botella con agua, bebió un sorbo de agua casi con miedo, esperaba esta no tuviese nada extraño, abrió el paquete de galletas comiendo una, eran las galletas más malas que hubiese comido nunca, creía que comer tierra tendría un mejor sabor que eso, pero no estaba en condiciones de quejarse, por lo que las comió sin chistar. Se preguntaba cuanto tiempo estaría encerrado entre esas cuatro paredes, el color blanco le hacía sentir enfermo, creía se volvería loco, ni si quiera había una pequeña ventana para poder observar algo diferente.

Sintió el sonido de la cerradura y luego la puerta se abrió mostrando al mismo hombre que había visto con anterioridad, el cual mostraba una expresión cansada.

-Levántate – Dijo sin mostrar ninguna expresión en su rostro, parecía enfadado y  él no quería darle razones para que le hiciera daño por lo que se levantó, sin embargo no se movió. –Camina, ya sabemos porque estás aquí, irás a otro lugar – Su voz sonó pesimista, no sabía si habría sido cosa de su imaginación, pero aquel hombre lo había mirado con lástima, como si realmente lamentase lo que le estaba sucediendo y no lo entendía. – Más te vale no hacer nada estúpido – Dijo el hombre dándole la espalda y él intento abalanzarse sobre él, pero sin llegar a tocarlo si quiera –

-Nada estúpido- Murmuro otro hombre tirando su cuerpo contra la muralla y presionando su cabeza con fuerza. El hombre que antes le había dado la espalda, camino hasta él amarrando nuevamente sus muñecas y vendando sus ojos, intentó resistirse, pero lo único que logró fue un golpe en el estómago y que aquel hombre que lo había arrinconado contra la pared ejerciera más presión contra su cabeza, tanto que pensó que la aplastaría. Se tiró al suelo, gritó, intento patearlos, pero todo fue en vano, el hombre que no había alcanzado a ver debía ser realmente fuerte, lo había tomado con mucha facilidad y prácticamente lo había lanzado contra una superficie blanda, con el pasar de los minutos supo que se trataba de un auto, al escuchar el ruido del motor, no tenía la menor idea de adonde lo estarían llevando, quiso engañarse pensando que lo regresarían a su hogar, pero sabía era imposible. Luego de unas dos horas escuchando el horrible cantar de uno de los hombres, habían llegado a su destino, lo bajaron del auto y prácticamente lo arrastraron hacia alguna parte apuntando su cabeza con un arma, podía sentirla.

-Espera aquí – Dijo uno de los hombres luego de un rato

Ni que pudiera ir a alguna parte, pensó irónico. Estaba seguro de que si se movía aunque fuese un centímetro el otro hombre le volaría la cabeza.

No paso mucho tiempo hasta que prácticamente lo habían lanzado dentro de una habitación, el mismo hombre que había visto antes le había quitado la venda de los ojos y había desatado sus manos, esta vez se encontraba en una habitación muchísimo más grande que la anterior, parecía ser como una cabaña abandonada, había una viga de madera cruzando la habitación y una ventana a unos tres metros de altura, examino la habitación con rapidez, había solo una cama y un pequeño cuarto de baño. Estaba tan absorto mirando el lugar que no había notado el hombre iba a salir del lugar.

-¡Espere! – Gritó - ¿Qué harán conmigo? –

-No quieres saberlo muchacho – Susurró reflejando una enorme tristeza en sus ojos y Jaehwan deseo estar equivocado.

Nadie se había aparecido frente a él por el resto del día, vio por la ventana que ya comenzaba a anochecer cuando el chirrido metálico que producía la puerta lo había hecho salir de sus pensamientos, unos donde no se encontraba cautivo en una habitación quien sabe por cuánto tiempo más.

-Te he traído comida – Murmuro alguien, su voz era tan suave que se sintió cautivado, observo al hombre con mayor detenimiento notando que no debía tener más de unos 25 años, era un poco más alto que él, delgado y su cabello era rojizo, sin duda era uno de los hombres más hermosos que había visto en su vida, esperen, ¿Qué clase de enfermo era como para sentirse atraído por uno de sus captores?  Parecía que el encierro comenzaba a fundirle las neuronas. – No te haré nada – Susurró, parecía sincero, pero Jaehwan sabía que no podía confiar en él, a pesar de que su voz y su presencia le hacían sentir seguro, era ilógico ¿Cómo se iba a sentir seguro con un desconocido?

-No te creo – Dijo sin pensar, arrepintiéndose de inmediato, el chico solo rio.

-Venga, solo come – Dijo acercándole una bandeja con una sopa que parecía aún más insípida que las galletas que le habían dado con anterioridad. 

Aquel había sido el primer encuentro que había tenido con Leo, el chico había ido cada día a dejarle la comida, conversaba con él, siempre con una pistola a la vista colgando de su pantalón, suponía aquello era la advertencia a que no hiciera ninguna estupidez. Le había preguntado si sabía el motivo por el cual lo tenían ahí, a lo que Leo asintió, le había contado lo tenían allí porque su padre tenía deudas importantes con aquella organización y lo habían utilizado a él como pago. No lo entendía, su padre era la persona más responsable que conocía, nunca debía nada, paga puntualmente toda sus deudas, no lo imaginaba pidiendo prestado a una organización criminal, ni mucho menos permitiendo que lo tomasen a él como pago, pero no dijo nada.

-Yo también soy un prisionero como tú -  Le había comentado un día.

-¿Sí? – Dijo fingiendo desinterés a la vez que comía una cucharada de un extraño estofado.

-Me vendieron por droga – Había dicho de pronto, como si fuese lo más normal del mundo y él creyó atragantarse con lo que comía. – Ha pasado mucho tiempo ya, me he acostumbrado a esta vida – Dijo alzándose de hombros.

-¿Puedes acostumbrarte a esto?-  Dijo  sarcástico y Leo rio. –En serio que no me imagino estando encerrado en esta habitación por siempre –

-Preferirás eso el día que te encarguen tu misión-

-¿Misión? –

-¿Es que no lo sabes? – Preguntó incrédulo.

- No – Dijo sintiendo pánico, el rostro del chico se tornaba cada vez más serio y el sintió ganas de llorar, al igual que él día en que había despertado en aquel lugar.

-Tienes que seducir a alguien importante, si no consigues lo que quieren te mataran. Pero eso no será aún –

No habían hablado más por ese día y Jaehwan había despertado aterrado en medio de la noche, no podía dejar de darle vueltas a aquel pensamiento ¿A quién tendría que seducir? ¿Sería un hombre? ¿Una mujer? No obstante aquello nunca había pasado y sin darse cuenta se encontraba esperando a que Leo llegase con su alimento del día, cada vez le sonreía más, se le insinuaba discretamente y él pensó que había perdido la razón al encontrarse esperando un beso por parte del otro chico. ¿Qué clase de enfermo era? ¿Tendría el síndrome de Estocolmo? ¿Se había enamorado de su captor? Ciertamente nada de eso le importaba, Leo había sido como una luz en la oscuridad de aquellos días inciertos, solo ver su rostro parecía darle calma a su corazón.

Al escuchar la puerta abrirse espero ver a Leo, pero lo único que vio fue como lanzaban a un chico dentro de la habitación, lo tenían amarrado y este parecía estar inconsciente, cómo pudo lo llevo hasta la cama y desató sus piernas, ni si quiera lo intentó con las muñecas, a diferencia de sus piernas, tenía las muñecas amarradas con cadenas, el chico respiraba con dificultad, toco su frente notando que ardía en fiebre, saco la funda de la única almohada que tenía y se acercó al baño, mojando la prenda y poniéndola en la frente del chico, era lo único que podía hacer por él. No era como si él fuese la persona más amable del mundo, pero lo menos que quería era que el chico empeorara, tenía el rostro  y el cuerpo lleno de moretones, imaginaba que si lo habían dejado junto a él, era porque nadie lo cuidaría. Sin quererlo pensó en su hermano, el chico debía tener unos dos o tres años menos que él, era casi la misma diferencia etaria que él tenía con su hermano menor, como lo extrañaba, como extrañaba a su familia en general, sus ojos se habían repletado de lágrimas ¿Cuándo saldría de allí?, no habían hecho nada más que tenerlo encerrado en aquel cuarto desde que había llegado hace unos dos o tres meses, había perdido la noción del tiempo.

Unas horas después Leo le había llevado la comida como siempre lo hacía y creyó notar enfado en su rostro cuando había visto al muchacho que habían traído recostado a su lado.

-¿Cómo llego el aquí? – Preguntó molesto pasándole la bandeja con comida.

- Lo han traído – Fue su única respuesta, ¿Qué esperaba Leo? Ni que él pudiese haber ido a conseguirse un chico por allí, como si fuese algo que pudiese comprarse, más bien, como si él pudiese ir a algún otro lugar que no fuese al mismo baño que estaba dentro de la habitación.

-¿No te fijaras en él verdad? – Había preguntado Leo casi en un susurro desesperado, él no entendía a qué se refería – Dime que no te enamoraras de él – Jaehwan rio.

-¿En serio crees pueda enamorarme de él? Ni si quiera lo conozco –

-Ten ojos para mí, solo para mí – Había murmurado acercándose a él, juntando sus labios en una simple caricia que hizo que a Jaehwan se le detuviese el corazón, le gustaba la cercanía de Leo, le había gustado sentir sus labios sobre los suyos, tanto que los deseaba una vez más. – Te sacaré de aquí, te lo prometo – Susurro antes de irse del lugar dejándolo con una estúpida sonrisa en el rostro. Deseaba de todo corazón que aquello fuese cierto. Lo que más deseaba era salir de allí.

No había pasado ni media hora cuando la puerta se había vuelto a abrir, no era Leo como deseaba que fuese, si no que era un chico joven, no tenía más de 20 años y por más que intentaba lucir amenazador como el hombre que había visto por primera vez en ese lugar, solo parecía un chiquillo asustado.

-Es medicina – Dijo enseñándole una paquete -  Tú estarás a su cuidado, si no lo haces te mataré – Su voz sonó fría y amenazadora, haciéndolo retractarse de cualquier pensamiento que tuviese con anterioridad.

-Lo haré – No era como si se hubiese negado, el chico le recordaba a su hermano, no podría haberlo ignorado ni aunque quisiera.

-Dentro del paquete hay agua y un reloj para que sepas a qué hora darle cada medicina, hay algo de comida para ambos también. Cuídalo – Dijo para luego tomar la bandeja que le había traído Leo y salir de la habitación. No entendía absolutamente nada, dio un suspiro e intentó darle la medicina al chico, pero le costó mucho más de lo que hubiese imaginado, al menos eso le hizo pasar más rápido el tiempo.

Había tenido demasiado tiempo para pensar estando allí encerrado, antes de que todo eso sucediera no estaba conforme con su vida. Odiaba el lugar donde trabajaba, sus padres lo tenían harto preguntando cuando traería una novia a casa y se iría a formar una familia con ella y su hermano… Su hermano simplemente había acabado con la poca paciencia que le quedaba, pero daría su vida por tal de poder abrazar a su familia una vez más, por poder estar en su habitación, por comer las extrañas comidas de su madre y escuchar los mismos reclamos por parte de su padre, pero por otro lado estaba Leo, le gustaba ese chico, pero sabía que algo entre ellos jamás podría ser posible, por más que quisiera aferrarse a sus palabras de que lo sacaría de allí sabía que todo podría ser una mentira.

En cosa de unos días el chico se había mejorado por completo, le había agradecido el cuidarlo e incluso el chico que le había entregado la medicina parecía aliviado de ver que el chico se encontrara mejor.

-Soy Wonsik – Había dicho en un susurro y Jaehwan sonrió complacido de poder hablar con alguien,  Leo había vuelto a ir solo un par de veces y no habían hablado más que unas cuantas palabras, mientras que los otros hombres que les llevaban la comida lo ignoraban por completo.

-Jaehwan –

-Ya te lo he dicho, pero muchas gracias por cuidarme, pensé que moriría –

-No hay de qué, aunque un chiquillo ha dicho que me mataría si no lo hacía –

-¿Un chiquillo? – Preguntó curioso como haciendo memoria, pero frunció el ceño al no hallar el resultado esperado, pero si fuese por arte de magia el chico había entrado a la habitación llevándoles la comida.

-Él -

-Hyuk… -

-Aquí tienen – Dijo dejando la bandeja en la cama lo más rápido que pudo y Wonsik se había levantado con una rapidez y facilidad impresionantes, apegando su cabeza a la espalda del otro chico.

-Mírame –

-No soporto verte así, tan frágil y con las manos atadas aún –

-No ha sido culpa tuya – Dijo en un susurro y Jaehwan se sintió como un espectador, ya estaba acostumbrado a no entender nada por lo que solo se dedicó a observarlos. – Ni si quiera deberías estar aquí, te dije no te metieras en problemas –

-¿Crees que podría mantenerme tranquilo mientras tu estas encerrado aquí? – El chico se había dado la vuelta y había sacado algo de su chaqueta, soltando las cadenas que tenía Wonsik – No hagas ninguna estupidez ¿Entendido? Si se enteran te quite las cadenas, me matan. Es lo único que puedo hacer por ti, por ahora –

-Es más que suficiente – Dijo abrazándolo – No te pongas en peligro – El chico le había dado un corto beso en los labios, antes de dejarlos solos.

-¿Él…? – Jaehwan no sabía ni como preguntar, posiblemente ni si quiera debería preguntar.

-Es mi novio. Quería protegerlo y mira lo paso – Wonsik dio un suspiro antes de comenzar a comer lo que Hyuk les había traído – No puedes confiar en ninguno de estos tipos, en cualquier momento te traicionan –

-No entiendo a lo que te refieres –

-Yo trabajaba para ellos y mira donde estoy – Dijo dando un suspiro – Tú tampoco deberías confiar en ellos, menos en el pelirrojo –

-¿Qué? –

-Ese que vino hace unos días. Él es peor que todos –

-¿Leo? – No podía creer lo que escuchaba, Leo había demostrado ser alguien sincero, era quien lo había tratado de mejor forma estando en aquel lugar. -¿Cómo se no me mientes? –

-¿Crees que ganaría algo mintiendo? – Preguntó irónico, Jaehwan no quiso responder – No lo conozco del todo, pero sé lo suficiente como para afirmar lo que te digo. No creas en sus palabras, en absolutamente nada de lo que te haya dicho -

-Haces que parezca que hablas de un monstruo – Dijo bajando la mirada por unos segundos para luego observar a Wonsik quien le sonreía de medio lado.

-¿Sabes porque estás aquí? –

-Mi padre tiene deudas – Recordó lo que le había dicho Leo, Wonsik solo negó con la cabeza.

-Tu llegada fue algo que dio que hablar, ese tipo es alguien peligroso, muy peligroso, todos los demás idiotas que están en este lugar lo comentaban, lo he escuchado una vez que fingía dormir. Estaba todo planeado, perfectamente planeado, sabían todo lo que harías e incluso los minutos exactos por lo que pasarías por cada lugar, sabían que compras un café cada mañana en una tienda llamada "mirrors" no sé cómo lo hicieron, pero le metieron algo a tu café, calcularon el tiempo en que eso te haría efecto y te esperaron. – Wonsik hizo una pausa antes de seguir hablando – No piden dinero por ti, ni si quiera le han dicho a tu familia que te tienen, porque ellos ya tienen planes para ti –

-¿Qué? – Era demasiada información para su cabeza y lo peor era que algo le decía que aquello no era lo peor.

-Serás el juguete de aquel tipo -

Se le había quitado el hambre tras esa conversación, ¿Cómo saber quién decía la verdad? Wonsik no tenía razones para mentirle, mientras que algo le impedía en desconfiar de Leo, no sabía que pensar. No había podido dormir esa noche.

Cuando vio a Wonsik colgado a la viga de madera que había en la habitación, entendió porque lo mantenían amarrado, el chico no parecía quedarse quieto en ningún momento, se notaba estaba totalmente recuperado y de alguna forma eso le alegraba. Hyuk se las había ingeniado de alguna forma para ir todos los días a dejarle la comida y le había dicho que no sabía nada sobre Leo, pero que a modo de agradecimiento por haber cuidado de Wonsik cuando estaba enfermo, lo sacaría de allí. Había dudado de sus palabras, pero quizás era la forma en la que miraba a Wonsik o como disimuladamente acariciaba su mano cuando él creía que no lo estaba viendo, lo que realmente le hacía confiar en él, ese chico estaba dispuesto a hacer cualquier cosa  con tal de sacar a su novio de ese lugar y él se alegraba sinceramente de que lo incluyesen en sus planes. Mientras llegaba el día en que podrían hacer su escape, Wonsik se había encargado de enseñarle tácticas de autodefensa, él decía eran importantes y que las necesitaría si había algo salía mal, le había dado mil y un consejos sobre cosas que debía hacer si su plan fallaba.

El tan ansiado día había llegado más pronto de lo que esperaba, todo parecía ir como viento en popa para ellos, habían logrado salir de la habitación, Hyuk les había entregado un arma a cada uno, solo por precaución y él rogaba no tener que usarla. Había pedido a todos los Dioses, santos, ángeles y espíritus que todo saliese  bien, que pudiesen escapar sin problemas, ya casi podía sentir la libertad cuando noto que algo había salido mal, tremendamente mal.

Leo estaba apoyado en la puerta de entrada y había reído de una manera escalofriante, era una risa demente que había logrado congelarle la sangre en tan solo un segundo.

-¡Tú no escaparas de mí! ¡No me vas a dejar! – Dijo viéndole de una forma psicópata y Jaehwan retrocedió.

-¡CUIDADO! – El gritó de Wonsik había llegado demasiado tarde, alguien lo había golpeado por detrás, dejándolo inconsciente.

 

 

[~~~~~]

 

 

Su cabeza dolía, tenía un intenso dolor en la nuca, pero cuando intento llevar su mano al lugar afectado, noto que nuevamente estaba atado ¿Cuántas veces más tendría que despertar de esa forma? Por más que rogase e implorase que al despertar estuviese en su cama y todo aquello no fuese más que una pesadilla, nada ocurría y estaba seguro que todo lo que había vivido antes en aquella habitación donde estaba encerrado con Wonsik parecerían de aquellos días donde ibas de picnic al parque a disfrutar de un hermoso día primaveral, en comparación con lo que vendría ahora. Si todo lo que Wonsik le había dicho era verdad, Leo era un verdadero psicópata.

-Has despertado – Dijo este neutral – Dijiste que no te enamorarías de él, entonces, ¿Por qué te estabas yendo con él? – Grito fuera de sí dando un golpe en la muralla.

-Sólo…. Sólo quería ir  a casa con mi familia – Dijo nervioso.

-Te dije que te sacaría de allí, lo he cumplido – Dijo con una risa sarcástica- Al fin estás lejos de ese idiota, eres mío, sólo mío. ¡Te he dicho solo tengas ojos para mí! – Gritó  dándole un golpe en el estómago – Yo podría haber hecho cualquier cosa por ti y tu lo despreciaste – Dijo enfadado y Jaehwan lo miro con miedo, no sabía quién era la persona que tenía enfrente, pero estaba lejos de ser el dulce chico del cual se estaba comenzando a enamorar.

-Tengo ojos para ti, solo para ti – Dijo presa del pánico, no sabía que era lo que podía pasarle si no le hacía caso.

-Eso me gusta, tienes que tener solo ojos para mí, olvídate de ese chico con el que estabas. Eres mío –  Dijo tocando su rostro con delicadeza.

Jaehwan quiso llorar, no entendía de donde Leo sacaría que estaba enamorado de Wonsik, se habían hecho buenos amigos estando allí encerrados, pero nada más, aunque mentiría si dijera que no quería verlo a ver, al menos con Wonsik merodeando por la habitación se sentía seguro, ahora estaba aterrado, tenía pánico de lo que Leo pudiese hacerle. 

Estaba hecho un ovillo en el suelo, su cuerpo temblaba de frío y de miedo, por más que fuesen pasando los minutos Leo no hacía nada, sólo lo observaba en silencio recorriendo su cuerpo por completo ¿Qué estaría pensando hacer con él? Todo pensamiento se esfumo por completo al sentir una de sus manos sobre su estómago, acariciando su piel con la yema de sus dedos.

-¿Qué… Qué haces? – Tartamudeo removiéndose de su lugar.

-Tu piel es tan  suave y perfecta – Murmuro agarrando su rostro con fuerza haciendo que lo mirase – Sería una pena si algo le pasara – Dijo riendo a la vez que clavaba sus uñas en sus brazos, rasguñándolo con fuerza al punto de hacerlo gritar.

-¡NO! ¡BASTA! ¡BASTA! – Gritaba desesperado al sentir como ahora rasguñaba con fuerza su torso, estaba seguro que su piel ardía y parecía que sus gritos para que se detuvieran hacían el efecto contrario, parecía como si lo estuviese alentando, ahora golpeaba sus piernas a la vez que reía.

-Te dije que no te fijaras en él – Había dicho a la vez que limpiaba las lágrimas que bañaban el rostro de Jaehwan – Tengo que ser yo lo único en lo que pienses – Susurro sobre sus labios,  para luego depositar suaves besos en su cuello mientras que sus manos se movían con suavidad sobre su torso, como si de esa forma quisiera borrar el daño que le había causado con anterioridad, su cuerpo tembló con violencia y sintió nauseas, no quería, no quería estar con  Leo de esa forma, no quería que lo tocase, ni que lo mirase, no que nada, lo que más deseaba en esos momentos era estar solo. Las caricias no se habían prolongado mucho más, alguien lo había llamado por teléfono y Leo se había ido.

Había perdido la cuenta de los días que llevaba allí adentro, lo único que quería era morir, no quería que su sufrimiento se prolongara por más tiempo, no quería que Leo un día golpease su piel con desespero y que al siguiente intentara borrar todas su heridas llenándolo de caricias y susurrando palabras de amor en su oído, parecía como si fuesen dos personas distintas, a él le gustaba el Leo que era dulce con él, pero sentía pánico del Leo que solo quería hacerlo sufrir, haciéndolo pagar por cosas que solo existían en su mente. Pensó en Wonsik ¿Habría logrado escapar? Esperaba que sí, le hubiese gustado pensar que a al menos uno de los dos las cosas le habían salido bien, lloró pensando en su mala suerte, ¿Por qué un psicópata como Leo había tenido que fijarse en él? No lo dejaría ir jamás y él no quería pasar el resto de sus días en una asquerosa habitación polvorienta y húmeda.

Tenía que escapar de allí, debía hacerlo, pero él nunca había tenido una mente brillante y no sabía cómo elaborar un plan que funcionase. Intentó pensar una y otra vez en todas las cosas que Wonsik le había enseñado si algo salía mal, tenía que haber algo en todo eso que le diese alguna idea, entonces lo recordó. Hyuk les había dado un arma, suponía la pistola Leo se la habría llevado, pero conservaba una navaja, Wonsik la había escondido en el collar en forma de espada que estaba trayendo ¿Cómo recién se acordaba de aquello?

Le había costado más de media hora en lograr quitar la navaja del collar y poder cortar la cuerda que mantenía atadas sus manos, luego se desato los tobillos, se sintió aliviado por un par de segundos, debía apurarse, Leo podría llegar en cualquier momento, intentó buscar una forma de escapar de allí, pero la puerta solo podía abrirse con una llave y al ser de metal, no la tiraría ni en un millón de años, menos en la condición tan débil en la que se encontraba. Sintió que le acaba el aire al sentir el sonido de las llaves en la puerta, corrió lo más rápido que pudo hasta donde siempre estaba y quedo en posición fetal. Sintió a lo lejos el ruido de las sirenas de la policía y ruido, mucho ruido, no sabía que era lo que estaba pasando, pero vio en ello una oportunidad de poder salir, había comenzado a gritar a golpear las paredes intentando que alguien lo oyese, lo había intentado con anterioridad, pero nunca había tenido éxito, en cambio esta vez algo le decía que sería diferente.

La puerta se había abierto de golpe, el seguía gritando y Leo le había visto con pánico, había dejado la puerta abierta al entrar y al intentar cubrir su boca con las manos, Jaehwan había enterrado la navaja que tenía en su hombro provocándole un agudo grito de dolor. Leo le miro con furia y lo había tomado con ambas manos azotándolo contra la pared.

-¿QUÉ CREES QUE ESTAS HACIENDO? –

Jaehwan no respondió, intentó escapar de sus brazos, intentó golpearlo con todas sus fuerzas, estaba vez era diferente, había una posibilidad de escapar, podría ser libre, tenía que escapar de Leo, pero por más que lo golpeaba e intentaba enterrar la navaja en su piel, no podía escapar. Leo le había dado un golpe haciéndolo soltar la navaja y él se quedó congelado al ver una figura tras del mayor. Sonrió con sinceridad en el momento que esa persona le había golpeado la cabeza a Leo alejándolo de sí.

-Tenemos que irnos, ¡Rápido! – Grito el chico y Jaehwan lo reconoció, era Wonsik, no podía describir en palabras el alivio que sintió al saber que estaba allí, salvándolo, pero cuando estaban por salir de la habitación Leo lo había agarrado por la cintura.

-No te iras, tu eres mío, MIO – Decía Leo acercándolo cada vez más a su cuerpo y Wonsik lo había golpeado con fuerza logrando que lo soltara.

-¡Vete de acá Jaehwan! – Le gritó Wonsik intentando detener a Leo, pero no era suficiente, parecía fuera de sí, temía que si huía mataría a Wonsik y él no podría soportarlo, del forcejeo entre ambos chicos la pistola de Wonsik había caído al suelo, no lo pensó dos veces y la tomo entre sus manos apuntando hacia ellos.

El sonido de un disparo había inundado la habitación por completo siendo remplazado por sus gritos, el arma había caído al suelo con un sonido sordo y solo reacciono al sentir que Wonsik lo había abrazado con fuerza. Volvió a gritar al ver el cuerpo de Leo cubierto de sangre, no podía creer lo que había hecho, su cuerpo aún temblaba de solo recordarlo, el único pensamiento que había en su cabeza era que quería ser libre y ser libre implicaba mucho más que solo salir de aquel lugar, nunca podría estar tranquilo ni seguro sabiendo que en algún lugar estaría Leo, nunca podría respirar en paz sabiendo que lo podría encontrar en cualquier momento y encerrarlo una vez más.

Wonsik lo había sacado casi a rastras de la habitación, habían corrido unos cuantos metros cuando por fin habían salido del lugar, las sirenas de policía seguían sonando. Sus ojos se llenaron de lágrimas y rio.  

Sus manos estaban cubiertas de la sangre de Taekwoon, su cuerpo temblaba violentamente y creía que aquel momento se repetiría una y otra vez en su mente por lo que le quedase de vida, atormentándolo, pero…

 

Al fin era libre.  

Notas finales:

Muchas gracias a aquellos que han llegado hasta el final, primera vez que escribo algo tan largo, espero no se hayan aburrido. 

Bueno, si han quedado con alguna duda, la razón por la que Jaehwan esta encerrado, es por Leo, la forma de amar que tiene este es obsesiva, enferma y quería tenerlo en un lugar donde solo pudiese tenerlo para él, pero algo le salió mal en sus planes y lo dejaron junto a Wonsik, es por eso que su forma de actuar cambia. 

En caso de que no hayan entendido algo, me lo pueden preguntar en los comentarios y con gusto se los respondo, que si me ponía a explicar todo lo que creía no se entendería, me quedaría aún más kilometrico el fic xD

Bueno Cali, espero te haya gustado y que cumpliera tus espectativas al escribir algo que no suelo escribir. 

Besitos~ 


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