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Army Life por Aradia

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Si él supiera como actuar en esos casos seguramente saldría triunfante de tan vergonzosa y escalofriante situación, pero su ignorancia lo había llevado allí y su imprudencia había acabado de sellar su destino en el lúgubre lugar.


-         Por favor ¿Puede ayudar a mi hijo?


-         Yo…podría, pero esto dista mucho de ser un caso en común- y bueno, él estaba despavorido del miedo.


-         Pero es usted parte del ejercito ¿no?


-          Lo soy, pero yo lucho contra otros humanos, máximo máquinas y armas de alto rendimiento señora, pero ¡por Dios! Acaba de pasar una fantasma frente a mis ojos ¿quiere que le dispare? ¡atravesó una pared!- exclamó con angustia Naruto que iba a paso apresurado hacía la salida de aquella casa, ¿por qué tenía siempre ese delirio de ayudar a los demás? Esto en serio era algo que no podía manejar.


 


Con una leve reverencia salió de allí no sin antes prometerle a la mujer que buscaría ayuda de alguien que fuese más calificado para el trabajo de ¿exorcismo? O lo que fuera. Corrió hasta el cuartel que se encontraba en medio de la selva, presentó su identificación al guardia de turno y una vez a dentro soltó un sonoro suspiro. Una vez recuperada la respiración se recompuso y entro como si nada hubiese pasado a la cabaña 18, lugar donde dormía con el resto del escuadrón (que también era el 18) todos allí se encontraban jugando cartas, charlando con el otro, en total eran 7 personas pero busco al más elocuente de todos ellos, aquel que estaba echado en una cama mientras trataba de conciliar el sueño; no lo pensó dos veces y se acercó al otro chico y lo zarandeo.


-Shikamaru ¡Despierta! – movió sus hombros con más velocidad- ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Despierta!


- ¡¿Qué sucede?!- apartó de un manotazo las manos de Naruto de sus hombros – estoy durmiendo, no molestes


- Shikamaru, es urgente, ¿Recuerdas a la señora que dije que iba ayudar? - Shikamaru asintió con pesadez-  bueno, resulta que su hijo está bien, pero bien adentro de una casa embrujada ¡vi un puto fantasma! No pude permanecer mucho tiempo allá, digo ¿qué podría hacer? Tenemos que buscar a alguien que pueda pelear con fantasmas, que los selle, como hacen en las películas, necesitamos unos exorcistas, gente de la iglesia y todo eso


- Qué problemático, es asunto de ellos no tenemos nada que ver en eso, además te recuerdo que estamos acá porque tenemos que proteger la aldea contigua mientras las negociaciones se llevan a cabo, ¿en qué parte crees que cabe involucrarnos en una casa embrujada?


Naruto suspiró, no importaba, tenía que ayudar a esa señora.


-Así que el Dobe no fue capaz de entrar a una casa a sacar a un niño travieso- se acercó Sasuke.


-Temeeee, esto no te incumbe- respondió airado Naruto- Tu tampoco podrías hacerlo, ni siquiera llegarías a la mitad de donde llegue – se cruzó de brazos- tu eres perro que ladra y no muerde así que no fastidies- sonrió  victorioso Naruto mientras centraba de nuevo su atención hacia Shikamaru, al ser el más inteligente del grupo seguro que tendría una solución, solo debía presionarlo un poco más para que pusiese a trabajar su cerebro.


- Claro que puedo Dobe, tú eres un debilucho con delirio de héroe que no fue capaz de ayudar a esa mujer, llenándola de falas esperanzas mientras vuelves acá con la cola entre las patas, miedoso- contestó Sasuke más sereno de lo normal.


- ¿Qué? ¡Hazlo entonces tú! Te demostraré que si puedo.


- ¡Oh! ¿Están en un reto?- intervino Kiba- Es más emocionante cuando hay una apuesta de por medio.


- ¡Lo que sea! Le demostraré a este teme apestoso que yo no tengo ningún delirio de héroe y, por sobre todo, que yo no incumplo a mi palabra- se levantó molesto Naruto encarando a Sasuke.


-Perfecto- sonrió Kiba- Quien logre traer al muchacho ese fuera de la casa, en- lo meditó un segundo- máximo en dos días podrá tener los beneficios militares del perdedor y claramente el perdedor no podrá gozar de sus beneficios al ser otorgados por dos meses ¿Les parece?


Todos inmediatamente pusieron atención a las palabras de Kiba, ¿dos meses de beneficios militares duplicados? Eso era lo más cercano al paraíso para ellos, algunos tentados querían hacer parte de la apuesta e ir por el chico que se encontraba en esa casa, pero bien conocían la constante rivalidad de Sasuke y Naruto que ya el reto se había cerrado acogiendo solo a ellos dos como participantes. Shikamaru supo que pronto se avecinaría un gran problema y para enfrentarlo era mejor que pasara ese tiempo recuperando energías, es decir, durmiendo.


-Acepto- dijeron al tiempo Sasuke y Naruto.


Sasuke se apartó para dirigirse al armario y sacar su ropa, saldría ese mismo día para buscar al estúpido niño, sacarlo y gozar de que Naruto es un idiota. A su vez, Naruto ya estaba listo para salir; Kiba como veedor vería que ambos entrasen al mismo tiempo a la casa con el fin de que fuese justo y se turnaría con todos los del escuadrón 18 para tener el testigo que vería quién iba a salir primero, y por supuesto, todo el escuadrón los cubriría con los superiores por esos dos días. Mientras ambos países se encontrasen en negociación, el trabajo no era tan arduo y con toda la campiña militar que habían instalado cerca de la aldea, esta nunca se encontraría desprotegida a si faltaran tres personas, claramente, los dos militares más fuertes se encontrarían dentro de la supuesta casa embrujada, pero por dos días no parecía una mala idea.  


Caminaron alrededor de 8 kilómetros, allí se encontraba aún la madre del pequeño con la esperanza de que en cualquier momento este saliera por su propia cuenta. Al ver llegar tres militares sus ojos se iluminaron, el rubio había cumplido, había ido por ayuda. Se acercó a ellos con mucho entusiasmo y les agradecido por ayudarla, claro que ella era ignorante del verdadero motivo tras la ayuda.


-         ¿Listos?- observó Kiba como Naruto y Sasuke se posicionaban en la entrada- Son las 7 de la noche, el tiempo empieza….¡Ahora! – ambos entraron a la casa mientras Kiba se sentaba en un tronco y la mujer se hacía al lado de él, rezando porque pronto su hijo fuese encontrado.


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