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Non mi Seduce. por NeferetteRoju

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Notas del fanfic:

Mi fantasía crack entre cáncer y escorpio TuT disfrútenlo :) 

Santuario de Athena, Sala patriarcal.

 

-Es una tarea fácil su excelencia, como quiera Degel no podría ir ya que su resfriado empeoró.

 

-Es una pena Kardia, sin embargo, a pesar de que solo vayas a representarnos en la cena del alcalde de Atenas necesito que conserves el temple y no vayas a hacer de las tuyas.

 

-Ja ja ja, enserio crees a Kardia el suplente más conveniente de acuario, dudo que conozca los modales que se tienen que llevar a cabo en una cena elegante. Dijo un Manigoldo sarcástico al dirigirse hacia el patriarca.

 

Sage solo sonrió por aquella burla.

 

-Bueno Manigoldo, Degel siempre es nuestro representante en la cena luego del informe gubernamental de la alcaldía en Atenas, pero en esta ocasión se encuentra enfermo, y como Kardia es el más cercano así lo creí; sin mencionar que los demás ya tienen asuntos que atender.

 

- ¿A sí? Como quieras, solo no te arrepientas cuando hablen de lo ebrio que se puso durante la cena y quien sabe qué barbaridades pueda hacer.

 

Kardia lo miró molesto por su intromisión.

 

-Oye qué me crees, jamás pondría en ridículo el nombre del santuario ante la ciudad vecina.

 

-En todo caso podrías acompañarlo tú, ¿no crees Manigoldo? después de todo tienes más relación con la urbanización.

 

Manigoldo se sorprendió: - ¿Qué? bueno, en realidad yo...

 

-Ademas sería conveniente que alguien acompañase a Kardia en caso de que se sintiera mal debido a su padecimiento, es mejor que se cuiden uno al otro, si no hay objeción, irás con él.

 

Kardia también sorprendido: -Pero si no me pasará nada señor, como podría ponerme mal sabiendo que iré de fiesta en representación del Santuario.

 

-Está decidido, probablemente ambos den una muy buena impresión al alcalde. Sonrió Sage.

 

"Demonios" se desanimaba Kardia mientras que cáncer aceptaba la encomienda.

 

 

 

 

///

 

Ambos regresaban a sus respectivos templos para alistarse.

 

- ¿Acaso pensabas seguir la parranda luego de la cena, eh Kardia?

 

Este hizo una mueca de molestia.

 

-Por supuesto que no, sin embargo, estoy seguro que tú sí y piensas hacerlo ¿no es cierto?

 

-Ja ja ja. Carcajeó. -Realmente no lo sé, dependerá mucho del ambiente de la cena, además, que pasa con que te acompañe, aun así, puedes seguir embriagándote si así lo quieres; hem, como la última vez en Francia.Dijo malicioso.

 

-Ahh ni siquiera recuerdo lo que pasó esa vez.

 

-Menos mal, creo que destruimos esa taberna por completo.

 

-Me sorprende que Degel y Albafica no nos hayan regañado e intentado controlar.

 

- ¡Ja! Rió Manigoldo. -De verdad que no recuerdas nada, esos dos ni siquiera estaban con nosotros.

 

- ¡¿Qué?! ¿entonces que se supone que hacían?

 

Manigoldo hizo una mueca maliciosa.

 

-No he logrado descubrirlo, o lo tienen muy bien guardado o de plano no hicieron nada que pueda causarnos impresión.

 

-Mmm, que raro, desde cuándo son tan cercanos. Se decía el escorpión.

 

 

 

///

 

Más tarde, acercándose la hora de partir a la ciudad, Kardia se encontraba en el templo de acuario terminando de arreglar los últimos detalles de su atuendo, pues, para empezar, tuvo que pedir prestado uno de sus trajes a Degel.

 

-Ya se ve bastante aceptable, no creo que debas demorar más. Decía un Degel en pijama acobijado en el sofá con una terrible afonía además de escurrimiento nasal.

 

Kardia seguía acomodando las mangas de su saco.

 

-Por favor Kardia es hora de que se vallan, apresúrate, no quiero que arruines nuestra imagen ante el gobierno de la ciudad vecina, sabes que sería desastroso si te permitieras tener una conducta de mal gusto...

 

- ¡Vamos Degel! Deja de preocuparte por esas chorradas, desde la mañana me han sermoneado con la maldita forma en que tengo que comportarme, me están poniendo los nervios de punta.

 

El francés solo respingó por aquel reclamo.

 

-Mira, haz lo que te venga en gana, pero ¡marchaos ya! Exclamó con cierto enfado.

 

-Vez lo sencillo que es que confíes en mí, ya verán que no los defraudaré ni un poco, ¡Chao! Se despidió.

 

 

 

///

 

Al llegar a la carroza se encontró con Manigoldo quien también lucía elegante para el evento.

 

- ¡Vaya! pero si te has esmerado eh.

 

-Hem, andando. Dijo al abrir la carroza y entrar luego del guardián de la octava casa.

 

 

 

 

 

///

 

Se iba anocheciendo en el transcurso del viaje, pues más o menos tardaban una hora desde Rodorio al centro de Atenas.

 

Los caballeros solo observan a través de las ventanillas sin mencionar palabra alguna.

 

Pronto llegaron al salón donde se llevaría a cabo el evento. Era un lugar grande y con estilos elegantes que eran tendencia en la época, sin perder la majestuosidad de la antigua cultura.

 

Ambos se sentaron a escuchar el discurso del alcalde y por consiguiente se celebraría el banquete.

 

 

 

 

 

///

 

Luego de aproximadamente dos horas de discurso, tanto Kardia como Manigoldo se sentía algo tediosos.

 

-Por Athena, ahora veo porqué a Degel le gustan estos eventos. Susurró Kardia al de cáncer.

 

El italiano sonrió, pero se dignó a guardar silencio.

 

Un par de minutos después se dio por terminado el gran discurso dando pase a los comedores.

 

-Vaya, estaba empezando a hartarme.

 

-No te desesperes Kardia, aún en la cena puede ser igual de tedioso.

 

Se decían mientras se acomodaban en una de las mesas.

 

-Así lo crees. Dijo Kardia un poco preocupado por dicha advertencia.

 

Poco después, se acercaron los meseros a ofrecer vino, luego comenzarían a servir los platos.

 

Mientras los invitados cenaban, el salón se ambientaba con música de cuerdas.

 

Más tarde, luego de que terminaran sus alimentos, las personas se disponían a interactuar con los demás, así la gente se saludaba y sacaba temas para charlar, o simplemente se presentaban. Para los guerreros no fue la excepción, pues luego de un rato se les acercó una dama, en compañía del alcalde.

 

-Vaya, aquí tenemos a los santos de Atenea, me preocupaba que no mandasen este año a alguien en representación del Santuario, sepan que son bienvenidos, pero díganme, que ocurrió con el joven Degel, siempre es él quien asiste a nuestra cena.

 

-Oh, desafortunadamente no pudo asistir, él enfermó, por lo que tiene que guardar reposo por ahora. Contestó Kardia.

 

-Oh es una verdadera pena, mi consejera, Galatea adora las pláticas del señor Degel. Decía al presentarlos y que estos besaran su mano. -Lástima, tendrás que esperar para escucharlo hasta el año entrante. Se dirigió a la consejera. -Bueno os dejo, seguro que podrán entretenerla de igual manera.

 

El alcalde se fue dejando a la dama en compañía de los santos de oro.

 

-Bien, y cómo se encuentra el patriarca, seguro que ya es más desgastante serlo a su edad.

 

-El patriarca está muy bien y aún tiene la energía suficiente para cumplir su papel. Contestó Manigoldo.

 

-Ah ya veo. Saben, el joven Degel es impresionante cuando habla de filosofía o política, por lo que veo unas de sus pasiones es leer y cultivarse, así que díganme, que os gusta hacer a ustedes, a que tienen aficiones muy interesantes.

 

Kardia sonrió por no decir que se le salió un bufido al pensar en lo que le gusta hacer además de recolectar y comer manzanas, molestar a Degel, beber de vez en cuando, pasar el rato en algún bar y si era posible, con una hermosa mujer también. Por supuesto no dejaba de lado entrenar arduamente para perfeccionar sus técnicas de combate.

 

-En realidad nosotros somos más hiperactivos, ya sabes, entrenar y entrenar hasta dominar técnicas de combate, esto incluye tener más contacto con la naturaleza, salir y conocer lugares. Comentó el de cáncer.

 

-Le gustaría tomar un trago, puede que así fluya mejor la conversación. Sugirió el de escorpión.

 

La dama sonrió. -Bueno, si solo así me contarás sobre vos, acepto.

 

Ambos fueron a sentarse y a conseguir unas copas de vino.

 

Manigoldo no se sorprendió por Kardia así que se desentendió de la conversación y se dispuso a esperar sentado a una mesa aparte.

 

Después un gran rato, el italiano percibió que el escorpión aun intercambiaba palabras con la consejera del alcalde, pero, sobre todo, llamó su atención la cercanía con la que ya se encontraban, tanto que un par de instantes después decidieron pararse e irse a otro lugar seguramente.

 

"Pero qué demonios tienes en la cabeza Kardia" pensó Manigoldo mientras iba tras de ellos.

 

- ¡Esperad! Dijo al alcanzarlo en uno de los pasillos.

 

Ambos se consternaron con la interrupción del italiano.

 

-Lo lamento, pero tenemos que regresar lo más pronto posible a Rodorio, al parecer el patriarca hizo un llamado de emergencia para salir a una misión a Italia, sabes cómo es esto Kardia, tenemos que cumplir nuestra obligación.

 

Kardia solo lo veía consternado e incrédulo, pero no pudo protestar.

 

-Oh es pena que tengan que retirarse tan pronto, fue bastante agradable charlar con ustedes. Decía mirando fijamente al guardián de la octava casa.

 

-Por supuesto. Concluía decaído.

 

 

 

 

///

 

De esa manera, el caballero de escorpión no pudo concretar su aventura con la consejera del alcalde. Sin embargo, llegaron a la habitación donde pasarían la noche y comenzaron a discutir.

 

- ¿Pero qué diablos te pasa? Has arruinado la diversión de mi noche.

 

- ¿Qué diablos te pasa a ti? Tú ibas a manchar nuestra reputación ante el gobierno de la capital griega, ¿estabas bien con eso? ¡¿ah?!

 

-Pero qué con que fuera alguien de renombre, apuesto que lo estaba deseando.

 

-Ese no es el punto, me viene y me va si la consejera es una zorra, tu deber es mantener la buena imagen del santuario ante el alcalde y la ciudad, no cumplir los caprichitos de una dama en celo.

 

-Vaya que eres obstinado.

 

-Y tu un completo despistado, apuesto que ya lo había intentado con Degel pero este no iba a caer tan bajo solo por complacer a una dama de la alcaldía.

 

- ¡Ja! ¿Degel? a que ni siquiera se dio cuenta de que lo cortejaban, a él no le interesan esas cosas.

 

-hem, vaya que eres burlón.

 

-Ya, ya, mejor pásame el vino, por lo menos podré beber ¿no?

 

-Has lo que quieras. Concluyó Manigoldo.

 

 

 

 

///

 

Más tarde, desalojados de sus trajes, Kardia aun bebiendo un par de tragos, volvieron a charlar.

 

-Así que... crees que intentó cortejar a Degel.

 

-Hem, olvídalo el punto era que no te enredaras con quien no es conveniente.

 

-Y según tú con quién si es conveniente ¿eh? Dijo mientras se echaba a lado de Manigoldo en la cama.

 

-Si quieres coger puedes ir a buscar a una ramera, por mí no hay problema.

 

-Ja ja, ¿así que es mejor coger con tu compañero de armas?

 

En ese instante Manigoldo se incorporó y vio con recelo la tonta cara de Kardia molestando respecto a temas que no eran de su incumbencia.

 

-Lo que hagan los demás no debe de importarte tanto al menos que esto perjudique de alguna manera al santuario comprendes.

 

-Pufff pamplinas, en París no fuiste tan severo.

 

-En París era distinto, nadie nos conocía, tanto que hasta Degel y Albafica pudieron hacer de las suyas.

 

- ¿Qué? a que te refieres con lo de las suyas.

 

-No me consta, pero, creo que ellos tuvieron una aventura en esa ocasión.

 

-Te refieres al día que te dejaron fuera de la habita... no estarás insinuando que Degel se cogió a Albafica.

 

-Por Athena Kardia, a pesar de lo increíble que pueda parecer, ellos fueron muy obvios al día siguiente.

 

Kardia se consternó con dicha teoría. -Ja ja ja, en verdad ni lo noté. Vaya, que tan escondido lo tenían, ese maldito Degel pervertido. Refunfuñó.

 

-Y ahora estás celoso de que Degel lo hiciera con alguien aparte de ti.

 

El griego se quedó pasmado por dicha afirmación, frunció el ceño y contestó. -Y qué me dices tú, acaso no estás molesto porque hayan tocado al pececillo.

 

-Albafica es libre de hacer lo que quiera. Desvió la mirada.

 

Kardia sonrió. -Si claro... bueno supongo que no ha de ser fácil resistirse a Albafica.

 

-Seguro fue para experimentar del otro lado, apuesto que eres muy dominante en ese aspecto.

 

- ¿Estás diciendo que Degel buscó a Albafica solo para ser el activo en su encuentro porque yo no le permito ser versátil?

 

- ¡Sí! así es, ahora déjame dormir. Exclamó el italiano al momento de darle la espalda a escorpión.

 

"Bah" pensó el griego quedándose con los ojos hacia el techo por largo rato.

 

 

 

 

///

 

Cuando el guardián de cáncer ya dormía profundamente, Kardia aún no podía conciliar el sueño, tal vez le estaba dando muchas vueltas a eso que mencionó Manigoldo sobre Degel, pero al parecer le había impactado un poco esa actitud en el acuariano, sonaba tonto, pero no sabía si tenía una especie de envidia porque Degel hacía con su cuerpo lo que quisiera o al menos eso pensaba; y más que porque su compañero recién había arruinado el encuentro que tenía planeado.

 

Mientras este meditaba aquellas cosas, Manigoldo se movía incómodo de vez en cuando en su lugar, también se percibían ligeros sonidos que llamaron la atención del compañero. Este volteó y pudo observar como boca arriba soltaba algunos sollozos, Kardia se incorporó y por curiosidad se acercó, sin embargo, en ese momento el italiano se volvió a retorcer, fue entonces que el griego se percató de esa figura voluptuosa bajo las caderas de cáncer.

 

Kardia hizo una mueca burlona al descubrir que el italiano probablemente estaba teniendo un sueño húmedo o algo parecido, pues tal vez aprovecharía para vengarse.

 

"Mira nada más" se dijo el escorpión.

 

De esa manera, el griego con exagerada cautela acercó uno de sus dedos al pecho de Manigoldo, lo deslizó con suavidad para comprobar que dormía profundamente, en efecto, el italiano no despertó, pero, pudo sentir un ligero temblor en él, además de que su piel se sentía más caliente a comparación de la suya, sin embargo, no creyó que fuera fiebre ni nada parecido, simplemente era el calor del momento de su sueño, claro está.

 

Luego de esto, decidió seguir acariciando ligeramente hasta que pasó la yema de su dedo por su tetilla, le pareció divertido el casi imperceptible temblor que tuvo así que para aumentar el "peligro" acercó su lengua y lamió tan sutilmente para ver qué sucedía.

 

-No me gustan los raritos. Sollozó apenas entendible. Kardia se contuvo la carcajada, pues no imaginaba que cosa estaba soñando el italiano.

 

No conforme con eso, el griego se atrevió a ir hasta su entre pierna de forma cautelosa, estando de frente, maniobró para descubrir aquel bulto y poder hacer travesuras con él.

 

Primeramente, lo tocó dando ligeros golpes con la punta del índice, igual no logró despertarlo, después se aventuró a pasar la lengua por el falo dando como resultado más de aquellos leves temblores por lo que no tuvo problema en seguir dando pequeñas lamidas.

 

Esto produjo que aquella parte se erectara más, hasta que estuvo prefecto para penetrar en algo, pero, ahí estaba lo divertido, el pobre guerrero se quedaría así durante toda la noche.

 

Así fue que Kardia concluyó su labor, sintiéndose relajado y listo para dormir plácidamente.

 

 

 

 

 

 

///

 

A la mañana siguiente.

 

Manigoldo despertó plenamente al alba, pero de inmediato supo que algo no anda bien. En efecto, estaba empapado, pero apenas de fluidos preseminales y aún con una evidente y dolorosa erección.

 

-Demonios. Expresó.

 

Luego se dirigió al baño y estando ahí intentó recordar lo que soñaba, sin embargo, no obtuvo más éxito que el recordar las sensaciones como muy reales, de tal manera que tuvo la magnífica ocurrencia de que podría haber sido... aquella persona.

 

- ¡¿Qué?! Exclamó.

 

 

 

 

///

 

Pronto salió enfurecido a buscar al desgraciado caballero de escorpión, pues no lo dejaría salirse con la suya.

 

Afuera, atrás de la posada había un gran jardín para que los hospedados pudieran pasear, tomar el té, incluso realizar juegos. Kardia se encontraba en un prado ejercitándose, solo llevaba su pantalón de entrenamiento por comodidad a pesar de la frescura de la mañana pues estaba haciendo rutinas de abdominales y lagartijas, lo cual, rápidamente lo acaloraban.

 

El italiano pudo hallarlo tras los arbustos que rodeaban aquel prado luego de recorrer gran parte del jardín.

 

- ¡Aquí estás pedazo de marica! Exclamó al pararse frente a escorpión.

 

Kardia no se inmutó ante tal reclamo y siguió como si nada.

 

-Así que querías comer verga eh, ahora verás cómo te pondré por tratar de pasarte de listo, cerdo.

 

- ¡Cerrad el pico y dime de qué demonios lloriqueas ahora!

 

- ¡De esto! dijo señalando su entrepierna. -De qué otra forma es posible que se haya erectado tanto, no basta con un simple sueño, no es como si fuera un adolescente, maldito asqueroso.

 

-Y que tengo que ver yo con tu desdicha.

 

- ¡Yo no me he tocado anoche en ningún momento!, así que alguien debió hacerlo, no trates de verme la cara de idiota.

 

-Hem, vaya, yo soy quien se quedó con ganas, pero vos sufres los efectos, ¡ja ja ja!

 

-No me creía lo infantil que puedes llegar a ser, pero bueno, quieres quitarte las ganas ¿no? Te las quitaré a puñetazos. Dijo al tomar a Kardia por el cuello y tratar de derribarlo a golpes.

 

El griego por su puesto no se dejó golpear, más respondió deteniendo a Manigoldo de las muñecas, ambos se resistían a sucumbir ante el otro, hasta se presentía una batalla de mil días que increíblemente era generada por simples pataletas para salvar su orgullo de hombre.

 

-Qué es lo que te molesta tanto... Decía haciendo fuerza. -Acaso no te la han mamado ya una vez ¡¿eh?!

 

Manigoldo enfureció más y logró pegarlo un puñetazo.

 

Kardia se volvió al instante y con rapidez pudo plantarle uno al guardián de cáncer haciéndolo retroceder, sin embargo, en poco volvieron a estar frente a frente deteniéndose uno al otro hasta que el italiano pudo empujar a Kardia, pero este aprovechó para caer, rodar y quedar encima del otro para acorralarlo y ahora sí, darle una buena paliza. Aun así, fue dificultoso controlar totalmente a Manigoldo pues luego él también lograría acorralarlo y golpearlo.

 

Sin embargo, no duró mucho el placer de maltratar al griego pues llegó un momento en que Manigoldo se sintió ridículo e infantil por lo que hacía, así que se levantó dejándolo en paz y yéndose a la habitación.

 

El escorpión se limpiaba el rostro como para revisar si tenía sangre, luego de verificarlo decidió ir también a la habitación, pues, después de todo se acercaba la hora de regresar a Rodorio.

 

 

 

 

 

///

 

Ya adentro, Manigoldo simplemente acomodaba su traje en un pequeño maletín. En ese instante entró Kardia dirigiéndose al baño, ambos permanecían serios.

 

Luego de unos minutos el de cáncer solo permaneció recargado en la cabecera de la cama esperando el momento en que Kardia estuviera listo para partir, respecto a su cuerpo, aunque aún tenía la incomodidad, no pudo hacer nada, pues el baño estaba ocupado por el griego y no le gustaría que lo pillara cuando este saliera; y justamente, de repente el escorpiano salió del cuarto de baño con una simple toalla la cual no estaba cubriendo nada, sino que era usada para secar su cabello.

 

Manigoldo no pudo evitar verlo, sin embargo, no se incomodó por ello e hizo como si nada, pero enseguida el tonto Kardia se acercó hasta él y preguntó.

 

- ¿No lo arreglaste? se suponía que lo harías mientras yo me duchaba, no dirás que tenías pudor por mi presencia ¿o sí?

 

El italiano torció los ojos y trató de no perder la paciencia con las ideas del griego.

 

El escorpión quiso reír a carcajadas, pero solo emitió una risilla fanfarrona para después posarse sorpresivamente encima del italiano. Este, enrojeció por precipitada acción haciéndolo considerar el golpearlo nuevamente.

 

-Pero qué demonios haces.

 

-Disculparme. Dijo inclinándose para degustar al guardián de cáncer.

 

-Vaya zorra resultaste.

 

Kardia no respondió porque siguió lamiendo. El italiano ya no dijo nada y se dignó a disfrutar de aquella espontánea ayuda de su compañero.

 

Vaya que era bueno realizándolo, muy pronto se vendría si es que continuaba así. Sin embargo, el guardián de escorpión supo muy astutamente cuando cesar, se levantó quedando su cadera a la altura del rostro de su compañero.

 

Manigoldo se consternó con esa jugada.

 

-No creerás que solo tú mereces una disculpa ¿ah?

 

El otro frunció el ceño y comentó.

 

-Mierda, eso me pasa por caer en tus trucos, eres un maldito.

 

-Un maldito que la tiene igual de dura, pero que por culpa de vos no pude usarla con quien tenía en mente. Vamos no te quedes viendo.

 

El guardián de cáncer solo mantenía una cara de disgusto al dar las primeras lamidas, sin embargo, luego se fue resignando.

 

Kardia puso sus manos sobre los cabellos de Manigoldo como para dar la correcta dirección a su cabeza mientras observaba con una mirada filosa, en verdad estaba disfrutando esta especie de tregua.

 

El italiano se estaba cansando de aquello pues no estaba en sus planes de vida beberse a Kardia de Escorpio así que cesó involuntariamente.

 

- ¿Qué? acaso no te agrada o no te parece justo.

 

-Solo lo hice para devolver el favor cual ni siquiera concluiste bien, no tengo porqué seguir aguantando tus...

 

En ese momento los labios del escorpión irrumpieron aquella palabrería. El de cáncer abrió los ojos como platos con dicha acción incluso trató de alejarlo empujando sus hombros, pero, el otro pudo quitarse las manos de encima y tomar control de la situación. Se sentó encima de Manigoldo, de frente y continuaba plantándole semejante beso. Luego de aflojar sus bocas, Kardia buscó el miembro de su amigo para frotarlo contra el suyo.

 

El guardián de cáncer aún consternado con la atrevida actitud de su compañero, no podía controlar sus primeras sensaciones producto de aquella estimulación.

 

En un momento se vieron fijamente y percibieron como el color iba subiendo en sus mejillas al sentir tan delirante placer, jamás se les hubiera ocurrido estar en esta situación uno con el otro, pero, ahora solo les quedaba ceder y resignarse, si, sinceramente estaban comenzando a disfrutarlo, por lo que ya no se podrían echar para atrás en este pequeño infortunio como lo habían creído en un principio.

 

Comenzaron a jadear levemente, mientras fluían los primeros líquidos. El griego volvió a besar sus labios de una forma sensual, Manigoldo no sabía si su seducción iba enserio o simplemente fingía para jugar con él, sin embargo, tras esta iniciativa, el escorpión introdujo lentamente su lengua en la boca de este hasta que ambas se toparon.

 

Los jadeos siguieron, ahora más entrecortados por las succiones que se daban. Poco después, Kardia conduciría las manos de su amante a su torso para que de a poco acariciara sus caderas. Manigoldo no objetó y tocó sin mesura desde los muslos hasta la cintura. También se aventuró a tomar sus nalgas con fuerza dando un par de pellizcos, el griego sonrió divertido y llevó una de las manos a su boca para degustar tres de los dedos italianos. Esto fue tan lascivo para Manigoldo que a pesar de desearlo no se le dificultó averiguar lo que su compañero, ahora amante, tenía en mente. Cuando se sacó los dedos totalmente empapados de saliva, los llevó a su parte trasera, agachándose hacia cáncer y sonriendo perversamente.

 

"¡¿Qué?!" pensó el italiano, no era capaz de creer en semejante idea, "¿acaso Kardia estaría dispuesto a que lo penetrase?"

 

-Kardia. susurró. -No pensarás en llevarlo hasta allá.

 

El otro lo miró aún más sarcástico.  -A estas alturas, prefiero ceder que tratar de convencerte; si no te apetece podemos largarnos ahora mismo hacia el santuario. Susurró cerca de su oreja al igual que lamía su lóbulo.

 

La piel del italiano se erizó de escuchar tan tentadora propuesta que además de novedosa le parecía exótica por el simple hecho de ser con un hombre, pero no cualquiera, sino con el compañero de armas por el que menos imaginó sentir atracción sexual.

 

Definitivamente esta no era más que una aventura, una que enganchaba fuertemente su curiosidad, tanto que, sin darse cuenta, ya estaba explorando la intimidad del griego. Manigoldo no pudo más que tomar las riendas de aquello y dejarse llevar por esas nuevas sensaciones. Escorpión se acomodó para dejar a mejor alcance su retaguardia, así cáncer pudo manipular más apropiadamente.

 

Pronto el italiano ganó confianza para seguir estimulando y poco a poco lograba dilatar mejor al escorpión.

 

Este jadeó al sentir como se movían los dedos dentro de él.

 

- ¿Crees que estás listo para esto?

 

-Soy Kardia de Escorpio, la delicadeza sale sobrando.

 

Cáncer se intrigó, era obvio que era su primera vez de esta forma, ¿acaso deseaba que lo violara prácticamente?

 

-Me sorprende tu nivel de perversión, ¿no te importa el dolor que sentirás?

 

-El dolor es parte de mi vida, ya estoy acostumbrado. Sonrió como acostumbraba aquel guerrero sádico y compulsivo.

 

Manigoldo pudo convencerse de aquel excitante deseo, en verdad quería que irrumpiese así como si nada en la única parte de su cuerpo que mantenía intacta, era como si le implorara al hacerse el fuerte.

 

De esa manera, la curiosidad ganó a la razón en la cabeza del guardián de cáncer, así que sus siguientes acciones consistieron en tomar a escorpión sin titubeo de aquella melena ondulada para echar su rostro hacía arriba y poder apreciar las expresiones venideras. Se colocó exactamente atrás y atrayendo las caderas pudo comenzar un par de roces para volver a tensarse antes de introducirse.

 

El simple contacto al frotarse entre sus glúteos lo hizo sucumbir completamente ante la situación accediendo sin problema a ella, así que, se agarró firme de las caderas y con la otra mano colocó su miembro en la entrada para deslizarse sin apacibilidad alguna.

 

Un único y sólido sollozo salió de la boca escorpiana al sentirse invadido completamente, algunas lagrimillas caían sobre sus mejillas las cuales acrecentaban su tonalidad y temperatura.

 

Una vez adentro, Manigoldo devolvió sus manos, una sosteniendo al griego del hombro y la otra acariciando a lo largo de su torso, sin embargo, no se desató en un movimiento frenético, sino que esperó a que el griego indicara algo al respecto.

 

-Así que se siente de esta manera... Susurró.

 

- ¿Es que acaso estás haciendo esto como una especie de empatía? En verdad no puedes sacarte a Degel de la cabeza ¿cierto?

 

-Callad de una buena vez y jódeme, jódeme antes de que me arrepienta y te entierre la Antares en el culo.

 

Manigoldo frunció el ceño, pero en vez de discutir se dispuso a terminar lo que había comenzado. Así que volvió a agarrar firme las caderas y comenzó un vaivén nada sutil.

 

El griego agachó la mirada y empuñó las manos en señal del dolor, incluso llegó a apretar las sábanas como desquite de su desesperación. Instantes después, el guardián de cáncer ya sentía pleno placer debido a la estrechez del escorpiano.

 

-Joder Kardia, tu culo me está volviendo loco. Decía agitado.

 

Kardia apretaba los dientes para no dejar salir sonido alguno, pero más tarde desistió.

 

- ¡Ah!

 

Al escucharlo, el italiano se apegó más a la nuca de Kardia y comenzó a propiciar besos en su cuello hasta alcanzar su mejilla. Por su parte, el griego volvió su rostro lo más que pudo hacia Manigoldo para que pudiera besarle apropiadamente. Este se mantuvo degustando la boca escorpiana sin entorpecer el ritmo de la cópula, que de apoco se acrecentaba. Los gemidos apenas perceptibles agregaban fogosidad al acto ya que estos habían sido totalmente inimaginables en la mente de cáncer, no creyó que Kardia fuera tan excitante siendo de una forma pasiva.

 

Más tarde, el italiano quiso voltearlo para acecharlo de frente, no tardó mucho en volver al acto aun cuando seguía siendo doloroso para el griego.

 

Esto les permitió besarse más frenéticamente, prácticamente se devoraban mientras que escorpio toqueteaba y rasguñaba la espalda de cáncer. Después, Manigoldo dirigió sus caricias al cuello intentando mantener el ritmo para pronto acabar, sin embargo, antes de concluir, Kardia llevó sus manos a las nalgas de su amante, las apretujó al igual que clavaba sus uñas en ellas provocándole escalofríos. Luego llevó su índice hacia su entrada para intentar jugar y darle nuevas sensaciones.

 

Esto fue bastante sorpresivo notándose en su rostro, tanto, que pausó un poco el vaivén, sin embargo, el griego interfirió antes de que este refutara.

 

-Vamos Manigoldo, al menos déjame tocarte ya que no pude joderte.

 

Manigoldo arqueó la ceja, pero luego terminaría sonriendo perverso para darle a cambió las estocadas más duras que antes.

 

Al hacerlo, escorpio jadeó estridente, pero de inmediato encontró la raja de su amante y comenzó a hurgar. Ya recuperaban el ritmo, pero en eso, Kardia pudo introducir su uña y la punta de su dedo en la cavidad de cáncer. Este enrojeció al sentirse invadido, pero no dejó de embestir, el otro se limitó a hacer movimientos sutilmente circulares dentro, dando paso a las sensaciones electrizantes que indicaban el acercamiento del clímax. Manigoldo embistió aún más duro y con más rapidez generando los increíbles sollozos de Kardia.

 

- ¡AH! ¡AH ¡Ahh!

 

Aún si fueran por dolor o por placer debía admitir que se deleitaba con ellos, tanto su estrechez y sus gemidos más aparte el toqueteo en aquella parte lo estaban volviendo loco.

 

- ¡AH! ¡Kardia! por Athena...

 

Escorpio seguía jadeando tan ásperamente.

 

- ¡ARRRRGGGG! rujió al correrse dentro de Kardia. Salió y expulsó lo último en su torso.

 

Kardia solo lamió su índice mirando aun provocativamente a Manigoldo quien recuperaba la respiración. Después simplemente se echó sobre escorpio para besarle.

 

 

 

 

 

///

 

Una hora después.

 

-Por un momento creímos que habían decidido irse por otro medio señor.

 

-Lo siento, me he quedado dormido mientras que ese inútil solo se dedicó a hacer ejercicio en vez de despertarme.

 

-Bueno, por suerte decidimos esperar un poco más. Le dijo el chófer del carruaje.

 

Manigoldo solo asintió mientras le daba a guardar su maletín.

 

Entró a la carroza donde ya aguardaba el guardián de escorpio.

 

-Casi perdemos el transporte de regreso.

 

-Supéralo ya Manigoldo, ¿me vas a decir que lastimé tu orgullo? pero si he sido yo quien se la ha dejado meter.

 

-Para nada.

 

-Vamos, admite que te la has pasado bien.

 

Le susurró acercándose peligrosamente, Manigoldo quería alejarlo, pero este terminó dejándole un provocativo beso.

 

-Basta ya Kardia o le contaré al patriarca lo que hiciste con la consejera.

 

- ¡¿Eh?! ¿Qué coño hice con la consejera? Si es por eso que terminamos acostándonos. Será mejor que te prepares ya que para la próxima yo seré quien te joda y mucho mejor que como tú lo has hecho.

 

-Por Athena Kardia, porque demonios habría una próxima vez.

 

-Por aquellas ocasiones en que cierto niño venenoso quiere estar solo, oh cierto ¡Siempre!

 

El italiano cruzó los brazos e intentó ignorarle.

 

-Ja ja ja, ya verás que algún día me darás el culo. Concluyó con los brazos en la nuca, mejor acomodado en su asiento y una picaresca sonrisa maliciosa.

 

De esa manera consiguieron acordar las condiciones para no faltar a su pequeño secreto y así poder regresar al santuario sin más contratiempos.

 

Notas finales:

Gracias por animarse a leer sobre mi crack culposa de LC n.n dejen su review.


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