Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Love Fight por Ari-nee

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

*agent: empleados de una empresa de lucha libre que, siendo normalmente luchadores veteranos retirados, ayudan a entrenar a luchadores y a coreografiar a luchadores para presentar los movimientos en los combates.

*angle: es una historia ficticia interpretada por los luchadores. Suele comenzar cuando un luchador ataca a otro y éste busca vengarse. También suele darse en caso de que haya una rivalidad entre luchadores y la empresa decide aprovecharlo para potenciar la rivalidad.

*Babyface: Es el luchador técnico más querido por el público.

Notas del capitulo:

Este fic pertenece a la convocatoria Happy Wishes del grupo AoKaga 5x10 de Facebook.

Va dedicado para Barby Castiel con mucho amor.

Me desperté temprano, eran las 6 de la mañana. Era sábado, 31 de diciembre para ser exactos. Se suponía que hoy el día estaría tranquilo, pues era fin de año; mañana sería primero de enero del año siguiente, por lo que nadie debería de estar en el trabajo, ¿no? Pero mi trabajo no es precisamente el más normal del mundo. No me malentiendan, no es mal pagado y mucho menos extraño, pero si era…

Exótico.

Mi nombre es Aomine Daiki,  tengo 24 años, vivo en Tokio, Japón; y “trabajo” como luchador profesional desde hace ya 5 años. Mi nombre de luchador es Black Panther, algo así como el superhéroe de los Vengadores.  Como cierre de año, los patrocinadores de Tōō –sitio en el cual trabajo, algo así como la WWE, en Estados Unidos– pensaron que sería una buena idea una lucha el último día del año. ¿Por qué? Ni yo lo sé, supongo que eso traería más ganancias o algo así.

Bien, no alargaré tanto el tema. Soy uno de los luchadores más fuertes de por aquí, y no es por presumir, lo digo en serio. Soy el As y hoy era mi turno de entrar al ring. Para hacer todo esto más interesante, nuestros patrocinadores creyeron que en vez de luchar contra otros luchadores de la misma liga –por así decirlo–, podríamos hacer mucha más publicidad con otros luchadores diferentes a los que ya estábamos acostumbrados.

Así es que se arregló un contrato, y vendrán unos cuantos luchadores de América, directo desde la WWE. Bien, estoy ansioso por eso, pues como dije anteriormente, hoy me toca luchar, y siempre disfruto enfrentarme con oponentes fuertes, y los de aquí o al menos la mayoría son realmente débiles a comparación conmigo. Pero sé que los de Estados Unidos son buenos, no por nada son considerados los mejores en todo el mundo.

Luego de meditar durante media hora mi vida, decidí levantarme al fin de la cama, ir al baño por una refrescante ducha mañanera y luego comer algo simple en el desayuno. Después de eso, pensé que lo mejor era ir al gimnasio del lugar para ejercitarme un poco. Me cambié por una ropa deportiva y sobre ella me coloqué una extra, una gorra y gafas de sol.

El lugar donde vivo no es tan lujoso pero tampoco es un simple cuarto de motel. Sin embargo, donde vivo es un departamento grande, donde otros luchadores también conviven. Pero aunque el lugar este hasta el tope de vigilancia, y que también esté dentro de un área restringida cerca del lugar donde luchamos – ese estadio gigante donde se encontraba el ring y las gradas para el público– también se encuentran algunos fans adentro.

Y es jodidamente fastidioso encontrarme con ellos. Todos son iguales. Fotos, autógrafos, preguntas absurdas sobre mí, mujeres tocando mis músculos y pidiendo mi número, y en caso de ser hombres, si ellos tenían alguna oportunidad de ser luchadores como yo. Joder, no, era tan estresante, y lo peor es que por más que los mandaras a la mierda, ellos parecen no entenderte. Además, son mis fans, debo de quererlos.

Quiero más a mis pelotas que a todos ellos juntos.

Voy directo hasta el gimnasio y afortunadamente ninguno de mis fans me reconoció, por lo que estoy tranquilo hasta el momento. Me encuentro con algunos de los demás luchadores de aquí ya entrenando, y una que otra Diva también aquí –ya saben, las mujeres luchadoras, no necesito decirles más– En eso veo a Riko, una de las más fuertes de por aquí, ya entrenando con las máquinas, hasta que me ve y se acerca a mí.

Si no fuera porque las mujeres y los hombres combatimos separados, estoy seguro que ella ya me habría roto el cuello.

– Hey, pero miren a quién tenemos aquí, parece que la panterita ha salido temprano de su cueva – Su odiosa voz fastidiosa taladra mis oídos. Para ser pequeña y mujer tiene bastante carácter y fuerza. No me sorprende que hubiese llegado tan lejos aun siendo joven. Aunque bueno, es un año mayor que yo. Dejó mi gorra, gafas y abrigo por ahí antes de hablarle.

– No fastidies plana, tengo que entrenar – Le contestó con brusquedad mientras caminó sacándola de mi camino. No doy ni dos pasos cuando siento que caigo al suelo de golpe y siento un peso extra sobre mi espalda, además, mis dos piernas están siendo jaladas y me producen un dolor horrible. No tardó en gritar por el dolor.

– ¡¿Atrévete a repetir lo que dijiste, maldito?! – Demonios, es esa chica loca haciéndome una llave de lucha. Mierda, olvidé que tiene un genio de los mil demonios. No debí haberle dicho nada.

– ¡YA! ¡NO DIJE NADA! ¡SUÉLTAME LOCA! – Le pido amablemente. Pero parece que eso solo la enfurece más, así que aplica más fuerza en la llave por lo que me revuelvo incómodo. Pero soy luchador, sé cómo librarme de casos así, por lo que utilizó mi fuerza para levantarme y sacarla de encima.

– ¡ESTO NO TERMINA AQUÍ, IDIOTA! – Me grita furiosa. Su carácter es realmente horrible, debí haber cerrado mi boca y no me habría metido en un lío como este. Ella ve que los otros luchadores y luchadoras están mirando en dirección nuestro, por la escena que armamos, por lo que baja la voz – Una vez más que te escuche hablar sobre mí de esa forma te romperé las piernas. Tienes suerte de que luches hoy, porque si no ya estarías muerto – Me amenaza para luego irse del GYM.

– Loca, loca, loca – Siseo en voz baja molesto. Nadie me da órdenes, quizá salvo mi agent* pero solo cuando necesitaba ayuda con el entrenamiento. Igual, aquel viejo es demasiado estricto y me alegra que no esté por aquí ahora. Seguro está ayudando a los demás luchadores con la coreografía de hoy en la noche.

Es cierto que eso de las luchas libres no son falsas, para nada. Algunas de ellas casi me cuestan mi carrera como luchador profesional, pero es realmente molesto a veces que las personas digan que todo es falso, que es actuado y/o que estaba planeado. Vale, tal vez algunas cosas lo estuvieran como las escenas de rivalidad verbal antes de las luchas, pero lo que pasaba en el ring era completamente verídico. Igual no puedes tener feliz a todo el mundo.

Cansado de todo el parloteo de mi vida fuera del ring, decido de una maldita vez ponerme a entrenar para lo de hoy en la noche. Apenas son las 7:30 de la mañana, y la pelea de hoy es hasta las 11:30 de la noche, pero es que estoy tan emocionado que no puedo evitarlo, pero nadie debe saber que estoy ansioso, por lo que tengo mi cara de “el mundo me importa una mierda” mientras me dedicó a entrenar por fin.

><><><>< 

– Taiga, ¿Por qué no intentas dormir antes de que el avión aterrice? El cambio de horario te va a sentar mal y no podrás luchar – La voz de mi hermano del alma entra en mi oído, y aunque sé que tiene razón, no puedo dormir. Me emociona la idea de luchar contra nuevas personas, ya que me aburría demasiado que siempre fueran de la WWE.

– Si pudiera lo haría Tatsuya, no me lo tomes a mal, realmente quiero descansar pero no puedo. Estoy demasiado emocionado y sabes que cuando lo estoy no puedo conciliar el sueño aunque quiera – Le explico mientras lo veo de reojo en el lugar junto a mí en el avión. Él está acomodado para dormir pero yo no puedo hacerlo, me es imposible. Desde que el avión despegó hace un par de horas no he pegado ni un ojo.

– Bueno, supongo que en eso tienes razón – Dice mientras se acomoda mejor en el asiento – Entonces no hagas ruido, porque yo si voy a dormir – Asiento ante sus palabras y me dedicó a estar en silencio, acomodándome mejor para poder ver el paisaje a través de la ventana. El cambio brusco de horario de América a Asia es demasiado. Aquí aun es 30 de diciembre, y ahí ya es 31.

Me presento, me llamó Kagami Taiga, tengo 23 años, vivo en Los Ángeles, Estados Unidos aunque mi descendencia en americana-japonesa; y soy un luchador profesional desde hace unos cuantos años. Mi nombre artístico es Killer Tiger, y aunque no hace mucho que empecé en esta carrera, debo admitir que me ha ido muy bien. Llegué a ser uno de los superstar más respetados de la WWE en poco tiempo. Casi ni recuerdo cuando era novato.

Ahora mismo me encuentro en un avión de que los patrocinadores utilizan específicamente para transportar a luchadores de un lado a otro. Mayormente viajamos por tierra, pero dado que ahora tenemos que irnos a otro continente es preferible hacerlo en avión. Igual pudo ser en barco pero sería más tardado y a mí me dan nauseas. Además, necesitábamos estar en Tokio lo más pronto posible, el avión era nuestra única alternativa.

Nuestros patrocinadores quedaron de acuerdo con los patrocinadores de Tōō –otra liga de luchadores– para poder hacer un evento el día final del año. Bueno, será el día final del año ahí, porque en casa aun no es ni 31. Igual el evento es realmente importante; tanto en Asia, porque sería como una manera de recibir el año nuevo, como en América, porque sería una forma de despedirlo. Sería una buena inversión para ambos bandos.

Pero obvio, no podemos llevar a todos los luchadores, así que fueron escogidos los mejores para viajar y enfrentarnos contra los mejores de Tōō, para así tener mucha más audiencia. Escuché que los boletos se habían agotado siendo comprados por personas de diferentes partes del mundo, la mayoría estadounidenses y japoneses, apenas unos dos días después de que el evento fuese anunciado, lo cual es demasiado pronto, ya que fue hecho público en noche buena, por lo cual fue demasiado rápido y extraño este suceso, pero en fin, tampoco es que me queje del dinero.

– Taiga, no te muevas tanto – Escuchó que murmura mi hermano, bueno, no, pero sí, pero… es algo complicado. Decido quedarme quieto porque mientras pienso he estado moviéndome mucho. El chico a mi lado se llama Himuro Tatsuya, y la razón por la que le digo hermano es porque también es de descendencia americana-japonesa. No es que sea mi hermano de sangre, porque en realidad no tengo hermanos.

– Lo siento Tatsuya, ahora sí, te dejo dormir – Le murmuro mientras escucho un sonido raro que hace con la boca sin abrir los labios. Me dedicó a ver el paisaje y notar como es que con cada hora parece que el día retrocede, o avanza, dependiendo de cómo se vea. Cuando partimos era de noche, y ahora está amaneciendo, o más bien estamos viendo la tarde como un amanecer. Esto de la zona horaria es muy complicado a veces.

Himuro Tatsuya es mayor que yo por un año, y como no, también es luchador. Su nombre en el ring es White Dragon, tiene el cabello oscuro y al estilo emo, por lo que me gusta fastidiarlo a veces con eso. Fue una especie de maestro para mí cuando empecé en la carrera, y después de que me volviese mejor hemos combatido juntos, tanto como rivales, como en equipo. Algunas veces me ganaba él, pero desde hace un buen tiempo, no ha vuelto a pasar.

Mis ojos empiezan a doler por el cambio brusco que tienen sobre el sol, pues el avión pasa muy rápido y no estoy acostumbrado a ver el amanecer –o atardecer, como lo entiendan mejor– tan deprisa en américa. Decido cerrarlos para relajarme, y de paso, también descansar justo como dijo Tatsuya. Si no lo hago ahora, cuando sea el momento de la lucha no podré mantener mis ojos abiertos, y sería vergonzoso perder por eso.

Entonces sí, por fin me acomodo mejor en el asiento escuchando gruñir a mi hermano por haberlo movido, mientras aun con los ojos cerrados comienzo a contar ovejas hasta dormirme.

><><><>< 

– Daiki, al fin te encuentro, ¿Estás listo para lo de esta noche? – Uno de los luchadores más viejos pero fuertes palmea mi espalda con compañerismo mientras sonríe y suelta algunas carcajadas. Sí, este tipo también va a luchar hoy contra los de la WWE, pues es veterano en todo esto y uno de los mejores. Es viejo sí, pero sabe moverse.

– Si, muero por romperle la cara a unos cuantos americanos antes del primero, sería una buena forma de empezar mi año – Respondo con ironía. No me quejo ni nada porque realmente el sujeto no me cae mal. Aunque es uno de los luchadores que siempre lleva la máscara puesta, a aquellos a los que nadie ha visto su rostro. Me parece fastidioso, puesto que yo no uso máscaras.

– Parece que tendremos también a algunas Divas extranjeras, por lo que Riko y las demás también están entrenando – Con solo oír como dice el nombre de esa bruja siento mi cuerpo vibrar, y no de una manera agradable. Enserio que le hace honor a su nombre artístico, Break Bones, o Doble B, para abreviar. Si no fuera porque sé que es mujer, pensaría que es nombre de luchador varón.

– Sí, yo también debo seguir entrando – Digo mandándole la indirecta de que me voy. Por lo que no tardo y enseguida desaparezco de ahí. Ya son las dos de la tarde y muero de hambre, iré por algo de comer y luego descansaré un rato, quizá luego siga entrenando y ya luego me voy a mi hogar, dulce hogar para darme un baño y preparar todo para lo de hoy.

– Hey, Aomine – En eso me encuentro a otro compañero de luchas, Wakamatsu, el cual no está en el evento de hoy, pero igual es bueno en las luchas. Él se interpone en mi camino luego de haber llamado mi atención con eso grito. ¿Qué querrá este imbécil? – Los americanos ya están aquí – Me informa y yo lo veo con sorpresa, ¿Ya? ¿Tan pronto?

– ¿Ahora? – Le pregunto con una ceja curveada, aun sin creerme lo que me dice. Este estúpido rubio asiente con seriedad. Bueno, supongo que debo creerle, después de que le vencí innumerables veces nunca me dirige la palabra por conservar la poca dignidad que le queda. Debe ser cierto eso de los americanos si ahora me está hablando – ¿Dónde están? – Pregunto.

– Al parecer les están enseñando la arena de lucha – Entonces asiento ante su respuesta dispuesto a volver a caminar pero en eso una mano me detiene por el hombro – Yo no iría si fuese tú, no querrás ser regañado como la última vez ¿o sí? – Me dice con una sonrisa de burla. Diablos, no tiene que recordarme eso. Chasqueo la lengua con molestia.

– Como si te importara lo que me pase – Le hablo brusco y gruñéndole.

– Tienes razón, no me importa – Entonces me suelta el hombro, y se va dejándome solo. Enseguida vuelvo a caminar para la arena, porque quiero ver quiénes son.

Me dirijo hacia allá intentando no llamar la atención. Mayormente cuando luchadores de otros países nos visitan se nos pide no interrumpir en su recorrido para no hacerlos sentir incómodos o una mierda así, pero en realidad no hago mucho caso que se diga. De cualquier forma no pueden prohibirme luchar porque de mí depende toda su ganancia, así que no me interesa realmente que pueda pasar.

Sigo trotando unos cuantos minutos hasta llegar a la arena. Entro ignorando a unos cuantos guardias y busco de inmediato dónde están los americanos. Ellos llaman mucho la atención por no ser asiáticos, así que no se me será difícil encontrarlos. Pasan 10 minutos, y finalmente los encuentro a todos, como un grupo de niños en el museo mientras uno de nuestros presentadores les habla en inglés para que entiendan.

Patético.

Estoy por irme de ahí porque no vale la pena, cuando al darme la vuelta choco con alguien. Fue un golpe horrible, ambos caímos al suelo y el porrazo que nos dimos seguro resonó en todo el estadio. Sacudo mi cabeza intentando ordenar mis pensamientos que habían sido revueltos por semejante golpe. Entonces elevo la vista para ver al causante de mi caída. Es un pelirrojo de cejas raras, no le reconozco de por aquí, y tiene algunos rasgos que no son propios de los asiáticos. Además, la ropa y como farfulla en inglés me dan más pistas.

Es otro luchador estadounidense.

– Estúpido americano, fíjate al menos por donde vas – Le insultó mientras me levanto. Realmente no creo que siquiera me hubiese entendido, seguro sin su patético traductor no podría ni preguntar dónde está el baño. Estoy por irme mientras él se levanta.

– No te creas tan importante por ser asiático, idiota, tú fuiste quien estaba donde no debía – Espera, acaso este chico… ¿Me había contestado? Más importante aún, ¿Me entendía? ¿Cómo mierda sabía hablar japonés? Bien, dejando eso de lado, este imbécil se atrevió a insultarme. Me doy la vuelta para encararlo.

– Así que no eres tan inútil como pensé, veo que sabes hablar mi idioma – Me burlo de él acercándome a su persona. Él cruza los brazos mientras me lanza una mirada que podría parecer intimidante, pero a mí no me causa nada. La gente alrededor junto con otros luchadores cerca de ahí se empieza a acercar al espectáculo que estamos dando.

Veo que sonríe, y eso me descoloca.

– Claro que hablo tú idioma, él que es inútil aquí eres tú – Me dijo sin borrar esa maldita sonrisa de su rostro – Can you understand? – Me pregunta en inglés utilizando su habilidad bilingüe a su favor, y no sé qué es pregunta porque supiera que fue lo que dijo, sino porque el tonto sonidito de pregunta estaba al final. Mierda, me la había devuelto y encima me estaba ganando.

– No necesito entenderte para saber que debo romperte la cara si te metes conmigo, bitch – Entonces él sustituye su sonrisa torcida por una mueca de enojo, mientras me mira cabreado. Es cierto, no sé inglés, pero eso no significa que no sepa algunas palabras importantes, ya que eso de insultar a las personas en inglés es bastante usado en la mayoría del mundo.

– ¿A quién llamas bitch, imbécil? – Me pregunta furioso mientras me toma del cuello de la camisa. Siento una vena hincharse en mi frente mientras le contesto el gesto tomándolo también de la camisa hasta que nuestros rostros quedan bastante cerca, y puedo ver su mirada de furia en todo su esplendor. Este pelirrojo me está provocando demasiado y eso que aún no son las luchas.

– A la única perra que hay aquí, y para tu desgracia, ese eres tú – Le contesto y cuando estoy a punto de golpearlo al ver que él tenía las mismas intenciones de hacerlo, siento como es que nos separan cuando alguien se mete entre nosotros y nos empuja para direcciones opuestas, dejándonos confundidos.

– Wow, wow, wow, Daiki, Taiga, cálmense – Al escuchar el otro nombre mis ojos se dirigen al pelirrojo que está viendo a nuestro presentador, que es quien se ha interpuesto entre nuestra lucha. ¿Taiga? Ese no parece ser nombre de americano – La verdad fue un gran número, parece ser que ya tenemos un buen angle* para esta noche. Y eso que nosotros pensábamos que ninguno sabía hablar japonés, perdón por eso – Se disculpa mirando al pelirrojo, quien parece no prestarle demasiada atención por verme a mí como si quisiese asesinarme.

– Esto no termina aquí – Le digo sabiendo de sobra que más tarde le veré en el ring, y ahí será un muy buen lugar para arreglar las cuentas pendientes que tengo con él. Sé que pelear por esto es una tontería pero vamos, soy fácil de molestar y por lo que parece él igual.

– Esperaba que dijeses eso, negro – Me contesta con una sonrisa. ¿A quién le dice negro este idiota? Aunque si soy sincero, me agrada tal vez un poco. La mayoría de los luchadores no suele seguirme la corriente, pero con él, sentí una chispa que creí desaparecida hace mucho. Le devuelvo la sonrisa.

– Cuenta con eso, cejas partidas – Y luego me retiro de ahí dejando a los patrocinadores y demás con los luchadores extranjeros. Me dirijo de nuevo al gimnasio para seguir practicando, pues con todo eso se me ha quitado hasta el hambre. Luego comeré algo, necesito desquitarme con algo, y que mejor que hacer con un buen ejercicio físico hasta el cansancio.

><><><>< 

Ese estúpido negro que solo hizo que mis sentidos se despertaran. Demonios, nunca me había pasado algo similar en Estados Unidos, y mucho menos con una riña que parecía la de dos niños de preescolar en vez de unos luchadores profesionales arriba de los veinte años. Después de que el peliazul con quien me peleé se hubiese ido, los patrocinadores de Tōō me informaron que era un luchador contra el cual era posible que luchase hoy. Su nombre, Black Panther.

– Taiga, sabes que te comportaste como un niño ¿no? – Me pregunta Tatsuya, o más bien, me regaña. Más que mi hermano parece ser mi madre. Y es que no es sorpresa que me meta en líos así con otros luchadores, ya me voy acostumbrando a cabrearlos o que ellos me cabreen a mí; mayormente es lo segundo, dado que soy bastante fácil de molestar.

– No es necesario que me lo recuerdes, Tatsuya – Le digo con fastidio sabiendo de sobra el regaño que me va a dar por estar buscándome líos con otro luchador que además es de una liga diferente. Llego hasta el lugar que nos ofrecieron para descansar, un cuarto muy acogedor y espacioso. Es para dos personas, y cómo no, comparto el cuarto con mi querido y regañón hermano del alma.

– Sabes que no debes estar buscando problemas, acabamos de llegar… – Seguro que él sigue hablando pero la verdad es que ya me sé su extraño monólogo-regaño por lo que decido no prestarle atención como siempre. Mientras él habla, voy por mi maleta y me cambió de forma rápida por ropa deportiva, guardando una botella de agua, mi celular y otras cosas en un bolso pequeño – ¿A dónde vas? – Pregunta Tatsuya, cuando ya estoy en la puerta.

– A entrenar – Le respondo simple mientras le sonrío para luego salir disparado sin esperar ninguna contestación de mi hermano. Sé que me va a regañar por irme a entrenar sin él además de que Tatsuya no sabe dónde está el gimnasio, pero tampoco quería quedarme a escuchar todos sus regaños mientras le espero. Era fastidioso a veces.

Recuerdo que uno de los presentadores de aquí me indicó donde estaba el gimnasio, por lo que me dirijo hacia allá mirando todo a mis alrededores. Sin duda es diferente de Estados Unidos. Agradezco que solamente a mí me allá indicado donde se encontraba el GYM, aunque sé que los otros luchadores no van a tardar en ir también para entrenar. Después de todo, hoy era la lucha y nosotros teníamos el culo entumido de tantas horas sentados en el avión.

No tardo en encontrar el famoso gimnasio el cual sí, es bastante grande. Las puertas eléctricas se abren apenas doy dos pasos y entro sintiendo las miradas de la mayoría de los luchadores. Bueno, es obvio, nunca he estado ahí antes, y sabiendo que ya saben que hoy hay luchadores extranjeros, quizá les parezca extraño que quisiese entrenar donde ellos. Por favor, como si me importara donde entrenar, mientras pueda hacerlo me da igual si es en un basurero o en el más lujoso.

– Entonces guapo, tú eres uno de los luchadores extranjeros – Una diva se me acerca con coquetería. Rubia, y de ojos verdes. Si no fuese porque tiene el cabello ondulado pero corto, además de no usar gafas, hubiera jurado que es una de las antiguas luchadoras que conozco en América, Alex. Quién también, me enseñó algunas técnicas bastante de divas, pero útiles.

– Sí, lo soy, mucho gusto – Le respondo intentando saludarla, a lo que ella cambia su gesto seductor por una mirada sorprendida y un leve sonrojo en el rostro. Seguro no esperaba que yo hablara japonés, justo como ese maldito negro que oh, ahí está, de espaldas y levantando pesas – Nos vemos, un placer hablarte – No pude decirle“conocerte” porque en realidad no lo hice.

Me alejó de la chica para caminar tranquilamente hacia donde se encuentra aquel chico que me hizo cabrear en tan poco tiempo. Tiene una chispa que si soy honesto, me agrada, nunca antes había sentido nada parecido al verme cara a cara con otro luchador en el ring. Con él lo sentí tan fuerte y ni siquiera era una pelea física, fue tan solo con una verbal. Parece ser que no me ha notado y me acercó con sigilo.

– Si la pantera no puede, entonces no debe hacerlo ¿no crees? – Le digo con burla notando como las pesas se le tambalean en los brazos cuando supe que le asusté y que ya había reconocido mi voz. Veo como después de luchar para que las pesas no se le cayeran, las deja en el suelo para mirarme con molestia. ¿Y ahora qué hice aparte de casi matarlo del susto y con las pesas?

– ¿Qué quieres, americano? Dije que acabaría las cosas contigo en el ring – De inmediato me encara molesto y yo solo sonrío divertido por todo esto. Mierda, esto de hacerlo enojar es tan divertido, ahora veo porque los otros luchadores de casa se empeñan tanto en hacerme enojar a mí; a partir de ahora voy a hacerlo también.

– Solo saludaba, vine a entrenar también – Le contestó dejando mis cosas junto a las suyas y quito rápido mis tenis mientras él me mira de reojo. A lado de donde está el tapete donde él levanta pesas, hay uno más que está vacío, pero yo no levantaré pesas, claro que no. De inmediato de pongo sobre él y comienzo a estirarme para no engarrotar ninguno de mis músculos, ya que eso sería desastroso para lo de hoy en la noche – ¿Tú vas a entrenar o me mirarás todo el día? – Le pregunto al ver que no aparta su vista de mí.

– Como si alguien quisiera verte, imbécil – Me responde con furia para seguir en lo suyo con las pesas. Sonrío pero no digo nada más, y solo me dispongo a calentar para luego entrenar también. Seguro los demás ya estarían por venir y Tatsuya me va a regañar por no esperarle. Ups.

Estoy seguro que hacer yoga no es precisamente uno de los métodos más utilizados por los luchadores, o al menos luchadores varones. Las divas lo hacen de vez en cuando, para ayudarse con la flexibilidad y esas cosas. Pero, ¿Para qué un hombre querría ser flexible? Eso era lo que me preguntaba yo al principio, pero luego de que Alex me mostrase, me di cuenta que era bastante tranquilizante, y que con más flexibilidad, había probabilidad de hacer más llaves; y con más llaves, había más probabilidad de ganar.

– ¿Qué haces, idiota? – Escuchó de nuevo la voz fastidiosa del peliazul a mi lado por lo que abro los ojos que había cerrado al estar entrenando. Ahora que lo pienso no fue buena idea estar junto a él, no me va a dejar de molestar con sus preguntas.

– Estoy entrenando, duh – Le digo con ironía dándole a entender lo obvio. Eso estoy haciendo, fue estúpido de su parte preguntar, aunque creo que estúpido ya es.

– Pues tu entrenamiento es tan extraño como tú, ¿Por qué no levantas pesas como los luchadores normales? – De nuevo su odiosa voz burlesca. De nuevo me arrepiento de estar junto a él.

– ¿Y tú por qué no te callas y dejas a los demás entrenar? – Le digo ya con fastidio, esperando que de esa forma por fin cerrase la boca y me dejase en paz. Pero solo veo cómo es que se para justo a un lado de donde estoy yo mientras ríe de forma odiosa.

– Eres patético… – No le dejo decir ni una sola palabra más cuando utilizo mis dos manos para apoyarme en el tapete mientras me impulso para quedar parado pero con las manos. Con ayuda de mis piernas tomo la cabeza del moreno entre ellas y con toda la fuerza que tengo giró y le bajo de golpe hasta el piso del lado contrario de donde se encontraba, claro, sin dañarme a mí, y tampoco al idiota este; solo era para asustarlo.

– Ahora, déjame entrenar – Le digo mientras le dejo en el suelo con una expresión de shock en el rostro, para volver a pararme con las manos y luego volver a estar sentado en el tapete y seguir con la rutina de yoga. Cierro los párpados, pero sé que tengo la vista de todos los luchadores clavadas en mí, y en el idiota del suelo.

Siento la presencia de alguien frente a mí pero no abro los ojos aún. Entonces la reconozco, es la chica rubia que antes me había hablado, porque vuelve a hacerlo apenas se acerca frente a mí, haciendo que de nuevo abriera los ojos para verla. Sonrío al verla sonreír también y me olvido del chico que sigue tirado junto a mí como imbécil.

– ¿Enseñanza de Diva? – Me pregunta con una sonrisa.

– Enseñanza de Diva – Le confirmo de la misma forma.

><><><>< 

Este maldito pelirrojo me ha dado el susto de mi vida. ¿Cómo mierda es que pudo hacer eso? Es decir, no es la primera vez que mi cabeza está entre las piernas de un hombre –y aunque aquello se escuche bastante sexual, no me refiero a ese término; soy bastante heterosexual como todos los jugadores– pero jamás había sido de esa manera. Siempre hacen una llave cuando mi cabeza está cerca del suelo, pero nunca había pasado que la tomasen desde el aire.

Me levanto del suelo sintiendo unas miradas taladrar mi espalda. Giro mi cabeza y con la mirada espanto a todos los mirones que enseguida vuelven a sus rutinas de ejercicio. Este chico ha tenido la mala suerte de hacerme enojar, estoy por lanzarme sobre él para hacerlo arrepentirse de sus actos, cuando una voz que conozco bastante bien se escucha en el gimnasio.

– ¡¿Ahomine?! ¡¿Dónde estás?! – Ante ese grito siento como mi cuerpo vibra de miedo. Mierda, ¿Por qué justo cuando estoy por darle a este americano lo que se merece tiene que aparecer ella? La vida es muy injusta a veces, o tal vez solo mi vida es la que es injusta – ¡Al fin te encuentro, cucaracha! ¡El entrenador te quiere ver, así que no le hagas esperar!

– Ah, Doble B, que alegría verte – Le digo con sarcasmo ignorando sus otras palabras. Las divas mayormente no tienen otro nombre aparte del real, pero ella es tan fuerte y malvada que no me sorprende que sea de las pocas que lo tengan. Actualmente tiene el cinturón del campeonato de Divas de Tōō. Analizo sus palabras; realmente no me gusta entrenar con alguien diciéndome qué debo hacer, prefiero hacerlo yo solo.

– No me ignores gatito, más te vale hacerme caso si no quieres vértelas conmigo – Me amenaza como si con su mirada quisiese matarme. Realmente no entiendo cómo es que con todo esto la maldita tenga pareja. Y si quieren saber, no, no es un luchador. Pobre tipo, si ella fuese mi novia no me atrevería a desobedecerla. Supongo que igual no la puede terminar porque en lugar de llorar por una ruptura como la mayoría de las mujeres seguro le rompe el cuello.

– Ahora mismo estoy ocupado con unas cositas, pero prometo ir a verle cuando termine – Intento deshacerme de ella, pero no funciona; solo consigo molestarla aún más. Realmente es una bruja cuando se trata del orden y la disciplina entro otras cosas. Acabo de cavar mi propia tumba, va a gritarme y de paso a matarme, lo sé. Mierda, me lleva la…

– Black Panther se ofreció a enseñarme algunas cosas, perdón si por eso le causo molestias a su entrenador. Yo no soy de por aquí, así que necesitaba hablar con alguien familiarizado con el ambiente – La voz de ese pelirrojo fastidioso se mete en la conversación de repente diciendo una gran mentira. ¡Yo estaba a punto de partirle la cara, no enseñarle cosas como si fuese su guía!

– Oh – La voz sorprendida de Riko hace que yo cierra la boca cuando iba a reclamarle al americano. La escuchó suspirar y cuando la veo me doy cuenta de que está pensando mirando al pelirrojo – ¿Tú eres de los estadounidenses, no? – El idiota asiente sonriendo – Está bien, no hay problema. Daiki – Me dirige la palabra y la mirada de nueva cuenta a mí – Termina con esto y vas con el entrenador – Me ordena y luego se vuelve a ir de ahí tal y como apareció. Bruja boba.

– Lindo carácter tiene esa chica – Me dice con ironía el pelirrojo a mi lado que ha puesto su brazo sobre mi hombro. ¿Qué me cree? Además, soy más alto que él por unos centímetros. Debería ser yo quien pusiera mi brazo sobre su hombro haciéndole sentir menos. Le empujo de forma brusca para que se quite de encima.

– ¿Por qué te has metido? – Le pregunto, sabiendo que en realidad él no tenía ningún motivo para salvarme de aquella bruja horrorosa que solo me hace la vida imposible. Él se encoge de hombros mientras sigue sin borrar esa sonrisa de su cara.

– Te veías como un gatito asustado – Okey, aquella respuesta me dejó peor de lo que ya estaba. Este cabrón hijo de puta se la está liando conmigo. Mi mirada furiosa se encuentra con la de él que al verme a los ojos comienza a reír por mi expresión – Joder negro, no pongas esa mirada, solo quería ayudarte.

– No necesitaba tu patética ayuda, cejas dobles – Le respondo furioso. Él se coloca frente a mí y me estira la mano como si fuese un saludo.

– Venga, no seas así. Mira, sé que ambos empezamos con el pie izquierdo al conocernos, pero si vamos a competir en la arena esta noche es mejor al menos llevarnos bien fuera de ella – Aquello me deja sorprendido, ¿Qué quería decirme este imbécil? – Puede que tú y yo jamás volvamos a vernos al estar en diferentes continentes así que ¿Por qué no llevarnos bien al menos durante unas horas? – Dudo un poco antes de tomar su mano con la mía –Ya luego nos rompemos la cara en el ring, ¿Qué te parece?

– Me parece la mejor frase que he escuchado en todo el día – Le respondo con una sonrisa arrogante mientras al estrechar su mano, él y yo las movemos arriba abajo un par de veces antes de soltarnos – Veo que conoces mi nombre – Le digo al recordar haber escuchado mi nombre de luchador salir de sus labios.

– Así es, pero en realidad quisiera saber tu nombre fuera del ring – Le miro con una ceja curveada. ¿A este tipo se le da la confianza muy pronto o qué? Veo que él suspira antes de volver a hablarme – Bien, te diré el mío primero – Le escucho carraspear antes de volver a hablarme – Mi nombre es Kagami Taiga, mejor conocido como Killer Tiger – No entiendo por qué sonríe luego de eso.

– Aun con eso no te diré el mío – Le digo dejándole en claro que no le daré ese gusto. Le escuchó bufar con fastidio. Sonrío con arrogancia.

– Bien, entonces te diré Ahomine, ¿Te parece, Ahomine? – Mi sonrisa se me borra al instante cuando pronuncia esas palabras. Esa maldita de Riko tiene la puta culpa al entrar gritando eso.

– De acuerdo, me llamo Aomine Daiki – Aceptó por fin diciéndole mi nombre. Este chico es bastante manipulador aunque no lo parezca. Me ha hecho berrear más veces en un día que Riko en todo el mes. Si comienza a hacer esto estando en la arena voy a estar perdido.

– Bien, Aomine – Escuchar sus nombres siendo pronunciados por sus labios es extraño para mí. Pero supongo que es mejor a que me diga negro – ¿Te gustaría ir a comer? – Aquella sugerencia me es demasiado extraña, al igual que la sonrisa que está poniendo. Mi mente se pone a pensar como nunca antes lo había hecho.

¿Un segundo? Todo lo que ha hecho hasta ahora, ¿Acaso él…?

– Mierda, me hubieses dicho que eras marica desde el principio – Veo como su rostro se descompone ante mis palabras. Joder, no me gusta estar involucrado con personas como él. Me sorprende que gustándole las pollas, haya llegado tan lejos en una carrera como luchador profesional.

– ¡¿A quién le dices marica, idiota?! – Sus mejillas están levemente rojas, pero la furia en su mirada es más notorio que eso. Noto que su grito ha atraído de nuevo las miradas hacia nosotros –Escucha – Me vuelve a hablar pero más bajo – No soy marica, solo te preguntaba si querías ir a comer porque hace rato que escucho tu estómago gruñir como loco; y de cualquier forma, si lo fuese, créeme que tú no me llamarías la atención.

– ¡¿Ah?! – Contesto enojado. ¿Por qué no le llamaría la atención? ¡Si yo soy el más atractivo de por aquí! – ¡Entonces tú eres un…! – Pero mi grito fue cortado por el gruñido de mi estómago que rogaba por comida. Ahora me doy cuenta que lo que dice es cierto; además de que no he comido en unas cuantas horas y cuando pensaba hacerlo se me había ido el apetito.

– Yo voy a comer, pero si tú quieres ir con esa chica de carácter del diablo, adelante – No me di cuenta cuando es que tomó sus cosas y se hubo colocado sus zapatos de nuevo para salir del gimnasio. Pero tampoco deseo quedarme ni con esa tabla ni con el entrenador por lo que tomo mis cosas también y me apresuro en seguirle. Veo que estaba afuera, esperándome al parecer.

– Eres un bastardo manipulador, ¿Ya te lo han dicho? – Le escupo apenas comienzo a caminar a la par con él. Kagami solo me ve con una sonrisa de superioridad mientras sigue caminando sin inmutarse ante mis palabras. Pasan unos segundos, hasta que él finalmente me contesta cuando creí que ya no lo haría.

– Si te dijera la cantidad de veces que me lo han hecho saber, seguro que superaría tus victorias – Y después de esa extraña contestación y de que ninguno dijese nada más, seguimos caminando en silencio hasta llegar a uno de los restaurantes que se encuentra dentro de esa área. Ambos sentándonos en una mesa listos para ordenas.

– ¿Q-Qué van a p-pedir? – Una chica del establecimiento se acerca a nosotros. El restaurante es uno de comida rápida, pero dado que ninguno de los dos va disfrazado, supongo que enseguida nos reconocieron; y como ninguno se acercó a la caja a ordenar, creyeron que tal vez era mejor pedirnos nuestro orden para no hacernos enojar. Me gusta la gente así, que sabe que tengo poder y que puedo usarlo si me fastidian.

– Treinta hamburguesas para mí – Kagami enseguida ordena dejándome sin habla. ¿Qué? ¡No puede comer tanta comida basura! ¡¿Qué su entrenador no le dice nada?! – ¿Y tú, Aomine? – Me pregunta con esa sonrisa que me saca de quicio – ¿Te pido una ensalada o algo así? – Me pregunta con burla a lo que golpeo la mesa con el puño. Controlo mi fuerza ya que no quiero romperlo.

– Treinta hamburguesas para mí también – Ordeno al final, notando que la sonrisa de Kagami se ensancha más ante mis palabras. Este tipo me estaba retando silenciosamente por medio de la mirada y yo no iba a negar un desafío, sea cual sea. Es como si me viera a mí en los ojos de otro jugador. Demonios que en serio soy odioso.

– E-Enseguida – La chica se retira del lugar nerviosa.

Se forma un silencio sepulcral durante el cual Kagami y yo nos miramos a los ojos sin decirnos nada. No hay necesidad de hablar de cualquier forma, ya que con él siento que las palabras vienen sobrando. Realmente me parece un tipo odioso pero al mismo tiempo interesante. Sí, sé que es una extraña combinación pero no encuentro otras palabras para describirlo.

– ¿Sabes, Daiki? – Su voz y como dice mi nombre de pila resuenan por fin en mis oídos luego de un largo tiempo en silencio. Su vista no se ha apartado de la mía en lo absoluto, y noto que su mirada se vuelve ligeramente burlesca en esos segundos.

– ¿Qué? – Le contesto secamente al ver que se había quedado callado. Él sonríe aún más sin dejar de verme de esa forma tan fastidiosa antes de volver a hablar.

– Estoy ansioso por partirte la cara…

><><><>< 

Estamos a unos minutos de entrar a la arena, donde todo el público está ahí. Se escuchan sus gritos desde donde estoy, y tal vez hasta incluso fuera de la arena. Calculo que habrá alrededor de entre 10 mil y 20 mil personas, quizá más. Después de aquel encuentro que tuve con Aomine, mis ganas de enfrentarme con él se han incrementado. Estoy donde mis demás compañeros preparándonos para salir.

Algunos de nuestros luchadores tienen máscaras o una única prenda que les cubra el cuerpo, tipo trusa. Yo por mi parte, tengo zapatos parecidos a tenis, pero más suaves. Un pantalón rojo con detalles negros de tela sencilla que es algo corto antes de llegar a los tobillos, permitiéndome flexibilidad. Muñequeras, rodilleras y una playera sin mangas, ambos de color negro. Una gorra roja es la que esconde mi cabello, pero me desharé de ella cuando entre al ring.

Rayas negras cubren las partes de mi cuerpo visibles –como brazos y piernas, e incluso espalda y pecho en caso de que llegase a quitarme la playera– y también parte de mi cara, en las mejillas. No, no soy tatuajes, es pintura de larga duración y a prueba de agua y/o sudor. Tengo que tener la imagen que los fanáticos quieren, y ellos sabes quién es el tigre. Escuchó la voz del anunciador por el micrófono, indicando que es momento de aparecer en la arena.

Por los gritos que han aumentado de volumen, deduzco que los asiáticos ya están ahí.

– ¿Estás listo, Taiga? – Mi hermano me pregunta mientras me palmea el hombro. Él es uno de los luchadores que pelea con trusa, y aunque me es algo incómodo pelear o ver a alguien así no le tomo demasiada importancia. Una vez que entras en el ritmo de la pelea realmente ya nada te importa. Menos la vestimenta de tu rival.

– Más que nunca, Tatsuya – Le respondo con una sonrisa. Entonces el anunciador va nombrando a los luchadores seguidos uno por uno, y aunque lo dice en japonés, con solo oír nuestros nombres de luchadores ya sabemos que debemos salir. Veo a Tatsuya salir, no sin antes darme una sonrisa. Por cada luchador que sale, se escuchan los gritos de ovación del público.

Sin embargo, me quedo solo ahí, porque no han dicho mi nombre aun. Sin embargo, me alisto y trueno algunos huesos al estirarme. Se escucha un cambio brusco en la música y en el volumen, y escucho las palabras de la voz grabe del anunciador que han comenzado a sonar con más dramatismo. Sus palabras resuenan en toda la habitación, ya que las paredes son esas que producen eco y almacenan el ruido hasta por horas.

“Damas y caballeros, es hora del momento que han estado esperando; los luchadores favoritos del público, los ases de sus equipos, y quienes a primera vista, demostraron tener una chispa de rivalidad única aquí en el mundo de las luchas. Ellos cerraran el evento con una grandiosa pelea, y demostraran qué país es el mejor, si Japón o Estados Unidos, Ahora, ¡Reciban a Black Panther y a Killer Tiger!”.

Al escuchar mi nombre de inmediato salgo trotando hacia la arena, hasta acercarme al ring saludando al público en el proceso. Miró de reojo a mi izquierda, y me encuentro con que Aomine viene exactamente al mismo tiempo que yo. Ambos quedamos bastante cerca al llegar al mismo punto debajo del ring. Unas miradas entre nosotros más unas cuantas muestras de nuestra rivalidad y el público estalla en gritos de euforia.

Veo al peliazul a mi lado detenidamente unos segundos. Lleva un pantalón parecido al mío solo que de color negro, rodilleras negras y zapatos. No tiene muñequeras ni camisa y mucho menos gorra ni marcas de pintura teatral como yo, y me doy cuenta de que tiene tatuado una pantera en toda la espalda, que con la ropa de entrenamiento que tenía antes no la había visto. Por lo visto no lleva máscara y prefiere luchar con más ropa que una trusa. Menos mal.

– Así que eres un Babyface*, si te soy sincero no me sorprende, ya que dudo mucho que seas un As como yo, eres bastante patético – La voz del moreno me hace fruncir el ceño. ¿A quién le dice Babyface? Soy tan buen luchador como él, incluso soy mejor.

– ¿Porque no dejas tus palabrerías de lado y te guardas tu estupidez para el ring? Y más que As, pareces ser un muñeco de tu empresa, idiota – Un “ohhh” se escucha de parte de todo el público y en ese momento me doy cuenta que nos graban directamente. Aparecemos en la gran pantalla y nuestras voces se escuchan a la perfección. Estamos haciendo un angle y yo ni enterado.

– Escucha hijo de puta, más te vale que cuides tus palabras si no quieres terminar destrozado y regresando a América con la vergüenza de haber perdido contra mí – De nuevo otro “ohhh” se deja escuchar, y me doy cuenta de que esto se está saliendo de control; sin embargo, no puedo permitirle insultarme ni mucho menos humillarme en público.

– Quien va a salir humillado a nivel mundial serás tú, ¿Y sabes que es lo peor de todo? – Le pregunto con una sonrisa maliciosa, y antes de que me responda me apresuro en contestar – Que vas a ser derrotado en tu propio país, Isn't it, guys? – Digo en inglés y escucho como la gente que imagino es de casa, grita bastantes “Yes!” en coro. Le hago una burla y le enseño el dedo corazón notando como es que se cabrea. ¡Adoro a este chico!

No quiero seguir con esto por lo que me alejo de él dirigiéndome hacia donde está Tatsuya, y veo que Aomine hace lo mismo al dirigirse hacia donde están sus compañeros de lucha. El presentador va iniciando, presentando lucha por lucha, luchador por luchador, victoria por victoria –algunas veces de casa, y algunas veces de Japón– y aunque son bastantes, no duran mucho menos de 7 minutos. A este paso, el evento finalizará a las 00:00 del primero de enero.

Varias veces miró a Aomine notando como también me mira a mí. En realidad, puedo decir que más que a las luchas, solo estoy pendiente de aquel chico de piel morena. No sé, tiene algo que me atrae mucho, en un sentido profesional.  A la única lucha a la cual puse atención, fue a la de Tatsuya, la cual duró bastante y tuvo la “sorpresa” de que fueron dos contra uno. Estuve a punto de lanzarme al ring para ayudarlo, pero entonces otro luchador más viejo y fuerte se me adelantó.

Estados Unidos ganó, por si se preguntan; lo cual fue bastante humillante para los japoneses quienes fueron los que se abalanzaron en parejas –lo que estaba fuera de contexto en esa lucha– en primer lugar. Menos mal mi hermano sabe pelear, y recibiendo la ayuda de Hard Skull no hay quienes les puedan parar. Fue una estupidez de parte de los asiáticos si me preguntan. Hasta casi siento vergüenza de ser mitad japonés, bueno, no tan así, supongo que exagero.

Así pasan los minutos durante los cuales las luchas parecen no acabarse. Comienzo a impacientarme. Varios de los luchadores han pasado a pelear como mínimo unas tres veces, con diferentes rivales por supuesto, sin embargo, yo soy el único que no lo ha hecho. Bueno, casi el único, puesto que Aomine es otro que no ha pasado al ring. Ya son casi las doce, ¿Qué será lo que por patrocinadores están planeando?

“Finalmente, el momento que todos han estado esperando. Ya casi es media noche y Japón está listo para recibir el año nuevo, y los visitantes de otros países son bienvenidos a celebrarlo con nosotros. ¡Y qué mejor forma de recibir el año que con una épica lucha entre los mejores de cada país! ¡Black Panther vs Killer Tiger, señores! ¡La batalla del año! Literalmente”.

El público comienza a gritar tan fuerte que me hace daño en los tímpanos. La música suena a todo volumen y los reflectores se mueven como locos de aquí por allá hasta que uno se posa en mi persona y en cómo avanzo hasta el ring con decisión. Saludo con una sonrisa antes de tomar con una mano la tercera cuerda para impulsarme y abalanzarme hacia el ring. Gracias a mi flexibilidad y unas enseñanzas de Alex, puedo maniobrar sin problemas. Quitó mi gorra y la lanzó lejos de ahí. A los pocos segundos siento a Aomine a mi lado.

– Bien muchachos, quiero una pelea bastante feroz y entretenida, pero sin trampas ¿Vale? – Nos dice el réferi y ambos asentimos mientras nos miramos a los ojos con desafío – Entonces, en ese caso, que la lucha empiece – Y con esas palabras me alejo de Aomine antes de que quiera hacerme una llave y la lucha acabe de forma rápida.

– ¿Qué sucede, tigre? ¿Acaso tienes miedo? – Su sonrisa burlesca me hace fruncir el ceño. No tengo miedo, solo estoy siendo precavido. Veo que de inmediato toma impulso en las cuerdas y se lanza contra mí, pero doy un salto tomando impulso de su espalda una vez cruza debajo para no caerle encima, logrando así que se estrelle contra las cuerdas del lado contrario de donde se lanzó.

– ¿Yo, miedo? Pfff no me hagas reír – Le digo con ironía mientras veo como se vuelve a poner enfrente de mí – Pero menos charla y más pelea, idiota – Cuando veo que se me acerca de nuevo, flexiono las piernas un poco.

Espero a que venga y con toda la fuerza que tengo le cargo en mi hombro derecho, mientras le dirijo a una de las esquinas del ring para estamparlo ahí con fuerza. Le doy unas cuantas embestidas gracias a mi musculatura y mis hombros, para dejarlo por unos momentos desorientado. Luego tiro de él para tirarlo al piso del ring con ayuda de mi brazo derecho. No veo mucho forcejeo de su parte; y yo pensé que esto sería más entretenido.

Cuando estoy a punto de volver a tomarlo para seguirle golpeando veo que escupe un poco y luego me mira de una manera que me eriza la piel, y una sonrisa que me hela la sangre.

><><><>< 

– Nada mal, imbécil – Entonces me levanto con rapidez y veo que a Kagami no le da tiempo a alejarse de mí. Ejecuto mi siguiente movimiento. Es un Cross Armbreaker, o lo más parecido a ello. Le tomo del brazo derecho y paso mi pierna sobre él, haciéndole caer de sentón, y al dar la vuelta, ambos caemos de manera que su brazo queda atrapado entre mis piernas y tiro de él con fuerza.

Le escucho quejarse y le siento retorcerse. Veo al réferi acercarse hacia nosotros verificando que este odioso pelirrojo tenga ambos hombros en el suelo. Sonrío victorioso al ver que comienza el conteo. Uno, dos, pero cuando esta por ir al tres, Kagami se retuerce con más fuerza y logra librarse de mi agarre, respirando dificultosamente ya que mis piernas también aplastaban su pecho. Ups, error mío.

– No creas que será muy fácil deshacerte de mí – Me dice con aquella sonrisa odiosa que tanto odio mientras se levanta. Sonrío con arrogancia ante sus palabras.

– Eso espero, americano. No me decepciones – Y veo cómo es que él se lanza contra mí y de inmediato lo esquivo, pero entonces me descuido y noto que él regresa y me atrapa de la espalda, subiéndose en mi cuerpo. Siento sus piernas en mi cintura y sus brazos en mis hombros, mientras me “abraza” de una manera asfixiante.

No dudo en irme de espaldas hacia uno de los extremos del ring y estamparlo ahí para que me suelte. Cuando me alejo de ese lado y me doy la vuelta veo cómo es que Kagami viene corriendo hacia mí y con una rapidez increíble se da un giro rápido dándome de lleno en la cara con la pierna, tirándome de nuevo al suelo. Le veo caminar victorioso por todo el ring mientras me intento incorporar.

– Hijo de puta – Logro murmura y le veo reír de forma burlesca mientras se aleja del ring esperando a que me levante por completo. Parece ser que Kagami no tiene intención de acabar la lucha de forma rápida. Perfecto, tenemos que darle entretención al público.

Cuando le veo dirigirse de nuevo hacia mí tomando impulso con las cuerdas, me flexiono un poco y le cargo por completo en los hombros, camino con él hasta el centro del ring sintiéndolo moverse desesperadamente, y luego, con ayuda de mi fuerza le tiro hacia el suelo interponiendo mi rodilla en su camino, logrando hacer que caiga adolorido del ring. Me bajo también para seguir con la lucha que es la más interesante de mi vida hasta el momento.

Veo que intenta incorporarse y le noto respirando con dificultad. Seguro mi rodilla le ha bajado el aire. No espero a que se levante, sino que yo le tomo de la camiseta sin mangas y le estampo contra la reja que divide el ring de los espectadores. Escucho sonar la reja metálica al momento en que se golpea con ella. Esto se pone bastante interesante. Le noto sacudirse hasta que de nuevo parece estar estable, entonces le vuelvo a tomar con fuerza y le llevo de nuevo al ring.

Entonces se para con una rapidez y flexibilidad increíble mientras se abalanza contra mí empujándome hacia las cuerdas, haciéndome rebotar para luego recibir un golpe directo de él que me deja en el suelo. Entonces veo cómo es que Kagami toma mis piernas, y si no me equivoco está haciendo un Sharpshooter  Mete una de sus piernas entre las mías y se gira, girándome a mí en el proceso, provocando que cruce mis piernas; entonces se sienta en mi espalda, tirando con fuerza.

– ¿Eh, Daiki? ¿No que eras fuerte? Me parece que me mentiste – Su molesta y odiosa voz de nuevo. Realmente es odiosa. En réferi insiste en contar hasta tres, pero Kagami me saca tanto de quicio que me remuevo incómodo hasta sacarlo de encima. Respiro un poco antes de pararme y enfrentarle de una buena vez. Ese bastardo.

– No es todo lo que tengo – Le digo con burla, mientras me abalanzo de nuevo contra él. Kagami intenta huir, pero realmente no creo que pueda hacerlo. He tomado impulso en las cuerdas así que por más rápido que sea no podrá huir. Le tomo de un brazo y tiro de él para darle unas vueltas pasándolo por mi cabeza, y de nuevo al pasar su brazo, le tomo del cuello para tirarlo al piso, cayendo con él en el proceso. Un Asuka Lock para ser exactos.

Pero como hasta el momento, él logra librarse de mi agarre justo cuando el réferi está por contar el número tres. Bien, me estoy acostumbrando al paso que llevamos, y el público parece gozar de nuestra lucha porque sus gritos no han dejado de perforar mis tímpanos en ningún momento. Ambos respiramos cansados ambos respiramos cansados, y esta es la prueba definitiva de que las luchas libres no son actuadas o planeadas; menos aun si son entre países distintos.

– Bien, Aomine – Escucho su molesta voz de nuevo, mirando con confusión como en vez de atacarme se pasea por el ring con una sonrisa – Hey guys! What time is it?! – Pregunta en inglés hacia el público que parece comenzar a gritar de euforia algo que no entiendo, pero que se escucha a coro. No porque esté en inglés, sino porque el ruido de la multitud no me deja oírlo.

Kagami sonríe mientras pone una mano detrás de su oído, como para escucharlos mejor, lo cual es algo que está dramatizando. Eso es realmente estúpido y sin sentido, escuchando semejantes gritos de parte de la audiencia. Entonces de nuevo pone sus ojos rojizos sobre mí

– ¡¿Qué mierda?! – Está bien, no entendí absolutamente nada, pero por la mirada feroz que me dedica Kagami, puedo deducir que no es nada bueno. Enseguida me pongo en posición de defensa por si acaso, mientras veo a Kagami caminar lentamente hacia mí con aquella mirada extraña.

Yeah! You are right! – Contesta de nuevo hacia el público, pero sin apartar su vista de mí. Olvidé que estos Americanos son realmente dramáticos en las luchas – It's time of the kiss of the death! Espera, acaso dijo, ¿beso? ¿Qué carajos? Por la forma en como el público le ovaciona, creo que ese es su movimiento especial. Estoy jodido – Are you ready, Boy? – Me sigue preguntando en inglés. Hijo de puta.

– Cállate y pelea, imbécil – Y con eso, enseguida Kagami se acerca mí de forma rápida. Un golpe tras otra que esquivo y le devuelvo con la misma moneda, pero que él también logra esquivar. Golpes en las cuerdas, en el piso del ring y aún no he visto nada raro de parte del pelirrojo. Pero no puedo bajar la guardia, debo estar atento.

Un descuido den mis movimientos y sin saber cómo, el rostro de Kagami está a escasos centímetros del mío.

><><><>< 

Taiga, cuando las cosas se estén poniendo pesadas en el ring, debes recurrir a un último recurso.

¿A un último recurso?

Así es; debes distraer a tu oponente. Solo de esa forma puedes asegurar una victoria.

¿Y cómo hago eso?

Has lo mismo que yo en mis luchas. Créeme, “The kiss of the death” funcionara muy bien si lo usas, pero ten cuidado con los golpes. Los hombres son bastante ‘frágiles’ con algo como eso.

Está bien, tendré cuidado. Gracias Alex por los consejos, y por enseñarme tu técnica especial.

De nada Taiga, pero es mejor practicar. Ven cada día.

Lo haré, adiós Alex.

Nos vemos, Taiga.

Aquel pequeño recuerdo aparece en mi mente, justo en el momento en el cual estoy a punto de estampar mis labios en los de Aomine. ¿Les parece raro? Incluso a mí me lo parecía, pero Alex –la Diva que les dije que estaba en casa– se encargó de enseñarme aquella extraña técnica. Es inusual, no lo dudo, pero es bastante efectiva. A ella le funcionó en los campeonatos y no hay ninguna ley que prohíba los besos; además, a mis fans les encanta que yo haga el movimiento, aunque no sé por qué.

De inmediato mis labios chocan con los de aquel peliazul que me hace enfadar desde que llegué. Aunque sea por unos milisegundos, puedo sentir perfectamente los labios de mi contrincante. Son suaves pero inmóviles en este momento. De inmediato me alejo de Aomine, porque si me tardo de más podría costarme un golpe muy feo al haberlo besado sin consentimiento, más contando el hecho de que somos hombres. Mientras él sigue en shock, de inmediato ejecuto mi siguiente movimiento.

Corro de nuevo en su dirección, y él reacciona enseguida. Sin embargo, no se aleja, al contrario, me recibe aun confundido, por lo que de inmediato me muevo en su cuerpo de forma dificultosa para él. Al cargarme, he puesto su cabeza entre mis piernas, y mientras Aomine intenta detenerme girando, aprovecho para inclinarlo, pasando una pierna sobre su cabeza, y la otra llegando hasta su rodilla, doblándola también. Por si eso no fuera poco, también estoy tirando de uno de sus brazos.

En simples palabras, acabo de ejecutar un Black Widow.

– Estás perdido, Ahomine – Le susurro al tenerlo cerca de mí, pues la verdad no ha habido luchador que haya logrado librarse de esta llave. Le escucho quejarse mientras intenta resistir el dolor. No quiero lastimarlo innecesariamente, lo único que necesito es que se rinda de forma voluntaria. Estoy cansado, y aunque odie admitirlo, quiero acabar con esto.

– No cantes victoria aun, Bakagami – Su extraño apodo hacia mí y su maldita sonrisa arrogante me hacen fruncir el ceño, sin embargo continuo con la llave y noto que por más que se retuerce no está dispuesto a ceder. Esto es llegar a un extremo realmente malo. Le tengo inmóvil, y no puede hacer nada. Lo único que puede pasar es que se rinda o le rompa el brazo con la llave. La verdad espero que sea lo primero.

– Ríndete, no quiero lastimarte – Le digo serio, porque realmente no quiero romperle el brazo ni hacerle demasiado daño. No está en mi naturaleza hacer aquello.

– S-Si voy a caer, tú c-caerás conmigo… – Esa frase me dejó confundido, y pude notar que se estaba quedando sin energía. En pocas palabras, sería un knockout. Menos mal, porque yo tampoco ya no tenía energía. Entonces siento como es que se levanta con fuerza, y aun conmigo en su espalda se lanza hacia atrás, dañándonos a los dos.

– E-Eres… un e-estúpido… – Le digo apenas desde el suelo ya que no creo poder levantarme, empujo su cuerpo que está sobre el mío impidiéndome respirar. Maldito bruto.

– P-Puedo… decir… lo m-mismo… – Me responde apenas el insulto de la misma forma que yo, tendido en la lona. Pude ver como cerraba los ojos, por lo que decidí hacer lo mismo.

Escuché al réferi levantar la mano de Aomine tres veces, escuchando como es que esta caía sin fuerzas. Después pasó a hacer lo mismo con la mía, y de la misma forma, no tuve suficientes fuerzas para impedir que golpeara la lona tres veces. Escuché los gritos del tipo anunciando el final de la lucha y el griterío de la gente de fondo, aun con los ojos cerrados.

Había sido un empate por Knockout.

><><><>< 

Todos los luchadores de Estados Unidos se despedían de los japoneses, listos para partir de nuevo hacia América. Ellos decían que esta sería una lucha que jamás olvidarían, y una buena forma de empezar el año, aun cuando al volver a EUA, ahí aun fuera 31 de diciembre. Pero había dos luchadores que no se encontraban ahí con el resto. 

– ¿Qué quieres, Ahomine? – La voz del pelirrojo se dejó escuchar perfectamente Kagami estaba ocupado en la máquina expendedora de bebidas, y sin ver al moreno que estaba parado a su lado – ¿La revancha? – Preguntó en broma, mientras tomaba la bebida y la abría para beber un poco.

– No – Contestó el otro; aunque en el fondo en serio que la quería – Quiero saber por qué me besaste – Aomine fue directo, tanto que casi hace que Taiga escupa su refresco. Okey, el pelirrojo no sabía que responder. Nunca le había pasado eso – Creí que dijiste que no eras marica.

– No lo soy, pero si supieras más de mí, entonces no tendrías que hacer preguntas estúpidas – Le contestó el menor mientras tomaba su maleta y la colocaba en su hombro – Es mi movimiento especial, cómo pudiste notar en el ring; el beso es parte de él, no puedo cambiarlo – Informó.

– Es estúpido – Se quejó el moreno mientras se rascaba la nuca, con el ceño fruncido a pesar de haber cerrado los párpados. Kagami le miró curioso, notando como es que con ese tema, Aomine parecía estar nervioso. Sonrío tranquilo, pues no quería burlarse del chico, al menos no por ahora.

– Como tú – Respondió el pelirrojo; y antes de que Daiki pudieses comenzar una batalla verbal que metería en problemas a ambos, de nuevo sus labios fueron cubiertos por los de Taiga, dejándolo fuera de pelea – Espero volver a luchar contigo algún día, adiós – Y aprovechando de nuevo el shock del peliazul, Kagami siguió su camino para irse con los demás luchadores al avión.

Unos segundos después, Aomine reaccionó del trance mientras caminaba solo para ver como los otros luchadores iban abandonando Tōō. Observó de lejos como es que esa cabellera roja como el fuego se perdía de vista, viéndolo partir de ahí con una sonrisa. Sin saberlo, Kagami había hecho lo mismo exactamente, no apartando su mirada del chico de piel morena hasta que ya no le pudo ver más. Tanto Kagami como Aomine sonrieron de forma sincera.

Ninguno de los dos podía esperar a verse de nuevo...

Notas finales:

Like por el final inesperado de la lucha(?) Bien, si llegaron hasta aquí, pues felicidades(?)

Barby! Espero que la historia hubiese sido de tu agrado. Sé que habías dado a elegir entre dos opciones, pero la religiosa no me convencía mucho (soy atea :’v) Y decidí irme por la lucha libre. La verdad estoy tan confundida en este tema como en clase de matemáticas, y es por eso que recurrí a Wikipedia (La vieja confiable) youtube, y otros fanfics de la temática.

Ari se despide hasta nuevo aviso. Besos, Bye~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).