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ZODIACO, INC. por lyio harrison

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Notas del fanfic:

soy muy idota y por eso hago más fanfics en vez de actualizar los viejos.

 

PROLOGO.

 

ZODIACO, INC. Es una organización diseñada por Atena y construida con sus compatriotas,  Sol,  Luna y todos los demás dioses  para la preservación de la paz y las especies, la empresa  se encarga de eliminar presuntas amenazas que interfieran con la vida de estas.

La organización desde su creación ha dado pasos agigantados mezclándose con la vida moderna en el Olimpo y el tiempo avanzado en otros planetas diferentes al originario de los dioses, dando una misma prioridad y derecho.

Cada mil años se escogen a doce individuos de orígenes irrelevantes que ocupen el lugar de los signos, agentes de paz que se ocupan de asignar a un ente vivo la clasificación de los horóscopos. De cierto tiempo a otro (Específicamente cada 1100 años) se da la asignación del zodiaco a los doce, quienes se encargaran de observar y mantener en paz la vida de sus miles y miles de predecesores que nazcan por todo el universo en las fechas marcadas por ZODIACO, INC.

Hay varios zodiacos u horóscopos, como también suelen llamarnos, está el azteca, el celta, el chino, entre muchos otros,  pero principalmente y para un mayor control está el occidental quien fue traído por los seres más poderosos del universo: Los titanes y dioses.

Cada mil años hay otro Aries en la casa del carnero, así como en los demás santuarios. Antes de que el ciclo se cierre, debe de nombrarse y marcarse a los predecesores que son escogidos por  los doce.

Esta es pues la principal causa por la que estamos aquí, el ciclo está por cerrarse y los doce ya han sido elegidos.

Uno como agente Z  (Un agente encargado de vigilar a los signos) pensaría que lo difícil es hacer que el universo quede en paz, pero la verdad es que eso queda de fondo al intentar que los agentes elegidos se lleven bien.

Que por cierto mi nombre es “R” como la letra, aunque no sea creíble la mayoría de nosotros solemos tener solo una letra de nombre, es bastante extraño pero nada nos quita el gusto de siempre recordarlo.

Soy el encargado de vigilar la casa de los doce y créanme que las cosas que se viven aquí son de todo menos aburridas, he presenciado bastante la vida amorosa de los signos como para saber que al final todo termina bien… a veces.

Bienvenidos sean pues a ZODIACO, INC.

 

 

CAPÍTULO 1.

 

ARIES DE LA CASA DEL CARNERO.

 

El carnero indeciso.

 

Una promesa que nunca logro cumplirse,

Se quedó a la orilla del barranco como él.

No sabe si saltar al desconocido vacío,

Donde lo más anhelado es prometido.

 

Indeciso sigue de seguir en pie viendo al sol,

Ver reflejado el sonreír del atardecer,

Y observar el llanto de la noche.

¿Sería capaz de renunciar a tan hermosa vista?

 

Los carneros no son indecisos,

Pero él no tiene idea de que hacer

¿Saltar al pozo que brillaba de lo oscuro?

¿O rodear el hoyo e ir hacía la luz?

 

Él era el carnero indeciso.

 

 

Hace 1200 años,  Palacio de la Guerra, Planeta Marte.

– ¿Prometes que vendrás a buscarme? – . Sus ojos azules tenían miedo pero ese chico era demasiado idiota como para aceptarlo. Aries lo observó en silencio y en suma concentración, quería recordar esos ojos, esa boca, esa cara– ¿An? –. Antes de llamarse Aries se llamaba An y solo él podía llamarlo An. Quería esos ojos azules y la persona que los poseía.

Con lentitud bajo su mano cálida como el fuego que corría en sus venas por la fría y pálida piel de su acompañante, hielo, una vez había dicho su maestro Marte que la piel de Is parecía hielo. Rosó la cara del niño con suma delicadeza. Quería todo en ese momento que no dio tiempo cuando las puertas se abrieron y los soldados rojos entraron. Pudo tomar sus pequeñas manos antes de prometerlo.

– Lo prometo–.Dio un último roce antes de que su compañero se fuera y pudiese  mirar por última vez sus ojos azules.

Apretó con fuerza el collar de *dianas azules que le fue regalado y suspiró con amargura. Estaba solo.

De nuevo.

 

Tiempo Actual.

– ¿Vendrás a buscarme? –. Preguntó el chico de rulos intentando que la ropa entrara en la pequeña maleta verde. Los ojos marrones de Aries pasaron juguetones por todo el desastre que Leo había hecho en la habitación.

–  No puedo, tengo que llegar primero ¿Recuerdas? –. Habló Aries sonriente acercándose al chico de los rizos –, ¿De verdad necesitas tanta ropa? –, preguntó gracioso. Leo también paso los ojos por las tres maletas donde tenía planeado meter todas las cosas de su bonita casa, luego miro la simple mochila de campo de Aries donde según él “llevaba todo lo necesario”. Finalmente bufó.

– ¡Claro que sí!, verse bien es importante y sobre todo en una primera impresión, sino nunca harás amigos y todos te odiaran y te olvidaran y morirás abandonado volviéndote huesos frente a un televisor sin que los policías se enteren pues nadie los llamo, porque tus vecinos también se olvidaron de ti.

– Ya…– Aries lo  ignoró rotundamente como en esos últimos días, estaba nervioso, ansioso y al mismo tiempo extasiado, quería decirle adiós al pequeño departamento que compartía con Leo en el Olimpo, la vida que tenían ahí estaba bien, pero muy alejada a la comodidad del palacio en donde antes vivía el príncipe Leo. La mente del príncipe  era fácil de complacer, si eras millonario.

Y él no lo era, tarde o temprano el muchacho se aburriría de la vida cotidiana y querría volver al palacio haciendo que Aries se disculpará con Apolo y lo dejará volver, por eso estaba haciendo aquello, volverse un agente de paz, uno de los doce, el primero en concreto, lo hacía por su príncipe, claro y también  por ser ordenes de su maestro Marte, ahora esa parte de su vida quedaba atrás, ya no sería un esclavo de Marte, ni su gladiador, ni un guardia de Apolo o el guarda-compañero de Leo, ahora solo sería un igual, un signo, uno de los tantos Aries que había visto antes el universo.

– Hablando de primeros, tengo que llegar allá–.Se acordó Aries el ex gladiador bailando lento a la puerta.

– Claro, ¡Apenas habló de ropa y decides huir, cobarde! –. Recriminó Leo lanzando una suave bata a la cama.

– Jamás… me atrevería a huir de la ropa, pero sí de ti cuando hablas de ella.

– ¿Disculpa?

– Me voy–.Aries ignoró nuevamente el tono de indignación que uso Leo. Era mejor apresurarse, después de todo ser primero si era importante. Se dirigió a la puerta con expectación, su nueva vida ya lo esperaba.

–  ¡Espera! –. Chilló leo–,  Te olvidas de Yana –. Leo se acercó hasta él y cuando le mostro el objeto entre sus manos, Aries cayó en cuenta que no llevaba el collar azul en su cuello.

Yana era el original nombre que Leo le había puesto al collar después de cien años de llamarlo fea baratija y no poderse deshacer de él.

El muchacho de menor altura intentó colocarle el collar pero al hacerlo Aries se apartó. Los ojos ámbar de Leo soltaron chispas y no dudaban cuando lo amenazaban de muerte–,  ¿Qué? – . Gruñó enfadado–,  Sé que no te gusta que lo toque pero lo olvidabas.

–  Ah, lo pondré en la valija–. Leo lo miró con extrañeza y posó la mano sobre su frente. Aries había estado demasiado extraño esos últimos días, supuso que era por la presión que Marte ejercía en él al recordarle cada día que debía ser uno de los signos– sin contar las amenazas a muerte que Apolo le daba por haberse robado el tesoro Leo de sus manos–. Aries no duró mucho con la mano de Leo sobre él pues se movió tomando con agilidad a Yana y la metió en la valija tal como prometió.

– ¿Estás bien? –.Preguntó el chico de rostro angelical guiándose frente al musculoso con cautela.

Leo nunca conoció el significado del collar a pesar de que siempre se lo preguntó, Aries decía que prefería olvidarlo todo pero nunca se deshizo de la fea baratija, lo que  era extraño,  pues aunque quería olvidar  siempre llevaba la chuchería con él, solo se lo quitaba a la hora de dormir, tener sexo y cuando Marte lo visitaba o viceversa. Le sorprendía que después de doscientos años tratando de convencerlo de que se quitara el collar, de repente de la nada lo hiciera.

– ¿Disculpa? –.Ahora era Aries quien se encontraba indignado intentando mostrarse molesto, aunque solo se ganó un par de parpadeos y una sonrisa burlona por parte del menor.

– ¿Ahora por qué te deshaces del dinosaurio? Digo no es que no me agrade, ya era hora pero… ¿Qué fue lo que paso para que tomaras esa  decisión? –. Ya no era algo de vida o muerte, solo era un tonto collar. Leo arrugo las cejas, había perdido tantos años por el significado oculto de un tonto collar, sabía que era por alguien, pero  nunca preguntó de quien, tenía miedo de que le respondiera ¿Qué tal si era alguien mejor que él?  Cosa que le parecía imposible pero nunca le gusto equivocarse.

– Yana ya no es parte de mi presente, ya es pasado, en esta nueva etapa solo esta Leo–. Las palabras de Aries no lo tranquilizaron por completo, era un tonto pacifico romántico troglodita.

Aries creía que ya era tiempo, él no era de los que guardaban objetos, le gustaba mantener todo en su cabeza, igual seguirá recordando la promesa que nunca cumplió, desde el ultimo día que lo vio estaba seguro que Is ya estaba muerto, todo porque nunca lo buscó. Su castigo había sido recordarlo por siempre y eso haría con o sin el collar. Ahora tenía a Leo y necesitaba ser feliz. Seguro que Is lo hubiera querido.

El pequeño Is solía estar tan feliz e inocente, siempre deseando y protegiendo a todo el mundo, al menos cuando estaba vivo.

Y estaba agradecido que eso ya fuera pasado, ahora solo se concentraría en una cosa.

–Eres idiota–.Rió Leo avergonzado–, vamos fuera, largo,  me faltan muchas cosas que hacer y llegaras tarde…

–Bien, me voy–. Y con un paso elegante pasó de Leo a la puerta, el muchacho de rulos vio como el hombre salía sin despedirse correctamente  o como mínimo darle un abrazo–, ¡¿Oh como pude olvidarlo?! –. Como pudo se giró y besó fugazmente a su príncipe para retirarse con la mochila de acampado. Tenía un gusto horrible.

Aries salió de la línea de su departamento y justo frente al edificio se encontró un extravagante auto blanco con una gran Z en negro, le parecía bastante elegante para su gusto, siempre fue más relajado, de calidad pero sin pavonear se decía él. El hombre que vestía de negro y tenía un tono de piel dorada le abrió la puerta, al parecer hasta los caballeros del Sol tenían que trabajar duro para vivir en Olimpo.

Entró encontrándose con un espacio mucho más dimensionado que el tamaño mismo del auto prometía. Observó todo con admiración, en su vida iba a poder pagar un auto como ese. Tomo un poco del agua fría que se ofrecía en copas finamente decoradas con el logo de la empresa en donde trabajaría próximamente. Una zeta bien grande.

– An de la casa de Marte, creado por Marte y criado en…Marte–.Aries se sobresaltó al escuchar a un hombre llamarlo por su antiguo nombre, o más bien su nombre real. Era un hombre bastante relajado y tenía el aspecto típico de los hombres azules de Neptuno, un guardia de piel grisácea y ojos de hielo, completamente azules, sin pupilas ni lágrimas. No lo había visto hasta que dijo palabra y se avergonzó por eso, normalmente era menos despistado.

– ¿Cómo sabe mi nombre? –. Le pareció más apropiado llamarle de usted pues en realidad nunca se sabe.

– Mi nombres es Halo y soy nativo de Neptuno, nada más, no tuve un maestro o un creador, nací de la tierra y el hielo… después de llamarme Halo, me llame Aries y después te cedi el nombre, ahora de nuevo soy Halo…Halo de Aries. Egrese con un bonito título, sí–.Aries abrió los ojos, nunca se imaginó que un hombre con un aspecto tan frío fuera el primer signo del zodiaco. Le recordaba a él cuando peleaba en combates. Sin alma. Quería preguntar tantas cosas, pero se quedó quieto al escuchar lo siguiente que le dijo Halo…de Aries–, Te observe toda tu vida.

– ¿Qué? –.Fue lo único que articularon sus labios intentando no reírse, no se daba a aceptar algo así, simplemente porque era ridículo. Eso se estaba poniendo extraño.

– Sorprendido, incrédulo ¿Verdad? Yo hice la misma cara que tú al saber que J de Aries me observo a mí, al igual que yo contigo, extrañamente cuando te di el nombre toda tu vida y tus sentimientos se mezclaron con los míos, fue algo bastante perturbador si me lo preguntas. Sé lo que pensabas de los dioses, de lo que pensabas de tu maestro, tus amigos, viví tu vida y la sentí tanto como tú, conocí a tus amigos gladiadores a los cuales terminaste asesinando por el brutal juego al que eras obligado a participar, conocí el dolor de ser violado por tu maestro Marte, conocí cuando Plutón tomo todo lo que querías  y cambio tu vida. Conocí tu torpe enamoramiento con el niño mimado de Leo, conocía cuando te volviste su escudero solo para estar cerca de él, conocí cuando le diste una paliza a Apolo y casi te manda a degollar por ello. Conocí todo. Conocí a Is… tu pequeño hermanito y algo más.

Fue extraño  escuchar ese nombre otra vez, habían pasado casi seiscientos anos desde que escuchó su nombre y aún más viniendo de otra persona que no fue su conciencia o Marte. Incluso Jo que solía ser el maldito que se lo recordaba una y otra, y otra vez.

– ¿Sabes por qué te escogí a ti entre tantas personas nacidas bajo Aries? –.El  muchacho del cabello negro dio una respuesta negativa después de haber dejado sus divagaciones en la mente–, no creo que te guste la respuesta, pero no me importa. De igual manera lo diré… Al principio me parecías bastante normal, ibas triunfando en la vida, esforzándote tanto para tus hermanos,  Is,  Jo y Mian, todo iba exactamente como la vida de Aries va, había problemas que se pudieron resolver, la entrada del Dios Putón no era nada nuevo para ti, soportaste lo que te hizo con creces y eras…eres bastante fuerte, pero te faltaba algo–.Aries ya no quería seguir escuchando, se estaba dando una idea, de a donde quería llegar Halo con esa historia–, cuando surgió toda esa triste historia con Is y terminaron despidiéndose, le hiciste una promesa que no cumpliste…

La panza de Aries dio un vuelco, muy malo era ya el hecho de recordarlo, pero que alguien se lo dijese hacía que sonará mucho más horrible.

–Le prometiste que lo buscarías y fue… bastante extraño que ni siquiera hicieras el intento.

En ese momento Aries explotó y se hubiera puesto de pie, sino temiera que  él capo el auto se despegará con su dura cabezota.

– ¡Era imposible salvarlo! Se lo llevo para matarlo, directo a la guillotina, sabía que…que todo estaba perdido…incluso él lo sabía–. El fuego de sus venas se liberó y con rapidez subió a unos cuernos que se formaron en su cabeza de un segundo a otro.

–No te estoy reclamando nada–.Y Aries se calmó bastante avergonzado escondiendo el fuego  los cuernos y ese tono rojizo en su piel, triste y confundido por sus torpes escusas se sonrojo, todo el rato en el que Halo contó la historia había estado recordando al pobre Is y esos ojos azules que ya sabían que iban a morir–, de hecho desde ese momento en el que vi la duda en tus ojos al hacerle la promesa a ese pobre e ingenuo chico supe que… podías ser inteligente… peleabas por lo que creías correcto, sabias que Is moriría y le hiciste un favor, al menos el poco tiempo que estuvo vivo pensó que estabas buscándolo, le diste una muerte piadosa, no podías salvarlo de ninguna manera y debes de entenderlo ahora…No fue tu culpa.

–Tú no sabes nada–. Le habló Aries ya arto de la misma discusión que pasaba cada día por su cabeza. Odiaba el pasado y a Halo por recordárselo.

–Si lo sé, yo estuve ahí, en tu alma y sentí exactamente lo mismo que tú sientes… desde que te llamas Aries hemos formado un vínculo, ya te lo había dicho, pon atención bobo, un vínculo donde yo siento todo lo que sientes tú. He sentido la culpa todo este tiempo y quiero que te liberes de ella, Is fue una vez lo más importante pero ahora no lo es, dime… ¿Si a Leo le hicieran lo mismo que a Is que pasaría? ¿Qué harías? –.Aries pensó en Is, luego en Leo y ahí pudo ver con claridad, iría detrás de Leo, en cualquier circunstancia, lo que nunca hizo por Is, miró la cara del antiguo carnero, avergonzado–, ¿Lo ves? Es diferente, tu sabías que necesitabas salir del lado de Is, puedes verlo como un bello recuerdo, pero no te imaginas con él ahora, no puedes imaginar una vida en el que Is no esté muerto y está bien… el punto es Aries, que a pesar de todo puedes ver para adelante. Por eso te escogí, eres capaz de pensar en ti mientras piensas en los demás…Tu vida ha sido bastante triste y eso ya es mucho decir pero no le llegará a ninguno de los chicos que pisaran la casa de los signos, debes de entender tu deber.

Aries asintió confundido debido a que alguien logro explicarle sus propios sentimientos, ¿No sentía culpa por no haber salvado a Is? Sentía mucha pena sí, pero la culpa venía de otro lado.

– Deberías dejar de pensar en Is, al menos por ahora, necesito que pongas atención a esto–. Sus ojos  miraron los hielo de Halo y asintió con la seguridad de que no tenían por qué tomar ese tema otra vez.

– Cuando entres a la casa habrá doce puertas personalizadas, una es tuya, sabrás cual… ella te escogerá…aunque es bastante obvio ya de por sí, cuando entres tienes que colocarte el chip de entrevena, éste se mezclará con tu sangre y tu cerebro, te avisará cuando haya problemas, en esos momentos regresaras a tu casa, en este caso es tu puerta y controlaras el problema que te avisa el radar con los mandos del control en tu santuario, fácil y rápido. Listo, supervisión del planeta hecha… los días donde hay más trabajo para ti serán del 22 de Marzo, al 21 de Abril, ya que tienes que sellar y firmar a todos los nacidos, en todos los planetas de todo el universo pues tienen que ser certificados como Aries, así de sencillo, vamos que no es tanto trabajo… vigílalos de vez en cuando,  la última vez que no lo hice, no supe si Hitler era de Aries o Tauro… Es lo malo de vivir despreocupado.

Aries escuchó con atención cada una de las instrucciones de Halo y asintió levemente con la cabeza, sonaba bastante fácil.

–Ya hemos llegado…

– ¿Ya? Pero si no se ha movido ni un…

–Mira otra vez–.Y así  lo hizo dando se cuenta de que el paisaje se había cambiado, había una casa bastante grande, blanca y las paredes eran ventanas en la parte superior, del otro lado había un bosque y detrás de la casa se veía un gran barranco donde terminaba con un pequeño pueblo que se veía ubicado a kilómetros. Salió del auto sorprendido, había sido bastante rápido.

–Los demás chicos del primer ciclo llegaran de un día a otro mañana será Tauro, pasado Géminis, y el que sigue Cáncer… después de quince días llegaran los chicos del segundo ciclo, Leo, Virgo… te aconsejo que no molestes mucho a Virgo, te agarrará maña después y te tratará bastante mal, Libra y Escorpio, intenta llevarte bien con este último créeme que nuestras peleas nunca han sido divertidas u agradables, creo que me sigue odiando porque dijo que me sorprendería con lo que hizo, aunque ya van quinientos años de eso ¿Me preguntó que habrá hecho? Debo hablar con él… y quince días más tarde llegara el último ciclo, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. Y estas de suerte, resulta que todos son chicos…

–Ya–. Aries giró los ojos.

–Y a ti te gustan más los hombres que las mujeres ¿Coincidencia? No lo creo…

– ¿Es todo? Igual no creo estar con nadie más que no sea Leo –. Al salir Aries  se dio cuenta de que estaba exhausto por toda esa bola de recuerdos que desde las noches pasadas estaba evitando, había tomado muy firme la decisión de decirle adiós a Yana y hablar con Halo, el personaje que de un momento a otro se volvió un comediante de chistes malos no le ayudo mucho, de hecho le había confundido aún más.

–Sí, eso es todo… lo segundo depende, no son vacaciones Aries de Marte, son mil años los que pasaras dentro de una casa con 12 chicos como tú, un consejo, ya vi a Géminis y me lo folló como pollo–. El muchacho fortachón estaba bastante más que perdido ¿Dónde había quedado el calculador Halo de hace unos segundos? –, Una última cosa, la culpa… esa culpa que te corroe, no fue por haber abandonado a Is, fue por nunca haberlo amado… ya supéralo de cualquier forma está muerto y nunca lo volverás a ver en tu vida. Ya no puedes hacer nada.

Halo subió la ventana del auto y de repente el automóvil se esfumo de la nada, dejando un paso de humo morado en su lugar… tanto había sido el shock que olímpicamente ignoro las últimas palabras de Halo, fue por el shock y no por el hecho de no querer aceptarlas… claro que no.

Aries decidió dejar sus pensamientos hasta ahí, pensar mucho gastaba su cuerpo, necesitaba un baño y un recorrido por la casa de cristal puro. Se alejó de lo que parecía ser la autopista y  optó por entrar a la casa que no sabía cómo diablos lo haría sin una llave. Se acercó lo más que pudo a la puerta , esta era de vidrio, tenía escrito una rueda en el centro y alrededor de este tenía los signos en ella, colocó lento la mano en su signo sin embargo la puerta no se abrió, intento hacerlo por voz y tampoco abrió. Por ultimo creyó que lo lógico sería dar las huellas… no funciono.

Quiso probar con las yemas de los pies y cuando iba a quitarse los zapatos logro divisar un tapete, al principio lo creyó ridículo, pero reviso debajo de él. Nada, nada más un escrito.

“Si queréis pasar, adelante. Haz de seguir  las estrellas”

<< ¿Cómo así?>> se preguntó Aries ¿Se supone que tenía que esperar hasta la noche? Maldito Halo.

Miro la casa, no parecía haber nada, parecía una casa sola, ni muebles, ni  baño, ni siquiera las extrañas puertas, decidió rodar por la casa, buscando una puta estrella o algo así.

Al llegar la noche no logró encontrar nada, había bajado ya en la tarde un rato al pueblo en busca de algún ser mítico que logrará ayudarlo. Al parecer era una pequeña ciudad más grande de lo que él había creído, había visto cinco o seis chicos guapos, nada comparado con su señor Leo, pero parecían buenos partidos, no le durarían seis mil años como el príncipe pero  solo necesitaba una noche.

Había apenas vuelto y la casa seguía como la dejo. Tan sola. Las estrellas ya se habían puesto,  intento descifrar que era eso de seguirlas, pero siguió sin encontrar nada. Observo la puerta.

– ¿Qué quieres de mí? ¿Qué grite las coordenadas de la osa menor? No las sé  tú, cosa…lo que seas ¿Los nombres de cada puta estrella? ¿Qué las cuente? ¿Cómo diablos voy a seguirlas joder? No te quedes callado.

Como era de esperarse la puerta no dijo nada y furioso levanto las manos en un intento de que el fuego no saliera de él junto con los cuernos.

–Te odio.

Y sin saber que más hacer subió por un arbol al techo de la casa vacía, que  como sus compañeras paredes también era de vidrio. De un extraño vidrio que no podía romperse. Lo sabía porque también intentó eso.

Era oficial mañana intentaría entrar de nuevo, ahora se disponía a mirar a las putas estrellas y logro divisar el gran planeta que era olimpo, seis veces más grande que la tierra, no apto para ser visto por los humanos o alguna persona que no tenga sangre de dios o de algún animal que lo haya habitado.

Era magnifico la vista que tenían los humanos y sin embargo no lograban observar, sonrió feliz y se quedó observando el verdadero espacio hasta que el sueño dio por adueñarse de él. Los días en la tierra eran muy cortos y agotadores. Iban demasiado rápido incluso para él.

Esa noche tuvo un sueño funesto.

Había caído en medio de la tierra roja, esto  le hizo saber que se encontraba en Marte, conocía bien el olor de máquinas de industria, el hierro fundido, el cálido sol en su punto y los pocos arboles lejanos que no prometían cubrir de él, no solía haber lagos y mucho menos llover,  los gruñidos de los gladiadores pelear le recordaban que debía levantarse. Se encontraba en El palacio de la Guerra, con el mismo dios Marte, su maestro, padre, amante, depredador, y amo.

– ¿Sabes que Aries de Neptuno me pidió que fueras el siguiente primer signo? –. Is bajo la mirada al ver que no le hablaban a él, así como Mian y Jo. An finalmente miró a su maestro aun avergonzado de que la cara de su hermano menor había estado moreteada por su cumpla.

–No, maestro.

–No, me hubiera sentido orgulloso de ti sino hubieras hecho lo que hiciste ¿No te sientes arrepentido por ello An?

–Sí, maestro–. Aries, o en este caso An bajo la cabeza con nerviosismo–, Golpeaste a mi buen amigo Plutón. Creo que necesitas arrepentirte, él se enfadó mucho y sino resuelvo rápido esto ya no podré acostarme con sus putas ¿Entiendes? Y tendría que acostarme contigo ¿Quieres de nuevo eso?

–No, maestro, lo siento.

–Bueno, el daño ya está hecho, tal vez deba acostarme con Is, por lo mucho que ya has sido usado por Plutón supongo que ahora tienes el culo guango–. Eso afecto bastante al chico de venas calientes, podrían usarlo a él como quisieran ya se había acostumbrado, pero a Is no, era el menor de todos y era el único que hasta ahora no había sido profanado por nadie. Sin embargo a Is no parecía impórtale puesto que soltó una carcajada. Marte rió con el crío, podía ser un maldito, pero le agradaban sus hijos. Los niños podían ser muy graciosos. Poco a poco Jo y Mian siguieron con risas sin embargo Aries cada vez está más molesto.

– ¿Qué? –preguntó Aries más que confundido.

–Culo guango–. Is repitió la frase graciosa que había dicho su maestro–, Suena gracioso. Guango–. Obviamente a Is le había hecho gracia la palabra puesto que era muy estúpido como para entender el significado. Pero Jo, el sí que se reía de estas cosas, principalmente porque cuando Jo era una puta Aries se burlaba de él. Cuando cumplió 1,500 años Marte lo cambio por An y este era su favorito hasta la fecha, eso antes de que llegarán Plutón y sus presuntas seis putas. Solo conocía a una Ofiuco que constantemente se acostaba con su maestro, parecía ser un chico de curvas y no era muy afeminado,  su mata plateada y su cuerpo canela oscura no combinaban con esas cejas negras sobre ojos azules. Era como una serpiente, se movía lento, sigiloso y siempre que los maestros se iban no dudaba en decirles a los tres profanados lo impuros y baratos que eran. Ofiuco era un asco de persona que se creía superior, solo por acostarse con los dioses, como Ganimedes que lo creía un trabajo honrado después de acostarse con Zeus. Odiaba todas esas fachadas.

Y aún más  a Ofiuco quien una de esas se le acerco a Is, y se pusieron a hablar del clima, Is se había fascinado con la presencia de ese idiota y eso hizo que Plutón le pusiera una atención que nunca le  había dado antes al pequeño. Ofiuco era el causante de los moretones de Is, y del hecho de que ahora su hermano también tenía que volverse impuro.

Recordaría por siempre ese día.

…flashback…

–Ha crecido. Lo quiero, puede ser interesante–. Había dicho el Dios pervertido, el chico había crecido pero aún tenía el cuerpo bastante delgado  como el de un muchacho en crecimiento.

–No sé qué tan interesante pueda ser, aun es virgen, simplemente llorará porque le duele–. Is bajo la cabeza asustado creyendo había cometido el peor error de su vida al hablar con Ofiuco y sin embargo este último sonreía como Eris a Marte.

– ¿Planeas usarlo?

–No–. Respondió su maestro Marte y An  sintió la mayor tranquilidad hasta dentro de unos segundos donde Plutón habló.

– ¿Yo puedo usarlo? –. Plutón mantenía la vista fija en Is, se lo comía y eso a An le molestaba tanto. Tenía las manos en  puños y Ofiuco lo miraba burlándose de él. No, no podía usarlo.

– ¿Cuánto te interesa?

– Como podrás ver a Ofiuco no le agrada muchas personas, pero le agrada el pequeño… algo debe tener ¿No es un rebelde oculto? –. Preguntó Plutón mientras todos observaban a Is, inspeccionándolo como un collar nuevo.

–No, el chico es como más idiota y sumiso–. Marte también se le quedo viendo. Tampoco lograba entender que le había visto Plutón, o la puta de Ofiuco en alguien como Is, era un niño dulce, sumiso que se reía de cualquier cosa que le pareciera graciosa. Nunca lo vería como un potencial sexual. Plutón estaba loco, pero eso no era nada nuevo, incluso algunos lo acusaban de ser un científico loco; uno sin muchos tornillos.

– ¿Dices que nunca lo has usado? –. Plutón dio un paso peligros a Is y Aries lo siguió cardiaco, intentando impedir que tocará a su hermano.

Justo cuando los dedos del Dios de los placeres tocaron los cabellos negros y largos del niño Is, quien no sabía cómo describir su mirada, lo supo: lo quería. Pero el muchacho al que siempre se cogía, An si lo recordaba se atrevió a golpear su mano y abrazar a su hermano, alejándolo de él.

Plutón tan sorprendido como los otros que allí se encontraba tocó su mano y noto que se iba deshaciendo una herida de quemadura. El muchacho An había hecho fuego y sin embargo el fuego no quemaba al muchachito que abrazaban sus brazos humeantes.

–Chico malo–. Plutón se acercó lentamente al causante de su herida que ya estaba más que cerrada, nada podía matar a un Dios más que el veneno negro de los escorpiones del Averno, las arañas de  Neptuno, las Serpientes  gigantes de medusa, la cava de rosas, el pez de Urano y el Copérnico animales ya extintos.

–Creo que esto puede resolverse–. Habló el Dios de la guerra, le agradaba Plutón, pero no podría matar a An, se supone que debía hacer guerra, pero el hecho de querer acostarse con Ofiuco quien se había portado muy travieso le impedía pensar  en matanza y traición–, ¿Algo que quieras que no sea matar a mis estudiantes? –. Plutón dirigió una mirada severa a Marte, ofendido por el trato de su amigo que no hacía más que dejar que se cogiera a sus estudiantes mientras él le prestaba las elegantes caderas y movimientos de su Ofiuco simplemente se retiró con clase.

–Ya se resolverá, por ahora me voy,  y el chico ¿Cómo se llama? –. Ofiuco siguió a su maestro elegantemente y con esa sonrisa ladina se dirigió tentándolo a lo que ahora le era prohibido al Dios de la guerra, quien acepto con enfado su castigo por no haber hecho lo que su amigo quería.

–Is, su nombre es Is. Lo que quieras solo dímelo ¿De acuerdo? Han sido mala racha tras otra entre nosotros que somos buenos amigos.

–ya te lo había dicho, lo quiero a él–. Hablo Plutón con un tono de voz colérico. Parecía querer asesinar todo a su paso. Empujó con una mano el cuerpo de An lejos y se acercó de nuevo a Is, quien vio con miedo como su hermano prácticamente voló lejos.

–escucha pequeño, a mí me gustan los niños buenos y espero que cuando vuelva por ti, tú lo seas ¿Lo serás? –. Is sin entender lo que pasó asintió–, genial. Vendré dentro de diez lunas, lo quiero listo y VIRGEN ¿Quedo claro? En cuanto a ti–. Apuntó a Aries quien no dudo en mirarlo mal, la mirada que por muchos años se había guardado– Vete despidiendo de tu hermanito que nunca dejare que lo vuelvas a ver…

–Plutón vamos a…

–No me interrumpas Marte, si tus putas no están muertas es porque te guardo respeto y cariño, solo te pido que me des al niño en el que pareces menos interesado. Si no quieres simplemente me iré y no te acercaras a mis amantes de nuevo–. Marte miro a Ofiuco, este seguía mirando a Is quien ahora ayudaba a An a levantarse, después giro la cabeza y lo miro a él, su mirada salvaje le provocaba, no sabía que era pero Ofiuco parecía conocer cada uno de sus pecados y eso le gustaba.

– ¿En diez lunas? –. Preguntó Marte y An  protesto, siendo callado por Jo con un manotazo.

–Sí…

–Está bien, pero…

–Ofiuco, ve–. El nombrado suspiró y se fue al lado de Marte con su sensual sonrisa y bellos movimientos, acariciando la cabellera de su nuevo amiguito antes de perderse con el Dios por los pasillos.

–Mian–. Lo llamó Plutón y Mian asintió, siguiéndolo.

An la había cagado.

–La has cagado–. Anunció Jo.

– ¿Me voy a ir? –. Preguntó Is de forma triste–, ¿Plutón me va a llevar?

–Sí –. Respondió Jo.

…fin del flashback…

– ¿Qué quieres de mí? ¿Qué grite las coordenadas de la osa mayor? No las sé; tú, cosa…lo que seas ¿Los nombres de cada puta estrella? ¿Qué las cuente? ¿Cómo diablos voy a seguirlas joder? No te quedes callado.

La voz de alguien gritando lo despertó, Aries había estado durmiendo muy mal, recordando el pasado y ya no tenía sueños húmedos con Leo, daba mala señal.

– ¡Maldita cosa, tengo hambre no comí nada por tu causa estúpida casa! –. Aries bajo la cabeza hasta lograr observar como un chico rubio con un corte moderno golpeaba la puerta, sus ropas parecían finas y logro ver el tatuaje de Tauro en su nunca, él tenía uno exactamente con el mismo estilo, pero de Aries en el pecho. Leo también poseía uno, pero alrededor del ombligo lo cual le parecía muy sexy.  Hubiera preferido a Leo que a este chico que no era su tipo, demasiado musculoso para él– , ¡Eh, tú en el cielo!–. Le habló finalmente el muchacho, Aries lo saludo con un movimiento de cabeza mientras que Tauro dio un sacudón con la mano– ¿Me ayudas?

 

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Capítulo  2: Tauro de la casa del Toro.

 

Notas finales:

También disponible en Wattpad.

https://www.wattpad.com/user/lyioharrison

 


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