Ven antes de Navidad.
La noche helaba, el viento frio azotaba en su cuerpo, su abrigo flameaba por el fuerte viento y se dio cuenta de algo, estaba feliz, una felicidad que apaciguaba un poco el frio, la noche de navidad era muy importante para su familia, siempre lo fue, siempre se reunían a la mesa y comían, después se acercaban al fuego que los calentaba junto con una taza de chocolate caliente, después de la paz venían los regalos, uno para cada integrante de la familia y por ultimo lo más especial era decir las palabras de gratitud por un año más unidos, esa era la mejor parte.
Con calma se acurruco en el calor que su abrigo le permitía, seguía esperando en esa avenida concurrida a su amado, lo podía esperar por siempre si era necesario, estaba feliz de poder convivir la primera navidad con esa persona especial.
Nunca hubiera creído que estaría feliz por recibir la navidad con alguien, no después de que sus padres murieran y sus hermanas se separaran de él, esta vez sería diferente.
La nieve blanca caía lentamente, poco a poco su abrigo negro se vería escarchado por copos de nieve y esos mismo copos se harían agua para traerle un frio más profundo, entonces decidió que podía tomar una buena taza de chocolate con bombones en la cafetería preferida de su pareja.
Entro a la cafetería que estaba casi desolada, sólo un hombre en la esquina, con cautela y con los músculos recibiendo gratamente el calor se sentó en la mesa de la ventana que daba a la calle, quería ver los espectaculares adornos navideños que decoraban la calle.
— ¿Qué le sirvo? –pregunto la mesera con una encantadora sonrisa.
—Una taza de chocolate caliente y tres, no, cuatro bombones— pidió con la misma alegría.
La mesera se retiró para minutos después regresar con la taza, Lestrade sorbió un poco y degusto el magnífico sabor, pero dejo su taza rápidamente para contestar la llamada entrando en su celular.
—Hola Myc, estoy en la cafetería donde siempre nos vemos, entre porque afuera comenzó a nevar— el canoso dijo.
—Mi querido inspector deberá regresar a casa solo ya que surgieron unos problemas… yo lo siento– dijo Mycroft.
—No se preocupe mi querido, lo esperaré en la casa—dijo con un poco menos de ánimos.
—No creo regresar en una semana, llame a su familia para pasar la navidad— el peli-rojo sugirió.
—Sí, cuídate– dijo Greg con un poco de dolor, después de eso colgaron los dos.
Esa navidad pidió una tarta de manzana para llevar y un chocolate caliente, pasaría su navidad solo como cada año.
.
.
.
La siguiente navidad estaba esperando una vez más a Mycroft, esperaba afuera de la cafetería que su pareja amaba, estaba nevando mucho y decidió entrar, parecía más un recuerdo que la realidad.
— ¿Qué desea pedir? – la mesera de siempre lo atendió y el sonrió.
—Hola Mia, esta vez pediré un chocolate caliente con cuatro bombones – la mujer sonrió y se fue para traer su encargo.
Pocas veces se podía dar el lujo de llegar a esa cafetería junto con Mycroft, la mayor parte iba solo, pedía un café con granos de México y de Perú, y una dona glaseada para llevar.
— ¿Esta navidad también lo esperas?— la mujer pregunto colocando la taza en la mesa.
—Sí, me prometió que llegaría— sonrió alegre y sorbió de la taza humeante.
—Me da gusto cariño, espero y llegue pronto para que no los agarre la tormenta muy fuerte— la mujer se retiró a atender a los pocos cliente que había en el lugar.
Espero por un par de horas, la tormenta aumento y Mycroft no llegaba, por unos momentos pensó que la tormenta no lo dejaba llegar o le paso algo, aunque ya lo hubiera llamado para comunicarle el suceso. Quizá un trabajo urgente lo atraso, no importaba cual fuera la razón el seguiría esperando hasta que cerraran.
Las horas siguieron pasando y ya se acercaban las once de la noche.
—Lamento decirte esto inspector, pero ya vamos a cerrar— la mesera le sonrió y puso en la mesa una bolsa de papel –es cortesía de la casa.
Greg regresó a su casa y ceno el pastel de frutos rojos y una taza de café con granos de México, esa navidad también la paso solo.
.
.
.
La siguiente navidad estaba esperando a Mycroft pero esta vez no esperaría ni un solo segundo afuera de la cafetería, se adentró al lugar y la mesera le sonrió, con pena.
—Hola cariño ¿lo acostumbrado para cada navidad?– pregunto con alegría la dama.
—Sí, pero estas ves con un trozo de pastel— Lestrade sonrió y se fue a sentar a su lugar preferido.
Con cautela vio el lugar y notó que en la mesa de la esquina estaba una mujer tomando un café sencillo, la miro por un rato y noto que la dama estaba posiblemente casada, pero con decepciones, la observo y noto cosas que antes pasaría por alto, si no fuera por estar con un Holmes. Las tradiciones de observar se le pegaron.
—Ten querido– la dama dejo la taza y un plato con un pastel de chocolate.
—Gracias Mia—el buen inspector sorbió la taza humeante con cautela para no quemarse y después degusto el pastel.
Las horas pasaron y la llegada de Mycroft era tan lejana que sin pensar mucho se paró del asiento, dejo dinero en la mesa para cubrir los gastos junto a la propina, una muy generosa.
Salió del lugar con miedo a que el frio lo azotara muy fuerte, tomo un taxi a su casa, un casa vacía.
Cuando llego a su hogar el celular timbró y su alma se alegro era Mycroft.
—Hola corazón ya estoy en casa— dijo con amor.
—Qué bueno, no podré llegar, algo ocurrió, me tengo que ir, adiós— colgó.
.
.
.
La siguiente navidad no fue a la cita acordada, a la que un Mycrof prometió y juro que si iría, ese día se quedó resolviendo un caso sobre una mujer que fue cocinada como pavo.
Ya daban las 12 cuando Mycroft llamó, le deseo una feliz navidad y le menciono que no podría asistir a la casa dentro de tres días. No dijo nada sólo agradeció y con amor también lo felicito.
.
.
.
Una navidad más se presentó y nunca le comento a Mycroft que quería verlo, ninguno sugirió salir, esa navidad Mycroft la paso con su hermano y su familia (incluyendo a John) en la casa de campo que los Holmes tenían.
Greg esa navidad comió comida congelada mientas que investigaba una serie de asesinatos que se dieron en masa.
Ninguno de los dos llamo para felicitar al otro. Solo disfrutaron a su manera.
.
.
.
La siguiente navidad fue muy ajetreada, los locos parecían elegir esa fecha para salir a matar gente, Greg recibió un balazo en el costado y esa navidad la pasó en el hospital, luchando por su vida, fue la primera navidad que Mycroft pasó con Greg.
.
.
.
La siguiente navidad Mycroft la paso sentado en una banca que daba al cementerio, estaba tomando una taza de chocolate con cuatro bombones que una mesera le dio para que se sintiera más cerca de Greg y sus costumbres navideñas, después de sorber un poco de chocolate saco su teléfono y tecleo.
—Contesta por favor— pidió.
—Este es el número de Greg, si eres Sherlock no me importa lo que digas, si eres Mycroft debes saber que te amo y deja tu mensaje– después de eso timbro para dejar un recado en el buzón de voz.
—Greg estoy esperando a pasar la navidad juntos.
FIN.