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Apariencias por Momoka Yuuki

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Aquí con otro capítulo :D

Muchas gracias por sus reviews, me hicieron tan feliz :')

Este capítulo es algo extenso, creo que tenía que "aclarar" algunas cosas antes de seguir o más bien empezar con la trama... >.<

Como había dicho anteriormente, la trama es sencilla (en mi punto de vista) espero y les guste.

Sin más que agregar les dejo leer.

Posibles faltas de ortografía y redacción.

Cap.02 Trabajo

Habían transcurrido ya treinta días para ser más específicos, días en lo que cada vez quedaba más prendado de la belleza, ingenuidad, inocencia y bella sonrisa de aquel doncel rubio de nombre Uzumaki Naruto.

Era la primera vez que sentía aquel tipo de atracción, anhelando saber más de aquel rubio que ahora era solo nada más que su amigo. A Suegitsu trató de sacarle más información al respecto, obteniendo solamente una sonrisa socarrona y una advertencia “si realmente estás interesado en el Uzumaki, más te vale jamás pedirle una cita, si no amigo mío ya has perdido toda oportunidad hasta para ser amigos. No lo tomes mal, pero según su contrato de confidencialidad ser amigos de sus clientes no es normal, además de que se está prohibido hablar sobre la dichosa cita. Es por eso que los rumores siguen”.

Ya había sido capaz de escuchar parte de esos rumores, en donde se refrían al rubio como fácil, prostituto, arrastrado y cosas similares, además de las miradas despectivas y llenas de asco por parte de la mayoría de los compañeros. Le preguntó a Naruto en una ocasión del porque no callaba aquellos rumores, obteniendo solamente un levantamiento de hombros y un no vale la pena como respuesta. Además, gracias a que pasaban la mayor parte del tiempo juntos (y de que todavía pensaban que era un doncel) empezaron a surgir ahora rumores de ambos, mirándolo siempre a él con lástima.

Fue sacado de sus pensamientos al tener un rostro bronceado muy cerca del suyo, causando que de la sorpresa diera un pequeño brinco de la impresión.

— Aléjate de mí espacio personal, dobe— empujó el rostro del más bajo lejos del suyo, haciendo que el doncel volteara la silla de enfrente para mirarlo— ¿Qué quieres Naruto?

— Te veías muy pensativo y me dio curiosidad el saber que era lo que te tenía tan concentrado— dijo tranquilamente y aplicando un tono de voz dulce que siempre lograba conmover a todo que lo oyera.

Obviamente Sasuke no iba a ser la excepción, mucho menos al sentirse atraído hacia él. Volteó su rostro hacia la derecha, lado que daba hacia el ventanal del salón, viendo como los estudiantes caminaban tranquilamente sobre el patio de la escuela, tratando de pasar desapercibido el sonrojo que se había acumulado en sus mejillas.

— Nada que te interese Naruto, solo algunas cosas— carraspeó un poco la garganta para apaciguar los nervios de tener al rubio mirándole fijamente con las mejillas infladas y los brazos cruzados sobre su pecho— estaba tratando de asimilar un favor que me pidió mi hermano— lo dijo al ver como el Uzumaki le exigía una respuesta, notando que aquello logro convencerlo, aunque fuera una mentira— ¿eso era todo?

— No— negó con la cabeza— solo venía a decirte que me iba a ir con Shikamaru y Kiba a casa, por lo tanto no podré acompañarte— sonrió— y por cierto, mañana no podré venir a clases, sé que a casi nadie le importa, pero por si mañana no me ves por aquí ya lo dije.

— ¿Por qué?— preguntó serio y volviendo a fijar toda su atención en el sereno y deslumbrante rostro del rubio.

— Trabajo— fue todo lo que respondió— nos vemos el viernes, teme— se levantó de la silla, colocándose correctamente su bolso— y deja de pensar tanto y fruncir el ceño a cada rato que te saldrán arrugas— le dijo cuando ya estaba en la puerta del aula mientras le sacaba la lengua y con la mano se despedía de él— eso no es bueno para ningún doncel—le grito, logrando que una vena palpitara en la sien del azabache.

En ese mes que llevaban conviviendo, sabía que Naruto ya conocía sobre su condición de varón, misma que no tuvo que aclararle ya que el Uzumaki al parecer se dio cuenta al decirle un día que aquellos rumores ahora sí se habían pasado de la raya, ya que él solo podía ver a un varón escuálido y no un delicado y bello doncel,  no sabía si ofenderse por haberlo llamado escuálido o agradecerle por no haberlo confundido con un doncel. Aun así al rubio le encantaba fastidiarlo con aquello, sabiendo que le causaría un ataque de histeria por su falta de confianza y poca paciencia. Pasados unos minutos tras haberse calmado, respirado y contado hasta diez, tomo su mochila para abandonar el colegio que ya estaba casi desierto.

En el camino a casa se puso a pensar sobre el trabajo de su amigo, no sabía nada salvo lo que el albino le dijo. Le pregunto al blondo, que solo respondió que por el momento era información clasificada y que cuando la confianza entre ellos aumentara se lo diría. Aquello le molestó y en cierta forma le dolió, pero debía ser comprensivo no tenían el suficiente tiempo de haberse conocido, aunque sintiera que lo conocía de toda la vida.

Lo considero su amigo desde el primer día, algo extraño dada su personalidad orgullosa y hostil, esa amistad fue evolucionando rápidamente al tener un sentido de competencia natural, Naruto siempre queriéndolo superar en las actividades que se le hacen fáciles y él mejorando las habilidades que el otro ya dominaba, no dejándose vencer por ningún lado y que en cierta forma a ambos les parecía entretenido y productivo. También discutían a cada rato, al principio la clase pensaba que se llevaban de la patada por sus constantes peleas, acostumbrándose después al notar que a  pesar de haber tenido una pelea casi considerada a muerte, al día siguiente o más bien a los minutos ambos estaban como si nada hubiese ocurrido. Además de que la cercanía en ambos cada vez era más notoria, llegando incluso el rubio a pasar más tiempo con el azabache que con sus amigos de la infancia.

Chasqueo la lengua, conocía a ambos personajes, el primero Shikamaru Nara un varón de la misma edad que ellos, estaba en el salón de a lado y aparentemente era un genio perezoso, el segundo Kiba Inuzuka un doncel de cabello castaño que compartía grupo con el Nara, también alguien escandaloso y amante de los perros. Ambos no le agradaban, pero tampoco le caían mal pudiendo sobrellevarlos cuando los cuatro se reunían en algunas ocasiones.

— Estoy en casa— fueron las palabras que salieron de su boca al llegar a casa, siendo recibido por el silencio de la misma— ¿mamá?, ¿papá?— ingreso a la residencia dejando los zapatos en el recibidor y caminando con cautela— ¿Itachi?

— ¿Qué paso hermanito?— dijo el nombrado, causando que el menor respingara al tener al más grande detrás de él sin haberlo notado— ¿Acaso te asuste?— se burló Itachi.

— Eres un grandísimo idiota— volteó fastidiado y mirando con odio a su hermano mayor, un varón de veintiún años— ¿dónde está mamá?

— Salió de compras, no debe tardar y si preguntas por padre, ya sabes, donde siempre— se levantó de hombros, dando media vuelta para dirigirse a la cocina— tardaste demasiado hermanito tonto, la comida estaba a nada de enfriarse. Ven vamos a comer, te estaba esperando.

Sasuke no dijo nada, solo asintió con la cabeza y le dedico una pequeña sonrisa, su hermano era algo (demasiado) bromista con su persona, pero también se preocupaba demasiado por él y le apoyaba en todo lo que estuviera a su alcance.

— Deja de andar en las nubes y vamos a comer— le recrimino Itachi, al verlo ahí parado observando la nada. El menor se apresuró a sentarse en la mesa.

+*+*+*+*+

— Así que tú eres Naruto Uzumaki— afirmo un joven de cabellera roja— eres aún más lindo en persona que en fotografía— el alagado se sonrojo un poco, mientras miraba al  doncel frente a él— que descortés de mi parte, mi nombre es  Akasuna No Sasori, un gusto.

— El gusto es mío— contesto el rubio, mientras seguía admirando la belleza de aquel chico frente a él, ¿cómo alguien tan bello y elegante podía decirle lindo a él? — mi nombre ya lo conoce— se rasco un poco la mejilla sonriendo un poco, cuando tenía clientes como donceles o chicas se le hacía más difícil mostrar una actitud seria y dura— no quiero sonar grosero, pero ya leíste las normas y condiciones del contrato.

— En lo absoluto— respondió serio— y estoy totalmente de acuerdo— se acercó lo suficiente al rubio, dejando ver la diferencia de alturas, obviamente el pelirrojo un poco más alto— solo quiero el servicio básico, vamos a visitar a mis padres, mi mejor amigo también doncel se fue de viaje y mis padres solo conocen a los varones de mi grupo de amigos. También conocen a mi amiga Konan pero como es la novia de uno de los del grupo según ellos no cuenta como buena influencia— sus mejillas se pintaron de un ligero rosa, al parecer le estaba costando decir todo aquello— soy honesto, me es difícil hacer esto, pero cuando me enteré de tus servicios y al ver que también eras rubio y con ojos azules fue mi última alternativa.

— Bien, es solo en plan de amigos— dijo Naruto con una pequeña sonrisa— eso me parece perfecto. No te preocupes, solo dime todo lo que necesito saber y prometo no decepcionarte— Sasori asintió un poco más tranquilo, estrechando la mano con el rubio.

Luego de ponerse de acuerdo, de hablar sobre la supuesta reunión y todo lo necesario para que todo saliera creíble ante cualquier cuestionamiento e imprevisto y además de fijar la fecha y hora de reunión, ambos se dirigieron a sus respectivos domicilios.

Naruto caminaba tranquilo hacia su pequeño apartamento, cuando eran ese tipo de servicios le hacía sentir demasiado tranquilo. Sabía que al hacer ese tipo de trabajo en ocasiones tenía que faltar al colegio, pero si no lo hacía de esa manera no podría mantenerse como ahora lo estaba haciendo. Su pequeño hogar solo constaba de tres habitaciones: la cocina, su cuarto y el baño. Con eso le era suficiente, un techo en el cual vivir. Aunque la mayor parte del tiempo se sintiera solo y en ocasiones se arrepintiera de haber dejado el orfanatorio y la compañía de aquellos niños que corrieron con la misma suerte que él, procuraba siempre verle el lado positivo de las cosas y no dejarse vencer.

Puso su bolso sobre una de las dos sillas que tenía en su comedor improvisado, sacando los cuadernos para ver si tenía (y recordaba) una tarea pendiente. Al estar revisando los libros y las libretas ahí dentro, se percató de que una de ellas no era suya. Al sacarla vio el nombre de su nuevo amigo escrito en la portada de la misma.

En el momento de leer el nombre de Sasuke Uchiha, sintió como su corazón daba un brinco. A pesar de haberle dicho escuálido  era de cierta forma mentira. No negaba que el azabache por su “proceso de pubertad” si parecía un doncel, pero observándolo más de cerca era más que evidente (y obvio) que era un varón demasiado apuesto, asegurando que cuando terminara de madurar sería todo un casanova. Sintió como sus mejillas se calentaban con solo pensar que su amigo era atractivo, además de que en cierta forma aquellos ojos negros le fascinaban y aquella grave voz era tan atrayente para sus oídos que se le hacía complicado ignorarla.

Esa era la razón principal por la que no quería decirle sobre su trabajo ya que no quería perder la amistad que el azabache había formado con él y en parte porque Shikamaru se lo había aconsejado más como amigo que como socio de trabajo, por haber sido el único en darse cuenta del ligero interés que empezaba a tener hacia el Uchiha.

Por otro, lado el Nara era quien “negociaba” los contratos con sus clientes, además de que era también el que veía que estos no fueran peligrosos gracias a que siempre acordaban una reunión previa para estudiar el perfil de cada uno. Mientras que Kiba era quien lo arreglaba para la ocasión y le daba animo en cada una de las salidas, recordándole el motivo por el cual lo hacía y cuál era el fin para cada una. Todavía recordaba como inicio todo aquello de las “citas”, una idea que surgió gracias a su amigo varón, al ver como en internet se promocionaban aquellas páginas de citas a ciegas, aunque lo que el trío hacía no era exactamente eso, al contario cada uno de sus encuentros era solo momentáneo, enfocándose principalmente en sacar de apuros a la persona que en ese momento quería mantener la mentira de una relación amorosa o amistosa. Consideraba todo lo romántico como algo sagrado, por ello se negaba siempre a los afectos cariñosos para hacer más “creíble” la mentira, podía soportar que se tomaran de las manos, se dieran varios abrazos y un beso en la mejilla, pero de ahí a otra cosa estaba prohibida, por ello manejaba un pequeño contrato de confidencialidad, mismo que dictaba las condiciones y la privacidad de ambas partes, acordando que lo que sucediera en su salida, sería algo que se quedaría entre ellos dos, nada de andar divulgando lo que realmente era.

Al parecer esa cláusula la tenía que modificar un poco, ya que gracias a la “privacidad” se estaban creando rumores que nada tenía que ver con lo que ciertamente se dedica y que de cierta manera estaban arruinando su reputación rápidamente y eso que no llevaba ni un año cumplido haciendo aquello.

Volvió a posar su mirada en la libreta color azul marino que aun reposaba en sus manos, Sasuke no tenía por qué enterarse de su trabajo. Sabía que no hacía nada malo ni por lo cual avergonzarse, al contario sentía que ayudaba a personas que realmente necesitaban salir de un apuro, desde lo más simple hasta lo más complicado, ganándose la satisfacción de haber ayudado a alguien y que además le dieran algo como compensación, aquello gracias a los tratos previos que hacia Shikamaru, porque si por el fuera no les cobraría ni un centavo. Una ligera risa emergió de sus labios, si gracias a ello paga el alquiler de su pequeño apartamento y le dejaba todavía para pagar sus servicios que su anterior empleo como mesero no conseguía. Algún día, que no sería pronto le diría al moreno la verdad sobre su trabajo, prefería que pensara lo que quisiera gracias a los chismes de sus compañeros, empezando por los que decían Sakura e Ino, siendo ellas sus “amigas” de la infancia y las que comenzaban los rumores al ser las más populares.

Hojeo la libreta con cuidado, percatándose que era la de apuntes generales ya que tenía prácticamente un resumen de cada uno de los temas de mayor relevancia de cada uno de los temas vistos en el día. ¿Qué diablos hacia aquel cuaderno en su bolso si ni siquiera era de una materia en específico? Volvió a fijarse en su bolso, sacando todo definitivamente, dándose cuenta que su libreta de lenguas extranjeras no estaba consigo. <<Al parecer las cambiamos>> pensó, guardando todo nuevamente dentro, mentalizándose para ir a ver al azabache a primera hora de la mañana para entregarle el dichoso cuaderno de apuntes. <<Me tengo que levantar más temprano de lo usual>> se lamentó el rubio internamente, ya que si no lo hacía de esa manera no le entregaría esa libreta a tiempo, aprovechando para mandarle un mensaje de texto avisándole que mañana lo esperaba en la entrada del colegio.

+*+*+*+*+

Estaba en la sala viendo una película junto a su hermano, ¿hace cuánto que no pasaban tiempo de caridad juntos? No lo recordaba, pero sentía que ya había transcurrido bastante tiempo desde aquello. Itachi por lo general siempre estaba ocupado con sus deberes como estudiante universitario, además que en sus ratos “libres” se la pasaba el mayor tiempo con su padre en el pequeño buffet de abogados que tenía la familia o si no, se la pasaba con su grupo de amigos, unos tipos raros que les encantaba vestir con unas túnicas negras con unas nubes rojas estampadas en las mismas y obviamente su hermano también contaba con la suya. Un día por simple curiosidad infantil, le pregunto que si pertenecía a una clase de secta, obteniendo como respuesta una pequeña sonrisa y una negación con la cabeza, diciéndole que cuando fuera mayor de edad si quería podía unirse a ellos. Con solo recordar la vez que visitaron su casa en la ciudad, se prometió jamás ingresar al famoso grupo “Akatsuki”, aunque seguía sin saber a qué se dedicaban o hacían  realmente, pero de lo que si tenía idea es que todos los miembros estaban completamente locos.

Su celular vibro en el bolsillo derecho de su pantalón, sacándolo con cuidado para no ser sorprendido por su hermano que veía entretenido la película de las guerras de las galaxias como si fuese la primera vez que la veía. Cuando se aseguró que el mayor lo estaba ignorando completamente miró su móvil, viendo que tenía un mensaje del Uzumaki. No pudo evitar formar una sonrisa, al parecer su plan de cambiar libretas había resultado. No quería considerarse un acosador, pero si esa era la única manera de ver mañana al rubio y saber a qué se dedica (aunque también tenga que faltar al colegio), lo haría. Se dijo a sí mismo que iba a esperar a que el doncel le dijera, pero por alguna razón si se trataba de él, no podía ser paciente. Con rapidez respondió al mensaje, quedando de acuerdo para verse mañana temprano en el punto de intersección para ir a la escuela.

— ¿Tú nueva conquista hermanito?— le susurró al oído, haciendo que el menor se sobresaltara y se pusiera a la defensiva— habíamos acordado que nada de móviles mientras veíamos la película.

Sasuke chasqueó la lengua, odiaba que su hermano fuera demasiado perspicaz. Con brusquedad guardo el móvil en donde se encontraba desde un principio, se cruzó de brazos y miro fijamente la pantalla, ignorando la traviesa y curiosa mirada que su hermano le dirigía.

— Entonces es verdad— afirmó Itachi— estabas hablando con unas de tus conquistas— dijo, ignorando completamente lo que la pantalla mostraba en esos momentos, para ver como un leve, casi imperceptible rubor (a pesar de que la sala estaba en penumbras, siendo solamente iluminada por la luz de la tv) coloreaban las mejillas de su hermanito.

— ¡No es mi conquista!— alzo la voz, causando que el mayor carcajeara al ver tan alterado a su “inmutable” hermano menor— es solo mi amigo avisándome que tomó mi libreta por error— se cruzó de brazos y frunció el ceño ya que el mismo sentía que sus mejillas empezaban a calentase de la vergüenza— y ya deja de reírte, que no le hayo el chiste.

— Bien, bien ya me calmo—se abrazó con ambos brazos el estómago, le encantaba poner incomodo al menor— aunque ambos sabemos que él o ella no es solo tú amigo.

Ahora sí Sasuke enfureció y se puso rojo pero de la vergüenza, más al tener a su hermano pegado a lado suyo, invadiendo su espacio personal y picándole insistentemente el costado de su hombro izquierdo, girándose un  poco y con ambas manos empujarlo, se levantó de golpe del sofá y se dirigió a su habitación a grandes pasos. El Uchiha mayor veía divertido el berrinche de su hermano, tranquilizándose una vez que lo perdió de vista al cruzar la puerta de la recamara. Averiguaría, aunque tuviera que mover cielo, mar y tierra quien era la persona que había captado por primera vez la atención de su tonto, despistado, amargado, serio y adorado hermanito menor.

— ¿Por qué está tan oscuro?— se escuchó una voz femenina proveniente de la entrada, siendo completamente iluminada de inmediato.

— Lo siento mamá, Sasuke y yo estábamos viendo una película— sonrió Itachi a su madre, acercándose a ella para ayudarla con las bolsas que reposaban a su costado— por cierto, bienvenida.

— Me parece bien— respondió la mujer, adentrándose a la residencia delante de su hijo— ¿dónde está Sasuke?

— En su habitación— respondió, levantándose de hombros y formando una burlesca sonrisa aprovechando que estaba a espaldas de su madre, la mujer se detuvo y dio media vuelta para encarar al mayor de sus hijos que inmediatamente al tener a la mujer mirándole fijamente borro cualquier gesto de su rostro.

— Solo espero que no lo hayas fastidiado nuevamente con lo mismo, si no ahora si vas a conocer la furia de Uchiha Mikoto— expreso seria y tenebrosa la fémina, viendo como su hijo negaba rápidamente. Se dio media vuelta satisfecha por la reacción del mayor, no toleraba que este se burlara de su pequeño, recordándole lo que siempre le decían en el colegio de que parecía un “lindo doncelito”, acomplejándolo más con aquello. Soltó un suspiro, si Itachi también había pasado por el mismo proceso, solo que él supo sacarle provecho a la situación, ojala el menor lo encuentre pronto o tendrá que aguantarse hasta finalizar la adolescencia— de castigo me vas a ayudar a guardar todo y a preparar la cena

— ¡¿Qué?!— expreso incrédulo, no es que le molestara hacer la cena, pero lo hallaba injusto— pero no hice nada.

La mujer rio sutilmente para después nuevamente encarar a su hijo, mirarle y dejarle en claro solo con la mirada que no aceptaba ninguna explicación.

Sasuke mientras tanto reía en su habitación al escuchar como su madre mandaba a su hermano a preparar la cena. Esa era su venganza por andarlo molestando y metiéndose en donde no le llaman. Agradeciendo en esta ocasión que Mikoto no le haya preguntado detalles respecto al mensaje que le mando.

+*+*+*+*+

La mañana llegó más rápido de lo esperado, puso las manos sobre su cabeza tratando de cubrirse los oídos y dejar que el timbre de la entrada siguiera sonando. Al notar que la persona del otro lado de la puerta empezaba a patearla y hacer sonar el timbre con más insistencia se paró a atenderlo antes de que los vecinos lo echaran y le fueran a reclamar por tanto escándalo.

— Ya basta Kiba, no ves que los vecinos están todavía durmiendo— reclamó Naruto una vez que abrió la puerta y fulminaba a su amigo— adelante— se hizo a un lado dejándolo pasar, antes de que le armara un escándalo ahí en la puerta.

— Eso te buscas por tenerme varios minutos afuera— contesto Kiba como si nada, adentrándose a la casa y colocando sus cosas en la mesita— no entiendo por qué me citaste tan temprano, no ves que apenas son las cuatro de la mañana, ¿acaso estás loco?

— Lo siento— susurro Naruto— pero Sasori me encargo que estuviera temprano en la terminal de trenes— se dirigió al baño para despabilarse un poco— además antes tengo que ver a Sasuke para entregarle su libreta, perece importante.

El joven Inuzuka miró en dirección en donde señalo su amigo mientras este entraba al cuartito de baño, vio la libreta del mencionado, sorprendiéndose por lo allí escrito— con estos apuntes si apruebo todas mis materias— dijo, sin apartar su vista del cuadernillo— mejor se la entregas otro día, ¿no?

Naruto negó con la cabeza una vez que salió del baño, arrebatándole el cuaderno y guardándolo en su bolso. Se fue a buscar en el ropero un par de prendas que fueran formales, llamando a Kiba para que le ayudara a escoger entre todo el montón de ropa que tenía.

— Al menos esta vez tuviste suerte de que al “amigo” que tienes que cubrir tenga una personalidad parecida a la tuya— rio el castaño— mira ponte esto— le enseño unos pantalones estilo militar, sacando una camiseta negra y una camisa de cuadros de tonalidades claras.

— Tienes razón, esta vez al menos no me voy a sentir incomodo respecto a la ropa— dijo el rubio, buscando en un rincón sus botas— solo espero que el calor este algo soportable, hace tiempo que no voy a Sunagakure.

— Vas a estar bien amigo— palmeo la espalda tratándole de dar ánimos— no hay nada que Uzumaki Naruto no pueda hacer— levanto ambos pulgares mientras hacía una pose guay que al rubio doncel le saco una sincera sonrisa.

— Según esto, su amigo tiene una sola característica que conocen los padres de Sasori— empezó diciendo Naruto— además de ser rubio y de ojos azules, tiene una obsesión con el cuidado del cabello.

— ¿Cómo pueden saber eso, si se supone que no lo conocen?— cuestiono Kiba con una ceja levantada y sus manos reposando sobre sus caderas.

— Simple— obvio el blondo— él les ha contado todo acerca de su amigo— el Inuzuka abrió la boca y asintió un par de veces— así que debemos apurarnos, si te has dado cuenta mi cabello no parece que tenga mucho cuidado, dejando lo rebelde a un lado— dejo caer los brazos derrotado al decir esto último, su cabello siempre le daba guerra cada vez que trataba de peinarlos.

— Ya veo porque me citaste tan temprano compañero, muy bien manos a la obra— choco ambas palmas y empezó a sacar todo lo necesario para arreglar a su gran amigo.

+*+*+*+*+

Eran las seis de la mañana con veinte minutos, estaba en el punto en donde sus caminos se cruzan para ir al colegio. Portaba el uniforme de la escuela, sabía que si llegaba con ropa casual levantaría sospechas en su rubio amigo, guardando el cambio de ropa en su mochila. Se recargo en uno de los postes para esperarlo, había acordado verse a las seis con treinta, aprovechando para ver algunas de las fotos que le había tomado discretamente.

Levantó la vista una vez que vio la hora de su móvil, quedando  anonado por lo que sus ojos veían. Siempre era bien sabido que una persona sin el uniforme escolar se veía diferente y en cierta forma mejoraba la perspectiva que tenían sobre uno al vestir  con ropa casual. Diviso a Kiba que caminaba tranquilamente a un lado de su rubia obsesión (misma que todavía no aceptaba). El castaño, así como él portaba el uniforme de la escuela, pero Naruto era un asunto a parte. A pesar de vestir parecido a un varón, con aquellos pantalones holgados, esa camisa de cuadros evidentemente un par de tallas más grandes de la real y esas botas estilo militar, lo hacían ver divino, más que eso hermoso. Además de que nunca había visto ese cabello amarillo peinado hacía atrás, dejando ver completamente su bronceado rostro que era cubierto por una ligera capa de maquillaje que cubría esas singulares marquitas que tenía en sus mejillas, además de ver los grandes, brillosos, expresivos y azules de sus ojos, quedando completamente prendado al ver como el Uzumaki le sonreía y parecía brillar una vez que lo vio y troto hacia su dirección.

Si no hubiera sido por la libreta color azul marino que bloqueo por completo su vista, al tenerla justamente enfrente de su cara, jamás hubiese dejado de mirar al rubio Uzumaki.

— ¿Sasuke te sientes bien?— pregunto el rubio al ver como el moreno parpadeaba varias veces seguidas y sus mejillas se empezaban a tornar rojas.

El Uchiha tomo bruscamente la libreta y desvió la mirada hacia su costado derecho, viendo como Kiba soltaba una ligera risa al verlo tan abochornado, mientras que Naruto veía algo preocupado a su amigo azabache.

Notas finales:

Muchas gracias por leer. :3

Nos vemos en el próximo capítulo. °w°/

¡Les quiero!


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