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Heladas noches de verano por kurotsuki_mikoto

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Notas del fanfic:

HOLI 3 lamento la demora, mi intención era subir el prologo antes de entrar a clases, pero...bueno, me esperan días muy ajetreados en la universidad (literal xD) entonces probablemente deje los otros fics en hiatus. Unicamente continuare este y el de Four Seasons que son como un respiro relajante para mi (?) :') y espero que tambien para ustedes.


En fin, pasemos a lo bueno -CHANCHANCHAAAAAN-


Aclaraciones:


*Este fic es una secuela de "Frescos días de invierno" y se situa 5 años despues.


*Personajes de HTTYD y RoTG no me pertenecen


*Eros es un OC que representa al espiritu del amor y la atracción. Dos cosas que desempeñaran un papel MUUUUY importante en esta secuela 7u7 -ifyouknowwhatimeant-


Advertencias:


Por ahora ninguna. A futuro habra roces de shonen-ai y contenido homosexual que podría llegar a ser explicito, en su momento se aclarara en que capitulo :')


LOS AMO, ESPERO LES GUSTE

 

 

— ¡VAMOS CON TODO!

 

El grito de euforia que Brutacio soltó a su hermana fue la única señal que se necesito para que los gemelos fueran a la carga, intentando tumbar a Patán de su dragón para quitarlo de la competencia y que dejara de fastidiar con su pésimo coqueteo que dejaba caer sobre Brutilda. Astrid se encontraba en disputa con Patapez para que le regresara la oveja que cargaba su dragón y el público solo podía aclamar con emoción a la carrera de dragones donde se peleaba el desempate entre Astrid y los gemelos que iban a la carga.

 

— ¿Dónde demonios esta Hiccup?

 

—No lo sé, probablemente esté dando vueltas por las islas ¿volvieron a tener alguna discusión?

 

Estoico gruño con desdén al recordar la discusión que su hijo y él habían librado hace tan solo unas horas antes.

 

—Lo mismo de siempre me supongo— Bocón no hizo más que sonreír divertido sin tomar como algo extraño que padre e hijo discutieran. De hecho, si dejaran de hacerlo sería el día en que todo se viera patas arriba —Déjame ver ¿Qué fue esta vez? ¿El asunto de ser jefe o el de pedirle que te de nietos antes de que te mueras por necio?

 

A pesar de la expresión agria que el jefe dirigió a su mano derecha, Bocón no se retractaba de las preguntas que solo lograban divertir aun más los días que transcurrían en paz. Desde su punto de vista Hiccup se encontraba en una etapa donde no quería responsabilidades y solo quería que lo dejaran volar junto a su dragón en paz, algo parecido a lo que experimentaban los otros vikingos a su edad pero sustituyendo al dragón con armas y el vuelo con batalla. Pero la idea en si era la misma.

 

—Sigue con lo mismo

 

—Relájate Estoico, con el tiempo va a cambiar de idea. No te dirá que se equivoco pero al menos va a aceptar que su lugar está en tu silla junto con ella— señalo con la cabeza a la vikinga que ahora pasaba volando cerca de los espectadores para chocar sus manos con ellos y seguir con la celebración de su victoria.

 

—Si tanto está en su etapa rebelde ¿por qué no solo dice que no quiere asentar cabeza y tomar el liderazgo sin inventarse una mentira sobre un chico invisible?— el jefe vikingo resoplo sin abandonar la indignación y enojo que aún flotaba como tronco en un río al recordar la primera vez que Hiccup saco eso a colación en una de sus tantas discusiones que sucedieron dos años atrás.

 

—Quizá creyó que diciendo eso lo dejarías en paz.

 

— ¿Y sigue con la misma mentira por cinco años?

 

—Desde que te dijo son dos.

 

—Como sea— el jefe vikingo resoplo sin poder seguir con aquella conversación que solo provocaba jaquecas a su persona y burlas de su mejor amigo contra él —Si es solo una etapa, más le vale que la supere rápido. Ya es tiempo de que vaya dejando la aldea sobre sus hombros.

 

—No me extraña que se haya ido a volar de nuevo si lo dijiste con esas palabras.

 

d52; d54; d52; d54; d52; d54; d52;

 

— ¡Jack!

 

Norte tuvo cuidado en esquivar el rayo esquimal que el albino casi atinaba en su cabeza. Todo a su alrededor en ese enorme domo era de hielo, con muñecos de madera a tamaño real congelados y más de uno pintado con carbón para simular la cara de Pitch, una idea que le parecía mala al principio por los objetivos hostiles que Jack y Eros tenían en mente, pero que al final era más una comedia que algo preocupante.

Al otro lado del domo estaba el joven que buscaba. Girando su cayado y moviendo sus dedos congelados para calmar el segundo ataque que estuvo a punto de dirigir hacia el guardián mayor.

 

No le hacía mucha gracia ver a Jack y Eros usar su tiempo libre para entrenar como si fuera guerreros y no espíritus jóvenes y libres que debían aprovechar sus poderes de forma responsable, pero no ganaba nada sermoneándolos y más cuando se portaban como un par de críos rebeldes que sintonizaban sus objetivos en una discusión dos contra uno.

 

—Perdón, no te escuche entrar.

 

También sabía que eso era una mentira. Había llamado a la puerta más de tres veces para avisar de su presencia y si Jack seguía manteniendo esa falsa sonrisa que había aprendido a poner cuando se harto de que los guardianes le preguntaran como se sentía, bueno, no iba a presionarlo.

 

—Está bien chico, fue un buen tiro. ¿Has avanzado en controlar tus...habilidades? — aun se negaba a decir “ataques” o “técnicas de combate”. No importaba cuanto lo dijeran, negaría su participación en otra batalla después de lo que sucedió en la última.

 

—Bien, ya puedo mantener la energía concentrada hasta mis codos por más tiempo y puedo atacar más veces que hace... — por un momento Jack pareció intentar desenterrar su reloj natural que estaba perdido para esos momentos —días, semanas supongo. Y Eros ya puede disparar sin apuntar antes. No tan rápido pero es mejor a depender de la vista.

 

—Hablando de Eros... — Norte miro a su alrededor, encontrándose solo con figuras congeladas en el suelo y algunas explosiones de hielo en puntos dispersos del domo — ¿Dónde está?

 

—Salió a pasear— no le dio mucha importancia al asunto cuando intento volver de hielo sus piernas al igual que sus manos —últimamente sale más que antes. Creo que es bueno.

 

— ¿Por qué no sales a-

 

—No quiero— y ahí estaba de nuevo aquel tono golpeado y triste que saco al espíritu de sus falsas sonrisas que parecían costarle cada vez más —Me refiero a que no puedo. Pitch aún esta rondando ahí afuera, tú mismo lo dijiste ¿no? Podría atacarnos en cualquier momento y Eros es más rápido que yo. Si lo ve puede avisarnos antes de que intente retomar su fuerza.

 

—Como sea, hoy tendremos una cena todos juntos. Espero que puedan dejar sus juegos de batalla para venir a comer.

 

—No son juego-

 

—Lo que tú digas ¿A dónde fue?

 

—Creo que a las islas que están al oeste...o al este— frunció el ceño al no poder ubicar algo tan simple como los puntos cardinales, pero Norte se mantuvo en silencio, dándole tiempo para que siguiera hablando. —Es donde vimos cazadores la otra vez. Siguen en el mismo lugar, dijo que quería ir a hacerles una pequeña visita y probar sus flechas nuevas que aturden enemigos.

 

—¿Los aturde o apenas va a probar eso?

 

—...bueno, a lo mucho te deja inconsciente.

 

Eso no le gusto más.

 

—¿Han estado practicando entre ustedes?

 

—De seguro vendrá para la noche— que Jack evitara el tema solo servía para aumentar las sospechas que Norte tenía acerca sobre los días de entrenamiento que ambos jóvenes tenían. Quería insistir en que dejaran de poner la batalla sobre sus hombros, pero no lograría nada hablándole a un iceberg andante.

 

—Le diré a conejo que vaya por él ¿quieres ir?

 

—No, no. Yo... — la voz del menor se fue apagando conforme volteaba su atención al muñeco congelado que tenía más cerca de él. Intentando absorber el frío que desprendía el hielo para derretirlo y que eso sirviera para su propio uso. —prefiero seguir practicando mientras llegan ¿si?

 

De nuevo, rehuía del mundo exterior. Sabía que era una etapa difícil o al menos eso creía, intentaba entenderlo para no hacerle las cosas más difíciles cuando Jack pocas veces pegaba parpados y cuando lo hacía, terminaba con temblores peores que Hade expuesta a los témpanos de hielo; aún tenía pesadillas sobre ese día y el llanto que intentaba esconder y Eros probaba sustituir con distracciones aburridas, no era algo que escapara de la atención de los guardianes que mantenían a salvo a ambos espíritus jóvenes que seguían rotos por dentro.

 

Otro asunto que no podía dejar pasar era la actitud pacífica que el arquero había desarrollado por Hada y Sandman. Aún no parecía dispuesto a ser amigable con él o Bunny, pero fue un alivio para todos cuando descubrieron lo fácil que era llevar el ritmo de Eros cuando Jack actuaba de intermediario; era como ver a un humano pequeño esperando por la autorización de su hermano mayor para hablar, aceptar o denegar las invitaciones, comidas y regalos que le daban luego de darle la bienvenida a la guarida.

No quería dudar de él, quería tenerla la misma confianza que Jack le tenía, pero le era imposible. No sospechaba de él, no tenía nada en su contra e incluso le agradaba. Pero cuando ambos intercambiaban miradas, el gran guardián sentía un extraño hormigueo que lo empujaba a intentar hundir su puño en la cabeza del arquero que parecía adivinar sus impulsos y se alejaba de él antes de que se dijeran un simple hola.

 

“Es tímido. Quizá”

 

Fue la única respuesta que había obtenido de Jack cuando dejo caer la duda en un tema banal que sostuvo con el menor sobre juguetes, arboles, nieve y el extraño odio que Eros parecía tener y contagiar hacia él.

 

“Solo te lo estas imaginando”

 

Fuera verdad o mentira, si era una etapa rebelde la que Eros atravesaba, Norte esperaba que se le pasara rápido y aprendiera a controlar ese resentimiento asesino que proyectaba hacia él.

 

 

d25; d30;d25; d30;d25; d30;d25;

 

Aster frunció el ceño al encontrarse en mitad de un extraño campo negro con cenizas alrededor. No era como lo recordaba y esperaba que el niñato al que buscaba no tuviera que ver con ese desastre donde los árboles parecían llorar en sus últimos segundos de vida antes de desmoronarse en cenizas que tapizaban el suelo como si esta fuera nieve de gran espesor.

Norte le había pedido que buscara a Eros para la famosa “comida-cena-convivencia” que organizo junto a hada para dar un nuevo intento de plática familiar sobre la situación en la que se encontraban. El preferiría dejar a los chicos mantenerse bajo el domo, entrenando todo lo que ellos les dieran la gana para matar el tiempo y esperar a que salieran cuando estuvieran listos; pero su opción no era muy popular con los demás.

 

—Hey granuja, no sé en donde diantres estas pero tienes que venir conmigo. Hoy habrá los tontos dulces que siempre le estas pidiendo a Jack.

 

Conejo avanzó más lento a cada metro que avanzaba en esa niebla provocada por el polvo y las bajas temperaturas. Al final aceptaron que los dragones solo tuvieron un mal guía durante su viaje y que ellos no habían tenido la culpa, pero sus instintos seguían advirtiéndole que huyera cuando se topaba con los enormes reptiles escupe fuego.

 

—¡BU!

 

Su naturaleza gano sobre la razón. El susto que Eros le metió fue suficiente para hacerlo saltar y dejar escapar un grito corto de sorpresa que le provoco una carcajada desde la rama donde se sostenía con sus rodillas.

 

—Baja de ahí, no es divertido.

 

—Ya voy mamá. Solo estaba explorando.

 

—¿Aquí? — lo miro con cara de pocos amigos pero viendo la curiosidad que el chico anteponía a su incomodidad natural que solía dejar salir cuando lo acompañaba...era preferible no soltar otro comentario mordaz para evitar un altercado verbal entre ambos.

 

—Si, hace unos días llegue y estaba bien. Todo verde y blanco, pero vivo— comenzó a caminar sin importarle que sus pies descalzos ahora estaban negros por la tierra. —y ahora ¡boom! Todo está muerto. Quería traer a Jack para que me diera su opinión pero quizá mostrarle un lugar muerto que antes estaba vivo no le ayude a levantar su ánimo.

 

—Ya lo creo. Incluso a mi me deprime.

 

—Eso es porque tú eres deprimente por tu cuenta, conejo. No necesitas la ayuda de nada ni nadie para hundirte en la miseria— se burlón sin medir sus palabras, algo que casi provoco una respuesta igual de cargada contra él. Y decía casi, porque un estruendo en el risco más cercano llamo la atención de ambos.

 

—Tenemos que irnos antes de-¡Hey! ¡EROS VUELVE AQUÍ!— Aster exclamo contra los dioses al ver que el chico flotaba de forma imprudente a donde las rocas se quejaban en una caída libre y el rugido de un dragón llegaba desde arriba. —¡VEN ACA CABEZA HUECA! — pese a tenerlo cerca, Bunny noto lo ido que se encontraba cuando intento sujetarlo y el arquero se le resbalo de sus garras como si fuera atraído por una fuerza magnética a la parte superior del risco. —¡¿Eros?!

 

El nombrado se limito a voltear a medio vuelo, indicándole que guardara silencio con su dedo y retomando su camino a la cima con una concentración que parecía cegarlo al punto que verlo volar era igual al magnetismo que muchos metales guardaban con algunas piedras valiosas.

 

No le quedo otra opción que seguirle el rastro sin perderlo de vista, era un rollo tener que cuidar a un espíritu que aparentaba tener más de dos cientos años y se comportaba como un chiquillo humano de diez. Podía mejorar su conducta si se esforzaba, el problema era que había ocasiones en que ni siquiera lo intentaba.

 

—¿Qué? — se detuvo cuando ambos quedaron en la cima del risco, ocultos entre arbustos que los separaban de un dragón color carbón que gruñía a donde el risco se precipitaba al mar.

Lo último que necesitaba era algún juego como “Escóndete que te atrapo”en el que Eros solía atraer dragones medianos para causar ciertos desastres a los guardianes pero nunca algo demoledor o peligroso.

 

<<Las cosas son más divertidas cuando no hay silencio>>

 

Fue la excusa que dio cuando lograron sacar a uno de esos dragones y Norte lo había obligado a sentarse del otro lado de su escritorio como lo haría un padre con su hijo más problemático.

Si lanzaba alguna flecha en dirección a la enorme lagartija sería el colmo.

 

Pero entonces sucedió algo más extraño, y eso fue el silencio del castaño y un extraño jadeo de sorpresa que se le escapó al ver mejor al vikingo que luchaba de forma penosa contra el dragón que lo golpeaba con su cuarto delantero como si intentara darle pequeños golpes en la cabeza.

 

Bunny intento encontrar algún sentido a aquella escena que parecía dejar sin aliento a Eros, quería desenredar su confusión e intentar recordar donde había visto a ese dragón antes, pero no tuvo tiempo a pensar en eso. Cuando más se distrajo, Eros ya salía de su escondite para plantarse a un lado de ambos y articular dos palabras que parecían algún soplo hecho por el viento.

 

—Estabas....muerto.

 

El vikingo frunció el ceño al encajar las piezas del rompecabezas que Aster comprendió como si alguien le soltara una bofetada en el rostro. Nunca pudo ver bien al famoso amigo por el que Eros y Jack habían cambiado, pero con el golpe seco que el arco dio en el suelo fue como un chasquido a la realidad.

 

Es inestable

No, no lo es

 

Clavo sus ojos en el arquero que seguía gesticulando en busca de las palabras correctas para expresar lo que sus ojos ahora centelleaban. A bunny le costaba diferenciar si era alegría, alivio, odio, ira, tristeza o desesperación. Con solo verlo unos segundos su cabeza le dio vueltas como cabra loca y  su vientre dejo una sensación muy desagradable, similar a beber la sustancia más asquerosa que uno pueda imaginarse.

Esperaba que Eros no sintiera lo mismo, no le desagradaba lo suficiente para desearle algo así.

 

—¿Eros, verdad? — el vikingo se precipito a caminar en dirección a ellos, estirando su mano a señal de saludo y con una enorme sonrisa que solo aumento el ambiente asfixiante.

Por un momento Aster considero sacar su boomerang para golpearlo todas las veces que fueran necesarias con tal de que no volviera a sonreír.

 

—Cuanto tiempo-

 

Sus palabras se vieron interrumpidas por el rugido que su compañero soltó a sus espaldas. Tumbando al chico con su cola y evitando que un extraño objeto volador le diera en la cara. Cuando Bunny aguzo mejor su vista se dio cuenta que era su boomerang y un escalofrió desagradable volvió a recorrer su cuerpo al ver que tenía su brazo estirado para recuperar su arma.

No se dio cuenta en qué momento lo había lanzado o apuntado siquiera.

 

—¡¿ “Cuanto tiempo”?! — Eros al fin reacciono, quizá no lo suficiente para tomar su arco o formar una flecha, pero si para sujetar una de las puntas que se formaba antes que el cuerpo de sus armas y que ahora lanzaba en dirección a ellos como si fueran rocas arrojadas con una honda. Podían no ser precisas pero vaya que tenían fuerza. —¡Tu deberías estar muerto! ¡Todos te vimos cayendo en el fuego! ¡JACK TE BUSCO Y NO ESTABAS POR NINGUN LADO! — conforme gritaba y lanzaba sus municiones improvisadas, el humano las esquivaba lo mejor que podía con la ayuda de su dragón. —¡JACK ESTA DESTROZADO Y ROTO, ¡¿Y TU LO ÚNICO QUE PUEDES DECIR ES “CUANTO TIEMPO”!?

 

Por un momento Aster intento sujetar al espíritu que estaba lo suficientemente cerca para apuñalar al vikingo con una de sus puntas. Y si había sobrevivido a una explosión del tamaño de una montaña, no considero oportuno que muriera por obra de una punta afilada que blandía un chiquillo furioso sin puntería ni gracia.

Justo cuando se estiro a sujetarlo del tobillo y el dragón parecía dispuesto a disparar fuego en su contra, el arquero tacleo a su oponente y fue entonces que prorrumpió en un llanto digno de un bebe recién nacido.

 

— ¡CREIMOS QUE HABÍAS MUERTO!

 

Y eso fue lo último entendible para ambos. El chico pareció transmitirle un saludo junto con una disculpa al inclinar la cabeza hacia él. Algo que Aster interpretó como respeto y no le sentó nada mal. Ahora que Eros se había calmado y se limitaba a llorar y restregar sus mocos en la extraña armadura del vikingo, el enojo incongruente que lo embargo minutos antes desaparecía sin dejar rastro y le dejaba solo con una sensación de ternura y desconsuelo al ver que Eros seguía llorando.

 

—Bueno— se aclaro la garganta al pensar que era una lástima ver al espíritu del amor llorando y que se compadeciera de él fue suficiente para que intentara cambiar la plática a otro rumbo que no lo llevara a tratarlo como Hada lo hacía. —Ahora que terminaste tu berrinche asesino de-

 

—¡Es cierto! — pese al llanto que soltaba, la sonrisa que Eros mostró era una tan radiante que solo dejaba a su pañuelo humano con muchas preguntas que no podía alcanzar a formular por lo mucho que parecían interrumpirlo con la peor de las intenciones.

Primero un boomerang, luego flechas, seguían mocos y ahora daba paso una extraña emoción incontrolable que levanto al arquero en un santiamén.

 

—¡Jack tiene que verte! ¡Va a ponerse como loco cuando te vea!

 

—¿Sabes donde esta? — Se apuro a interrumpirlo antes de que siguiera hablando en tropel sin dejar descanso a que él intercambiara una correcta comunicación entre ellos —todo este tiempo yo-

 

—Si, si. Solo ha salido dos o tres veces de la guarida, ya está de ermitaño por cosas deprimentes como la muerte, el miedo y más cosas que no tenemos tiempo de discutir— Eros movió la mano como si espantara una mosca e ignoro las advertencias que ahora Aster comenzaba a lanzar en su contra.

 

—Aguarda un minuto niñato. Primero tenemos que avisar a Norte— corto su entusiasmo al ver que Eros ya sujetaba el brazo del mayor como si pensara en lanzarlo desde su ubicación hasta la posición en la que se encontraba su guarida escondida. —No puedes solo presentarte con un humano en tierra sagrada, dejaría de ser un lugar seguro para todos y sabes el tiempo que nos tomo poder consagrarlo. Por algo Pitch no ha puesto un pie allá.

 

El entusiasmo bajo de nivel en el rostro del arquero y su silencio fue aprovechado por el guardián que volvía a la carga.

 

—Eso explica porque nunca pudimos dar con él— incluso el humano parecía sorprendido y desanimado aunque algo asombrado por la explicación que dejaba claro porque nunca había encontrado a su amigo a pesar de sus constantes búsquedas asistidas por sus amigos que estaban al tanto de sus intenciones.

 

—Correcto. Primero tenemos que hablar con Norte, los guardianes e intentar sacar a Jack de ahí, suponiendo que sea buena idea.

 

—¿A qué se refiere con eso?

 

Tanto jinete como dragón fruncieron el ceño por la posibilidad que Aster había propuesto, pero eso no dejo que el guardián se echara para atrás...por más repelús que los dragones le provocaran, era más importante ese tema que su propio pellejo.

 

—No te lo tomes a mal, chico. Pero tú no tuviste que soportar a estos dos sacos que no se animaron a salir de su habitación en más de un mes. Te agradezco la ayuda que nos diste en su momento, nos salvaste el pellejo y te devolveremos el favor. Pero si Jack consigue ver adelante y tú vuelves, no creo que le agrade la posibilidad de perder de nuevo a su amigo-

 

—Su próxima pareja.

 

—Si, su próxima parej-espera ¿qué dijiste? — frunció el ceño y desvió su atención a Eros en el momento justo en que este sonreía de oreja a oreja.

 

—Su próxima pareja, Hiccup.

 

El nombrado solo bajo la cabeza, con sus orejas rojas e intentando distraerse con su dragón, el pasto, sus trenzas o cualquier cosa que fuera más interesante y menos vergonzosa a lo que el chico a su lado le estaba diciendo a su compañero.

 

—Eros, es un humano.

 

—Y tu un conejo. Saberlo no me hace más inteligente ¿verdad?

 

Bunny sintió que su parpado le temblaba ante esa sonrisa socarrona y su humor no mejoraba por la risa que el vikingo reprimió.

 

—Eso no cambia las cosas. Vamos a avisarle a Norte, lo hablaremos con los guardianes y dependiendo de la situación en la que se encuentre Jack, veremos que debemos hacer. Son las reglas.

 

El arquero suspiro desanimado al perder en aquella conversación, al menos parecía entender la razón de que el guardián se portara de ese modo.

 

—Bien, sus reglas, sus métodos.

 

Antes de que Hiccup y el dragón reclamaran, Eros lo tomo del cuello de su armadura y despego con singular alegría que no escondió aún con el grito que logró sacar del vikingo por la vertiginosa altura lejos de su dragón.

 

—¡Pero yo no soy un guardián! ¡Y EN LA GUERRA Y EN EL AMOR TODO SE VALE!

 

Y tras soltar ese grito de “victoria”, cruzo zumbando el cielo, llevándose a rastras al vikingo que intentaba calmar a su dragón inquieto que intentaba volar a una buena distancia del guardián pero solo lograba planear algunos metros antes de seguir con el camino a pie.

 

Aster no tenía piel a la vista, pero podía percibir el calor que toda su cabeza se guardaba por ese intrépido y cabeza dura que ahora volaba en dirección a la guarida. Tenía que llegar antes que él.


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