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Dreamland por Mizuki Nozomi

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Notas del fanfic:

Aclaración: Durarara!! Y sus personajes, no me pertenecen! No hago esto con fines de lucro sino por mero entretenimiento y amorsh al Shizaya

Notas del capitulo:

Hola gente~

Eh aquí mi primer fanfic del año :'v ¡Espero en verdad que les guste! Yo me siento entusiasmada por al fin comenzarlo :'3
Aun no estoy segura de cuantos capítulos tendrá este trabajo, pero espero sean alrededor de 10 ^^ Igual tratare de que las actualizaciones no me tomen mucho tiempo (ya que igual estaré trabajando en unos extras que tengo pendientes)

Sobre este primer capitulo solo diré que espero le tengan paciencia, ya que es solo el comienzo de la trama, y en verdad tendrá mucho que ver con lo que se acerca.

Bien, creo que es todo lo que tenia que decir. Les dejo leer!

DREAMLAND

CAPÍTULO 1. PHOTOGRAPH

Una vez más él segundo hombre más fuerte de Ikebukuro repaso el mensaje que le había llegado en la mañana a su celular personal. En este podía verse anexada una foto en donde se veía a cierto medico clandestino con ropa de expedición y a una mujer vestida a juego, pero combinado catastróficamente a su vestuario un casco de motociclista.

A primera instancia lo llamativo de la foto era el vestuario de tan peculiares personajes, que daba a entender que se encontraban en un lugar algo caluroso y húmedo. Al fondo podían verse algunas ruinas en donde, a la par de la dullahan y el médico, más personas posaban para tomarse fotografías.

Por unos segundos el informante se preguntó sobre qué lugar se trataba, pues aunque sabía que Shinra se lo había dicho, no le había puesta la más mínima atención, tomando en cuenta que además de su desinterés por el asunto, en ese momento se encontraba casi inconsciente...

Encogiéndose de hombros, Izaya reprimió las ganas de preguntar nada, pues si lo hacia el castaño le mandaría mil fotografías más anexadas a mensajes donde alababa la belleza de su mujer sin cabeza. Además, faltaban solo unos días para que él médico y la dullahan regresaran de su viaje y el primero le invitara a su casa, para darle algún recuerdo del lugar o algo por el estilo, como normalmente hacia cuando volvía de sus vacaciones anuales con la jinete.

"Que lastima que no quisieras acompañarnos, ¡el lugar es increíble! Y mi Celty está encantada con la cultura del lugar, sobre todo por sus leyendas. Hoy visitaremos una nueva sección del templo que fue descubierta hace poco. ¡Sera genial! ¡Te mostrare más fotografías cuando regresemos!"

Leyó una vez más el mensaje de su autoproclamado amigo, y volvió a centrar sus ojos en la imagen de este y la dullahan.

Izaya sentía la necesidad de simplemente botar el celular a un lado y continuar con sus cosas, pero por algún motivo que hasta el desconocía no podía hacerlo. Desde el momento en el que había recibido aquel mensaje había un algo que le molestaba respecto a la foto que incluía, pero no sabía que era… Le había puesto inquieto y demasiado pensativo, como si de un momento a otro algo fuera a salir mal, aunque no para el en específico…

-No creas en todo lo que piensas… -se susurró negando con la cabeza, ante de embozar una sonrisa, obligándose a cerrar abruptamente el aparato en sus manos, antes de meterlo a uno de sus bolsillos, al mismo tiempo que se levantaba del sofá y tomaba su chaqueta sin dirigirle palabra alguna a su secretaria, quien de igual forma tan solo ignoro su presencia y siguió con su trabajo.

Ya había trabajado bastante ese día, así que, haciendo una mueca, salió de su departamento dispuesto a recuperar el bueno humor que había perdido, pensando para ello en una pequeña persecución por su amada ciudad de Ikebukuro.

-¿Qué te parece si jugamos un poco, Shizu-chan? -fueros las únicas palabras que salieron de sus labios entre risillas antes de ponerse a dar saltitos por las calles, dirigiéndose hacia donde sabía que se encontraba su odiado monstruo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Era graciosa la forma en la que, cuando así se lo proponía, Shizuo podía ser capaz de mantener la calma ante las provocaciones de su odiado enemigo, apenas los segundos suficientes para guardar sus lentes y, si se daba el caso, alguna otra cosa de valor que tuviera en la mano, para justo después soltar un gruñido, similar al de un animal, lanzándose así contra el causante de todos sus males con una señal de tránsito en las manos y una expresión de furia y desprecio total en el rostro.

Para nadie había duda alguna cuando los veían correr en las calles. Esos dos se odiaban por completo, no se soportaban, y aunque la razón de esto no era del todo clara, tampoco era como si importara o pudiera encontrarse lógica al asunto. Bastaba con saber que a cualquier lugar donde esos dos se encontraran, la pelea sería inminente, y por tanto todos los que apreciaran un poco sus vidas tan solo debían dejarlos ser y apartarse del camino.

-¡IZAAAYAAAA-KUN! –se escuchó un nuevo grito de parte del ex barman cuando este lanzo la señal de tránsito y procedió a tomar una máquina de refrescos, haciendo lo mismo con esta y enfureciendo aún más por no ser capaz de hacer que tales objetos dieran de lleno contra el pelinegro, quien sin demasiada dificultad los esquivaba- ¡TE MATARE! ¡TE MATARE! ¡TE MATARE!

El nombrado embozo una socarrona sonrisa mientras lanzaba unas cuantas navajas, cortando parte del uniforme de su bestia, enterrándose mínimamente en algunas de las extremidades y torso de este.

"Todo un monstruo", pensó el informante al ver que a pesar de la fuerza empleada, no era posible hacerle una herida profunda a ese hombre.

-Shizu-chan está demasiado efusivo hoy~ ¿acaso me extrañabas? –pico con dramatismo, antes de esquivar un puñetazo dirigido exclusivamente a su cara, teniendo con ello la oportunidad de cortar el pecho del rubio, antes de alejarse de un salto, feliz de su obra.

-¡MALDITO DESGRACIADO! ¡LO PAGARAS! –fueron las palabras del mayor ante aquel acto.

Riendo escandalosamente, Izaya volvió a la carrera siendo seguido de cerca por el cobrador, quien no paraba de repetir sus planes de asesinarlo apenas lograra alcanzarlo, a lo que el primero tan solo se limitaba a carcajearse con más fuerza.

Fue cuando Izaya comenzó a sentirse cerca de su límite que decidió detener su pequeño juego, pues además de estar agotado, el día ya estaba llegado a su fin.

Chasqueando la lengua al voltear y ver que su enemigo no parecía tener planes de rendirse pronto, se dirigió hacia uno de los muchos callejones de la ciudad, escabulléndose en este sin dudar ningún segundo de qué camino tomar.

Tras solo unos segundos de estar girando aquí y allá, el pelinegro finalmente reparo en la ausencia de Shizuo a sus espaldas, así como también del ruido de sus pisadas o cualquier otra cosa que lo delatara. Parecía que lo había perdido.

Deteniendo para recuperar el aliento, Izaya se mantuvo mirando atrás, antes de comenzar a caminar con lentitud, pasándose una mano por el cabello para después llevar sus ojos a centrarse en las nubes sobre su cabeza, notando el tinte que comenzaba a pintarlas gracias a los últimos rayos de sol.

Fugazmente la imagen del médico clandestino se coló en sus pensamientos, y él no pudo más que fruncir el ceño. ¿Qué estaba pasando? Odiaba esa horrible sensación de preocupación que repentinamente se había instalado en su cuerpo, como una señal de advertencia. En su oficina no se había sentido así…y aunque hace unos minutos había logrado olvidarlo, ahora esa cosa había regresado con más fuerza…

-Molesto -murmuro a la nada, chasqueando la lengua.

Definitivamente lo mejor era largarse de una vez. Ya no se sentía de humor en lo absoluto. Lo que en un principio había parecido una buena idea ahora lo tenía irritado. Ya no quería estar vagando por las calles, pero…

-¡IZAAAAYAAAA! –un ya repetitivo regido retumbo por las paredes del laberinto de callejones en el que aún se encontraba. Tan sumido había estado en su enojo, que no se había dado cuenta de la cercanía del rubio hasta que este nuevamente se encontraba cerca, demasiado cerca.

Volteando con toda la rapidez posible, Izaya apenas pudo ser capaz de esquivar el contenedor de basura que le había sido lanzado previamente, pero no tuvo la misma suerte cuando la mano del monstruo rubio se dirigió hacia su cuello, apresándolo con fuerza antes de estamparlo contra la pared más cercana, dejándolo aturdido unos cuantos segundos.

Apenas pudo dejar de ver doble, el pelinegro se apresuró a sacar una navaja para clavarla en el brazo que lo mantenía a varios centímetros del suelo sin ningún problema.

-Te atrape, Izaaayaaa-kun –fue el siseo victorioso que salió de boca del ex bartender, al que poco le importo la herida en su brazo.

Sin rastro alguno de miedo en el rostro, Izaya comenzó a maquinar algún plan para librarse de rubio, quien a cada segundo que pasaba apretaba el agarre sobre el cuello ajeno.

-¿Y qué harás ahora, Shizu-chan~? –se las arregló para decir como normalmente haría, a pesar de que había comenzado a faltarle el aliento -¿Me mataras, bestia? Eso no…

Un apretón en el cuello le obligo a callarse y a retorcerse sin mucho éxito. Ya era difícil respirar, y la mirada furiosa del mayor era un buen indicativo de lo que este deseaba hacer con todas sus fuerzas.

Por un segundo quiso reír a rienda suelta, pero sabiendo que no era posible tan solo soltó una risilla débil pero cargada de burla, enojando aún más al ex bartender.

-¡Ha-hazlo, bestia! –Grazno tras sentir más fuerte la presión contra su cuello –N-no tendrás…o-otra oportu…nidad…

Sin más, dejo caer a los lados sus brazos, soltando la navaja y mirando fijamente al rubio, quien ante sus acciones se vio desconcertado, de tal forma que incluso la fuerza que se encontraba empleando disminuyo un poco, cosa que inmediatamente Izaya aprovecho embozando una sonrisa psicópata, llevando sus piernas arriba y colocando sus pies en el estómago del rubio, empujando con fuerza este, de tal suerte que al tomarlo desprevenido lo hizo caer de espaldas, soltando su cuello.

Cayendo al suelo a la par del rubio, tosiendo un poco ante las molestias de su garganta, Izaya apenas pudo ser capaz de permanecer de rodillas, mientras veía con ansias como el mayor soltaba maldiciones contra él, al mismo tiempo que se levantaba, dispuesto a darle una buena golpiza.

Obligando su cuerpo a hacer lo mismo, el informante se preparó para esquivar el primer golpe, pero justo cuando logro hacerlo, el sonido de su celular le distrajo lo suficiente como para apenas ser capaz de retroceder ante el segundo impacto, que lo obligo a trastabillar hacia atrás, chocando nuevamente contra la pared.

Con el incesante sonido del celular en su bolsillo, Izaya se vio obligado a continuar con su lucha contra la bestia, buscando alguna vía de escape mientras este, indiferente al aparato, continuo tratando de atraparlo o golpearlo.

Respirando agitadamente, el menor encontró su oportunidad de huir cuando Shizuo dirigió una patada en su contra, fallando y estampando su pie contra la pared.

Rápidamente, Izaya aprovecho el mismo cuerpo del rubio para saltar y apoyarse en este para así alcanzar a llegar a la cornisa sobre ellos.

Justo en ese momento, y antes de que alguno de los dos dijera nada, el celular del pelinegro quedo en silencio, pero inmediatamente el del rubio tomo su lugar, timbrando con insistencia.

-Owww~ Alguien llama a Shizu-chan~, ¿me pregunto si será su madre o control animal? –rio sin escrúpulos el informante, ocultando el cansancio de su voz.

Gruñendo sin saber que eso solo divertía aún más al pelinegro, Shizuo saco el aparato de su bolsillo, sabiendo que podía tratarse de algo urgente, pues había abandonado a Tom por correr detrás de la molesta pulga, cuando bien sabía que su trabajo aún no había terminado.

Sin ver la pantalla del celular, y tratando de ignorar al molesto pelinegro que se encontraba arriba, Shizuo contesto, mientras que por su lado, y sabiendo que la pelea había terminado y que por supuesto que él no quería cambiar eso, Izaya decidió irse del lugar antes de que la bestia volviera a centrar su atención en él. Con pasos lánguidos camino hacia la esquina del callejón, donde se veía un balcón con el que podría llegar al techo, pero repentinamente la voz preocupada del rubio logro detenerlo.

-Kodota… ¡Espera!

Frunciendo el ceño, Izaya se dio la vuelta, mirando el rostro del mayor, quien realmente parecía fuera de lugar.

-¡¿De que estas hablando?!

Y entonces…Izaya recordó las llamadas a su celular, por lo que, sacándolo con rapidez, noto que estas se alternaban entre el número de Kodota y Celty.

Fue solo cuestión de segundos para que en su cabeza un nombre se hiciera presente, al mismo tiempo que, bajo él, el hombre más fuerte de Ikebukuro confirmara sus sospechas.

-¡¿Qué le sucedió a Shinra?!

Así que eso era…

-Fin del capítulo-

Notas finales:

¿Bien? ¿qué les pareció este comienzo? :3

Les mando un abrazo y mucha buena vibra!

Nos leemos!

-DessayaIce-


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