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18. Suho es de Yixing por dayanstyle

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Notas del fanfic:

Sulay para todas.... aqui, bueno esta pareja parece normal pero no lo es... pasivo-activo... pues si... una locura total...

aclaro que Zelo de B.A.P es de apellido Zhang por Lay, ya que nuestro unicornio es su hermanito mayor, por lo tanto se deja su apellido de aqui en adelante cada vez que se le haga mencion...

pues no quiero arruinarles las sorpresas que encontraran en este fic... asi queeeeee... a leerrrr

Notas del capitulo:

Suho al fin encontro a alguien que lo complemente... juju i'm happy

      Yixing bailaba mientras limpiaba el comedor. La música era Funky , estaba usando unos short tipo Daisy Duke (Daisy Duke de los duques de Hazzard) y la pintura de sus uñas finalmente se había secado desde cuando aplicó la última capa.

     —¿Cómo puedes estar tan feliz en las mañanas? —Zelo zombi-caminando, salió de su recámara hacia la cocina.

       —Es un hermoso día. Deberías de disfrutarlo, dormilón. —Su hermano menor movió la mano y se alejó mientras Yixing trató de besar su mejilla—. Vamos a salir. Ir a un picnic en el parque.

     —Cuando despierte. —Zelo bostezó, rascó su desnudo pecho y caminó adormilado de regreso a su recámara después de tomar una botella de jugo.

        Yixing sacudió la cabeza. Era imposible levantar al hombre antes del mediodía. Para entonces la mitad del día se habría perdido. Caminó contoneándose alrededor, levantando las latas vacías de refresco que había dejado su hermano, así como el tazón del cereal a medio comer y un plato con algo verde y pegajoso en él. El hombre era un desastre total pero él lo amaba.

      Dejó los platos en el fregadero, entonces se acomodó la tanga que se había deslizado a un lado, tarareando feliz mientras llenaba con agua jabonosa el fregadero. —Esto debe remojarse durante un tiempo. —Yixing tiró a la basura el plato que tenía lo que parecía un experimento científico creciendo en él. Incluso limpio le daría asco comer en él.

       La canción de la radio terminó y la apagó antes de contestar el teléfono. —Hey, Mamá.

      —Hola, Yixing. Me preguntaba si podrías detenerte en mi casa antes de que tu día comience —dijo su madre.

       —Demasiado tarde. Mi día comenzó hace horas. Sabes que despierto al amanecer. El crecer como niño de granja hace que sea de esa manera. —Yixing sacudía las caderas de un lado a otro, ansioso por regresar a limpiar.

      De algún modo sabía que eso no iba a suceder. Cada vez que su madre hablaba sus planes cambiaban.

      Su madre resopló. «Qué poco femenina», pensó. Pero así era su madre. —¿Desde cuándo eres un chico granjero? Llorabas cada vez que se te quebraba una uña. La casa estaba impecable, pero afuera el trabajo nunca se hacía.

      Yixing suspiró, la misma vieja canción. Su madre era un disco rayado desde que salió del closet. No estaba seguro de por qué él esperaba algo diferente ahora.

     —Entonces, ¿qué era lo que necesitabas? —él cambió el tema antes de que ella empezara a hablar de cómo él debería de haber sido su hija.

       Eso podría ser la verdad ante los ojos de ella, pero aun así le dolía como el infierno cuando ella se lo decía.

    Yixing interpretaba eso como si hubiera sido un error el embarazo.

    A Yixing le gustaba lo que era y no lo cambiaría por nada del mundo. No quería ser una apestosa chica.

      —Tengo asuntos que arreglar, pero tu hermano no puede llevarme.

      Oh, Dios, una tarde con su mamá. ¿Qué había hecho mal últimamente para merecer eso?

       No es que no la amara, eso estaba muy lejos de la verdad. Era el hecho de que ella hablaría sobre todas sus imperfecciones. Eso era como ser el chofer de tu propio crítico personal.

—No puedo. Tengo planes.

      —Quiero verte dentro de una hora. Sin excusas. —Su madre colgó.

     Maldito su hermano mayor J-Hyo. Él sabía lo que le estaba haciendo. «No podía, mi culo». Su hermano siempre encontraba la manera de salirse de esas cosas y dejar a Yixing tratar con su extraña mami.

       —Maldición, maldición, doble maldición.—Bueno, necesitaba cambiarse los shorts. Su madre podría tener un ataque si él se mostraba con esos shorts tan cortos y una camiseta de tirantes. Ella sólo tendría que tratar con el esmalte en sus uñas. Le había tomado horas lograr las tres capas y el diseño perfecto, y él no se lo iba a quitar.

     —Llevaré a mamá a arreglar unos asuntos. —Yixing asomó la cabeza en la recámara de Zelo.

     —Mejor tú que yo. —Su hermano menor gruñó y jaló las sábanas por arriba de su cabeza—. Diviértete. Tendré un sedante esperando para cuando regreses.

      —Malcriado. —Yixing recorrió el pasillo hacia su propia recámara. Tomó unos jeans de cadera baja y una camisa sin mangas. Se duchó y tomó su bolsa para hombres, cerrando la puerta al salir.

     Rezó porque su mamá no se demorara demasiado. Sólo podía tolerarla un momento antes de querer encajar clavos en su cabeza.

      Yixing llegó al frente de la casa en donde había crecido y tocó la bocina. Su mamá salió quejándose acerca de la prisa que tenía y entonces empezó a hablar contra su esmalte de uñas, su preferencia sexual, su cabello, sus jeans, su preferencia sexual, su  camisa, su preferencia sexual, y su trabajo.

      —No veo por qué no puedes encontrar una buena chica y asentarte. Todo está en tu cabeza. Sólo cambia tu manera de pensar y te sentirás mucho mejor. Confía en mí.

       Yixing estaba listo para llegar a la ferretería más cercana y buscar los clavos más largos y sólo llevaba cinco minutos con ella en el carro. Él apretó los dientes como siempre lo hacía. Discutir con ella era inútil.

     Ella nunca cambiaría su manera de pensar, pero le enojaba que no pudiera aceptarlo como era. No había nada de malo con ser gay, sin importar lo que ella dijera.

       Zelo y J-Hyo eran sus niños dorados. Ella no sabía lo gay que Zelo realmente era. El hombre lo escondía mejor que un regalo de navidad. Eso también era una vergüenza. Su hermano era muy atractivo. Por qué Zelo lo negaba constantemente iba más allá de lo que Yixing entendía.

     —Me gustan los hombres, mamá. Lamento decepcionarte r13;dijo Yixing por lo que parecía ser la millonésima vez. Él estaba comenzando a romper un record alrededor de ella. ¿Cuándo lo entendería? Él no cambiaría, ni por ella ni por nadie.

      —Deberías aprender algo de J-Hyo y Zelo. Ellos son ejemplo de lo que un hombre debería de ser —ella resopló.

      «¡Si correcto!» Yixing quería reírse ante la equivocada percepción de ella. J-Hyo era el único hetero y seguía encontrando a las peores mujeres del mundo.

       Sí, su madre nunca dijo nada cuando J-Hyo fue acusado de ser el ‘papá del bebé’ por una mujer embarazada que tocaba la puerta. Oh no, J-Hyo era perfecto.

      Yixing apretó las mandíbulas mientras llegaban a la ciudad, llevó a su mamá al centro comercial. Odiaba venir aquí. Siempre estaba lleno. Aunque siempre fingía indiferencia, le molestaba que todo el mundo lo mirara fijamente. Se sentía como el extraño que su mamá creía que era.

      —No te atrevas a llevar esa bolsa. No quiero oír lenguas chismosas. —Su madre aferró su bolsa en el regazo, viendo fijamente a Yixing.

       —Es una bolsa para hombres, y está perfectamente bien el llevarla. No la voy a dejar en el carro. —Yixing cerró la puerta del carro, listo para arrancarse el cabello y su día apenas comenzaba.

      —Bien, pero no camines cerca de mí. No quiero que la gente crea que vienes conmigo. —Su mamá se apartó.

    —Sólo apuñala mi corazón. Eso dolería menos —Yixing murmuró. Ignoró al hombre que se burlaba, caminó hacia la puerta y entró. Bueno, él podía buscar una nueva colonia y espray para el cabello ya que estaba aquí.

      Después de una hora, Yixing se sentó en una banca frente a una pequeña fuente, deseando que su mamá se apurara. Giraba la pequeña bolsa de sus compras. Desearía que la gente pudiera aceptarlo por quien era y dejaran de verlo como si estuviera en exhibición en un zoológico.

      Yixing sabía que su trasero era demasiado grande, sus maneras demasiado femeninas y que caminaba muy afeminado. Hacía su mejor esfuerzo por aceptar lo que era sin importarle lo que la gente pensara de él, pero era difícil.

      Había nacido de esa manera, no era algo que él hubiera elegido. Que su madre no pudiera verlo era frustrante. Él la amaba, a pesar de que ella era impertinente, y absolutamente obstinada. Yixing la aceptaba tal como era. ¿Por qué ella no podía darle la misma consideración?

      —Estoy lista —ella murmuró cerca de él, pretendiendo que no lo conocía. Yixing se puso de pie y la siguió hacia el carro.

       —Juro que oí más comentarios sobre ti de los que quisiera. Te dije que no usaras bolsa. Y ese color de uñas, ¿tenías que elegir un color tan brillante?

—Si, mamá. Lo que quieras mamá. —Yixing abrió la puerta.

      —No seas impertinente conmigo, jovencito. Eres un hombre, no importa lo mucho que quisieras olvidarlo.

       Él no quería olvidar que era un hombre. Amaba ser uno. Si sólo ella pudiera entenderlo. La ignoró el resto del camino mientras ella seguía hablado de sus fallas. Para cuando la dejó su autoestima estaba totalmente por los suelos. Su alegre humor de esta mañana se había ido y había sido remplazado por una agria actitud.

      Quería patear algo mientras manejaba a casa. Estaba enojado y resentido por la manera en que ella actuaba con él. Se suponía que una mamá era amorosa y no de la manera en que era ella.

      Yixing se preparó para el trabajo y salió sin hablar con Zelo. Su hermano sólo sacudiría la cabeza y le diría cómo lamentaba todo lo que había tenido que pasar.

      Eso no le ayudaría ahora. Bajó las escaleras del edificio de departamentos corriendo y se dirigió hacia su carro. Si él llegaba tarde de nuevo, su jefe lo reprendería.

       Aguantar los regaños de una sola persona al día era suficiente.

      Yixing llegó a tiempo al trabajo y marcó la tarjeta en el reloj y limpió el mostrador. Usó unos guantes para no maltratarse el esmalte de sus uñas. «¿Para qué molestarme? Nunca encontraré al ‘señor perfecto’» Quizás su madre tenía razón. Quizás él debería de tratar de encontrar a una linda chica y asentarse.

      Yixing se estremeció ante ese pensamiento. No tenía absolutamente nada en contra de las mujeres, pero…se estremeció de nuevo.

       Quizás, después de todo, él necesitaba un sedante. Ahora estaba deprimido como el infierno. Parecía que nada estaba bien en su vida. Había estado bien esta mañana, hasta su viaje junto a su crítico personal.

     Yixing se quedó con la boca abierta cuando el restaurante de comidas rápidas en el que trabajaba se llenó a toda su capacidad con los hombres más grandes que hubiera visto y algunos de los más pequeños. ¿Ese chico realmente estaba usando guantes de látex azules?

      Se quedó viendo con los ojos más abiertos a los hombres que entraban. No iba ninguna mujer con ellos. ¿Serían algún tipo de club o pandilla? Se veían como una pandilla de motociclistas. De cualquier manera sería una grande.

      —Quiero cinco hamburguesas, cuatro papas fritas, cuatro champiñones fritos, dos postres y una coca de dieta. —El más hipnótico hombre del mundo estaba frente al mostrador de Yixing. El hombre se inclinó en el mostrador y Yixing no podía respirar. Se quedó con la boca abierta, mudo como un estúpido. Lo llenaba una abrumadora necesidad de cruzar el mostrador y rodear el cuerpo del hombre frente a él. Yixing parpadeó.

     —¿Entendiste eso?— Oh, esa voz, tan rica, tan profunda. El hombre tenía el cabello oscuro y acento chino. Yixing estaba duro como roca al escuchar el mágico sonido.

      Esto tenía que ser un sueño. No había manera de que alguien se viera tan bien como el chico parado frente a él. Después de pasar todo el día con su mamá, no había manera de que su suerte cambiara de esa manera.

      Yixing tenía la urgencia de limpiarse la baba en su mentón mientras el hombre lo veía fijamente. Rezaba por realmente no estar babeando. Yixing se mortificaría si lo estuviera.

      —Creo que freíste su cerebro —dijo el hombre más alto que Yixing hubiera visto y le sonrió—. Acércate un poco, Suho.

      El hombre de cabello oscuro giró los ojos ante el hombre alto. Yixing quería cruzar el mostrador y subir en el cuerpo del hombre de cabello oscuro.

       El aliento de Yixing quedó atrapado en su garganta y sentía el latido de su corazón golpear contra sus costillas cuando el hombre se acercó, movió la mano frente a Yixing y dio un bajo y sexy gruñido.

—Mío.

—Dios, amo mis sueños —el hombre alto se rió.

       —Yo… —La boca de Yixing se rehusaba a formar palabras. Sus cuerdas vocales se congelaron después de que una sola palabra logró salir.

      Llevó su mano a la boca y corrió a la oficina, cerró la puerta detrás de él. Se había comportado como un completo imbécil frente al más hermoso hombre que había visto y probablemente había arruinado cualquier oportunidad que pudiera tener. Se quitó los guantes y los lanzó al suelo, llevando una mano a su boca mientras trataba de controlar su respiración.

       —Abre —dijo Han Bin, uno de sus compañeros de trabajo, tocando la puerta. Yixing rápidamente quitó la llave y giró la perilla, jaló a Han Bin dentro de la oficina y cerró la puerta de nuevo.

       —Oh. ¡Mi Dios! Acabo de comportarme como un imbécil frente a un hombre de ensueño. —Yixing tomó en un puño el frente de la camisa de Han Bin, sacudiendo a su amigo.

      Han Bin palmeó sus manos alejándolas. —No sé nada acerca de esa mierda del amor entre hombres, pero estoy seguro que es como con una chica. Sólo regresa ahí y pretende que nada sucedió. Eso me funciona.

      Yixing abanicaba su mano frente a su cara. —No puedo. Él es la cosa más caliente sobre dos piernas, y yo sólo me quedé ahí con la boca abierta. Además mírame —Yixing señaló su uniforme—. Me veo como el tonto del año en este uniforme.

—Vamos, déjame ayudarte. ¿Cuál de ellos es?

     —Es el hermoso con cabello negro rizado, soñadores ojos grises, mide un metro noventa y cinco. Habla con acento chino.

       Yixing vio curioso cómo Han Bin abría la puerta de la oficina.

r13;¿Quién habla chino? Está bien, ¿quién de ustedes tiene los ojos grises? Bien, ven aquí.

      —Oh, infiernos, ¿Qué jodidos estás haciendo? —Yixing jaló la camisa de Han Bin, tratando de que entrara a la oficina—. ¿Has perdido la cabeza?

—¿Si? —una profunda voz dijo desde afuera de la oficina.

      Yixing corrió hacia el escritorio y se metió debajo de él. Iba a matar a Han Bin. Se veía como un grasoso cocinero ahora y Han Bin le había hablado al hombre de sus sueños para que fuera testigo de eso. Dios, él realmente iba a matarlo y no rápidamente.

      —El tipo bajo el escritorio cree que eres de ensueño —oyó que Han Bin repetía sus palabras. Si, él iba a colgar al traidor.

      Una profunda risa retumbó en la oficina. Yixing cerró los ojos ante el sonido. ¿Habría incluso oído una voz tan musical en su chico soñado? «Infiernos no».

      Él gritó cuando una mano se asomó bajo el escritorio. —Hola, soy Suho.

     Yixing seguía sentado bajo el escritorio con la boca abierta y su cerebro muerto de nuevo. ¿Qué infiernos estaba mal con él? Él nunca había actuado de esa manera antes. Claro que él nunca había encontrado a alguien tan rudo e impactante como Suho. Suho, Dios, incluso tenía un sexy nombre.

—¿Podrías salir y hablar? O puedo entrar ahí abajo, tú elije.

—Yo…

      —Bien, puedo ir ahí contigo, unicornio. —El hombre se arrodilló y se arrastró bajo el escritorio, haciendo que Yixing moviera su pequeño cuerpo bajo el escritorio. Literalmente ahí no había espacio.

—Yo…

—¿Hablas un idioma diferente? Está bien para mi, unicornio.

     El hombre pasó sus nudillos por un lado de la cara de Yixing.

r13;Te he buscado durante mucho tiempo. Soy Suho Wu.

     Yixing debió de haberse tomado el sedante y ahora seguro le estaba causando algún efecto secundario, como alucinaciones. No había manera de que ese hombre estuviera bajo el escritorio y le coqueteara.

—Yo…Yo soy Yixing.

     —Yixing. Sí, me gusta ese nombre. —Suho sonrió y asintió—. ¿Hablas fluido el coreano? Si no, puedo aprender tu idioma.

      Las cejas de Yixing se juntaron y frunció el ceño. —No entiendo de lo que estás hablando.

     —Ah, hablas coreano. Por un momento pensé que tendría que aprender otro idioma.

 

      Yixing empezó a reírse. —No, sólo tenía trabada la lengua. Eres muy hermoso. —Está bien, así que su cerebro estaba trabajando de nuevo. Gracias Dios—. ¿Por qué estás aquí abajo?

—Porque eres mi pareja.

—¿Eso que dices es en chino? —Yixing preguntó.

     —No, unicornio, no es chino. Eres a quien eligió el destino solo para mí.

      —¿Esa es tu manera de pedirme salir? Yo diría que si. Solo un ciego tonto diría no. —Y eso no era cierto. El hombre derramaba sexualidad.

      Suho se rascó el mentón. —Está bien, entonces, supongo que te pedía salir.

     Yixing se ruborizó, se sentía como un tímido adolescente de nuevo. —Pero no tengo nada que ponerme —bromeó. Sonrió cuando Suho tomó sus manos y estudió el esmalte en sus uñas.

      Gracias a los dioses estaba usando guantes. Sus uñas estaban en impecable condición.

      —¿Te pintas las uñas todo el tiempo?— Suho frunció el ceño y pasó su pulgar sobre las uñas pintadas.

      Yixing alejó su mano. No quería otro sermón como el que le había dado su mamá. —Si —dijo molesto.

      —No lo dije como ofensa. Me gusta. —Suho se movió jalando a Yixing más cerca y olfateándolo. Eso era un extraño fetiche.

 

      Yixing permitió eso, el hombre olía delicioso tan sólo con estar cerca. Miraba fijamente a Suho, viendo su enorme tamaño, nunca había estado con un hombre grande antes, le gustaba eso.

     —Tengo un calambre. ¿Podemos salir de aquí abajo?— preguntó Suho.

       —Lo siento, si. —Yixing casi fue aplastado por Suho mientras salía. El hombre se inclinó hacia abajo y lo levantó, sacándolo. Wow, él era realmente fuerte. Bueno, lo era, pero Yixing sólo pesaba un dólar, con veinte estando empapado.

—Eres muy femenino. Me gusta eso.

      —No soy una chica, no quiero ser una chica y nunca deseé ser una chica. —Yixing colocó sus manos en sus caderas y miró a Suho. Ya había tenido suficiente de eso. No necesitaba a nadie más diciéndole eso.

     —No, no es lo que quise decir. Eres muy delicado, frágil y pequeño. Infiernos, ¿estoy jodiéndola, verdad?

     Yixing se rió. —Sé lo que querías decir. —Y era un alivio ver que Suho estaba tan nervioso como él lo estaba. Eso hacía que el gran hombre se viera más alcanzable.

      —Estoy feliz por ambos. Ahora, ¿te molestaría traer tu culo aquí y ayudar con esa pandilla?— Su jefe preguntó desde el marco de la puerta. Mierda, Yixing había olvidado que el mundo existía fuera de este cuarto. Suho gruñó bajo, y Yixing levantó la vista con curiosidad.

—Mío —le gruñó al jefe de Yixing.

      —Como sea. Sólo déjalo regresar a su trabajo. —Su jefe los dejó solos. Yixing se giró y le sonrió a Suho.

 

      —No, no la has jodido. ¿Puedes recogerme después del trabajo? —Yixing tomó la mano de Suho, una sensación de hogar lo inundó. No quería soltar la gran mano.

        Yixing estaba un poco sorprendido cuando Suho lo envolvió en sus fuertes brazos. No imaginaba ni por su vida por qué no protestaba. —Puedo quedarme hasta que estés listo para salir, unicornio.

       Yixing mordió su labio inferior, la excitación burbujeaba al pensar que ese hermoso hombre realmente estaba interesado en él. Olvidó cualquier razón que pudiera tener para protestar al ver esos ojos grises. —No, puedo tener problemas si te quedas. A las seis está bien.

      —Entonces a las seis. —Yixing gimió cuando Suho lo levantó y le plantó un suculento beso en los labios. Niño, el hombre podía besar. Envolvió sus piernas alrededor de la cintura de Suho y los brazos alrededor del cuello de Suho.

      —Unicornio, por favor, no me tientes de esa forma. —La boca de Suho lo cubría hambriento, besándolo con una pasión que causaba que la cabeza de Yixing girara y entonces Suho se apartó.

       Se sentía como una puta, haciendo eso en la oficina de su jefe, pero no tenía la fuerza suficiente para detenerse.

      —Seis —Suho repitió antes de dejar a Yixing en trance como había sucedido antes. El hombre era taaan encantador.

       Yixing salió de la oficina y regresó al mostrador. Realmente no oía nada de lo que le decían. Sus ojos buscaron y encontraron los ojos gris humo. Suho le dio un guiño y le sonrió.

       El corazón de Yixing daba un latido extra con cada sexy sonrisa y ¡estaban dirigidas a él! ¿Podría aguantarse hasta las seis?

 

       —¿Hola? —Alguien tronó los dedos frente a su cara—. Dije que quiero una hamburguesa con queso y papas fritas. —El hombre le sonrió a Yixing y entonces a Suho. ¿Quién era ese hombre?

       —¿Algo más? —Yixing logró decir, odiando que su sesión de ver de soslayo fuera interrumpida.

       —Si, nos vemos en la cena —se rió—. Mi cocina es mejor que la tuya.

      Yixing vio al hombre con el sombrero de vaquero. ¿Eso era en serio? —Aquí se sirve comida rápida. Nosotros no cocinamos, la calentamos.

        Otro hombre con el cabello negro  se reía. —Quiero lo que Rasa pidió. Y esperaré con ansias la cena.

     ¿Yixing se perdió de algo? Todos en el cuarto lo veían, se sentía como si estuviera fuera del pequeño secreto. Pasó los siguientes cuarenta y cinco minutos atendiendo las órdenes de ellos.

    Finalmente, él fue capaz de tomar un respiro. El área del comedor se desocupó y Yixing trabajó en limpiarla.

      Giró los ojos cuando oyó un zumbido. Yixing sacó el teléfono celular de su clip y revisó el identificador. Justo con quien no quería hablar ahora. —Hola, Mamá.

      —Hice la cena para Zelo. Necesito que vengas después del trabajo por ella. —«Hola, ¿Qué acerca de él?»

—No puedo, tengo una cita.

      —Tonterías, la jovencita puede esperar. Te esperaré. No dejaré que se eche a perder.

—No esperes. Tienes a J-Hyo para eso.

       — Zhang Yixing. No te atrevas a usar ese tono con tu viuda madre. —Yixing repitió las mismas palabras sin voz al mismo tiempo en que ella lo hizo. El señor sabía que ella lo había dicho suficientes veces.

     —Bien, iré por eso. No quiero que molestes a J-Hyo mientras hace otro bebé.

      La voz de su madre aumentó en crueldad. —Al menos él lo hace. —Ella colgó.

       Yixing incrédulo veía el teléfono. Su mamá no podría ganar el concurso de la madre del año, pero nunca había sido tan cruel antes. Podía sentir el ardor de las lágrimas en sus ojos amenazando con fluir.

      ¿Qué estaba mal con ella últimamente? Estaba peor cada vez que él tenía contacto con ella.

       Yixing empujó el teléfono de regreso en su lugar, limpiándose los ojos mientras limpiaba el área el comedor. Suponía que la cena con todo el mundo no se llevaría a cabo. Yixing levantó la vista hacia el reloj. Aun le quedaba un poco de tiempo antes de terminar. Quizás Suho podría darle otra oportunidad, darle un pase por lluvia 6.

       Yixing esperaba ser lo suficientemente afortunado para mantener la atención de alguien como Suho. Él no era feo pero el vivir con su madre había afectado su autoestima.

      Lo sabía, pero aun así no podía evitar sentirse de esa manera. Yixing pensó en esos grandes ojos grises, esos cincelados músculos y esa perfecta cabeza y cabello. Sólo una oportunidad más, eso es todo lo que quería.

 

 

       Suho estaba sentado en su motocicleta viendo a Yixing limpiar el piso. Sí, se estaba comportando como un acosador, pero no podía permitirse dejar a su pareja. Se inclinó hacia adelante cuando vio el dolor en la cara de su pareja después de colgar su teléfono. ¿Qué estaba mal con su unicornio?

     Suho estaba tentado a ir con él, pero no quería meter a Yixing en problemas. Podría encargarse financieramente de él, pero no quería asustar al pequeño hombre demandando que renunciara y se fuera a casa con él.

       Suho lo tomaría con calma. Su pareja después de todo era humano. Yixing no sabía nada acerca de shifters…o vampiros…o Elves. ¿Su hermosa pequeña pareja saldría corriendo gritando?

     —¿Sabes que hay leyes contra acosar a las personas?— su hermano Yongguk bromeó.

      —¿Estás vigilándome? —Suho preguntó mientras sus ojos seguían a su pareja mientras recorría el área del restaurante. No podía verlo lo suficiente.

—Lo sabes.

    Suho le sonrió a su hermano menor. Él amaba a Kris y a Yongguk, pero ellos nunca lo entendieron. Se burlaban demasiado de él por dejar que los hombres lo jodieran. Ellos lo decían con amor, pero aun así le dolía. Él sabía que Kris y Yongguk no lo hacían con mala intensión, pero ellos no tenían idea de cuánto realmente le lastimaba.

     Ambos lo hacían sentir menos hombre por eso. Algo que él nunca se molestó en decirles. ¿Por qué causar problemas? Kris odiaba hablar acerca de emociones y Yongguk siempre se encogía de hombros. Entonces de nuevo, ¿cuál sería el caso?. 

 

continuara...

Notas finales:

dejen rw


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