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Por favor creeme por Rather be

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Derecha, izquierda, días y noches la veía andar, algunas veces solo algunas veces se percataba de mi presencia. ¿Sabria acaso el tiempo exacto desde el cual estoy aquí?  ¿Precisamente aquí, frente suyo? Lo dudo, ella pasa demasiado deprisa sin girarse, sin sonreírme, sin alimentarme, solo pasa hacia la derecha, hacia la izquierda, a veces desaparece por esas puertas durante horas, últimamente porque se encuentra demasiado agotada por el cansancio duerme cerca mío, sobre aquel sillón de color lila, siempre tuve la curiosidad de saber como seria estar tumbada durmiendo en sus brazos. Pero solo podía limitarme a mirarla desde aquí, detrás de un cristal, con las cantidad de agua necesarias para que pueda seguir respirando, viviendo, alargando mi agonía y anhelos por ella.  Termine teniendo una enorme envidia de su vida, el ir y venir era imposible para mi.

Sin embargo hubo una ocasión en la que la vi sonreir, mi mundo cambio aquel día, ya no me veía a mi misma atrapada en una pecera, ya no me veía atrapada entre las plantas de plásticos y mucho menos escuchando el ruido de aquel respirador eléctrico que en algunas ocasiones se acordaba de desprender una que otra burbuja para llamar mi atención. El sonido de aquel aparato pegado al cristal era lo único que escuchaba.

 Ese dia al verla sonreir, como no sabia de que estaba hablando, ni mucho menos saber que estaba pensando, me limite a observarla. Somos tan diferentes, yo había nacido con escamas, aletas y una respiración branquial que me limitaba a la vida acuática, nací en un lugar al que no recuerdo ni mucho menos hace cuanto. Ella no era asi, “era gigante”, tenia enormes ojos y una cabellera de color claro (rubio tal vez) que le llegaba hasta los hombros, ella es diferente de su hermano. Aquel joven fue quien me eligió en aquella tienda de mascotas, a los ojos del vendedor somos todos iguales, pero para aquel niño de ojos brillantes éramos diferentes. Recuerdo que nos quería a todos. Aun no se porque me eligió a mí. Me colocaron en una bolsa de plástico con la justa cantidad de oxigeno y agua. No sabria explicar cuantos  horas pasaron hasta que llegamos pero cuando sucedio fui colocada en una pecera de pésima calidad, para contrarrestarlo me agregaron unas algas plásticas y una ubicación fresca. Sin mucho que hacer mas que observar todo lo que me rodeaba, empecé lentamente para no perder detalle. Me encontraba en un living (una sala de estar) a la izquierda enormes estanterías llenas de libros, a mi derecha una computadora donde pude ver a aquel joven sumido en un mundo desconocido para mi. Delante mio habia un sillón de color lila, que resaltaba por su diseño y además de que estaba en el medio de la sala. A sus pies una enorme alfombra con unos rombos de color azules y verdes. En la parte superior habia un enorme y delicado ventilador de techo, que en ese momento se encontraba en desuso. Entrada la tarde y luego del cambio del agua y mi segunda comida. La vi por primera vez, solo dedico un par de segundos para contemplarme, ingreso su mano a la pecera, demasiada asustada me aleje de su tacto, pero con un dedo acaricio mi cuerpo. Me dedico un gesto raro y se marcho. Tuve muy pocas oportunidades en las cuales ella me alimentaba, pero cuando lo hacía me volvía a acariciar. Yo por mi parte la contemplaba largas horas, a veces por las noches, otras por las madrugadas la veía pasear por el lugar, luego encendía una suave luz, tomaba un libro y los leía junto a una taza de algo, largas horas.  El cansancio no me permitía ver cuando ella se trasladaba. Transcurrió año y medio de la misma manera. ¿Tendría problemas para concebir el sueño? me preguntaba, sin embargo hubo una ocasión en la que en medio de toda esa semi-oscura habitación ella se acerco para mirarme. De la intranquilidad y felicidad me movia de un lado al otro, a ella pareció causarle gracia. Me alimento, luego toco el cristal con sus labios y se marcho.

Pero su sonrisa, la que está mostrando ahora. Jamas la habia visto antes. No pude impedir que aquel malestar se removiera en mi interior. Recuerdo que hubo una vez en la que sentí el mismo malestar, aquella vez fue cuando ella estaba discutiendo con una joven… yo la veía a ambas con lagrimas en los ojos… ella, mi sol, tenia el seño fruncido. Se movia de un lado al otro de la habitación, mientras se tomaba la cabeza con ambas manos. Todos los huéspedes de la casa las estaban mirando, su madre le proporciono un fuerte golpe en el rostro, su labio sangraba aun con sus mejillas coloradas por el golpe, tomo a la otra joven y salieron para no volver. Antes de salir solo me dedico una mirada de refilón… claro quien podría prestarle atención al pez.

Aquello rompió mi corazón. Sabia que nuestros mundos estaban separados por un abismo, pero deseaba que ella supiera que yo estaba ahí para ella, protegiéndola, cuidándola.  Pero cuanta envidia sentía de aquella desconocida con la que se marcho, me encegueció varios meses de mi vida. En los cuales no comía,  y deseaba que cada vez que hubiera una limpieza de mi pecera, me callera por un agujero y muriera. Me limitaba a estar panza arriba para ver si alguien creía en mi muerte y lograr  finalmente que me tirarán a la basura. Pero nada fue efectivo… pasarían meses, durante los cuales tuve un compañero pez, supimos convivir plácidamente, y de manera exitosa, durante aquellos momentos mis intentos suicidas se detuvieron. Sin embargo cuando lo rechace no lo resistió y se lanzo fuera del cristal. ¡Oh! Cuanta envidia sentía de mi amigo, ambos teníamos curiosidad por el mundo humano pero el le quito todo destello tan rápido y sin dificultades. Pero para mí la leve esperanzada de que volvería algún dia a besar el cristal me mantenía con vida. 

El mundo de los humanos… aquellos que como ella sufrían en silencio, a veces en soledad, pero sin embargo conseguían superar todas clases de adversidades… ¿Por qué yo no lo podría lograr tambien?   

Unos días antes de su fuga con la desconocida, la vi vestida con una bata medica… supuse que todos aquellos libros eran de medicina por los dibujos… ahora recuerdo hubo una ocasión en la que experimentaba con su hermano pequeño. El salió furioso sin embargo su madre lo reprimió. Ese mismo dia a la noche salió con un vestido lujoso de color rojo. Recuerdo que esa fue la única vez en la que maldije no poder verla más tiempo arreglándose en el espejo. Parecia practicar unas palabras, que estaban escritas en el papel que tenia en sus manos. Tal vez iria a su fiesta de graduación, donde daría el discurso de agradecimiento. Cuando volvió parecia reírse de cualquier cosa, estaba siendo sujetada por otra joven… no recuerdo como era… pero si recuerdo como se besaron en aquel sillón lila. Ella le desabrocha el vestido, cada vez que pueden entre risas, ambas se besaban y descambiaban. Mi sol la sujetaba del cuello atrayéndola más hacia su cuerpo.  Queria gritarle que nadie debía estar con ella más que yo, pero la veía con ese brillo indescifrable en sus ojos. No pude hacer más que dejar de mirar.

Pocos minutos después del fallecimiento de mi amigo, ella entro por la puerta. Finalmente volvió a casa, pude verla abrazar a sus padre, supongo que la relación entre ellos mejoro de alguna manera. Sin embargo yo era la única que la veía llorar abrazada de aquella botella en el dichoso sillón. Como me gustaría ser quien te seque las lágrimas, pero estaba tan lejos de ti como siempre lo estuve. Éramos animales diferentes, y eso nadie lo podía cambiar.

Sin embargo la esperanza afloro en mi pecera, un dia una misteriosa luz se presento frente a mi. Era de color purpura chillón, al principio trate de averiguar que era, al ver que no se movia trate de morderlo.

-¡Alto ahí!, estoy aquí para ayudarte no viaje todo esto para ser tu almuerzo –

-Lo siento- le dije rápidamente mientras me alejaba-  ¿Ayudarme?- le pregunto ante su silencio.

-puedo cumplir el deseo que mas anhelas- lo miro esperando que continue- Si!- afirma- puedo convertirte en un ser humano-

Sin terminar de creerle del todo, le di la espalda mientras esperaba la visita de algunos de los huéspedes del hogar.

-no me crees… entiendo supongo que deberé demostrártelo entonces- Antes de que pudiera decir mas, una fuerza superior a lo que me imagine nunca, me expulsa fuera de la pecera. Asustada trate de respirar, pero no me ahogaba aun seguía respirando. La pequeña luz dio un brinco y pronuncio unas palabras y zas… tenia una altura increíble, mis aletas se hicieron dos brazos largos, mi boca tenia dos labios carnosos, ¡oh por dios! Tenia piernas, trate de dar mi primer paso, caí al suelo. Valiéndome de la fuerza de mis brazos me levanto de un salto. Miro mi pecho ahora tenia wow… rápidamente Salí corriendo hacia el espejo. Tenía mi pelo de color naranja y unos ojos azules que deslumbrarían a cualquiera. No pude evitar tocar mis orejas y mirar mis manos. La piel humana siempre ¿fue tan sueve? Obviamente que estaba desnuda… pero eso a quien le importaba ¡ERA HUMANA!.

Me giro para buscar a la lucecita que me habia dado la habilidad… pero esta se habia transformado en un hombre  de unos 50 años, tenia una barba que le llegaba hasta la mitad del pecho. Tenia en su cabeza una galera y un traje de gala, en su manos tenia un bastón que tenia un diamante en la punta…Sus ojos de color negros… me intranquilizaba de una manera sorprendente.  

-y bien? Ahora me crees?- dice el hombre sacándose la galera y tomando asiento en el sillón lila.

-desde luego… ahora dígame ¿A costa de qué?- sere ahora una humana pero sabia que todas estas cosas a mal camino te llevan.

-Justo al punto…- dice acariciándose la barba, medita y luego continua-…algo bastante sencillo… cuando mueras quiero tu alma-

-y mi muerte será... ¿cuando yo quiera?...- dudando si preguntarle o no, finalmente me arriesgue.

El hombre lanza una sonora carcajada- indudablemente mi niña… no creerás que estoy atentando contra tu vida… yo quien te ha otorgado lo que mas anhelas-

Sin darle muchas vueltas al asuntos, asentí y le agradeci. El me vistió con una ropa bastante sencilla, pero al menos me tapaba mi desnudes. Sentimos un ruido que se aproximaba, el me oculto detrás del sillón.

 –y tu?- le pregunte -los humanos no pueden verme- me contesta. Y vemos entrar a ella, se venia tambaleando y riéndose del aire. Cuando ve el sillón, se desparrama sobre el mismo. Pocos segundos después se duerme. Finalmente pude salir del escondite, pero cuando la vi. Dormida, aun tenia lagrimas en los ojos, no pude evitar besarla.

Ella se sobresalta y me aleja de su cuerpo.

-¿Como entraste aquí?- me pregunta entre sorprendida y asustada. Rápidamente se aleja de mi, obviamente sus piernas aun le fallan y sus hipeos la traicionan. Deja relajar su cuerpo y se cae sobre mis brazos. Yo la sostengo, el fuerte olor a alcohol que desprendía era asqueroso, con todas mis fuerzas la vuelvo a colocar en el sillón. Volvió a dormirse, pero ahora me sujetaba fuertemente por la muñeca, no pude librarme de su agarre, solo pude quedarme ahí como siempre quise estar a su lado.

Unas horas después el ruido de la puerta me despertó del susto. Si su madre me encontraba aquí, me echaría cuando tuviera la primera oportunidad. Cuando forcejeo para liberarme de su agarre, ella se despierta. Al principio aun medio dormida no hizo mas que sonreírme, luego de unos segundos se levanto asustada mientras me señalaba.

-no fue un sueño… aun sigues aquí- dice esto ultimo con un timbre casi inaudible, iba a continuar preguntándome pero el ruido de la puerta nuevamente nos pone en alerta. Antes de que pueda hacer algo ingresa su madre.

Al principio me sorprendi su madre era indudablemente joven y se veía en ese momento furiosa.

-te dije que dejes de traer aquí a… estas- ella la detiene.

-¡Basta! madre ya hablamos sobre esto-

-Precisamente  aun sigues considerando la casa un motel… lo siento pero tienes que irte- me dice mientras atina a acercarse.

¿Irme?  ¿Dónde iria no tenia un solo lugar al que ir?    

-No ella no se ira a ningun lado… ella es una compañera del trabajo… me pidió si podía pasar la noche, ya sabes no todos viven cerca del lugar-

-¿Ella trabaja en el hospital?- Me mira da arriba para abajo, no entendía ¿Por que me defendía? Ambas sabíamos que era mentira.

-si claro. Estoy en la parte de farmacia- digo ayudándola para que al menos la mentira sea mas creíble. Habia leído en varios libros de ella, al menos la palabra. Pero si la mujer se empecinaba en preguntar  nos atraparía.

-Lo siento, querida siempre reacciono así con los invitados… no quiero que lo tomes a mal ¿está bien?- yo solo asiento- pero ya debes saber que Rebeca…- Ella toma la mano de su madre para evitar que continúe. La acompaña a la otra parte de la casa, aquella que siempre me separaba del resto del mundo.      

Pocos segundos después vuelve a acercarse a mi… ahora esta mas tranquila… ¿mas triste?. No sabria que es, esa expresion nunca la habia visto.

-escuchare tu excusa y segundos después te largaras de aquí…- dice seria, mientras aun no levanta la mirada del suelo.

Me senté sobre aquel sillón con ella mi lado. Le explique la loca experiencia de ser un pez a un humano como por arte de magia. Indudablemente Rebeca, asi se llama, una mujer de ciencia no me creyó. Pero no me dijo nada hasta finalizar. Le dije que estaba enamorada de ella y le explique en que consistía “el contrato express” que realice.

-¿Que es lo que me estas diciendo?- dice ella.

-Si no me crees mira tu pecera. No hay nadie yo soy ella- tenia sentido la joven tenia el mismo color de cabello. Además no parecia que estuviera mintiendo.

-pero como vivirías. Me refiero deberías trabajas, conseguir un lugar donde vivir… aquí no puedes quedarte-

-esta bien, lo entiendo, pero por favor no me alejes de ti- después de todo, habia hecho el trato. “Ella debe aceptarte” dijo aquel sujeto.

-¿Alejarte de mi?... tu misma sabias donde te metías…- dice Rebeca al punto de un ataque de ira.

-Estas de broma ¿verdad? Yo…- como mierda se suponía que sabria que ella reaccionaria asi. Sin embargo tenia razón arriesgarse a dejarlo todo por una persona, a veces no sabia bien.

-lo hiciste por mi… vale entiendo eso… pero como esperas que yo me haga responsable de ti- Rebeca tenia demasiadas cosas de que ocuparse. No podía permitirse ingresar asi.

-no te estoy pidiendo eso- lo digo tan fuerte que luego me incorporo y me alejo de ella.

Ella guarda silencio, se acerca a mi, acaricia mi rostro.

-Eres una joven fría- rodeo mis ojos claro que si. Ella misma cuando me acarciaba el cuerpo cuando estaba en la pecera repetía esas palabras.

-no me crees ¿verdad?- le pregunto nuevamente aun cuando ya sabia que me diría. Jamas espere que me rechazara. Fui tan ilusa.

-en este momento no se qué creer- me dice ella tomando su cabeza con ambas manos.

-créeme cuando te digo que no quiero que me alejes de ti- ella sonríe y me besa apenas rozándome los labios -no quiero depender de ti… quiero ser parte de ti- le devuelvo el beso, pero mas pasional. Sentia que si no lo hacia ahora no podría seguir- dejame- le susurro al oído.

Busco el cierre de su pantalón, con caricias al compas de su respiración.

 Beso y sigo acariciando su cuerpo. Sus pechos estaban ahí para que pudiera tocarlos, sentirlos. Ella acarcia mi cuello mientras me acerca para darme un beso. Pero cuando lo hace cambia de posición. Ahora estaba yo mirándola con deseo, derritiéndome al paso de tacto. Sus ojos y sus labios pedían tanto de mi como yo de ella. Aquella noche fue la mas maravillosa de mi vida.

Hacia minutos que habíamos terminado ambas, aun seguía con la respiración acelerada y mi cuerpo caliente. Cuando reposo mi cuerpo sobre el de ella, ella aun estaba sonriéndome.

-te amo- le digo dulcemente mientras la miro. Ella me sonríe y me besa la frente pero cuando me acerco mas a su rostro para besarla. Un fuerte dolor en el pecho me quita la respiración, mi cuerpo empieza a doler de una manera terrible. Ella se da cuenta y me trata de ayudar. Pero como estaba demasiado asustada la alejo de mi. Ella cae de la cama. Cuando se incorpora, ella busca en la cama. Pero lo único que encuentra en su lugar es a un pez de color naranja, quieto. Sin vida.        

Notas finales:

Gracias por leer.


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