Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

My Kilos of L.O.V.E. por JennyYiNa

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hello!!! He vuelto despues de años lejos de esta pagina. Realmente la escuela me ocupo mucho que no tenia ni tiempo para ver facebook, pero me dieron un dia de descanso asi que ahora les dejo este capitulo, no, mejor dicho dos capitulos de esta historia n.n 

Gracias por los comentarios n.n los amo. 

 

Acto 1.1…

 

    -Shh…creo que ya está despertando-. Susurró Mabel en voz baja mientras pasaba por la nariz del rubio un algodón con alcohol.

Julian lo removió un poco para que despertara. El menor abrió sus ojos con pesadez, a duras penas pudo sentarse debido a la falta de fuerzas en su cuerpo.

    -¿Qué sucedió?-. Preguntó mirando extrañado el lugar donde estaban dándose cuenta de que era la oficina del entrenador.

    -Te desmayaste cuando viste tu peso real en la báscula-. Comentó Julian viéndolo.

Bill se avergonzó recordando esos grandes números marcados en la báscula, ¿Cómo llegó a esos extremos? Sintió la mano de Mabel posarse en su espalda.

   -No te preocupes por esos números, nosotros haremos que cambies por completo y puedas ir con esa persona tan especial que quieres-. Le sonrió la chica alivianando un poco su ánimo.

Se levantó del sillón en el que estaba recostado antes y miro a Julian con más decisión. –Aceptare todo lo que digas sin ninguna objeción por más duras que sean estas.

El joven entrenador se quedó sin habla por un momento y por la expresión que Mabel tenia no era el único. Sonrió posando su brazo sobre el hombro del chico regordete.

   -Claro que si Bill, haremos todo para que alcances tu meta pero, primero debemos hablar sobre tu peso. Necesitamos conocer tu historia del porque empezaste todo esto.

Bill se rascó la cabeza un poco nervioso. –La verdad, es que no hay tal historia que contar. Jamás fui delgado en toda mi corta vida, desde que tengo memoria siempre he tenido este cuerpo. Tal vez la etapa en que comencé a subir más de peso fue cuando comencé la secundaria. Me molestaban muy seguido y eso me deprimía demasiado, la única forma de consolarme sin que los más cercanos a mi supieran era el refugiarme en la comida.

Julian escuchó con atención la pequeña historia de Bill, tomó una libreta de su gaveta y empezó a escribir cosas en ella que Bill no podía descifrar con exactitud. Terminó de escribir y le mostró lo que había hecho. Era una completa lista de alimentos, bebidas, ejercicios, rutinas y demás cosas para su cuidado. Bill lo miró confundido.

    -Lo que haremos de ahora en adelante serán ejercicios pequeños pero que te ayudaran a acostumbrarte antes de empezar con los más pesados. A tu edad, ese peso es muy grande y viendo tu altura creo que no lo habías notado. No soy médico pero tampoco puedo negar que tu salud está un poco desfasada de lo que debería ser saludable. Primero, iremos con un buen amigo mío que es médico para que te revise y decidir lo mejor para ti de todos esos apuntes.

    -Cla-claro…-. Dijo Bill seguro.

 

Esperaba ansioso a lo que dijera el médico, conocido de Julian. El hombre terminó de examinar todo y llamó a Bill para que pasara y poder hablar a solas.

   -Buenas tardes Bill-. Le saludo muy sonriente el joven médico, que parecía tener la edad de Julian, unos 27 a lo mínimo.

Bill saludo de la misma forma, un poco más nervioso pero lo hizo. Tomó asiento frente al escritorio del médico esperando escuchar lo que tuviera que decir.

   -Bien, Julian me había contado de tu problema y vaya que eres muy joven para tener ese peso. No te lo digo de mala forma-. Negó inmediatamente antes de que el chico pensara que se lo decía en forma de burla o algo por el estilo por su seriedad. –Lo digo porque estoy preocupado debido al estilo de vida que tienes, como doctor es mi deber aconsejarte y ayudarte a mejorar tu salud para tu bienestar. Dime ¿Cuándo fue la última vez que hiciste actividad física?

El chico intento recordar. –Creo que fue cuando tenía trece años, intente meterme a un club de deporte porque quería moverme más y bajar de peso pero todo acabo cuando los entrenamientos se volvieron más excesivos y me dio un fuerte dolor en el pecho.

El doctor examinó ese problema mirando los resultados de los exámenes. Miro de nuevo a Bill con esa mirada seria que destacaba a un buen doctor cuando encontraba el problema.

   -Lo que tú tienes es colesterol, si eso llega a un límite mayor es probable que sufras un paro cardiaco y comiences con enfermedades más graves. Debes cambiar tu vida o te aseguro que solo podrías llegar a los veinte años en estas condiciones.

Bill casi se iba hacia atrás por la noticia. No sabía que podía padecer una enfermedad así de peligrosa y silenciosa. Se sujetó su pecho pensando en su futuro si seguía de esa manera. Ahora estaba más seguro de querer cambiar, no por amor, sino también por su bienestar.

    -En estos momentos tu peso actual son 108 kilos con una estatura de 1.79 centímetros-. Le dijo el médico. –Es un peso no recomendable para tu estatura. Debes llegar mínimo a los 80 o 75 kilos para que estés en un peso normal. Te queda mucho camino por hacer, así que empecemos ahora antes que sea demasiado tarde-. El doctor se levantó y le tendió la mano a Bill dándole muestra de su apoyo.

El rubio ahora se sentía un poco preocupado pera teniendo conciencia de la realidad a la que se enfrentaría.

 

Mientras caminaba pensaba en su vida después de todo el trabajo. Se detuvo frente a una pancarta de publicidad donde salía la imagen de dos modelos, una chica hermosa y delgada, y un hombre igual de atractivo. Se imaginaba en uno de esos posters posando con mucha actitud, se reía de él mismo y la gente que pasaba lo miraba extrañada.

    -Yo puedo…-. Se dijo a si mismo con confianza y seguro.

Una persona paso corriendo y le dio un golpe accidentalmente en la espalda pero suficiente para moverlo y provocar dolor. Bill se inclinó hacia enfrente perdiendo el equilibrio pero recuperándolo de inmediato.

    -¡Bloqueas el camino maldito gordo!-. Grito el tipo que lo había empujado accidentalmente antes.

Bill iba a responderle pero no lo logro debido a unos gritos que se oían al fondo.

    -¡Deténganlo! ¡Es un ladrón!

Se quedó sin aire por un momento, no podía creerlo. La persona que venía gritando era nada más y nada menos que Dipper, quien venía corriendo detrás del ladrón.

    -¡Deténganlo!-. Grito de nuevo ya perdiendo energía después de tanto correr.

Bill reaccionó y detuvo al ladrón sujetándolo del cuello de su chaqueta antes de que huyera de nuevo. Podría estar un poco gordo pero no era débil, al contrario, el mismo se sorprendía de su gran fuerza. Dipper agradeció internamente la ayuda de esa persona, se acercó a donde estaban. Bill sostenía con fuerza aun al ladrón que intentaba en vano de escaparse.

    -Tú, devuélveme eso-. Señaló el castaño la mochila que aun sostenía el tipo. Se la arrebato y comenzó a revisar que no faltara nada. –Espero no volverte a ver después de esto, llamare a la policía para que te arresten por robo-. Sacó su celular y marco.

    -Te odio ballena-. Insulto el ladrón a Bill que lo miro con el ceño un poco fruncido por el apodo.

Dipper miro enojado al ladrón por lo que le había dicho a su salvador. - ¿Cómo te atreves a insultar a una persona que es un héroe? Mírate tú, eres una escoria podrida, no tienes derecho a insultar cuando estas peor.

El ladrón chasqueó la lengua como si lo que el castaño había dicho le valiera.

    -Te agradezco mucho lo que hiciste por mí. Gracias a ti tengo mi mochila de nuevo-. Agradeció Dipper alzando su mano para que Bill la tomara y estrecharla.

Bill lo único que hizo fue girar su rostro en un esfuerzo por ocultarlo y esconder su sonrojo. Dipper se extrañó por ver la reacción que el otro había hecho.

    -De nada, fue un gusto poder ayudar-. Dijo aun volteando a otro lado.

El castaño entrecerró los ojos. -¿No nos hemos visto en algún lugar antes?-. Pregunto.

   -No, claro que no, yo nunca te he visto antes-. Contesto de inmediato ocultándose detrás del ladrón.

    -Hey, ¿Qué haces escondiéndote?-. Ahora fue el ladrón al notar esa actitud extraña.

Dipper comenzaba a sospechar, cuando iba a preguntar algo más el ladrón le dio una patada ocasionando que cayera al suelo. Bill reaccionó al ver a Dipper en el suelo, fue ahí donde sujetó con más fuerza pero el otro opuso más resistencia empezando de inmediato una pequeña riña entre quien controlaba a quien.

   -¡Déjame ir obeso! ¡Hijo de la más fea!

Fue la gota que derramo el agua, no iba a permitir que insultaran a su bella madre sin antes conocerla.

    -¡Con mi madre no te metas maldito ladronzuelo!-. Se le abalanzó también y le propinó un fuerte golpe.

A pesar de eso, el ladrón era más ágil que él en muchos aspectos físicos así que fue derrumbado. El desconocido lo pateó con mucha fuerza en su abdomen y rostro, sin haberlo previsto había comenzado a llorar porque esos golpes le recordaban a las agresiones que sufría día con día en su niñez, solo quería ser de ayuda aunque sea una vez para Dipper pero, siempre era lo mismo, terminaba golpeado y al final…

Dipper se levantó de su lugar, jaló al ladrón y lo golpeó también con toda su fuerza mandándolo lejos. Se sobó su mano por el golpe pero se sentía satisfecho al saber que había detenido la agresión.

Bill estaba hecho un ovillo en el suelo conteniendo su sollozo, Dipper se hincó a su lado para acercarse y ayudarlo. Le tendió un pañuelo para que se limpiara la poca sangre de su labio. El rubio lo observó unos instantes pero luego recordó que no quería que Dipper lo reconociera, no en esa situación.

   -Vamos, levántate. Está todo bien-. Lo calmó.

Bill le hizo caso y con el pañuelo se cubrió la mitad de su rostro.

    -Lo lamento, creo que solo cause un problema-. Se disculpó.

A eso, el mayor negó. –No, gracias a ti lo detuvimos y ahora esta noqueado por mi golpe. Sin ti no lo hubiera hecho, la policía está por llegar así que…-. No terminó la frase porque el ladrón se abalanzo de nuevo sobre él.

    -Ah, maldito…-. Maldijo Bill para unirse a la pelea también.

Todo se hizo un caos de nuevo provocando una pelea entre los tres hombres, la policía llegó momentos después apresando a los tres civiles que hacían un esfuerzo por matarse los unos a los otros.

 

    -Un menor de dieciséis, un mayor de treinta y un joven de veinte-. Suspiró el oficial viendo a los tres golpeados varones frente a su escritorio. Todos tenían vendajes en su rostro por los golpes. –Otra vez volveré a preguntar, ¿Cómo empezó todo esto?

   -Oficial, este tipo de aquí intentó robarme mi mochila y él solo me ayudó. Todo es culpa de este tipo-. Miró con desprecio al ladrón.

El ladrón se levantó de la silla algo alterado-. ¡Tú fuiste el que me noqueo en plena calle! ¡Debía defenderme!

    -¡Pero tú comenzaste cuando me robaste mi mochila malnacido!-. Se levantó también para defenderse de la acusación del verdadero problemático.

Bill solo se mantenía callado viendo la discusión mientras seguía cubriendo su rostro con el pañuelo que se había rehusado en soltar todo el tiempo. El oficial se levantó de su lugar ya harto de la pelea infantil y calló a los dos con un fuerte azote en la mesa.

    -¡YA BASTA! ¡Tú y tú! Ambos irán a las celdas de separo y en cuanto a ti muchacho-. Señalo a Bill-. Me dirás la verdad sobre lo que paso porque estos dos no me responderán de manera coherente.

    - ¡¿Qué?!-. Gritaron al unísono los dos castigados.

Poco después aparecieron oficiales que los llevaron a las celdas, Bill miraba con preocupación a Dipper porque el muchacho no tenía nada que ver en realidad. El llamado del oficial lo hizo voltear para verlo.

    -Así que, dime realmente lo que paso o juro que a ti también te llevare a los separos hasta que paguen tu fianza o se cumplan las horas de prisión, tú decides.

El menor trago grueso poniéndose nervioso al respecto.

 

Dipper fue soltado con algo de brusquedad, el oficial le dijo que se iría con una advertencia si volvía a causar disturbio en medio de la calle. En cuanto al ladrón, se dictó que iría a prisión por otros cargos más. Se acomodó su ropa maldiciendo en voz baja la poca confianza que tenía la policía en sus ciudadanos de bien. Al salir de los separos vio a Bill sentado en la sala principal, quizás esperando a su madre o algo. Se acercó con la intención de disculparse.

    -Lamento haberte metido en este embrollo-. Dijo sentándose a un lado del menor, quien se crispó por su repentina llegada.

El rubio negó rotundamente. –No, no tienes por qué disculparte. Yo también provoque algo de problemas así que, me lo merezco.

Dipper noto que otra vez el chico desviaba la mirada como si quisiera evitar mirarlo a los ojos, ya le parecía muy extraño por lo que se atrevió a preguntar.

   -¿Por qué me evitas? ¿Hice algo que te incomodara?

Bill no sabía que responder, debía encontrar una respuesta rápido antes de que volviera a sospechar de nuevo.

    -No, no, claro que no. Es solo que tengo algo en el rostro que me gustaría mantener fuera de la vista de la gente.

    -Ah, ya veo. Bueno, como sea, el oficial me dijo que tú abogaste por mí casi gritándole a los cuatro vientos que yo era inocente y víctima, gracias por defenderme-. Sonrió y le dio una palmada amistosa, al menos para él, en la espalda de Bill.

Ya iba de salida pero la entrada casi veloz de una mujer rubia por poco lo tumbaba.

    -¡Bill! Mi pequeño, ¿Qué sucedió?-. Dijo la madre Cipher a su hijo que maldecía internamente a su madre por llamarlo por su nombre enfrente de quien fuera su primer amor en la primaria.  –Bill, me preocupe mucho cuando me dijiste que estabas detenido.

   -Ma-mamá…estoy bien-. Susurraba para no llamar más la atención de Dipper pero era demasiado tarde.

El castaño lo miraba desde su lugar, con esa mirada con la que trataba de reconocerlo. Sus ojos se cruzaron, y fue ahí donde Dipper supo que ese chico regordete, rubio y de ojos dorados, era Bill Cipher, su amigo de la infancia, aquel que quería como un hermano menor. Bill supo que debía escapar de ahí al momento que vio como Dipper se le acercaba con la clara intención de aclarar sus dudas.

    -Mama, vámonos de aquí rápido-. Le suplicó a su madre con desesperación.

   -Claro hijo, solo déjame hablar con el oficial.

    -No, mamá. Por favor, no me dejes solo, ¡mamá!-. Parecía pequeño apegado a su madre en ese momento.

Los pasos del mayor se detuvieron en frente suyo, sus ojos azules se posaban sobre su persona demandando una explicación clara de ese revoltoso asunto.

    -Eres tú… ¿Bill?-. Lo miró con curiosidad e intriga.

Bill tomó una revista y se la puso en el rostro pero, ¿De qué le serviría si ya Dipper sabía quién era? Suspiro resignado y lo miro de reojo rápido.

    -Ho-hola…Dipper…-. Saludo nervioso con la revista cubriéndole solo parte de su rostro.

El castaño soltó una pequeña risa y después una más fuerte que la anterior hasta que se calmó.

    -Realmente, ¿eres tú Bill?-. No lo podía creer, el chico no había cambiado mucho como esperaba.

Bill no sabía si tomar esas risas y comentario como burla o como sorpresa por parte de su amigo. Se quitó la revista revelando su redondo rostro.

   -Sigues igual tú también, Dipper-. Fue lo único que pudo dar por respuesta. –Supe que eres modelo ¿te va bien?

   -Claro que me va bien pero, olvidemos eso. No sabes cuánto te he buscado todos estos años. Cuando fui a buscarte en secundaria me dijeron que te habías mudado así que ya no fui capaz de verte más. Dejaste de hablarme de un día para otro así que me preocupaba todo el tiempo en saber si estabas bien o no. ¿Por qué?

¿Por qué? ¿Por qué? Él también buscaba la misma respuesta, respuesta que había cambiado por un “él no merece seguir siendo excluido por alguien como yo, una persona sin gracia”, se quedó callado de nuevo por un corto periodo.

    -Tenía mis razones y en ellas no debías estar tú.

   -¿A pesar de que era tu amigo no me tomaste en cuenta cuando te fuiste? Pudiste solo haberme dicho que ya no querías verme y listo-. Se escuchaba dolido al hablar. –Si no confiabas en mí también pudiste decirme para saber en qué me equivocaba y haberlo solucionad. ¡Si no me querías a tu lado solo por tu cuerpo estás mal!

Bill bajo la mirada con el grito de Dipper, ahora el mayor se encontraba casi llorando. No pensó, no había previsto esa reacción de parte de su amigo. Se levantó de su lugar y encaró a Dipper también.

    -No quería que tú también sufrieras como yo, no soportaba ver y escuchar cómo la gente también te trataba mal solo por el hecho de estar a mi lado como mi mejor amigo. Yo no quería eso para ti, no por mi culpa…

Se observaron a los ojos por varios minutos tratando de descifrar la mirada del otro. Al fin Bill desvió primero la mirada revolviéndose el cabello por la situación que estaban presentando. Mientras Dipper acomodaba la información que estaba en su mente.

    -Lo lamento, lo siento pero, era muy difícil para mí seguir viviendo esa situación-. Dijo más calmado Bill.

Dipper reaccionó y volvió a Bill. –Solo por eso, ¿te fuiste? Te lo dije una y mil veces Bill, que estaba bien todo mientras tu y yo fuéramos amigos.

    -¡Ese es el problema! Yo no podía seguirte viendo como un amigo, quería que tú y yo fuéramos más que eso…-. Detuvo sus palabras cuando se dio cuenta de la revelación que le había hecho a Dipper. Se dio una bofetada mental porque se suponía que no le diría nada después de que bajara de peso y cambiara de imagen.

El castaño no había comentado nada, solo tenía su cara de pasmado. Reaccionó poco después y evitó contacto con la mirada del menor.

     -Bill, yo, no creo que pueda…-. Las manos del otro le cubrieron su boca.

Bill, al ser más bajo que Dipper, lo miraba desde abajo con unas cuantas lágrimas en sus ojos. Pensaba en lo patético que se vería en ese instante frente al modelo.

    -¡No digas nada! No aun que te he encontrado de nuevo. Por favor, solo quédate ahí como estas y no hagas nada. ¡Espérame porque cuando vuelva seré diferente y ya no seré el mismo! ¡Prometo ganarme tu amor de forma limpia y ser alguien con quien puedas realmente estar! Yo, solo quiero que me esperes-. Quitó sus manos de la boca de Dipper y apenado se alejó.

Dipper lo observó hasta que el menor desapareció de la sala, no sabía que había sido todo eso ¿a qué se refería Bill que volvería totalmente cambiado? De algo estaba seguro, que Bill no se fue porque haya descubierto lo que más le aterraba que saliera a la luz. Esperaría el día en que volvieran a encontrarse, definitivamente.

 

Se dejó caer exhausto en su cama por el pesado día que había tenido. Miró el techo sujetándose su pecho, le asustaba el extenso camino que recorrería ahora más que nunca. Le aterraba que las cosas no salieran como esperaba y que todo ese montón de palabras que le dijo a Dipper se fueran por una coladera.

    -Debo ser fuerte, no estoy solo. Esto es por mi bien y por Dipper, no quiero que mi corazón deje de latir  ahora que él sabe lo que siento.

Cerró sus ojos y se dejó caer al sueño, el día siguiente comenzaría su nueva vida.

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer este cap, continuen con el siguiente. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).