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17. El Tao de Kris por dayanstyle

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Notas del fanfic:

TAORISSSSS... oh dios oh dios oh diosssss... una de mis couples favoritas nenesss... porque AMO A YIFAN... simplemente no puedo evitarlo y menos desde que conoci a su doble con ojos azules (porque sí... encontre un doble malhumorado-sexy-caradebitchsplease-alto-delgado-guapo) doble de yifan.. y buehhhh este fic me emociona MUCHISISISISIMO....

espero que lo amen tanto como yop

a leerr

Notas del capitulo:

amo a YIFAN WUuuuuuuu

    Kris Wu estaba de pie en la oficina de JongIn Kim parpadeando rápidamente. No, el hombre parado ahí no podía ser real. Él estaba viendo al más etéreo hombre que hubiera visto. El hombre estaba molestando a JongIn, el dorado cabello que le llegaba a los hombros y estaba atado con una tira de piel se veía liso y suave. Su delgada y delicada constitución se movía animadamente alrededor del hombre quejándose de que le llamara como si fuera una mascota.

       La voz del hombre despertó una parte de Kris que ni siquiera era consciente de que existía. Cuando el hombre se apartó con miedo por algo que JongIn dijo, Kris perdió su maldita mente. —¡Mio!— «Oh, joder no». ¿Había él dicho eso?

      El Alfa veía del hombre llamado Tao a Kris, con una enorme sonrisa en su cara. —Ah, infiernos, esto va a ser un alboroto. El Karma debe de amarme. —JongIn se tomó los costados y se carcajeó señalando a los dos—. La ironía es una jodida madre.-

      —¿De qué estás hablando?— Tao preguntó mientras veía detrás de él. Kris jadeó al ver los ojos dorados que lo veían. El hombre era simplemente hermoso.

       Kris caminó hacia su pareja, lo rodeó mientras sus ojos recorrían de arriba abajo el delgado cuerpo de Tao y entonces chasqueó los dedos frente a Tao. —Vámonos.

       Cuando Tao sólo se quedó ahí sin moverse, viendo intrigado a Kris, soltó una exasperada respiración. —Mira, tienes dos elecciones. O vienes voluntariamente o te lanzo sobre mi hombro, tú elijes.

 

       Los lados de la boca de Tao se elevaron en una sonrisa, Kris detuvo un gemido que casi se le escapa de los labios. Si él pensaba que Tao era hermoso antes, sonriendo quitaba el aliento. —Hay una tercera elección, Hombresote.

       Kris gruñó. Él no se iba a andar con juegos. La atracción era fuerte, y él necesitaba reclamar lo que era suyo. ¿Cómo se atrevía ese hombre a seguir ahí y plantear una discusión?—No hay una tercera elección. —Chasqueó los dedos de nuevo, señalando el espacio a su derecha frente a él, pero el testarudo hombre no se movía.

—Uh-huh. —Tao sonrió y entonces desapareció.

      Kris arqueó una ceja hacia el Alfa. —¿Sabías acerca de ese pequeño truco, verdad?

      Había un brillo de diversión en los ojos del Alfa. —Un alboroto. —JongIn se carcajeó.

       Kris se dio media vuelta y salió como tromba de la oficina del Alfa. Sus hermanos Suho y Yongguk lo flanqueaban.

—Maldición, Kris, ¿realmente era tu pareja?— Suho preguntó mientras mantenía el ritmo.

       Kris realmente no quería contestarle a Suho. Su hermano era el más emotivo de los tres. Recibiría todo lo del Dr. Phil5 sobre su culo acerca de toda la cosa de las parejas. Tiernas emociones, no era una jodida cosa para Kris.

      Tenía que ser así, porque si Kris dejara salir su lado suave, podría ser percibido como débil, algo que él no quería. Él tenía que cuidar a sus hermanos.

 

      Levantó la mano hacia Suho cuando ellos se aproximaron a sus motocicletas. —No quiero oír de eso, Suho. Déjame en paz.

      —Pero encontraste a tu pareja —Suho protestó—. ¿Simplemente vas a alejarte de él?

     Kris resopló ante la emotividad de su hermano. —Él desapareció, no yo. Si él no me quiere, que se joda.

     Yongguk se rió detrás de él. —No creo que sea cuestión de que él no te quiera. Puede ser cuestión de que le ordenaste que te siguiera como si fuera un maldito perro.

r13;Yongguk levantó las manos cuando Kris se giró y lo miró. No también él—. Solo estoy diciendo.

       —Necesita aprender a escuchar cuando yo le digo algo. —Kris gruñó. Él no estaría detrás de Tao como los otros guerreros hacían con sus parejas. Infiernos no, él no era un cursi. De hecho, él para nada era cursi.

      —Si tú lo dices. —Suho se encogió de hombros—. Tengo la sensación de que Tao va a tenerte comiendo en su mano.

     —No en esta vida —Kris gruñó subiendo a su motocicleta—. Vamos a dar un paseo. Tao retorcía sus manos mientras caminaba de un lado a otro por su habitación en el territorio de los Elves del Bosque que se localizaba entre el territorio de la manada de Kim y de la manada del Este, quienes fuera los que fueran ellos. JongIn le había dado quinientos acres para reubicarse.

 

      Pensó en la guerra entre los Elves del Bosque y los Elves de las Sombras. Eso no tenía sentido. Tao había perdido a toda su familia en una guerra de la que él ni estaba seguro por qué infiernos luchaban.

      —¿Qué te tiene tan alterado?— su mejor amigo Sung Jun preguntó entrando en la recámara de Tao. Normalmente a Tao no le gustaba que nadie entrara a su recámara, y Sung Jun lo sabía, pero él tenía asuntos que lo presionaban más para enojarse por eso. Tao corrió hacia su compañero de casa, tomó la camisa de Sung Jun en un puño. —Encontré a mi otra mitad. Sung Jun retiró las manos de Tao, pero no antes de que viera un brillo de ira en los ojos de Sung Jun. Tao lo ignoró. Desde que la guerra se había iniciado, su mejor amigo había estado actuando extraño. Él lo justificaba debido a que toda la gente que amaba y que conocía había muerto. —¿Por qué sigues aquí? Tao comenzó a pasearse de nuevo, viendo a su mejor amigo y luego a sus manos.

—Oh, mierda. ¿No me digas que es lo que creo? Tao se encogió de hombros.

        —Uno de estos días tenías que renunciar a tu estatus de virgen. Si te habías reservado hasta encontrar a la otra mitad de tu alma. Lo encontraste, así que ve por algo sudoroso y apestoso, deja que te joda en la cama y sé feliz —Sung Jun dijo, irritado.

Tao entrecerró los ojos hacia su mejor amigo. r13;Haces que suene tan vulgar. Enlazar nuestras almas juntas en un ancestral ritual debe ser un honor no una pérdida. —Ahí estaba la chispa de ira de nuevo. Tao ahora no estaba de humor como para pensar qué le pasaba a su mejor amigo.

 

       —Eso es sexo, puro y simple. Ve a golpear, a penetrar, a gritar como monos, como sea que le llames a eso. Es divertido, caliente como el infierno y se siente bien cuando jodes. —Sung Jun se encogió de hombros—. Gracias, ahora me tienes caliente. Tao hizo gestos, se cubrió sus Elvin orejas, y repetía:r13;No escucho, no escucho. Sung Jun se reía. —Eres tan puritano. Tao movió sus manos hacia Sung Jun como si lo desestimara. Tenía grandes problemas. No sólo estaba asustado de tener sexo, estaba asustado de tenerlo con el hombre que se veía como un gruñón motociclista. De algún modo él no creía que ese hombre pudiera ser gentil y eso lo aterraba.

      Incluso estaba más irritado de que ni siquiera conocía el nombre de su otra mitad. Tao gruñó consigo mismo mientras desaparecía hacia la propiedad Kim. Estaba desgarrándole el saber que tendría que ir a preguntarle a JongIn.

       Bueno, quizás no, los hombres que había conocido esa noche podrían saber. Se dirigió hacia el estudio, el cuarto que la mayoría de ellos frecuentaban. Era asombrosa toda la tecnología que había en ese cuarto. Siendo una de las criaturas del bosque, ellos vivían de una manera sencilla, sin modernizaciones. Y eso apestaba. Él y Sung Jun a menudo se escapaban y se permitían algo del mundo moderno. Su cosa favorita eran los chocolates. Parecía no tener suficiente de eso.

      —Hey, Tao. —Key chocó los nudillos con él, una costumbre que Tao encontraba bizarra pero que captó rápidamente.

      —Necesito preguntarte algo. —Comenzó a pasearse de nuevo. Eso era tan embarazoso. Si sus compañeros Elven supieran que había encontrado a su pareja y había huido, asustado como una pequeña gallina, se reirían por siglos.

—Seguro, dispara. Tao notó que los otros hombres del cuarto los rodearon. Genial, justo lo que necesitaba, público.

     —¿Quién es el hombre con la bandana en la cabeza?— No le dio confianza que Key se carcajeara.

—¿Kris?

Tao gruñó ante el nombre. ¿Quién infiernos le ponía a un niño Kris? Se dejó caer en el sofá y se cubrió la cara con sus manos. —Esto no puede estar sucediendo. —Presionó el talón de sus palmas contra sus ojos.

—¿Qué sucede?— Taemin preguntó. Tao dejó caer dramáticamente los brazos en el sofá y soltó un alto suspiro. —Él es la otra mitad de mi alma.

      El ruidoso cuarto se quedó en silencio. —Alguien diga algo— Tao gimió.

—Estás tan jodido. —DongHae sacudió la cabeza.

 

       Kris tomó el camino hacia la ciudad, llevaba su motocicleta a ciento sesenta kilómetros. El motor ronroneaba mientras se comía el pavimento. Mostraba una diabólica sonrisa ante la sensación de libertad. La adrenalina lo recorría con la emoción. Les gritó fuerte a sus dos hermanos que trataban de pasarlo.

      Se reía mientras Suho exitosamente lo pasaba. Kris podía dejarle hacer eso. Dejarle que lo pasara le daría una pequeña cantidad de alegría cuando finalmente sobrepasara a su hermano mayor. Qué infiernos.

      Bajó la velocidad cuando Yongguk le hacía señales para que se detuviera. Irritado ante el más joven de ellos, Kris entró en el césped al lado del camino. Era mejor que fuera algo importante.

—¿Qué jodidos?— Suho preguntó llegando al lado de Kris.

       —Infiernos si lo sé. Él es tu hermano. —Kris levantó los lentes de sol de sus ojos y los apoyó sobre la bandana que cubría su cabeza.

       —No cuando actúa de esa forma, en ese caso es tuyo.

—Suho vio sobre su hombro a la motocicleta que llegó detrás de ellos.

       Yongguk apagó el motor y se bajó de su motocicleta y fue al campo y orinó.

       —Tiene que estar bromeando —Kris gruñó. Sólo Yongguk podía detener una perfectamente buena carrera por su vejiga. Kris debía de haberle preguntado si él había ido a orinar antes de dejar la casa.

—Tu hermano. —Suho se rió.

      —Puedo oírlos a ambos —Yongguk gritó mientras subía el cierre—. No me reclamen, realmente no me importa —les dijo antes de volver a subir a su motocicleta.

 

      —¿Estás listo, o necesitas polvearte la nariz?— Kris preguntó mientras encendía su motocicleta, apagando la respuesta de Yongguk con el ruido del motor.

       Suho se carcajeaba mientras ellos retomaban el camino. Kris se colocó los lentes de sol en su cara. Llegando a la ciudad, se estacionaron frente al pequeño restaurante.

      —Ustedes dos son realmente graciosos. —Yongguk le gruñó cuando Kris golpeó el hombro de su hermano menor.

      Ellos entraron al restaurante carcajeándose. Una de las parejas les indicó una mesa y se sentaron.

      Kris odiaba vivir en la Casa con la manada, pero necesitaba un lugar para sus hermanos después de que el Alfa Crone había mandado que los cazaran por ser gay. Kris quería matar al bastardo, pero Suho y Yongguk hablaron con él para que no hiciera nada, recordándole que su madre y su padre podrían ser cazados también si ellos no se iban.

       Kris odiaba huir. Así no era él. Midiendo un metro noventa y cinco y pesando ciento cuarenta kilos él estaba lejos de ser un debilucho. Su padre había pensado que había sido afortunado que sus tres hijos hubieran nacido guerreros. Los shifter lobos Timber eran la raza mas grande, pero no todos eran guerreros. Era un honor nacer como uno, hasta que el Alfa descubrió sus preferencias sexuales. Kris sabía que eso era sólo una excusa para echarlos a los tres. El Alfa les temía.

        Ahora ellos vivían con el Alfa JongIn y su grupo. Todos los guerreros eran gay, gran jodida cosa. Eso no significaba nada para Kris excepto que era una manada a la que sus hermanos podían pertenecer. Aparentemente alguien pensó que un lobo necesitaba de una manada. Kris no lo creía, pero sus hermanos si.

     —¿Qué es lo que quieren, chicos?— la pareja DongHae preguntó, tomando su libreta.

   —Dame una hamburguesa gorda y papas fritas.

r13;Yongguk dejó el menú en la mesa.

—Lo mismo —dijo Suho.

      —Yo quiero un buen bistec medio crudo con vegetales mixtos. —Kris le entregó el menú, notando las cínicas sonrisas de sus hermanos—. ¿Qué? Soy un niño en crecimiento. Necesito mis vegetales.

—Crece más y tu culo se desparramará. Kris lanzó el tenedor a la cabeza de Suho. —Imbécil.

      —¿Qué es lo que los trae hasta aquí?— el guerrero Baekho preguntó, deslizándose en la banca con ellos. Era el propietario de la mitad del restaurante. Supuso que él podía sentarse con ellos. No importaba que ellos vivieran en la misma casa, Kris no hacía amigos.

     —Salimos a correr y aquí Cenicienta necesitaba comer.

—Suho señaló con la cabeza a Yongguk.

—Cállate.

     —Gruñón, también. Debe de estar en uno de sus días.

—Suho levantó las manos y se carcajeó mientras Yongguk golpeaba la parte de atrás de su cabeza.

   —Jueguen lindo aquí. Tenemos clientes humanos

r13;Baekho advirtió.

     —Lo haremos. —Kris se reía con sus hermanos. Podría no ceder una mierda, pero él no era un imbécil, generalmente.

       —Oh, y JongIn quiere que ustedes chicos se detengan en la casa —Baekho agregó antes de levantarse y unirse con su pareja en el mostrador. Kris le sonrió al pequeño chico llamado Ren. La mayoría de las parejas de la Casa lo irritaban, pero algunos eran cool. Ren era demasiado malditamente inocente para su propio bien, y veía la vida con ojos de niño.

      La más pequeña de las parejas, Niel, era… bueno, Niel. Él tenía cada rareza bajo el sol. El chico usaba todo el tiempo guantes de látex. Entonces estaba el pequeño Baekhyun. Un extraño chico. Ni siquiera iba a empezar a hablar sobre JiYong.

—¿Qué crees que quiera JongIn?— Yongguk preguntó.

      Kris se encogió de hombros. Ni qué hablar del Alfa. Kris podría no temerle, pero lo pensaría dos veces antes de tener un conflicto con el Alfa de dos metros diez. Oh, él lo tomaría si tenía que hacerlo, pero sólo si tenía que hacerlo. El Alfa no estaba muy bien de la cabeza. Por eso amaba molestarlo.

       JongIn podría causar dolor en un segundo y en el siguiente, estaría todo amoroso con su pareja o con Nana. Él hablaba con todos acerca de los sueños que tenía, decía que le decían cosas. Kris podía apostar a que al Alfa le faltaban algunos tornillos. Y si tenía que oír una vez más acerca de esas malditas Esquimales8… Kris gruñó mentalmente.

       —Supongo que lo descubriremos cuando lleguemos ahí. —Kris se recargó mientras la comida era servida.

 

       Yongguk tomó su hamburguesa antes de que DongHae tuviera oportunidad de dejarle el plato. —¿Hambriento?— DongHae le sonrió.

—Siempre— Yongguk contestó mientras la mordía.

—¿Algo más?

      —Té helado. —Kris vio a sus hermanos, a ver si se atrevían a decir algo más.

      Suho giró los labios para esconder una sonrisa. —Coca cola para mí.

—Para mí también —Yongguk murmuró con la boca llena.

—Lo tengo.

      Los tres comenzaron a comer, no dijeron una palabra mientras comían. Kris tenía que admitir que la comida era muy buena. Rasa sabía cómo llevar la cocina.

     —Estoy lleno —dijo Suho empujando su plato mientras palmeaba su abdomen.

       Yongguk vio el plato de Suho y entonces el suyo. —Peso ligero —bromeó, vertiendo ketchup sobre sus papas fritas.

       —Te comerías a tu propia madre si pudieras. —Suho lanzó la servilleta a su plato.

      Kris cerró los ojos, moviendo las manos frente a él.

r13;Eso ni siquiera se oye bien. Cállate. —Su cara tenía una seria expresión.

       —No puedo evitar que tu mente no esté funcionando bien —Suho gruñó.

      —Jódete, Suho. —Kris estaba listo para irse. Él no era de los de sentarse y socializar. Ellos habían hecho lo que habían venido a hacer. Ahora era tiempo de tomar el camino. Era un día agradable afuera y estaban desperdiciando el tiempo estando sentados ahí ante la mesa. Él podría ya estar sintiendo el aire en su cara.

     —Ahora eso no se oye correcto —Suho bromeó, moviendo juguetonamente sus ojos hacia Kris.

—Ambos son groseros. —Yongguk finalmente alejó su plato.

   Kris se puso de pie y lanzó unos billetes a la mesa.

r13;Vamos a correr.

       —Oh, sí, ahora es acerca de lo que hablaba. —Suho se deslizó, permitiendo a Yongguk salir.

       —Podría ir y ver lo que quiere JongIn. —Kris se puso su chaqueta y bajó los lentes de sol de su cabeza frente a sus ojos. Inclinó la cabeza despidiéndose de DongHae que les decía adiós.

        Kris vio a la ciudad mientras esperaba que sus hermanos salieran del cuarto de baño. Tenía que haber algo más que esto. Patrullar la vieja propiedad. El pueblo era demasiado pequeño. No había nada qué hacer, sólo correr en la motocicleta. Él se quedaría, sus hermanos lo necesitaban, pero le irritaba el pensar en vivir los siguientes siete siglos ahí.

       La vida era demasiado malditamente larga para estar tan aburrido siendo tan joven. Cuando eras un shifter que vivías mil años, si tenías trescientos años eras muy joven.

       Aun tenía mucho tiempo para ver la semilla crecer. Tenía un hambre en su interior que ni siquiera sabía cómo satisfacer. Kris ni siquiera sabía que tenía hambre. Todo lo que sabía era que eso le reclamaba ser alimentado.

 

—¿Listos?

      Kris se giró para ver a sus hermanos unírsele. Ellos estaban a cada uno de sus lados, conocían su humor con sólo verle la cara.

       —Eso se resolverá por si mismo. Él regresará. —Suho apretó su hombro. Sabía que Suho se refería a Tao. El tipo no podría sólo dejar las cosas así. Pero Suho también sabía el vacío que vivía en el interior de Kris. Una cosa era segura, Kris era feliz con sus hermanos. Ellos lo mantenían anclado.

       —Vámonos. —Él no iba a entrar en sentimentalismos ni siquiera por sus hermanos. Ellos eran extremadamente cercanos, pero aun así eran hombres. Alguien se acercaba llorando y Kris corría lo más lejos que podía.

      La carrera fue rápida, dado que vivían a sólo diez minutos de la ciudad. Kris y sus hermanos entraron al camino de grava y estacionaron sus motocicletas.

      Usando el código, entraron por la puerta del frente. Cruzaron el vestíbulo y Kris se dirigió a la oficina de JongIn.

     —Kris, me alegra que me honres con tu presencia

r13;JongIn dijo desde atrás de su escritorio en donde lanzaba una pelota azul para el estrés al aire.

      —¿Qué sucede?— Kris se apoyó en el marco de la puerta y metió los dedos en los bolsillos del frente de sus jeans.

—No mucho. ¿Qué haces?

      Kris gruñó. A él no le gustaban los rodeos. —Ve al punto, ¿para qué querías verme?

      JongIn se rió, dejó la pelota en el escritorio. Se recargó y se acarisio el labio inferior mientras lo estudiaba. El Alfa era definitivamente extraño. JongIn le  señaló. —Necesitas un corte de cabello. Ve a la peluquería de Byun.

      Kris tensó las mandíbulas. —¿Por eso me pediste que regresara?

—Si.

      —Maldición, JongIn. —El tipo era peor que Yongguk. Kris salió como tromba de la casa, sus hermanos automáticamente lo siguieron.

—¿Qué quería?— Suho preguntó mientras salían.

—Una petición de Yongguk. —Kris gruñó.

—Oh.

       —¡Hey!— Yongguk bufó mientras subían a sus motocicletas. ¿Qué estaba mal con el lobo? Él iba a cortarse el cabello el día que JongIn dejara de actuar como un loco.

—¿A dónde vamos?

       Buena pregunta. Kris lanzó la cabeza hacia atrás y aulló fuerte, liberando algo de la frustración interior. Eso no desconcertó a Suho o a Yongguk. Ellos estaban acostumbrados a eso.

—¿A la ciudad?

      —Perfecto. —Kris tomó el camino, levantando grava hacia todos lados mientras se alejaba de la casa.

      De nuevo en la carretera aceleró más su motocicleta. El campo desaparecía mientras tomaban la autopista. Kris estaba frustrado como el infierno. Sobrepasaba carros y camiones y sus hermanos lo seguían de cerca.

     Tomó una de las salidas y se dirigió al corazón ciudad, los peatones cruzaban la calle y el tráfico era ¿Por qué no podía haber una manada aquí? Este estaba repleto de mierdas que hacer. Kris guió hermanos a un club de striptease.

      Se estacionaron y entraron por la puerta de atrás. Se oía fuerte música de rap mientras los hombres se sacudían y hacían dinero. Los tres tomaron una mesa cerca del escenario.

      Normalmente Kris sería el primero en conseguir un pedazo de culo caliente para llevarlo atrás, pero los pensamientos de Tao inundaban su mente mientras Yongguk y Suho conseguían una conquista tras otra.

      No había manera de que permitiera que Tao le afectara así. Si el tipo quería hacer un acto de desaparición por una pequeña orden, al infierno con él.

      —¿Has terminado?— le preguntó a Yongguk. Su hermano regresaba después de la tercera ronda con un twink.

      Yongguk tomó la cerveza que había dejado en la mesa y subió sus botas en la silla frente a él. Le dio un largo trago antes de darle una seca mirada a Kris y levantó la botella en respeto. —Estás enojado porque Tao no está contigo.

       Debería haber sabido que Yongguk empezaría eso con él. Era sólo cuestión de tiempo antes de que su hermano pensara que él necesitaba oír su opinión. —Como sea, ¿dónde está Suho?— Él no iba a tener esa conversación con sus hermanos, ninguno de ellos.

      Yongguk se encogió de hombros. —Está en su tercer raund en algún lado allá atrás.

 

     Ellos tomaron varias cervezas más esperando al imbécil de Suho. Conociéndolo estaría disfrutando a dos chicos al mismo tiempo. Kris nunca entendería a sus hermanos, así que nunca trató de hacerlo.

       Kris no podía entender cómo Suho jugaba arriba y abajo. El chico era demasiado malditamente grande para ser el que recibía. Si él hubiera apostado, sería Yongguk el que jugaba de ambos. Pero al igual que él, Yongguk estaba estrictamente arriba siempre.

     Yongguk bajó sus pies y se enderezó, rodando los hombros. —¿Crees que él va a perder fuerza pronto?

       —Será lo mejor, o arrastraré su culo hasta aquí —dijo Kris irritado mientras jugaba con la cerveza. Yongguk podría estar en lo correcto al decir que estaba enojado porque Tao no estaba, pero él no iba a admitirlo. Yongguk se carcajeaba. —Atrévete.

     Kris se encogió de hombros, se puso de pie y fue a cazar a su hermano. Lo encontró en el cuarto de atrás jugando al niño pasivo. —¿Has terminado?— preguntó asomando la cabeza por la puerta.

      Suho vio sobre su hombro mientras estaba en cuatro patas. —Pregúntale a él —señaló con la cabeza detrás de él.

      Kris vio al tipo detrás de Suho. —¿Terminaste de joder a mi hermano?— preguntó mientras entraba al cuarto. Estaba desesperado por regresar, aunque Tao no estuviera ahí.

     —Mierda, hombre. Largate de aquí. —El tipo le lanzó un zapato a Kris, fallándo en darle a su cabeza.

      —Imbécil. —Suho pateó al tipo fuera de él—. Nadie le habla de esa forma a él.

     Kris tomó al tipo golpeándolo en la cabeza con la suya. —Él quiere que te salgas de él.

     —¿Qué infiernos está mal con ustedes dos?— El tipo tomó su ropa y salió.

—Vístete, nos vamos.

      —Bien, de cualquier manera era pésimo. —Suho rápidamente se vistió y se unió a Yongguk en la mesa.

—¿Listo, niño?

—Niño. —Yongguk golpeó a Suho. Suho sólo se carcajeó mientras ellos dejaban el club.

 

Tao se sentó en una de las sillas de la barbería, totalmente aburrido. JongIn le pidió que se ‘apareciera’ en la barbería de Byun y fuera el niñero del chico. Bueno, había usado la palabra guardián, pero para él significaba la misma cosa.

      Se veía a sí mismo en el gran espejo frente a él. ¿Qué iba a hacer? Tenía que luchar contra la urgencia de encontrar a Kris, buscarlo, pero el sentido común lo mantenía atrás. Aunque el hombre era caliente, con todo ese cabello oscuro corto, hombros grandes y profundos ojos oscuros, y esa sombra de barba en su cara. Tao quería ronronear y acurrucarse alrededor de él. «¿Qué infiernos le estaba pensando?» El golpe mental no ayudó. Él quería a Kris más que la siguiente respiración. Eso era ridículo y estúpido. ¿Cómo podría querer a un hombre que era el polo opuesto a él?

       —Oí que Kris es tu pareja —dijo Byun mientras limpiaba el cabello del suelo que había quedado de los clientes.

       —Si, eso puede ser correcto. —Tao hundió los hombros en su silla, su cerebro estaba en guerra acerca de qué hacer. Miró a Byun de soslayo, preguntándose si el hombre le iba a decir algo acerca de eso. Parecía que todos en la casa tenían una opinión una vez que el shock por la noticia se perdía.

 

 

 continuara...

Notas finales:

dejen rw


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