En un día común como otro, un castaño llamado Misaki estaba con dos amigas y su novio, Usagi-san. Estaban tomando un descanso de la ciudad y fueron a la casa vacacional de los Usami. Las chicas se llamaban Hiraki, que era ruda, directa y muy alocada. Y la pequeña Natsuki era dulce, un poco inocente y muy sutil, pero no significaba que fuera débil siempre. Y si, ellas tenían historia juntas.
En fin, mientras ellas caminaban por el enorme patio, Misaki y Usagi tenían una leve discusión.
-¡Usagi-san, deja de quejarte! Solo no comas la parte que tiene pimientos verdes y ya-lo regañó el menor.
-Tú sabes que a mí no me gustan. ¿Por qué le pusiste a la comida? Te lo repito todo el tiempo. ¿No me escuchas acaso?
-Lo siento, pero a las chicas les fascina... Ya te dije: hice una parte para ti sin pimientos verdes.
En eso, los brazos del mayor lo rodearon.
-Me alegra que pensaras en mí de esa forma-susurró el mayor en su oído.
-¡Ya basta! ¡Haces un escándalo por un plato de comida!-gritó tratando de zafarse del abrazó.
-Inútil. ¡Los sentimientos deben ser demostrados!
-Ya suéltame... ¡Y saca tus manos de ahí!
-¿Crees que es seguro por aquí, Hiraki?-preguntó la menor, algo nerviosa.
-¡Claro que sí! Además, mientras yo esté contigo, nadie te puede hacer nada-dijo rodeando sus hombros con un brazo-. Ven, sigamos. Quiero ver que hay más allá.
Caminaron un buen rato hasta que llegaron un poco lejos de la mansión. El lugar era muy bonito. Era un buen lugar para despejarse. Hiraki se sentó al pie de un árbol y Natsuki se sentó entre sus piernas y apoyó su cabeza en el pecho de la más alta. Se quedaron contemplando el lugar. Usami tenía mucha suerte. Cuando Hiraki sintió que se dormiría, el llamado de la bajita la despertó de golpe.
-Hiraki, mira-señaló una figura que caminaba cerca de ellas.
Era alguien con una máscara blanca, bastante perturbadora. Pasó por el lado de ellas y se quedó mirándolas fijamente. Natsuki se exaltó, y la mayor se levantó y lo encaró.
-¿Quién eres?-preguntó sin miedo.
No le respondió, siguió mirándola un momento... antes de avanzar peligrosamente hacia ella. Así comenzó un forcejeo. Por orden de Hiraki, Natsuki fue dentro de la mansión. Del miedo no les dijo nada a los hombres. No quería causar nada.
-Natsuki-chan, ¿estás bien?-preguntó Misaki, preocupado al verla así.
-¡Sí! No pasa nada-dijo con su característica sonrisa inocente.
-¿Y Hiraki-chan?
-Ella quiso quedarse sola un rato-respondió rápidamente.
Los mayores intercambiaron una mirada extraña. Ella rara vez se ponía tan pálida como estaba en esos momentos. Pasaron los minutos y escucharon que alguien tocó la puerta. Se estremeció. Creyó que sería ese sujeto de nuevo.
-Yo abriré-dijo Misaki.
Natsuki vio como el castaño se dirigía a la puerta y sentía que todo estaba pasando en cámara lenta. Cuando abrió la puerta...
-Ah... Hiraki-chan, que bueno. La comida ya esta-dijo el castaño sin dejar de sonreír.
-Ok. Pero no vengo sola.
Misaki miró detrás de la menor y vio a un hombre con máscara. Se quedó sorprendido por eso.
-Déjalo pasar-fue todo lo que dijo la chica. Se acercó a Natsuki y le susurró-.Tranquila. No me ha hecho nada. Pero si fue una dura pelea.
Usami fue a la puerta y se quedó igual de sorprendido por ver a ese hombre con máscara. Y al igual que todos se preguntó por qué. Le ofrecieron quedarse y él aceptó. Todos fueron a sentarse y comer. Aprovecharon para conocer al señor.
-Mi nombre es Yō Miyagi. Vengo de un lugar apartado de la ciudad y de todas las personas.
-¿Qué te trajo por aquí?-preguntó curioso Misaki.
-Mi... amigo, Shinobu... él... se enamoró de una delincuente.
Todos se sorprendieron por eso.
-Lo trata como un esclavo. Y hablo de ambos usos de esclavo.
Usami y Misaki intercambiaron una mirada de desconcierto y las chicas quedaron impactadas.
-¿Qué edad tienen ellos?
-Shinobu 17... Y Akane 22-respondió-. Es una mujer de lo peor.
-Mm... Podría ser peor el tema de la edad-musitó Usami-. “Como la mía y la de Misaki”.
-Una vez traté de que Shinobu la dejara, pero cuando ella se enteró...-hizo una pausa para beber agua, pero no pasó ni una gota por la máscara-... me amenazó con matarme.
Nadie dijo nada. Pero, si bien la historia era horrible, tanto a Usami como a Hiraki les costaba un poco seguirle el hilo. No le prestaban mucha atención. Misaki y Natsuki sí, por lo que no perdieron detalle.
-Hizo que me fuera de mi casa, y que dejara a quien más quiero... A Shinobu. Lo extraño demasiado... No puedo aceptar el hecho de que nunca lo volveré a ver-dijo con voz quebrada.
-¿Y si te quitas la máscara para verte el rostro?-exclamó Hiraki con desdén. Craso error.
Miyagi lanzó el plato de comida y su vaso de agua lejos de ahí. Todos se exaltaron. Mientras se iba del comedor, el enmascarado soltó unas palabras cargadas de odio:
-Ellas son malas.
-Hiraki, no le hables así a la gente.
-Tks... Sí, claro-se levantó y se fue enojada-. Nunca puedo decir nada.
En la tarde, Natsuki estaba leyendo un libro que le prestó Usami. Estaba tranquila. Miyagi no le había hablado mucho, pero siempre las miraba mal a ellas dos. Era extraño.
-“¿Será que mi Hiraki hizo de las suyas otra vez?”-se preguntó la pequeña.
Se quedó ahí, leyendo. Cuando estaba cerrando el libro, alguien se lo arrancó de las manos. Miró y vio a Miyagi.
-¿Si, diga?-soltó ella con sarcasmo.
-Enana maldita.
-¿Perdón?
-Ya me oíste.
Por como mantenía la mirada en ella mientras se iba, parecía que la estaba fulminando con la mirada.
-¿Qué le pasa a este hombre?
Miyagi subió las escaleras, buscando a la otra chica de la casa. Estaba por entrar en su cuarto, pero unas voces le llamaron la atención.
-Hiraki-chan, se tapó el W.C-avisó Misaki.
-¿Otra vez?
-Usagi san trajo a Suzuki-san y a su cría.
-Ah... Dame eso-tomó el destapador-. Ve y algo para echar aquí.
-Está bien. Ya vuelvo.
Misaki se fue y ella se quedó tratando de destapar el W.C
-No, pero en serio. ¿Cómo hace para que ese oso termine aquí? ¿Tendrá vida propia?-hablaba mientras hacia su labor.
La puerta se abrió y ella solo dijo:
-¿Qué trajiste, Misaki?-no recibió respuesta-. ¿Misaki?
Miró hacia la puerta y vio a Miyagi. Frunció el ceño. ¿Las dejaría en paz en algún momento?
-¡Niña mala!
-¡¿Qué?!-preguntó sorprendida por esas dos palabras.
Misaki subía las escaleras con algo para destapar bien el W.C. (N//A: no se me ocurrió nada) Esperaba que Hiraki no se hubiera impacientado. Entró al baño y vio Miyagi y la chica forcejeando con el destapador.
-Oigan...
-¡Está ocupado!-gritaron los dos.
-Bueno-se fue, dejando lo que trajo en el lavado.
Hiraki reunió fuerzas e hizo que soltara el destapador y empujó a Miyagi a la bañera.
-No sé que tienes contra nosotras, pero más te vale bajar los humos-advirtió la chica.
En la noche, Usami le ofreció quedarse, pero fue más bien a pedido de Misaki. Con ayuda de las chicas, el castaño le preparó una cama a Miyagi en una habitación vacía.
-Gracias por esto, Misaki-kun-dijo el mayor.
-No hay de qué. Llámenos si necesita algo-dijo amablemente el menor. Al salir se dirigió a las chicas-. Gracias por ayudarme, chicas. Son muy amables.
-De nada, Misaki-respondió sonriente Natsuki.
-No lo hice por Miyagi. Ese tipo es extraño y grosero con nosotras.
Después de decir eso, Natsuki se despidió de ellos y fue al cuarto que compartía con Hiraki. Misaki fue al suyo con Usami y Hiraki se quedó frente a la puerta donde estaba Miyagi. Quería ver qué pasaba. Se asomó y vio que Miyagi estaba sentado al borde de la cama con algo en las manos. Lo abrazó contra su pecho y dijo:
-Te extraño muchísimo, amor mío.
Se levantó y fue a una esquina para quitarse su máscara. Se giró y Hiraki pudo verle el rostro. Tenía el pelo negro y ojos azul oscuro. Se veía de mediana edad. Volvió a la cama y tomó lo que era un collar. Un guardapelo para ser exactos.
-Prometo que pronto te sacare de ahí, Shinobu-dijo antes de caer dormido.
Hiraki se alejó y se llevó una mano a la boca. Estaba sorprendida, sin duda. Se quedó un minuto quieta y en silencio. No sabía qué hacer. Aunque una idea se le cruzó por la mente.
Fue a su cuarto y despertó a Natsuki.
-Enana, abre los ojos-la movió levemente.
-¿Qué? ¿Qué pasó?-preguntó algo dormida.
-Tenemos que irnos-respondió.
-¿A dónde?
-Ven conmigo. Te cuento en el camino. Usaremos el auto de Usami-san-fue todo lo que dijo.
-Pero...
-¡No hay tiempo! Vamos a la habitación de Miyagi.
Cuando entraron a la habitación, vieron que el hombre estaba con el brazo colgando y el collar en su mano. Natsuki, siendo más sigilosa, fue a paso lento a tomar ese collar. Podría ser útil. Cuando estuvo a unos pasos estiró su brazo y lo tomó con cuidado. En el momento que quitó su mano, Miyagi se giró. Estuvo por soltar un gritillo, pero Hiraki se acercó y le tapó la boca. Salieron de la habitación y Hiraki cerró la puerta de la habitación con llave. Fue hasta donde estaban Usami y Misaki y también la cerró.
-Eso nos dará tiempo-dijo tomando la mano de la menor-. Listo, vamos.
Ambas salieron de la casa y se subieron al auto de Usami, rezando porque no se diera cuenta de que ellas lo usaron sin su permiso. Cuando se alejaron, Hiraki comenzó a contarle.
-Lo escuché hablando solo, con ese guardapelo contra su pecho. Por la forma en que hablaba, Shinobu no es sólo su amigo.
-¿Dices que ellos...?-Hiraki la interrumpió.
-No me gusta sacar información tan rápido, pero es algo extraño. Escuché que dijo “amor mío”, así que no creo que se necesite ser muy inteligente-contestó-. No sé muy bien a donde ir, pero él dijo que vivía en un lugar apartado de la ciudad y de las personas. Sólo conozco un lugar así.
-¿Cuál es el plan?-preguntó Natsuki, bastante interesada.
-Liberaremos a Shinobu para que Miyagi se vaya. Y de pasó veremos cómo es esa mujer.
Ellas estaban decididas a hacerlo.
Continuara...