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Clases Particulares por Dark Amini

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Notas del capitulo:

Ahhh... no hay nada como la primera impresión de lo que sea... jajajajaja. Si desean verdaderamente que amplie la historia, pues con mucho gusto lo hare. Aun que originalmente pienso ilustrarla en una coleccion de cuatro cuentos, asi que cualquier idea es bien recibida

angelintermedio@yahoo.com.mx

angelintermedio@hotmail.com

 

Yo estaba en el tercer año de la secundaria cuando llego el nuevo maestro de matemáticas. Cuando entro al salón fue un momento inolvidable, su loción invadió el salón, eso me hizo dejar de mirar por la ventana y observarlo con detenimiento: traje sastre gris, camisa azul claro, corbata de seda gris con bandas azules y portafolios de piel. El cabello lo tenia perfectamente cortado, de aproximadamente 30 o 35 años, sus anteojos tenían un marco tan pequeño que no se distinguía. Aunque me sentaba en la última banca pude notar que sus ojos eran hermosos. Todos estábamos estupefactos con tan imponente presencia y nos quedamos en silencio hasta que el escribió su nombre en el pizarrón: “Profesor Antonio Macias”. Después volteo y nos miro con una sonrisa completamente cautivadora y con voz ronca y varonil nos dijo:

 

-         Saquen una hoja, pongan su nombre completo y abajo escriban examen.

 

Evidentemente ahí se acabo el encanto. Todos protestamos, y él haciendo caso omiso a nuestras quejas, dicto un largo examen diagnóstico. La mayoría reprobó, incluyéndome. Después de un par de meses de clase, repitió el examen y  todos aprobaron menos yo. La verdad no me interesaban las matemáticas, por que yo estaba convencido de que iba a ser artista plástico o músico. Pero bueno, al profesor le importaba mucho el rendimiento de sus alumnos en su asignatura, y en la hora de la salida me cito para hablar con él. Yo siempre me caracterice por ser muy tímido y el hecho de que me llamara un profesor, me hacia sentir muy cohibido. Cuando estuve a solas con él me pregunto:

 

-         ¿Qué sucedió?, ¿acaso no le interesa la materia jovencito?
-         No es eso profesor… la verdad me cuesta mucho trabajo entender las matemáticas – Mentí. Y lo peor es que en el fondo, sabia que él se había dado cuenta por la forma en la que me miraba.
-         Mmm… bueno entonces lo que usted necesita son asesorias particulares, quizás por las tardes. De otra forma reprobara la materia.
-         Eh… no puedo las tardes las tengo ocupadas en clases de arte.
-         ¿Estas seguro?, quizás deberías revalorar si salir con su novia o sus amigos, es mas beneficioso que acreditar la materia. – decía el profesor mientras me miraba directo a los ojos.
-         Ehm … yo no tengo novia, y casi no tengo amigos. – Era extraño, pero realmente no me interesaba tener novia, ni amigos. Era un solitario consumado.
-         Ah… bueno, ¿que le parecen por los sábados en la tarde? – cuando dijo eso me pareció que estaba demasiado interesado en ayudarme. Eso era novedoso para mí, por que regularmente le era indiferente a los demás maestros.
-         Pero la escuela esta cerrada los sábados.
-         Bueno yo puedo ir a su casa o usted a la mía.

 

Me desconcertó tanta atención hacia mi persona, pero también me sentí extrañamente atraído hacia él, era como si la mezcla de su loción y su mirara me hechizaran. Después de todo, me sentí especial al tener la atención de alguien tan grandioso como él, por que regularmente sentía que yo era invisible para el mundo. Acepte al fin de cuentas. Después de todo tenía que aprobar la secundaria, para poder ingresar a alguna escuela de arte, ya que no planeaba perder tiempo recursando la materia.

 

Acordamos que iría a su casa, yo no quería que mi madre se enterara que andaba mal en la materia y que podría perder el año por ese motivo, y como al divorciarse de mi papa se la pasaba todo el tiempo trabajando, no se daría cuenta de mi ausencia. El profesor me dio una tarjeta con su dirección y teléfono, y acordamos un precio razonable por las asesorias.

 

Por fin llego el sábado, lleve libros, cuadernos y varios lápices para ir a estudiar. Cuando llegue a su departamento, el estaba vestido cómodamente de mezclilla y camisa, claro, sin perder la elegancia. Comenzamos con las asesorias y él mostró mucha paciencia para explicarme. Después de invito a almorzar y platicamos de lo que me interesaba estudiar. Eso me hizo sentir muy bien, su atención y cortesía era algo poco común en mi vida. Así pasaron varias semanas de ir a clases particulares a su casa, cada vez que teníamos clase en el salón el se mostraba un poco distante, pero aun así, me maravillaba la forma en la movía su cuerpo, el exquisito aroma de su loción y la forma en la hablaba. Pero mi felicidad eran los sábados, por que él se comportaba conmigo con más naturalidad, me escuchaba con atención todo lo que le platicaba y me embobaba cuando se reía.  Extrañamente comencé a pensar mucho en él a cada momento, soñaba por las noches que me besaba y me acariciaba, incluso me llegue a masturbar pensando en su aroma y en su silueta.

 

Creía que estaba loco, me sentí como un depravado, hasta que fui un sábado a la clase y él se acerco mucho a mí, mientras resolvíamos un problema. Tenia la mano apoyada en el respaldo de la silla y su pecho rozaba mi brazo, su aroma saturaba mis sentidos, sentí una gran emoción al sentirlo tan cerca y me sonroje. Él estaba explicándome el problema cuando voltee a verlo y me di cuenta que su rostro estaba muy cerca del mió, mi corazón me latía con fuerza, las piernas me temblaban y sentía que se me escapaba el aire. Él volteo y me sonrió cautivadoramente, sus labios me parecieron la cosa más sensual existente en el mundo, yo estaba muy sonrojado, me sentí frágil y vulnerable ante él, pero no podía dejar de mirarlo. De repente sentí como su brazo rodeaba mi hombro e inconcientemente me predispuse para besarlo. En ese instante, él bajo suavemente el otro brazo y deslizo su mano en mi pierna, haciéndome sentir como se me agolpaba la sangre en mi miembro, dejándome escapar un suspiro y cerré los ojos. Entonces me beso suavemente mientras me abrazaba con firmeza. Una mezcla de emoción y excitación me hizo presa, y mientras me besaba lo abrace por el cuello. Me pareció una eternidad ese beso tan calido. Sin dejarme de besar, él puso su mano en mi miembro y comenzó a acariciarlo a través del pantalón. No pude evitar gemirle en el oído mientras lo abrazaba con más fuerza. Sentí que iba a tener un orgasmo ahí mismo, pero él dejo de tocarme y comenzó a besarme deliciosamente el cuello, mientras se incorporaba y me jalaba hacia su habitación. Ahí, comenzó a desnudarme con delicadeza, mientras yo parecía hechizado por sus besos que recorrían cada parte de mi anatomía descubierta. Cuando me quede desnudo, me empujo entre besos y caricias hacia la cama, y mientras él se quitaba rápidamente la ropa. Todo mi cuerpo parecía electrizado al sentir su piel contra la mía, yo gemía sin pudor al sentir como su boca recorría mi piel, sentía que mi miembro iba a estallar cuando él comenzó a practicarle un oral. Entonces yo ya no gemía, ¡gritaba!. El anticipándose a mi orgasmo se detuvo, y continuo besándome el cuerpo, pero ahora con mayor intensidad. Rápidamente abrió un cajón de la comoda de su cama, saco condones y un lubricante con aroma a cereza. Yo me quede impresionado ante la posibilidad de lo que iba a suceder, pero antes de que dudara, él nuevamente me hizo un oral que me dejo la mente totalmente en blanco. Mientras succionaba con una destreza inimaginable humedeció sus dedos en mi boca, comencé a lamerlos respondiendo al deliciosos estimulo que sentía, sin embargo nunca imagine que haría con ellos. Lentamente los saco de mi boca he introdujo uno en mi ano, al principio me sobresalte, pero cuando con delicadeza comenzó a estimular cierto punto me dejo pasmado. Después metió un segundo y un tercer dedo, estaba a punto de perder la cabeza en un orgasmo, pero antes de eso, dejo de succionarme y comenzó a besarme los pezones de tal forma que ya no gemía, gritaba de placer.  Entre jadeos y suspiros me volteo sin dejar de besarme y acariciarme, sin darme cuenta se puso un condón, solo me percate cuando el cuarto se llenaba de una agradable aroma a cereza, y antes de que pudiera mirar, sentí lentamente su penetración. Recuerdo que grite y rasguñe la sabana mientras sentía como iba entrando, y como se habría paso en mis entrañas. Al principio dolió un poco, pero después sentí un placer indescriptible en cada embestida y al verme poseído. No se si duro mucho o poco, lo único que se, es que deseaba que no se detuviera, entonces comenzó a embestirme con más fuerza y mientras lo hacia, sentí como rasguñaba mi espalda y tomaba mis caderas como si me fuera a escapar. Después de tener un orgasmo muy intenso, me dejo caer en la cama totalmente bañado en sudor. Sentí como lentamente salía de mis entrañas, acompañado de un leve dolor. Apenas me recuperaba cuando suavemente me volteo hacia él y comenzó a practicarme un oral. Me sentía tan sensible que rápidamente tuve una fuerte erección, y llegue al orgasmo de manera casi instantánea.  No se si perdí el sentido, lo único que se, es que fue increíblemente intenso.

Después de entregarme a él, no pude evitar enamorarme. Pero el fue muy claro cuando me dijo que por ningún motivo podrían vernos juntos, ya que yo era menor de edad y el podría perder su licencia como profesor. Fue algo muy difícil de ocultar para mi, pero para el, parecía una cuestión sencilla comportarse distante y frió frente a los demás. Eso me daba un sentimiento de soledad...


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