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Kadupul. por Naeh

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Notas del fanfic:

La flor es muy linda y el VHope también así que llegué a esto:3

Notas del capitulo:

:333

Habían pasado años desde que su suave rostro había sido cubierto por esa cantidad de lágrimas que no se detenían a pesar de todas las manos que llegaban para consolarlas, habían pasado años desde que su corazón se había sentido tan vacío y ahora simplemente podía arrodillarse en el verde pasto recién podado, manchando sus pantalones, observando la fría placa de cemento que estaba frente a él con las inscripciones "Kim Taehyung".

Uno de sus mejores amigos con las manos sobre sus hombros intentaba darle los ánimos suficientes para que Hoseok se levantara y pudiera ir a dormir aunque sea por dos horas seguidas, el joven negó un par de veces cuando los gimoteos volvieron y el nombre de su amado salía quebrado desde sus labios secos, cargó su cuerpo en aquella placa y Jimin lo abrazó fuerte por la espalda sin evitar volver a llorar, porque lo que había escrito Kim Taehyung en sus vidas había sido tan fuerte que no podrían olvidarle jamás.

Hoseok pasó la tarde entera en el cementerio, hace dos días habían enterrado al chico y sus amigos se habían dedicado a llevarle cosas por turnos para comer, beber y estar más cómodo, ninguno tenía la suficiente autoridad en esos momentos como para simplemente llevárselo de allí. 

Cuando la noche llegaba Seokjin y Yoongi se lo llevaban a su casa compartida, pero Hoseok dormía en la sala de estar, porque no se atrevía a volver a recostarse en esa cama cuando el cuerpo del otro jamás volvería a ella. 

Hoseok no bebía, no fumaba, no se drogaba, según sus propias palabras ni siquiera tenía algún medio de escape y comenzar con esos vicios tampoco era una opción... porque Taehyung siempre los odió. Él no iba a quebrantar su promesa por su propia debilidad. 

Ya habían pasado un par de semanas donde se la pasaba todo el día en aquel cementerio, los guardias incluso estaban comenzando a abrir un poco antes porque Hoseok llegaba 30 minutos antes, los saludaba y caminaba hasta aquella tumba llena de flores blancas y veletas de papel de muchos colores, porque a él siempre le gustaron esas cosas. 

Había dejado de ir a su trabajo, afortunadamente le dieron una especie de licencia a causa de la muerte de un ser querido, así que por lo único que debía preocuparse era llenar esa boca con alimento y líquidos que a pesar de que realmente no quería comerlos, tenía que. 

No se atrevía a dejar el mundo, no se atrevía a ser el causante de más dolor, porque él siempre fue sonrisas y alegría, y ahora más que nada representaba una nube negra. 

- Te traje algo de café, sabía que estarías aquí.

Namjoon se sentó a su lado en la manta verde que había llevado frente a la tumba de Kim Taehyung, por primera vez en mucho tiempo le dio una sonrisa sincera y pudieron tomar de ese caliente liquido que tanto necesitaba su cuerpo en esos días.

* * *

Había conocido a Kim Taehyung una fría tarde cuando toda la ciudad estaba cubierta de nieve y la plaza cerca de su casa se encontraba vacía. Había tenido una discusión con Yoongi, Seokjin no se encontraba en casa cuando el acontecimiento ocurrió. No quería estar en la misma casa que en ese entonces su ex mejor amigo así que salió pegando portazos e insultando en voz baja cualquier cosa que se cruzara. Se sentó casi congelado en la banca, quería llorar, porque la discusión había sido estúpida pero se habían dicho cosas hirientes que ninguno de  los dos esperó escuchar jamás del otro, sólo tenía 18 años, se había independizado hace un par de meses y ya se sentía solo. 

- ¡No no! ¡Soonshim detente!

El gigante perro, bueno, no era tan gigante, pero la sorpresa que le había causado a Hoseok lo había transformado en una monstruosidad de tres metros que se le había lanzado encima y lo había llenado de babas. 

A diferencia de como él mismo pensó que iba a reaccionar, terminó sonriendo y soltando todas las energías que necesitaba, abrazó al perrito mientras lloraba un poco y éste le secaba las lágrimas con su lengua. Cuando se sintió mejor liberó a la pobre mascota sonriendole como disculpa al chico que se había sentado a su lado para dejarlo descargarse bien, de todas formas, sólo estaba paseando a su perro, no estaba muy apurado.

- Perdona, todavía no logro enseñarle bien a obedecer... 

- Tranquilo, no importa - Hoseok soltó una risa al notar el rostro nervioso del chico - me ayudó.

Hoseok lo pensó desde el primer minuto en que lo vio, Taehyung era la definición precisa de la perfección. Era amable y muy buena persona, divertido, carismático, sin olvidar la belleza que había cautivado su mente completa, era como el complemento perfecto que siempre buscó encontrar en su vida, pensó que bailar era ese sentimiento, pero Taehyung era más que eso, era más que una pasión. 

- Me llamo Kim Taehyung, y ella es Soonshim, tu nueva terapeuta personal. 

Después de ese día se habían encontrado a menudo en la plaza en horarios específicos, cuando Tae salía a pasear a su perra y Hoseok se le acercaba con claras intensiones de querer acompañarlo. Cuando arregló su pelea con Yoongi, se atrevió a llevarlo a casa. Taehyung se hizo muy cercano con todos y Seokjin lo había casi adoptado porque el chico sólo tenía 16 años y un perro muy hiperactivo. 

Con el paso de los meses Taehyung les presentó a sus amigos y ahora eran un grupo de 7 chicos de distintas edades, pero gracias a eso, podían ayudarse mutuamente y los menores tenían ese apoyo emocional que necesitaban a su respectivo tiempo, el menor era Jungkook, el consentido del grupo.

Cuando había pasado un año Hoseok se había atrevido a confesarse, tenía todo planificado, incluso había involucrado a su amigos para que todo fuera perfecto, todos sabían que Tae iba a aceptar, porque la química que tenían desde el primer día era innegable, pero la sorpresa los golpeó a todos cuando Taehyung llegó gritando al lugar donde Hoseok lo había citado, una pequeña cafetería de por allí, diciendo que Sooshim se había escapado y necesitaba ayuda. 

Estuvieron todo el santo día buscando a la perrita, Tae lloraba y Hoseok se mantenía a su lado abrazando a su pequeño. Cuando los chicos se dividieron para buscar mejor y ellos dos se quedaron solos, Taehyung se secó las lagrimas y dio un silbido lo suficientemente alto para que la perra llegara corriendo a su lado dejando atónito al otro, Soonshim tenía un sobre en la boca, se le lanzó a Hoseok y éste lo abrió a petición de su compañero.

"¿Quieres ser mi super sexy genial bailarín personal Jung Hoseok? o como otros le dicen... ¿mi novio?"

Hoseok sonrió al comenzar a recordar todas las cosas que había pasado con Kim Taehyung, lo lindo que había sido, cuando tuvieron que ir a la casa de los padres de Tae para pedir el permiso correspondiente al ser menor de edad, cuando su padre estaba en total desacuerdo pero su madre simplemente tomó la mano de Hoseok y le dijo que si hacía llorar a su bebé, ella misma iba a hacerlo llorar a él. 

El alivio estaba en su corazón cuando el padre de Tae los había aceptado luego de un año completo de noviazgo y después del segundo lo trataba hasta como su propio hijo. 

Kim Taehyung murió junto a sus padres y perrita en un accidente de automóvil cuando un camión patinó en el camino y chocó a tres automóviles causándoles la muerte a todos sus ocupantes. Fue a las 7:43 de la mañana, cuando venían de vuelta de unas vacaciones que se habían dado. Hoseok había hablado por videollamada con él sólo 12 minutos antes del fatal desenlace, le había dicho que lo amaba y lo estaría esperando. Nunca llegó.

Ahora se encontraba acostado en el patio de su casa, porque el cementerio cierra los lunes y no tenía nada más que hacer. Seokjin tuvo que viajar para ver temas de la universidad donde iba a comenzar a asistir y Yoongi le había avisado que iría a casa de sus padres por esa noche, Jungkook y Jimin se habían ofrecido a quedarse con él para que no estuviese solo, pero Hoseok les dijo que tal vez ya era el momento de despejar un poco su mente y quedarse solo aunque sea una vez, de todas formas, sus amigos habían estado con él todos esos días sin poder estar en paz en sus propios lutos. 

Hoseok suspiraba, porque no podía evitar recordar esas tardes cuando se sentaba junto a Taehyung en ese patio hasta que las estrellas llegaban y terminaban contándolas con la sola intención de seguir haciendo algo y no tener que levantarse. Porque a ellos dos simplemente les encantaba estar juntos.

El cielo estaba despejado, oscuro como su mismo corazón, con pequeñas luces tintineantes que intentaban levantarle los ánimos.

¿Qué pensaría Taehyung si estuviera allí? las encontraría bellísimas, y Soonshim saltaría entremedio de ellos dos al ignorarla por darse un beso. 

Hoseok debía dejar de pensar en esas cosas si quería que su corazón sanara, pero no podía evitar mirar hacia el cielo, hacia la estrella más brillante que estaba allí, y pedirle por favor que aunque sea pudiera regalarle nuevamente la sonrisa de Taehyung una vez más, sólo la necesitaba una vez más para poder seguir.

Él quería seguir, con el recuerdo fresco en su memoria, no una videollamada de mala calidad.

El viento fue el causante de que el desabrigado chico tomara sus cosas y se adentrara en la casa, bebió una taza de café, comió unos cuantos dulces que encontró en el cajón de Seokjin y subió a su habitación arrastrando los pies. 

Contestó todos los mensajes de sus amigos antes de cerrar los hinchados ojos que tenía e intentar dormir. Nunca sucedió, nunca sucedía de todas formas. 

Habían pasado dos horas llenas de jaqueca y recuerdos dolorosos que no lo ayudaban mucho. Había algo en el pecho de Hoseok que lo estaba motivando a levantarse, algo que le decía que simplemente debía bajar las escaleras y llegar aunque sea al primer piso. 

Hoseok quería ignorar todas esas cosas porque no estaba de ánimos, no tenía fuerzas y cada vez que se movía su cabeza lo golpeaba más fuerte que la vez anterior. Tal vez sus ojos se habían deshinchado un poco, pero su cuerpo no quería responderle.

Hasta que el sentimiento en su pecho dolió fuerte, tanto que lo obligó a sentarse en la amplia cama de dos plazas con un lado vacío e intacto. Hoseok pestañeó un par de veces antes de que el pensamiento de "tengo que bajar ahora" se situara en su mente, obligándolo a mover las piernas e ignorar los dolores. 

La silueta de Jung Hoseok bajó por las escaleras a tropezones, temía por una posible caída porque sus manos frágiles ya no podrían sujetarlo si algo así ocurría, estaba bajando rápido, estaba ansioso. Había algo en él que lo había obligado a llegar hasta el ventanal que lo conectaba con el patio interior del hogar.

El reloj marcaba la media noche cuando corrió las cortinas y abrió el ventanal de un solo golpe con lagrimas que inevitablemente habían comenzado a correr en el primer segundo, quitándole el aire.

El cuerpo brillante de Taehyung estaba cubierto de esas ropas holgadas que tanto le encantaban, pero todas color plata, todas resplandecían, en especial con aquella flor kadupul a un lado de su cabeza. Era hermoso, Hoseok pensaba que era hermoso y las pequeñas gotitas saladas se habían detenido por completo con la sola intención de correr a sus brazos cuando Taehyung le sonrió igual de emocionado con las manos alzadas.

- Hoseok, volví... 

Ah, eran esas palabras que no dejaba de repetir a pesar de haber comenzado a llorar, a pesar de volver a sentir el cuerpo de Hoseok abrazarlo con una necesidad palpable, lo necesitaba, ambos se necesitaban y Taehyung sólo pensaba que quería estar así un poco más, toda la eternidad. 

Hoseok se separó con la sola intención de tocar esas mejillas suaves y comenzar a reír. Porque era ilógico, era demasiado irreal lo que estaba pasando. Sólo podía pensar que realmente existía un Dios y éste le había dado esta bendición, todo lo católico que no era había aparecido en su corazón para solo dar gracias.

- Tae... Tae...

- ¿Es todo lo que dirás, tonto? - Hoseok tomó las manos heladas del contrario soltando una risa delicada por lo nervioso que estaba - 

- Te amo.

La imagen de Kim Taehyung parecía sacada de alguna pintura, porque su piel era blanca, casi pálida, una extraña y hermosa flor blanca que nunca había visto en su vida se había encargado de enmarcar su rostro, y su cabello color plata, al igual que sus ojos hacían que Hoseok realmente dudara si lo que estaba viendo era real o una tonta alucinación de su cerebro que quería jugar un poco con él.

"Es como ver un ángel"

El nuevo ángel Kim Taehyung le sonrió suponiendo lo que estaba pasando por la cabeza de su novio, acercándose lento y depositando un beso en los temblorosos labios hinchados de Hoseok, de tanto morderlos los había dejado así, y Taehyung no podía pensar otra cosa que no sea lo exquisitos que eran. 

Hoseok temblaba, pero cerró sus ojos y lo besaba con fuerza, apasionadamente. Delineo el cuerpo completo de Tae con sus dedos temiendo dejar de sentirlo, temía por todo, y era razonable.

Si esa brillante estrella a la cual le había pedido una oportunidad efectivamente le había traído a Kim Taehyung de vuelta, también podría quitárselo.

Hoseok terminó el beso, lamiendo sus labios y con una idea en la mente levantó el frágil cuerpo de Taehyung con cuidado, porque parecía un pequeño ciervo bebé cuando le temblaron las piernas y tuvo que sujetarse fuerte del pecho de Hoseok para no caer. 

- ¡Sólo espera aquí!

Taehyung vio como el chico corrió dentro de la casa, ah, esa casa. No se atrevía a seguirlo y volver a entrar, iba a dolerle tanto como reconocer que ya no pertenecía a ese mundo. 

¿Cómo estarían Yoongi y Seokjin? ¿Jimin, Jungkook y Namjoon? se preguntaba... que habrá pasado por sus mentes con su inevitable despedida no planeada.

En ese sueño confuso, donde todo era brillante y sus padres lo tenían sujeto de las manos, él lloraba porque no iba a volver a verlos nunca más. Había mirado hacia el cielo y una brillante estrella le había sonreído al mismo momento en que él le rogaba darle una oportunidad más. Cuando Hoseok volvía hacía él, con una música lenta sonando a sus espaldas, baja, pero lo suficientemente audible como para no tener problemas con los vecinos y las horas que eran, Taehyung sintió un dolor fuerte en su pecho.

Se apresuró en llegar a su lado, tomando sus manos, anhelando que Hoseok sea un poco más despierto que él y depositó otro beso en sus nervios labios antes que su novio lo agarrara por la cintura y comenzara a danzar al son la de música.

Ignoró ese dolor por la sola imagen que tenía en frente suyo, los hinchados ojos de Hoseok brillaban, sus cuerpos se complementaban perfectamente con los movimientos guiados del mayor, la luz de aquella estrella iluminaba sus rostros.

Hoseok comenzó a reír por toda la felicidad que desbordaba su corazón en ese momento y Taehyung a pesar de no poder moverse tan bien como antes jugueteaba y le regalaba esa encantadora sonrisa cuadrada que tenía porque le encantaba verlo así.

Él también le había pedido a la estrella que Hoseok volviera a reír para él, porque la risa de esa persona a pesar de ser molesta para muchos, a él siempre le pareció la cosa más linda que sus oídos podían escuchar.

El par bailó por todo el patio, tropezando en ocasiones porque Taehyung no lograba estabilizarse y Hoseok no era lo suficientemente rápido para sujetarlo, terminaban cayendo juntos y gritándose tonterías mientras seguían riendo. 

Hoseok no paraba de decirle lo mucho que lo amaba, que lo había extrañado, incluso había vuelto a llorar después de decirle que le había adornado su tumba de la manera más linda que había encontrado porque él se merecía lo mejor aún cuando ya no estuviese más en esa vida, porque lo más lindo siempre tenía que ser para Kim Taehyung y Hoseok siempre iba a consentirlo.

- Deberíamos habernos casado para poder llamarme oficialmente un hombre viudo.

- Estúpido, ni siquiera teníamos dinero para irnos a vivir juntos y querías ir a casarte a otro país, eres todo un poema.

Taehyung había depositado uno de sus besos en la nariz del contrario antes de empujarlo al suelo y salir corriendo. Hoseok despabiló unos segundos después cuando la grave risa del menor se escuchó por todo el patio y eso sólo lo incitaba a seguirle la corriente. 

Habían pasado horas así, riendo, tonteando, estando juntos de las maneras únicas en las que siempre habían estado, a veces Taehyung caía al suelo a causa del dolor en su pecho, pero lo omitía y actuaba como si sólo fuese el idiota de siempre, y Hoseok estaba tan embelesado en volver a tenerlo consigo que no lo había notado.

Las piernas de Kim Taehyung habían comenzado a temblar y su pecho se había apretado, se detuvo y pudo sentir los brazos de Hoseok rodeando su cintura desde atrás, recostando el mentón en sus hombros y besando su cuello de manera delicada. Taehyung se sentía amado, especial. Como siempre lo había sido.

- No quiero perderte nunca más...

El cuerpo del menor se paralizó, fue cuando Taehyung tragó en seco reconociendo el doloroso sentimiento en su interior.

- Nada es para siempre... ni siquiera yo.

Las manos habían comenzado a temblarle y tenía miedo, porque no quería ver el rostro de Hoseok en esos momentos, no quería que la sonrisa que había logrado formar se destruyera tan rápido... no cuando lo había hecho sufrir tanto. 

Taehyung tomó la flor depositaba en su oreja y la observó unos cuantos segundos junto a Hoseok antes de voltear y ponerla en frente del rostro del contrario, la besó cerrando sus ojos, besó los labios del mayor, besó su nariz juguetonamente como siempre lo había hecho y terminó soplando los pétalos de la misma notando como la sensibilidad de su cuerpo desaparecía, su visión se volvía confusa, estaba desapareciendo.

- Siempre te voy a amar Hoseok, siempre siempre siempre~

Jung Hoseok apretó asustado el cuerpo del chico que había perdido la fuerza en sus piernas y se había dejado caer, poco a poco comenzaba a desaparecer, igual de brillante que cuando había aparecido, sus manos se hacían traslúcidas, cerraba sus ojos y él temblaba porque no quería volver a perderle... ésta vez quería ir con él.

- No lo hagas estúpido... 

El proceso fue tan rápido que Taehyung sólo pudo apretar la mejilla del contrario amenazándolo con la mirada antes de que la flor comenzara a marchitarse, la angustia que pudo ver en sus ojos.. oh Dios, había querido cualquier cosa menos ver eso... pero no podía tener todo en la vida y sólo podía sentirse agradecido de que la última cosa que viera en toda su inexistente vida fuera él, Taehyung sonrió, y cerró sus ojos, porque quería que Hoseok tuviera una ultima linda imagen de su persona. El mayor cayó de rodillas cuando no pudo seguir sosteniendo el desaparecido cuerpo de Kim Taehyung. 

Se había ido, de nuevo.

En sus manos solamente quedaba aquella flor que a cada segundo que pasaba moría, era rápida, tan rápida como su despedida. 

Nunca pensó volver a llorar como un desgraciado de nuevo en tan poco tiempo, no cuando hace tan solo un par de horas atrás había llegado a pensar que la vida le había dado una nueva oportunidad y volvería a tenerlo a su lado. 

Hoseok apretó la flor contra su pecho, aquella delicada planta era el único recuerdo que le quedaba. 

- ¿... Qué?

Al igual que las manos de Taehyung, aquella flor se había vuelto fría, sólida. Hoseok inmediatamente desvió su vista hacía el objeto que tenía entre sus dedos, aquella flor, blanca como el invierno, pura como el corazón de su novio, se había vuelto de cristal.

Jung Hoseok se abrazó de aquella flor por horas ignorando cuando sus amigos habían vuelto a casa y lo habían encontrado en el patio escondiendo el objeto de todos, corrió a su habitación y depositó el cristal al lado de su cama.

Tal vez las personas realmente no pueden volver a pesar de que la vida les quiera ayudar a reencontrarse con sus seres queridos, tal vez aquella estrella de verdad había querido que se quedaran juntos, lamentablemente la naturaleza no se lo había permitido. Pero que le hubieran dado esa oportunidad y tener ese recuerdo a su lado había dejado su corazón lo suficientemente tranquilo para volver a dormir aunque sea una vez más.

* * *

La vida de Hoseok se había vuelto la de un total cuidador hacía esa flor, sus amigos iban a visitarlo y a pesar de ver tal objeto, ninguno se atrevió a preguntar siquiera de donde lo había sacado, porque había sido la única cosa que le había mantenido la sonrisa a una persona tan destrozada como aquella.

Las tres tumbas estaban llenas de flores, Hoseok se encargaba de ellas junto a Jungkook, Jimin y Namjoon, ya habían pasado algunos meses desde la muerte de uno de los menores del grupo y el corazón del bailarín se encontraba tranquilo.

No buscaba a nadie más, porque Taehyung siempre iba a reinar en su vida.

Una de esas mañanas de invierno, cuando la nieve había vuelto a cubrir todo el vecindario, Hoseok había tomado su chaqueta y había salido para comprar un par de insumos que Seokjin le había pedido con tanto esmero para preparar postres para todos, el joven había estornudado un par de veces antes de gritar que ya se iba y escuchar un "largate pronto" de Yoongi. 

Con las ganas haciéndole cosquillas en los pies terminó guiándose hacia su tan querido parque. Se encontraba en las mismas condiciones, bien cuidado, vacío. Hoseok se quedó un par de minutos parado en una esquina mirando hacia su alrededor cuando vio un hiperactivo perro blanco muy familiar que corría de una esquina a otra, bastante lejos de él.

- ¡No, espera!

Y esa voz le había resultado tan familiar que Hoseok había corrido tras esa persona llena de abrigos y bufandas que perseguía a aquel perro.

Hoseok no había vuelto a casa, se había quedado dormido en la esquina de ese lugar después de correr tanto y sentir un fuerte dolor de cabeza.

Seokjin estaba ansioso porque había roto esa flor de cristal que Hoseok había cuidado con tanto esmero por todos esos meses que le había mandado a comprar lo que sea para intentar arreglarla, Yoongi estaba buscando algún pegamento lo suficientemente bueno para que no se notara, pero había un problema, la flor se había partido en mil pedazos, Yoongi no encontraba la forma de volver a reconstruirla. Estaba acabada.

La bocina había sonado fuerte pero Hoseok no la escuchó tan bien. Esa noche soñó con Kim Taehyung, que habían vuelto a reencontrarse pero esta vez para toda la eternidad.

¿Y que será esa extraña aura pálida que los envolvía a ambos?

Esa noche, los chicos habían vuelto a llorar. 

Y Kim Seokjin se había sentido tan lamentable, que le había pedido a una brillante estrella en esa oscura noche que por favor le perdonara e hiciera sonreír otra vez a su tan querido Jung Hoseok.

Notas finales:

:3


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