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My unknown husband por frizzante gatto

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Notas del capitulo:

Siento tanto la tardanza D: pero al fin podré actulizar más seguido.

Y quiero darle una especial agradecimiento a ellas que siempre me dejan mensajito y todos los que me dan su opinión, por seguir fielmente esta historia. Muchas gracias =^.^=

 

jaqueline yunjae

Cecy

Soten 蒼天

Shami

691369

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sasuke le sonrió y lo llevó hacia el coche, ayudándolo a subir. Dio una breve orden al cochero y trepó al vehículo, ocupando el lugar que había junto al rubio. El coche se alejó con suave balanceo, y Naruto se relajó, recostándose en los cojines del asiento con un suspiro.

Cerró los ojos un momento, pero sus pestañas se elevaron cuando percibió la mirada intensa de Sasuke. El Uchiha estaba observando los restos arrugados y chamuscados de su vestimenta de color verde pálido. Al notar el modo en que la mirada del azabache se demoraba en su ceñida figura, el blondo frunció el entrecejo con aire reprobador.

—¿Es preciso que me mires de ese modo?

A desgana, la mirada de Sasuke pasó al rostro del kitsune.

—¿De qué modo?

—Como si acabaras de sentarte a cenar y yo fuese el primer plato —respondió Naruto y, mientras Sasuke se echaba a reír, el menor cruzaba los brazos en gesto defensivo—. ¡Cualquiera diría que habrías quedado satisfecho después de la otra noche!

—Eso no hizo más que acicatear mi apetito y darme ganas de más —replicó el mayor, observándolo, y al notar la incomodidad en su expresión, abandonó la actitud juguetona. Se relajó, reclinándose en el asiento con engañoso descuido—. Sé que, aquella noche, te hice daño—dijo el moreno con calma—. Siempre es así la primera vez.

Sobre el rostro de Naruto se extendió un intenso sonrojo. Recordó, como en un relámpago, los cuerpos desnudos, juntos, retorciéndose, el dolor de la unión, el quemante placer de ser poseído por Sasuke. El rubio sabía, más o menos, qué esperar pero nunca había imaginado lo mucho que los acercaría esa clase de intimidad. Era incomprensible que algunas personas pudiesen considerar como pasajera una experiencia asi... una experiencia que, a él, la había modificado en cientos de aspectos indefinibles.

—Ahora, es tuya. Haz con ella lo que quieras —dijo Sasuke, extendiendo su mano, hacía la palma del menor—. ¿La tiras tú o la tiro yo?

Asustadó, Naruto cerró los dedos sobre la joya. jNo te permitiré que tires un objeto tan bello!

Complacido, Sasuke bajó la mano

—En ese caso, conserva esa maldita cosa. Sólo te pido que no se la des a tu madre.

Al ver la expresión culpable del blondo, Sasuke se echó a reír y vio cómo Naruto volvía a poner el anillo en su dedo.

A Naruto le irritaba la sospecha de que su recién hallado esposo estaba volviéndose diestro en el arte de manipularlo. Bajo su vista al anillo recordando como lo encontró a la mañana siguiente de que le entregara su virginidad a Sasuke, en su mesita de noche, pegado a una nota demasiada tierna como para pensar que fue su esposo el que la escribió; era un anillo realmente hermoso un zafiro de azul tan profundo que a veces destella brillos negros haceindole recordar a Sasuke

—Tú querrás algo a cambio —dijo el rubio con altivez—. Ya te conozco bastante como para estar segura de ello.

—Yo sólo querré lo que tú estés dispuesto a dar —replicó el contrario, deslizando su mirada sobre Naruto—. Y ahora, dime qué clase de relación imaginas para nosotros, señor Uzumaki.

Naruto maldijo el súbito despertar de sus sentidos, la manera en que su cuerpo, de repente, reaccionaba en aguda percepción a ese hombre. Sasuke era resuelto y tenía confianza en sí mismo, cualidades que siempre había admirado en un hombre. Y el hecho de que no perteneciera al mundo del teatro lo hacía más interesante aún. Las vidas de la gente de teatro no tenían nada de permanente. Compartían una existencia superficial como los gitanos; siempre había alguna producción que terminaba y otra que empezaba. Hasta ese momento, no habría tenido nada que ver con un hombre como Sasuke.

—Supongo que... podríamos intentar una suerte de... amistad

—dijo Naruto, dubitativo—. No es necesario que estemos enemistados. Después de todo, los dos queremos lo mismo.

-¿Y qué sería eso?

—Ser libres. Así, yo podré continuar con mi vida en el teatro y tú podrás cumplir tus obligaciones con Sakura.

—Sigues mencionándola... ¿por qué lo haces?

—Porque estoy preocupado, claro...

—Yo no lo creo. Más bien, pienso que haces todo lo posible por levantar un muro entre nosotros.

—¿Y si fuera así? —lo desafió Naruto, en voz trémula.

El azabache estaba demasiado cerca, su duro muslo apretado contra el de el, su antebrazo pasado sobre su cabeza . Sería muy fácil treparse al regazo de del moreno y rendirse al placer que le brindaban sus manos y su boca. Naruto hizo una inspiración profunda y trató de aquietar el temblor nervioso que sentía en su interior.

—¿Está mal que quiera protegerme?

—No tienes por qué protegerte de mí. ¿Acaso te he obligado, alguna vez, a hacer algo que tú no quisieras?

Naruto lanzó una risa temblorosa repondiendo

—Desde que nos encontramos, he sido obligado a cenar contigo, te he entregado mi virginidad, incluso he aceptado esta joya en contra de mis deseos de no...

—Yo no puedo impedir que tú sientas debilidad por las alhajas—repuso Sasuke, sonrió al ver la expresión frustrada del kitsune y bajó su voz—. En lo que se refiere a apoderarme de tu inocencia, ése fue un regalo que yo jamás habría esperado. Y lo valoro más de lo que te imaginas.

Naruto cerró los ojos y sintió que los labios de él recorrían su frente y se demoraban en el frágil puente de su nariz. Sintió roces suaves como plumas en sus párpados y mejillas y el contacto de su boca en sus labios. Le cosquilleó la boca y tuvo que hacer uso de toda su fuerza para no volverse de lleno hacia el sitio de donde llegaba esa leve presión, invitándolo al beso profundo e intenso que anhelaba.

—Fuiste tan dulce esa noche —susurró Sasuke—. Y tan bello. Jamás había vivido antes nada parecido. No puedo dejar de recordar y de desearte de nuevo.

Naruto se humedeció los labios resecos y luego replicó:

—No porque tú lo desees estará bien.

—Según las últimas noticias que yo tenía no era pecado que un hombre se acostara con su esposo.

El moreno llevó las yemas de sus dedos con delicadeza a la parte del cuello del más bajo que quedaba al descubierto haciendo erizar esa tersa superficie. La respiración de Naruto se hizo rápida y superficial. Lo único que podía hacer era aguardar en suspenso, en silencio, con su cuerpo tenso, anticipándose a lo que el contrario podría hacer.

—Bueno —comentó Sasuke con suavidad—, de modo que quieres intentar tener una amistad conmigo. No tengo objeciones que oponer a ello —dijo, abreindo los primeros botones de la camisa del rubio—. De hecho, pienso que podríamos hacernos amigos muy... íntimos.

Su boca tibia fue bajando por el cuello de Naruto mientras que su mano se deslizaba, debajo de la fina camisa blanca que cubría la carne desnuda de Naruto.

El bolndo cerró los ojos y jadeó al sentir que los largos dedos de Sasuke se curvaban sobre su pecho acariciándolo, excitándolo hasta que el pezón le dolió y se endureció. Sintió su cuerpo inundado de calor, laxo y flojo de deseo. Murmuró una protesta cuando sintió que su esposo lo levantaba y lo sentaba sobre sus piernas pero las protestas quedaron rápidamente silenciadas por la boca del moreno. Ávida, se abrió a su beso, haciendo a un lado todo pudor, deseando más placer como el que Sasike podía brindarle.

El balanceo del coche apartó las bocas de los dos y Naruto buscó que el beso se repitiera, pero Sasuke se resistió. Su boca inició una nueva exploración a lo largo de la tierna superficie del cuello, hasta el hueco de la garganta, donde el pulso latía, enloquecido.

Sasuke comenzó con una de sus manos a jugar con los pezones del contrario por ensima de la tela que los cubría. De los labios del Kitsune escapó un grito apagado al sentir que él le mordía con suavidad un pezón. Llevó sus manos a la cabeza del moreno reteniéndolo en esa posición, enredando sus dedos en el cabello negro de Sasuke. La lengua del azabache rozaba y se enroscaba sobre esa punta sensible una y otra vez, hasta hacer que el blondo se arquease hacia él, dando un gemido. Se desplazó hacia el otro pecho y jugueteó con rubio sin darse prisa, disfrutando los breves quejidos de indefensión del zorrito.

La respiración de los dos se había vuelto rápida y dificultosa y el deseo latía en sus cuerpos; entonces Sasuke lo apartó un palmo y le dijo:

—Dime que no quieres esto. Dime que puedes verme, conversar conmigo sin pensar en esto... sin necesitarme tanto como yo te necesito a ti. Y ahora, dime que sólo quieres mi amistad.

Naruto se apretó contra el mayor, temblando, sus pechos desnudos rozando los finos linos y paños de lana de la ropa del contrartio. Era extraña la lentitud con que su mente daba forma a los pensamientos.

—Te deseo —dijo Naruto, con un breve gemido, temeroso de sus necesidades y del dolor que la aguardaba si cedía a ellas.

No debía permitirse amarlo ni depender de Sasuke, puesto que eso le daría el poder de despojarlo de todas sus fuerzas y su confianza en sí mismo. Sería peor que lo vivido todos aquellos años junto a su autoritario padre. Sasuke sería capaz de apoderarse de su alma.

Sasuke apartó el cabello rubio de los ojos azules, le besó el hombro desnudo y lo abrazó con fuerza suficiente para que el rubio pudiera sentir su erección. Naruto tembló y se apretó contra esa forma dura, haciendo coincidir su propia erección con lade él hasta arrancarle un gemido que lanzó con la boca apoyada en su cuello.

—No sigas... o te poseeré aquí mismo.

Sasuke lo besó con cierta brutalidad, explorando la boca del doncel en una tormenta de pasión, y el kitsune respondió a sus exigencias con las propias.

El coche se detuvo y Naruto supo que habían llegado a la propiedad de Sasuke. Se apartó con esfuerzo, retrocedió hasta el asiento de enfrente y trató de acomodar sus ropas con dedos torpes, no acertaba a unir ambas partes de la tela. Cuando hubo logrado recuperar cierta apariencia de decoro, alzó la vista y se encontró con la mirada fija de Sasuke.

—Ven adentro conmigo —dijo el mayor.

Su rostro mostraba cierta tirantez y un resplandor contenido en sus ojos, que no dejaba lugar a dudas sobre lo que ocurriría si lo acompañaba.

“No”, gritó el rubio para sus adentros pero, sin saber por qué, la palabra no salió. Quería estar con Sasuke, quería que le aliviase el dolor físico de su cuerpo y le diese la misma paz y la misma plenitud que había experimentado la vez anterior. Una noche más con Sasuke...

¿Acaso haría más daño que el que ya estaba echo? Avergonzado de su debilidad, superado por la tentación, se debatió con sus sentimientos.

Sasuke decidió por el contrario, abriendo la puerta del coche y estirando su mano hacia Naruto.

El azabache le tomó la mano y Naruto permitió que lo sacara a tirones del vehículo. El cochero se apresuró para adelantarse a ellos y abrir la puerta principal de la mansión, y los dos cruzaron el umbral para entrar en el silencioso vestíbulo. Debía de ser la noche libre de los criados puesto que no se veía a ninguno por allí; el lugar estaba pobremente iluminado.

En cuanto se cerró la puerta, Sasuke lo hizo volverse en sus brazos y lo besó con su boca apremiante que se abatió sobre la del contrario. El placer hizo temblar a Naruto, que se puso de puntillas para acomodarse al mayor, rodeando sus hombros con los brazos. Sasuke movió sus labios para susurrarle en el oído algunas palabras tiernas y eróticas, pero Naruto se puso rígido al percibir un movimiento detrás del azabache. Sobresaltado, lo apartó empujándolo por el pecho y se quedó mirando al intruso con ojos agrandados. Sasuke también miro.

Una mujer bajaba la escalera con un lento y deliberado contoneo, balanceando con gracia sus caderas. Los pliegues de su fino vestido, hecho de capas transparentes de color albaricoque, se movían en torno de sus muslos y tobillos como si fueran líquidos. Era una prenda seductora, pensada para atraer la atención de un hombre. Estaba descalza, como si acabara de levantarse de la cama y saliera a recibir a visitantes inesperados.

 

—Sakura—murmuró Sasuke, atónito.

 

Notas finales:

Gracias por leer, y perdón por las siempre constantes faltas de ortografía ( estoy tratando de mejorar) 


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