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El último viaje por C C

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Notas del capitulo:

Una historia basada en la canción "Jueves, La Oreja de Van Gogh"

Dicen que existe la posibilidad de volver a nacer al morir, que nacemos incontables de veces pero que somos incapaces de recordar alguna de esas vidas. Pudimos haber existido hace miles de años donde la época era completamente diferente, pero no somos consciente de ello. Podremos haber sido reyes en alguna de esas vidas como también podríamos haber sido algún mendigo de aquella época, pero jamás lo sabremos.

A decir verdad, tú jamás lo sabrás pero yo recuerdo cada una de mis vidas pasadas. No sé cómo llamar este don que tengo, no sé si decir que es bueno o malo, tampoco sé cómo quitarlo. Lo bueno de esto es que cada vez que vuelvo a nacer aprendo cosas nuevas dependiendo la época sin olvidar cómo se vivía antes. Lo malo es que así como no olvido los momentos tampoco olvido personas.  He conocido miles de ellas, algunas las recuerdo porque formaron parte importante en aquel entonces y otras las olvidé o tengo una pequeña imagen de ellas.

No hago nada para recordar, simplemente cierro los ojos y al dormir cada una de ellas se representan mostrándome hasta la forma en la que muero.

Hace mucho tiempo nací en Tokyo, Japón, en esta vida mi nivel económico era bueno, mis padres eran dueños de una empresa. Tenía 17 años cuando terminé la secundaria y debía aprender a manejar la empresa que me sería heredada. Recuerdo que tenía que ir todos los días en un determinado horario. Al principio iba con el chofer de la familia pero un día no pudo llevarme por problemas que le surgieron a último momento y como yo no sabía manejar me obligaron a irme en el tren. Estaba enfadadísimo, no podían hacerme eso, hijo de empresario millonario viajando en tren, imposible. Como no había nadie quien me lleve tuve que aceptar viajar así, estaba indignado. La estación de tren era bastante vieja, estaba descuidada. Ese día jamás me lo voy a olvidar porque fue la primera vez que lo vi. Estaba allí sentado en uno de los bancos de la estación esperando el mismo tren que yo, subimos juntos en el mismo vagón y fue el primer momento que me vio con esos hermosos ojos azules que tenía. Me puse nervioso, no sabía que hacer me sentía completamente intimidado, justo yo me sentía así, siempre fui una persona orgullosa, altanera y soberbia pero ese rubio me debilitó por completo con una sola mirada. Esto va a sonar idiota pero al día siguiente decidí volver a viajar en tren solo por si lo veía. Fui a la estación a la misma hora que el día anterior, al subir las escaleras comencé a buscarlo por todo el andén. Estaba sentado en el mismo banco, miraba su celular, estaba serio y concentrado. Esto va a sonar más idiota todavía, pero a partir de ese día viajé en tren hasta la empresa de mis padres, solo con el objetivo de verlo en el viaje.

Los días iban pasando de lunes a viernes. Los fines de semana se hacían eternos ya que no podía ver a ese chico rubio de ojos azules. Nunca me anime a hablarle, nunca pude verlo más de unos segundos a los ojos, tampoco pude decirle que me volvía loco. A las dos semanas de viajar juntos en el mismo vagón él comenzó a correr la mirada, se movía en el asiento y miraba hacia todos lados. Recuerdo que un día viajó con un amigo y aquel joven lo llamó por su nombre “Naruto”, jamás lo olvidaré. No sé cuantos meses viajamos juntos en el tren, al mismo horario y siempre día de semana. Era una persona bastante agradable, se le notaba al hablar con la gente y sonreír. Un día subió al tren con una pequeña caja, dentro de ella había un cachorro de perro. Una señora le preguntó sobre él y le dijo que lo había rescatado de la calle, tenía un corazón de oro y lo demostraba con esos pequeños actos. Naruto era una persona que valía la pena conocer, era de esas personas que iluminan la vida de otro con solo su presencia. Mi sonrisa era causada por la suya.

Recuerdo el último viaje en tren que tuvimos. Yo me encontraba en uno de los asientos y él frente de mí como ya era costumbre. Se veía hermoso con sus jeans negros y su camisa celeste a cuadro, agregando sus cabellos despeinados. Ese día mis labios se movieron solos y de mi boca salió como un susurro su nombre, rogaba que no me haya escuchado. Me miró sorprendido y fijamente, yo no sabía qué hacer, había metido la pata y no tenía idea de cómo sacarla. Me paré bruscamente para bajar en la próxima parada del tren aunque no sea la que me correspondía y mirando hacía la puerta siento como una mano agarra mi brazo suavemente mientras que una voz me susurra al oído.

 

-¿Cómo te llamas?

 

Me había quedado helado, me estaba preguntando mi nombre la persona por la cual todo este tiempo había viajado en tren, me estaba hablando el chico que se había llevado mi corazón sin conocerlo. Lo acepto, me había enamorado de Naruto a simple vista.

 

-Sasuke- Susurré mi nombre y supe que apenas lo pudo escuchar por el ruido de las vías y del tren.

-Así que Sasuke, ese es el nombre de la persona por la cual rechazo el tren directo y espero éste.- Pude sentir como su mano tomaba la mía y entrelazaba sus dedos.

 

No pude responder nada, no sabía que decir, no sabía cómo tomar esas palabras. Si él rechaza el directo y toma éste tren solo para verme es igual que yo rechazo el chofer y tomo el tren solo para verlo. Que idiota había sido, no me había dado cuanta que sus desvíos de miradas no eran por desinterés sino por nerviosismo. Que idiota que fui.

Nuestras manos seguían entrelazadas en el momento que entramos a un túnel completamente oscuro. Lo último que se escuchó fue un estruendo. El tren en el que íbamos había colisionado con el que iba en la otra vía, un desperfecto. El vagón en el cual viajábamos se destruyó. Recuerdo que nuestras manos no se habían separado hasta que tome su cara y la atraje hasta la mía para así poder besarlo. Me había animado a hacer lo que tanto quise durante todos estos meses de viaje. Le susurré un te quiero y ese fue mi último suspiro…

 

Nuestro amor no pudo ser, el destino no lo quería o tal vez tuvimos mala suerte. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado. 


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