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Favourite Colour por Na Na

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Notas del fanfic:

No es una continuación de la historia.

Es un capítulo antes de que HeeChul engañara a SiWon. 

Notas del capitulo:

Planeaba subirlo para navidad, como regalo para ustedes, pero me fui de viaje y a donde fui no había internet y tampoco tenía el doc T_T

Así que, a mediados del primer mes del año lo hago :D

Mejor tarde que nunca, ¿no?

Disfrútenlo :3

Hold on now

This is gettin' kinda serious

This is gettin' kinda out of control

Out of control

 

Para HeeChul todo lo que pasaba era como si lo estuviera sintiendo por primera vez. Se sentía mejor que la primera vez que se había enamorado.

Él siempre fue de los que pensó que enamorarse era más una decisión que un «destino». Pero SiWon le hacía pensar todo lo contrario.

HeeChul había tenido varias parejas antes, y a él no le daba pena decirlo.

—Es mejor haber vivido bien que no haber vivido —era lo que siempre decía.

Con todas y cada una de ellas, él sabía hasta qué punto llegar, hasta qué punto podía permitirse sentir algo. Y es que él no había tomado tan en serio a sus antiguas parejas. Él tenía en mente que debía disfrutar de la vida sin aferrarse a alguien.

Él no podía controlarse cuando se trataba del menor.

SiWon llenaba su vida por completo. Desde sus pensamientos hasta sus acciones.

Cuando se despertaba, por lo general, había un mensaje de buenos días o un «que sea un gran día para ti» por parte de SiWon. El menor se encargaba de hacerle saber que lo tenía presente. Y cuando no había un mensaje era una llamada saludándolo, con la voz nerviosa y una sonrisa. HeeChul no podía evitar pensar en SiWon todo el día. Los detalles que el alto tenía hacia él eran dulces que HeeChul se derretía, pero no lo daba a notar.

O eso pensaba.

El primero en darse cuenta de todo fue ShinDong.

El menor le pedía algún archivo, alguna carpeta, una firma en un documento, y HeeChul o no lo entregaba o entregaba el equivocado. Sonreía más a menudo, aun si no había nada por qué sonreír. Se ensimismaba con una sonrisa en los labios recordando algo.

— ¿Estás enamorado, hyung? —el aludido levantó una ceja.

—No.

—Entonces, ¿por qué estás tan distraído?

—No estoy distraído —se quejó dándole una carpeta.

—Me estás dando los archivos equivocados de nuevo, hyung —ShinDong le devolvió la carpeta, la cual HeeChul revisó y comprobó que lo que el menor decía era verdad.

—Estoy distraído —fue todo antes de ir hasta el archivero y buscar la carpeta correcta.

—Puedo verlo —se acercó hasta el mayor con los brazos cruzados y una sonrisa pícara—. ¿Quién es? —movió las cejas cuando tuvo la mirada de HeeChul sobre él.

—No sé de qué hablas, mocoso —le dio la carpeta pegándola a su pecho—. Ahora, ve a trabajar — ShinDong sólo rio y se fue con la carpeta en las manos.

Pero HeeChul sabía que el menor tenía razón. Y todo era culpa de SiWon.

Ya no podía sacárselo de la cabeza. Y el hecho de que el alto fuera dulce no lo hacía fácil.

Cuando despertaba, por sus mensajes o llamadas; cuando salía de compras y pensaba qué le gustaba a SiWon y qué no; cuando miraba un programa en la tele, o el simple hecho de caminar por algún lugar por el que había ido por él.

SiWon siempre se colaba en su mente sin permiso. Y HeeChul hacía todo lo humanamente posible para alejarlo. Y lo conseguía por poco tiempo. Un corto y efímero tiempo.

El menor se había calado en él hasta los huesos.

Y, aunque asustaba, era agradable.

A pesar de eso, él intentaba controlarlo sin éxito alguno.

 

Slow down now

Breathin' heavy when it's just a kiss

This is gettin' kinda out of my hands

Out of my hands

 

 

SiWon lo había llevado al musical de SungMin. En realidad se habían puesto de acuerdo para ir, pero el menor insistió en él ir a verlo e ir a dejarlo. Era más como una cita que un encuentro.

Y HeeChul no se quejaba.

Después de haber saludado a SungMin y haberlo felicitado, de haber dejado el teatro y haber ido a cenar, caminaban por las calles de la ciudad.

Era una noche fresca, con poco viento revoloteándoles el cabello. Podían caminar tranquilos.

El silencio entre ellos hace mucho que se había vuelto cómodo así que iban uno al lado del otro, a veces rozando sus brazos y sonriendo, a veces alejándose entre ellos pero regresando a la proximidad.

Una cita como cualquier otra, aunque no era oficialmente una.

El estacionamiento en donde SiWon había dejado su auto estaba algo lejos así que tuvieron que caminar un poco. Se subieron y el menor condujo en completo silencio. HeeChul quería romperlo  de alguna forma pero no estaba seguro de cómo. Para cuando se decidió a hacerlo ya había llegado a su edificio.

—Gracias por traerme —se sacó el cinturón de seguridad.

—Fue un placer —le sonrió mostrando una hilera de dientes blancos. HeeChul lo imitó inconscientemente—. Te acompaño a la puerta —SiWon se deshizo de su cinturón y estaba por bajarse del auto cuando el bajo le dijo que no era necesario—. Insisto —el mayor no refutó.

Se bajaron del auto y avanzaron hasta la puerta. El mayor sacó las llaves de su abrigo mientras se aproximaba a la entrada. Él no quería irse sin haber avanzado un poco. SiWon tampoco quería irse sin un avance.

—Fue una gran noche —dijo el menor. HeeChul asintió—. SungMin hyung canta bien.

—Yo le enseñé a cantar así —el comentario provocó risas en el menor haciendo al bajo sonreír orgulloso.

Se quedaron de pie frente a la puerta. Y se miraron el uno al otro. HeeChul movía las llaves en sus manos mientras SiWon hacía puño en su abrigo.

—Espero que SungMin siga haciendo más musicales —comentó el bajo viendo que el menor no diría nada.

—Yo espero lo mismo —SiWon asintió con una ligera sonrisa.

HeeChul también sonrió ligero y pudo ver como los ojos de SiWon se enfocaban en sus labios. Entonces él se enfocó en los del menor. Y fue consciente de cómo su propio pecho subía y bajaba ligeramente.

El menor se acercó a él despacio, como midiendo cada paso, pensando antes de hacerlo. El bajo podía sentir los nervios correr por sus venas, por sus brazos, por su espalda, por todo él.

SiWon fue acercándose más y el mayor no puso distancia entre ellos, lo dejó acercarse más de lo permitido, invadir su espacio personal. Él también lo quería.

Sus pechos estaban a pocos centímetros de rozarse. Los labios de SiWon estaban peligrosamente acercándose a los suyos, pero los dejaría tranquilos. Él los quería cerca. Podía sentir la respiración del pelinegro mezclarse con la suya, como sus ojos no se despegaban de sus labios, podía escuchar a su propio corazón latir fuera de control. El alto siguió acercándose. Se detuvo a pocos milímetros de él. Milímetros que HeeChul se encargó de eliminar.

Los labios de SiWon sobre los suyos se sentían suaves, húmedos.

Se quedaron así por unos segundos hasta que el menor movió sus labios despacio, como temiendo hacer algo mal. HeeChul le correspondió el movimiento mientras subía sus manos a los hombros de SiWon y rodeaba su cuello. El menor llevó los suyos a la cintura de HeeChul y lo acercó más a él. Y el beso se profundizó.

Cuando se separaron se miraron el uno al otro. HeeChul vio al pelinegro con una sonrisa de enamorado pero no dijo ni pensó nada. Él también debía tenerla.

Las cosas con SiWon se le habían salido de las manos y se había enamorado de él.

Y le gustaba.

 

Please don't go

Look real close

Eyes that show

Kaleidoscopes

 

 

Él llevaría el vino, a pesar de que SiWon había protestado por ello. El menor había dicho que no debía llevar nada ya que él quería cocinarle. HeeChul no iba a ser tan servido de ir sin nada así que dijo que llevaría el vino. Fin de la historia. El alto no insistió más.

Fue recibido con un olor delicioso proveniente de la cocina y con un beso.

—Hola, hyung —la sonrisa que tenía era contagiosa y a HeeChul no le importaba imitarla.

—Hola, SiWon ah —el aludido rio y lo dejó pasar.

Tomó el vino y lo puso en una hielera mientras terminaba la cena. Le dijo a HeeChul que se pusiera cómodo. El aludido lo hizo. Se sacó el abrigo, lo colgó en el perchero y fue hasta la barra de la cocina.

— ¿No necesitas ayuda? —el menor negó—. ¿Seguro?

—Muy seguro —le sonrió. SiWon parecía tener un recurso ilimitado de sonrisas cuando estaba con él. Y a HeeChul le encantaba, así como le gustaba que el menor cocinara para él.

El menor le ofreció unos rollitos de jamón mientras esperaban por la cena. Y cuando estuvo todo listo fueron al comedor bebiendo el vino de HeeChul, conversando de la vida y de sus planes, viendo al otro tener un brillo en sus ojos.

HeeChul no podía sentirse más feliz. Hasta que SiWon lo invitó a bailar.

— ¿Te piensas que soy una chica? —levantó una ceja.

SiWon rio.

Después de la cena SiWon llevó el postre y puso música la cual era ignorada por la conversación que sostenían. Cuando salió una canción lenta el alto se puso de pie y estiró su mano en dirección al mayor pidiéndole la pieza.

—No mates el romanticismo del momento, hyung. Ven —el aludido sonrió de medio lado, entre burlón y divertido y tomó la mano que se le ofrecía.

El alto lo llevó hasta la sala y puso sus manos en su cintura pegándolo a él. HeeChul rodeó el cuello de SiWon con sus manos y se pegó lo más humanamente posible a él. Le gustaba sentir el calor que irradiaba SiWon.

Pegó su frente a la del pelinegro y se fijó en sus ojos.

Le gustaban los ojos de SiWon. Eran muy transparentes y dejaban ver su alma, el caleidoscopio que ésta era. El montón de colores que SiWon podía ser.

—Eres un cíclope, hyung —HeeChul sonrió por el comentario.

—Déjame decirte que tú también lo eres, SiWon —el aludido rio ligero.

—Estoy feliz de que seas mi cíclope —susurró.

A HeeChul también le hacía feliz que SiWon fuera de él.

 

Should I stay?

Making love until the morning light

Making out like it's the end of the world

And I really wanna get it right

 

Sus labios danzando al mismo compás, sus cuerpos moviéndose ligeramente de un lado al otro, las manos de HeeChul enterradas en el cabello de SiWon, y las de éste último acariciando la espalda del primero.

HeeChul estaba feliz. Estaba enamorado.

Se separaron unos pocos milímetros, sus respiraciones mezclándose.

—Quédate esta noche —susurró el menor, segundos después.

La respiración de HeeChul se volvió más superficial. Había ansiado tanto una noche con SiWon que ahora que la tenía estaba nervioso, como si fuese la primera vez que le hacían una propuesta de ese tipo.

Asintió sonriendo ligeramente, haciendo que el alto sonriera igual.

Unieron sus labios de nuevo en un beso lento que aceleró sus corazones. SiWon no dejó de moverse al compás de la canción que sonaba mientras colaba sus manos por la camisa del mayor y acariciaba su espalda. HeeChul dejó de respirar cuando las manos tibias del pelinegro tocaron su piel. Se sentía demasiado bien la suavidad con la que lo tocaba.

El bajo se encargó de profundizar el beso, hundiendo más sus manos en el cabello del menor. Y poco después SiWon estaba conduciéndolos a la habitación. Aun con los ojos cerrados el dueño de casa sabía por dónde ir para no tropezar. E iba paso a paso, como si tuviera todo el tiempo del mundo.

HeeChul sintió cómo retiraba una de sus manos de su espalda y abría la puerta, luego la regresó a su lugar por sobre la tela y avanzó igual de despacio que antes. Cuando se detuvo se separó de él y lo miró.

HeeChul podía ver un brillo especial en los ojos de SiWon, un brillo que no había visto en ninguna otra persona. Un brillo que él lo causaba. El alto subió sus manos hasta el rostro de HeeChul y lo tomó entre ellas depositando un beso en sus labios. Un beso que desarmó por completo al mayor.

El alto dio un paso, haciendo a HeeChul retroceder. Colocó de nuevo sus manos en su cintura y dio otro paso. Y luego otro. El mayor chocó con la cama y fue agachándose despacio, recostándose en ella, con SiWon sobre él. Podía sentir el calor de su cuerpo. Una rodilla del menor estaba entre sus piernas, una de sus manos sostenía su peso y la otra estaba en su cintura. HeeChul había enredado sus manos en el cuello del menor.

El mayor empezó a bajar sus manos por el pecho de SiWon hasta llegar a la orilla de su pantalón para sacar la camisa y empezar a desabotonarla. Pasó sus manos por los hombros de su novio y la hizo rodar por ellos para poder quitarla. El menor se separó de él para terminar de sacarse la prenda y regresar a besarlo. HeeChul sintió al alto respirar profundo cuando empezó a acariciar su marcado abdomen. Ahora le gustaba que fuera tanto al gimnasio.

Los minutos pasaron y ambos empezaron a desvestir al otro y a ellos mismos. El calor de la habitación aumentaba a cada segundo.

SiWon acarició a HeeChul con toda la devoción que podía. Lo hizo lento, sintiendo al mayor temblar ante cada caricia. Lo escuchaba suspirar cuando besaba su cuello, su pecho, su abdomen, sus muslos. El menor trataba de controlarse, de ser lo más cálido y tierno que le fuera posible. Tener a HeeChul bajo él lo hacía sentirse emocionado y quería tanto lo que estaba pasando que deseaba ser atento, pero le estaba siendo difícil controlarse. Sobre todo cuando HeeChul era igual de recíproco con él.

Preparó a HeeChul ingresando un dedo a la vez mientras le susurraba palabras dulces contra el oído, mientras le besaba el cuello y la clavícula, mientras el mayor acariciaba su espalda.

Y cuando se unió a él, todo se volvió borroso para ambos. Sus respiraciones se hicieron pesadas, y sus ansias por todo lo que pasaba estaban en aumento.

HeeChul se movió un poco y esa era la señal que SiWon estaba esperando. Se movió lento, con cada estocada siendo controlada, con cada beso en el lugar exacto, con cada caricia haciendo delirar al mayor.

El ritmo siguió lento, aumentando ligeramente su velocidad, pero no restándole pasión o deseo al momento. Y cuando el final del momento los alcanzó, HeeChul fue capaz de ver colores en medio todo el clímax.

SiWon se apartó de él y lo envolvió en sus brazos, apoyándolo en su pecho mientras regulaban sus respiraciones.

Ninguno dijo nada, ninguno se movió más de lo necesario.

SiWon agachó la mirada mirando a su novio y lo vio con los ojos cerrados y la respiración acompasada. Le dio un beso en la cabeza y cerró los ojos sin borrar la sonrisa en su cara.

 

But it's gettin' hard to slow down

Got me feelin' like it's real for sure

This is gettin' kinda out of my head

I'm out of my head

 

HeeChul se removió en las sábanas y se supo solo en la cama. Había luz colándose por las oscuras cortinas. Se había dormido.

Sonrió encantado y enternecido. No había dormido con alguien en mucho tiempo. Despertar al lado de alguien, en realidad.

Estiró los brazos ocupando casi toda la extensión de la cama aun sonriendo. Todo lo que había pasado la noche anterior regresó a su mente, con cada sensación y cada palabra susurrada. Cada caricia y cada sonido. Podía recordarlo todo tan claro.

Tomó una almohada a su lado y la abrazó aspirando el aroma del menor. El perfume de SiWon era embriagador y adictivo. Entonces reparó que no estaba ahí, se apoyó en los codos y miró la habitación alrededor buscándolo.

Todo estaba ordenado y limpio, incluso la ropa que debía estar en el suelo estaba toda acomodada en una silla cercana.

—Ya despertaste —una voz le llegó desde el lado derecho de la habitación y al dirigir su mirada hacia el lugar vio a SiWon con un pantalón de pijama y sin camisa.

—Hola —sonrió. No podía decir más. SiWon se veía realmente tentador en ese momento, y a HeeChul no le desagradaba la idea de repetir lo de anoche.

—Hola —los hoyuelos en las mejillas del menor también lo saludaron—. El desayuno debería estar pronto. Toma una ducha y usa mi ropa. Llevaré la tuya a lavar —se acercó a su novio.

HeeChul sintió como la cama se hundía ante el peso del alto. Lo vio acercarse a él y darle un beso en los labios. Cuando se separaron hubo una sonrisa de enamorados. El mayor no podía estar más feliz.

SiWon salió de la habitación con la ropa de HeeChul en sus manos, y lo dejó solo.  El mayor se volvió a recostar en la cama mientras pensaba en su novio. El alto se había colado muy hondo en su corazón, en su cabeza y en su cuerpo. HeeChul ya no podía quitarse a SiWon de la cabeza, no importa cuánto lo deseara, cuanto tratara de dejar de pensar en el menor.

Y, por primera vez en mucho tiempo, HeeChul pensaba en que esa relación podía durar para siempre.

—No para siempre, HeeChul —se incorporó de la cama y bajó los pies al suelo—, pero sí una larga temporada —sonrió dirigiéndose al baño.

Un desayuno con su novio lo esperaba en la cocina.

 

Cause when I'm close to you

We blend into my favouritecolour

I'm bright baby blue

Fallin' into you, falling for each other

When I'm close to you

We blend into my favouritecolour

I'm bright baby blue

Fallin' into you, falling for each other

 

HeeChul era de los que creían que la suerte no existía. Creía en que las cosas se conseguían con esfuerzo y trabajo duro. Que tus deseos y sueños no caían del cielo.

Pero con SiWon era distinto.

Se sentía realmente afortunado de tenerlo a su lado, de haberlo encontrado y, más aun, de ser amado por él. De que SiWon fuera suyo y de nadie más. Y no le daba pena mostrarlo ante el mundo.

Usualmente salía con SiWon los fines de semana. Al menor no le importaba lo que los demás pensaran acerca de su sexualidad. Era su vida y él decidía lo que era mejor para sí mismo. HeeChul pensaba igual, pero él mandaba a todos al infierno.

Y cuando salían era inevitable que SiWon levantara furor.

Cuando caminaban por la calle no iban tomados de la mano. Iban como si fuesen amigos, riendo y hablando de cosas simples. Hasta que HeeChul divisaba una chica unos metros a la redonda y se ponía en modo posesivo. La razón de su actitud era que la chica miraba a SiWon de lejos y empezaba a acomodarse el cabello y la ropa. HeeChul podía identificar, incluso, la sonrisa que ellas ponían para mirar al menor. Pero HeeChul debía demostrar que él era suyo.

Cuando la chica en cuestión estaba lo suficientemente cerca, el mayor se pegaba al brazo del alto y lo miraba sonriendo.

—Hace mucho calor, cariño —lo decía fuerte, esperando que la chica lo escuchara.

HeeChul seguía atento a las reacciones de la chica y se sentía bastante feliz y satisfecho cuando ella arrugaba la cara de decepción y se iba refunfuñando. Entonces se despegaba de SiWon con una gran sonrisa en su rostro y seguía caminando a una distancia prudente del menor.

— ¿Era necesario hacer eso? —el menor miraba a su novio, mientras se contagiaba por la sonrisa en sus labios.

—Era muy necesario, mi vida. Ella debía saber que no estás soltero —se encogió de hombros—. Ley de pertenencia.

— ¿Ley de pertenencia? —el mayor asintió varias veces.

—Tú eres mío y de nadie más. Fin —SiWon empezó a reír ligero antes de tomar la mano del bajo, plantarse frente a él y tomar su mentón con la mano libre.

—Me encanta cuando te pones celoso, hyung —susurró con la voz un poco más gruesa de lo normal.

—No estoy celoso —quiso mirar a otro lado pero los dedos de SiWon no lo dejaron moverse.

—Claro que sí —sonrió y se acercó a los labios del menor juntándolos con los suyos—. Y me fascina —HeeChul rodó los ojos y miró a otro lado aun cuando sabía que no vería más lejos que la cara del pelinegro.

El alto sonrió y siguió avanzando sin soltarse de la mano de HeeChul. El mayor entrelazó sus dedos.

HeeChul se sentía con suerte de tener a SiWon.

Paint me up, me up, me up

You're my favourite Colour

Paint me up, me up, me up

You're my favourite Colour

Paint me up, me up, me up

You're my favourite Colour

Paint me up, me up, me up

You're my favourite Colour

Paint me up, me up, me up

You're my favourite Colour

 

Todos sus amigos los apoyaban. Desde SungMin hasta LeeTeuk. Aunque tenían sus dudas estaban seguros que HeeChul cambiaría por el alto, aunque ya lo había hecho. El mayor no era el mismo desde que SiWon había entrado a su vida. Y es que HeeChul se sentía feliz y completo por primera vez en mucho tiempo. Y le agradaba tener esa sensación de calidez en su pecho.

SiWon era un gran hombre y un gran novio.

— ¿Si llevas todo, amor? —HeeChul sonrió. Le agradaba cuando SiWon le hablaba por sobrenombres dulces.

—Sí, creo que sí —el mayor tomó su teléfono revisando la lista de cosas que debía empacar.

Se iría de viaje con SiWon a Kioto, por casi una semana. El menor lo había convencido de retrasar sus vacaciones en el trabajo para que coincidieran con las de él y poder viajar juntos. HeeChul al inicio se quejó. Quería liberarse de su trabajo pronto, pero ahora se daba cuenta que había sido bueno atrasarlas.

No todas las veces uno puede viajar al extranjero.

—Entonces ya me la llevo —tomó la maleta de la cama y salió del departamento del mayor en dirección al estacionamiento, al frente del edificio.

HeeChul revisó que todas las ventanas estuvieran cerradas, que todo estuviera desconectado, que las alarmas estuvieran activadas.

Y antes de irse, sonrió para sí mismo. No había viajado con alguien antes de la manera ni el tiempo en el que lo haría con el menor. Se sentía bastante bien poder hacer ese tipo de acciones con la persona que amaba.

Cerró la puerta y fue hasta el auto de SiWon. El alto lo esperaba apoyado en el capó del auto.

— ¿Listo para irnos, señor Choi? —el menor sonrió dejando ver los hoyuelos que poseía.

—Más que listo, señor Kim —rodeó su cintura con uno de sus brazos, tomó su barbilla y le dio un beso ligero en los labios—. Más que listo —susurró sin apartarse más que lo necesario. HeeChul profundizó el beso sonriendo en medio de él.

Notas finales:

Sonrían y no dejen que nadie les amargue el día ;)


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