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Anhedonia por Ckonny Nickole

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Notas del fanfic:

¡Hola! ¿Has estado bien? Espero que si, y espero que hayas tenido un hermoso año nuevo! Hace mucho que ya no subia nada (o eso creo yo) y quise empezar lo que sería este año de fanfics y One shot con un Fic Menchara a pesar de que sé que no es una pareja que al mundo le guste mucho :'v pero ya qué, lo hago por una razón en especifica: Tengo una amiga que le debo muchos regalos, y me sentí mal por no hacerle nada en navidad como ella me lo hizo a mi asi que como a ella le gusta el menchara *cruje nudillos* ¡Aqui está un Menchara para ti Luznie! <3 Espero que te vaya gustando.

El fic en si será corto al igual que Virtual, no sé cuantos capis haré en realidad, y los capis igual será corto :'v es la moda de los jovenes (?) hacerlos cortos ultimamente. 

Notas del capitulo:

Sé, nuevamente lo reitero, que no a muchas personas les guste el Menchara pero a las poquitas personas que sí, espero que lo disfruten :'3 y espero no decepcionarlos de alguna forma, ¡En especial a mi amiga que es la mas contenta con su regalo! <3

*Anhedonia: es un término que expresa la incapacidad de disfrutar de las cosas agradables de la vida y de experimentar placer, tanto en el aspecto físico, como psicológico o social

*Los personajes no son mios, corresponden a Kishimoto y a Pierrot por la pelicula Road To Ninja. 

 

Anhedonia

 

“No lo veo como una incapacidad, más bien como un síndrome. Uno extraño que no me deja disfrutar en paz pero, al parecer tiene una excepción.”

.

.

.

Nunca se dio el tiempo de pensar en qué tanto afecta esto a su vida. Según él, que las cosas se transformen en monótonas y aburridas de un momento a otro no es algo que requiera de su atención de todos modos.

Estaba acostumbrado a que cualquier actividad que le pareciera fascinante por algunos segundos, luego fuera la cosa más estúpida que no debería molestarse en intentar.

Siempre era así, con todo. Nunca había tenido una pareja estable porque se aburría y perdía irremediablemente el interés en cuestión de minutos. Lo mismo era con las amistades.

Es que la sola idea de pensar en juntarse más de una vez con la misma persona a hablar de cosas que tendría que fingir que le interesaban, le enfermaba. Es por esto que en su lugar prefería ir a “divertirse” a un bar, antro, burdel, lo que fuera que le atrajera aunque sea un microsegundo en busca de experimentar por fin el placer de la vida.

 Ah, el placer de la vida que pareciera que jamás iba a experimentar…

Hasta ahora.

Lo supo en el instante en que sus ojos azules dieron con los oscuros de la chica despampanante que llamaba la atención de todos los que la rodeaban.

Al principio fingió que no le importaba, porque de todas formas era cuestión de momentos para que esto fuera así, pero esta vez no sucedió. Pasaban los minutos y aquella sentada en los sillones afelpados de atrás que con su mano tan blanca de marfil se acomodaba un mechón de cabello negro detrás de su oreja mientras movía sus labios pintados de purpura oscuro para formar una sonrisa cohibida en respuesta hacia un piropo de un hombre que no pudo evitar decir casi como si fuera una exclamación de sorpresa al verla, seguía siendo fascinante a sus ojos.

Fue un minuto entero que pareció durar el encuentro de sus miradas. Ella se había volteado a ver nada en particular con sus atrayentes ojos y dio con los suyos.

Menma dudó unos momentos en su interior, creyó que si la seguía viendo el efecto que tenía en él en esos momentos pasaría, pero nada, seguía allí.  Una chispa ardiente en su interior que parecía quemar y un aroma extrañamente dulce que jamás había sentido en el aire lo embriagó todo lo que duró ese contacto visual.

—Señor.

La voz del barman rompió el contacto. Menma volteó el rostro hacia el hombre joven que limpiando una copa despreocupado le preguntaba qué quería para beber.

— ¿Quién es ella? — Preguntó sin poder evitarlo, señalando con un ademán de cabeza en dirección hacia la chica mientras con el dedo despreocupadamente indicaba el licor que se le antojaba en esa ocasión— ¿Trabaja aquí? ¿Cuánto cobra? — Quiso saber de inmediato, volviéndose a mirar en dirección a la chica que ahora estaba concentrada en una conversación con un tipo que insistía en hablarle. Ella solo miraba al hombre de una forma que pareciera decirle “estas totalmente enganchado de mí, lo sé”.

—Oh, en realidad no trabaja aquí —Respondió el barman sirviéndole. Menma hizo una mueca con desagrado al escucharlo— Sin embargo es muy conocido en este lugar. Suele venir con frecuencia.

— ¿Conocido? —Cuestionó por el adjetivo masculino que usó el barman creyendo que había sido un error de este. Tomó un sorbo a su trajo.

—Sí, conocido. Es un chico en realidad.

El licor pareció amontonarse peligrosamente en su garganta al oír eso haciendo que se atragantara y empezara a toser exageradamente. El joven barman preocupado le preguntó asustado si estaba bien y le golpeó la espalda tratando de reconfortarlo.

La reacción de Menma no fue para nada agradecida con este.

—Tú, maldita sea, debes estar bromeando —Rechistó tosiendo un poco más viendo con molestia al tipo y luego a la chica. ¿Qué era un hombre? ¿Por dónde? A simple vista no tenía nada de masculino esa persona. No podía creerlo.

— ¿Con qué señor? —El barman no estaba seguro a qué se refería su cliente hasta que lo vio tan concentrado observando por aquella que preguntó antes— Ah, sí, la mayoría reacciona así cuando se entera.

—Mierda.

Seguía sin creerle al maldito barman que mandó a volar a otro lado exigiendo que lo dejara beber en paz.

Se quedó mirando a la chica (pues quería creer que lo era) largamente, con disimulo entremezclado con enojo y confusión la analizó detenidamente. Si bien ella tenía el cabello corto, varias mujeres estaban usando un estilo similar esta temporada. Esas piernas delgadas le hacían dudar un poco pero estaban bien sin duda, sino fuera por el maldito abrigo afelpado negro que traía sobre los hombros que le daba un aspecto de “mujer rica” hubiese pasado a concentrarse en el busto de esta.

Maldición.

Pasó unas largas horas así, entre bebiendo, sentándose, ir con alguna chica hacia la pista de baile para luego volver despreocupado hacia la barra. El primer licor que bebió rápidamente le aburrió, por lo que había pasado por todo lo que podía ofrecerle el barman y aun así podía sentirse sobrio. Hasta la borrachera era un placer que jamás lograría experimentar.

Pero ahora lo importante era otra cosa, no el hecho de que la música repetitiva lo molestaba y que ninguna chica de allí más le llamaba la atención.

Se iba a largar cuando justo notó que ella se levantaba del sillón que no había abandonado, al parecer se había aburrido de estar rodeada de tanta atención y se disponía a irse.

De repente la idea de hablarle surgió en su cabeza y podía jurar que una sensación extraña surgió en él por primera vez. Después de todo, no podía dejar que se fuera sin saciar su curiosidad.

Nunca nada antes le había parecido tan fascinante como la idea de detenerla y tocarle.

Esperó su oportunidad sin moverse de la butaca pues esta venia caminando en su dirección porque allí había menos gente bailando y sería más fácil moverse entre la multitud. Menma observó con atención sus movimientos todavía preguntándose de donde diablos sería esa chica un hombre.

Entonces fue ahí, en el minuto en que pasó al lado suyo sin mirarlo en donde el aire pareció cambiar y el olor del ambiente se inundó de la fragancia que traía ella. No dudó en agarrarla del brazo para voltearla hacia él mientras se levantaba de la butaca para enfrentarla.

—Me contaron que eres un tipo —Soltó apenas esta se le quedó viendo. Admiró como los ojos negros se agrandaron un poco por la sorpresa pero luego volvieron a la tranquilidad de antes confundiéndolo.

—Lo soy… —Respondió entonces “ella”. La voz masculina llegó a sus oídos claramente y aun así no lo soltó. Quizás a causa de la sorpresa que no reaccionó de inmediato— ¿Me sueltas?

En lugar de hacerlo, Menma presiona con más fuerza su brazo.

¿Era enserio? ¿Un chico? Imposible. Se detuvo unos momentos en admirar a este que hizo un movimiento superficial en ademán de que lo soltara.

Realmente no parecía uno, por lo menos, no vestido y maquillado de esa forma. Frunció el ceño inconforme. Pensar que la primera vez que creyó que podría experimentar un placer real, una atracción que durara más de solo un par de segundos, terminara siendo de esta forma. Enganchado de un hombre disfrazado de mujer.

— ¿O quieres bailar conmigo desconocido? —Preguntó entonces el de ojos negros. Menma no se había dado cuenta de que a lo mejor llevaba bastante tiempo observándolo como si quisiera matarlo o quizás, devorarlo. Esperaba que no fuera la segunda opción.  Lo soltó.

—Tsk, me estas jodiendo, ¿Por qué yo querría bailar con un travesti? —Respondió cabreado, como si el otro le hubiese hecho algo horrible.

Esperaba que el tipo indignado le insultara y luego le soltara un golpe para luego irse de ahí, pero contra todo pronóstico este acercó su rostro a él para verlo más de cerca dejándole inhalar el rico aroma atrayente que desprendía su perfume.  

—No lo sé —Susurró él, con un tono sugerente de voz— ¿Por qué no bailar conmigo? —Le devolvió la pregunta con una sonrisa socarrona pero que no podía ser más atractiva como toda su bella cara.

¿Cómo responder a eso? Menma se encontró dudando seriamente de qué hacer, pero el olor agradable y esa mirada coqueta era difícil de ignorar que no se dio cuenta cuando lo volvió a agarrar del brazo para llevárselo a la pista y darle al otro lo que quería. Pues quizás si lo hacía, la “magia” que este tipo parecía tener en él se desvanecía como todas las cosas en las que alguna vez pudo haberse fijado.

De verdad esperó que así pasara. Cuando bailaba anteriormente con las chicas las dejaba a medias, podrían haber roces y algo más mientras lo hacía pero nada era capaz de incitarlo tanto como para que no se aburriera de ello luego.

Incluso en el sexo era así, sabía exactamente como satisfacer a una mujer, pero ninguna le podía devolver el favor plenamente. El placer era solo un par de minutos que se desvanecían a medida que veía que en realidad no era la gran cosa.

Pero ¡Maldición! Este tipo no estaba haciendo más que moverse cerca suyo, viéndolo interesado para luego reírse de la nada una y otra vez como si quisiera decirle algo que no se atrevía. Lo ponía nervioso y enojado al mismo tiempo que lo dejaba en una encrucijada. Quería apartarlo, pero a la vez, quería que se le apegara más para sentir ese aroma tan afrodisiaco que parecía andar trayendo y que Menma culpaba terriblemente de las sensaciones que estaba experimentando.

Él se rió suavemente y negó con la cabeza después de varios minutos bailando – Esto es raro…

— ¿Un tipo vestido de mujer dice eso? —Le hizo notar Menma sonriéndole con burla. No era del tipo de que bailara, así que le tomó su tiempo adaptarse al ritmo de la música y seguir los movimientos de su acompañante que se le apegó a causa de la cantidad de gente que estaba en la pista también.

—Sí, ya. Pero nunca había bailado con un hombre antes.

Menma arqueó una ceja interesado y no pudo evitar decir — ¿Qué no eres marica?

Su compañero pestañeó dejando de moverse para reírse un poco y luego proseguir con lo que hacía. Se dio la vuelta apegándose a su cuerpo haciéndolo maldecir por lo bajo.

— ¿Qué tu si lo eres?

La pregunta le pareció ser tan estúpida. Le hubiese encantado golpearle en el rostro con su historial sexual para remarcarle que marica no era, que solo estaba cerca de él porque lucia como chica.

— ¿Vas a responder a todo lo que te pregunto con la misma pregunta, estúpido? —Bramó enojado agarrándolo de las caderas por inercia pues alguien pasó a empujarlo. Estaban tan cerca a causa de que más y más personas se sumaban a la pista.

—Tranquilo. No, no lo soy —Respondió finalmente el de lápiz labial purpura sin reprochar por el contacto.

—Jo, ¿Y entonces por qué te vistes así eh? —Lo molestó no creyéndole obviamente. ¿Quién se vestía de chica y decía que no era gay? Nadie cuerdo seguramente.

No espero que el chico se volteara y pasara los brazos alrededor de su cuello. Lejos de incomodarle el contacto, le gustó. O a su interior pareció gustarle porque no paraba de sentirse extraño.

—Capricho.

— ¿Qué? –Cuestionó sintiéndose estúpido.

—Que me visto así por capricho.

¿Cuánto tiempo había pasado desde que entabló conversación con este tipo raro? No lo sabía, pero estaba seguro que desde entonces no paraba de sentir cosas extrañas. Era imposible que no mantuviera su atención por lo extraño que parecía ser aquel.

O más que extraño, más bien a Menma le parecía que era alguien difícil de leer.

Algo nuevo sin duda, nunca había conocido a una persona que lo mantuviese interesado por tanto rato, y sobre todo, le hiciera sentir como si quisiera tirarlo en contra de algo para hacerle rudamente el amor sabiendo que esta vez si podría encontrar el éxtasis de la vida que tanto buscaba. 

—Estás loco.

—Quizás.

—Mierda…

El chico no paraba de moverse contra él, y el olor que desprendía este lo tenía completamente embriagado. La música hace rato le había aburrido, pero el de cabello negro parecía tan emocionado bailando que simplemente no podía actuar indiferente como siempre.

Él le sonrió y Menma estúpidamente le insultó por reflejo. Era demasiado erótico que le avergonzaba pensar que estaba comenzando a excitarse por un tipo raro travestido.

Lo apretó con más fuerza hacia sí, jalándolo sin tacto a su cuerpo mirándolo tan fijamente que a cualquiera incomodaría pero que a su acompañante pareciera no importarle. Menma sintió las manos suaves del otro acariciándole los cabellos de la nuca.

—Tú no eres hetero.

—Cariño, yo solo te sigo el juego.

Condenado, más lo veía, más se confundía.

Menma se acercó a su oreja para decirle— ¿Qué juego?

Y el otro rió haciéndose el desentendido. Las manos blancas descendieron hacia posarse en su pecho.

El de ojos azules frunció el ceño entendiéndolo, lo estaba incitándolo realmente a que hiciera algo que con ningún otro jamás antes había hecho.

Gruñó y el otro solo le sonrió inocentemente. ¿Qué mierda tenía ese tipo como para confundirlo tanto? Para empezar, ¿Por qué no podía mandarlo lejos al puto rarito?

Iba a decir algo. Algo peligroso. Algo que obviamente era para saber si realmente el tipo estaba esperando que eso avanzara a algo más, que de ser así Menma tendría que preguntarse seriamente si estaba dispuesto a dárselo. ¿Follarse a un tipo vestido de mujer que finge ser hetero para saciar el imperioso deseo que estaba sintiendo? ¿Por qué no? Seguramente luego de eso se aburriría de él y lo despecharía como siempre.

Pero antes de que pudiera hacerlo este se apartó, en medio de un “lo siento” descolocándolo.

— ¿Qué mierda, por qué…?

Notó que el chico buscaba desesperadamente algo en el bolsillo de su abrigo. Su celular.

El de ojos negros le hizo una señal de que callara con el dedo antes de responder.

— ¿Dime querida? —Respondió la llamada él. Menma notó como el chico adquiría en brillo extraño en sus ojos mientras escuchaba lo que la otra persona le decía al otro lado de la línea— No amor, tú sabes que eres la única para mí. Voy enseguida a verte, espérame.

Abrió los ojos exasperado y su bilis pareció removerse, ¿Qué mierda era eso? ¿Qué clase de juego extraño estaba llevando ese sujeto? Cualquiera sea la respuesta, algo dentro de él no le gustaba.

El chico cortó y se volteó para decirle con el mismo encanto que antes — Lo siento, mi novia está desesperada por verme. Me tengo que ir.

Fue dicho tan natural, como si nada hubiese pasado, como si se tratara de lo más normal del universo, que le provocó un sentimiento extraño, inexplicable.

El del labial purpura se le acercó antes de marcharse para decirle — Te dije que era hetero.

Y entonces desapareció entre la multitud, junto con sus ganas de estar ahí.

Lo fascinante del lugar y la ocasión se desvaneció al mismo tiempo que él desapareció de su campo de visión.

Todo volvió a ser monótono y aburrido a su alrededor.

 Frunció el ceño, odiando el sentimiento de vacío al que estaba acostumbrado volver rápidamente.

—Hijo de puta —Maldijo enojado y se volteó para meterse a un grupo de chicas que a los pocos minutos accedieron irse con él a otro lugar con claras intenciones de divertirse entre todos.

Pero no hubo placer en ello.

 

 

Notas finales:

Este fue la primera parte, espero que les haya gustado :'v cualquier cosita me dejan su mensaje y yops respondo <3 Saludos! Nos vemos en la segunda parte! 


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