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RUPTURA por Nova22

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Notas del capitulo:

Actualización!! 

Capítulo 2  


Kuroo inhaló y exhaló un par de veces antes de abrir la puerta de su departamento. No sabía cómo decirle que días atrás había iniciado los trámites para su divorcio y que esta mañana había firmado los papeles. ¿Qué explicación iba a darle? No podía usar los mismos argumentos que su madre usó para convencerlo de firmar, no podía decirle que lo dejaba solo porque no podía darle hijos.


"El tiempo se agota Tetsuro, tu abuelo está muy enfermo. Al menos dale la satisfacción de conocer al hijo de su único nieto"


Palabras contundentes de su madre. Kuroo amaba a su abuelo, fue él quien lo cuido durante la mayor parte de su infancia. Quería darle lo que tanto añoraba, porque Kuroo también lo añoraba y sabía que Tsukishima también lo deseaba. Pero simplemente no se dio.


Durante mucho tiempo estuvo tentado a dejarlo todo e irse lejos junto a Kei, el estrés por las exigencias de su familia lo estaba volviendo loco, pero debía ser realista no conocía otra vida a parte de esa y no podía solo dejar a su abuelo estando tan enfermo como lo estaba. Tal y como su madre le había dicho ya en pasadas ocasiones, tenía un deber que cumplir.


– Kei ¿Estas en casa? – Kuroo caminó hacia la sala y después a la cocina, sin encontrarlo – ¿Kei? – dijo abriendo la puerta de la habitación que compartían.


Era extraño que no estuviera en casa a esa hora del día, usualmente siempre estaba ahí para recibirlo; no recordaba haberle escuchado mencionar que saldría. Se percató de que la puerta del armario estaba abierta de par en par y había una camisa perteneciente al rubio tirada en el suelo. Kuroo caminó hacia el armario y entonces lo notó.  


– No está...– susurró con la mano en la puerta.


La ropa de Kei no estaba, también faltaban dos maletas ¿Se había ido de casa? ¿Por qué? Todo estaba normal está mañana, desayunaron juntos y se despidieron como normalmente lo hacen. Entonces ¿Que estaba pasando? ¿Sabe del divorcio? No, imposible. Las únicas personas a parte de su abogado son sus padres. ¿Podría alguno de ellos habérselo dicho? Si tuviera que sospechar de alguien esa persona seria su madre. Ella fue la que se opuso con más fuerza a su matrimonio y quién más feliz estaba por su divorcio. Ella nunca quiso a Tsukishima y se encargaba de hacérselo saber a cada oportunidad que tenía.


Sin perder tiempo, Kuroo tomó el teléfono y marcó a su madre – ¿Le dijiste a Kei sobre el divorcio?


– Pedí que le enviaran los papeles del divorcio, si – Kuroo apretó el móvil.


– Te dije que iba a hablar con él primero, no tenías ningún derecho de hacerlo – dijo Kuroo, molesto.


– Soy tu madre.


– Y el mi esposo – replicó Kuroo.


– Dejara de serlo pronto. Tetsuro deja de darle largas al asunto, el tiempo apremia – dijo ella – Escucha hijo, el muchacho no se está haciendo más joven y ha este paso no va a darte un hijo nunca. Estas haciendo lo correcto. Estoy segura de que cuando vea todo lo que se le ofrece firmara de inmediato el contrato, no necesitas hablar con él.


Kuroo suspiró tratando de aliviar su enojo, ella no conocía para nada a Tsukishima – Voy a hablar con el primero – dijo antes de colgar ¿Hasta cuándo iba su madre a dejar de inmiscuirse en sus asuntos?


Volvió a tomar el teléfono y marcó el número de Tsukishima, necesitaba hablar con él y explicarle todo, no quería que las cosas terminaran mal entre ellos. Pero no respondía. Intento una y otra vez obteniendo el mismo resultado, hasta que comenzó a sentirse ansioso. No podía si quiera imaginarse lo que el rubio estaría pensando o sintiendo en este momento, sabía que había hecho mal en hacer todo eso sin considerar siquiera sus sentimientos, sin hablar con él.


Tenía que buscarlo, lo más probable es que haya ido a casa de sus padres, estaba seguro de que estaría ahí. Decidido condujo hasta la residencia de la casa del rubio.


La casa no había cambiado nada desde la últimas vez que la visitó, era pequeña a comparación con la mansión en la que vivió cuando niño, pero estaba perfectamente cuidada y aquellos rosales que la madre del rubio tanto amaba le daban un aspecto sofisticado. Presiono el botón del timbre y segundos después una mujer mayor salió a recibirlo, era la madre del rubio.


– Él no está aquí ahora – la madre del rubio le miró a los ojos, parecía ligeramente molesta – Fue a ver a su abogado.


– ¿Su abogado? – repitió las palabras. Ese abogado solo podía ser una persona.


– Si, Akaashi – por supuesto que era él. Tsukishima corría con él cuando tenía algún problema, Kuroo entendía que entre ellos existiera una gran amistad y confianza, pero no podía evitar sentir celos cada vez que los veía juntos porque sabía lo que él pelinegro menor sentía por él.


– Voy a esperar a que vuelva, necesito hablar con él un momento.


– Creo que deberías irte, no le hagas las cosas más difíciles – le pidió ella.


– Solo será un momento – insistió Kuroo.


– Márchate, el no necesita esto. No ahora. – tras decir eso ella cerró la puerta dejándolo solo.


No iba a marcharse, tenía que explicarle todo, no quería que lo odiara por esto. Se reclinó sobre su auto y se entretuvo observando el ir y venir de los autos y transeúntes, e imaginando a un pequeño Tsukishima corretear por ahí como había visto hacer a algunos niños hace unos momentos. No se movió de ahí ni siquiera cuando la lluvia comenzó a caer empapándolo por completó. Solo quería verlo y disculparse.


– Tu no piensas marcharte ¿Verdad? – la madre del rubio le cubrió con un paraguas y con un movimiento de cabeza le indicó que la siguiera dentro – Ten, tal vez deberías ir a casa y cambiarte de ropa – dijo ofreciéndole una toalla.


– No, estoy bien ¿Tiene alguna noticia de él? – preguntó Kuroo mientras se secaba el cabello con la toalla.


– Debería volver pronto – ella caminó hacia la cocina y un momento después volvió con té.


La madre de Kei siempre fue una persona amable y a deferencia de su hermano mayor y su padre; siempre lo recibía con una sonrisa en el rostro. Pero ahora ella lo miraba con una expresión decepcionada, no podía culparla por eso; le prometió que cuidaría siempre de su hijo y ahora lo estaba dejando.


Los minutos pasaban, Kei no volvía a casa y comenzaba a oscurecer, su madre estaba cada vez más inquieta, él también lo estaba. Tsukishima debía estar muy sensible en estos momentos y le aterraba que Akaashi pudiera tomar ventaja de ello.


La mujer se levantó de un salto del sofá y tomó el teléfono, pero el rubio no respondía, ojeo la pequeña libreta a un lado del teléfono y antes de marcar le dio una extraña mirada a Kuroo.


– Hola ¿Akaashi? – Kuroo frunció el ceño ¿Por qué la madre del rubio tenía su número? – ¿Kei habló contigo hoy? – Alivio cruzó por el rostro de la mujer – ¿Él está bien? Dile que... – ella hablo tan bajo que no escuchar lo último – ¿Mañana? Lamento mucho las molestias, por favor cuida de.... Oye, esp...


Kuroo le arrebató el teléfono de las manos y habló – Escucha, no te atrevas a tomar ventaja de esto! Voy a matarte si lo tocas! Aleja tus manos de él!! – gritó Kuroo, no había forma en que le permitiera estar ahí.


– Kuroo, déjalo tranquilo por hoy – habló Akaashi – Vuelve a tu casa.


Ese tono de voz, aunque calmado tenía cierto tinte de amenaza. Eso lo molestó – Akaashi, ya ríndete. Él no te ama – se escuchó el familiar sonido del teléfono colgar.


Él pelinegro apretó los puños frustrado, en este momento iba a ir a buscarlo, no iba a permitir que se quedará un segundo más con él. Cruzó la puerta de la residencia, pero antes de entrar a su auto fue detenido por la madre del rubio.


– No vayas.


– Voy a traerlo de vuelta, no pienso dejarlo con él. Es mi esposo!


– Déjalo tranquilo – ella le miró suplicante – No hagas un escándalo, eres tú quien lo está dejando.


Ella tenía razón, era él quien lo estaba dejando, sí. Pero el que estuviera con él, de todas las personas, lo llenaba de celos. Habría preferido que fuese con Yamaguchi, él ya estaba casado y tenía familia, no intentaría nada con él rubio. Pero Akaashi, fue pareja de Tsukishima antes que él, fue el primer hombre al que se entregó, estuvieron saliendo por casi dos años y probablemente ahora mismo estarían casados de no ser por él.


Fue Kuroo, quien aun sabiendo que estaban en una relación intentó por todos los medios llamar la atención del rubio y enamorarlo. En ese entonces sabía que estaba haciendo mal, pero no pudo evitarlo porque cuando lo vio por primera vez supo que era con él con quién quería pasar el resto de su vida, que era él al único que amaría. En verdad creyó que pasarían toda la vida juntos, pero a veces las cosas no son como creemos que serian.   


El pelinegro entró al auto y azotó la puerta, quería gritar, se sentía tan frustrado en ese momento. Su vida completa era un desastre ahora. Encendió el auto y se alejó de ahí a toda velocidad, por un momento estuvo tentado a ir a buscarlo, pero no se atrevió iba a darle su espacio. Volvió a casa solo para darse cuenta por primera vez en su vida de que aquel departamento era demasiado grande y solitario para él.


Temprano en la madrugada volvió a casa del rubio, estaba mucho más tranquilo ahora. Estaba seguro de que ahora podrían hablar calmadamente o ese pensaba, hasta que vio el auto de Akaashi y toda la calma que sentía se esfumó casi por completo. Sus miradas se cruzaron, fue solo un segundo, pero Kuroo pudo notar cierto brillo que lo dejo inquieto ¿Qué era eso? ¿Era una señal de que había pasado algo entre ellos? No, por muy dolido que estuviera Tsukishima jamás haría algo como eso.


Vio al rubio cruzar unas cuantas palabras con Akaashi antes de bajar del auto. Algo en él se removió cuando lo vio acercarse, se sentía exactamente igual a la primera vez que sus ojos se posaron sobre los suyos. La calidez en el pecho, el palpitar de su corazón y la sensación de que solo existían los dos en el mundo seguía ahí, como la primera vez.


En ese preciso momento lo supo, estaba cometiendo el peor error de su vida. Pero no tenía otra opción ya lo había lastimado.


 


*****


– Ya es tarde ¿No deberías estar trabajando a esta hora? – Tsukishima fue el primero en salir del estupor en el que ambos se habían sumido.  


– Eso no importa ahora – Kuroo se veía nervioso – Quería hablar contigo sobre...


– ¿El divorcio? – Terminó la frase Tsukishima – No creo que haya nada de qué hablar, está bastante claro para mí.


– No quería que te enterarás así, quería explicarte todo antes – comenzó a hablar Kuroo – No estoy habiendo esto porque…


Tsukishima suspiró – No necesitas poner excusas. Descuida voy a firmarlo.


Kuroo le miró con sorpresa – Si hay algo que no te guste del contrato o si hay algo más que quieras puedes decírmelo.


– No es necesario, mi abogado se encargara de todo – Tsukishima quería dar por terminada esa conversación e irse.


– Akaashi – dijo Kuroo con desagrado – De todos los abogados de la ciudad tenías que ir con él. No puedo creerlo


– Kuroo, estoy cansado. No quiero hacer esto ahora – dijo Tsukishima. Las náuseas aún no desaparecían, solo quería recostarse y descansar.


– ¿Te sientes mal? ¿Estas enfermo? – Preguntó Kuroo preocupado – Estás muy pálido, ven conmigo – dijo tomando su brazo suavemente – voy a llevarte al hospital.


– No es necesario – dijo soltándose – Solo necesito dormir – Tsukishima iba a extrañar las atenciones de Kuroo y el cómo se asustaba por un simple resfriado o un inofensivo estornudo.


– Kei, este no es el fin. Todavía podemos seguir viéndonos...


Tsukishima negó con la cabeza – Kuroo, no sé en qué estás pensando y francamente no me importa. Este es el fin – le afirmó antes de continuar su camino a la casa dejándolo solo.


El fin. Se repitió esas palabras una y otra vez en el pasado, tratando de prepararse para lo que ya sabía era inevitable. En verdad creyó que y lo había aceptado, creyó que tomaría su separación con su usual indiferencia. Pero no fue así, era muy difícil y dolía, la realidad dolía tanto o incluso más que cualquier herida física. Incluso ahora quería voltear y decirle que no quería que se terminará, que era probable que estuviera esperando un hijo suyo.


Pero no lo hizo, guardo silencio y continuó su camino cerrando la puerta detrás de él. Su madre lo miraba preocupada, se acercó a él y le pregunto se todo estaba bien, pero él no respondió porque no estaba seguro de si lo que saldría de su boca serian palabras o sollozos. Subió las escaleras y se encerró en su antigua habitación, necesitaba desesperadamente estar sólo. No iba a llorar, ya no más. Solo necesitaba pensar en lo que haría a partir de ahora.


Tres días después de aquello recibió una llamada de Akaashi, citándolo en un restaurante del centro.


– ¿y bien? ¿Está listo? – preguntó Tsukishima.


– Los cambios que querías están hechos, pero te ofrecen está cantidad a cambio – dijo Akaashi mostrándole el contrato.


Tsukishima abrió los ojos sorprendidos, esos eran muchos ceros – No lo quiero.


– Kuroo insistió mucho.


– Vaya, debe sentirse muy culpable – masculló Tsukishima – Dile que no lo quiero – se sentía como si le estuviera pagando por todos los años que durmió con él.


Un mesero se acercó a ellos y les entrego su pedido, al principio Tsukishima pensó que sería buena idea comer algo, pues había vomitado su desayuno está mañana. Pero ahora que tenía el platillo frente a él sintió náuseas.


– Tsukishima ¿todo bien? – preguntó Akaashi al ver su rostro – ¿Te hiciste los análisis?


– Si... – Akaashi le miró expectante – Fui por los resultados ayer, pero no he tenido tiempo de revisarlos, he estado muy ocupado…tengo pensado mudarme y… – dijo desviando la mirada. No quería decirle que no lo hizo por qué estaba asustado de los resultados y quería aplazar la noticia el mayor tiempo posible manteniéndose ocupado.


Akaashi extendió la mano, parecía que sabía que traía consigo los resultados – Lo haré por ti, dámelos – Tsukishima accedió, estaba hablando con Akaashi después de todo. Él sabría cómo darle la noticia en el muy probable caso de que resultará negativo.


El pelinegro suspiró después de leerlos resultados y luego lo miró– ¿Y? Es negativo ¿verdad? – ya estaba preparado para eso, había recibido resultados similares en incontables ocasiones. Estaba acostumbrado, era mejor lo mejor, así no tendría que ver más a Kuroo y podría superar esto pronto.


– Creo que no deberías divorciarte – Tsukishima lo miró confundido – Habla con él, criar a un hijo solo no va a ser fácil y creo que va a necesitar de los dos.


– Estás diciendo que... – el pelinegro asintió – voy a tener un bebé – afirmó Tsukishima. Lo que habían estado buscando por tanto tiempo ahora era una realidad – Akaashi, voy a tener un bebe – repitió Tsukishima. No podía creerlo, quería reír y llorar al mismo tiempo, estaba tan nervioso, feliz, triste asustado.


Akaashi le miró con una sonrisa – Felicidades, supongo que esto no va a ser necesario – dijo señalando el contrato de divorcio.


– No, voy a firmarlo – dijo decidido – Voy a divorciarme.


Akaashi le miró sin comprender – ¿De que estas hablando? Ya no tienen por qué divorciarse.


– Voy a hacerlo – susurró Tsukishima.


– Tsukishima, no hagas nada de lo que puedas arrepentirte después. Piénsalo con calma, la decisión ahora es tuya – Akaashi lo miró a los ojos – Realmente no quieres dejarlo, lo amas y él te ama. No te rindas ahora.


A pesar de su tono de voz y tranquila expresión en su rostro Tsukishima sabía que a Akaashi le era difícil decir esas palabras. Nunca se andaba con rodeos, era sincero y contundente, le gustaba eso de él. Tsukishima estaba considerando las palabras del pelinegro cuando por el rabillo del ojo vio a una figura alta y de cabellera negra entrar en la zona del bar con una joven chica rubia y esbelta del brazo. Reconocería es figura donde fuera, era Kuroo ¿Qué acaso no podía esperar a que estuvieran divorciados para empezar a buscarle remplazo?


– ¿Qué sucede? – preguntó Akaashi preocupado.


Tsukishima tragó saliva – Nada…


Akaashi dirigió su mirada en dirección a la pareja – Tsukishima…


– No trates de hacerme sentir mejor, es natural que busque a alguien más.


– Estoy seguro de que su madre arregló la cita, Kuroo ni siquiera se ve cómodo con ella – trato de justificar Akaashi. No dudaba que su madre hubiese arreglado todo, lo que le dolía era que hubiese aceptado salir con alguien cuando todavía no estaba separados.


¿Tan fácil era de remplazar? ¿Todos estos años juntos no significaron nada para él? Lo cierto era que Kuroo lo había decepcionado muchas veces antes, en su primer aniversario por ejemplo. Se suponía que harían un viaje a Paris, pero hubo un problema de último momento en la empresa y Tsukishima tuvo que viajar solo. Por su puesto trató de compensárselo regalándole flores y chocolates, pasando una tarde entera junto a él y prometiéndole que no se repetiría. Pero lo hizo, se repitió y Kuroo siempre trataba de compensarlo, era divertido e incluso lindo el como Kuroo se esforzaba tanto solo por él. Pero le dolía que no estuviera ahí para el en fechas importantes, era solamente un día.


Hace tiempo estuvo tentado a preguntarle que era más importante, su dinero y familia o el, tuvo miedo a la respuesta que recibiría. Pero ahora creía estar seguro de cuál era, no quería que su hijo creciera en un ambiente así. Quería que creciera siendo independiente y tomara sus propias decisiones, no iba a lograrlo si se quedaba con Kuroo. Por mucho que le doliera tenía que separarse de él, ya todo estaba hecho, no podrían quitarle a su hijo aunque lo intentaran.


Decidido miró a Akaashi, él tenía razón; la decisión ahora estaba en sus manos y no iba a dar marcha atrás. 

Notas finales:

>3< Gracias por leer >3<


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