Lay, sumamente animado, silbando la tonada de su canción favorita, saca el bizcochuelo que ha estado horneado por 30 minutos, tiempo indicado por la página de internet que ha consultado la noche anterior.
Con una mirada crítica observa el trabajo logrado y le da un sí con la cabeza, pues ha salido alto y esponjoso.
Es el cumpleaños de SuHo, su novio desde hace ya dos meses, y Lay ha tenido la brillante idea de regalarle algo hecho especialmente por él, y ¿Qué mejor que un pastel? Se ha levantado muy temprano y desde entonces ha estado trabajando duro.
Con sumo cuidado, desmolda el bizcochuelo sobre una bandeja. Ahora es momento de dejar enfriar y empezar a sacar los siguientes ingredientes para el pastel.
Lay re direcciona su camino a la heladera, y al abrirla encuentra que tiene de todo. Poco a poco toma cada uno de los productos y lo deja sobre la mesada. Al verlos todos apilados, deja de silbar y frunce el ceño:
–Crema, chocolate, frutas… -Enumera.
Lleva el dedo a su mentón, creando en verdad una imagen muy seria
–Todo es muy rico, pero ¿Cuál le gustará más a SuHo?
Y sí, aquel era un problema, no podía ponerle algo que a su novio no le gustara, no tendría chiste un pastel así.
– ¡Urgh! ¡Qué problema! –Se angustia por un momento, haciendo un puchero y pateando el suelo – ¿Ahora qué haré?
Y entonces, recuerda a su amigo en común, aquel que los presentó: KyungSoo.
–Tengo que llamarlo…
Lay corre por toda la casa por unos largos veinte minutos buscando el dichoso aparato móvil antes de lograr encontrarlo. Ansioso, mira el reloj. Aún le quedan varias horas antes de ir a ver a su novio.
Marca el número de su amigo y espera.
–Hola ¿Lay? ¿Qué sucede? –Contesta su amigo.
–Soo, necesito un favor enorme –Le ruega de inmediato. –SuHo es tu amigo desde hace mucho ¿Verdad?
–Algo así, un año más o menos, pero ¿Por qué lo dices? ¿¡No me digas que se te ha olvidado su cumpleaños!? ¡Eres su novio! No se te puede olvidar algo así ¿Necesitas ayuda para ir a buscarle un regalo? Voy de in….
–No. No. Soo, tranquilo. No es nada de eso. Es que estoy preparándole un pastel, pero no tengo idea qué relleno poner dentro ¿Sabes que le gusta? Tengo… -Y Lay empieza a enumerar las cosas que tiene.
Al otro lado del teléfono, se logra oír la risa divertida de KyungSoo, a lo que Lay reacciona con un puchero que su amigo no puede ver.
– ¡No te rías, Soo! –la risa se detiene. –No seas malo.
–Lo siento, es que es muy tierno de tu parte preocuparte así. Otro hubiera comprado uno y listo. Bueno, eso fue lo que yo hice con Kai. Y sí, puedo ayudarte. A SuHo le gusta la crema y el recubrimiento con chocolate. Y las frutillas.
–Gracias, muchas gracias, Soo.
Lay cuelga, procurando poner el celular en su bolsillo trasero, asegurándose de que si tiene que hacer otra llamada no tener que andar como loco buscando el aparato.
–Es hora de terminar este pastel. –Y Lay pone manos a la obra.
Primero, toma las frutillas y las corta. Luego prepara la crema. Bate a mano, es mejor así, se dice, más empeño y esfuerzo en su regalo.
Media hora después, Lay tiene ante sus ojos un hermoso pastel con frutillas mezcladas en crema en el medio del bizcochuelo, y un rico y vistoso recubrimiento de chocolate.
Se ve profesional, se alaga a sí mismo.
– Si le agrego frutillas arriba no estaría mal ¿No? –Se pregunta, así que tomando las frutillas restantes, las cortas y las coloca con cuidado arriba del pastel –Ahora sí. –Mira el reloj –Iré a pegarme un baño y después a ver a SuHo.
En el momento que llega la hora de visitar a su amado novio, Lay decide tomar un taxi, mucho más seguro para el pastel, al cual trata con mucho cuidado asegurándolo en una bandeja.
La suerte está de su lado y consigue un taxi apenas levanta la mano. El conductor le busca conversación, pero Lay está más ocupado cuidando el pastel que a otra cosa.
–He hecho este presente para mi novio, allí es donde voy ahora –es todo lo que logra decir, y el conductor no vuelve hablar durante todo el trayecto.
No puede caerse, no puede caerse, repite Lay una y otra vez en su mente.
Cuando finalmente llega a destino, tiene otro desafío más. SuHo vive en un edificio de seis pisos, y sí, vive en el sexto.
– ¿Por qué tienes que vivir en el último piso? –Se queja.
Lay suspira, intentando convencerse que no pasará nada, que tomará el ascensor, éste subirá despacio y el pastel llegará sano y salvo. Y SuHo lo adorará.
Afortunadamente, así pasa.
La sonrisa que Lay esboza al detenerse en la puerta del departamento de su novio indica que todo ha salido más que bien, ahora solo tiene que sostener el pastel con una mano y llamar con la otra.
¡Uf! ¡Sí, lo logré!, piensa con muchas ganas de bailar cuando escucha el timbre retumbar dentro del departamento.
Pero se acuerda que debe preparar sus pulmones, ya que quiere gritar y cantar un feliz cumpleaños cuando vea el rostro de…
Oh, allí está.
La puerta empieza a abrirse.
– ¡Feliz cumpleaños! –Grita, haciendo saltar a SuHo por la tan potente voz. Luego, y sin desafinar, canta.
SuHo se recupera de inmediato, no sin que un color rosa se extienda por sus mejillas. Y al recibir sobre sus manos aquel hermoso pastel, una sonrisa se extiende por su rostro. Definitivamente tiene el novio más tierno de todos.
– Es hermoso, estoy seguro que debe estar igual de rico. Me gustan las frutillas y el chocolate. –Lay se siente orgulloso –Y tu voz también es hermosa. El mejor feliz cumpleaños que me han cantado. Muchísimas gracias. –Y acerca para tener un dulce beso entre ambos –Pasa, Soo y Kai aún no llegan.
Lay se siente victorioso. Ha trabajado duro para lograr aquel pastel y entregarlo sano y salvo, al igual que cantar sin fijarse si algún vecino rondaba por ahí. Y a SuHo le ha encantado. Lo sabía.
Si bien su relación es muy reciente, definitivamente va por muy buen camino.