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El Verano por destructiondreams

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Notas del fanfic:

Bleach ni sus personajes me pertenecen, todos son creación y propiedad de Tite Kubo.

Notas del capitulo:

Hola!!! Aquí les traigo este one-shot del mi OTP! *-*

Yo tenía otra cuenta con el seudónimo de bluedreamer02 pero la cuenta se desactivó por inactividad ;-; Entonces decidí empezar otra vez!!! Espero poder resubir los fanfics que había escrito otra vez!

Sin mayor hablada, disfruten el fanfic!!!!!

El verano. La época en la que el Rey Sol, el astro mayor, reluce dorado e impotente desde la esfera celestial para los miserables seres que habitan esta tierra. Este es el tiempo en el que muchos aprovechan la ocasión  para salir de sus rutinas llenas de preocupaciones y salen rumbo hacia los “paraísos terrenales”, las playas. La diversión, la recreación y el descanso se encuentran en la carta del día. Las familias se reúnen, los amigos reviven experiencias y yo…

Yo me aíslo dentro de las cuatro paredes de mi casa. Todo por culpa del sol. Puta bola amarilla. La detesto con todo mi corazón. ¿Por qué mi odio hacia el Astro Rey?  Una palabra lo resume todo, migraña. La migraña es mi suplicio de verano todos los años desde que tengo 16. Esos fuertes dolores de cabeza que no te dejan salir al sol ni un rato, no te dejan comer chocolate a gusto (esto ha llegado al punto de odiarlo), la música fuerte se convierte en un Calvario al igual que el estrés son sentencia de muerte para los que sufrimos de esta… mierda.

Me levanto perezosamente de la cama con fuertes náuseas y mareos, directo al baño. Adiós deliciosas crepas mañaneras. Lavo mis dientes para evitar el desagradable sabor de mis ácidos estomacales combinados con las crepas de fresas y kiwi.

Camino despacio hasta la sala de estar de mi “hogar”, mi espacioso y vacío “hogar”. Me siento en el sofá que está al frente de las puertas de vidrio que llevan a patio trasero de la casa y veo como Kon corretea a los pájaros que se encuentran ahí cerca.

Ahora que lo analizo: ¿En que habré estado pensando en el momento en el que me decidí comprar esta casa tan enorme para un perro y para mí? ¿Por qué mierdas no compré aquella pequeña casa donde entraba lo necesario para mí? Actualmente, lo único que me causa estar dentro de esta casa es un sentimiento de soledad tan grande. Aunque sabía que yo iba a vivir solo, posiblemente, el resto de mis días; aún así decidí comprar esta casa para más de 2 personas. ¿Bajo cuál concepto? Ni yo lo entiendo hasta ahora.

“Ya no soporto ni pensar un poco”- Tras dedicarle estas palabras a mi mente decido irme al estudio.

El estudio, ambientado al estilo renacentista, corresponde una amplia sala para piano adaptada para almacenar la exagerada cantidad de libros que he coleccionado a través del tiempo por medio de viajes, compras compulsivas y regalos. Las paredes están cubiertas por estanterías de madera y el espacio del piano alberga un escritorio que hace juego con los elementos del espacio.

Cortinas cerradas, silencio sepulcral y libros que narran peripecias y tragedias épicas acompañan la sensación de desmayo que pronto se asoma a todo mi ser. La vista nublada, los oídos aturdidos y el corazón acelerado marcan el inicio de la crisis.

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Una hora y media después despierto de mi desvanecimiento sobre la silla del escritorio, al escuchar el sonido del pequeño reloj de péndulo que está en una de las estanterías. Al parecer el desmayo le vino de maravilla a mi migraña, ya que esta desapareció.

Gracias a ello me percaté de un pequeño detalle: el estudio estaba totalmente desordenado. Momento de poner manos a la obra y dejar este lugar de forma impecable. Entonces ordené todo por tamaño, color y autor; sacudí los muebles y adornos y organicé las gavetas pequeñas que se encuentran debajo de cada estantería.

Curiosamente encontré una delgada caja negra sellada por todos los extremos con una nota escrita con mi tosca letra: “No abrir. Por favor quemar.” El verbo “obedecer” no pertenece a mi vocabulario diario, lo ignoré y abrí la caja a la fuerza para revisar que había en su interior, porque no recordaba tenerla y mucho menos su contenido.

Lo que encontré fue lo más inesperado: Una carta fechada, exactamente, veinte años atrás, sellada por un sobre del mismo color que la caja. Era mía, el detalle era que no estaba en mi memoria. La abrí y decidí leer su interior con voz baja y temblorosa:

“¡Hola! Soy yo, Ichigo Kurosaki, tu «yo» de hace 20 años. Ya estás viejo, ¿verdad? Conociéndome debes estar maldiciendo por esto… (Y no se equivocaba en ello)

¿Qué tal te ha ido?, ¿Sigues siendo el mismo de antes?, ¿Sigues amando el rock? Pues espero que todo siga siendo igual. ¿Qué tal te fue en tus años de universidad?, ¿Sigues hablando con Rukia, Orihime, Renji, Uryuu y Chad? Espero que las respuestas a todas estas preguntas sean un  «sí».

Espero que… ames a los que tienes junto a ti; valóralos y mantenlos cerca siempre, ya que al final del camino, ellos serán los que se mantendrán al borde de los más profundos precipicios contigo.

¿Encontraste el amor utópico que creaste en un verano cuando tu juventud se encontraba en su apogeo?

¿Eres feliz?, ¿Has hecho lo que tanto amabas? ¿Superaste tu miedo a la crítica de los demás?, ¿Si encontraste a ‘esa persona’, la dejaste por miedo o te quedaste al borde de la desesperación por amor? Quisiera saberlo; házmelo saber, no me dejes con la incógnita. Con todo mi corazón, deseo que estés orgulloso de quién eres, y de mí… de lo que fuiste…

¡No me olvides! ‘Nosotros’ nos convertimos en uno. Sin mí… sin lo que fuiste… NO ERES NADA.

Te quiero. Valórate. Saca las fotos viejas y recuerda, sin miedo a lo que pasó; busca a tus amigos y vuelve a hablar con ellos, ponte al día. Por último visita a los que ya no están y recuerda la música que llenó tu corazón de sentimientos cuando tu ser era joven y la vida se desprendía por los poros de tu piel.

Nunca olvides lo que aprendiste en tu hogar y con tus errores. Si olvidas de dónde provienes, si olvidas a tu familia, si me olvidas a mí… ya sabes lo que estás haciendo mal.

ATTE: Tú

P.D. Si no es ahora, ¿cuándo? Cuidado se te hace muy tarde para corregirlo”

El recuerdo que guarda cada una de las páginas de cada uno de los libros que se encontraban allí y en cada garabato escrito con tinta en el papel revoloteaban en una danza macabra, en honor al sentimiento que, victorioso reinaba sobre mis hombros. Las lágrimas desfilaban tristes por mis mejillas para caer al suelo de color arena. Mis dientes rompían mi labio inferior en un fallido intento de contener el llanto próximo a estallar.

“La carta había sido parte de una actividad que organizó Orihime el último día de la preparatoria, con el objetivo de proponernos la meta de que el día que las leyéramos, todo lo que leyéramos fuera real en ese momento.”

Lamentablemente me di cuenta que lo estaba ahí… nunca se cumplió. Recapacité y caí en cuenta de la farsa en la que había vivido durante largos años, solitarios, fríos y desolados como el invierno. Nunca pensé, que esto se convirtiera en una desgracia. Había olvidado casi del todo a mis amigos y dejé pasar tantas cosas por miedo a la crítica de los demás. Y entré en el cruel mundo de la realidad que me decía de forma hiriente: “Bienvenido…”

-   ¡ESTA ES MI DESGRACIA! ¡EL CASTIGO POR MIS PECADOS! ¡ME HE FALLADO A MI MISMO! ¡TODO LO HE HECHO MAL! ¡LES FALLE A MIS AMIGOS, A MI FAMILIA Y A…!- Mis gritos, que resonaron como rugido en el desierto, pararon al darme cuenta de eso

“¡Oh, Hijos bastardos de la Suerte en el mundo ajeno del sufrimiento!, que nacisteis cuando Fortuna, caprichosa, se sentó frente al espejo de la indiferencia a deleitarse en su belleza e ignoró vuestra llegada al calvario de la vida…” – Recordé sus palabras y a él.

Entre ahogos y llantos alcancé un cuaderno en blanco y una pluma y mi mano se movió por impulso. Escribió todo eso que renegué y escondí en mi corazón:

 “¿Qué pasó? ¿Cuándo sucedió esto? ¿Por qué? ¿Por qué específicamente de ti, Jaegerjaquez? ¿Por qué me enamoré de ti? ¿Por qué me correspondiste?

Eras lo más odiaba de las personas; lo peor de lo peor. Matón, violento, sarcástico y sumamente orgulloso. Desde que te conocí, te aborrecí. Lo más “trágico” para mí fue que desde el principio andabas detrás mío; ya fuera para molestar haciendo bromas o hablando de cosas sin sentido.

Ulquiorra, el cubo de hielo que era novio de Orihime, me pidió que te diera una oportunidad para conocerte. Supongo que fue a petición de él. Lo acepté como un “reto de superación y de ejercicio para la tolerancia y la paciencia”; porque así le denominé al intento casi suicida de socializar con Grimmjow.

No eras la persona más calurosa o carismática; pero tampoco eras todo lo que me había idealizado. Te conocí. Me contaste sobre esas pasiones que son tan propias que no se notan; eran el teatro y la poesía. Te abriste a mí en un café durante una tarde de otoño, me contaste “eso” que todo mundo ignora y por ello te juzga. Me contaste sobre tu problemática infancia y adolescencia. Alcohol, violencia y drogas mataron la inocencia de un niño que no entendía porque sucedían muchas cosas. Me dolió conocer tu pasado. Me dolió haberte juzgado sin saber todo eso.

Lloré las lágrimas, que por orgullo, no lloraste.

Rasgué mi corazón, en señal de luto, por lo que perdiste.

Y recité al viento, por ti, los reclamos que nunca hiciste a la vida.

Vos no tuviste mayor reacción que susurrar a mi oído: No llores por mí…

 

Nos convertimos en seres cada vez más cercanos, y en un abrir y cerrar de ojos me enamoré. No sé cómo, cuándo ni porqué.

Odiaba verte lleno de rasguños y moretones de tus peleas casuales. Odiaba verte borracho, ya veces hasta drogado en alguna calle de la ciudad. Me enamoré de ti, y a este sentimiento le receté silencio, que vendara tus heridas y que te cargara durante tus estados de inconsciencia.

Una  noche te llevé a mi apartamento después de salvarte de la tercera pelea de la noche. Y como siempre, en silencio y sin regaños, limpié la sangre de la cara, puse crema en tus moretones y desinfecte cada herida. Me veías en silencio con tus ojos azules apagados, como un cielo de medianoche. Tomaste aire para decirme algo pero no lo hiciste. Te ofrecí comida pero la rechazaste.

 Cuestionaste mis acciones hacia ti, tachándolas que eran por lástima. Yo te reclamé porque ello era mentira. Me pedías a gritos una razón, la necesidad de saberlo te mataba. Y te lo dije: Te dije que todo era por amor. Que no me había importado cargarte, velarte durante noches enteras, escucharte gritar y llorar, y hasta aguantar que me golpearas una vez durante tus éxtasis por la droga. Te aseguré que no me importaba que él fuera el mismo Satanás; porque yo te amaría siempre. Me respondiste que te daba miedo amarme porque temías que me volvieras a lastimar. Yo te callé con un beso, un beso que selló un corazón herido por el mundo.

Ese beso dio inicio a nuestra relación, discreta pero intensa, silenciosa pero a la vez sentimental y sencilla pero salvaje como una fiera. Los segundos, los minutos, las horas ni los días no pasaban cuando estaba con él.

Grimmjow cambió para bien por él, y por mí. Nuestro tiempo juntos siempre era algo simple pero lleno de significado para los dos. A pesar de todo tenía el corazón de un poeta, recitaba versos y, de vez en cuando, creaba un torpe verso para mí. Yo lo llené de amor aquellos lugares tan oscuros en su corazón, así él llenó de luz mis días y mis noches.

Las estaciones pasaron y el calendario estaba a punto de marcar una fecha importante: nuestro primer aniversario. Las ansias nos mataban por llegar a ese año lleno de nuevas experiencias. Dos días antes del día, La Muerte entró a nuestra habitación, callada y asoladora, y me arrebató la luz de mis ojos, me robó la razón de vivir y marchitó la flor de la vida en él, en mi Grimmjow. Cuando desperté solo me encontré su cuerpo inmóvil y frío abrazando el mío.

Nuestro aniversario se tiñó de púrpura y negro. Ese día, fue su funeral. Mientras Renji, Uryuu y Orihime me intentaban detener para no tirarme sobre tu ataúd, la vi. Detrás de un árbol, estática y cínica, La Muerte se burlaba de mí con mueca triunfante. Esto desgració mi existir, y me persigue hasta sueños.  Tal cual un bandido se roba la blanca virginidad de una doncella, así me fue arrebatado el amor de mi vida.”

Ahogándome terminé de escribir en ese cuaderno. Todo lo que sentía por Grimmjow quedó plasmado en el papel. Y tomé la decisión de salir a caminar con Kon, necesitaba salir a tomar aire fresco ya que llevaba semanas sin salir. Eran las cuatro de la tarde. El sol descendía hacia el horizonte tiñendo el cielo con un abanico de cálidos colores. Personas caminaban, las aves buscaban el regreso a sus nidos y yo caminaba sin rumbo mientras observaba el suelo y reflexionaba sobre lo que había sucedido hasta ahora. Me preguntaba por qué todas estas cosas sucedían en este momento; tal vez fuera una coincidencia o para traer orden a mi vida. No lo sabía. Yo solo avanzaba hacia adelante, sin fijarme, sin parar, sin cuestionar; como deberían ser las cosas en este destello de tiempo llamado “vida”.

Cuando me percaté me encontraba frente a un camposanto que tenía mucho tiempo de no visitar, allí se encontraba mi madre; la que había muerto hace muchos años atrás. Me devolví y compré unas flores para ella. Cuando llegué adonde ella descansaba, la nostalgia invadió mi ser. Inerte me quedé durante varios minutos y partí a dar una vuelta al cementerio a esperar que cerraran.

Las filas de tumbas eran inmensas, la vista no permitía ver el final. Lápidas nuevas, antiguas, floreadas y abandonadas. Un deleite para soledad y la tristeza.

Leía rápidamente los nombres, observaba las fechas y seguía. Kon ya se había cansado,  lo llevaba en brazos y se estaba quedando dormido. 

Paré. Y cambié mi dirección. Creo que ya es tiempo de volver a visitarlo y “charlar”, aunque no me sintiera muy seguro de ello. Necesitaba expresar lo que había sentido durante todos estos años sobre él y que había ocultado en mi corazón era tiempo de librarme de ello. Necesitaba afrontar el dolor que aún amargaba mi corazón, y lo iba a conseguir sólo yendo a verlo a él, a Grimmjow.

Avance y llegué, una placa vertical de fino mármol negro indicaba el sitio. El viento acompañaba al sol en su retiro del cielo mientras yo observaba su nombre escrito en el mármol. Me incliné, dejé a Kon en el suelo y toqué el suelo. Los recuerdos fluyeron con el canto de las aves que despiden la luz y dan paso a la luna, la confidente de nuestro amor. El tiempo dejó de danzar con la muerte y la fortuna, al fin, sonrió a sus desamparados.

-  Ha pasado demasiado tiempo, ¿no crees? – Respiré profundamente – Ahora habrías hecho una cara cómica y soltado una de tus frases sarcásticas. Extraño tu grave y tosca voz, el azul marino de tu cabello, el calor de tu cuerpo al dormir y el arrullo de tus latidos durante las noches. He llegado a extrañar tanto tu olor que cambié mi perfume por el tuyo. Nuestras peleas, las horas de música o el hecho de sentarnos en la sala a leer. Extraño tus brazos que me recibían siempre. Extraño hasta las cicatrices y el tatuaje de tu espalda. Mi sexta espada… - Las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos otra vez.-

- ¡Yo no he dejado de amarte ni un segundo, ni lo he dudado un instante!, ¡Es tan fuerte que el tiempo ni la muerte lo han hecho tambalearse!

- Shhhh…

El viento susurró y me pidió silencio. Aunque de una forma tan particular y familiar. Sopló y limpió mis lágrimas.

- ¡Odio que no estés aquí! ¡Vuelve aquí, por favor!

- ¿Por qué debería volver si nunca me fui? Yo estoy aquí…

Su voz. La escuché. No es mi mente ni el viento.

- ¿Grimmjow, dónde estás?

- Donde estés vos, allí estaré yo…

- No me dejes otra vez, por favor. Te necesito.

- Te amo, Ichigo, tanto como la primera y última vez…

Volvía a ver a todo lado, buscándolo. No lo veía, pero lo escuchaba como si estuviera aquí.

- Sabes lo que detesto que lloriquees… Ya no llores y se feliz… Hazlo por mí… Solo por mí…

- Grimm… por fa…

De un momento a otro no me pude mover más y las lágrimas salieron de alegría. Lo volví a sentir. Era su calor en mi espalda y su cálida respiración mi cuello. Ese momento fue eterno y efímero a la vez. Un susurro al oído es el recuerdo que me acompañará hasta el día de mi partida hacia él.

- Te amo, amor eternamente mío. Vive por mí… Nos vemos, mi amada  fresa…

El viento sopló y se llevó su suspiro y su calor. Pero mi corazón quedó satisfecho porque él no se fue, sigue dentro de mí. Hoy, mañana y siempre. El amor nos hizo uno solo, un solo sentimiento, una sola carne y un solo espíritu. El amor, si fue real, será tan cruel como el Calvario; aún así será siempre la máxima y más solemne inmolación por el amado.

¿Qué sería de mí sin esta sensación, que me mueve para seguir este camino? El Mañana traerá un sol más brillante y la oportunidad de seguir por nosotros. Mientras esto pasa, siempre esperaré paciente al día en el que él vuelva por mí. Ese día será hermoso. 

Notas finales:

Gracia por leer el fanfic!!!! Espero que les haya gustado!! Y cualquier crítica constructiva es bien recibida!!!

Nos vemos!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!


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