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Los antojos de un Omega [NamGi] por TRB06

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Notas del fanfic:

Hola, y como casi todos mis one shot, esta es la primera vez intentando un omegaverse, espero les guste. Perdón cual error ;o;

Notas del capitulo:

Últimamente en todos mis one shot escribo de algo por primera vez, y esta no es la excepción, aquí por primera escribiendo sobre lobos, he leído algunos más en inglés que otra cosa, así que perdón >///<, y perdón por si hay muchos errores de ortografía ;o;

Min YoonGi era un omega dueño de un carácter especial. Huraño, un poco egocéntrico, y sobre todo muy mandón para ser un omega, lo que solía causarle muchos problemas, porque se suponía que debía de ser obediente y atender a su pareja, pero él no, desde el día en que el aroma del Alfa NamJoon llegó hasta él, le había dado órdenes y tratado como quiso. Por suerte, NamJoon era alguien paciente, y siempre estaba cumpliendo todos sus caprichos.

 

La verdad, para ser Alfa, NamJoon era un poco torpe, y por ello solía agradecía con el alma que el omega no se hubiese marchado el día que casi rompió y tiró la casa abajo.

 

Sin embargo, ahora YoonGi no sólo era el típico omega de siempre, sino que era un omega en su tercer mes de gestación, lo que básicamente significaba un mix especial de hormonas revolucionadas.

 

NamJoon aprendió rápidamente a dejar que él organizara todo,  sólo una vez le dijo que las hormonas le tenían loco, en consecuencia, el Alfa durmió tres días afuera, en su forma de lobo y envuelto en sí mismo contra la puerta de entrada.

 

YoonGi sabía muy bien que a nadie en su sano juicio le gustaba verlo enojado, por lo que si él se despertaba a las dos, a las tres, o a las cuatro de la mañana, o al hora que sea, con un antojo, y exigía querer eso, su Alfa debía de  ir a buscarlo.

 

– ¡Y pobre de ti si no vienes con lo que tus hijos y yo queremos, NamJoon! –le amenazaba con una mano sobre su vientre y la otra apuntándole con el dedo  –Ahora anda, ve.

 

Al correr los días, y los meses, lo antojos de YoonGi fueron cada vez extravagantes y su humor muy especial. Verse al espejo, descubriendo cada vez más grasa en sus mejillas y una panza que empezaba a crecer, le alteraba, y toda su frustración re caí sobre su pareja. Afortunadamente, NamJoon era un tipo con una paciencia de oro, y siempre callaba ante todos sus regaños para luego abrazarlo y decirle palabras lindas y cursis que YoonGi jamás se atrevería a decir en voz alta que le gustaba.  

 

Esa noche, YoonGi despertó a las dos, ya que sus tres cachorros, según la doctora que le atendía en el pueblo, se estaban estirando en ese poco espacio que tenían que compartir. Y otra cosa más surgió, un antojo, el más raro hasta el momento.

 

–Tengo que despertar a su padre para que vaya a buscarlos –Les habló a sus hijos mientras acariciaba su ya muy notable vientre – ¡NamJoon, despierta! –Gritó, dándole un manotazo a la cabeza de su pareja.

 

NamJoon se despertó de inmediato, como si fuera un lindo perro amaestrado.

 

– ¿Qué, qué? –Preguntó, sentándose derecho y mirando al omega.

–Queremos frutillas, budín con chispas de chocolates y galletas… -YoonGi enumeró una lista larga de marcas de galletas que amaba. NamJoon podía ser torpe y patoso, pero su memoria era excelente, por lo que no se preocupó por anotarle nada. –Ahora, ve. ¡Ve, NamJoon!

 

Ellos vivían apartados del pueblo donde habitaban más humanos que cambia formas, ya que a YoonGi le gustaba más estar lejos de la civilización humana, pese a que ahora la humanidad conocía su existencia y la convivencia era amistosa. Viejas costumbres tal vez, pues el omega solía vivir en una comunidad solo de lobos.  Además, la pequeña manada que NamJoon había formado antes de conocer a YoonGi (conformada tan sólo por su hermano, TaeHyung) se vio disuelta al encontrar su pareja y empezar una vida con ella en el pueblo.

 

– ¡NamJoon! ¿Qué haces todavía dentro de la casa?

 

***

 

NamJoon, un Alfa, bajó del auto estacionado frente al mercado de 24 horas. En ese momento eran exactamente las tres de la mañana, y el frío de pleno invierno le golpeó con fuerza. Sin embargo, NamJoon no había tenido más opción que adentrarse al pueblo  ¿Por qué? Sólo había una respuesta: Su omega embarazado de tres meses, Min YoonGi.

 

–Malditos estúpidos antojos. –Maldijo mientras frotaba sus manos contra su cuerpo en un intento de darse calor. No había tenido mucho tiempo de vestirse correctamente, ya que el escándalo montado por su pareja fue como si estuviera a punto de iniciar la guerra.

 

Pero ¿Qué otra cosa podía hacer? Se trataba de su amada pareja y sus futuros cachorros. Así que allí estaba, muriendo de frío y rezando a todos los santos que el mercado tuviera frutillas, budín con chispas de chocolate, y algunas galletas de marcas especificas.

 

Al menos, al llegar a casa, espero ser recibido con algo de ternura, se dijo, para luego pensar que eso era algo poco probable.

 

NamJoon entró al local y tomó un carro, empezando a caminar entre las góndolas. Él aún puede recordar el día que conoció al pequeño omega. Oh, sí…

 

Fue en verano, cuando junto a su hermano, TaeHyung, habían decidido ir de vacaciones a las montañas nevadas con la ilusión de encontrar a sus respectivas parejas en la comunidad cambia formas que allí vivía. NamJoon se estaba volviendo mayor, y ya empezaba a sentirse solo.

 

Sin embargo, el primer día no había pasado nada, ni siquiera un olor distintivo habían notado, por lo que el segundo día, en un intento de dejar atrás la frustración,  tomaron la decisión de correr en su forma de lobo entre los árboles del bosque.

 

NamJoon amaba correr, sentir la brisa fresca chocar contra su pelaje marrón y sentir la nieve bajo sus patas. TaeHyung era un poco más lento que él, por lo que no tardó en dejarlo  atrás.

 

Divirtiéndose en grande, NamJoon escaló la montaña hasta llegar a la cima.

 

Aquella noche estaba despejada, y la luna podía verse brillosa en lo alto del cielo estrellado, así que se sentó sobre sus patas traseras y la observó.

 

Simplemente hermosa.

 

Aquella vista le hacía olvidar un poco que tenía 25 años y que llevaba una vida un poco solitaria sin poder encontrar a su pareja. Si no fuera por su hermano, el único miembro de su manada, francamente estaría en una sería depresión y desesperación.

 

Y aquel momento fue cuando, inundado por la nostalgia, escuchó un crujir de ramas a su espalda. Casi piensa que se trataba de su hermano que le había dado alcance, pero una brisa sopló y el olor que llegó no pertenecía a TaeHyung.

 

Sus instintos se pusieron en guardia.

 

Lo que apareció entre los arbustos fue un lobo de pelaje blanco, el mismo color de la nieve que cubría las montañas. Era francamente hermoso. ¡Y el olor que desprendía!  Era él, su pareja, YoonGi.

 

Finalmente la encontré, pensó animado.

 

El lobo blanco cambió a su forma humana.

 

–Acércate a mí en este preciso instante –le ordenó –Más te vale que tengas una casa para ambos, porque no pienso irme contigo si no te has desprendido de tus padres. –Oh, sí. El primer día NamJoon aprendió que YoonGi era un omega muy especial.

 

 

Algo cayó, asiéndose trizas, haciendo que NamJoon regresara al presente.

 

Cierto, budín, se dijo.

 

Esta vez no había sido él quien había destrozado algo de las góndolas (algo que pasaba con demasiada frecuencia).

 

El Alfa miró a su espalda, al centro del destrozo, sabiendo de antemano de quien se trababa.

 

–HoSeok… -Llamó.

 

HoSeok era nada más y nada menos que el hermano menor de YoonGi, y no sólo eso, sino que también era Alfa y pareja de TaeHyung, quien para variar también estaba embarazado de cuatro meses.

 

Sí, todo estaba quedando en familia.

 

–NamJoon… Vaya, que sorpresa… bueno, tal vez no tanto. ¿Mi hermano te mandó?

–Sí.

–A mi también… No, es decir, no mi hermano, el tuyo. Antojos cada vez más locos.

 

Los dos se unieron en una rápida conversación intercambiando los pesares que sus parejas el estaban haciendo pasar.

 

–Pero debemos verle el lado positivo –Dijo HoSeok, llegando a la caja para pagar. –Tenemos a nuestros compañeros con nosotros. Hay personas que nunca la encuentran.

 

NamJoon no pudo estar más de acuerdo, él mismo un día se había visto solo, sin pareja, sin hijos, sin nada, sin lograr visualizar un futuro.

 

***

 

YoonGi se había acostado, levantado, vuelto acostar y vuelto a levantar.

 

NamJoon había dejado su teléfono celular y no sabía nada de él.

 

Eran las cuatro y media y el Alfa aún no regresaba. Sabía que mercado estaba un poco lejos, pero ¿Por qué tardaba tanto?  Sus bebés pedían a patadas los antojos exigidos, y él… él sólo quería a NamJoon de vuelta para reprenderlo y luego abrazarlo y besarlo.

 

¿Sería que le habría sucedido algo? No era su culpa que los antojos vinieran a horas pocas seguras.

 

Pero NamJoon es un torpe de primera categoría, pensó, luego sacudió la cabeza, alejando aquellos locos pensamientos.

 

–No, no. NamJoon sabe manejar con cuidado. Y los humanos nos aceptan muy bien… nada malo le ha pasado… -Repitió una y otra vez, caminado por toda la sala.

 

Cuando se hicieron cinco menos cuarto, YoonGi empezó a preocuparse de verdad, incluso caminó hasta el teléfono de casa y casi le llama a su hermano cuando escuchó el motor del auto estacionar.

 

Un fuerte suspiro de alivio salió de sus labios.

 

–Tonto y estúpido NamJoon –dijo entre dientes, planeando los regaños que iba a darle por haberlo preocupado tan injustamente.

 

YoonGi se preparó, cruzando los brazos contra su pecho y frunciendo el ceño.

 

Al entrar NamJoon, y verlo despierto, palideció. Al parecer, no esperaba ver al omega levantado y tan enojado.

 

–YoonGi… -YoonGi, todo lo hizo fue señalar la mesa de la sala, donde un celular había quedado olvidado –Lo olvidé, y ahora que lo pienso, ya me parecía raro no recibir llamada alguna de ti. Lo siento, no me di cuenta.

– ¡Nunca te das cuenta de nada!  -Gritó el omega –¿Tienes idea lo preocupado que estaba? Casi llamo a la policía y a los hospitales.

 

YoonGi, quien pensaba darle una buena tunda, se calmó de repente, teniendo más ganas de llorar que de gruñir, después de todo, su amado Alfa estaba allí, con dos bolsas colgando de sus manos, sano y salvo.  

 

–Esos son… -NamJoon asintió, un poco nerviosos, esperando los gritos. –Gracias… y por favor… nunca más te olvides tu móvil.

 

Y lo que parecía imposible sucedió. Min YoonGi, el omega huraño, egocéntrico, casi todo el tiempo dando órdenes como si fuera un Alfa, controlándolo todo, estaba llorando.

 

– ¡YoonGi! –NamJoon se asustó y corrió hasta su pareja – ¿Qué sucede? ¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Son los cachorritos? Dime, dime, por favor.

–Idiota –Contestó el omega –Mil veces idiota, sólo levántame y llévame a la cama, y no te olvides la comida. Tus hijos la quieren todavía. –Gritó, arrugando los labios y suavizando un poco la mirada, rodeando el cuello del Alfa con sus brazos.

 

NamJoon podía ser torpe, pero YoonGi lo amaba así. Siempre soportando su mal humor, incluso obedecía sus órdenes pese a ser un Omega, y siempre estaba allí para él. Y estaba seguro que NamJoon sería el mejor padre de todos.

 

Y NamJoon haría esos viajes una y mil veces por ver ese hermoso gesto todos los días, era algo así como su premio, ya que pocas veces YoonGi se mostraba tierno o dócil.  YoonGi podía tener un genio muy especial, pero NamJoon lo amaba así. Además, estaba seguro que el otro lo amaba tanto como él.

Notas finales:

Infinitas gracias por leer este one shot <3 <3


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