— ¿Por qué lloras, Zero?
Sentía como los brazos fuertes lo rodeaban, encajando perfectamente en ellos. El albino no despego la vista a lo lejos, y apartándose un poco del grande balcón apretó una de las mangas de Rido, mientras se recargaba en su pecho, suspirando con cuidado.
Rido Kuran vio como en la distancia su sobrino se retiraba con su próxima esposa. La malcriada tenía una sonrisa torcida y muy extraña, apretaba la mano de Kaname y miraba hacia el frente con anhelo, un deseo superficial, interesado.
—Cuando se enteren que estoy vivo… ¿Qué quieres ver en el rostro de los dos?
Kiryuu sonrió lentamente mientras se giraba a verlo, mirándolo suspicaz.
—Sabes que cara pondrán, y la verdad es que si no los vuelvo a ver, sería un deseo hecho realidad.- Lo rodeo por la cintura.
—La verdad que yo quiero ver sus reacciones, ver a Kaname sorprendido es algo interesante de ver.- soltó una risa, y Zero sonrió, era un ronroneo que le encantaba oír del castaño. — Pero, dime… ¿Quieres seguir en la academia? No te hagas tonto, sé que te encanta estar aquí.
—Me encanta, pero con la academia reconstruida los alumnos se tomaran un descanso.- Entrelazo su mano con la de el. — y yo también necesito uno.
Kuran chocó frente con el mientras le robaba un beso. Eso sonaba exquisito.
Zero escuchaba una voz en su interior, susurrándole. Era la conexión entre los dos.
“¿Lo amabas?”
Su vista se volvió triste, sonrió, volvió a derramar lágrimas. Rido se las secaba y lo observaba con cuidado, teniendo el corazón de Zero Kiryuu abierto de par en par a sus pies. Soporto el corto silencio, entretanto el viento volvía con fuerza y el cielo se despejaba con el atardecer.
—No…- Ambos se contemplaron con sinceridad, y Kiryuu lo miro sin miedo. — De hecho, nunca lo ame, y… duele recordarlo, todo fue confuso, por un momento pensé que él también lo estaría, y me equivoque. Al que odio es a mí.-
—Pero yo te amo y te admiro, Zero.- Le acariciaba las mejillas con ternura. —Porque eres valiente, eres fuerte, porque sientes, porque en el interior tú eres más humano que ninguna otra persona.-
Se besaron, el joven cazador se reía con ganas.
—No sabía que los cursis de la antigüedad eran tan cortantes, me esperaba un discurso empalagoso.- Se carcajeaba con mimo, el mayor frunció el ceño y sonrió después, viendo la sonrisa más hermosa de todas.
—Te amo.
—También te amo.
—Cross ya te dio permiso para salir.- dijo mientras lo jalaba a la habitación. —Prepara todo para sobrevivir una semana, mañana nos iremos.- le guiño el ojo caminando hacia el ropero y recorriendo las prendas de su amado.
— ¿No habrá justificación?- menciono con gracia mientras se recostaba en la cama arrojándole una almohada que se estrelló con excelente puntería en la nuca del vampiro.
—A menos de que no te gusten las sorpresas, puedes escoger tú el lugar.- Se recostó y lo estrecho con sus brazos besando su mejilla.
Zero sonrió entre dientes y le reprocho.
—Un lugar tranquilo, donde no me sienta preso de nadie, y pueda olvidarme de todo, o solo estar contigo, estar contigo me basta.- murmuro mientras cerraba los ojos.
Acaricio sus cabellos plateados durante unos minutos hasta que quedó dormido.
—De eso me encargo yo amor, descansa.